Degradación del suelo

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1. El suelo es la cubierta superficial de la mayoría de la superficie continental de la Tierra. Es un agregado de
minerales no consolidados y de partículas orgánicas producidas por la acción combinada del viento, el agua y
los procesos de desintegración orgánica.
Los componentes primarios del suelo son:
• compuestos inorgánicos, no disueltos, producidos por la meteorización y la descomposición de las rocas
superficiales;
• los nutrientes solubles utilizados por las plantas
• distintos tipos de materia orgánica, viva o muerta
• gases y agua requeridos por las plantas y por los organismos subterráneos.
La naturaleza física del suelo está determinada por la proporción de partículas de varios tamaños que varían
entre el de los trozos distinguibles de piedra y grava hasta los de menos de 1/40.000 centímetros. Las grandes
partículas del suelo, como la arena y la grava, son en su mayor parte químicamente inactivas; pero las
pequeñas partículas inorgánicas, componentes principales de las arcillas finas, sirven también como depósitos
de los que las raíces de las plantas extraen nutrientes.
El tamaño y la naturaleza de estas partículas inorgánicas diminutas determinan en gran medida la capacidad
de un suelo para almacenar agua, vital para todos los procesos de crecimiento de las plantas.
La parte orgánica del suelo está formada por restos vegetales y restos animales, junto a cantidades variables de
materia orgánica amorfa llamada humus. La fracción orgánica representa entre el 2 y el 5% del suelo
superficial en las regiones húmedas, pero puede ser menos del 0.5% en suelos áridos o más del 95% en suelos
de turba.
El componente líquido de los suelos es sobre todo agua con varias sustancias minerales en disolución,
cantidades grandes de oxígeno y dióxido de carbono disueltos. La solución del suelo es muy compleja y tiene
importancia primordial al ser el medio por el que los nutrientes alcanzan y son absorbidos por las raíces de las
plantas.
Los principales gases contenidos en el suelo son el oxígeno, el nitrógeno y el dióxido de carbono. El oxígeno
es importante para el metabolismo de las plantas porque su presencia es necesaria para el crecimiento de
varias bacterias y de otros organismos responsables de la descomposición de la materia orgánica.
Composición química del suelo
En general los suelos se componen de silicatos con complejidades que varían desde la del sencillo óxido de
silicio cuarzo hasta la de los silicatos de aluminio hidratados, muy complejos, encontrados en los suelos de
arcilla. Los elementos del suelo más importantes para la nutrición de las plantas incluyen el fósforo, el azufre,
el nitrógeno, el calcio, el hierro y el magnesio.
Las plantas obtienen nutrientes de los coloides del suelo, partículas diminutas parecidas a la arcilla que se
mezclan con el agua, aunque no se disuelven en ella. Se forman como producto de la meteorización física y
química de minerales primarios. Consisten en cantidades variables de óxidos hidratados de hierro, aluminio y
silicio y de minerales cristalinos secundarios como la caolinita y la montmorillonita.
Los coloides tienen algunas propiedades físicas marcadas que afectan fuertemente las características agrícolas
de los distintos suelos. Los suelos de las regiones con precipitación escasa y poca agua subterránea están
sometidos a lixiviación moderada y, por tanto, contienen gran cantidad de compuestos originales, como
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calcio, potasio y sodio. Los coloides de este tipo se expanden en gran medida cuando se mojan y al secarse
toman una consistencia gelatinosa y forman masas impermeables al agua.
Una de las características importantes de las partículas coloidales es su capacidad para participar en un tipo de
reacción química conocida como intercambio de bases. Un compuesto cambia al sustituir uno de sus
elementos por otro. Los elementos que estaban ligados a un compuesto pueden quedar libres en la solución del
suelo y estos disponibles como nutrientes para las plantas.
Materia orgánica
El término general utilizado para definir la mezcla compleja de materia orgánica del suelo es humus. No es
una mezcla estable de sustancias químicas, es más bien una mezcla dinámica, en constante cambio, que
representa cada etapa de la descomposición de la materia orgánica muerta, desde la más simple a la más
compleja. El proceso de descomposición está causado por la acción de un gran número de bacterias y hongos
microscópicos.
Bajo condiciones naturales, así como en zonas que no han sido nunca perturbadas por cultivo o deforestación,
hay un equilibrio entre la cantidad de humus destruido por descomposición total y la materia añadida por la
putrefacción de plantas y de cuerpos animales. Donde se practica la agricultura o donde se altera el equilibrio
de los procesos naturales, bien por los humanos, bien por accidentes naturales como el fuego, se pierde la
estabilidad y se reduce el contenido orgánico del suelo hasta que se alcanza un nuevo equilibrio.
Agua en la tierra
La cantidad de agua disponible en un suelo dado tiene un efecto importante en la productividad del terreno
para su uso agrícola. La cantidad de agua retenida depende del tamaño y de la disposición de los poros en el
terreno. En suelos gruesos y desagregados, el agua tiende a drenarse hacia abajo por la acción de la gravedad,
dejando un pequeño remanente.
Los suelos compuestos por partículas finas suelen tener una porosidad total superior, por tanto, retienen
cantidades de agua mayores que los suelos de textura gruesa. El agua se mueve y queda retenida por un
sistema de poros.
Las fuerzas que actúan sobre el agua, llamadas succión del suelo, pueden clasificarse en:
• Las causadas por las partículas (fuerzas mátricas), dichas fuerzas surgen de la acción capilar y de las
interacciones electrostáticas entre el agua y las partículas del suelo.
• Las causadas por los solutos disueltos en el agua (fuerzas osmóticas) Las fuerzas osmóticas dependen
de la cantidad de sales disueltas en el agua y que influyen de forma indirecta en su movimiento por el
suelo.
• Las causadas por la gravedad (fuerzas gravitatorias).
La suma de las fuerzas mátricas y osmóticas se llama potencial total del agua.
Las necesidades de agua de las plantas se satisfacen con el agua del suelo. El límite máximo de embalse
depende de la capacidad del terreno, y el mínimo depende del porcentaje de secado permanente y también de
la ocupación efectiva de las raíces de la cosecha. La capacidad del terreno es la cantidad de agua en un suelo
dos o tres días después de una inundación completa de su perfil, expresada como peso seco del suelo. El
coeficiente de marchitamiento se define como el valor de la humedad del suelo bajo el cual un vegetal se
marchitaría y moriría, aún cuando se encuentre en una atmósfera húmeda. Se expresa como porcentaje de
masa de suelo seco.
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Evolución de sus constituyentes
• Constituyentes minerales
Los suelos empiezan a formarse cuando las partículas de roca son transformados por acción química y
biológica. Dichos fragmentos de roca pueden haberse acumulado por diversas causas. Hay suelos que retienen
muchos fragmentos resistentes a las alteraciones químicas, lo que contribuye a formar suelos húmedos y a
sustentar las plantas. Estas partículas disminuyen a través de fenómenos físicos, aumentando la zona
superficial e incrementando la vulnerabilidad a los procesos químicos.
Los minerales arcillosos poseen cargas eléctricas que les permite retener los nutrientes de las plantas y cuando
la planta lo necesita, las raíces pueden extraerlos a través del agua. Algunos minerales arcillosos aumentan en
volumen con la humedad y vuelven a disminuir al secarse, quebrajándose el suelo. Las arcillas son lo
suficientemente finas como para ser desplazadas por el agua a horizontes más pobres en arcillas. Las
partículas minerales confieren al suelo su textura.
• Materia orgánica
Los materiales orgánicos son transformados por la acción de hongos y bacterias. Los minerales insolubles
quedan como un duro esqueleto en la superficie, mientras el resto se convierte en humus. Éste es importante
ya que puede contener los nutrientes para las plantas y el aire es necesario para realizar sus funciones vitales.
Además suministra nitrógeno a las plantas y puede ganar de ellas oxígeno. El agua del suelo disuelve parte del
dióxido e carbono, adquiriendo mayor acidez que ayuda a desintegrar la roca originaria.
• El agua del suelo
Los suelos bien estructurados suelen contener suficiente agua disponible para alimentar a las plantas. Estos
suelos son resultados de una cantidad excesiva de agua bien drenada. En cambio, en los suelos de estructura
deficiente y los de climas secos las plantas pueden absorber toda el agua, excepto la que retienen los poros
microscópicos, llegando al punto de marchitamiento, característico en los suelos arcillosos.
En los suelos bien drenados el hierro liberado por la digregación es oxigenado y enrojece el suelo por ser casi
insoluble. En los suelos permanentemente húmedo el hierro es reducido y da un color gris verdoso (gley).
En condiciones de humedad, los desechos orgánicos se descomponen con gran lentitud y pueden acumularse
en la superficie turbas en vez de nitratos, posibilitando la formación de metano.
• Equilibrio en el proceso de formación de los suelos
En los suelos con buena vegetación, los ingredientes adicionales son disgregados y después eliminados por
diversos procesos geomóficos. Generalmente, abandonan el suelo en forma de solución o erosión superficial.
En muchos suelos un ligero aumento en el límite de eliminación conduce a un incremento en la tasa de
producción del suelo, ya que al hacerse éste más delgado, la roca inalterada queda más expuesta a los procesos
erosivos. Al hacerse el suelo más profundo, aísla a la roca de estos fenómenos. Así, el suelo y el ecosistema
que éste soporta actúan como almohadilla protectora entre la atmósfera y la roca.
El suelo se forma a partir de al alteración de la roca madre y el aporte de los restos orgánicos de las plantas y
animales. Es dinámico. Su nacimiento se produce cuando los restos orgánicos se incorporan a los restos
minerales. Luego evoluciona con varios substratos superpuestos en horizontes. Es la resultante de un proceso
muy dilatado del tiempo, cuya amplitud varía entre cientos y miles de años en condiciones naturales, aunque
con la intervención del hombre, mediante el empleo de fertilizantes, abonos verdes, prácticas de labranza y
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riego, etc., puede acelerarse notablemente su creación.
2. Clasificación de los suelos argentinos
• Entisoles (del latín ent: juventud): suelos débilmente desarrollados sobre material de acarreo en áreas
montañosas o serranas. Sus limitaciones son el pobre desarrollo del perfil, la baja fertilidad y, a veces,
el alto contenido de sales. Se los encuentra en cualquier tipo de clima y la vegetación va de acuerdo
con el mismo, aunque la más característica es la de ribera en los valles aluviales.
• Vertisoles (del latín verto: verter): suelos pesados y arcillosos de clima subhúmedo a árido pero
siempre con un período húmedo que satura el suelo. Las temperaturas varían de cálidas a templadas y
son capaces de provocar evaporación. La vegetación natural es de pastos y hierbas anuales con
formaciones xerófilas, adaptadas al período de sequía. Son suelos difíciles de trabajar ya que cuando
se humedecen se expanden y en períodos secos se endurecen y agrietan. Esto provoca restricciones al
uso agrícola debido a la contracción y la expansión. Constituye buenas áreas pastoriles ya que tienen
mediano a alto contenido de nutrientes
• Inceptisoles (del latín inceptum: comienzo): suelos húmedos, incipientes, poco evolucionados y con
cierta acumulación de materia orgánica. Su textura es uniforme. Son aptos para soportar una sucesión
de cultivos con manejo adecuado. Su área de distribución es muy reducida y se encuentra asociada a
climas húmedos. La vegetación suele ser el bosque, rara vez la tundra.
• Aridisoles (de árido): suelos de zonas áridas con bajo contenido de materia orgánica y escasa
fertilidad. Su textura es gruesa y erosionable, por lo que deben ser manejados muy cuidadosamente
para no desencadenar el deterioro por sobrepastoreo. Se halla reducido al pastoreo extensivo. Bajo
riego pueden entrar en producción agrícola pero son vulnerables a la salinización.
• Molisoles (del latín molis: blando): excelentes suelos agrícolas. Tienen una buena estructura granular
o migajosa con alto contenido de materia orgánica y buen drenaje. Son los de mayor fertilidad y
potencial agropecuario del país. Las precipitaciones anuales deben ser abundantes para suministrar
cierto lavado a través del suelo, aunque las estaciones secas suelen ser normales. Se localizan en una
gama climática muy amplia. La vegetación esta compuesta por pastos abundantes y bosques
cadufolios de madera dura.
• Alfisoles (sílabas sin sentido): suelos minerales generalmente húmedos de alta saturación básica.
Tienen problemas de drenaje debido a su alto contenido arcilloso y poco material orgánico. Pueden
ser buenos suelos agrícolas con adecuada fertilización. En las zonas frías o templado− húmedas están
asociados a materiales calcáreos jóvenes, pero en las zonas subhúmedas pueden hallarse asociados a
áreas más antiguas. Se los puede encontrar bajo los bosques australes y, en climas más secos, bajo
bosques caducifolios de hojas anchas, también donde haya una marcada variación estacional de las
lluvias y una cubierta de pastos y árboles xerófilos, o en climas más húmedos, con vegetación de
pastos altos.
• Ultisoles (del latín ultimus: últimos): suelos de baja saturación básica con materiales meteorizables
que le dan un color rojo. Poseen materiales arcillosos lavados. Su fertilidad es baja y son pobres en
humus. Se los encuentra en climas húmedos, tropicales y templados. La vegetación natural puede ser
el bosque, la sabana o flora de pantanos y marismas. Su capacidad agrícola puede acrecentarse con
fertilizantes y un buen manejo.
• Oxisoles (de óxido): suelos rojos por su contenido óxido, muy lavados de clima subtropical húmedo o
templado. Ofrecen una gran fertilidad cuando no han sido explotados. Son muy susceptibles a la
erosión hídrica si no están bien manejados. Ofrecen una débil estructura de bosques.
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• Histosoles (del griego histos: tejido): suelos muy ricos en materia orgánica poco descompuesta. Son
típicos de turberas, mallines y algunas terrazas fluviales. Llamados pantanosos. Carecen de
importancia agronómica.
Los mejores suelos agrícolas del país (Molisoles) se encuentran en la Pampa Húmeda y el extremo sur. La
Patagonia argentina se caracteriza por la aridez de sus suelos y su baja fertilidad (Aridisoles). Cuyo presenta
suelos con grande limitaciones (Entisoles) debido a su relieve montañoso y serrano. Sin embargo en los valles
patagónicos y en los de Salta, Tucumán y Jujuy se puede llegar a cultivar con buen cuidado del
suelo(Inceptisoles). La Región Chaqueña presenta suelos fácilmente inundables pero con aptitud agrícola
(Alfisoles). El Este de Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos tiene suelos aptos para la ganadería y presentan
restricciones para el trabajo agrícola (Vertisoles). En el Noroeste los suelos muy áridos y de escasa fertilidad
(Aridisoles). Se puede encontrar suelos con gran contenido arcilloso y baja fertilidad (Ultisoles) en el sur de
Misiones y norte de Corrientes. El Norte de Misiones tiene un suelo con óxido y muy susceptible a la erosión
hídrica (Oxisoles). El Sur de Tierra del Fuego presenta suelos pantanosos muy ricos en materia orgánica
(Histosoles).
3. Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) los suelos se deben dividir de acuerdo a su
aptitud agropecuaria. El grado de riesgo de los suelos puede ser producto de un solo factor de gran magnitud o
un conjunto de factores de menor importancia. Cabe mencionar que la clasificación del INTA toma en cuenta
tanto el estado actual del suelo como también la potencial aptitud del mismo. Las limitaciones que afectan a la
aptitud agrícola de los suelos están dadas principalmente por: la susceptibilidad a la erosión, la pendiente del
relieve, la capacidad de retención de agua, el exceso de humedad, la permeabilidad lenta, la cantidad excesiva
de piedras en su composición, la erosión previa, la baja fertilidad, la profundidad del suelo útil, salinidad y
alcalinidad y el clima. De acuerdo a si estas limitaciones se presentan en gran cantidad, si son severas o
corregibles se agrupan los suelos argentinos.
4. Los suelos que presentan mayores limitaciones agrícolas en el país se encuentran en la Pampa Deprimida,
el Delta del Paraná y lo Esteros Correntinos. Estas limitaciones se deben a la escasa profundidad, la extrema
humedad y los avanzado procesos de degradación. Además contienen piedras y arena en extrema cantidad.
Son utilizados para llevar a cabo actividades ganadera y forestal comercial.
Esto se basa en la división de las tierras en seis clases de acuerdo a sus limitaciones naturales.
• Clase1: no presenta limitaciones. Son aptos para la producción de una gran variedad de cultivos,
pudiendo ser usados con mínimo riesgo de degradación para los cultivos de labranza y pasturas, como
campos de pastoreo y forestación y recreo. Son suelos de tierras llanas, con reducido peligro de
erosión, profundos, bien drenados y de fácil laboreo. Presentan una buena retención de agua y
contienen muchos elementos nutritivos. Se adaptan al cultivo intensivo. El clima que soportan es
favorable para los cultivos comunes a la zona climática. Para mantener su productividad sólo
requieren prácticas corrientes de manejo. Es nuestro país por el mal manejo sufrieron procesos
degradatorios, disminuyendo así su capacidad productiva, por lo que pasan a formar parte de otra
clase.
• Clase 2: ligeras a moderadas limitaciones en cuanto a la elección de plantas o requieren modestas
prácticas de conservación. Pueden ser usados para cultivos labrados, pasturas forestación, etc. Puede
presentar pendientes suaves, susceptibilidad moderada a la erosión eólica o hídrica, condiciones algo
desfavorables de estructura o labranza, salinidad y alcalinidad ligeras y de fácil corrección,
ocasionales inundaciones, pequeño exceso de humedad. Las limitaciones son pocas y las prácticas
culturales de fácil aplicación.
• Clase 3: limitaciones moderadas o requieren la aplicación de prácticas especiales de conservación.
Puede utilizarse para cultivos labrados, pasturas, como campos naturales de pastoreo, para
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forestación, etc. pero se hallan restringidos en la cantidad y proporción de cultivos, en la duración del
tiempo adecuado para la plantación o siembra, el laboreo del suelo y la cosecha, y también en la
elección de los cultivos. Limitaciones: pendientes moderadamente pronunciadas, alta susceptibilidad a
la erosión hídrica y eólica, inundaciones frecuentes, permeabilidad muy lenta, exceso de humedad,
escasa profundidad del suelo útil o problemas de estructura, baja capacidad de retención de agua, baja
fertilidad difícil de corregir, leve salinidad y alcalinidad, condiciones climáticas moderadamente
adversas.
Requieren prácticas de conservación más difíciles de aplicar y mantener que las anteriores. Presentan una o
más alternativas de uso y manejo para su aprovechamiento libre de todo riesgo, el número de alternativas
factibles es menor.
• Clase 4: suelos con limitaciones muy severas que restringen: la elección de los cultivos, la producción
de las pasturas y árboles forestales. Requieren un manejo cuidadoso. Pueden ser usados como campos
naturales de pastoreo, forestación o para la conservación de la fauna silvestre, pero la elección de
plantas se halla más limitada a dos o tres de los cultivos comunes.
Limitaciones: pendientes pronunciadas, gran susceptibilidad a la erosión hídrica o eólica, escasa profundidad
del suelo, baja capacidad de retención de agua, inundaciones frecuentes, humedad excesiva, fuerte salinidad o
alcalinidad sódica, factores climáticos moderadamente adversos. Son pedregosos. Clima árido y semiárido
con bosques.
Requieren un manejo más cuidadoso y prácticas de conservación más difíciles de aplicar y mantener. Tiende a
la desertización.
• Clase 5: tienen obstáculos muy severos permanentes no corregibles: pendientes muy fuertes, mucha
erosión, pedregosidad, profundidad somera, humedad excesiva o frecuentes inundaciones, baja
capacidad de retención de humedad, salinidad o alcalinidad sódica, severas limitaciones climáticas.
Solamente pueden dedicarse a bosques de protección, pasturas o conservación de la fauna silvestre. Sólo unos
pocos pueden ser cultivados con la aplicación de técnicas de manejo muy intensivas. Pueden resultar no
apropiados para cultivos forestales.
Resulta conveniente introducir mejoras en las pasturas y campos naturales de pastoreo.
• Clase 6: poseen limitaciones extremadamente severas en cantidad e intensidad, por lo que son áreas
improductivas. Esta es la razón por la cual son transformados en áreas de recreación o turismo, en las
que se debe aplicar una rigurosa reglamentación de protección del paisaje. Incluyen las tierras yemas,
terrenos rocosos, playas arenosas, embarques de los ríos, etc.
Dichas limitaciones son incorregibles: pendientes muy pronunciadas, erosión, profundidad somera, piedras,
exceso de humedad, sales o alcalinidad sódica, clima desfavorable.
No se justifica la aplicación de mejoras en las pasturas y campos naturales de pastoreo. Puede ser necesario
proteger y manejar los suelos implantando vegetación para preservar otro de mayor valor, controlar agua,
promover la vida silvestre o por razones estéticas.
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• Deterioro
• Actividad humana: Tala de árboles, adición de riegos, apertura de canales de drenaje y modificación
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de condiciones naturales.
• Manifestado en la fertilidad por la alteración de sus propiedades físico − químicas presentadas en la
erosión hídrica y eólica.
• La conservación es el requisito para mantener la integridad física, fertilidad y para impedir la erosión
del suelo.
• El agotamiento es provocado por monocultivos y por cosechas realizadas sobre un mismo predio.
• Los cambios en el uso del suelo se producen en la segunda mitad del siglo XIX, con la
implementación del cultivo de tierras vírgenes bajo ciclos climáticos que dieron resultado que
ocultaban el riesgo latente
• Es necesario implementar una educación conservacionista y del manejo del suelo y una política
nacional sobre el tema.
• Erosión
• Se puede hacer presente de diversas maneras: polvaredas, acumulaciones de montículos de grano fino,
realización de obras publicas y médanos.
• Presenta en la Argentina desde Bahía Blanca hasta el Río Tercero, afectando la costa de Buenos
Aires.
• En las zonas donde hubo menor efecto, se opto por una realización de cultivos en franjas de rotación
alternado.
• Prevención: cerrado de médanos, establecimiento de una cobertura herbácea.
• Eólica: consiste en el desprendimiento de partículas del suelo provocado por la fuerza que ejerce el
viento sobre la superficie cuando cesa el viento, las partículas mas pesadas se depositan formando
médanos y dunas.
Se produce por la perdida del equilibrio de las propiedades físico − químicas.
Esta presente en la Patagonia.
Sus principales causas son: uso de tierras no aptas para el cultivo, realización de labores en épocas
inoportunas, el pastoreo excesivo y el manejo irracional de la deforestación
• Hídrica: consiste en el desprendimiento de las partículas del suelo, ocasionando por el impacto de
gotas de lluvia sobre las superficies no protegidas por vegetación y posterior arrastre por el agua.
Puede ser laminar, en surcos. Se produce en la región húmeda, en áreas con relieve ondulado ofreciendo
tierras agrícolas.
Afecta la navegabilidad de los ríos y provoca inundaciones.
• Inundaciones
• Los excesos de agua por la falta de filtración en los lugares de precipitaciones provocan inundaciones.
• Provocan grandes daños a suelos y cultivos, desencadenando procesos de erosión hidráulica, que se
puede limitar por largos periodos o definitivamente a la producción agrícola.
• Las zonas mas afectadas son la depresión del Salado en Buenos Aires y la cuenca del Interior del NE.
• Salinización
• Ocurre en tierras sometidas al riego por un mal manejo de las aguas empleadas y a veces, por los altos
contenidos de sales.
• El mal manejo del riego ha provocado la salinización de importantes extensiones del área irrigada por
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las aguas del Río Dulce.
• Se hace presente en el oasis mendocino, valle inferior del Río Colorado, en algunos sectores del Río
Negro, etc.
Suelo
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