T odo comenzó una fría tarde de abril allá por el año 79, mientras conversaba junto a un amigo de la infancia, compañero de todas mis correrías de jovenzuelo siempre acompañado de mi guitarra. Sentados bajo un viejo castaño al costado de la iglesia del pueblo de Ninhue. -¿Te gustaría ser cura? Me dijo, y yo atónito por la inesperada pregunta apenas alcance a decir - ¿Que me dijiste? - ¡Eso poh! si te gustaría ser cura como el padre Andrés. - ¡Puchas claro que si! pero como será posible eso si ni siquiera tengo el cuarto medio. A decir verdad siempre había querido ser cura, y el modelo de sacerdote que admiraba era justamente la persona del Padre Andrés, un cura choro en el buen sentido de la palabra, trabajador, un fiel luchador por el bien y la justicia de los hombres, misionero por excelencia, no en vano había emigrado desde España a estas lejanas tierras para ejercer su apostolado. -Ya explícame como es eso que aun no teniendo el cuarto medio puedo llegar a ser cura. - mira existe la posibilidad de completar la enseñanza media incluso a partir algunos cursos de enseñanza básica en Portezuelo para jóvenes de escasos recursos y que sientan la vocación sacerdotal, por supuesto también en forma paralela deben ir al obispado de chillan a las jornadas vocacionales que se dictan en la casa de ejercicios “Tabor”. Y bueno la invitación ha llegado a todas las parroquias que pertenecen a este decanato costa y nuestra parroquia esta dentro de dicho decanato. Hoy justamente el padre Andrés nos explico y nos planteo la posibilidad de ir a estudiar a Portezuelo. El único que acepto fui yo, pero no quiero ir solo, por eso te invito a ti. Piénsalo y me das una res puesta. Ojala sea positiva y así nos vayamos juntos a estudiar para ser curitas. Mi amigo hablaba muy en serio y se notaba a la legua que no quería ir solo por eso un poco desesperado me planteo la tremenda pregunta. Para que decir como trabajaba mi mente si bien es cierto deseaba servir a Dios y a los hombres mis hermanos la responsabilidad ante tan gran decisión era tremenda. Me costo conciliar el sueño esa noche y aun mas me quedaba saber la opinión de mi familia en especial la de mi Madre cuando le comentara mi decisión de ser sacerdote No seria fácil, ya que los Padres siempre esperan que sus hijos tengan un buen trabajo para que les mitiguen en algo su esfuerzo por años de sacrificios, ser cura no es una profesión muy aceptada por las familias, a pesar que desde niños nos inculcan el amor a Dios y al prójimo. Pero jamás esperan que sus hijos tomen la decisión de ser curas. La tenia bien difícil, se formo una lucha descomunal en mi interior algo me decía “si tu debes ser cura, servir a Dios y a tu prójimo” y por otro algo o alguien me decía “no como se te ocurre tamaña idea” ¡aléjate de eso! Y así pasaban las interminables horas sin poder dormir hasta que cansado de ser tironeado de un lado a otro me enfade con dichos entes diciéndoles ¡ya poh déjenme dormir! Aun hoy me causa risa y emoción al recordar aquella bendita y agitada noche. A pesar de no haber sido invitado directamente por el curita me acerque a el y nervioso le expuse mi inquietud por años guardada bien adentro de mi corazón, de cómo me había enterado y le pedí si me aceptaba como uno de esos muchachos de escasos recursos con ganas de ser sacerdote. Después de una buena charla en la cual me expuso todo lo que significaba la vocación del sacerdocio acepto enviarme al liceo de Portezuelo corriendo el con los gasto de mi estadía hasta que terminara la enseñanza media. Como yo ya estaba asistiendo a las jornadas vocacionales antes de ingresar al liceo conocía algunos muchachos que ya estaban asistiendo a clases. Eso me favoreció un poco ya que mi amigo después de tanto rogarme que lo acompañara, el día en que nos llevaron a matricularnos se echo para atrás y no quiso estudiar, todo por lo estricta y férrea disciplina que nos exigía la entidad educacional. Aunque para mi no tenia nada de exigencia, por nombrar algunas cosas, se prohibía fumar, ingerir alcohol, salir fuera de el establecimiento sin autorización de las autoridades, régimen de internado con salida una vez al mes a casa en especial para todos los alumnos en que sus domicilios quedaran muy distantes, el pololeo por supuesto también estaba vetado con mayor razón para nosotros que íbamos con una sola meta Ser Sacerdotes. Nos debíamos solo a los estudios y participar en las misiones y jornadas vocacionales. Insertos en el diario quehacer del alumnado común. Hay que destacar que el liceo era y sigue siendo mixto cuyo fundador y sostenedor es el Padre Ricardo Sammon O brien Por lo tanto un liceo católico. Donde la prioridad numero uno en la educación de sus alumnos es la de formar ante todo hombres con valores. Todo eso no fue del agrado de mi amigo y me quede solo, aunque le rogué para que se matriculara, no hubo caso. Pasaron dos semanas, una vez reunidas las cosas necesarias para mis estudios y haber obtenido la venia de mi madre, muy de mañana nos fuimos en camioneta a portezuelo recuerdo era una fría mañana de mayo, aunque el sol ya se asomaba a través de la cordillera de los andes, los rayos del astro rey no lograban entibiar la tierra. El rocío empapaban los gélidos pies de los niños campesinos que bajaban de los cerros al colegio. Al cabo de dos horas de viaje llegamos al pueblo, el liceo se encontraba al frente de la plaza colindando con la iglesia, al entrar fuimos recibidos por el entonces rector don Guillermo Mora, me despedí del Padre Andrés. En tanto, un profesor me guiaba a través del liceo mostrándome cada dependencia. Por mi mente pasaban tantos pensamientos, a pesar de tener ya casi 19 años aun me sentía ajeno a aquel lugar. Sin embargo mi primer día en clase y sobretodo en el internado fue inolvidable. Como era miércoles se tenía por costumbre o tradición realizar veladas artísticas después de la cena. Como una manera de entretener al alumnado interno. Por suerte conocía a varios alumnos con los cuales compartía en las jornadas vocacionales y con Manuel Neira se nos ocurrió participar realizando pequeños scketh. Así me hice conocido, al día siguiente ya no me sentía forastero. Claro y con mayor razón ya que al estudiar como alumno libre debía trasladarme de sala en sala entre el primer y segundo año de educación media para poder tomar los ramos científicos humanísticos dictados en diferentes horarios. Así junto a 17 compañeros más que estábamos en el mismo proceso de completar nuestros estudios y a la vez viviendo una especie de preparación y apostolado nos integramos en el diario vivir del liceo parroquial. Dedicándonos con sacrificio, abnegación y espíritu de servicio a nuestros compañeros mas pequeños. La oración tenía un especial énfasis dentro de las aulas y en cada comida. La disciplina era bien catalogada y sobre todo en cuanto al orden y aseo del recinto. Todo se realizaba por nosotros mismos, había turnos para el aseo de cada lugar, Los baños, los dormitorios, el comedor, los patios, el hall, la preparación del desayuno, muy de mañana había que levantarse para preparar los panes con mermelada o mantequilla, la leche en los grandes fondos. Recuerdo lo que mas nos costaba era encender el fuego a veces cuando no entrábamos los trozos de leña, estos humedecidos por la lluvia, o el rocío de los días de invierno, encenderlos era una odisea. También había turnos para lavar los vasos, las bandejas, servir la comida, picar la leña, Y bendecir los alimentos en cada merienda. Incluso cuando debíamos ir a visitar nuestros hogares los profesores a nuestro cargo no nos dejaban llevar la ropa sucia. La idea era ir a verlos, compartir con nuestros padres y no llevarles trabajo. Los internos que vivíamos mas lejos salíamos una vez al mes a nuestras casas. Por las tardes después de la cena había una hora para los estudios, los que sabían mas en alguna materia ayudaban al reforzamiento de los menos entendidos. Había actividades extra programáticas como realizar deportes, participar en coro, conjunto folklórico, obras de teatro. Y por supuesto obras sociales: como atender el hogar de anciano a cargo de la parroquia y visitar enfermos. A mi me encantaba las actividades deportivas, en especial los campeonatos de baby fútbol que se realizaban por las noches. Hasta el Curita participaba y los profesores para que decir, ahí todos éramos iguales jejeje los que han jugado me comprenderán a que me refiero. Y como olvidar los festivales de la canción ya sea en género inédito y popular, aun tengo mi diploma por el tercer lugar obtenido en uno de tantos. Los aniversarios del liceo, esos si que eran para no olvidarlos nunca mas en la vida. Se formaban bloques donde participaba todo el alumnado tanto internos como los alumnos regulares, no hay que olvidar que el liceo es mixto e imparte educación desde kinder a cuarto año medio, los apoderados y ex alumnos participaban en forma alegre y entusiasta. Cada bloque elegía su candidata a reina, y se esmeraba por conseguir el trofeo tan querido y codiciado por las alianzas. Un Cristo tallado en madera. Y la coronación de la reina ante la reina Primera “la Virgen Maria”. Había distintas actividades todas en pro de nuestro propio liceo lo que conllevaba a nuestro propio bienestar. Cada curso junto a su profesor jefe planificaba y organizaba los integrantes para llevar a cabo cada una de las actividades a realizar durante esa semana, las clases se suspendían a eso de las 13:00 recuperando las horas una vez terminado el aniversario así que nada quedaba al azar. Las competencias eran bien reñidas cada bloque luchaba con todas sus fuerzas por ser el vencedor. Siempre recordare el tipo de actividades realizadas, eran geniales, para que se vayan enterando y conozcan como era su liceo en aquellos tiempos mozos. Competencia a realizar: acarreado de leña, para eso los apoderados que poseían camiones los facilitaban y a las 4 de la mañana un grupo de alumnos y ex alumnos nos íbamos a los bosques de pinos ubicados en los cerros cercanos para traer leños secos. Pintado de fachada, salas y mobiliario. Trabajos en albañilería tales como construir escalinatas y veredas al interior del recinto. Demolición de piezas antiguas para construir salas o dormitorios nuevos. Trabajos en carpintería, confección de camarotes y casilleros para los dormitorios. Las salas debían estar bien presentadas en su interior, eso significaba reparación y limpieza del mobiliario pintura de las paredes, sus vidrios sanos y transparentes. Botiquín, basureros, borradores y pizarra todo en orden. Picado de leña con varios participantes por bloque, los cuales debían ser atendidos por azafatas vestidas con trajes típicos del folclor chileno las que esperaban con música y bailes debajo de unas carpas o tiendas levantadas para cada ocasión. A los picadores de leña se les daba agua con harina, mote con huesillo heladito o jugos naturales según lo acordado por cada bloque. En cuanto al deporte: había competencias de baskeboll, voleibol, baby fútbol en damas y varones, atletismo: carreras de los cien y 200 metros planos, maratón. En lo artístico: estaban los festivales de la canción inédita, popular y folklórica, recreaciones de alguna obra teatral, doblajes de cantantes solistas o grupos. Recitación de poemas, competencias de bailes. Y para que el pueblo también se entretuviera y compartiera esa hermosa fiesta se hacían desfiles de carros alegóricos Bailes de “diablada” baile típico de la zona norte en especial Andacollo, obras de teatro, presentación del coro polifónico formado por los alumnos, todo esto dirigidas por el profesor de música Roque González. Al final después de todas esas bellas actividades se entregaba el gran premio soberanamente merecido al bloque ganador El “Cristo” Tallado en madera que durante el año estaba colgado en un pequeño hall que comunicaba las oficinas de Inspectoria General y la Rectoría. Es imperioso recordar las misas dominicales los sermones con sentido espiritual y social dados por el padre Ricardo. Las veces que me toco salir a misionar a las distintas comunidades, enseñando la palabra de Dios en forma entretenida y didáctica por medio de recreaciones y cuadros plásticos de pasajes bíblicos. Acompañando los cantos con guitarras y una vez finalizadas las misiones se hacían las convivencias con todas las personas del lugar, era increíble la amabilidad, el cariño de la gente y sobre todo la inmensa fe en Dios todo ello inculcado por el gran sacerdote Pbro. Ricardo. Así fue mi vida en aquel gran liceo que aun hoy sigue entregando todo lo mejor de sus enseñazas y valores personales. Formando hombres y mujeres de bien. Hoy a pesar de haber ido con la esperanza de ser curita, y no haberlo logrado por razones netamente personales, soy un hombre lleno de profundas virtudes y valores. Todas ellas aprendidas en las dos grandes escuelas que he tenido en mi existencia. Mi Familia y el Liceo Nuestra Sra. Del Carmen de Portezuelo. Agradezco a quienes hicieron de este humilde servidor. Un Hombre Cristiano amante de la naturaleza y el silencio. Y que vive Feliz porque soy Hijo de Dios así como lo son Ustedes mis queridos lectores. Que Dios les bendiga, les colme de éxitos en la vida, luchen por ser buenas personas Luchen por su Liceo, respétenlo, admiren a sus profesores y apóyense unos a otros. Gabriel Velozo Gajardo Dedicado al Pbro. Padre Ricardo Sammon O Brien Párroco. Parroquia: Nuestra Sra. Del Carmen de Portezuelo. Marzo de 2007