LA FAUNA DEL URUGUAY EN EL PASADO

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LA FAUNA DEL URUGUAY EN EL PASADO
Megafauna del Pleistoceno
La gran fauna del Pleistoceno Superior (llamado Lujanense) habitó diez mil años atras
toda Sudamerica se trata de una fauna de mamiferos de gran diversidad, rareza y
tamaño. Elefantes, osos, tigres diente de sable, llamas de una tonelada, carpinchos de
150 kg. y extrañas criaturas emparentadas sólo lejanamente con animales modernos,
como los perezosos terrestres bípedos de varios metros de altura, animales
completamente acorazados relacionados con las mulitas, pero con el porte de un
hipopótamo; caballos, milenios antes de que los conquistadores españoles los volvieran
a introducir.
Contenido
Tabla del tiempo
Deriva continental
De dónde venían
Antiguos pobladores
Antiguos inmigrantes
Saltadores de islas
Gran intercambio biótico interamericano
Megafauna
Estado del arte
Bibliografía
Tabla del tiempo
El recuadro que acompaña este texto muestra el tiempo geológico dividido en eras,
períodos y épocas, como se usa en la Geología y la Paleontología. La escala de sus
tiempos escapa de nuestra percepción cotidiana. Consideremos cada año como un
milímetro. El viaje de Colón ocurrió hace medio metro, Cristo nació en el equivalente
de la estatura de un basquetbolista. Pero la edad mínima de un organismo para que sea
considerado fósil es al final del Pleistoceno, en la edad conocida en Sudamérica como
Lujanense, cuando se extinguió la fauna de que se hablará después. Esa antigüedad es
de diez mil años, o diez metros.
Esa es la edad mínima, y la mayor parte de la Paleontología tiene objetos de estudio
mucho más antiguos. Los dinosaurios, por ejemplo, vivieron hace unos 65 millones de
años, es decir, 65 quilómetros (desde Montevideo al balneario San Luis). Las
arqueobacterias que constituyen la evidencia de vida más antigua tienen una antigüedad
de tres mil ochocientos millones de años, casi desde Montevideo a Bahía en Brasil.
Deriva continental
De dónde venían
Es probable que incluso buenos conocedores de nuestra fauna de mamíferos autóctona
del presente queden sorprendidos ante esta afirmación: "la mayoría de sus integrantes
son inmigrantes relativamente recientes". Ciervos, pumas, jaguares, gatos monteses,
llamas, zorros, ratones de campo, el lobito de río, pecaríes y tapires tienen antepasados
que hollaron nuestro continente hace menos de tres millones de años.
Cuando el meteorito (o cualquier otra causa) extinguió a los dinosaurios al final del
período Cretácico hace cosa de 65 millones de años, el campo quedó libre para los
sobrevivientes mamíferos. Se produjo entonces un fenómeno que en Evolución se llama
radiación, y que consiste precisamente en un desembarco en toda una multitud de
profesiones ecológicas (llamadas nichos) que hasta entonces estaban vedadas por la
supremacía indiscutible de los dominantes anteriores.
Por ese tiempo, y desde hacía algunos millones de años, Sudamérica era un continenteisla, más o menos como hoy es Australia. El istmo de Panamá no existía y el
supercontinente austral Gondwana ya se había fragmentado. De ahí que durante un
largo tiempo se produjese en nuestro continente una evolución de mamíferos bastante
peculiar, con escasa relación con el resto del mundo. Naturalmente que ésto no impidió
que se produjesen algunos episodios aislados de intercambio, cuando llegaron los
antiguos inmigrantes y después con los saltadores de islas. Pero lo cierto es que ellos no
alteraron decisivamente la composición faunística hasta que hace 3 millones de años el
ascenso de la cordillera de los Andes provocase la formación del istmo de Panamá.
Antiguos pobladores
Los mamíferos que estaban presentes en América del Sur cuando este era un continente
isla eran, básicamente, tres: marsupiales,
ungulados y desdentados.
Comadreja
Los marsupiales están caracterizados por la
presencia de una bolsa en la que los recién
nacidos terminan de madurar después del
parto. Si bien hoy la tierra de los marsupiales
por antonomasia es Australia, nombre que de
inmediato uno asocia con canguros, todo
parece indicar que el origen del grupo se
encontró hacia la segunda mitad del
Cretácico en Norte o Sudamérica. Después se dispersaron desde allí hacia Eurasia, por
un lado, y hacia Australia y Antártida, a la sazón unidas. Es de destacar que la Antártida
entonces no era congelada como hoy. Durante buena parte del
Cenozoico, América del Sur albergó una fauna de marsupiales igual o
incluso mayor que Australia. Entre sus integrantes vivientes están las
comadrejas sudamericanas o zarigüeyas.
Completamente extinguidos, hubo también carnívoros del tamaño de
osos y un equivalente del tigre dientes de sable, otros grupos de
pequeños insectívoros y un par de familias con dentición que recuerda a
la de los roedores, incluyendo un equivalente de las ratas canguro, de
típico andar ricochetante.
Tapir
Otro grupo presente eran los ungulados, o animales con pezuñas.
Desde un grupo ancestral algo heterogéneo, llamado condilartros,
evolucionaron perisodáctilos (caballos, tapires, etc.), artiodáctilos (los
de pezuña hendida, como vacas, cerdos y otros) y otras formas
(elefantes, cetáceos) en todo el mundo. En nuestro continente se
desarrolló un conjunto muy peculiar, incluyendo los órdenes a que pertenecen los ya
mencionados toxodontes y macrauquenias, así como otros extraños grupos extinguidos
durante el Terciario, como los Piroterios, Astrapoterios y Xenungulados.
Armadillo
Finalmente, están los desdentados o xenartros, con muy
particulares formas, como los vivientes armadillos, perezosos
arborícolas y osos hormigueros, y los exclusivamente fósiles
gliptodontes y perezosos terrestres. Durante los largos
millones de años del Terciario, los desdentados tuvieron extraordinario auge y
excepcional diversidad.
Antiguos inmigrantes
Los roedores sudamericanos, exclusión hecha de los ratones de campo, comparten con
los africanos una condición que tiene el nombre de histricognatia, es decir, que tienen
las mandíbulas como Hystrix, el puercoespín del Viejo Mundo. En efecto, en estas
formas el ángulo de la mandíbula se origina lateralmente a la hilera dentaria, lo que
implica que los músculos pterigoides, de gran importancia para la peculiar masticación
de los roedores, es más largo.
Para explicar este parecido, se ha propuesto la hipótesis de la conexión africana. Pudo
haber ocurrido, por lo menos una vez, que islas flotantes, pequeños fragmentos del
continente africano expulsados al océano en las crecidas de los grandes ríos, hayan
tenido tal suerte que arribasen hasta nuestras costas.
Saltadores de islas
A fines del Mioceno, Nazca, la placa de corteza terrestre que produce terremotos en el
oeste de nuestro continente, ya había sido activada por América del Sur, que intentaba, e
intenta aún, pasarle por arriba, produciendo terremotos y vulcanismo. Otra consecuencia
de ese proceso es el levantamiento de cordilleras, en este caso, por supuesto, la de los
Andes. Ese proceso creó una hilera de islas volcánicas entre ambos continentes, los
embriones de los países centroamericanos. Para tener una idea de esto, puede mirarse la
constelación de islas del Caribe. Esta disposición de las islas permitió que algunos
animales terrestres hayan aprovechado sucesivas conexiones temporarias entre ellas,
para ir ganando paulatinamente la proximidad de la otra tierra firme, como quien va
saltando por las piedras para vadear un arroyo. Entre esos saltarines estuvieron los
prociónidos, familia a la que pertenece el mao pelada, también conocido por otros
nombres comunes, como el de osito lavador o mapache, o el científico de Procyon
cancrivorus.
Gran intercambio biótico interamericano
Hace unos tres millones de años se
levantó el istmo de Panamá,
terminando con el larguísimo
aislamiento de Sudamérica. Toda la
fauna y flora de dos grandes
continentes que habían evolucionado
por separado se mezclaron de este
lado y del otro, aunque no en forma
pareja. Nueve familias de mamíferos
sudamericanos se las arreglaron para
migrar hacia el norte, incluyendo
gliptodontes, mulitas, perezosos y
comadrejas, entre otros. De allá para
acá, sin embargo, el tránsito fue
mayor, con un número de familias
que llegó a quince, como las que
albergan a félidos, elefantes, tapires,
llamas y ciervos, por citar sólo
algunas.
Figura tomada de: Benton, MJ, 1996.
Paleontología de los Vertebrados.
Barcelona: Perfils.
Megafauna
Estado del arte
En años recientes, los estudios sobre la paleobiología de esta gran fauna han sido
bastante intensos. Por ejemplo, el estudio sobre la resistencia de las extremidades de los
gliptodontes, llevó a la conclusión de que podrian haber sido bípedos y haberse peleado
a coletazos, utilizando la maza que tenían en el extremo. El estudio de la gran
abundancia de herbívoros y la escasez de carnívoros produjo la hipótesis de que podría
haber habido perezosos gigantes de dieta más variada que la tradicionalmente propuesta.
Ya se mencionó el estudio de la extinción, y se puede anotar otros en curso sobre los
hábitos de otros integrantes de la fauna, pero lo más importante es todo lo que queda por
hacer para destacar este contingente, probablemente una de las faunas de mayor número
de mamíferos gigantes.
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