Jesús, como los profetas, solía enseñar a sus discípulos, tomando ejemplos de la realidad cotidiana de un país agrícola-ganadero. Los animales le ofrecieron la oportunidad de dar lecciones de vida a quienes le querían escuchar. Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? (Mt 6, 26) ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! (Mt 23,37) Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. (Mt 10,16-20) María de la Pasión, discípula atenta de la Palabra, sigue esta “escuela bíblica”, ofreciéndonos un mensaje espiritual a partir de la observación de nuestros “hermanos animales”. En las páginas siguientes, encontrarán una pequeña búsqueda, realizada principalmente en el “Diario de una Madre a sus hijas”; y algunas citas, tomadas de otros de sus escritos: “Costumbres”, “Memorias Inéditas”, Correspondencia, etc. Los textos de las Constituciones actuales, que aparecen después de algunas referencias de María de la Pasión, resaltan la actualidad del espíritu que ella quiso transmitirnos. Esta búsqueda, pretende reavivar el deseo de descubrir el mensaje que Dios nos da a través de todas sus criaturas, ¡incluidos los animales! pues “sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman.” (Rom 8,28) Sayo Margarita Mawatari R. fmm. A medida que pasa el tiempo, Dios me hace comprender mejor que estoy en mi vocación. La sencillez franciscana que nos introduce en las aguas evangélicas que son la verdad pura, sin mezcla, me va muy bien; incluso cuando esta verdad escueta que sale del pozo me condena, también la amo. Cuando somos verdaderos, somos sencillos y los sencillos tienen el sello franciscano que les pone en relación con las flores, los pájaros y sobre todo con los pobres. Os digo francamente, que para mí es un gozo estar rodeada de la virtud franciscana y llenarme de su espíritu, aun cuando en mi miseria logre poseerlo tan poco. “Diario de una Madre a sus hijas”, 15 de febrero de 1896 2 El taller [de Vanves] ha terminado de imprimir una cuarta parte de nuestras Meditaciones... El Padre Rafael me ha traído ayer, una hermosa carta del Reverendísimo Padre General, en la que aprueba este trabajo y se digna recomendárnoslo como un tesoro. Me ha impactado, sobre todo, una palabra. Dice que es un maná, que tiene todos los gustos. Ciertamente hay tantas cosas en estas Meditaciones, que no es necesario pretender apropiárselas todas, pero sí buscar como una abeja, la miel especial para su alma. Los santos siempre nos ofrecerán algo especial que, profundizado, nos ayudará a ir a Dios. “Diario de una Madre a sus hijas”, 26 de enero de 1897 ¿Cuál será mi flor en esta etapa de mi vida? 3 “María de la Pasión había sentido resonar en ella el mensaje de Francisco, al confrontarse con otras doctrinas espirituales, las había interpretado según el espíritu franciscano...” “Yo he sido su hija abeja; fui a buscar azúcar en los Jesuitas, en los Padres de las Misiones Extranjeras, también un poco en los Dominicos, y a pesar de todo, sólo tenía el espíritu de mi Padre, vuelvo con mi botín, que podrá ser muy útil, para hacer mi miel en la colmena, mi colmena, y no sé deciros lo que siento viendo que nunca dejó de ser mía.” “Roma, Patria de mi alma”, p. 123 4 Ya pasó la Cuaresma. ¡Cómo vuela el tiempo y qué importante es no perderlo! Si conociéramos el valor del tiempo, si supiéramos que puede santificarnos, salvar a las almas, contribuir a la gloria de Dios, no perderíamos jamás un minuto. Pero perdemos de vista las certezas de la fe, y nuestra ligereza nos hace semejantes a las mariposas, que revolotean sobre cada flor agradable que encuentran, mientras que los santos, semejantes a las abejas, no dejan la misma flor hasta haber extraído de ella, todo el néctar que contiene. ¡Si conociésemos el don de Dios! Si supiéramos todo lo que encierran los acontecimientos que la Divina Providencia nos envía, ¡de qué manera tan distinta los recibiríamos! No dejaríamos pasar ni uno, sin añadir algo a nuestra corona eterna”. “Diario de una Madre a sus hijas”, 29 marzo 1896 5 Más vale ser Franciscana Misionera de María que político del siglo XIX. Cuando una se entera de una de sus artimañas, experimenta una tal repugnancia, que el alma necesita volar como un pájaro, para lanzarse y perderse en Dios”. “Diario de una Madre a sus hijas”18 de julio 1896 Trabajar por la justicia, el desarrollo y la liberación integral del hombre, como una exigencia de la evangelización, viviendo los valores evangélicos de justicia, paz y liberación. Con este fin, buscamos los medios para: Informarnos de las situaciones que se viven en el país, analizarlas y formarnos en el discernimiento personal y comunitario con la Iglesia local. La inserción, tanto en la propia cultura como en otras, exige: 6 Estudiar el idioma, las condiciones socio-económicas, políticas, culturales y las creencias religiosas. Cf. Const. 47-48 Esta noche he dormido muy bien y le doy gracias a Dios por nuestros asuntos, pues cuando me arrastro, aunque me ocupo de ellos, no lo hago tan a fondo y ahora no es el momento para la debilidad. Por nuestra fidelidad espiritual, llegaremos a obtener el pan cotidiano que Dios da a los pajarillos. Animémonos todas en la búsqueda del beneplácito de Jesús. No podré nunca repetiros suficientemente que lo demás es nada. Para que lo comprendáis bien, os bendigo... Carta a Marie de Ste Cécile y Ste Hélène, 9 febrero 1893 Que la Santísima Trinidad, nuestro divino Salvador y su Santísima Madre den siempre, abundantemente, el alimento a estos pobres pajarillos misioneros. Carta a Marie de Ste Cécile, 31 de agosto de 1891 7 He pasado una mala noche... Esto no me ha impedido enviar a Grotta dos preciosas palomas mensajeras. Marie Charles las ha comprado en el establecimiento donde las venden, en Roma. Eran pequeñas, pequeñas y las han criado en Grotta. Comenzaron a dárselas al coche que venía a Roma y las dejaron en libertad a media legua, luego a una legua, luego a dos, después a las puertas de Roma. Finalmente, hoy las han lanzado desde lo alto de la terraza. ¡Si vierais que graciosas son! Se elevan en línea vertical para buscar su camino, rodean un poco y luego parten a pleno vuelo en la dirección de su morada. Nos dan una bonita lección de fidelidad. 8 Viajeras en la tierra, cuando hemos perdido un poco el camino, deberíamos elevarnos, orientarnos, buscar la Voluntad de Dios y su beneplácito, y dirigirnos así, a todo vuelo, sin desviarnos ni a la derecha, ni a la izquierda. Con frecuencia, los animales nos dan lecciones útiles. Desgraciadamente, cuántas preciosas enseñanzas puestas por la Divina Providencia a nuestro alcance, de las que sabemos aprovechar muy poco. No seamos vírgenes necias, queridas hijas, y que nuestra lámpara se alimente fielmente de todas las enseñanzas del amor, que son el verdadero aceite de la santidad. “Diario de una Madre a sus hijas”, 8 de junio de 1896 9 Nuestro Padre Rafael, nos hizo un breve sermón sobre la fiesta, tan apropiada para nosotras, pues en ella, Jesús se ofrece como Víctima, practicando la obediencia y también la pobreza, ya que María y José rescataron a Jesús con la ofrenda del pobre: dos palomas. Esto mismo quiere hacer aún, nuestra buena y santa Madre, hija mía. Ella quiere rescatar las almas, por la ofrenda de las pobres palomas que son sus hijas FMM, ofrenda humildísima de María al Padre celestial, pero que realizaría grandes misterios, si fuésemos dóciles, humildes, puras y obedientes a ejemplo de la Paloma Inmaculada.“ Diario de una Madre a sus hijas”, 3 de febrero de 1896 10 Mañana es la fiesta de la Purificación. ¡Qué hermosa fiesta! Las queridas palomas, ofrecidas como rescate por el Salvador, que a su vez también se entrega, son la imagen de nuestra vocación. ¡Qué saludables reflexiones podemos hacer, contemplando al niño Jesús, en los brazos de María o en los de Simeón! “Diario de una Madre a sus hijas”, 1º de febrero de 1896 confiado por Dios a María de la Pasión nos compromete a seguir a Cristo que se entrega al Padre, por la salvación del mundo, en el misterio de la Encarnación y de la Pascua; 11 completamos así en nuestra carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia. Este Carisma se vive en la actitud fundamental del Ecce y del Fiat de María que en la fe y el servicio humilde, ofreció todo su ser en completa disponibilidad de amor, para que el Espíritu realizara en ella la obra del Padre. Const. 2 ...Mañana es la fiesta de las palomas ofrecidas en lugar de nuestro amado Jesús. Es nuestra fiesta, nosotras somos las palomas que María ofrece, en su lugar, a su divino Hijo. ¡Pobres palomitas! ¡Déjense desplumar, inmolar...! Será un bien inmenso para ustedes. El Instituto necesita que seamos fieles... “Diario de una Madre a sus hijas”, 1º de Febrero de 1899 12 PARA RESTITUIR JESÚS A LAS ALMAS, SEAMOS PALOMAS INMACULADAS Me gusta esta fiesta de la Purificación; es la ofrenda de las palomas hecha por la Santísima Virgen para rescatar a su divino Hijo. Deseo que todas seamos, mañana, palomas inmaculadas, que nuestra Madre pueda entregar para restituir Jesús a las almas que lo han perdido y a la tierra entera. Adoratrices del Santísimo Sacramento, seamos también cirios vivientes que se consumen sin cesar, en el mundo entero, a los pies de Jesús Eucaristía. “Diario de una Madre a sus hijas”, 1º de Febrero de 1895 13 La fiesta de la Inmaculada Concepción, es la fiesta principal de las blancas palomas de María. Tratemos de asemejarnos a Aquella a quien el Espíritu Santo llamó “Su Paloma única”. La vida misionera tiene sus peligros; que la fiesta de la Inmaculada Concepción guarde para siempre a las palomas de María. En este día, hagan a su Madre el sacrificio de los apegos que les impiden desplegar las alas. Recuerdo haber oído decir al Padre Rafael de Aurillac: “Lo mismo da que una paloma esté atada con un cable que con un hilo, ¡No puede volar!” ¡Rompamos en esta fiesta, los cables y los hilos! Que todas las almas de mis hijas, vuelen al Corazón Inmaculado, como alegres palomas desprendidas de la tierra, que no tienen otro deseo que el de presentar al mundo, el ramo de olivo; símbolo de paz para las almas, de valor y de entrega, en llevar a todas partes la fe y el amor de Nuestro Señor Jesucristo. (CT/1: 128) 14 El recogimiento, la modestia, la prudencia, la discreción religiosa, deben ser las virtudes de nuestras comisionistas. Que tengan en horror a las “hermanas moscas”, tan bien descritas por nuestro Seráfico Padre. Quisiera que todas fuesen hermanas palomas, imitadoras de la Paloma Inmaculada, pasando en medio del mundo para visitar a Isabel, y que, como su divina Madre, edifiquen siempre a todos por donde pasen y en todos los lugares donde se tengan que presentar. Sepan que muchas veces se juzga al Instituto por lo que ellas son, que traten de dejar a todos un perfume sobrenatural; que haga amar y juzgar favorablemente a su familia religiosa. (CT/1: 152) 15 En los comienzos de la Religión, cuando los hermanos moraban en Rivo Torto, había entre ellos uno que oraba poco y no trabajaba, ni quería tampoco ir por limosna, porque le daba vergüenza, pero comía bien. El bienaventurado Francisco, considerando esta conducta, fue advertido por el Espíritu Santo, de que se trataba de un hombre carnal. Por lo que le dijo: “Anda tu camino, hermano mosca, que quieres comer a costa del trabajo de tus hermanos y quieres vivir ocioso en el servicio de Dios, como el hermano zángano entre las abejas, que no recoge ni trabaja y come el fruto y el trabajo de las valientes abejas. Leyenda de Perusa, 97f ( Cf. 2 Celano 75 ) 16 ¡Cuántos disgustos nos evitaríamos si no se cambiase constantemente lo que yo había solucionado y si estuviésemos con un poco más de seriedad en la obra de Dios, en lugar de ocuparnos de las pequeñas moscas personales que nos importunan! ¡Paciencia! Así es como Dios termina mi corona: limitando cada día más la ayuda y el consuelo. Esto me hace levantar más los ojos hacia El. Es verdad que los tengo llenos de lágrimas, pero como la tierra me ofrece tantas tristezas, no tengo más que mirar al cielo para mantenerme en pie, cueste lo que cueste. “Diario de una Madre a sus hijas”, 25 de marzo de 1897 17 Ayer el Padre Rafael nos dio una conferencia preciosa, de la que he retenido este hermoso pensamiento: “Debemos tener alas para que nuestros corazones se desplieguen y puedan recorrer amplios horizontes. No seamos como los caracoles que no pueden ni desplegarse, ni volar.” ¡Cuántos caracoles, por desgracia, que se apegan a su casa, a su cargo, a las criaturas! ¡Qué pena encerrarnos en una concha tan fea! No seamos de esas almas, queridas hijas. “Diario de una Madre a sus hijas”, 11 de Mayo de 1896 18 Aceptar, en disponibilidad y diálogo, los cambios de lugares y de personas. (Const. 75) San José también nos enseña, que el espíritu interior y la obediencia, animada por el espíritu de fe, son el alma de la vida oculta e interior. San José no habla nunca, no se cita ni una palabra suya, 19 pero está siempre dispuesto, de día y de noche, a hacer la voluntad de Dios. Que las Franciscanas Misioneras de María aprendan de él, a no ser, como decía una santa alma, gatos apegados únicamente a la casa que los alimenta, sino perros fieles, dedicados exclusivamente al servicio del Maestro, a quien siguen por todas partes adonde su voz les llama. No olviden nunca su vocación, y estén dispuestas a seguir a Jesús, adonde él quiera enviarles por la voz de la santa obediencia. Una misionera que no estuviera en estas disposiciones, haría bien en reflexionar, para ver si algún apego humano se ha deslizado en su vida. 20 Con la ayuda de San José, que haga generosamente el sacrificio, y con la actitud de este santo, esté dispuesta a partir, incluso a medianoche, a la palabra del ángel, es decir de la obediencia, segura de llevar con ella a Jesús y María. (CT/1: 84) La pobreza franciscana, nos hace disponibles para la misión. Libres, como peregrinos en busca del Reino, esperando todo de Dios y restituyéndole todo, vivimos la bienaventuranza de los pobres, en la esperanza y el gozo”. 21 (Const. 56) La pobre Madre Marie de la Rédemption, está hoy en Frascati. Esta vez es por la multa de un caballo asmático, no declarado a la remonta. La citación judicial nos llegó el día de la Purificación, que en Roma es fiesta de precepto, de tal manera que no fue posible dar un poder a nadie, porque no había tiempo y tuvo que presentarse ella misma. No creo que este pobre asmático, preste grandes servicios al ejército italiano, pero sí creo que es la oportunidad para recordar a mis hijas, el orden y la economía, que nos evitarían muchas dificultades, pequeñas pruebas y a veces grandes. 22 ¡Tenemos todas estas dificultades, por haber olvidado declarar un caballo! Cada cosa a su tiempo, un sitio para cada cosa y cada cosa en su lugar, es uno de los axiomas, que las Franciscanas Misioneras de María, no meditarán nunca bastante. “Diario de una Madre a sus hijas”, 3 de febrero de 1899 Hoy, quizás no tenemos caballos qué declarar, pero... conocemos las leyes del país sobre: - El trabajo - La inmigración - La seguridad social - La construcción, etc. ¡Atención! ¡La ignorancia puede ocasionarnos problemas peores que los del caballo asmático! 23 Hoy, hace veinticinco años que salí definitivamente de la India. Libre de nuevo ante Dios y ante los hombres, iba en busca de la voluntad de Dios en la persona de Pío IX. Ahora ya sé cual era esta voluntad divina: quería servirse de mi miseria, para realizar esta obra maravillosa de las Franciscanas Misioneras de María. Semejante al asno en el que cabalgaba la Sagrada Familia, la obra de Jesús, María y José, es motivo de asombro para mí. ¡Cuán numerosas sois, queridas hijas! Os veo esparcidas por todas partes, Vuestras obras son verdaderamente admirables, Sobre todo vuestras leproserías; 24 las siete víctimas de Tai-yuan-fou están allí, como un lazo muy especial entre el Instituto y el cielo. ¡Cuántas almas han sido purificadas por el bautismo! Realmente puedo decir con mi divina Madre: “Ha mirado la pequeñez de su sierva, ha hecho en mí obras grandes y su Nombre es Santo”. (JOU,1173 – 24 de noviembre de 1901) Había tenido siempre una conmiseración profunda por las pruebas de las fundadoras y si Dios no me hubiera guiado, como un asno al que se le golpea para que camine hacia adelante, aún sin saber adónde va, esta familia religiosa que debe todo al Reverendísimo, no hubiera nacido nunca. “Memorias Inéditas”, Cap. 3, p. 28 25 Espero que el nuevo año me convertirá en el alma y en el cuerpo. Ambos tienen mucha necesidad de los auxilios del cielo. El hermano asno ha estado duramente zarandeado. Había tomado la costumbre de no dormir. De dos a cuatro horas de sueño por noche, era lo máximo. A decir verdad, esto no arreglaba muy bien sus asuntos. Después de semejantes noches, respingaba para dejar a mi alma y a mi corazón ocuparse de mis hijas. Ahora es un poco más razonable y quiero aprovechar para enviaros mis felicitaciones de Navidad y de Santo Año. “Diario de una Madre a sus Hijas”, 20 de diciembre de 1901 26 ¡Nada hay tan divertido como nuestro viaje de ayer! Nos fuimos, Madre Vicaria y yo, en un pequeño carruaje, muy ligero y comprado “ad hoc”. Es tan pequeño, que no se puede decir que nuestras Majestades se sientan allí, sino que allí se encajonan. Terminada la operación, no hay nada más que temer, ni sacudidas, ni choques, la caja está llena como un huevo. A falta de caballos, un pobre mulo fue enganchado al vehículo. La Santa Familia no hubiera podido desaprobar los arreos del animal. La silla la tomamos prestada de un asno, espesas cuerdas servían de riendas y el látigo estaba hecho de pequeños trozos de cuerda atados a una vara de nuestras viñas. Durante una decena de kilómetros, Portugal (es el nombre del ilustre mulo) 27 Caminaba a un pequeño trote, bastante igual; pero después, se puso en camino y su resolución era tan firme, que era necesario dejarlo seguir su paso. No se paraba, por ejemplo, excepto en la subida, donde 3 ó 4 veces, se quedó atravesado en el camino con su equipaje. No hicimos más que una media hora de más. En verdad, ¡es necesario alabar a la bestia y nuestro valor! Yo estaba contenta, porque pensaba que la Santa Familia me miraría con más gusto, bajo la custodia de este pobre mulo. Me gusta, de preferencia, todo lo que huele a Pobreza y es sólo cuando la necesidad me obliga, sea por el tiempo, sea por mi detestable salud, que me separo de esta querida Pobreza, tan amada por la Santa Familia y por nuestro Padre San Francisco. Por lo demás, hay que confesarlo, para mí sus besos son muy frecuentes y a menudo, muy amargos para la naturaleza. Que yo pueda encontrar allí un aumento de gracias, lo mismo que mis queridas hijas. (JOU.326 – 3 de febrero de 1895) 28 He visto qué gracia es, para el alma religiosa, comprender la obediencia. Este elogio, el único que Nuestro Señor hizo de sí: “Estaba sumiso”, nos revela suficientemente, la gracia que supone para el alma. obtener la virtud de la obediencia. Nada más vergonzoso y estúpido que la independencia y la propia voluntad. Es el orgullo en acción y, lo mismo que nos asombra ver que las almas sencillas realizan maravillas, porque viven en la luz y la verdad de la obediencia, vemos constantemente al independiente, al alma de voluntad propia, cometer tales insensateces, que uno se pregunta cómo es posible que personas, con frecuencia inteligentes, puedan caer en semejante exceso. 29 Me dan siempre la impresión de los pavos reales y los pavos exhibiendo su cola, y que uno ve por detrás... se creen magníficos, pero la vista que se tiene de ellos, es horrible y ridícula. El alma obediente, al contrario, es dichosa, el mal, la ilusión, no tienen ninguna influencia sobre ella. Te aseguro, hija mía, que hoy he sentido de tal modo la sublimidad de la obediencia, sus recompensas, sus bellezas, su paz, su luz, su esperanza, que un día será certeza eterna, que quisiera mendigar la obediencia a Jesús obediente, para cada una de mis hijas. Si Dios se dignase manifestarte lo que es la obediencia, no podrías rehusarle nunca la entrega total, y esta entrega sería para ti, una gracia sin igual. “Diario de una Madre a sus hijas”, 6 julio 1899 30 La obediencia, vivida como acogida del amor del Padre, es fuente de paz. Pone nuestra iniciativa y nuestra libertad al servicio de la Iglesia y de nuestros hermanos. (Const. 70) Sugerencia: Leer Constituciones 67-77. Humanamente hablando, la situación es desesperada desde el punto de vista financiero. ¡Pobre París! Ha dado a todo el mundo, ha mantenido el noviciado que ha hecho vivir a las misiones, Santa Rosa; la casa de la Madre General, y ha formado a las religiosas para las misiones. Las casas lo han recibido todo de París, 31 sin preocuparse de devolverle nada, y ahora, esta madre, que desde hace tantos años ha nutrido a todo el Instituto, sucumbe víctima de su generosidad y de su amor por los pobres. No ha tenido valor para abandonar a sus bautizados, a sus convertidos, a sus matrimonios legitimados, a sus primeras comuniones de adultos. Buscó un lugar para tanta miseria, precisamente cuando le quitaban hasta su pobre nido en la calle de l’Ebre, y nadie le tendió la mano. París sucumbe, pero gloriosamente, después de haberse agotado por todo el Instituto y haberse dado el golpe mortal a favor de los pobres de la capital a quienes hace el bien lo mismo que lo hacemos en las misiones. En mi profundo dolor, que no espera sino un milagro, confieso que estoy contenta de que París esté en el abismo a causa de los pobres y no a causa de su confort. Es lo que me infunde esperanza, de que Dios hará un milagro... 32 En todo caso, el Instituto sería muy ingrato, si no tuviera una profunda piedad y agradecimiento por estas dos casas, que han luchado y sufrido tanto, y que, como el pelícano, lo han dado todo al Instituto, hasta morir. “Diario de una Madre a sus hijas”, 3 de febrero de 1897 El Padre pone todas las cosas a disposición de todos: en justicia, las compartimos con nuestros hermanos; todo cuanto tenemos y somos lo ponemos al servicio de Dios y de los demás, en espíritu de intendencia y de gratuidad. Escuchamos la llamada del pobre que nos invita a la conversión del corazón. Sometidas a la ley común del trabajo, lo realizamos en espíritu de servicio, reconociendo su valor humano y su dignidad. (Const. 55) 33 Quisiera que mis hijas aprendieran a tener paciencia y valor, en la cruz que el buen Dios les da. Es asombroso como quisiera uno librarse de la cruz y como se busca siempre disminuir la propia pena, esperando el socorro de los demás. Creo que, sobre este punto, yo podría dar una pequeña lección a mis hijas. Si yo no hubiera sabido trabajar sobre mi cruz, y sin ser ayudada, moviéndome casi siempre en medio de imposibilidades, creo que no hubiera hecho nada por el buen Dios. 34 “Trabajemos con nuestros bueyes”, decía nuestro Abuelo. Sí, hagamos la obra de Dios, con los medios que tenemos y sin abandonar nuestra cruz. Rezo para que esta ciencia, tan útil, que es la del Cordero Divino, sea dada a todas mis hijas. “Diario de una Madre a sus hijas” 23 de noviembre 1895 Conoce el buey a su dueño, Y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne. (Isaías 1,3) 35 Yo no sé si será tan fácil enseñar a nuestra Zero1 a cuidarse. Lo dudo mucho, y sobre este punto, me temo que el zorro morirá en su piel. En cuanto a nosotras, querida hija, hagámonos una segunda naturaleza del deseo de agradar a nuestro Señor y muramos en esa piel que es la mejor de todas. Carta a Marie de Saint Michel, 29 de enero de 1879 1 Marie de Sainte Véronique (Joséphine de Guigné) 36 No te envío sino una palabrita. Ruega mucho para que Mons. Richard, [Arzobispo de París] no rechace el [ permiso de] mendigar, si lo permite, dile a Sainte Hélène, de mi parte, que no diga nada, excepto a las personas que se lo pregunten. Se toma el huevo de la gallina porque cacarea. Carta a Marie de Sainte Cécile 9 de octubre 1886 37 Estamos haciendo una novena a Nuestra Señora, Diluvio de Gracias. Me parece que es un nombre muy bonito para atraer a sus misioneras. ¿Acaso no deberíamos ser en la tierra el cauce de este diluvio de gracias de María? Por desgracia, el demonio nos hace una guerra implacable y la mayoría de nuestras hermanas olvida el por qué de su vocación. El menor sufrimiento las hace vacilar y se lamentan del menor rasguño, como si nada tuviera solución. Me da la sensación de estar al frente de un ejército de gallinas mojadas. Me estoy devanando los sesos para saber cómo infundirles energía, 38 y hacerles comprender seriamente su vocación de víctimas. Pero no es fácil; por mucho que haga, la gran mayoría de las cartas que recibo pueden resumirse de este modo: sufro, estoy por los suelos, no quiero sufrir. Voy a pedir mucho a María, Diluvio de gracias, que me enseñe a hacer de mis hijas discípulas de Jesús crucificado. (CR/2: 197) Cada día de mi vida puedo decir, sin mentir, que estoy lapidada y las pedradas me llegan con frecuencia de manos muy queridas, incluso de la inconsciencia de mis hijas. Pero con todo esto podemos llegar a la santidad. 39 Pide al cielo que yo aproveche de todos estos elementos que no me faltan. Tú seguramente también participarás en esto. ¿Cuál es la superiora que no encuentra innumerables ocasiones para morir a sí misma, si hace sinceramente su deber? Los patos son ingratos con la gallina que los ha incubado. Sólo a medida que va siendo mayor, el niño comprende todo lo que debe a su madre. En la vida religiosa, más que en cualquier otra parte, Las ingratitudes filiales se encuentran a cada paso; inconscientes, pero con frecuencia agudas para el corazón maternal. Que por lo menos la obra de la perfección se termine, bajo los golpes de esta amadísima lapidación. (CR/2: 505) 40 Vamos siendo tan numerosas que es difícil retener, incluso los nombres. ¡Jamás hubiera creído que el Señor me prepararía una familia tan numerosa! Felizmente, es mucho más suya que mía, y El suplirá la miseria de mis alas maternales para cubrir a todos estos polluelos. Esta palabra de”polluelo”, me recuerda la graciosa anécdota del Abuelo; 41 contaba que Dios le había dicho que pidiese un nombre y él suplicó al Señor que lo escogiera El mismo. El Señor le dio el de “polluelo”. Así debía ser él, descansando bajo las alas de la Divina Providencia, y polluelos debía tener y cubrir bajo el manto del sucesor de San Francisco. Pues bien, que yo pueda a mi vez ser polluelo y proteger a mis polluelos. “Diario de una Madre a sus hijas” 6 de enero de 1896 42 YO, ¿A QUIEN ME PAREZCO? 43 INDICE Introducción Una mirada franciscana Buscar como una abeja... Yo he sido su hija abeja Mariposas o abejas? Como un pájaro Dios alimenta a los pajaritos Seamos como las palomas mensajeras Las palomas de María Las palomas entregadas por el Salvador Palomas, ¡déjense desplumar! Seamos palomas inmaculadas Palomas, ¡rompamos los hilos! No seamos “hermanas moscas” Hermano mosca, hermano zángano, Espantar “las moscas personales” No seamos como los caracoles No seamos como los gatos, sino como los perros Un caballo asmático Semejante al asno... Como un asno fustigado... Hermano asno 1q2 Un mulo llamado “Portugal” Los pavos y los pavos reales Darnos totalmente como el pelícano Trabajemos con nuestros bueyes El zorro muere en su piel Se toma el huevo de la gallina porque cacarea Un ejército de gallinas mojadas La ingratitud de los patos Para cubrir a todos estos pollitos 44 1 2 3 4 5 6 7 8 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 22 24 25 26 27 29 31 34 36 37 38 39 41 Yo, ¿a quien me parezco? 43 45