Concurso de microrrelatos “Los sentidos” “El sentido del tacto”

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Concurso de microrrelatos
“Los sentidos”
Primera edición
“El sentido del tacto”
Año de 2012
Contenido:
• Fallo del jurado (2013)
• Obra premiada, mención distinguida y
menciones especiales.
• Todas las obras participantes.
Acta del Jurado del Certamen Literario:
“Microrrelatos de lo sentidos”
1ª Edición “El sentido del tacto”
En Los Palacios y Villafranca, el día catorce de enero de dos mil trece
se constituye el Jurado del Concurso de Microrrelatos “Los sentidos”, que en
esta su primera edición ha versado sobre “el sentido del tacto”.
tacto”
El citado concurso
www.manchoneria.es.
www.manchoneria.es
ha
sido
organizado
por
el
portal
web
El Jurado está compuesto por las siguientes personas:
D. Manuel Sollo Fernández, Licenciado en Periodismo por la Facultad
de Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid. Ganador de
varios premios de poesía. Actualmente, es Redactor de Radio Nacional de
España en Sevilla, donde ha trabajado casi toda su vida profesional
ocupando diversos cargos de responsabilidad y de dirección. Ha realizado los
cursos de Doctorado en la Facultad de Comunicación de Sevilla y ha
colaborado en diversas agencias de prensa, revistas, anuarios y
publicaciones. Y
D. Manuel Bernal Romero, licenciado en Ciencias de la Información,
rama de Periodismo, Graduado Social y profesor de Lengua española y
Literatura en Enseñanza Secundaria Tiene publicado varios poemarios,
libros de relatos, además de varios libros para el público infantil y juvenil.
Su última publicación ha sido el novedoso trabajo de investigación “La
invención de la Generación del 27”
Una vez examinados con detalle y conciencia los trabajos presentados
hasta el día 31 de Diciembre de 2012 en el portal web www.manchoneria.es,
el Jurado ha dictaminado lo siguiente:
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Que ha dudado en otorgar el único premio entre las siguientes dos
obras:
Una, la que al final ha considerado ganadora:
“Un empleo de mucho tacto”, registrado bajo el nombre
“carlosrodrigo”. El premio, tal como se establece en las bases, consiste en un
ejemplar de la novela “Dime quién soy”, de Julia Navarro, donado por
Librería Fleming.
El autor es
Carlos Enrique Rodrigo López,
nacido el año
1973 en Segovia y vecino de Toledo. Licenciado en Derecho y en
Antropología Social y Cultural, cursando en la actualidad grado en
Literatura y Lengua Española. Funcionario Técnico Superior de
Administración General y profesor tutor de la UNED. Autor de Autor de
Nubes y Claros, poemario publicado por CELYA en 2012; y textos y guión
del cómic de El Greco ( Sociedad de Eventos Culturales de El Greco)
publicado en 2012. Entre otros certámenes literarios: Premio Jaime del
Amo de relato corto; finalista premio artículo periodístico Ciudad de
Melilla, Premio relato corto Casa de Castilla y León; finalista Premio
relato TMB Barcelona (publicado en libro Historias de bus y metro en
booket), finalista concurso microrrelatos abogados (publicado en libro II
concurso microrrelatos abogados), finalista Premio relato Biblioteca de
Castilla- La Mancha. Ganador concurso internacional de relato noches
VB80
Colaborador en medios periodísticos: Día de Toledo, Tribuna,Web
Toledo.
Y la otra obra, “La cena de Nochebuena”, registrada con el
nombre “Motilla”. Por ello, y aunque no esté contemplado en las bases, el
Jurado desea hacer constar una “mención distinguida” a la citada obra.
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
“Motilla” se llama en realidad
Jaime Armenteros Menéndez. Él
dice: “Nací en Madrid en 1961 y estoy casado, tengo dos hijos. Estudié
Derecho pero desde entonces ando un poco torcido. He trabajado en tantas
profesiones que ya no se muy bien cuál es la mía. Lo que debieron pasar
mis niños en el cole cuándo le preguntaban aquello de en qué trabaja tu
padre. Los dos últimos años los pasé en Vietnam trabajando como
cooperante, y eso sí que fue una gran experiencia para mi y para mi
familia, así les resarcí un poco. Espero poder repetirlo en el futuro. Me
gusta mucho viajar. También me gusta mucho escribir, e incluso he
ganado un primer premio de relatos. También me gusta mucho dibujar,
sobre todo del natural. Y hacer deporte, la bicicleta por ejemplo, con la
que además de hacer deporte vuelvo a lo otro: viajar. Y después lo escribo.
Y así todo da vueltas y más vueltas y me lo paso muy bien.”
Asimismo, el Jurado quiere mencionar especialmente a las creaciones
que se detallan aleatoriamente a continuación, con la autobiografía que sus
autores han facilitado con posterioridad al fallo de este Jurado:
El vuelo de una madre, de Madre Pepa
“Mi nombre es Salvador Robles Miras, soy periodista y pedagogo,
y he publicado unos cuantos libros, de narrativa, ensayo y novela. El
más reciente, la novela "El último día, el primero" (2012, Ed.
Paréntesis). Participo en diversos certámenes internacionales desde
hace poco más de cuatro años para dar salida a los miles de cuentos y
microrrelatos que tengo escritos. He conseguido innumerables premios”
Recuerdos, de Meijer
José Antonio Mejías Mercader. Vecino de Elda, Alicante. “Soy una
persona a la que siempre le gustó escribir, suelo hacer relato corto, y en lo
personal, tengo 30 años y aficiones normales, salir con los amigos, jugar al
futbol, lo normal en este país”
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
La tibieza del haz, de Aguero
Antonio Damián Romero, “Vecino de Los Palacios y Villafranca
(Sevilla), Licenciado en Derecho. Trabaja en el Área de Recursos
Humanos de la Universidad de Sevilla.”
Mi fortuna, de Nico
Nicolás Marrero, “nacido en Montevideo, Uruguay, en el año 1979.
Vecino de Combarro, Pontevedra. De profesión Pianista”
La cálida caricia del sol, de Miguelgr
José Miguel García Ramírez. Vecino de Granada. Trabaja
en el
Departamento de Psicología Social de la Universidad de Granada,
impartiendo clases de Psicología de los Grupos. También, desde el año 2008,
realiza estancias de investigación y docencia en la Universidad de Trent
(Peterborough, Canadá) en las que investiga la aplicación y uso de
microrrelatos en la enseñanza y adquisición de una segunda lengua,
concretamente el español, ya que el microrrelato es un género que utilizado
adecuadamente en la enseñanza de una segunda lengua ayuda a los
estudiantes desarrollar la competencia discursiva, aumentando su
satisfacción personal y sentido de la eficiencia en el uso de la lengua,
mejorando considerablemente la adquisición de la lengua meta al reducir la
tensión psicológica propia de todo proceso de comunicación
Ley de vida, de Montaña
María Montaña Campón Pérez. Vecina de Cáceres. Licenciada en
Derecho por la Universidad de Extremadura. Se dedica, fundamentalmente,
al relato breve. En cuanto al microrrelato, lo más destacable es que en
noviembre de 2005 resultó finalista, con el texto “Susana” del Premio
Twinings otorgado por la revista Qué leer. Según la revista Contratiempo
en noviembre de 2009, fue participante destacado en el I Concurso de
Microrrelatos organizado por la Biblioteca Severo Ochoa del Instituto
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Cervantes de Chicago. Ganadora semanal del concurso Relatos en Cadena
de la Cadena Ser, temporada 2011-2012, semana 29, con el microrrelato El
niño grande.
El tacto necesario, de
Antuan Palacios (no aporta datos).
Y sin más, declaran los sres. arriba mencionados que todo lo expuesto
resulta ser cierto.
P.D.- Los editores quieren hacer constar que de conformidad con lo
recogido en las bases del citado concurso, el patrocinador del premio no
seguro consistente en dos figuras de plástico de D. Quijote y Sancho Panza,
Juguetería Pinocho y más concretamente su dueño Juan Jesús Castillo
Rodríguez, desea conceder el citado premio a “Nico”, por su obra “Mi
fortuna”.
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Relato Ganador del Certamen:
Un empleo de mucho tacto
· carlosrodrigo
Entró airadísima. Todos lo hacen. No es para menos. Le invité a sentarse. Sentados son
menos peligrosos. Le cogí las manos. Largas, huesudas, de pianista. Dije alto,
paternalmente, su nombre. Eso les desarma. Respiraba aún nerviosa pero ya contenida.
Le dije que no se amilanase, que el mundo está lleno de oportunidades, que me mirara a
mí… Le agarré francamente los hombros, esculturales; le tanteé el pelo, pura seda, y el
rostro, anguloso, casi acariciándoselo. Llegados a este punto siempre se derrumban.
Lloró desconsoladamente y masculló disculpándose: “Es que tengo ya veinticinco años,
quién me va contratar a mi edad…”. Firmé el finiquito y se marchó como un ratoncillo.
La verdad es que hay que reconocer la astucia de la agencia de modelos de fichar a un
ciego como responsable de recursos humanos. Pero sinceramente, aunque los jefes estén
satisfechos conmigo, no creo que soporte este empleo por mucho tiempo.
26 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Mención Distinguida del Certamen:
La cena de Nochebuena
· Motilla
Tu padre me empieza a contar algo. Yo miro al pavo y como un pedazo. Acaricias mi
pierna con tu pie. Sonríes. Tu madre me pregunta si me gusta. Un pie sube por mi
entrepierna. Yo contesto como puedo, intentando mantenerme serio. Tu pie sigue hacia
arriba. Súbitamente el pavo se me atranca a medio camino, pero doy un par de tragos y
consigo que pase. Mientras me sirve ensalada coloco la servilleta y aprovecho para
acariciarte por debajo de la mesa. Tus dedos desnudos lo agradecen y caracolean de
alegría. Me miras. Noto plenamente tu pie, es lo que más noto del mundo. Ya queda
poco para acabar la cena. Alguien propone un brindis. Lucho por mantener la
compostura, pero cuando tu padre pone en mis manos otra botella de champán yo, sin
poderlo remediar, la descorcho alegremente sobre el blanco mantel de hilo.
04 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Menciones Especiales del Certamen:
El vuelo de una madre
· Madre Pepa
Tras una feroz resistencia, el pueblo había sido invadido por las fuerzas opresoras, y los
lugareños supervivientes: mujeres, niños y ancianos, se encontraban alineados ante un
precipicio. Un bebé lloraba estridentemente en los brazos de su progenitora, quien
trataba de hacerlo callar entonando entre susurros una vieja nana. El capitán, con una
voz de ultratumba, ordenó silencio. Los murmullos cesaron, el llanto del niño, no. El
oficial se aproximó a grandes trancos hacia la madre, le arrebató al chiquillo de un
brusco tirón y lo arrojó al abismo. La mujer, horrorizada, se lanzó en pos de su hijo.
Logró alcanzar a la criatura a unos centímetros del fondo del barranco. Y el pequeño, al
sentir en su piel el contacto inconfundible de los brazos de su madre, se sintió
embargado por una sensación de paz. Lo peor ya había pasado.
09 de diciembre de 2012
Recuerdos
· Meijer
Recuerdo el calor que desprendía tu cuerpo cada mañana, recuerdo esas caricias que nos
dábamos al despertar, recuerdo cada beso que nos ofrecíamos, esos abrazos, juntos de
las manos, recuerdo cada sensación que me despertaba el solo roce de tu piel con la mia.
Lamentablemente también recuerdo ese ultimo contacto, la última vez que nuestras
manos se unieron, en ese momento solo noté el frío, hasta mis lágrimas eran cálidas en
comparación con tus manos, ese tacto frío, ese último tacto, esa fría y amarga
despedida. El tacto de la madera bajo la palma de mi mano, es ahora el recuerdo de un
amor pasado.
29 de noviembre de 2012
La tibieza del haz.
· Aguero
El rayo solar penetra inclinado a través de la ventana ojival, calentando la líbida piel de
su rostro. Los fríos que trasminan las húmedas paredes de piedra, aún aprisionan su
cuerpo aterido, recogido ahora como en un ovillo. Solo lo consuela el tacto de ese rayo
compasivo y polvoriento, que desciende cortando la oscuridad lóbrega de la celda.
¿Que prodigio es este, que la más inexpugnable prisión puede ser violada por Natura,
acariciando a su hijo más desgraciado?. Se contempló bañado por la luz, tocado sin
manos, acariciado con tibieza. Fugazmente su alma pudo volver a las huertas de su
infancia, al crepitar de la tierra entre los dedos, a recorrer caminos. Por un momento,
solo por un momento, se sintió un hombre libre.
09 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Mi fortuna
· Nico
Desde que era pequeño mi mamá me enseñó la importancia del sentido del tacto. Ella
decía “la gente no sabe lo que se pierde al no valorarlo”. Como era para Grenouille su
olfato, para mí era la sensibilidad de mis manos. Y así, pendiente de este sentido tan
infravalorado fue como un día le conocí. Supe que era ella en cuanto palpé su mano,
hace 40 años, y aún hoy sigo sintiendo lo mismo al tocarla. Así es que hoy puedo
contarles que ellos fueron lo mejor que me ha pasado en la vida. Ella por estar siempre a
mí lado, acompañándome; y él, el sentido del tacto, por haberle dado color, forma e
imágenes a un mundo…que nunca vi.
29 de diciembre de 2012
La cálida caricia del sol
· miguelgr
El frío estremece mi cuerpo, mientras espero en la parada frente al helado río de
Otonabee. La brisa escalofriante golpea mi rostro, congelándome dolorosamente las
lágrimas. En ese momento miro el horizonte con la vista perdida, respiro pausadamente
y luego siento el sol, aunque el cielo hoy está nublado. En mi cara siento la cálida
caricia del sol que extendiéndose por mi cuerpo me hace sonreír. Siento como brilla el
sol como ilumina mi rostro, aunque hoy está nublado. El autobús llega y entro feliz
sonriendo, el conductor con cara de sorpresa me pregunta qué tiempo hace en mi país.
28 de diciembre de 2012
Ley de vida
· Montaña
Nunca soporté las caricias de mi abuela. Las palmas de las manos se me antojaban
rugosas, encalladas. Ella insistía en toquetearme y yo insistía en protestar. A final, a
regañadientes, le prestaba mi mano de novicia. La tomaba entre las suyas, recorridas por
ríos de tinta bajo la piel, la acercaba a los surcos sedientos de su cara y sonreía. Luego,
se hurgaba en los mandiles y rescataba algún dulce zozobrado que me reconvertía al
instante a una religión de cuentos de oriente y canciones marchitas. Las tardes a su lado
se sucedían lánguidas, pastosas. La abuela desapareció, pero sus manos, sus manos aún
acarician a través de las mías.
23 de noviembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
El tacto necesario.
· Antuan Palacios
Le dijo: ! Tócame si eres hombre !. Él no persistió entonces en la absurda idea de
agredirla. Nunca antes lo había hecho y se alegró en el alma del súbito cambio de
rumbo, justo en el inicio de ese proyecto cobarde. Estaba cansado, abatido. Se reconocía
hastiado de tanta confrontación. Ella vivía también instalada cerca del agotamiento.
Miraron a su niña y observaron que en sus ojos, de par en par, los ocho años de corazón
ahora inquieto reflejaban una nueva súplica de paz. De reconciliación y paz. Paz en el
mundo, en su mundo localizado. Esa mañana, en una intensa carta de Reyes de una
escueta línea había escrito: solo quiero pedir muchos besos a papá y a mamá. En casa
hacía tiempo que sobraban demasiadas palabras injustas y faltaban muchos gestos
tiernos: abrazos, caricias y besos. Una esperanza en el amor ausente, en el sentido del
tacto irreemplazable.
29 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Relatos presentados al Certamen:
Naturaleza
· Carbonblanco
Las nubes toman las montañas, para sentir las cosquillas de los árboles en sus blancas
barrigotas, después, suben al cielo, para tocar los rayos del sol con su cabeza. Los
árboles estiran sus ramas, para que el pose de los pájaros, les hagan sentir
acompañados. Los copos de nieve, se funden en las hojas perennes y, ese frío, hace que
se sientan vivas. Las flores descansan sobre la hierba verde, sus alegres colores, atraen
a las mariposas, estas beben de su néctar, la recompensa, esas finas patitas que
acarician sus pétalos. Las ardillas trepan por los troncos, los osos pisan la firme tierra,
los peces nadan en los ríos. La naturaleza siente, vive, toca…
31 de diciembre de 2012
Habitación a oscuras
· Carbonblanco
Suaves melocotones siento en las yemas de mis dedos al tocar tu piel. Un pañuelo de
seda en mi cuello, es tu melena, cuando me acurruco en tu pecho. Mi oreja nota el
compás, de los latidos de tu corazón. Acaricio con mi lengua, los sabores de tu boca.
Recorro con mi nariz, todo tu cuerpo desnudo. Entrelazo mis piernas a las tuyas, para
sentirte en mí. Descansamos un instante, mojados sobre la cama. Enciendo la luz, para
ver tu belleza, la que hace un rato tocaban mis manos. Como antes te desnudé, ahora te
visto lentamente. Abrocho los botones de tu camisa, ato los cordones de tus zapatos. Te
miro a los ojos y te digo “Nos vamos?”. Salimos a la calle, llueve, hace frio, tus labios
rozan mis labios, hace calor, la lluvia me refresca, cierro los ojos, para volver a sentir
tan sólo, en sentido del tacto.
31 de diciembre de 2012
De cartón piedra
· Carbonblanco
Al tocar su fría piel, hecha de cartón piedra, sentía, que ella no le sentía, al igual que el
perro de escayola que vigilaba su entrada o como el cuco de madera que le daba las
horas, horas lentas y solitarias, en aquella enorme casa, tan llena de cosas, tan vacía de
vida. Enanitos de piedra adornaban su jardín, pero, por más que les hablara, jamás le
respondían. La más frustrante era ella, siempre allí sentada, con la mirada perdida.
Quería que su sonrisa no estuviera pintada, que sus besos fueran cálidos, escuchar su
respiración cuando la tumbaba con él en la cama, que sus dedos se movieran, que el
reverso de su palma, acariciara sus mejillas. Ansiaba que le tocara, deseando convertir
en verdad, aquella cruel mentira.
31 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
La verdadera felicidad
· Vart
Son las cinco de la madrugada. El llanto del cielo y el grito de los abetos por los
extremadamente fuertes abrazos del viento conmueven mi inocente corazón. Me asomo
a la ventana para observar el paisaje. Sin embargo, de repente, en ese preciso instante,
un olor a no sabría expresar qué, se apodera de mí llevándome a lugares que, hoy en
día, no son más que parte de la sombra del pasado. Todo esto me recuerda a cuando
saboreé por vez primera el almíbar de rosas que con tanto placer preparaba mi abuela.
Y ahora tengo la sensación de sentir el calor del cuerpo de aquel muchacho que me
robó un beso. Y es en estos momentos cuando soy incapaz de entender cómo es posible
vivir sin gozar de la verdadera felicidad: besos, abrazos, caricias y olores que valen
más que mil palabras pronunciadas.
30 de diciembre de 2012
A orilla del Tormes
· FAUCO
Cuánto he disfrutado paseando por la dehesa de mi pueblo sobre el colchón de
mullidas y húmedas hojas del robledal. El viento, algo frío para la época en la que
estamos, me daba en la mejilla derecha y, al final, he terminado con la nariz y las
orejas frías, pero no tanto como para sabañones. Aunque me he servido de un cayado
para facilitar la andadura, un traspiés me ha hecho topar con la rodilla en tierra y a
punto ha estado de costarme una cadera. Incorporado, he seguido caminando un buen
rato llegando a pensar que el tiempo iba a empeorar, pues el viento lo notaba ahora en
la mejilla izquierda. Salí de mi error, cuando oí la voz de aquel desagradecido. ¿Para
qué vuelves? si te he dicho que, aunque me lo supliques llorando, ¡no volveré nunca
más a ser tu lazarillo!
29 de diciembre de 2012
No me vengas con excusas
· Ponfiel
Sentí el roce de tus labios la noche antes de marcharme, acompañados de tus caricias.
Me invadió la curiosidad y seguí rozándome contra tu pecho, entre en dilema, que
zanjé al instante. La voz de la conciencia se apagó de golpe, aunque quiso resurgir, tus
erizados cabellos me llenaron de miel. Recordé el vals que mis padres hacían siendo
bien niño, recorriendo la casa, saboreando sus carnosos labios, disfrutando de
momentos únicos, de sensualidad, amor, ternura. Hasta que se acabó. Él nunca dijo la
verdad. El único consuelo que le quedó a mi madre fue recibir nuestro cariño. Pasó de
ser fructífera a árbol muerto, deshojado, maltrecho. Olvidó que era sentir piel con piel.
Y ahora tú me vienes con esas, como niña malcriada, queriéndome despojar de lo que
más me llena. Cuando mi mujer está vacía y ni siquiera quiere mirarme a los ojos.
29 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Retrato de mi voz
· TERESA
Ambientada en la estación menos cálida me encuentras esparcida o en un paraje
navideño, tal vez no destaco en gran medida pero sin embargo siento, pies que me
pisan y manos que recorren todos mis recovecos. Los prevenidos llevan guantes y
raquetas, los valientes no, y a ellos enfrío con todo mi ardor. Me parten, hacen bolas y
juegan entre ellos. Soy muñeco diseñado del más antiguo modelo, cabeza de bola y
otra de cuerpo, nariz de pepino, ojos de botón, sonrisa dibujada con un dedo de ilusión,
y adornada con bufanda y sombrero espero que llegue el momento de que salga el sol.
28 de diciembre de 2012
Tocada
· -------Mis palabras te tocaron, pues te diste vuelta en la calle. Te tocó también mi vista, que
archivó tu imagen tocada. Y mi mirada, que te guardó donde almacena las cosas bellas
en que se ha posado. Después, no sé cuanto después, con mis nudillos rocé tu aliento.
Fue cuando mi memoria tocó tu nombre anotándolo con mayúsculas en mi libreta de
inolvidables. No sé cuanto pasó hasta que atravesé tu piel y descubrí tu interior,
derramándome. Tu estremecimiento me informó que todo tu cuerpo estaba siendo
tocado y tus muslos me impidieron dejarte. Desde entonces por siempre permanezco,
vivo, tocándote.
28 de diciembre de 2012
Será por ganar
· biccristal
Tomo el té con una mano y con la otra escribo un microrrelato al que decido participar
junto con mi compañero de trabajo. Estoy tan entregado a la causa que no me he dado
cuenta que estoy escribiendo sobre mí mismo y sobre lo que hago en este momento, mi
compañero de trabajo se sienta frente a mí, o yo frente a mi compañero depende de
quién lo diga. Estoy sentado en un sillón circular de esos que hay en algunas Galerías y
Museos, claro que trabajo en una Galería rodeado de pinturas, mi compañero me lee su
microrrelato y yo con mucho tacto tanto como el que utilizo para golpear la pantalla de
mi ipad al escribir esto, le digo que está bien, o, ¿soy yo quien lo lee?
28 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Sé que tomarte de la mano...
· anain93
Sé que tomarte de la mano no debiera significar nada en esta desatada sociedad donde
los jóvenes andan fornicando a la luz del día y los más viejos en las esquinas. Es una
señal de amistad, respeto, cariño. Una prueba del hombre como animal social, una
interesante mezcla de partículas y bacterias… Que acariciar dulcemente y con miedo tu
rostro y el vello de tu piel es algo insignificante y ridículo para el sentido del tacto…
pero mi orgullo no puede aspirar a nada más. Tus dedos, frágiles y larguiruchos, se van
acercando, junto con tu cuerpo, a mi piel. Y es más de lo que puedo pedir. Un
escalofrío invade el trozo electrizado de carne donde te has venido a parar… Me estás
quemando la piel, ardiéndola poco a poco, desvaneciéndose lentamente… Mañana tu
tacto me habrá dejado hecho cenizas.
27 de diciembre de 2012
El tacto decadente.
· Antuan Palacios
Salimos del trabajo. Íbamos a la feria. La mesa, reservada y dispuesta en la caseta de la
empresa. Decidimos llegar en metro, más rápido y cómodo para ese trayecto hasta el
real. El vagón, más lleno que nunca. El agobio de la masa oprimía la corbata al cuello,
que pedía liberarse de aquella tortura. Próxima a nosotros, una flamenca, ojos negros,
acompañada de una señora más mayor. A la feria también, claro. Cada vez más cerca
de la gitana observo a un hombre, sesenta años, delgado, desaliñado, la mirada perdida.
Bueno, perdida en el trasero de ella. De la joven. Se le acerca disimuladamente. Se
adhiere a ella y se acomoda, repulsivo. Ella mira a su madre y solo agacha la cabeza
con vergüenza. Él resopla y ya no ve. Ignora que le espío. Sombrío, su peculiar sentido
del tacto le depara un momento de placer efímero y miserable.
26 de diciembre de 2012
El llamado dolor intratable
· HOPPER
Nadie parecía percibir la presencia de Arturo, su sinuosa silueta se detuvo ante el
muelle y observó el deambular pausado de los estibadores. Parecía esconder entre sus
solapas un dramático silencio que acompañó la mirada precipitada de Ulises y se le
erizó el alma. Anunció una curiosa connivencia familiar, como si explorara con las
yemas de los dedos la aflicción de su corazón. Pero como buen hombre de mar invocó
a San Telmo y no cumplió lo pactado. Me acuerdo que fue un gran lector de Quiroga:
"Resulta que hay pocas cosas más terribles que encontrar en el mar un buque
abandonado...".Fuí testigo del último encuentro, nada había sido olvidado. El dolor
debió ser inaceptable.
24 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Tacto, el sentido
· kiko
… las yemas de sus dedos tímidamente fueron acercándose al rostro de su ocasional
pareja; apenas se acercaban comenzó a sentir la cálida presencia de la piel, con gran
destreza comenzó a describir todos y cada uno de los rasgos de su faz, que extraño
concurso de ojos vendados para explicar sucintamente las virtudes del tacto, subjetivas
narraciones iban diseñando las bellas facciones de esa mujer, -“ por favor, abre los
labios” –le conminó; con suma atención, mientras palpaba, escuchaba el carmín al
despegarse … sus largas pestañas le indicaban un maquillaje resaltando sus ojos que
hasta se atrevió a llamarlos azules; “¡Terminó el tiempo!” - dijo el portavoz del jurado
que había decidido por unanimidad que el vencedor era Gabriel; este, quitándose la
máscara, agradeció a su modelo la participación, desdobló un bastón blanco y se acercó
al estrado a recoger el galardón …
23 de diciembre de 2012
Realidad
· boscovita
Cuando tocó el cielo, notó que era muy duro y que las manos no se le teñían de azul.
Las estrellas estaban, en verdad, muy lejos. Y lo que parecía un sol, le dejaba helado.
Tanto batallar para encontrarse con una realidad irreal. Tantos nubarrones atravesados
para caer en un infinito finito. ¿Qué hacer? ¿Dejarse llevar por la ficticia euforia?
¿Regresar al cálido útero despreciado? Se resistía a dejar de tocarlo, pero el cielo se iba
deshaciendo en sus manos. Sólo fue consciente de que su sueño se había desvanecido
cuando tocó tierra. Y la tierra era blanda y tiznaba sus pies.
18 de diciembre de 2012
Efímero
· Abiai
¿Qué hay de cierto en una caricia, en ese segundo efímero y con caducidad? Tal y
como lo siento, creo que tus manos deambulaban por mi cuerpo como lo podían hacer
por el de otra persona, no creo que tus caricias ni tu dedicación fueran ciertas, que la
sinceridad abundara en tu escasa expresión de amor… Me aturde la idea de volver a
tenerte cerca de mí, ese sentimiento de rencor y el escalofrío, uñas incluidas, incesante
que recorre mi espalda, no lo soporto. Quizá en otro momento de la vida, de nuestra
vida, podamos volver a intentarlo, pero eso sí, de momento, mantente fuera, alejado de
mi espacio vital. No quiero tu tacto, tus manos, tu persona de nuevo. Necesito tomar
aliento, sentir otras caricias, otro cuerpo, otro sentimiento para poder distinguir la
realidad de la vida, de mi vida.
18 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Acaríciame y no me quemes
· arason
Su cabeza luchaba por discernir entre lo que veía y lo que sentía. No había nadie a su
lado. Por eso cerró los ojos. Empezó a notar de nuevo unas manos suaves que le
acariciaban con ternura. Al abrirlos no encontró mas que una pared blanca, un armario
y una mesilla. Ya no podía más. Esta vez la excitación le había hecho llegar a una
punto nada agradable. Recordó entonces que le habían ingresado para un tratamiento
con nuevos medicamentos. Le dijeron que no era normal notar que le estuvieran
tocando sin ser cierto. A él también le parecía extraño pero como era placentero no le
dio importancia. La cosa cambió cuando notó pellizcos y quemazos. Pidió ayuda y le
diagnosticaron esquizofrenia. La verdad le dolió así que, más consciente que nunca,
cerró los ojos y dejó hacer a su alucinación…
18 de diciembre de 2012
El niño del Nilo
· Yolanda
Yacine se recostó sobre la arena, a la sombra. Fumaba yerba mientras observaba el
tatuaje que le hicieron la tarde anterior. Le insistieron en que no le diera el sol, pues,
aunque él no lo notase, la quemadura sería más grave sobre la serpiente que abrazaba
su tobillo. Era una sensación agradable, la del animal de piel suave y resbaladiza que le
apretaba. La veía y la sentía. Si no la miraba, desaparecía. Si volvía a hacerlo, otra vez
estaba allí, apretándole. La yerba le ayudaba a "notar" el tacto. Yacine tampoco sintió
los granos de arena que resbalaban por su espalda ni el frío de la roca en que se
apoyaba. Pero se volvió al oír el ruido y vio cómo se acercaba la tormenta haciendo
desaparecer el horizonte. Yacine quiso correr para ponerse a refugio, pero miró la
serpiente de su tobillo y ya no pudo moverse.
18 de diciembre de 2012
Sin explicación
· Ioduro de Plata
No lo sé explicar. Ni siquiera después de toda la fisiología, anatomía e histología que le
he mandado aprender a mi cerebro. Todo queda en un simple “El corpúsculo de Pacini
envía un potencial de acción a...” “Las placas de Merkel están situadas en...” “Con esta
tinción de hematoxilina-eosina del epitelio del pulpejo del dedo índice podemos ver...”.
No me dicen nada. Lo único que hace que hace que me entere de lo que me rodea, de
mi mundo, es cerrar los ojos y posar mi mano en tu cara. Noto tus ojos, tu nariz, las
curvas de tus labios húmedos y bajo. Tu busto desnudo (tus pechos), tu abdomen, tu
sexo, tus piernas. Tú. Sólo así te conozco y me conozco. Sólo tocando tu piel sé existir.
15 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Estoy viva
· SANTOS
Quisiera: Sentir el viento que sopla entre los olmos, sobre mi pecho. Que las gélidas
aguas del arroyo que cantando descienden, entumecieran mis pies. Abrazar las ásperas
cortezas de los pinos, húmedos. Dejarme llevar por el roce de los dedos de Miguel
sobre mis rodillas, cálidos. Sentir deseos de calmar el picorcillo de la lana de mi
chaqueta sobre las muñecas. Quisiera estremecerme. Quisiera, pero no puedo. Por más
que lo desee. Por más que lo sueñe. Sopla el viento, corren las aguas, duros los troncos,
me acarician las manos de él. Yo sigo aquí sin poder sentir cualquiera cosa que azote,
hiele, raspe, irrite o acaricie mi piel desde mi cuello hasta mis pies. Esta silla es mi
destino y mi cárcel. Pero oigo correr el agua y el viento azota mi rostro. Estoy viva..
14 de diciembre de 2012
Buscarte
· F. Amador Moguer
Cierro los ojos. Me dejo llevar y te busco, busco tu cuello, tu piel donde acaba tu pelo
y sorbo tu esencia, tu olor, mientras trago entrecortada la saliva con tu sabor de mi
boca reseca. Suspiro hondo y contengo las ganas de mirarte a los ojos, por que quiero
rozarte la piel de los hombros con los dientes y jugar con tus lunares. Mientras oigo
como se aceleran mi corazón y los gemidos, paseo mi siniestra torpe por tu espalda,
acercándote a mi, apretándote a mi, hasta llegarla, mi siniestra, cerca de mi cuello, a la
vez que encuentro y derramo lo buscado. Solo. Una vez mas solo, sin que estés ni
sepas nada.
13 de diciembre de 2012
Cuando se va la oscuridad.
· NATT
¡Corre!, se acaba el tiempo, tenemos que encontrar un lugar seguro, un sitio donde
poder escondernos de él. Una de las niñas agarró la temblorosa mano de su amiga,
dándole a entender que el miedo recorría su cuerpo y qu la adrenalina le aumentaba por
segundos. "No te preocupas, no va a pasar nada, aquí no nos encontrará" dijo la amiga
para intentar tranquilizarla, pero no funcionó. Se escuchaban los pasos, cada vez más
cerca, solo una fina puerta los separaba y de repente una, casi imperceptible pero
terrorífica, línea de luz deslumbró en la oscuridad que les rodeaba. El pulso se
aceleraba, las pequeñas manos sudaban y las piernas temblorosas y débiles iban a
empezar a fallar, cuando, sin previo aviso la oscuridad desapareció dejando paso a la
luz, que entro acompañada por un: "¡Os pille, tu la llevas!"
13 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Una vieja caricia
· Hugo Dies
Otro duro y frío invierno estaba azotando de manera bestia... Esta vez, al igual que
todas las anteriores, parecía el final. La intensa lluvia acompañada por un brutal viento,
y unos ropajes ya desgastados de tantos tiempos de guerra, desanimaban a cualquiera...
Parecía la guerra de nunca acabar, cada año daba la sensación de estar más lejano el
final del conflicto. Muchos kilos de menos, y unas pintas cada vez más dichosas,
menos esperanza y más vacío eterno, eran los sentimientos que desprendía mi
depresión agonizante, que ya no creía en causas ni luchas, y comenzaba a barajar la
posibilidad de dejarlo todo... De abandonar. Pero aquellos lejanos recuerdos y un par
de sucias cartas, me recordaban a ella, en aquella última despedida, cuando sus dedos
rozaron mi mejilla... Y me llenaba de fuerzas para seguir adelante.
13 de diciembre de 2012
Un acto de fe
· Iván Urano
El roce opaco de su mano a través del guante me produjo un escalofrío. La tensión que
transmitía su cuerpo helado, tan distante, era más poderosa que un abrazo, aunque el
efecto era distinto, demoledor. Si el pudor nos lo hubiera permitido, si la rígidas
normas que aceptamos, o nos impusieron, no hubieran castrado hasta el más primario
instinto, la muerte habría sido un cálido acto en pareja, y no una triste fiesta privada.
Como pude volteé la cabeza y la vi a mi lado, tendida, con la tez azulada. El acto de
contrición había llegado a su fin y en el último estertor había movido el brazo hacia mí.
Allí, guante con guante, sentí que violaba todos los preceptos de nuestra fe, pero
también que algo que debía ser amor, había desplazado al miedo.
12 de diciembre de 2012
La mujer del escultor.
· colombriz
Blanda mixtura, te escapas entre sus dedos. Sus uñas, manchadas de naturaleza,
descubren tus rasgos. Sus yemas te hacen vieja; pero tersa con agua tu piel replegada.
Agrietada y porosa, con la caricia del sol, ¡qué desgraciada pareces, sin sentir fuera o
en tu interior, ni la más mínima sensación de frío o calor! Flemática actitud la tuya,
sinvergüenza, que me elevas al observarte. Impasible ante el tiempo… ¡ah! El tiempo.
Cuántas acepciones. Sal a la calle, muchacha, tú que pudiste ser jarrón, pájaro o perro.
Que caiga la lluvia sobre tu pelo y te fundas con tu madre. Y de nuevo te recoja él, en
forma de ungüento. Para esparcirte sobre mi piel, porosa y agrietada, y rejuvenecer
nuestro fuego.
11 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Aquel que sentía lo que los demás ignoraban.
· Escritora De Sueños
Él era la persona que más podía comprender a los demás, y sin embargo, la soledad
siempre le acompañaba. ¿Su don? Puede que su desgracia. Una palmada, una caricia, o
incluso un roce bastaban, para sentir lo que nunca antes había sentido nadie sobre
nadie. Tenía el don de sentir la empatía más pura… Era capaz de sufrir el dolor ajeno,
de sonreír por sus alegrías, o puede que morir de dolor. Tantos sentimientos no eran
capaces de ser contenidos en un niño de tan corta edad, sin experiencia, sin madurez…
y sin embargo, había vivido tanto como todas las personas del planeta.
10 de diciembre de 2012
Roce
· Gloria Arcos
Me había tocado muy levemente, y había hecho que hasta el último poro de mi piel se
sobresaltara y se pusiera alerta. Sabía que no pretendía nada malo cuando me separó el
mechón de pelo caído sobre los ojos, pero era tanto el amor que sentía hacia él, tal la
adoración que conmovía a todos mis sentidos cuando él estaba cerca, que el roce de su
piel sobre la mía, me hizo temblar. Y es que él, mi querido profesor, ni se había
percatado de mi existencia, o si lo había hecho, había sido tan prudente, que nunca me
incitó a que expresara lo que sentía hacia él, un amor platónico, tan intenso, que sólo
una chiquilla de apenas quince años podía llegar a sentir.
07 de diciembre de 2012
Tacto y corazón
· Pedro Crespo
El vehículo acabó envuelto en llamas. Él trató de salvar a su hija y en el intento, se le
abrasaron las manos. Aquel día, con el fuego, perdió el sentido del tacto. Dejó de
percibir el contacto del viento en su rostro, la calidez de un abrazo, la ternura de un
beso, de tal manera que su corazón se fue volviendo huraño. Era tal la amargura que lo
envolvía, que quienes aún quedaban cerca, se fueron alejando a la vez que
sentenciaban: "Es que no sabe relacionarse. No tiene tacto". El fuego quemó sus manos
y al hacerlo consumió también su vida. Ahora tienen la certeza de que de los cinco
sentidos que nos definen, el que nos hace latir, es el del taco, por eso, desde aquel triste
día ya no siente el corazón.
05 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Sinsentidos
· Hipotálamo
Sonaba a hueco el invierno en el desamparado jardín y a hueco también en toda la casa.
El runrún se colaba por las tuberías de la cocina y lo inundaba estrepitosamente todo.
Empapada la vivienda en orfandad, era tal el vacío que ensordecía a los oyentes. Todo
olía a chamusquina. Ellos mismos olían a muerto. No se avistaban ya indicios de
afecto, ni de mero deseo. Allá donde miraras la nada amenazaba de cerca. Habían
perdido el gusto y, lo más terrible, el tacto hoy ya no tenía sentido.
05 de diciembre de 2012
De cuando pretendí sanar con la sensibilidad de un beso
· Silencio
Tal parece que es una fiesta y tú una de las invitadas. Tu vestido largo y negro refleja
una noche que se promete, entre los árboles, inclementemente fría. Casi al entrar a un
pórtico de piedra –que al espacio da seriedad y elegancia-, cae de la altura una gota de
agua cristalina. Su caer lo observo como en cámara lenta y tarda más de un mil
eternidades en romperse sobre la piel expuesta de tu espalda, en una infinitud de
fragmentos, que transportan, gozosos, trozos de luz. Al sentirla, giras tu rostro sólo
para descubrirme dispuesto a sanar, con la sensibilidad de un beso, la pequeña herida
hecha por otra travesura del universo. Sonríes mientras me atrapas con un discreto
perfume que emana de tu cuerpo.
04 de diciembre de 2012
El pan
· Josef K
Cada tarde el hijo del molinero hundía las manos con placer en los sacos de harina
recién molidos. Un día, la tersa y suave blancura habitual se vio alterada por una
viscosidad repentina y desagradable que espantó al niño. Se asustó y se retiró de
manera instintiva, como movido por un impulso eléctrico. Se acercó a su padre, ajeno a
todo y concentrado en las labores cotidianas, pero no le dijo lo que había encontrado.
Estuvo callado durante días, hasta que no pudo soportar más que los vecinos del
pueblo, poco a poco, y uno a uno, fueran enfermando tras comer su pan.
04 de diciembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Ilusión
· Kissbliss
Puedo sentir el calor y la suavidad de tus labios, la forma en que estos se amoldan a los
míos en una colisión perfecta e infinita. Allí donde tu piel roza con la mía, hay solo
electricidad y fuego; un cosquilleo en mi vientre siempre delata el sentir de cuando tus
manos forman un escudo protector en mi cuerpo. Me separo de tu boca, solo para pasar
mi nariz muy cerca de tu cuello. Inhalo aquel aroma embriagador en un intento más de
descifrar ese misterioso y perfecto aroma, y sin mucho éxito regreso a la seguridad de
tu boca. Esta es mi burbuja, nuestro mundo de mil colores y sombras... Pero no todo es
eterno, y las páginas de la vida se nos agotan, creo que es hora de cerrar el libro.
03 de diciembre de 2012
El sabor del adiós.
· Caminante al son del viento
La Luna me sonreía aquella noche, abrazada por mil diamantes. Contrastaba aquel
océano azabache que tan profundo me parecía. Mi reloj acompasaba mis pisadas con el
golpetear del tiempo. Y yo, conocedora de los hechos, solo podía contener mis
lágrimas. Amargas gotas de lluvia, cuyo sabor solo transmitía mi dolor. Anhelaba la
ignorancia. Cual vil traidora me habías abandonado, tú, que te hacías llamar hermana
de sangre. Se habían acabado los abrazos, el cogerte de la mano para cruzar la calle. Se
había acabado el que me cogieras de los hombros mientras acariciaba las teclas de mi
piano, suplicándome una más. Se había acabado el secar tus lágrimas con mi pulgar,
como el que tú me acariciases el pelo. Habías puesto fin a nuestras caricias. Era el
adiós de tus besos en la mejilla.
02 de diciembre de 2012
Impotencia
· La tendera
Ante la adversidad me siento impotente, millones de huracanes pasan alrededor. No
puedo hacer nada. La cosas que arrastra y que me rozan, me hieren, siento como pasa y
va mellando en el suelo, siento el viento feroz, pero debo permanecer en mi cobijo, no
puedo evitar que hagan daño. No puedo evitar que la tormenta pase, no puedo hacer
nada. Aquí junto a mi compañero, intentamos evitar que el huracán nos arrastre. Sé que
no podemos impedir todo lo que derrumbe a su paso, pero seguiré luchando pese al
flojeo de mis piernas, por sobrevivir a tal atroz furia. Sé que habrá un mañana y eso me
mantiene pegada al suelo.
29 de noviembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
Diario de...
· Joselda
Hoy no me siento más especial que otros días. Hubo un tiempo que así lo quise
parecer. El toque de humildad se lo tiene que dar uno antes de que otros te lo estampen
directamente a la cara. Siempre tuve debilidad por la mugrienta chaqueta del poeta
maldito y acabó convirtiéndose en una camisa de fuerza de la que fue complicado
escapar. Hizo mucho daño, demasiado. Rechacé el tacto del Sol para abrazar las
tinieblas, eso me hacia sentir mas interesante, profundo, algo poético, mas imbécil.
Hoy hay luz en mi vida, inspirando cada renglón que transforma en forma de besos. No
quiero otra vida que no sea esta. No me la cambio por nada. Hoy, me pongo mis
pantalones blancos y doy de comer a las palomas. Los cuervos domesticados, ¿por mi
parte?,se pueden pudrir en el infierno. Maldita sea.
29 de noviembre de 2012
Retazos
· Trescatorce
Siempre me he dejado fluir, la vida siempre me ha ofrecido cosas que nunca esperé,y
aun así las vivo, aun sabiendo que duelen ,aunque me partan y me desbarate lo
construido. Es una forma de vida, no pienso y sigo caminando. Dejarme querer y
también y dejarme morir aunque sea un momentito, quiero exprimirlo, sacudirlo,
morderlo, sentirlo. Cogerte entre las manos y amar esa amargura que provocas y a la
que me atas. Estiras del lazo y ahí me tienes, pendiente, con las entrañas rotas, vacía y
llena a partes iguales, con trozos de retazos de lo que un día fui. No olvides quién fui y
por quién fuiste. Tú sigue esperando sentado, dándole vueltas al ovillo del fino hilo de
plata al que me cosistes incapaz de rematar y cortar.
27 de noviembre de 2012
Dulce Despertar
· Meijer
Abro los ojos, me veo reflejado en los tuyos. ¿cuanto he dormido? ¿acaso todo ha sido
un oscuro sueño? En tus ojos veo mi cara, con miedo en la mirada, pero una gran
sonrisa en la cara. Te miro y no creo que seas real. ¿Al fin conseguí contigo estar? esto
debe ser el sueño, no del que me acabo de despertar. Un largo beso hace mi boca
callar, y en el pecho mi corazón parece estallar. Mis brazos te rodean con cariño y con
fuerza, por si un sueño eres, no puedas escapar. Te vuelvo a mirar una y mil veces mas,
para comprobar que si que eres real. No se si este es el sueño, o el sueño es del que me
acabo de despertar. Solo se que si este es el sueño, no quiero despertar, solo quiero
disfrutar.
26 de noviembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
El agua quiso ser yema
· MissQ
Noche de San Juan, noche mágica. Una oronda luna llena besa el mar y una mancha
blanca serpentea, flotando entre las olas. Julia se acerca a la orilla. El horizonte de
carbón, se confunde en la lejanía, con el agua que la salpica, cubriéndole el cuerpo de
miles de gotitas transparentes. Está desnuda, hace frío y se estremece ¡Cuánta libertad
ganada al tiempo! ¡Cuánta osadía ganada a la noche! El agua se desliza con parsimonia
por las pestañas, la nariz, los labios, la barbilla, los senos. Se arrastra sigilosa y ligera y
se funde con la yema en los dedos, para tocarla al fin. Los vellos se le erizan, una
corriente eléctrica le sacude el cuerpo. Tiritan las venas. Tormenta en la piel, que si no
siente, es como la yerma corteza, de un árbol cualquiera.
26 de noviembre de 2012
Figuras en la imaginación
· Marialo
Aún recuerdo aquellas agujas entrelazándose. Tejía con ese afán y seguía ese patrón
numérico para no equivocarse... Era puro arte. Sentada en aquel sillón con la mirada
perdida y con aquellas ganas de escucharme siempre le hablaba de lo que aprendía día
a día, le cantaba canciones y le contaba mis fantasías producidas por los cuentos de mi
infancia. Ella me tocaba la cara, se aferraba al recuerdo de mi expresión que solo con
su tacto podía calmar y me repetía lo bonita que era. Su mirada no me expresaba nada,
quedó gélida atrapada en el pasado. A tientas me daba todo el amor que le exigía. Su
alma renacida, su imaginación libre para poder revivir aquellas cosas que en su día vio.
Y sus manos fueron sus únicas acompañantes.
26 de noviembre de 2012
Caricias
· El Señor Manhattan
Sé que ya no estás en este mundo, que te marchaste sin despedirte. Mas hay veces que
sé que ahí sigues, en tu silenciosa casa, jugando con el tic-tac del reloj. Sé que cuando
me acuesto, tú me acaricias. Abro los ojos, no estás. Entonces recuerdo las caricias que
solías darme, abuelo. Tus finas manos, ya entorpecidas, con esa dulce textura suave
que se deslizaba por mis mejillas, por mi pelo, mientras me intentaba dormir. Y notar
como tu amor se desprendía por aquellos finos dedos. Mi corazón se enorgullecía.
Ahora, te siento. Acaríciame, yayo, acaríciame. Mi corazón ha estado triste desde que
tú te marchaste. Siento un tímido calor sobre mi cabeza. Abuelo, te quiero.
25 de noviembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
El corazón salió por la garganta
· anabel
Allí estaba yo, sentado junto a él, separados únicamente por el frío posabrazos de las
butacas del cine. Dos auténticos desconocidos unidos por las extrañas fuerzas que
atraen a los seres humanos. Casi sin mediar palabra comenzó la película, de la cual no
sabía ni su nombre; pero poco importaba. De vez en cuando cruzábamos las miradas y
sonreíamos. Mi cuerpo parecía de hierro, cualquier movimiento parecía un mundo,
menos mal que habíamos comprado palomitas, para no parecer un maniquí. Era muy
guapo, el sueño de mis amigas, y muy social... de pronto hizo un rápido movimiento y
su mano tocó la mía... y mi corazón salió por la garganta...
24 de noviembre de 2012
El mundo de las hadas
· Elena
Tocaba las vallas que me rodeaban. La música que escuchaba hizo que imaginara lo
que éstas ocultaban. Un mundo fantástico: sílfides del tamaño de un dedal que
chapotean dentro de minúsculos charcos; ninfas sobre piedras que tocan el arpa
marcando el paso de los elfos. El paisaje se completaba con suaves colores pasteles que
irradiaban armonía y equilibrio. De repente, se giran hacia mí; su mirada denota
tristeza, ¿qué pasa? La verja, la canción. Se acaban. Abro los ojos. Confirmo que era
un mundo imaginario. La melancolía se apodera de mí al pensar que algo tan bello solo
era una ilusión. Algo que solo yo he sido capaz de ver, que me ha llenado por
momentos y cuya inexistencia ha causado en mí un vacío que solo llenarán otra valla,
otra canción, otra dosis de imaginación.
23 de noviembre de 2012
Más allá de lo que aconseja el protocolo
· joser
Como dijo el diplomático gringo, ya logramos que nuestros visitantes de la ONU
vieran la luz sin tener que sentir el rayo. Eso es tacto. Hurgaron a placer en nuestros
informes, balances, imágenes, discursos y demás material maleable y reciclable y se
convencieron de que cumplidos con creces nuestros compromisos sociales, y dimos
satisfacción antes de tiempo a los Ocho Objetivos del Milenio. Por eso es que el
padrecito nos adora y nos llena de oro nuestra cuenta cifrada de las Islas Caimán. En
todo caso, estimado colega, no hay que bajar la guardia, hay permanecer atentos, sentar
a los veedores lejos de las ventanas y mantener cerradas las persianas no vaya a ser que
uno de ellos, tunante e imprudente que los hay por desgracia, le dé por fisgonear el
horizonte más allá de lo que aconseja el protocolo.
23 de noviembre de 2012
1ª edición “microrrelatos de los sentidos” / “El sentido del tacto”. www.manchoneria.es
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