DERECHO CIVIL I. Tema XV: ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO.

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DERECHO CIVIL I.
Tema XV:
ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO.
LA VOLUNTAD COMO ELEMENTO ESENCIAL DEL ACTO JURÍDICO. LA DECLARACIÓN DE
VOLUNTAD.
El fundamento de todo negocio o acto jurídico es la voluntad de conseguir un efecto práctico determinado.
Toda voluntad, para ser jurídicamente relevante, ha de exteriorizarse; por ello el elemento básico es la
declaración de voluntad, esto es la voluntad exteriorizada. Esta declaración puede ser:
• Expresa.
• Tácita: cuando se realiza un acto no dirigido a comunicar esa voluntad, pero de ese acto se deduce su
existencia. Son los llamados hechos concluyentes o facta concludentia.
Valor jurídico del silencio:
Junto a la conducta activa por parte del sujeto, se plantea la cuestión de, si las omisiones pueden tener
relevancia a efectos negociales.
En principio, el silencio no es una declaración de voluntad, no obstante el tribunal supremo, en algunas
ocasiones, ha defendido lo contrario, cuando dada una determinada relación entre dos personas, la buena fe
impone el deber de hablar.
• Recepticia: para su eficacia deben de ser dirigidas a un destinatario concreto, de manera que, solo
producirán sus efectos desde que este las conozca o pueda conocerlas.
• No Recepticia: las que producen sus efectos por el mero hecho de su emisión, sin necesidad de un
destinatario concreto. Ej. La renuncia a un derecho.
VICIOS DE LA VOLUNTAD Y VICIOS DE LA DECLARACIÓN.
Siguiendo a CASTAN las condiciones de existencia y validez del negocio jurídico son:
• Capacidad para celebrar el negocio.
• Manifestación o declaración de voluntad.
• Que la voluntad no se encuentre viciada.
• Que exista concordancia entre la voluntad interna y la declarada.
• Voluntad no viciada
La voluntad del sujeto que realiza el negocio jurídico solo puede considerarse correcta cuando se forma de
manera consciente y libre.
Faltando estas condiciones se dice que la voluntad está viciada.
Los vicios de la voluntad regulados en el código civil son: Art. 1265 CC: será nulo el consentimiento
prestado por error, violencia, intimidación o dolo.
• Error:
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Es una falsa representación mental de la realidad que vicia el proceso de formación de la voluntad y opera
como presupuesto para la organización del negocio, de manera que este no se hubiere producido de haberse
conocido exactamente la realidad, o se habría querido de otra manera.
♦ Error propio − obstativo:
El error tiene un alcance diferente cuando afecta a la formación de la voluntad y cuando se produce en la
declaración de la voluntad.
Formación de la voluntad: error propio o error como vicio de la voluntad.
Manifestación de la voluntad distinta a la que internamente se tiene: error obstativo o error en la declaración.
♦ Error de hecho − de derecho:
El error propio puede ser a su vez error de hecho o de derecho. El primero consiste en la falsa representación
de la realidad fáctica y el segundo de la realidad jurídica.
• Error de derecho:
Historicamente, se ha admitido la relevancia invalidante del error de hecho, pero ha planteado más problemas
la posibilidad de impugnar un negocio alegando error de derecho de la gente. La negativa a admitir el error de
derecho se basa en la regla recogida en el Art. 6.1.2º: el error de derecho producirá únicamente aquellos
efectos que las leyes determinen.
Sin embargo, la doctrina más moderna plantea el problema desde un enfoque distinto. Dice que quien sufre y
alega error de derecho no pretende eludir el cumplimiento de la ley, sino que no se derive de la negociación
unas consecuencias distintas de las que se habían tenido en cuenta al celebrar el negocio y que derivaban de
una falsa interpretación de la norma jurídica. En este sentido, tanto la doctrina, como la jurisprudencia, admite
el error de derecho como causa invalidante de un negocio.
• Error de hecho:
Recae sobre la circunstancia fáctica. Art. 1266 CC: para que el error invalide el consentimiento, deberá
recaer sobre la sustancia de la cosa que fuere objeto del contrato, o sobre aquellas condiciones de la misma
que principalmente hubiesen dado motivo a celebrarlo. 2º El error sobre la persona solo invalidará el
contrato cuando la consideración a ella hubiese sido la causa principal del mismo. 3º El simple error de
cuenta solo dará lugar a su corrección.
Estas circunstancias facticas que pueden dar lugar al error de hecho son muy diversas y pueden dar lugar a
distintos supuestos del error:
♦ Error sobre la sustancia de la cosa:
No se refiere este supuesto a un error sobre la identidad de la cosa misma, sino sobre la materia de la que está
hecha la cosa.
♦ Error sobre las condiciones o cualidades de la cosa.
♦ Error sobre la cantidad:
Error referido a la medida, peso o extensión de la cosa. Arts. 1469 a 1472 CC.
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♦ Error sobre la persona:
Error sobre la identidad de la persona o sobre sus cualidades (Art. 1266.2 CC).
Las cualidades en las personas, tienen importancia, sobre todo en los contratos intuito personae (se realizan en
función de las cualidades y características del contratante)
♦ Error de cálculo o de cuentas:
Se refiere en aquellos casos que, sentadas correctamente las bases del cálculo, la operación se realiza
erróneamente.
Art. 1266.3 CC. solo da lugar a corrección el simple error de cuenta.
♦ Error en los motivos:
Las motivaciones internas o subjetivas que llevan a una persona a celebrar un negocio carecen de toda
relevancia.
Requisitos del error. Art. 1266 CC:
La trascendencia del error como vicio de la voluntad causante de la invalidez del negocio, se ha considerado
siempre de forma restrictiva. Por ello, se han establecido una serie de requisitos para que el error sea
relevante. Son que el error sea:
♦ Esencial: el error ha de haber sido determinante de la declaración de voluntad.
♦ Excusable: es inexcusable cuando puede ser evitado empleando una diligencia media.
♦ Dolo:
Art. 1269 CC: Hay dolo cuando con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno
de los contratantes, es inducido el otro a celebrar el contrato que, sin ellas, no hubiera
hecho.
Es necesaria una conducta que pueda consistir tanto en una acción como en una omisión.
Así, se considera dolo, no sacar a la otra parte de un error conocido.
Empleado solo por uno de los contratantes. Si las dos partes actúan dolosamente, ambas
actuaciones se compensan. Art. 1270.1 CC: para que el dolo produzca la nulidad de los
contratos, deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes.
Si el dolo proviene de un tercero no da lugar a la impugnabilidad del contrato, sin perjuicio de
la acción de responsabilidad extracontractual de ese tercero.
Es necesario que no exista connivencia del tercero con el beneficiario por el dolo.
Dolo grave: que sea llevado a cabo con intención consciente y deliberada de engañar a otra
persona. No hay ánimo de engañar cuando se alaban las excelencias de un producto de forma
exagerada según la técnica comercial (dolus bonus). La legislación específica de
consumidores y usuarios limita cada vez más el ámbito del dolus bonus.
El engaño tiene que haber sido determinante para la celebración del contrato. Si recae sobre
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circunstancias secundarias se habla de dolo incidental. Art.1270.2 CC: el dolo incidental solo
obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios:
Efectos:
El dolo es causa de anulación del contrato; pero si además ha causado daños al otro
contratante deberá indemnizarse.
♦ Violencia e intimidación:
◊ Violencia:
Art.1267.1 CC: Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea
una fuerza irresistible.
• Intimidación:
Art. 1267.2 CC: Hay intimidación cuando se inspira a uno de los contratantes el
temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o
bienes o en la persona o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes. La
jurisprudencia extrae los siguientes requisitos:
◊ Debe tratarse de la amenaza de un mal cuya producción está en manos de quien
realiza el acto de intimidación.
◊ La amenaza puede proceder tanto de la otra parte contratante como de un tercero. Art.
1268 CC: la violencia o intimidación anularán la obligación, aunque se hayan
empleado por un tercero que no intervenga en el contrato.
◊ El mal ha de ser inminente y grave.
◊ Suele exigir que se trate de un mal antijurídico.
◊ Art. 1267.3 CC: Para calificar la intimidación debe atenderse a la edad y a la
condición de la persona.
◊ Art.1267.4 CC: el temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y
respeto no anulará el contrato.
◊ El deseo de evitar el mal amenazado ha de ser el motivo determinante para la
declaración de voluntad.
DISCREPANCIA ENTRE LA VOUNTAD INTERNA Y LA DECLARADA
Error obstativo:
El error propio era un error que consistía en un defectuoso conocimiento de la
realidad, en cambio el error obstativo o impropio es un error que se da en el momento
de la declaración de voluntad.
La discrepancia consiste en realizar una declaración con un significado, según la
apreciación corriente, que no se corresponde con nuestra verdadera voluntad.
Supuestos de:
• Lapsus linguae.
• Lapsus calami.
El código civil no regula el error obstativo, y la doctrina se ha planteado cual es el
régimen de ineficacia de este negocio.
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Algunos autores consideran que la declaración, en estos casos, es absolutamente nula,
porque en realidad no hay voluntad.
Otros autores (la mayoría) creen que habría que aplicar el mismo régimen que al error
vicio de la voluntad, y ello porque el CC no hace distinción entre los dos tipos de
error y porque en muchos casos, en la práctica, no es fácil distinguir entre ambos.
Habrá que tener en cuenta las circunstancias y los principios de responsabilidad y
confianza para tener por valida la declaración.
Reserva mental:
Cuando el sujeto declara una voluntad, pero en realidad, solo quiere crear una
apariencia falsa, supuesto de discrepancia consciente entre el querer interno y la
manifestación externa de la misma. En general, esta no tiene relevancia alguna y por
tanto, el acto o negocio será perfectamente válido. Este principio solo se discute en el
caso del matrimonio, en el cual, daría lugar a la nulidad.
Declaración no seria (iocandi causa):
Declaraciones en broma, la importancia práctica de estos supuestos es casi
inexistente, porque el que recibe la declaración conoce las circunstancias en que se
realiza. No obstante, podría llegar a considerarse como válido esa declaración de
voluntad, sobre la base de los principios de responsabilidad y confianza.
SIMULACIÓN:
Según DE CASTRO, hay simulación cuando se oculta, bajo la apariencia de un
negocio jurídico, otro propósito negocial. Ej. Se aparenta vender cuando en realidad
se está haciendo una donación. La finalidad es siempre engañosa, aunque no
necesariamente ilícita. Puede ser de dos tipos:
⋅ Absoluta: cuando tras la apariencia no hay, en realidad negocio alguno.
⋅ Relativa: cuando tras la apariencia se esconde otro negocio.
Al negocio que se aparenta se le llama negocio simulado, y al que se realiza de
verdad se le llama negocio disimulado.
La acción para pedir acción de simulación, se considera declarativa e imprescriptible
y se considera legitimado para solicitarla cualquiera que ostente un interés legítimo.
Efectos de la simulación:
⋅ Inter partes:
Nuestro Código Civil no regula de forma orgánica la simulación, tan solo hace
referencia a ella en algunos preceptos (Ej. Arts. 628, 1276). A pesar de ello, la
jurisprudencia entiende que, si la simulación es absoluta el negocio es nulo; pero si la
simulación es relativa el negocio simulado es nulo, pero el disimulado es válido, si
reúne los requisitos que la ley establece. En la práctica es objeto de litigios la validez
de las donaciones disimuladas bajo una compra − venta.
El Art. 633 CC: Para que sea válida la donación de cosa inmueble, ha de donarse
en escritura pública, expresándose en ella individualmente los bienes donados y el
valor de las cargas que deba satisfacer el donatario. Tradicionalmente la
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jurisprudencia ha considerado estas donaciones nulas, ya que la voluntad de donar
debía de constar, explícitamente, en la escritura pública. Últimamente el tribunal
supremo viene admitiendo la validez de la donación si la compra − venta se realizó en
escritura pública.
⋅ Frente a terceros:
Estos terceros pueden impugnar el acto simulado, si perjudica sus intereses, además si
el tercero ha adquirido algún derecho a titulo oneroso y de buena fe del titular, o del
que aparece como titular va a resultar protegido en su adquisición.
Negocio fiduciario:
Se denomina así, aquel en que las partes utilizan un negocio jurídico para resultados
distintos de los que ordinariamente se derivan por él. Este se caracteriza por la
desproporción entre el negocio celebrado y la finalidad perseguida por las partes; se
llama fiduciario porque se basa en la fiducia o confianza que una persona pone en la
otra.
La doctrina distingue dos tipos:
⋅ Fiducia cum creditore:
Se da en aquellos casos en los que el negocio tiene por objeto asegurar al acreedor el
cumplimiento de una obligación. Ej. Para garantizar una deuda, el deudor (fiduciante)
transfiere la propiedad al acreedor (fiduciario) hasta que se pague la deuda y una vez
pagada, el acreedor deberá trasmitir el bien al deudor. Esto se llama venta en garantía.
A pesar de celebrarse una compra − venta las partes no quieren que el acreedor
adquiera definitivamente la propiedad sino, solo con fines de garantía.
⋅ Fiducia cum amico:
El negocio se contrae, preferentemente, en provecho del fiduciante y no del fiduciario
y se da en supuestos en que se trasfiere un bien o un derecho con finalidad de
administración, cobro Ej. Transmisión de bienes de la iglesia a particulares durante la
guerra civil, para evitar que el estado los absorbiera.
La doctrina del negocio fiduciario surgió en Alemania a finales del XIX sobre la base
de ciertos textos romanos y de ahí paso a Italia y posteriormente a España, si bien no
está regulado en el CC. Existen diversas teorías de la naturaleza y efectos del negocio
fiduciario. La concepción clásica es la
◊ teoría del doble efecto:
El negocio fiduciario es un negocio jurídico de naturaleza compleja. En el confluyen
dos contratos independientes:
• Uno real de transmisión plena del dominio.
• Otro obligacional, por el que el adquirente formal se comprometía a
transmitir la cosa al fiduciante cuando se hubiera cumplido la
finalidad fiduciaria.
Las consecuencias de esta teoría es que la titularidad del adquirente fiduciario es
completa y perfecta, de manera que si trasmitía la cosa a un tercero de mala fe, la
trasmisión era válida y eficaz y el fiduciante solo podía dirigirse contra él exigiendo
una indemnización por daños y perjuicios. Además los acreedores del fiduciario
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podían ejecutar el bien trasmitido (embargar). Esta teoría que llegó a ser mayoritaria
en la doctrina española y admitida también en la jurisprudencia está prácticamente
abandonada tras la crítica que a la misma realizo DE CASTRO.
◊ Frente a la teoría del doble efecto De CASTRO propuso otra manera de explicar el
negocio fiduciario, que supone la atribución al fiduciario de la llamada titularidad
fiduciaria.
Para de castro el negocio fiduciario sería una negocio simulado relativamente, de esta
manera la transmisión de la propiedad sería también una transmisión simulada, pero
que oculta un negocio que sí se quiere. Como no hay transmisión de la propiedad, la
propiedad del bien continúa en el fiduciante; sin embargo lo que caracteriza el
negocio fiduciario es el hecho de que el fiduciario se presenta frente al exterior, como
titular dominical de la cosa (dueño de la cosa). Esta titularidad se denomina
titularidad fiduciaria, porque tiene su origen en el pacto fiduciario.
Conforme a ella, si el fiduciario dispone de la cosa a favor de un tercero de buena fe y
a titulo oneroso la transmisión será válida y eficaz, pero no puede ser considerado
propietario en los demás casos.
LA FORMA.
A propósito del acto o negocio jurídico se habla de forma en dos sentidos:
⋅ Como medio de exteriorización de la voluntad, en este sentido, todo negocio
tiene una forma y esa forma puede ser de cualquier clase (verbal, escrito).
⋅ También puede entenderse la forma en el sentido de que el derecho impone
un determinado medio de exteriorización para que la declaración de voluntad
sea válida y eficaz.
Dentro de este caso se incluyen también las formalidades añadidas que el
ordenamiento a veces establece Ej. La intervención de un determinado funcionario
público (Ej. Encargado del reg. Civil) o la inscripción en un determinado registro
público. En estos casos se habla de forma ad solemnitatem. De manera que el negocio
que no se celebre de esa manera es declarado nulo.
Es necesario distinguir entre forma
Ad solemnitatem
Ad probationem.
Esta es necesaria, no para la validez del negocio sino para la prueba del mismo, por
tanto el negocio sería válido sin esa forma pero solo podría ser probado a través de la
forma preescrita.
Esta clase de forma surgió en Francia a finales del XVII donde, fruto de la
desconfianza hacia las declaraciones de testigos en juicios, se exigió que los contratos
que superaran una cierta cuantía, debían constar por escrito y si no constaban por
escrito solo podían ser probados por confesión. Esta tradición se recogió en el código
civil francés y luego en otros posteriores.
El principio de libertad de forma y sus excepciones:
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Frente al formalismo que dominaba en derecho romano y en las partidas, se impuso
en Castilla el llamado principio espiritualista o de libertad de forma, recogido en el
ordenamiento de Alcalá de 1348. Esta tradición paso al Art. 1278 CC: Los contratos
serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan celebrado, siempre
y cuando en ellos concurran las condiciones esenciales para su validez.
Este principio tiene algunas excepciones en nuestro derecho, existen casos en los que
se exige la forma ad solemnitatem. Ej. Matrimonio, donación de bienes inmuebles,
constitución del derecho real de hipoteca. De todas formas hay que tener en cuenta
que la jurisprudencia suele interpretar de manera muy flexible los requisitos de
forma, salvo en los negocios a título gratuito, donde si no se cumplen se declaran
nulos.
Hay que tener en cuenta también lo dispuesto en los Arts. 1279 y 1280 CC.
El Art. 1280 relaciona una serie de actos que requieren bien documento público o
bien documento privado.
El Art. 1279 dispone que: si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u otra
forma especial para hacer efectivas las obligaciones propias de un contrato, los
contratantes podrán compelerse recíprocamente a llenar aquella forma desde que
hubiese intervenido el consentimiento y demás requisitos necesarios para su
validez.
El problema que han planteado estos artículos es determinar la relación que hay entre
ellos y si la forma del artículo 1280 es ad solemnitatem, ad probationem o algo
distinto.
Para un cierto sector de la doctrina, que admite en nuestro derecho la forma ad
probationem, este tipo de forma sería la establecida en el Art. 1280 CC (minoritaria).
En general, la mayor parte de la doctrina entiende que ni el Código Civil, ni la Ley de
Enjuiciamiento Civil limitan la libertad de prueba en relación con la forma de los
contratos. Por ello niegan la existencia en nuestro derecho de la forma ad
probationem, de esta manera los actos enumerados en el Art. 1280 pueden probarse
por medios distintos del documento público o el documento privado (existe el
principio de libre valoración de la prueba).
Por tanto, la interpretación mayoritariamente consolidada de estos Artículos, es que
lo que permiten estos artículos a las partes es compelerse judicialmente al
otorgamiento o al cumplimiento de esa forma. Esto es frecuente, por Ej, de la
transmisión o constitución de de derechos reales sobre bienes inmuebles porque solo
podrá inscribirse en el registro de la propiedad lo que consta en documento público.
DOCUMENTOS PÚBLICOS Y DOCUMENTOS PRIVADOS:
Entre las formas contractuales la más importante en la práctica es la forma escrita o
documental.
La forma escrita puede realizarse de dos maneras:
⋅ Documento privado: cuando solo intervienen en su otorgamiento los propios
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interesados.
⋅ Documento público: art. 1216 CC: Son documentos públicos los autorizados
por un Notario o empleado público competente, con las solemnidades
requeridas por la ley.
Documentos públicos:
Los llamados documentos oficiales a los que impropiamente se les denomina
documentos públicos, son en realidad documentos emitidos por entidades, por
organismos o dependencias públicas que no tienen atribuida la fe pública. Aunque no
tiene la misma eficacia que un documento público, sin embargo, tiene una mayor
eficacia que el documento privado. (Art. 319.2 LEC)
Clases de documentos públicos (Art. 317 LEC):
◊ Judiciales.
◊ Administrativos.
◊ Notariales.
En el ámbito del derecho privado, tiene especial importancia los documentos
expedidos por los notarios. A los que también se les llama instrumentos públicos y
también los documentos que expiden los registradores de la propiedad y mercantiles
respecto del contenido de los asientos registrales.
La regulación de los documentos notariales se contiene básicamente en la ley y
reglamento notariales (ley del notariado) de 1862 y 1944. Dentro de los documentos
notariales hay varias clases:
⋅ Escrituras públicas: son las que contienen negocios jurídicos de cualquier
tipo.
⋅ Actas notariales: son aquellos documentos en los que el notario consigna
hechos que le constan y que por su naturaleza no pueden calificarse como
negocios jurídicos.
Admiten formas muy variadas, de presencia, de notificación y requerimiento, de
notoriedad (para comprobar y fijar hechos notorios).
⋅ Otros:
⋅ Testimonios.
⋅ Legalizaciones notariales (para actos de menor entidad).
En las escrituras y actas notariales se puede distinguir entre matriz y copias.
La matriz es el documento, que firmado por los otorgantes, archiva el notario.
Las copias son las repeticiones literales de la matriz. Se llaman primeras
copias las que tiene derecho a obtener por primera vez, cada uno de los
otorgantes. Las segundas son posteriores copias que son las que se emiten
para los que ya han obtenido anteriormente la primera.
Si existe alguna diferencia entre matriz y copias prevalece la matriz (Art.
1220 CC), pero si la matriz ha desaparecido, las primeras copias prevalecen
frente a las posteriores copias (Art. 1221 CC). Art. 1120 2º CC: Si resultare
alguna variante entre la matriz y la copia, se estará al contenido de la
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primera.
Art. 1221.1º CC: cuando hayan desaparecido la escritura matriz, el
protocolo () harán prueba: 1º las primeras copias, sacadas por e
funcionario público que las autorizada ().
Son muy numerosas las ventajas del documento público frente al privado (Ej.
La escritura pública otorga preferencia al acreedor frente a otros acreedores
que concurran sobre el patrimonio del deudor Art. 1924. La escritura pública
es titulo ejecutivo (Art. 517 LEC). Solo los documentos públicos tienen
acceso al registro de la propiedad.
La mayor ventaja es la distinta eficacia probatoria de ambos documentos. La
eficacia probatoria de los documentos públicos es plena en todos sus aspectos
y frente a cualquiera en el ámbito extra − judicial, pero también en el ámbito
judicial tiene una eficacia probatoria privilegiada. En general cualquier
documento (público o privado) puede ser valorado por el juez como un medio
de prueba más. Cuando el documento goza de lo que se llama autenticidad se
configura legalmente como prueba privilegiada, en el sentido de que acredita,
por sí mismo, mientras no sea impugnado por falsedad. Determina hechos
que el juez ha de considerar probados (Art. 319 LEC). En los documentos
públicos, la intervención del fedatario público determina que el documento
sea autentico, en el sentido de que acredita por sí mismo, tanto frente a las
partes, como frente a terceros el hecho de que: se emitieron ciertas
declaraciones, la identidad de los otorgantes y la fecha de su otorgamiento.
En cambio no acredita la veracidad de las declaraciones respecto de las
cuales solo existe una presunción que puede ser destruida por otros medios
(en juicio) Art. 1218 CC: los documentos públicos hacen prueba, aun
contra tercero, del hecho que motiva su otorgamiento y de la fecha de este.
2º: También harán prueba contra los contratantes y sus causahabientes, en
cuanto a las declaraciones que en ellos hubiesen hecho los primeros.
Documentos privados:
El documento privado no es autentico por sí mismo, entre las partes y sus
causahabientes. El documento privado solo tiene la misma fuerza probatoria
cuando su autenticidad no haya sido impugnada por la parte a quien
perjudique. Si media impugnación se podrá pedir el cotejo pericial de letras
(Arts. 349 y 355 LEC) o cualquier otro medio probatorio para establecer la
autoría del documento.
Frente a terceros, el documento privado no tiene una especial eficacia
probatoria ya que, carece de las garantías que se derivan de la intervención de
un fedatario público. Solo hará prueba plena frente a terceros en cuanto a su
fecha, cuando se den algunas de las circunstancias que constan en el Art.
1227 CC,
Los tribunales suelen admitir también otros medios de prueba (al margen del
1227) de la certeza de la fecha.
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