Delitos contra la integridad moral

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DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD MORAL
TEMA 12: TORTURAS Y OTROS
CONTRA LA INTEGRIDAD MORAL
DELITOS
Podemos distinguir entre atentados a la integridad moral llevados a cabo por
particulares de aquellos otros que sólo pueden ser cometidos por funcionarios
públicos.
Entre los primeros se encuentra en primer lugar el delito de trato degradante
del artículo 173.1 CP y el delito de violencia doméstica habitual del artículo
173.2 y 3 CP.
Entre las segundas tenemos el delito de tortura del articulo 174 CP, otros
atentados a la integridad moral distintos de la tortura cometidos por
funcionarios públicos (art. 175 CP) y la comisión por omisión de los delitos 174
y 175.
Por último el 177 contempla una clausula concursal aplicable a todas las
figuras delictivas.
I. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO.
De la regulación legal se deduce que en estas figuras delictivas el legislador a
querido proteger la integridad moral como bien jco autónomo.
Contenido y alcance de la integridad moral, dos puntos de vista:
1)
Interpretación extensiva: identifica con la indemnidad, incolumidad o
inviolabilidad personales. Este concepto es demasiado amplio y no
puede cumplir las funciones asignadas al bien jco. En realidad así
entendida la integridad moral comprendería una pluralidad de derechos
como el derecho a la salud, el derecho a la integridad física, el derecho
de la persona a no sentir sensaciones de dolor y al derecho a la propia
apariencia personal.
2)
Por esto parece defendible defender una interpretación restrictiva de la
integridad moral como derecho de la persona a no sufrir sensaciones de
dolor o sufrimientos físicos o psíquicos humillantes, vejatorios o
envilecedores.
Este bien jurídico deriva directamente del derecho constitucional a la integridad
moral así como de la prohibición de la tortura y penas y tratos inhumanos o
degradantes.
II. TRATOS DEGRADANTES.
Artículo 173.1: El que infligiera a otra persona un trato degradante,
menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de
prisión de seis meses a dos años.
El sujeto activo de este delito puede ser cualquier persona porque se trata de
un delito común. En ppio tiene que tratarse de particulares porque si se tratara
de funcionarios públicos se aplicara el 174 o 175, salvo que el funcionario
actuara como particular.
El sujeto pasivo puede ser cualquier persona porque se trata de proteger la
integridad moral que ostenta cualquier persona.
La conducta típica se define como infringir a otra persona un daño degradante
menoscabando gravemente su integridad moral. Se está haciendo referencia al
resultado del delito que es el trato degradante.
Lo característico del trato degradante es la humillación o envilecimiento que
puede provocar la acción. Por tanto quedaría incluida en el tipo cualquier
conducta que, con independencia del medio utilizado, cause en la víctima un
sentimiento de humillación o envilecimiento frente a los demás o frente así
mismo conllevando generalmente padecimientos físicos o psíquicos.
El trato degradante no implica habitualidad, una única conducta puede ser un
trato degradante. Tampoco se exige que ese comportamiento envilecedor vaya
dirigido a doblegar la voluntad de la víctima, y si va dirigido a ello no es
necesario que se consiga efectivamente el propósito.
El tipo se refiere únicamente a las conductas que crean esa sensación de
humillación grave. Si no se da el requisito de la gravedad estamos ante una
vejación leve del art. 620.2 CP.
El delito de trato degradante puede cometerse tb por omisión, esto sucede
cuando el omitente haya asumido personalmente una función de dominio del
bien jco y deja de realizar la acción que neutraliza la causa fundamental del
resultado.
Estas conductas del articulo 173.1 en muchas ocasiones s epueden subsumir
en otros delitos que protegen bienes jcos personalísimos, por que se dice que
estamos ante un tipo residual o de recogida. Pero hemos dicho que la
integridad moral es un bien jco autónomo y en el delito de trato degradante
concurre como elemento específico. La humillación o envilecimiento
representan las conductas. Por eso aunque en muchos casos las conductas
realicen otros tipos penales (ej: lesiones o coacciones) será preciso aplicar tb el
trato degradante para captar la totalidad de lo injusto del hecho.
TIPO SUBJETIVO: es necesario el dolo, conciencia y voluntad de la
humillación en la victima. La conducta no puede verse amparada por ninguna
causa de justificación porque no es admisible para mantener otros bienes jcos
utilizando procedimientos que supongan un trato degradante además, la
Constitución española prohíbe la tortura y los daños inhumanos o degradantes.
La pena es una pena de prisión de 6 meses a 2 años además de las penas
accesorias del artículo 57 CP.
Artículo 173 CP: el tipo alude a la realización de actos de violencia física o
psíquica de forma habitual estando vinculado el sujeto activo o pasivo por una
relación similar.
“1. El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando
gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis
meses a dos años.
2. El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o
haya sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por
una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o sobre los
descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad,
propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los menores o incapaces que con
él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o
guarda de hecho del cónyuge o conviviente, o sobre persona amparada en
cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su
convivencia familiar, así como sobre las personas que por su especial
vulnerabilidad se encuentran sometidas a custodia o guarda en centros
públicos o privados, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres
años, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de dos a cinco años
y, en su caso, cuando el juez o tribunal lo estime adecuado al interés del menor
o incapaz, inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento por tiempo de uno a cinco años, sin perjuicio de
las penas que pudieran corresponder a los delitos o faltas en que se hubieran
concretado los actos de violencia física o psíquica.
Se impondrán las penas en su mitad superior cuando alguno o algunos de los
actos de violencia se perpetren en presencia de menores, o utilizando armas, o
tengan lugar en el domicilio común o en el domicilio de la víctima, o se realicen
quebrantando una pena de las contempladas en el artículo 48 de este Código o
una medida cautelar o de seguridad o prohibición de la misma naturaleza.
3. Para apreciar la habitualidad a que se refiere el apartado anterior, se
atenderá al número de actos de violencia que resulten acreditados, así como a
la proximidad temporal de los mismos, con independencia de que dicha
violencia se haya ejercido sobre la misma o diferentes víctimas de las
comprendidas en este artículo, y de que los actos violentos hayan sido o no
objeto de enjuiciamiento en procesos anteriores.”
Esta reiteración de conductas violentas da lugar a un estado de agresión
permanente basado en la relación de dominio que proporciona el ámbito
familiar o cuasifamiliar que deja a la víctima en una situación de indefensión.
El precepto pretende castigar a las personas que hacen de la agresión y del
maltrato una forma de relación y comunicación normal en el ámbito familiar
sometiendo a la victima a condiciones degradantes.
La violencia habitual en el ámbito domestico es un tipo especifico de tratos
degradantes cuyo fundamento radica en la situación de sujeción o dominación
de la victima respecto al sujeto pasivo.
Hay que tener en cuenta que no es preciso que esos actos de violencia se
materialicen en resultados de lesión para la salud o la integridad física sino que
constituyen un peligro abstracto para estos bienes jcos.
Si se da un resultado o varios de lesiones corresponderá aplicar un concurso
de delitos.
Este delito es un delito especial porque el sujeto activo solo puede ser aquel
que se relaciona con el sujeto pasivo por alguna relación del 173.2 CP. Se
contemplan cuatro tipos de relaciones:
1) Conyugal o exconyugal: se incluyen separados y divorciados aunque no
haya convivencia.
2) Relaciones de afectividad análogas a la convivencia o exrelaciones de
afectividad aunque no haya o no haya habido convivencia.
3) Relaciones de parentesco del sujeto activo o del cónyuge o conviviente
de este con el sujeto pasivo.
4) Relaciones tutelares o asimilares. Se distinguen aquí:
a) Los menores o incapaces que convivan con el sujeto activo o que
se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o
guarda de hecho del cónyuge o conviviente.
b) Las personas amparadas en cualquier otra relación por la que se
encuentre integrada en el núcleo de la convivencia familiar.
c) Las personas que por su especial vulnerabilidad a custodia o
guarda en centros públicos o privados.
La conducta típica consiste en ejercer habitualmente violencia física o psíquica
sobre cualquiera de las personas comprendidas en el tipo. Las notas que
caracterizan la conducta típica con:
1. EJERCICIO DE VIOLENCIA FÍSICA O PSÍQUICA: Por violencia física se
entiende la aplicación de fuerza física o acometimiento material sobre el
agredido cualquiera que sea su gravedad. Por violencia psíquica cabe entender
cualquier acometimiento verbal o de obra y que sea capaz de crear un estado
de agresión permanente.
Es posible el ejercicio de violencia física o psíquica por omisión y así lo ha
reconocido el TS en varias sentencias.
2. HABITUALIDAD: la habitualidad es el elemento del tipo que configura lo
injusto específico de este delito y justifica su tipificación autónoma.
La doctrina y la jcia mayoritaria parten de que la habitualidad es un concepto
fáctico y criminológico consistente en la reiteración por parte del sujeto activo
de actos de violencia que dan lugar a un estado de agresión permanente.
El 173.3 CP proporciona una serie de criterios legales que hay que tener en
cuenta para constatar la habitualidad. Estos criterios son el número de actos
que resulten acreditados y la proximidad temporal de las mismas siendo
indiferente que los actos hayan recaído sobre la misma o diferentes personas o
que hayan sido o no objeto de enjuiciamiento en procesos anteriores.
En lo que se refiere al número de actos se trata de un criterio orientativo y no
matemático, en realidad lo relevante no es tanto el número concreto de actos
de violencia que se requieren sino que esos actos provoquen un estado de
agresión permanente que determinen un trato degradante de la víctima.
En cuanto a la proximidad temporal de los actos se trata de poner de relieve
que los actos violentos han de integrar un comportamiento sistemático, de
forma que los comportamientos aislados o esporádicos no requieran la
habitualidad necesaria.
El tipo subjetivo exige el dolo.
No caben causas de justificación. En particular la violencia no puede quedar
amparada por el ejercicio del derecho de corrección.
En materia de sulpabilidad, en este delito se plantea la relevancia que puede
tener el consumo de alcohol. Para que la ingesta de alcohol tenga alguna
incidencia en la responsabilidad penal es necesario que afecte a las
condiciones intelectivas del agresor y que esa alteración esté presente en
todas las agresiones.
Depende de si la intoxicación es plena o no se aplicará la eximente completa o
incompleta.
En todos estos casos el autor no ha de haber previsto o debido prever que la
ingesta de alcohol podría ocasionar la violencia (actio libera in causa).
La pena prevista para este delito es una pena acumulativa, prisión de 6 meses
a 3 años, privación al derecho de la tenencia y porte de armas de 2 a 5 años y
tb si el juez lo considera oportuno la inhabilitación especial para la patria
potestad, tutela, curatela de 1 a 5 años.
Además según el artículo 57 se impondrán las penas accesorias del artículo
148 CP.
Se imponen las penas en la mitad superior cuando alguno de los actos de
violencia se realiza en presencia de menores, portando armas, en el domicilio
común o de la víctima o quebrantando una de las penas del 148 o una medida
cautelas o de seguridad de la misma naturaleza.
III.TORTURAS.
Artículo 174 CP: 1. Comete tortura la autoridad o funcionario público que,
abusando de su cargo, y con el fin de obtener una confesión o información de
cualquier persona o de castigarla por cualquier hecho que haya cometido o se
sospeche que ha cometido, o por cualquier razón basada en algún tipo de
discriminación, la sometiere a condiciones o procedimientos que por su
naturaleza, duración u otras circunstancias, le supongan sufrimientos físicos o
mentales, la supresión o disminución de sus facultades de conocimiento,
discernimiento o decisión o que, de cualquier otro modo, atenten contra su
integridad moral. El culpable de tortura será castigado con la pena de prisión de
dos a seis años si el atentado fuera grave, y de prisión de uno a tres años si no
lo es. Además de las penas señaladas se impondrá, en todo caso, la pena de
inhabilitación absoluta de ocho a 12 años.
2. En las mismas penas incurrirán, respectivamente, la autoridad o funcionario
de instituciones penitenciarias o de centros de protección o corrección de
menores que cometiere, respecto de detenidos, internos o presos, los actos a
que se refiere el apartado anterior.
Lo característico del delito de tortura es que el atentado a la integridad moral lo
comete un funcionario público con el fin de obtener una confesión, de castigar
el sujeto pasivo o de cualquier razón basada en la discriminación.
El CP tipifica este delito en dos apartados distintos según quien sea el sujeto
activo. Si se trata de una autoridad o funcionario público que por razón de su
función participa en la investigación judicial o policial o en la detención estamos
en el ámbito del 174.1 CP.
Si se trata de autoridad o funcionario público de instituciones penitenciarias o
de centros de protección o corrección de menores estamos ante la denominada
tortura en el ámbito penitenciario, recogido en el 174.2 CP.
El sujeto activo tiene que actuar abusando de su cargo lo que significa que
tiene que utilizar las facultades que la función pública le atribuye
aprovechándose de las facilidades que el cargo le proporciona.
El sujeto pasivo puede ser cualquier persona privada de libertad o de la que se
pretende obtener una confesión o información o se le quiere castigar.
La conducta típica consiste en someter a una persona a condiciones o
procedimientos que por su naturaleza, duración y otras circunstancias le
supongan sufrimientos físicos o mentales, la supresión o disminución de sus
facultades de conocimiento, discernimiento o decisión o que de otro modo
atenten a su integridad moral.
También se puede cometer este delito por omisión (176 CP).
En el tipo subjetivo además del dolo destaca la concurrencia de una serie de
fines o metas que pretende alcanzar el sujeto. El funcionario o autoridad ha de
actuar con el fin de obtener una información, con el fin de castigar o por
cualquier razón basada en algún tipo de discriminación.
La tortura no es justificable en ningún caso.
En cuanto a la pena prevista para este delito si el atentado a la integridad moral
es grave corresponde imponer pena de prisión de 2 6 años y si el atentado no
fuera grave prisión de 1 a 3 años. En ambos casos inhabilitación absoluta de 8
a 12 años.
En cuanto a las penas accesorias ha de aplicarse el artículo 57 CP.
IV. OTROS ATENTADOS CONTRA LA INTEGRIDAD MORAL
COMETIDOS POR AUTORIDAD O FUNCIONARIO PÚBLICO.
Artículo 175.
La autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo y fuera de los
casos comprendidos en el artículo anterior, atentare contra la integridad moral
de una persona será castigado con la pena de prisión de dos a cuatro años si
el atentado fuera grave, y de prisión de seis meses a dos años si no lo es. Se
impondrá, en todo caso, al autor, además de las penas señaladas, la de
inhabilitación especial para empleo o cargo público de dos a cuatro años.
Tipifica otros atentados a la integridad moral distintos de la tortura cometidos
por funcionarios, se cumple con lo dispuesto en el art. 16 de la Convención de
las Naciones Unidas de 1984, donde se establece el compromiso de todo
Estado miembro de prohibir tratos inhumanos y degradantes cometidos por
funcionarios, que no constituyen tortura.
En el artículo 175 estamos ante un delito de trato degradante cometido por
funcionario público, por lo que podríamos decir que se trata de un delito
especial impropio que tiene su correlato en el art. 173.1 CP.
Si bien hay que tener en cuenta que el artículo 175 contempla no solo los
atentados graves a la integridad moral sino tb los que no lo sean.
Lo que respecta a la conducta típica se incluye cualquiera que sea capaz de
provocar un sentimiento de humillación o envilecimiento.
Las penas previstas para este delito son la de prisión de 2 a 4 años si el
atentado a la integridad moral es grave y si no lo es de 6 mese a 2 años.
Además se impondrá la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo
público de 2 a 4 años. Y por lo que respecta a las penas accesorias del artículo
57.
V. COMISIÓN POR OMISION DE LOS DELITOS ANTERIORES
POR AUTORIDAD O FUNCIONARIO PÚBLICO.
Artículo 176 CP: Se impondrán las penas respectivamente establecidas en los
artículos precedentes a la autoridad o funcionario que, faltando a los deberes
de su cargo, permitiere que otras personas ejecuten los hechos previstos en
ellos.
Comisión por omisión por parte de autoridad o funcionario público contra los
delitos de integridad moral.
El artículo 176 tipifica expresamente la comisión tanto del delito de tortura del
174 como de los atentados de integridad moral que no constituyen tortura de
175.
Por lo tanto aquí se castiga con las mismas penas establecidas en esos
preceptos a la autoridad o funcionario público que faltando a los deberes de su
cargo permite que otras personas ejecuten los hechos descritos en ellas.
El funcionario público o autoridad ha de permitir, consentir o tolerar que se
realicen los atentados a la integridad moral lo que implica que el sujeto ha de
tener un dominio potencial del medio en el sentido de que esa intervención
podría impedir la acción típica o su continuación.
VI. CLAÚSULA.
Artículo 177 CP: obliga a castigar los hechos separadamente cuando junto al
atentado a la integridad moral se produzca la lesión o daño a la vida, la
integridad física, la salud, libertad sexual, oi bienes de la víctima o de un
tercero.
El legislador quiere dejar claro que el bien jco integridad moral tiene su propia
autonomía y por eso cuando el atentado contra la integridad moral tiene
acompañado por la lesión a otros bienes jcos personales hay que aplicar la
regla de concurso de delitos.
Se exceptúa la aplicación del concurso de delitos cuando el atentado a la
integridad moral ya se haya especialmente castigado por la ley, se alude aquí a
los casos en que la lesión a la integridad moral forma parte de las
cualificaciones o agravaciones de determinados delitos, y en estos casos una
vez aplicada la agravación no se puede apreciar autónomamente el delito
contra la integridad moral.
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