Creemos apropiado para la comprensión del surgimiento de la CTA

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Algunas reflexiones sobre la Central de los Trabajadores Argentinos
“Los cambios constantes en las relaciones humanas
van
generando a lo largo de la historia nuevos escenarios donde
se tienen que resolver las viejas contradicciones. El desafío
permanente pasa por entender esas relaciones y descubrir
esos escenarios”.
Vittorio Paulón
INTRODUCCIÓN
La CTA se plantea como autónoma frente al Estado, los partidos políticos y la patronal; a la
vez que establece como presupuesto la democracia sindical, en un claro corte con el
gremialismo peronista tradicional, verticalista y centralizado. También contempla la
apertura a otras organizaciones sociales que expresen las múltiples demandas de los
sectores populares y que reflejen la problemática del desempleo.
Nuestro propósito en este trabajo es explicar el surgimiento de la CTA desde tres
perspectivas diferentes. El cambio en el modo de producción capitalista a nivel
internacional que en nuestro país le impide al sindicalismo utilizar las vías tradicionales de
resolución de problemas. En segundo lugar, la política socioeconómica adoptada durante el
gobierno de Menem que busca un estado mínimo para un mercado eficiente. El período se
caracterizará por el imperio de las leyes de la oferta y la demanda, es decir el imperio de la
pobreza y el desempleo. Finalmente, frente a este gobierno que dice ser justicialista, surgirá
la añoranza por el viejo modelo nacional y popular. Más allá de los postulados de la central
–su planteo de autonomía partidaria fundamentalmente- creemos que existe una fuerte
herencia peronista en la organización sindical. Esta idea es central en nuestro análisis.
Haremos, en primer, lugar un breve recorrido histórico del sindicalismo “peronista”, no
sólo para comprender la propuesta sindical de la CTA que se enfrenta al viejo modelo, sino
también porque encontramos en las bases programáticas de la CGT de los Argentinos de
1968 –que surge también entre otras causas como alternativa al sindicalismo vandoristaimportantes coincidencias con la Central de los Trabajadores Argentinos. Luego, nos
concentraremos en el nacimiento de la Central y la coyuntura histórica –nacional e
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internacional- que aceleró su aparición. No pretendemos hacer un desarrollo histórico
exhaustivo de la CTA, sino analizar la evolución de sus propuestas. Por último,
confrontaremos nuestro análisis con las posturas que sostienen algunos de los integrantes de
la Central. Entrevistamos a dos de sus fundadores –Claudio Lozano y Fabio Basteiro- y a
un ex delegado de ATE Capital.
La herencia peronista: similitudes entre la C.G.T. de los Argentinos y la C.T.A.
Martuccelli y Svampa, en su libro La plaza vacía sostienen la tesis de la existencia de la
herencia peronista en ATE, a pesar de sus postulados de autonomía partidaria. El libro toma
a la Asociación de los Trabajadores Estatales como un nuevo modelo de sindicalismo en
contraposición a la vieja fórmula de la UOM. Si bien, no se concentra en el estudio de la
CTA creemos que el argumento es válido para la Central porque en ella se reflejan estos
nuevos principios del gremialismo, de hecho ATE fue uno de los principales impulsores de
la CTA.
Esta herencia se presenta en ATE-CTA en dos instancias: El modelo nacional y popular,
que sigue vigente en el imaginario colectivo de sus afiliados por un lado; y por el otro, la
figura de Germán Abdala que sintetiza las ideas del “culto a la persona” y el “mito
fundante”. Nos concentraremos sólo en la primera de ellas.
El peronismo reanimó al movimiento obrero a través de las continuas conquistas en
materia de legislación laboral. El fortalecimiento de las organizaciones obreras estuvo
ligado a este proceso desde 1945. Pero dentro del proyecto peronista la autonomía sindical
no estaba contemplada. El sindicalismo debía estar subordinado al Estado y por ende al
Partido Justicialista. Esta era condición necesaria para el desarrollo de la “Comunidad
Organizada”, concepción de Perón, que pretendía lograr la armonía de intereses entre
individuo y sociedad. Para ello la idea central será la de Justicia Social, que permitiría
“suprimir la lucha de clases sustituyéndola por un acuerdo entre obreros y patronos al
amparo de la justicia del Estado” (Godio, 2000: 890)
Durante los primeros años de exilio del caudillo, el sindicalismo utilizó como
estrategia, al igual que el resto del movimiento, la resistencia. Resistencia al gobierno
militar que había destronado a su líder, negarse a pactar con los usurpadores del poder.
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La década del ’60 encontró al gremialismo como un actor dispuesto a negociar con
los gobiernos de turno. Augusto Vandor fue el impulsor de un tipo de sindicalismo
caracterizado fundamentalmente por la estrategia de presión-negociación, denominado
comúnmente como vandorismo por encontrar en el líder sindical su máxima expresión.
A nivel estructural, el poder de la CGT se expandió luego de la sanción de la Ley de
Asociaciones Profesionales impulsada por Frondizi en 1958, ley que restablecía el sistema
creado por Perón de “sindicato único”. Si bien la ley laboral argentina permitía tanto una
estructura federativa, como la estructura más centralizada y concentrada de los sindicatos
de primer grado, lo que prevalecía en los sindicatos más grandes e importantes del país era
la estructura no federativa. Vandor utilizó esta legislación en su favor llevando al extremo
la verticalidad y la centralización de la CGT acudiendo en algunos casos a prácticas de tipo
mafiosas. Así, “llegaron a ser sinónimos de vandorismo el implacable control de todo
disentimiento interno por la “burocracia sindical” y el empleo de matones para intimidar a
los posibles opositores”. (James, 1990: 222)
Pero la fuerza de la central obrera no radicaba solamente en la influencia que le
otorgaban sus bases y en su esquema de organización, como ya hemos mencionado, sino, y
aún más importante, era la legitimidad que le concedía el hecho de ser la única estructura
“legal” del justicialismo –luego de la proscripción del partido- que estaba en condiciones de
dialogar con los otros factores de poder. Tradicionalmente, el sindicalismo se ocupaba de
responder a las demandas económicas y sociales de los trabajadores pero la distancia entre
el ex presidente y sus seguidores permitieron que la representación llegara a la esfera
política. Las elecciones de marzo de 1965 reflejan el poderío de Vandor, quien “supo
ubicar” a 52 diputados en el Congreso.
La declinación del vandorismo es bien conocida por todos, el enfrentamiento PerónVandor en las elecciones de Mendoza fue una de las causas principales de su ocaso.
También lo fue la presencia de un incipiente sindicalismo alternativo, la CGT de los
Argentinos. Es en este último punto que nos concentraremos, ya que nos permite rastrear en
dicha organización los orígenes de la Central de los Trabajadores Argentinos por la gran
presencia de similitudes entre ambas y porque las dos rescatan este imaginario nacional y
popular, del que hemos hecho referencia con anterioridad por ser uno de los ejes centrales
de nuestra hipótesis.
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Durante el gobierno de Onganía, no todas las corrientes sindicales compartían la
estrategia de pasividad de la CGT. Muchas de estas corrientes planteaban una oposición
frontal al régimen militar y para ello necesitaban ponerle fin a la hegemonía vandorista.
Estas eran el sindicalismo peronista combativo de orientación socialcristianarevolucionaria, expresado por Raimundo Ongaro, el sindicalismo clasista pluralista,
compuesto por independientes, socialistas, comunistas, radicales, etc., con base en Córdoba
y liderada por Agustín Tosco, sindicatos intervenidos por la dictadura militar y las 62’ de
pie.
La CGT de los Argentinos surge puntualmente en un Congreso Normalizador de la CGT
que se llevó a cabo durante los días 28, 29 y 30 de Marzo de 1968, a partir de las represalias
tomadas por el gobierno luego de la convocatoria a una huelga general del 1° de marzo. En
el Congreso se enfrentarán dos posturas: reconocimiento o no de los delegados de los
sindicatos intervenidos. La postura de incorporar a los delegados de los sindicatos
intervenidos triunfa originando el retiro del vandorismo.
Las 62’ vandoristas mantendrían el control sobre el local de Azopardo –por lo que
pasarán a llamarse CGT de Azopardo- y los fondos sindicales. La CGT de los Argentinos
adoptará un programa de liberación nacional y social. Como resalta Godio la central
impulsará el desarrollo del peronismo combativo y corrientes clasitas en toda la República.
Las similitudes entre la CGT de los Argentinos y la CTA son varias. Principalmente
ambas presentan un programa que contempla no sólo los derechos socioeconómicos de los
trabajadores sino que también plantean un proyecto de país, que se extiende a todos los
ciudadanos. Básicamente, podrían sintetizarse como programas de principios éticos.
La autonomía política y la democracia interna serán los pilares de la CTA. La CGT
de los Argentinos se aleja del vandorismo por sus prácticas verticalistas que imposibilitaban
políticas alternativas dentro de la organización, así la concepción democrática está
comprendida en la Central. En cuanto a la autonomía política, es clara la tendencia
peronista de la organización, pero en su programa está presente la idea de
autodeterminación, de una “CGT libre e independiente de sectores extraños a los
trabajadores”. (Godio, 2000: 1041)
Educación, salud y previsión social son puntos, que junto con los derechos de los
trabajadores, serán tratados por ambas organizaciones. La plena ocupación, la defensa de la
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industria y comercio nacional frente al capital exterior también son contemplados. Las
diferencias entre ambas organizaciones son principalmente de tipo coyunturales, la CGT de
los Argentinos planteaba la reforma agraria y la existencia de la propiedad sólo en función
social, transformaciones que finalizada la Guerra Fría son impensables en nuestro país.
La CTA declama la necesidad de la “revalorización de la ética gremial atacando la
corrupción y el pseudo pragmatismo con el que dirigencias caducas terminan legitimando el
ajuste” (Del Frade, 2004: 58), la CGT de los Argentinos al finalizar su programa
manifiesta: “…Tal vez se nos insulte porque preferimos honra sin sindicatos y no sindicatos
sin honra” (Godio, 2000: 1042). La internacionalización de los postulados es otro punto en
común; la CGT de los Argentinos proclama al finalizar su programa: “de todas estas
postulaciones nos comprometemos a dar conocimiento a nuestros hermanos trabajadores, al
pueblo argentino, a todas las organizaciones internacionales del trabajo, a todos los pueblos
hermanos…” (Godio, 2000: 1043). Por su parte la CTA declara: “Propender a la
constitución de un ámbito común que posibilite el intercambio de ideas e informaciones, la
planificación y la coordinación de actividades referidas a las iniciativas regionales,
continentales y otras en el plano internacional.” (Del Frade, 2004: 59).
Otra cuestión interesante es la nacionalización de los sectores básicos de la
economía que ambas organizaciones tienen como meta a alcanzar.
La tendencia peronista dentro de la CGT de los Argentinos es clara, no sólo por sus
demandas, de carácter netamente nacional y popular, sino también porque el líder máximo
de la organización es Raimundo Ongaro, un sindicalista del peronismo combativo.
Lo que queremos corroborar es también esta influencia peronista, a pesar de sus
planteos de autonomía partidaria, en la CTA.
El sindicalismo en los ’90. Creación de la C.T.A.
El primer Congreso de los Trabajadores Argentinos realizado en Burzaco el 17 de
diciembre de 1991 comienza de la siguiente manera: “Somos conscientes que la posibilidad
de una economía al servicio del hombre fundada en niveles crecientes de autonomía y
justicia social, no constituye un problema económico. Hacer viable un plan alternativo
exige, antes que nada, una ideología y una política alternativas.” (Del Frade, 2004: 57).
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“Justicia social” es el término por excelencia del bagaje peronista, no es casual que Menem
durante su mandato comenzara a utilizar el concepto de equidad social para alejarse de la
terminología tradicional del peronismo. Por otra parte este alejamiento de los postulados
legendarios del peronismo y el acercamiento del menemismo a políticas económicas
neoliberales -que producirán la división del sindicalismo entre otras cosas- llevará a la CTA
a aferrarse más que nunca y en vistas a la pronta “venta del Estado” a los contenidos
nacionales y populares del mítico movimiento.
El peronismo se sentía traicionado por el presidente electo que había hablado del
“salariazo” y la “revolución productiva” en su campaña electoral para luego hacer alianza
con Bunge y Born y la Ucedé. Germán Abdala, uno de los fundadores de la Central
confiesa tristemente en una entrevista haber votado a Menem en el ’89.
El sindicalismo se verá sumamente afectado por el nuevo gobierno, la ruptura de la CGT en
dos centrales –una oficialista y otra más opositora- marcará las disidencias internas en torno
al proyecto gubernamental.
El liderazgo de Ubaldini era cuestionado por Menem, tanto que la Mesa de Enlace
(conformada por el sindicalismo menemista y ex renovadores) solicita a pocos meses de la
asunción presidencial un Congreso Extraordinario para desplazar al líder cervecero.
El 10 de octubre de 1989 se inicia en la Capital Federal el Congreso Extraordinario
de la CGT en el que se enfrentarán las dos posturas mayoritarias: el sindicalismo peronista
que pretende ejercer control crítico sobre el gobierno, liderado por Ubaldini y Lorenzo
Miguel; y el sindicalismo peronista que prioriza el apoyo irrestricto al gobierno, compuesto
por los sindicatos miembros de la Comisión de Enlace y algunos alejados del ubaldinismo.
La votación conducirá a la ruptura del Congreso a partir del equilibrio entre los votos
emitidos a favor de ambas posturas (644 votos a favor de la dupla Ubaldini y Miguel y 719
a favor de la Mesa de Enlace). Nacerá, así, la CGT de Azopardo, con Ubaldini como
secretario general, y la CGT San Martín (por situarse en el local de la Unión Obrera Textil),
con Guerino Andreoni como secretario general. Esta última conformada por los
mercantiles, gastronómicos, de la carne, de la construcción, mecánicos, plásticos,
telefónicos, textiles, sanidad, ferroviarios, vitivinícolas, azucareros, taxistas, del caucho,
personal civil de la Nación, calzado, mineros, seguros, molineros y del vidrio. En la CGT
de Azopardo se encolumnan los gremios de la alimentación, camioneros, docentes,
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empleados estatales, metalúrgicos, telegrafistas, tranviarios, marítimos de Obras Sanitarias,
de farmacias, de la universidades, químicos, periodistas, viajantes, La Fraternidad,
judiciales, madereros y petroleros privados. Quedan como “independientes” los bancarios,
Luz y Fuerza y de Correos. Estos dos grandes grupos no eran homogéneos, según Godio
dentro de la CGT de Azopardo se conforman tres grandes grupos: los “miguelistas” (UOM,
viajantes y SUPE), los “ubaldinistas” (UTA, OSN y viajantes) y una línea más opositora
(ATE, CTERA y periodistas). También en la CGT San Martín pueden observarse tres
líneas: los 15 (SMATA, sanidad y plásticos), los “ultramenemistas” (gastronómicos) y los
“andreonistas” (UOCRA, carne y comercio).
A finales de 1991, al mismo tiempo que se acelera la descomposición de la CGT de
Azopardo –retirándose los sindicatos de la industria alimentaria y ferroviarios- el
Ministerio de Trabajo reconoce como única central a la CGT San Martín.
En diciembre del mismo año, unos días antes de que Ubaldini entregara el local de
Azopardo a Raúl Amín, de SMATA, el nuevo secretario general de la CGT San Martín, se
convoca al Congreso de los Trabajadores Argentinos (CTA), que a partir de 1992 pasará a
ser Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). La “izquierda” del ubaldinismo
-CTERA y ATE- fundará la nueva central. Su principal referente es Víctor De Gennaro.
Aquí confluyeron peronistas disidentes, social cristianos progresistas e independientes de
diversas posturas de izquierda. Particularmente, la C.T.A., dada su conformación gremial,
se ve obligada a confrontar con el gobierno menemista. La reforma del Estado se concentró
en los primeros años en la expulsión de los trabajadores estatales. Las variables de ajuste
eran la educación, la salud y la justicia.
En diciembre de ese mismo año se produce otro hecho de importancia dentro del
espectro sindical: el nacimiento de los “gordos”, Un importante grupo de sindicatos (UOM,
SMATA, FAECyT, Luz y Fuerza, Asociación Bancaria) que no se incorpora a la CGT San
Martín para no perder autonomía en las negociaciones. Este tipo de sindicalismo se
destacará por su pragmatismo, una especie de “neovandorismo”, que desplazará al
“ultramenemismo” en 1996.
El 1° de febrero de 1994 nace el Movimiento de los Trabajadores Argentinos
(MTA), organizado alrededor de los trabajadores del transporte, ya que si bien lo integran
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30 organizaciones nacionales, sólo dos de ellas son consideradas importantes (UTA y
Camioneros). Sus líderes son Hugo Moyano (camioneros) y Juan M. Palacios (choferes).
Otra de las expresiones del sindicalismo opositor, la cual cobra mayor notoriedad en
1995, la encontramos en la Corriente Clasista y Combativa (C.C.C.), liderada por el
“Perro” Santillán. Su identificación ideológica es con la corriente marxista de pensamiento.
Esta agrupación no tiene representatividad nacional, más bien su espectro de representación
se circunscribe a la provincia de Jujuy, lugar de origen de su líder, y alguna otra región del
interior del país. Dadas las características geográficas y productivas de los lugares que
representa, su predicamento tiene raigambre en entidades gremiales de actividad primaria
(rurales, cañoneros, cosechadores de frutas de distintas regiones, etc.)
Los cambios en el modo de producción y sus consecuencias en el sindicalismo
Retomando nuestro eje de trabajo hemos advertido que la CTA no sólo surge en
respuesta a la política socioeconómica del gobierno de Menem sino también a raíz de
reformas estructurales que se estaban produciendo desde hacía años a nivel nacional e
internacional. Nos referimos al cambio en la forma de producción en el capitalismo.
La década del noventa está enmarcada en un contexto internacional donde el rol del
Estado y de la mediación política han mutado. Los postulados del neoliberalismo
promovían el abandono del Estado como regulador de la economía y la vuelta al libre
mercado y la libre competencia. A su vez, la globalización económica y la volatilidad de
los capitales, transformaron la lógica de acumulación capitalista existente hasta el
momento. Ahora un mismo grupo económico controla diferentes ramas de producción y
han transnacionalizado su funcionamiento, controlando inclusive al Estado. Los inmensos
avances tecnológicos modifican las normas al interior del proceso de producción. La
globalización de los mercados y la homogenización de ciertas pautas culturales influyen
directamente en las medidas adoptadas a nivel nacional. Dada esta situación, las
corporaciones de representación social se ven frente a una crisis de credibilidad, el
escenario internacional es otro y es desde allí que hay que pensar la sociedad y sus formas.
“El sindicalismo no es ajeno a este fenómeno. Es quizás por su esencia de representación
social en el seno de la producción de bienes, de riquezas y de conocimiento, el fenómeno
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más impactado por lo que estamos describiendo” (Paulón, 1998: 37). La crisis de la vieja
estructura sindical se da a la par de una creciente fragmentación social, lo que aumenta más
aún la tendencia a crear nuevas formas de contención, de representación social y
resistencia.
Las medidas tomadas por el gobierno justicialista apuntaban a la inserción del país
en este nuevo sistema económico internacional. Es frente a esta nueva forma de dominación
que la CTA se ve urgida en la construcción de una lucha diferente que pueda responder a la
actual coyuntura. La tradicional forma verticalista del sindicalismo peronista ya no era
capaz de dar respuestas a los cambios producidos. El sindicalismo ya no podía depender de
un líder –y éste del Estado- ni de la estructura del Partido Justicialista. El partido no
precisaba de los sindicatos porque había cambiado su base de legitimación. El Estado, en
manos de este sector del PJ, trabajaba para expulsar al sindicalismo de la mesa de
negociación. Pretendía quitarle el lugar que había obtenido como actor político relevante en
la sociedad. Las empresas y el Estado reubicaron su rol en la sociedad por eso los
sindicatos, para no seguir perdiendo espacio en las negociaciones entre el capital y el
trabajo, necesitaban redefinir sus prácticas y postulados.
La C.T.A., a fin de reinventar sus prácticas de lucha, hizo un gran hincapié en las
cuestiones teóricas. A partir, de un pormenorizado análisis de las nuevas formas que
adoptaba el modo de producción capitalista y sus transformaciones en el plano político fue
construyendo sus postulados y ampliando las bases del sindicalismo.
La reestructuración de la economía perjudicaba a los trabajadores en todos los
aspectos fundamentales de su desarrollo y reproducción, es por esto que el sindicato no
podía centrarse únicamente en el momento de la actividad laboral, cuando en realidad el
trabajador estaba siendo herido en su calidad de “ser” trabajador.
Los cambios en la forma de producción abarcaban a un inmenso grupo de
trabajadores que, a raíz de las políticas neoliberales de reestructuración del Estado,
privatizaciones de las empresas estatales y flexibilización laboral
quedaban
sistemáticamente desempleados.
El Congreso de los Trabajadores Argentinos, la primera forma que adopta este
grupo de trabajadores escindidos de la CGT, considera fundamental que la central
represente a este grupo de desempleados, que a pesar de su condición, no dejan de ser
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trabajadores, pertenecen a la clase trabajadora que ella debe representar. El sindicalismo
frente a la nueva coyuntura debe redefinir al sector oprimido con el cual lucha. En palabras
de De Gennaro, “desocupado, pero trabajador; precario, pero trabajador; jubilado, pero
trabajador; docente, pero trabajador” (De Gennaro, 2000: 528).
El nervio central de la crisis económica–social es el desempleo, cuestión que afecta
no sólo a los desocupados sino también a los empleados que se transforman en rehenes de
sus condiciones laborales, cualquier protesta significaría su inmediato reemplazo por
alguno de los compañeros que engrosan ahora el inmenso ejército de reserva.
La reestructuración del Estado implicó el abandono por parte del mismo de
servicios públicos como la educación, la salud, la previsión social, etc, es por esto que el
sindicalismo debía ampliar su órbita de reclamos. Estaban frente a una sociedad que
presentaba numerosos vacíos que atender.
La C.T.A. entiende que la privatización del sistema de previsión social afecta
directamente a los jubilados pero además pone en riesgo la cobertura jubilatoria de los
trabajadores en actividad.
El sistema de salud abierto a la libre competencia en un momento donde el sistema
de obras sociales estaba quebrado permitía a las empresas de medicina prepaga controlar el
mercado de salud.
Por su parte, la situación en las fábricas ya no era la misma. Las empresas para
aumentar su tasa de ganancia necesitaban bajar los costos de producción. Se argumentaba
que bajando los costos laborales los empresarios invertirían más, se generaría más empleo y
así se reactivaría la economía, cuando en realidad, con este nuevo modelo, lo único que
aumenta es la productividad por hombre ocupado. Siguiendo esta lógica, la nueva Ley de
Empleo flexibiliza los contratos de trabajo, se reforma la Ley de Accidentes de Trabajo y se
establece un tope a las indemnizaciones por despido. Se prohíbe la indexación salarial lo
que provoca la caída de los mismos y se implanta la negociación por productividad, esta
última sin tener en cuenta el incremento de los costos de vida. También se promovieron los
acuerdos por empresas. Frente a esta situación, en el año 1992, la CTA asumía le necesidad
de repensar las convenciones colectivas dado que la estructura y la morfología de las
empresas era otra. No se podía renegociar por rama de actividad con grupos económico que
reparten sus ganancias entre diferentes sectores productivos y por fuera de los mercados
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nacionales. Sin embargo esta redefinición no debía profundizar la atomización de las
negociaciones, sino que era necesario que se centralicen con un fuerte control del estado,
ejerciendo su rol de regulador de la economía. Si esto no fuera así, la brutal disparidad que
en materia de productividad existe entre las diferentes firmas al interior de una misma
rama, aumentaría el grado de fragmentación y dispersión salarial que pretende imprimirse
sobre los trabajadores.
Todos estos aspectos desmoronan los pilares básicos del sindicalismo tradicional: el
sistema de obras sociales, convenciones colectivas de trabajo, sindicato único por rama de
actividad, etc.
La cadena de montaje había desaparecido y con esto otros numerosos espacios de
encuentro de los trabajadores en lo laboral. La figura del supervisor había sido eliminada y
ahora el control era ejercido por uno mismo y por los propios compañeros de trabajo. Se
aplican las nuevas “tecnologías de gestión”. De esta forma, se crea un grupo de trabajo que
debe responder directamente a la patronal con lo cual no trabajar correctamente implica
perjudicar a los propios compañeros de grupo (mecanismos de cobertura de ausencias o
tardanzas hacen que el propio equipo ejerza el control sobre el individuo). Esto rompe la
identidad que se generaba en otros tiempos con el compañero de trabajo que estaba en la
misma situación que uno en contraposición al supervisor que representaba al patrón, “esta
complicidad es la forma más espontánea de la solidaridad de clase” (Paulón, 1998: 43). Al
grupo de trabajo, se le agregaba la polivalencia en la función y la flexibilidad en los puestos
de trabajo, de ser mano de obra calificada pasa a estar crecientemente implicado en el
proceso de producción tanto a nivel individual como de grupo.
Estas nuevas formas de trabajo exigían la transformación de la representación
sindical. El trabajo de concientización y de identificación como clase trabajadora debía ser
concreto y cotidiano con lo que el delegado de base jugaba un rol mucho más importante
que el delegado regional o el secretario general.
En el 6° Congreso de la C.T.A., en el año 2002, en uno de sus documentos de
debate, expresaba que dado que la empresa ya no constituye un espacio de encuentro para
la organización de los trabajadores, el territorio es el nuevo espacio a ocupar para desde ahí
construir la unidad política. Ésta es necesaria, incluso, para repensar las formas que adopta
el trabajo al interior de las empresas.
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En síntesis para la CTA es fundamental la construcción de una central sindical con
estructura federativa, afiliación directa, voto directo y con diferentes frentes de trabajo. La
estructura federativa y el voto directo permiten una real participación de las bases en las
decisiones; la afiliación directa y los diferentes frentes de trabajo hacen hincapié en la
ampliación del sector que pretende representar la C.T.A., es decir que toda la clase
trabajadora recupere la conciencia de su real condición de clase.
A modo de conclusión: la CTA según algunos de sus protagonistas
La década del noventa presenta cambios en la forma de hacer política, la nueva
generación de militantes es portadora de una nueva cultura política.
La nueva generación conforma grupos integrados mayoritariamente por jóvenes. Se
caracterizan por ser pequeños, lo cual les permite entablar relaciones directas respetando el
“principio de la horizontalidad” al interior de las mismas y la democracia como principio de
acción. Otra particularidad es el alto porcentaje de mujeres que los constituyen. Una parte
sustancial de estos son de base territorial, lo que muestra un cambio notable respecto de la
década pasada.
Otra característica de la época, a diferencia de los ochenta que concentraba sus
luchas en los episodios de la dictadura y el reclamo por los derechos humanos, es la
diversidad de las temáticas y campos de intervención (género, homosexualidad, salud, etc.).
Germán Abdala define esta nueva situación de la siguiente manera: “La militancia
tradicional no convoca, no encuentra lenguajes, mensajes, encontramos pasividad y no
podemos nosotros echarle la culpa a los que nos escuchan, tenemos que tratar nosotros de
rever nuestras prácticas, nuestras teorías para tratar de encontrar nuevas prácticas. Estamos
ante nuevas formas de construcción popular que van a retomar lo mejor y en esto el desafío
más grande es para nosotros los peronistas porque somos dueños de un pasado muy
importante” (Abdala, 1998: 16). El dirigente, en esta cita deja en claro que, si bien la CTA
pretende reformular las viejas prácticas prebendistas y autoritarias de la política tradicional,
igualmente éstas, aprendiendo de las acciones positivas de la historia, deben continuar la
línea combativa y más comprometida del peronismo (o lo “mejor” del peronismo como él
lo expresa).
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Los nuevos postulados de la CTA no eran menores, no sólo por la histórica tradición
sindical, sino por la herencia peronista que existía en los trabajadores que conformaban la
flamante central. Esta era una tensión que había que resolver, ciertos principios peronistas
no se condecían con estos nuevos postulados. Claudio Lozano y Artemio López,
intelectuales de la CTA, intentan superar esta tensión definiendo la herencia peronista de la
siguiente manera: “Es hora de plantearlo claramente: toda agrupación peronista debe definir
su práctica política no para incorporar algún referente al estado. Por el contrario, se trata de
desvincularse del aparato estatal para vincularse con las demandas sociales e intentar una
vez más, desde cero, la construcción de otro poder. Por incipientes y débiles que parezcan
estas nuevas formas organizativas, su producción, reproducción y ampliación es quizá la
única y última chance que se tenga desde el peronismo, para resistir esta colosal ofensiva de
entrega económica y fundamentalmente despojo político ideológico que llevan adelante las
facciones dominantes y el Estado.” (Del Frade, 2004: 75) La tensión, en este sentido, se
produce entre el tradicional sindicalismo peronista dependiente del Estado y la nueva
coyuntura, pero como dejan entrever Lozano y López la identidad peronista, más combativa
si se quiere, permanece y guía la lucha contra las políticas socioeconómicas del gobierno.
Los principios de soberanía nacional y proyecto popular son los que más
representan la herencia peronista en la CTA. Si bien la central pretende reformular los
medios, los fines propuestos son similares a los planteados por el peronismo de Ongaro. En
palabras de Germán Abdala: “necesitamos un Estado que resuelva estos problemas, ellos lo
llamarán benéfico, nosotros lo llamaremos un Estado con rol social un Estado popular, un
Estado que está al servicio de las mayorías” (Abdala, 1998: 12).
Fabio Basteiro expresa que los antecedentes históricos de la CTA son anteriores al
sindicalismo del ‘45. El secretario general de la CTA Capital rescata la concepción de un
gremialismo democrático y combativo en la Argentina de fines de 1800 y principios de
1900. En ese sentido, reivindica a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) que
data de 1901, siendo la primera organización sindical argentina. Por esa razón, al hablar de
del 17 de octubre, entiende que “había compañeros y compañeras que se organizaron
durante décadas y décadas y eran todos militantes del partido socialista, comunista,
anarcosindicalistas, de las corrientes sindicalistas revolucionarias todos los que produjeron
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el 17 de octubre. O sea, digo esto para que se tenga en cuenta que la CTA no es que ve la
visión de que la clase trabajadora se organiza a partir del año 45…” (Basteiro, 2005).
Juan Warhen, ex delegado de ATE Capital, no niega la herencia peronista en la
CTA ya que muchos de sus fundadores provienen del movimiento. Sin embargo plantea
que la herencia tiene más que ver con la historia de los gremios argentinos, por ejemplo los
bustos de Perón y Evita los encontramos en todos los locales de ATE, pero argumenta que
están desde antes que ello sean conducción, “viene más de los propios sindicatos que de
una cosa de ‘bueno somos peronistas’.” (Warhen, 2005).
Claudio Lozano, por su parte, no encuentra en los orígenes de la Central
antecedentes históricos. Si bien acepta que ciertos principios son similares a los de la
CGTA -como la democracia interna y la ética gremial-, considera que debido a los cambios
estructurales del capitalismo, el sindicalismo tradicional, ya sea combativo o dialoguistas,
no puede dar respuestas a esta nueva coyuntura. Para él la Central constituye un nuevo
modelo sindical. Lozano plantea que “En el caso de la CTA en realidad lo que hay es una
estrategia que busca restituir condiciones para construir la unidad política organizativa de
los trabajadores en el marco de un contexto estructural distinto, por lo que requiere, ya no
alcanza con la forma sindical tradicional para resolver ese problema, en este sentido la CTA
no es ni una estrategia alternativa frente a los deshonestos y corruptos sindicalistas, porque
si eso fuese no estaríamos modificando el esquema sindical, simplemente estaríamos
mostrando o tratando de garantizar la gestión honesta del mismo tipo de estructura
sindical…” (Lozano, 2005).
Con este argumento, el diputado nacional refuta la hipótesis de Fernández de la
importancia de la unidad del movimiento obrero para hacerle frente al menemismo. El
actual proceso histórico exige una transformación del sindicalismo, no sólo la modificación
de algunos de sus postulados sino que es necesaria la construcción de un modelo sindical
capaz de contener a la nueva configuración de la clase trabajadora. Lozano afirmó que “esa
no fue una ruptura que planteamos nosotros, en realidad lo que nosotros hicimos fue un
recorrido histórico en donde en el momento en donde se produce el agotamiento, o
construíamos otra experiencia o nos agotábamos con eso.” (Lozano, 2005).
Fabio Basteiro coincide con Lozano en este punto.
Pero Basteiro hace más
hincapié en la falta de unidad del movimiento obrero en la Argentina, sería erróneo afirmar
14
que la CTA divide a la clase trabajadora, “en mas de 150 años de la historia del movimiento
obrero solamente en 17 años hubo unidad sindical, algo pasa. Esto no es un problema del
menemismo, o sea, la historia de la propia clase trabajadora argentina esta cruzada por las
diferentes visiones, abordajes, metodologías que están abordadas por circunstancias
coyunturales y estrategias diferentes, entonces depositar y poner la lupa en el gobierno de
Menem y que hay una CGT buena y una CGT mala porque se podía conformar es
reduccionismo.” (Basteiro, 2005).
Creemos que a pesar de que la CTA, a diferencia de la CGTA, construye un nuevo
esquema sindical a los fines de responder a la nueva situación del movimiento obrero,
consideramos que los postulados programáticos son muy similares. Nuestra postura se
acercaría más al análisis que realiza Basteiro porque articula la experiencia sindical pasada
con la realidad actual de los trabajadores. Finalizada nuestra investigación, pensamos que
esos principios que toma la central de la historia gremial, indefectiblemente, son más
cercanos al peronismo que a cualquiera de las otras expresiones gremiales. El imaginario
nacional y popular resulta una representación histórica difícil de abandonar.
15
APÉNDICE
Entrevista a Juan Warhen. Ex delegado de base de ATE Capital.
Trabajador del teatro Cervantes.
11/04/05
P: La idea es charlar diferentes puntos, un poco lo que me interesa es saber en tu práctica
como observaste los postulados de la CTA y que pasaba en la práctica.
JW: te cuento como empiezo yo en CTA. Yo me afilio a ATE (Asociación de Trabajadores
del Estado) que está adentro de la CTA en el 2001, mediados de mayo del 2001, cuando
hay una lista que viene a cambiar a los delegados históricos de la secretaría de cultura que
ganan la elección. Esta lista gano en mayo del 2001, le gana a estos delegados burócratas.
Yo no entro ahí como delegado porque no estaba ni afiliado entonces no podía meterme
como delegado
P: Ah, en mayo gana esta lista ¿y vos en octubre?
JW: En octubre me eligen delegado en asamblea, a mí y a cuatro personas más, pero
digamos que yo era como el cabeza de ese grupo, el referente. Es un momento de mucha
efervescencia en el estado y previo al quilombo del 2001, o sea que Lopez Murphy lo
sacan, viene Cavallo y toda la historieta aquella.
P: Claro te eligieron en octubre en pleno quilombo…
JW: Claro en pleno quilombo, tres meses después estalla todo. Eh, empiezo a participar del
plenario y en ese momento empieza el plenario semanalmente, algo que fue atípico..
También había muchas discusiones y también te dabas cuenta que la conducción de
ATE y CTA, manejaba cierta línea y había acciones que se hacían y acciones que no.
Y a veces alentaban un montón de acciones, y a veces coartaban ciertas propuestas.
Siempre había disputas con sectores digamos de la oposición, que formaban una lista
granate que es la lista de partidos de izquierda
P: La línea de De Gennaro, se diría que es la línea peronista.
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JW: No, ellos no son peronistas. De Genero sí, el viene del peronismo y que se yo, pero
ellos no revindican mucho a Perón y eso. No todo el tiempo, muy pocas veces hablan de
Perón.
P: Entras ahí a ATE Capital y en un salón enorme están Perón y Evita.
JW: Es que en todos los gremios están Perón y Evita y esos bustos están desde antes
que ellos hagan conducción digamos, es parte de la historia de los gremios argentinos.
P: Ah, el salón de Evita está de antes.
JW: Claro, ese bustos de Evita y de Perón están, o sea igual digo, hay toda una cultura
peronista en la CTA pero creo que viene mas de los propios sindicatos, que de una
cosa de bueno somos Peronistas, que se yo. Digo Víctor sí es peronista, Germán
Abdala también era peronista o sea, Micheli si bien a veces habla de Evita y la
revindicó en un par de plenarios, el secretario general de ATE nacional actual que era
secretario de ATE Capital cuando yo era delegado viene el PC, tiene otra trayectoria
política y muchos dirigentes de ATE Capital en particular vienen del PC que después
en la CTA digamos se transforman o se hacen un poco más Nacional y Popular.
P: Y en el PC no hacen más ruido aun estos postulados de horizontalidad…
JW: Bueno ellos rompen con el PC
P: Incluso hacen más ruido que en el Peronismo.
JW: Sí, Sí, digamos que la CTA fue algo particular porque fue un sindicato donde muy
politizado en algún punto digamos, mucho más politizado que cualquier sindicato de la
CGT. Como que la política para la CGT pasa por el PJ, en cambio la CTA se planteó
como movimiento social, como movimiento sindical pero también como movimiento
social y ampliaron la concepción de trabajadores, esto de trabajar en los barrios, esto
de sindicalizar a las compañeras prostitutas, esto de salir a sindicalizar directamente a gente
que trabaja en negro o sea como que tuvieron una visión de apertura bastante interesante a
parte planteándolo en el año ´94, ´95, ´96, ´97 era novedoso. Ellos plantean también todo
un discurso de clase muy fuerte, acá somos la clase trabajadora y los delegados somos los
representantes. Me lo acuerdo en un plenario a Micheli diciendo: “Acá compañeros tienen
que saber que los delegados son los representantes de su clase (le hablaba a los partidos de
izquierda) ustedes son los representantes de la clase dentro del seno de los partidos de
ustedes y tenemos que confraternizar, y que se yo”. Yo creo que ahí en la CTA hay una
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confluencia de marxistas, de gente independiente y de peronistas obviamente, pero dentro
del gremio digamos sí hay gente que se considera mucho mas peronista y no son
necesariamente la conducción.
P: ¿Cómo ves la autonomía de la CTA?
JW: Claro, la CTA plantea la autonomía de todos los partidos políticos, de la iglesia, del
Estado, pero es relativo digamos eso, no? Con el Estado con Menen si fue muy conflictivo
ahora con Kichner gran parte de la CTA esta cooptada por el movimiento transversal
P: En el libro de Zibecchi, “Genealogía de la Revuelta”, tiene un capítulo sobre la CTA y
dice que el problema de la CTA es que si o si tiene que superarse y dejar de ser sindicato
para poder seguir la línea de los postulados más autonomistas porque la razón de ser de un
sindicato siempre es reformista y con una lógica acumulativa para responder a los
afiliados…
JW: Sí, y hay una cuestión corporativa que digo… y ahí es donde yo, la CTA creo que
puede ser otra cosa pero también tiene que ser sindicato, ahí yo no estaría de acuerdo con
Zibechi.
P: Lo que dice Zibechi es que como sindicato se da sí o sí la contradicción. Que algunos
principios son contradictorios con la lógica de un sindicato.
JW: Sí, no sé. Yo creo que un sindicato puede funcionar de una forma muy eficaz
para sus afiliados, ser muy corporativo
en conseguir buenos, sueldos, buenas
condiciones de trabajo, un servicios social adecuado, una cosa totalmente reformista y
sin embargo ser totalmente radicalizado en su forma de organizarse, ser asambleario,
organizar luchas más allá de los corporativo. Yo le critico a ATE y a CTA que muchas
veces no son eficaces en la lucha por el salario o por tener una obra social de verdad,
terminas en la Obra Social de UPCN que es el sindicato ultramenemista. De hecho Tosco
lo hacía, Tosco era un sindicalista que generaba luchas frontales al sistema, un discurso
muy clasista, pero generaba aumentos salariales, obras sociales que funcionaban, era otra
época, no? Pero la democracia al interior del sindicato era impresionante, era asambleas en
las fábricas, etc.
P: ¿Qué pensas de las críticas que se le hacían a la CTA que en vez de romper con la CTA
podría haber dado la lucha por adentro?
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JW: Yo creo que fue válido. Está la experiencia de Italia por ejemplo que la Central
actualmente más poderosa es la que sería lo más parecido a la CTA, es la que rompe con la
central del PC y rompe con la central de la democracia cristiana y arma una Central más
independiente, más participativa, no digo que sean todos horizontales, pero es la más
interesante con gran base en los trabajadores metalúrgicos, hay una diferencia con lo estatal
era la Central más chiquita, en Italia si les reconocen a todos la personería, y hoy es la
hegemónica, digamos, no? Y es la que empezó a trabajar con excluidos, con desocupados,
es la que empezó a articular, esa central al cabo de 10 años fue la que creció en afiliados
porque fue la que defendió a los trabajadores con más consecuencia, por eso yo creo la
apuesta de la CTA es esa, para mí está bien, es válida.
P: ¿hay mucho personalismo en la CTA?
JW: Comparado con la CGT no. Hay una figura como Víctor, aunque en los dos últimos
años quedó como desdibujado, como que la segunda línea armó su partido, entonces Víctor
quedó medio relegado pero todos lo que de una forma u otra se reverenciaban en él armaron
su propia cosa, su propia tropa se desbandó porque no lograron armar este movimiento
político – social, D’ Elia armó su propio frente, sin embargo Víctor es un referente claro,
es indiscutido que él es el secretario General, él iba a ser el líder del movimiento.
P: Y la figura de Germán Abdala ¿cómo se ve, sobretodo entre los militantes más de las
bases?
JW: Mirá, en la base que no son delegados hay tipos que lo conocen y otros que no, dentro
de Ate, que era el gremio de Germán, es bastante fuerte, hay varias frases de él en todos
lados, la juventud de ATE se llama Germán Abadal, digamos el tipo está presente.
P: Pero ¿funciona un poco como mito movilizador?
JW: Sí, en mucha gente sí, está presente, tampoco es Perón, ni Evita pero está presente, en
la bandera de ATE está la cara, es decir todos le conocemos la cara, pero sobretodo en
ATE.
P: Bueno, y el tema de los postulados de la CTA y la materialización en la práctica.
JW: Yo soy bastante crítico con algunas cosas. Siempre según con que lo compares, si
lo comparas con la CGT, la CTA es horizontal, participativa, democrática, ahora de lo
que uno quiere que sea una organización sindical le falta mucho todavía, pero me
parece positivo que este enunciado, no es menor, y en muchos aspectos se cumple pero
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en otros no. En los plenarios se puede participar, vos vas como delegado, traes tu mandato,
planteas lo que se te ocurra, nadie te va a pegar, en otros gremios te cagan a trompadas,
nadie te calla, a lo sumo te van a discutir y seguramente si tu planteo está por fuera de la
línea del gremio seguramente pierdas pero no hay corrupción es afinidad política. Pasa que
a veces llega un punto que decís: “bárbaro te dejan hablar pero después no pasa nada”.
P: Bueno, muchas gracias.
Entrevista a Fabio Basteiro
Secretario General de CTA Capital
26-5-05
P: Estamos haciendo un trabajo sobre los orígenes de la CTA, nos interesaría que pudieras
aportarnos datos a partir de tu experiencia.
FB: La CTA no surge a partir de una coyuntura solamente, viene pariéndose a partir de una
concepción, de una visión de la clase trabajadora en Argentina y hablar de la unidad del
movimiento sindical es una cosa y hablar de la unidad orgánica de la clase es otra, entonces
es un concepto y un modelo. El concepto también produjo al interior de la CTA muchas
discusiones con respecto a esto, que si era divisionismo, si el planteo era la disputa al
interior de la propia CGT, pero hay un tema que es un dato insoslayable y que a parte
hay que tenerlo siempre arriba de la mesa, en más de 150 años de la historia del
movimiento obrero solamente en 17 años hubo unidad sindical, algo pasa. Esto no es
un problema del menemismo, o sea la historia de la propia clase trabajadora
argentina está cruzada por las diferentes visiones, abordajes, metodologías que están
abordadas por circunstancias coyunturales y estrategias diferentes, entonces depositar
y poner la lupa en el gobierno de Menem y que hay una CGT buena y una CGT mala
porque se podía conformar es reduccionismo. Es un congreso donde los trabajadores
vamos a discutir las formas organizativas para conformar un nuevo modelo sindical. Hasta
el día de hoy lo que se pone en discusión es el tema de la autonomía de los partidos
políticos, el estado y los patrones. Y esto no es algo nuevo, la historia del movimiento
obrero argentino está cruzada siempre por el debate de lo partidario sobre los trabajadores.
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Después está la afiliación directa. La afiliación directa es uno de los elementos centrales de
la discusión que tenemos nosotros con el modelo sindical de la CGT y no solamente…
para nosotros era una disputa a los nuevos actores sociales que la clase trabajadora producía
y las nuevas formas organizativas que la clase iba tomando. Reivindicamos lo que fue la
primera organización sindical en Argentina como Federación Obrera Regional
Argentina (FORA) en 1901 con los antecedentes que tuvo. Es la primera vez que se
pone en discusión una central de trabajadores en Argentina. Pero hubo antecedentes
de 1857 en adelante, tomamos en cuenta todas las reivindicaciones de lo que fue la
patagonia rebelde, lo que fue la semana trágica. Hoy nosotros decimos semana de
rebelión popular en la ciudad de Buenos Aires, porque la semana trágica es para el
poder. Porque realmente fue una primera experiencia de poder por parte de los
trabajadores, revindicamos la lucha contra la dictadura de Uriburu. Se reivindica
fundamentalmente lo que es el 17 de octubre y no tomando el 17 de octubre como ese
elemento que muchas veces hasta el propio peronismo y a veces de los partidos de
izquierda, como que fue que se abrió la jaula y salieron todos a pedir por el coronel,
acá todos los que organizaron el 17 de octubre de 1945 eran compañeros que venían
de organizaciones sindicales trabajando, que venían de corrientes ideológicas puestas
en discusión en ese momento Además, todo lo que fue la lucha por la distribución del
ingreso que se da en Argentina durante el gobierno de Perón, la primera presidencia es
impresionante el mayor nivel de conflictividad sindical, paros, movilizaciones que se dan
en Argentina, se dan durante el gobierno de Perón en la primera etapa y durante el
gobierno de Irigoyen en la etapa de mayor legalización, se da también entre el ‘72 y el ‘75
y se da también con Alfonsín . O sea, cuando los que gobiernan legalizan a la clase
trabajadora, la gente sale a pedir, entonces esto también es criterio de autonomía, no es el
tema de que la polea de transmisión es automática y ordena para abajo. A lo que quería
apuntar era al sostenimiento de la visión de la CTA para hacer el Congreso para expresar lo
que fue la reivindicación también de la juventud del ‘70 con todas sus expresiones
organizadas, pero todo eso para nosotros es legalizar la historia de la clase trabajadora por
eso la ruptura con la CGT no es sólo un problema al interior de las organizaciones
sindicales como una interna sindical, es una concepción, una cultura, un abordaje diferente
por eso hicimos un Congreso. Hicimos un Congreso, no hicimos una central.
21
R: ¿Cuál es la concepción de la clase trabajadora que manejan?
FB: Para unificarlo con el tema de la identidad y el tema de la afiliación directa, digo esto
porque nosotros veníamos de diferentes expresiones. Son diferentes corrientes y vos fíjate
que dentro de la CTA hay compañeros de tradición comunista, otros socialistas, peronismo
combativo, democracia cristiana, compañeros que vienen de la experiencia guerrillera
muchos compañeros que estuvieron presos desaparecidos que están dentro de la mesa
nacional de la CTA. O sea, Piccinini no viene justamente del peronismo y era el secretario
general de la UOM de Villa Constitución en el año ‘75 como Vittorio Paulón, que está en la
mesa también. Digo esto porque la primera expresión es: aglutinar, resistir, organizarnos y
no poner primero el sello para después darle el contenido. No podemos hablar del modelo
sindical basándonos en pleno empleo, en convenios colectivos que no se discutían, el nivel
de pobreza, de exclusión, de indigencia, de desocupación, de precarización laboral. Hoy el
70% de lo trabajadores no tiene la posibilidad de discutir el sindicato porque son
desocupados, subocupados, cuentapropistas, trabajadores clandestinos, ilegales, (a mí no
me gusta decir en negro porque parece que en negro es malo y en blanco es legal).
Para nosotros el concepto de trabajador es todo aquel que no explote y que tenga su fuerza
de trabajo a disposición para que en el sistema capitalista se lo explote. Te digo más, es
tan importante que tanto el gobierno de Menem, De la Rua, Duhalde y Kirchner, lo
que piden es que si nosotros sacamos el tema de la afiliación directa y la afiliación al
desempleado, inmediatamente nos dan la personería gremial, ahí es donde surge el
concepto de que la nueva fábrica era el barrio, ese fue el eslogan que tomamos en base
a entender la fragmentación al interior de la clase trabajadora, las nuevas realidades,
las nuevas expresiones económicas que surgían. El sindicato de trabajadoras sexuales,
cartoneros o de la vía publica hace 30 años era imposible de discutirlos como forma de
organización de los propios trabajadores
P: Zibechi plantea una cierta contradicción entre la CTA que es un sindicato y con la
pretensión de superarse de alguna manera en un movimiento político social porque la CTA
como sindicato mantendría una lógica acumulativa que no sería la misma lógica que podría
ser mas cualitativa. Sería formar un contrapoder de la clase trabajadora. ¿Se podría
correlacionar un sindicato dentro de un movimiento político-social?
22
FB: para mí es imprescindible, nosotros somos sindicalismo político. Disputamos que el
sindicalismo tiene que ser la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores. Creemos
que tenemos el derecho y la obligación de discutir política y política no es el tema de las
elecciones, es discutir quién hace la política educativa en nuestro país, algunos genios que
se juntan y determinan, no los trabajadores de la educación. ¿Quién hace la política de
salud en Argentina? porque es imprescindible para llegar a una transformación real de las
fuerzas de poder en Argentina los trabajadores tienen que protagonizar el cambio. La
central independientemente del movimiento que se construya y de la posibilidad o no de
participar en el proceso electoral, el criterio de autonomía tiene que ser el elemento central
porque en la CTA independientemente que gane un compañero nuestro va a tener que
seguir siendo autónoma. La autonomía es la capacidad soberana de los trabajadores a
decidir de qué manera protagonizan las transformaciones. El movimiento político- social es
una etapa de acumulación de los trabajadores con el resto de la sociedad para transformar la
realidad. La central no puede desarrollar la expresión de ser el elemento de
transformación revolucionaria en nuestro país. Pero no va a haber movimiento
político sindical de liberación nacional
en nuestro país si no hay una central
conscientemente organizada de los trabajadores. Tampoco va a ver una central de
trabajadores si no hay una etapa superior de acumulación con el conjunto del pueblo
argentino para transformar la realidad. Es un proceso dialéctico, complementario, y la
contradicción para mí es innata al ser humano y es innata a cualquier organización. Y en las
formas organizativas, incluso, en sus concepciones estratégicas y en su posicionamiento
táctico. Fijate vos, volviendo a lo que decíamos, ¿Vos podés creer que para presentarte para
Presidente de la Nación tenés que tener menos requisitos, que para presentarte para
secretario general de UTA o de la UOM? ¿Cómo este modelo sindical me vas a decir que
tiene alguna atracción para los trabajadores, para organizarse y hacer una
transformación del poder? Es conservador y es funcional a los intereses del poder,
este es el problema central, este modelo sindical tradicional y estructurado en base al
negocio y a la obturación de la participación vaya a ser el factor de transformación.
¿De qué unidad me estás hablando?
Es una coordinadora de organizaciones sindicales vacía en relación al poder que se
necesita para transformar la realidad. Disputar al interior del aparato es una locura,
23
pérdida de tiempo, un desgaste y es funcional a los intereses del poder. Por eso
planteamos que no es solamente cuestión que nosotros creemos que el otro es un
burócrata, traidor y botón o empresario. “Nosotros somos buenos ellos son malos”.
No es esto. Son modelos sindicales que hay que poner en discusión. Si no te gusta
decime otro, pero no digas que esto es la forma de organizar unitariamente el
movimiento obrero.
P: Queríamos saber tu opinión acerca de la herencia del peronismo en la central, la
importancia del culto a la persona, etc.
FB: Yo no creo que sea sólo del peronismo, todos tienen sus personajes…porque hoy la
contradicción en el concepto de patria la representa Fidel. Yo muchas veces anduve
ahí y los opositores al partido tienen más bronca a los yanquis que a los propios
burócratas del partido comunista, porque hay un concepto de nación, de patria que
representa Fidel. No voy a analizar el concepto de imagen del líder peronismo. Al
interior de la CTA en la construcción de la democracia no es un mito fundacional. La
democracia interna de la CTA tratamos de sostenerla, pero para mí el concepto de
democracia es la defensa de los medios en función de los fines. No puedo crear una
organización democrática con concepciones capitalistas y autoritarias. El hombre nuevo
que hablaba el Che en parte es la defensa de medios en función de un objetivo. No es que el
fin justifica los medios. Nosotros no decimos que existe la horizontalidad plural, lo que sí
ponemos en discusión que la mejor forma de darle cabida a lo orgánico y al organizativo, es
con los niveles de democracia interna, muchas veces nos falta, nos falta y hasta el propio
gremio que está en la CTA, no tienen, no cumplen todas las normas.
Hay un capítulo del libro de Carlos Sánchez Viamonte, que es el tema de la mística y
el mito. O sea quizás el enemigo más grande de un proceso de transformación es el
mito, porque te hace confundir al mito con la mística, y la mística es el nervio motor
en los procesos de transformación.
Yo creo que el culto al personalismo es malo, en cualquier organización. Sea la mejor y la
más honesta, más revolucionaria, es malo y pueden dar de esto, experiencias de procesos
revolucionarios interesantes…y con la democracia se la ha gastado y se le ha pegado tanto
a la gente, donde ser honesto es una virtud. Cuando es lo más elemental el tema de no meter
la mano en la lata.
24
P: Muchas gracias, fue más que suficiente.
Entrevista a Claudio Lozano. Vocal de CTA Nacional.
Diputado Nacional por Emancipación y Justicia
28/04/05
P: Tenemos una pregunta especifica que surgió en una entrevista que le hicimos el otro día
a Fabio (Basteiro), él hablaba del surgimiento de la CTA...
CL: Yo no me voy a hacer cargo de lo que haya dicho Fabio.
P: No... por eso...él decía que la CTA surge no como respuesta a la coyuntura, más que
nada es una alternativa al modelo sindical, peronista, tradicional, tendría que ver más con lo
que sería nuestra comparación entre la CGT de los Argentinos y la CTA.
CL: Lo que pasa es que yo creo que hay una diferencia, que efectivamente hay una
diferencia importante entre lo que uno puede ver de la CTA hoy como planteo y como
realidad, respecto a lo que era la CGT de los Argentinos. Y es que la CGT de los
Argentinos era una opción dentro de un mismo tipo de modelo sindical, no estaba en
discusión la estructura ni la organización del modelo sindical argentino, era una opción
dentro del modelo sindical.
P: Ellos planteaban la autonomía partidaria, planteaban la democracia interna pero dentro
de lo que era la CGT.
CL: No sólo de la CGT, sino dentro de la estructura bajo la cual el sindicato organizaba los
trabajadores en aquella época. En el caso de la CTA en realidad lo que hay es una
estrategia que busca restituir condiciones para construir la unidad política
organizativa de los trabajadores en el marco de un contexto estructural distinto, y por
lo que requiere, ya no alcanza con la forma sindical tradicional para resolver ese
problema. En este sentido la CTA no es una estrategia alternativa frente a los
deshonestos y corruptos sindicalistas, porque si eso fuese no estaríamos modificando
el esquema sindical, simplemente estaríamos mostrando o tratando de garantizar la
gestión honesta del mismo tipo de estructura sindical, lo nuestro, no. Y en eso
engancha con el tema que sí tiene que ver con los cambios estructurales de la etapa por el
hecho de que la fuerza de trabajo o los trabajadores de la Argentina actual no tienen nada
que ver con los trabajadores de hace 40 años. Entonces uno tenía un proceso de pleno
25
empleo con extensión de la asalarización formal y consecuentemente la lógica de un
sindicato que organiza los trabajadores registrados era una lógica razonable. En el contexto
actual seguir pensando la organización de los trabajadores en términos de los asalariados
registrados implica asumir que vos vas a organizar una parte minoritaria de la fuerza del
trabajo de la Argentina, en ese marco lo nuestro es un modo de hacernos cargo de los
cambios estructurales que suponen un cambio en las condiciones de reproducción de la
fuerza de trabajo en la Argentina, implica la necesidad de replantear la propia estructura
sindical. Nosotros decimos: la estructura sindical tal cual la conocemos no puede organizar
esto, aunque quisiera, no es un problema de maldad congénita.
P: Fernández plantea la hipótesis de que la C.G.T. tendría haberse mantenido unido ante el
gobierno menemista.
CL: ¿Quién es Fernández?
P: Arturo Fernández. Él plantea que el movimiento obrero, dado que en ese momento
coyuntural del país la C.G.T. estaba tan debilitada por la política llevada a cabo por el
menemismo, debería haber permanecido unido. Era un momento crucial para dar la lucha
por dentro.
CL: Eso dice alguien que no sabe que paso ahí adentro. Porque nosotros no es que llegamos
a la fractura porque dijimos “bueno, haber fracturamos”, sino que nosotros hicimos todo un
recorrido interno dentro de la C.G.T. Esa no fue una ruptura que planteamos nosotros, en
realidad lo que nosotros hicimos fue un recorrido histórico en donde en el momento en
donde se produce el agotamiento, o construíamos otra experiencia o nos agotábamos con
eso. Porque es realidad, ¿cuál fue el proceso que se vivió en el momento que se produce el
cambio donde asume Menem? En realidad lo que hay es una puesta en crisis de todo lo que
había sido la experiencia sindical tradicional que de alguna manera se había revitalizado en
el marco de la conflictividad por Alfonsín. Conflictividad que tenia posibilidad
de
materializarse, obviamente con problemas, porque ya la estructura sindical presentaba
inconvenientes, pero en donde el hecho de que el Partido Justicialista actuaba como
oposición a Alfonsín, le otorgaba una base de unidad política que de alguna manera le
permitía niveles de acción más razonables. En el momento que asume Menem, comienza a
jugar el tema de la falta de autonomía respecto al Estado, y respecto a los partidos y cuando
se produce el primer conflicto por el tema de la cuestión de las privatizaciones y
26
concretamente se produce el conflicto de los telefónicos, la primera huelga fuerte, que dura
prácticamente treinta días resistiendo la privatización de ENTEL y, en donde la conducción
era una conducción mezclada, en donde había compañeros vinculados a nosotros, otros
compañeros vinculados a la experiencia ligadas a lo que seria el MTA, etc. Ese conflicto le
planteó una discusión a la CGT en donde el planteo nuestro es que hay que resolver
ese conflicto, ir a paro nacional del conjunto de los trabajadores, para frenar la
ofensiva privatista, en el mismo momento donde nosotros planteamos esto, la Unión
Obrera Metalúrgica con Lorenzo Miguel a la cabeza plantea que el problema de los
estatales es de los estatales y el de los privados de los privados, demostrando que en
realidad la fractura, lo que le preocupaba a Arturo Fernández ya existía, no es que
uno viene y la hace, estaba producida por el proceso de fragmentación que en todo caso
había producido el replanteo más estructural que tenía la economía argentina y se
materializa en un conjunto de mecanismos que permitían chupar dirigentes y estructuras, y
permitían producir fracturas de esta Naturaleza. ¿Y en realidad... qué termina pasando? En
lugar que se vaya al paro, en ese momento estaba Ubaldini al frente de la CGT, en lugar de
que Ubaldini consiga el respaldo para ir al paro, termina transformando todo en la última
movilización en la que Ubaldini anuncia un plan de lucha, que jamás realizará en la plaza
de los dos Congresos, en una movilización convocada por el frente de gremios estatales, es
decir, no se pudo garantizar por parte de CGT la unidad del movimiento obrero para frenar
el proceso de privatización. Pero no es que no se pudo porque nosotros fracturamos, no se
pudo desde la CGT. Comienzan las condiciones para la creación de una experiencia nueva,
esto que termina pasando con Ubaldini que no puede condicionar, él era la referencia más
alta que había construido el movimiento obrero en la etapa posdictadura, tiene como
resultado concreto o se materializa en lo que es la ofensiva que termina en el teatro San
Martín, en donde cuando uno lee el discurso de la C.G.T. San Martín, en ese momento
percibe la importancia de los principios estos de los que hablamos, porque el discurso “en
tanto el Estado es peronista los trabajadores deben adecuarse a …”, la identidad política
dejó de estar en los trabajadores y pasó a estar y a residir en el aparato estatal. La lógica
hubiera sido al revés, cuando los trabajadores son peronistas, el Estado debe tal cosa. La
identidad política reside en la expresión de determinados actores sociales y no en el aparato
del Estado.
27
P: ¿Cuál es la concepción que tienen de clase trabajadora?
C.L.: La verdad que la idea del concepto de clase y... ¿Qué te diré? Si vos en realidad lees a
Marx, no termina de definir el concepto de clase y Marx dice que no alcanza la cuestión
económica para vivir, por lo tanto lo que sí está claro es el funcionamiento de un régimen
capitalista. Define condiciones bajo las cuales las fuerzas de trabajo se reproducen, y
consecuentemente eso es un punto de partida para la organización de trabajadores en esa
sociedad, en ese sentido si vos tenés una etapa donde las condiciones bajo las cuales se
reproduce las fuerzas de trabajo en este país, hacen que su nivel de vida esté determinado
por niveles de desempleo o por el grado de informalidad laboral y demás. Vos deberías
tender a tratar de estructurar eso en una organización conjunta, eso es lo que está en la base.
Ahora, qué esa es la clase, esa es otra cuestión, porque se supone que también en la
conformación de tu clase, tiene que ver también con tu perspectiva de futuro, que supone
que en realidad los trabajadores no son sólo aquellos que están determinados por el modo
que lo organiza el régimen, existente. Por eso que para nosotros el tema de la definición de
nuestra identidad como trabajadores se da en el marco de la construcción de una
experiencia política mayor, por eso es que dijimos con todo claridad en el congreso del
2002 que era necesaria la construcción de un nuevo movimiento político en la Argentina,
porque del mismo modo que sostuvimos al comienzo de los 90 que era necesario una nueva
central de trabajadores, porque no iba más la experiencia sindical tradicional, lo que
dijimos al comienzo del 2000, es que no va más la idea de recuperar las experiencias
tradicionales como modo de pensar una experiencia política que transforme la situación de
la sociedad argentina. Entonces, yo supongo que en realidad nosotros estamos a mitad de
camino.
Hasta el
momento estamos o hemos sido capaces de gestar
trenzas de
organización que se hacen cargo de las condiciones de reproducción que tiene hoy la clase
trabajadora en esta Argentina capitalista con estas condiciones. Lo que nosotros estamos
convencidos es que no hay posibilidad de planear formas de regulación de una sociedad
distinta si no hay instituciones que las garanticen, entonces una central de trabajadores para
nosotros no sólo es un instrumento reivindicativo, sino que es un instrumento que permite
reinventar la sociedad. Si yo tengo trabajadores en las empresas más importantes o no las
tengo, me permite discutir, sus precios y sus ganancias o no... por lo tanto una regulación
social de otro tipo requiere de instituciones… materializarse y en ese sentido creemos que
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la construcción de una experiencia... distinta sirve a los efectos de garantizar otro tipo de
regulación social en condiciones de mayor justicia, en las relaciones que se establece...
P: Por eso la personería gremial...
CL: No peleamos por la personería, es una propuesta del gobierno...
P: ¿A ustedes no solicitaron la personería? ¿No les sirve?
CL: En términos simbólicos sí, en términos reales no. Ahora, ahí nosotros necesitamos
que lo trabajadores puedan organizarse sin tener que pagar con el despido, esto tiene dos
componentes. Uno el componente mayoritario que es que muy útil en los establecimientos
más importantes, las empresas tratan de que no haya ninguna organización sindical, no sólo
de la CTA, tampoco de la CGT. Por lo cual especulan con las distintas prácticas
contractuales que hay para romper todo tipo de agremiación y además no tienen
inconveniente en despedir a cualquiera que intente hacerlo. Ahí hay un problema de
legalidad y la personería sirve para evitar eso. Ahí nace la propuesta nuestra de hacer
otro sindicato, y ahora si a nosotros nos dan la personería legal, sólo tiene efectos para
que los trabajadores que estén elegidos en las listas de la central tengan inmunidad, se
entiende? Entonces el compañero del gremio gastronómico que es miembro de la mesa
nacional puede trabajar en la empresa gastronomita sin que lo rajen, porque es miembro de
CTA pero los laburantes que se organizan en el gremio gastronómico no. Entonces, la
personería gremial legaliza a la CTA, pero no legaliza los trabajadores, ¿se entiende lo que
digo? Nos da un respaldo simbólico.
P: ¿Si no tienen la personería, el gobierno no tiene la obligación de llamarlos a la mesa...?
¿Con personería gremial tienen obligación de llamarlos, o no?
CL: Pero nos llamó
P: Pero podría no haberlos llamado.
CL: La fuerza es otra cosa. Nos reconocen, por lo tanto somos legales. Es un
reconocimiento a nosotros como organización. No le otorga legalidad a los trabajadores.
Una cosa es que se reconozca a la CTA que de hecho en la práctica es tan obvio que no
pueden dejar de hacerlo, por eso nos terminan llevando al consejo, aunque no tengamos
personería, por eso nos piden a nosotros que mandemos gente a todas las instancias
institucionales. Ahora, lo que no legalizan es que los trabajadores se puedan organizar.
P: ¿Qué autocrítica le harías a la CTA?
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CL: ¿Qué autocrítica?, ¿qué se yo?, tantas podría tener...nosotros hicimos muchas macanas,
en una perspectiva vista desde hoy son macanas, nosotros nos equivocamos, desde mi
punto de vista, en el momento en donde al producirse la creación del Plan Jefes pusimos en
el consejo como representación de esto a Luis D´Elia , un error , pero un error que era
incoherente con nosotros mismo, porque en realidad nosotros nunca construimos la
federación de tierra y vivienda en función de representar a los desocupados, eso se
transformó en una organización de desocupados, pero no porque eso fuera nuestro criterio y
en realidad nosotros desde la perspectiva de que los trabajadores desocupados son
trabajadores, tendríamos que haber puesto en el consejo a un representante del conjunto de
los trabajadores y no a un desocupado.
Nosotros le respondimos en la misma lógica al sistema por decirlo de alguna forma, eso es
un error nuestro, del mismo modo que fue un error haber aceptado la propuesta esta de la
personería gremial, yo creo que fue un error nuestro.
P: Muchas gracias.
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