T1553-MDP-Sanchez-Limites.pdf

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UNIVERSIDAD ANDINA SIMÓN BOLÍVAR
SEDE ECUADOR
Área de Derecho
Programa de Maestría en Derecho Procesal
Límites de la actividad jurisdiccional indígena en relación con el debido proceso en
materia penal
Marcela Paz Sánchez Sarmiento
2015
CLAÚSULA DE CESIÓN DE DERECHO DE PUBLICACIÒN DE TESIS
Yo, Marcela Paz Sánchez Sarmiento, autora de la tesis titulada “Límites de la
actividad jurisdiccional indígena en relación al
debido proceso en materia penal”
mediante el presente documento dejo constancia de que la obra es de mi exclusiva
autoría y producción, que la he elaborado para cumplir con los requisitos previos para la
obtención del título de Magister en Derecho Procesal en la Universidad Andina Simón
Bolívar, Sede Ecuador.
1. Cedo a la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, los derechos
exclusivos de reproducción, comunicación pública, distribución y divulgación,
durante 36 meses a partir de mi graduación, pudiendo por lo tanto la
Universidad, utilizar y usar esta obra por cualquier medio conocido o por
conocer, siempre y cuando no se lo haga para obtener beneficio económico. Esta
autorización incluye la reproducción total o parcial en los formatos virtual,
electrónico, digital, óptico, como usos en red local y en internet.
2. Declaro que en caso de presentarse cualquier reclamación de parte de terceros
respeto de los derechos de autor/a de la obra antes referida, yo asumiré toda la
responsabilidad frente a los terceros y a la Universidad.
3. En esta fecha entrego a la Secretaría General, el ejemplar respectivo y sus
anexos en formato impreso y digital o electrónico.
Marzo de 2015
Firma: …………………..
2 Universidad Andina Simón Bolívar
Sede Ecuador
Área de Derecho
Programa de Maestría en Derecho Procesal
Límites de la actividad jurisdiccional indígena en relación con el debido proceso en
materia penal
Autor: Ab. Marcela Paz Sánchez Sarmiento
Tutor: Dr. Christian Masapanta Gallegos
Cuenca
2015
3 Abstract
En la Constitución de 1998 se produjo el reconocimiento constitucional de los
derechos colectivos de los pueblos indígenas y del pluralismo jurídico existente en el
país, ello permitió la legitimación de las resoluciones tomadas por sus autoridades
competentes de sus conflictos internos en base a sus propios procedimientos, usos y
costumbres ancestrales, garantizando el derecho a su identidad, autodeterminación y
autonomía de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas a fin de restablecer
el equilibrio y armonía dentro de la misma. Estas resoluciones por norma constitucional
tienen el mismo carácter jurídico y fuerza vinculante que las sentencias expedidas por
autoridades jurisdiccionales estatales.
Por tanto, sin que se necesite ratificación del sistema judicial estatal, las
decisiones jurisdiccionales indígenas surten el efecto de cosa juzgada, debiendo ser
obedecidas por las partes involucradas, consideradas por la comunidad y respetadas por
las autoridades y las instituciones del Estado respetando y garantizando la aplicación del
principio non bis in ídem constitucionalmente reconocido.
Sin embargo, se hace necesaria su limitación explícita a fin de evitar que sus
procedimientos y sanciones vulneren derechos humanos, razón por la cual la Corte
Constitucional debe ser la encargada de controlar la conformidad de estas resoluciones
con los preceptos constitucionales, respetando el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales que les son reconocidas, esto es, sobre la base de sus tradiciones
ancestrales y derecho propio, conforme lo reconoce la vigente Constitución.
4 Dedicatoria
Dedico este trabajo a mi familia pilares fundamentales en mi vida, porque sin su
apoyo no me habría sido posible lograrlo, por haberme enseñado que la perseverancia y
dedicación llevan a grandes metas.
5 Agradecimientos
Agradezco a la Universidad Andina Simón Bolívar y en especial a mi tutor Dr.
Christian Masapanta Gallegos, distinguido profesor quien con su paciencia, experiencia
y conocimiento colaboró en el desarrollo del presente trabajo investigativo.
6 Tabla de contenido
CLAÚSULA DE CESIÓN DE DERECHO DE PUBLICACIÒN DE TESIS . 2 Abstract ................................................................................................................. 4 Dedicatoria ........................................................................................................ 5 Agradecimientos ............................................................................................... 6 Introducción .......................................................................................................... 9 Capitulo primero ................................................................................................. 12 Límites Procesales que rigen la administración de justicia indígena en la
realidad constitucional ecuatoriana. ........................................................................... 12 1.1. El debido proceso y su influencia en las decisiones de la jurisdicción
indígena. ..................................................................................................................... 12 1.1.1 Normas comunes que rigen el debido proceso en la toma de decisiones
de autoridades indígenas......................................................................................... 20 1.1.2. Normas consuetudinarias a observarse en las decisiones de la
jurisdicción indígena. ............................................................................................. 26 1.2. El debido proceso en las decisiones de justicia indígena: ¿derecho de
protección o derecho colectivo? ................................................................................. 31 1.3. Exigencias constitucionales del debido proceso como límite a las
decisiones de autoridades indígenas: .......................................................................... 34 1.3.1. Competencia en razón del territorio. ................................................. 37 1.3.2. Competencia en razón de la materia. ................................................ 42 1.3.3. La motivación dentro de las decisiones de la autoridad indígena. .... 46 1.3.4. El principio non bis in ídem y su conexión entre la justicia ordinaria y
la justicia indígena. ................................................................................................. 49 Capítulo segundo ................................................................................................. 53 El debido proceso en la administración de justicia indígena. ......................... 53 7 2.1 Puntos nodales y elementos diferenciadores entre el debido proceso
común y el debido proceso indígena. ..................................................................... 53 2.1.1. Autoridades competentes para guiar el procedimiento de juzgamiento.
................................................................................................................................ 56 2.1.2 La competencia en relación a los sujetos procesales que intervienen. .. 60 2.1.2.1. Conflicto entre indígenas. .............................................................. 63 2.1.2.2. Conflicto entre indígena y no indígena. ......................................... 65 2.1.2.3. Conflicto entre no indígenas en territorio indígena. ....................... 68 2.2. Procedimiento en relación de la nacionalidad quichua. ........................... 70 2.3. Tipos de sanciones dentro de la nacionalidad quichua. ........................... 73 Capítulo tercero ................................................................................................... 78 Análisis de casos relacionados a los límites de la jurisdicción indígena
respecto al debido proceso.......................................................................................... 78 3.1. Análisis de jurisprudencia constitucional ecuatoriana. ........................... 78 3.1.1. Caso la Cocha 1. ................................................................................ 80 3.1.2. Caso La Cocha 2. .............................................................................. 83 3.2. Análisis del pronunciamiento de la Corte Constitucional en caso penal de
administración de justicia indígena y reglas jurisprudenciales. ................................. 89 Conclusiones. ................................................................................................ 100 Bibliografía. .................................................................................................. 104 8 Introducción
La promulgación de la Constitución del 2008 recoge un planteamiento histórico
del movimiento indígena ecuatoriano, esto es caracterizar al Estado ecuatoriano como
plurinacional, y con ello garantizar el debido proceso en la justicia indígena, a través de
un conjunto de garantías que el Estado debe asegurar cuando cualquier persona este
involucrada en un proceso judicial en concordancia con lo dispuesto en el artículo 76 de
la Constitución de la República, en el caso de la justicia indígena este debe ser
considerado desde un criterio de interculturalidad.
Con ello, se les reconoce a las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas,
sus derechos colectivos, que implica su derecho a conservar y desarrollar sus formas de
convivencia y organización social y que respecto a la justicia indígena dentro del ámbito
de su territorio ejerzan las funciones jurisdiccionales que la Constitución de la
República les reconoce en base de sus tradiciones ancestrales y que se encuentran
reconocidas en su Art. 171, donde se les faculta a administrar justicia aplicando sus
normas y procedimientos de acuerdo a sus costumbres o derecho consuetudinario.
Se trata de un procedimiento jurídico distinto al establecido en la justicia
ordinaria y faculta a la autoridad indígena para que aplique el procedimiento de acuerdo
a las costumbres o derecho consuetudinario de su pueblo, cuyas resoluciones deberán
ser respetadas por todas las instituciones y autoridades del sector público. Teniendo
como único límite a su facultad jurisdiccional el respeto de los derechos humanos
garantizados por los instrumentos internacionales y la misma Constitución de la
República.
Entonces, se garantiza el debido proceso en relación a la administración de
justicia indígena, misma que debe ser asumida en el marco del procedimiento normativo
y procesal propio de estas comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, y demás
prácticas ancestrales constitucionalmente reconocidas. Con ello, se garantiza además la
vigencia de otros principios como el de non bis in ídem que reconoce que las decisiones
de las autoridades de la justicia indígena no pueden ser revisadas ni juzgadas por juezas
o jueces del Poder Judicial o por autoridades administrativas, a excepción del control de
constitucionalidad; el principio pro jurisdicción indígena, que permite que se prefiera la
9 jurisdicción indígena, en caso de duda entre ésta y la jurisdicción ordinaria; y la
interpretación intercultural de los derechos controvertidos o en litigio.
He ahí la obligación de las juezas y los jueces que conozcan de la existencia de
un proceso sometido al conocimiento de las autoridades indígenas, de declinar su
competencia, previa petición de la autoridad indígena en tal sentido. Incluso, la Ley de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional desarrolla la pertinencia de la
acción extraordinaria de protección contra decisiones de la justicia indígena, en caso de
que exista violación de derechos constitucionales por parte de sus autoridades.
Deberá por tanto la Corte Constitucional como órgano rector, ser el encargado
de que principios como el de interculturalidad, autonomía, pluralismo jurídico y debido
proceso sean aplicados y garantizados por la justicia ordinaria, y además con la facultad
que le confiere la misma Constitución de la República debe armonizar estos derechos
constitucionalmente garantizados y los derechos propios de la comunidad, pueblo o
nacionalidad indígena, con la ordinaria a fin de que no existan conflictos al momento
de su aplicación.
Debe tenerse presente que la convivencia indígena se fundamenta básicamente
en una cosmovisión que reconoce y respeta la relación hombre-naturaleza y sociedad
por ello, no existe ese tipo de clasificación o división por materias, así, la autoridad
competente, con el procedimiento establecido dentro de cada comunidad, tiene la
facultad de resolver todo tipo de conflictos que se produzcan dentro de la sociedad
indígena.
Ello no implica que exista supremacía de un derecho sobre otro sino que al ser
distintos y por el reconocimiento constitucional que existe deben convivir con armonía
dentro de este Estado que la Constitución de la República garantiza como pluriétnico y
pluricultural, su legitimidad para juzgar y tomar decisiones, debe ser estudiado en el
acatamiento de las normas, usos y costumbres, tradiciones ancestrales y procedimientos
que hacen parte del Derecho Consuetudinario Indígena,
considerando que no existe
una sola administración de justicia indígena sino que cada pueblo, comunidad y
nacionalidad tiene sus propias normas y procedimientos suelen diferir unos de otros,
pero que tiene como finalidad el restablecimiento de la paz dentro de la comunidad.
De lo expuesto, dentro del presente trabajo investigativo se pretende determinar
la existencia de: una autoridad legítima, competencia territorial, competencia material,
competencia personal, derecho a la defensa, como en los casos que se han presentado
10 dentro de la práctica jurídica mediante el estudio a los casos la Cocha 1 y 2. En el caso
la Cocha 1 se juzgó a una persona que había dado muerte a otra, el victimario fue
juzgado y sancionado por una autoridad indígena competente, en este caso las
autoridades tomaron la decisión jurisdiccional fundamentada en el Convenio 169 de la
OIT (artículos 8, 9, 10, 11, 12) y en la Constitución del Ecuador de 2008 en el artículo
anteriormente mentado, normativas que determinan la existencia de autoridades
indígenas, y la facultad de las autoridades para ejercer funciones jurisdiccionales.
En el caso de la Cocha 2, se trata básicamente de un homicidio perpetrado en el
centro de Zumbahua, mientras que los victimarios eran de Guantopolo; el conflicto se
generó al presentarse un supuesto problema de competencia de las autoridades que
juzgaron a los victimarios, por lo que no se respeto el derecho al debido proceso al no
garantizarse el derecho a la defensa y la imparcialidad del juez.
En ambos casos, el problema se centra en que a pretexto de que se violaron los
derechos humanos del victimario, intervino la justicia ordinaria para liberarlos del hecho
salvaje y atroz al que sería sometido por la comunidad indígena, desconociéndose así lo
juzgado el principio non bis in idem, esto es que nadie puede ser juzgado dos veces por
la misma causa, una clara violación del debido proceso.
Son estos los puntos nodales sobre los que se trataran en el presente trabajo, si se
ha respetado o no el principio non bis in ídem, el derecho a la defensa en general el
debido proceso por parte del Estado y las autoridades competentes indígenas, y si
existen límites o no a sus decisiones. Los conflictos familiares, comunitarios y sociales
se resuelven en aplicación de sus derechos ancestrales. Las normas, los procedimientos,
las autoridades y las sanciones tienen como fuente el derecho ancestral, para el efecto
nos remitiremos constantemente a la Corte Constitucional colombiana que con sus
resoluciones ha generado un verdadero precedente sobre justicia indígena, pudiendo ser
trasladada a la realidad ecuatoriana.
11 Capitulo primero
Límites Procesales que rigen la administración de justicia indígena en la realidad
constitucional ecuatoriana.
1.1. El debido proceso y su influencia en las decisiones de la jurisdicción indígena.
Después del levantamiento indígena protagonizado en mayo de 19901, cuando
cientos de indígenas reclamaban el derecho a la tierra, aquellos realizaban una crítica al
modelo agroexportador y al pago de la deuda externa y rechazaban el apoyo a los
grupos empresariales por sobre los derechos de los campesinos, liderado por la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE2;es cuando a los
pueblos y comunidades indígenas se los colocó en el centro de la vida política del país,
permitiéndoles generar y mantener su independencia.
Es la primera vez, que nuestro país realmente se aleja del concepto de monismo
jurídico3, cuyo efecto se vería reflejado diez años más tarde cuando ganaron espacio en
el ámbito político y social, circunstancia que se vio consolidada con su participación y
reconocimiento como un colectivo y
por la Constitución Política de 1998, se les
reconoció como integrantes del Estado ecuatoriano, como actores políticos y sujetos de
derechos, introduciéndose así una serie de derechos colectivos incluyendo nuevas
categorías descriptivas como la pluriculturalidad o de la plurietnicidad.
La transformación del sistema de garantías constitucionales, anteriormente basado
en el sometimiento de la costumbre al imperio de la norma estatal pasó a reconocer los
derechos ancestrales de pueblos comunidades y nacionalidades que, pese a ser parte del
Estado, fueron excluidas. Como resultado de dicha transformación, se reconocieron los
diferentes sistemas de administración de justicia de los pueblos originarios, equilibrando
la convivencia de los pueblos y comunidades indígenas con el resto de la población
ecuatoriana, a la luz del principio de diversidad que sustenta la interculturalidad.
1
El levantamiento indígena protagonizado el 28 de mayo de 1990 duró hasta el 11 de junio de 1990,
consistió en las luchas por el respeto a la existencia de distintos pueblos y a la diferencia, fue el
reconocimiento a existir como nacionalidades.
2
Acción
Ecológica,
“A
los
20
años
del
levantamiento
indígena”,
en
<http://www.accionecologica.org/editoriales/1232-a-los-20-anos-del-levantamiento-indigena> (fecha de
consulta: 13 de mayo de 2014).
3
Corriente que supone el monopolio estatal, la homogenización jurídica, única e imperante, válido y
reconocido por el Estado, sostienen sus seguidores que de no ser el derecho reconocido por el Estado,
carecería de toda efectividad en su aplicación y violaría el principio de seguridad jurídica y el Estado de
derecho.
12 El Art. 84 de la Constitución de 1998, reconoció una nueva categoría de derechos
subjetivos e instituyó como titulares de ellos a las naciones o pueblos indígenas; estos
derechos constan en quince numerales y se destacan, entre otros, la conservación y
desarrollo de su identidad, dominio y relativo imperio sobre sus territorios, manejo de la
biodiversidad y entorno natural, formas de convivencia y organización social y política,
la propiedad colectiva de sus conocimientos ancestrales, patrimonio cultural e histórico,
sistemas de medicina. 4
Con estos antecedentes, se buscó recoger todas las aspiraciones del movimiento
indígena en lo referente al ejercicio de sus propias formas de generar normas y
aplicarlas en la administración de justicia, con la afirmación de su propio derecho a
mantener y desarrollar su cultura, constituyéndose el inicio de lo que sería el pluralismo
jurídico en el país. Esta declaración constitucional sobre el reconocimiento de la
diversidad étnica y cultural, y del pluralismo jurídico en particular, representa la ruptura
con aquellos que imponían etnocentricamente la preeminencia de un solo sistema
jurídico nacional y la no valoración de los derechos comparativamente distintos. 5
Es así que la Constitución del 2008 recoge un planteamiento histórico del
movimiento indígena ecuatoriano, esto es, caracterizar al Estado ecuatoriano como
plurinacional. Este atributo supone apuntalar a una transformación social, política y
económica, así como una garantía del pleno ejercicio de los derechos colectivos que
bajo esta denominación del Estado tienen una connotación partiendo del pluralismo
jurídico como desarrollo de su diversidad étnica y cultural, en un supuesto de la
coexistencia en el territorio de un mismo Estado de varios sistemas jurídicos,
al
respecto el Art. 171 dispone:
Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades
indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus
tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito
territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres. Las
autoridades aplicarán normas y procedimientos propios para la solución
de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitución y a
los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales.
4
Julio Cesar Trujillo, “Justicia indígena y pluralismo jurídico” en Laura Giraudo, edit., Derechos,
costumbres y jurisdicciones indígenas en la América Latina contemporánea, (Madrid: Centros de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2008), 266.
5
Sánchez Botero, Isabel Cristina Jaramillo Sierra, La Jurisdicción Especial Indígena (Colombia:
Procuraduría General de la Nación, Instituto de Estudios del Ministerio Público, 2000), 63.
13 El Estado garantizará que las decisiones de la jurisdicción indígena sean
respetadas por las instituciones y autoridades públicas. Dichas
decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad. La ley
establecerá los mecanismos de coordinación y cooperación entre la
jurisdicción indígena y la jurisdicción ordinaria.
Este reconocimiento constitucional, sobre la facultad que tienen las autoridades
de los pueblos indígenas de administrar justicia aplicando sus normas y procedimientos
propios de acuerdo a sus costumbres o derecho consuetudinario se basa
fundamentalmente en la memoria de sus antepasados, por tanto, la misma va a variar en
cada comunidad, pueblo o nacionalidad; sin embargo, ello no implica que no exista una
verdadera garantía del debido proceso dentro de la justicia indígena, entendiéndose a la
misma como un conjunto de garantías que el Estado debe asegurar cuando cualquier
persona esté involucrada en un litigio en concordancia con lo que dispone el Art. 76 de
la Constitución de la República, toda vez que cada comunidad, ha desarrollado su
propio procedimiento que tiene que estar enmarcado dentro de los parámetros impuestos
en la propia Constitución, que le otorga la fuerza jurídica dentro del Estado y a la vez le
impone los límites que no debe sobrepasar, unos límites planteados además, por el
contexto legal internacional, especialmente el relativo a los derechos humanos y más
concretamente por el Convenio 169 de la OIT.
El sistema desarrollado por cada comunidad o pueblo indígena debe ser
cumplido conforme se expuso anteriormente, garantizando el debido proceso como una
de las garantías constitucionales y evitando cualquier vulneración a los derechos
humanos, esto es, erradicando cualquier procedimiento que implique justicia por mano
propia. Por tanto, se está reconociendo un procedimiento jurídico distinto al ordinario,
lo que obliga a las autoridades indígenas a que apliquen el derecho consuetudinario de
cada comunidad o pueblo y garantizando el derecho del acusado a que se le aplique un
procedimiento ancestralmente aceptado y practicado, que le permita defenderse
conforme lo establece dicho procedimiento, teniendo presente la pluralidad cultural que
reconoce y garantiza la Constitución.
Respecto a la pluralidad cultural, ampliamente desarrollada por las
Constituciones Latinoamericanas; en el caso del Ecuador, constituye uno de los puntos
14 cruciales dentro de nuestro estado constitucional de derechos y justicia6. Con esta nueva
noción, se da más fuerza a la relación entre sociedad y Estado y se garantizan los
derechos de las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades, colectivos y la
naturaleza como titulares y beneficiarios directos de los derechos consagrados y
reconocidos en la Constitución y en los Instrumentos Internacionales de derechos
humanos. Así mismo, se mantiene y amplían los derechos colectivos de los pueblos
indígenas, y con ello se ponen en consonancia la premisa de Ecuador como un Estado
plurinacional, lo que supone un Estado garantista de estos nuevos derechos.
Considerando que nuestra Constitución se encuentra irrigada por esta nueva
concepción del pluralismo jurídico7, debemos considerar un aspecto intercultural del
debido proceso. Al respecto, la Corte Constitucional ecuatoriana en la sentencia de la
Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas Amawtay Wasy,
determinó que: “[…] El Estado ecuatoriano debe fomentar la interculturalidad, inspirar
sus políticas e integrar sus instituciones, según los principios de equidad e igualdad de
las culturas, así como garantizar los derechos colectivos, […]"; además se refirió a las
reglas de interpretación, en casos de Derecho Indígena:
a) A mayor conservación de usos y costumbres, mayor autonomía; b)
Las normas legales imperativas no deben ser invocadas por el solo
hecho de existir como norma; c) Los usos y costumbres de una
comunidad priman sobre las normas legales dispositivas, la nueva
clave de la interpretación intercultural debe considerar los
parámetros que han desarrollado los pueblos indígenas sobre el
ALLI CAUSAI, buen vivir; reconociéndose así que ninguna norma
secundaria puede restringir, limitar o tornar ineficaz cualquier
derecho de estas nacionalidades y pueblos reconocidos por la
Constitución y normas supranacionales.8
6
Constitución de la República del Ecuador [2008], tít. I, “Elementos constitutivos del Estado”, cap.
primero, “Principios fundamentales”, art. 1([Quito]: Asamblea Nacional, Comisión Legislativa y de
Fiscalización, s. f.): 16.
7
Al respecto la Corte Constitucional de Colombia, ha definido el pluralismo jurídico como formas
diversas de órdenes legales concomitantes respecto de los mismos supuestos y fenómenos a regular, las
comunidades indígenas tienen autonomía política y jurídica la que les permite pueden ejercer funciones
jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias normas y procedimientos
de acuerdo a los usos y costumbres siempre que no vulnere la Constitución ni la ley.
8
Res. No. 0008-09-SAN-CC de 18 de diciembre del 2009 del Pleno de la Corte Constitucional, en la
acción extraordinaria de protección por Derechos Colectivos- Educación Intercultural que, siguió la
Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas ‘AMAWTAY WASI’ contra el
CONESUP, R.O 97-S de 29 de diciembre de 2009.
15 Frente a la noción del debido proceso, nos remitiremos a la Corte Constitucional
colombiana, quien en sentencia T-349/96, definió que este principio debe ser
interpretado en forma amplia, “ya que exigir la vigencia de normas e instituciones
rigurosamente equivalentes a las nuestras permitiría una completa distorsión del
pluralismo como principio básico de la Carta”.
Este concepto, en el caso de la justicia indígena, debe ser considerado desde una
doble perspectiva: en primer lugar, el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural
en la Constitución, entendiendo incorporada la diversidad étnica y cultural de estas
comunidades, ligada a la aceptación de multiplicidad de formas de vida y sistemas de
comprensión del mundo diferente al de la cultura occidental; en segundo lugar, el
elemento simbólico de estar garantizada y reconocida por la Constitución, lo que la
convierte en un derecho de aplicación directa; así, como en una vertiente informadora
del resto de normas y decisiones públicas. Es así, que la justicia indígena se incorpora a
la Constitución partiendo de este concepto de pluralismo jurídico que implica la
vigencia efectiva, en un mismo territorio de un Estado, de varios sistemas normativos y
ordenamientos que cohabitan en colaboración pacifica del respeto mutuo de sus
instituciones.
En resumen, el pluralismo jurídico es justificado por la existencia de diversas
culturas, cada una con su propia identidad y coherencia para concebir el orden, la
seguridad, la igualdad y la justicia. A diferencia del monismo jurídico, el pluralismo
jurídico permite hablar de la coexistencia de varios sistemas jurídicos dentro de un
mismo espacio geopolítico llamado Estado, por tanto, los sistemas jurídicos pueden
interactuar y complementarse.
Para autores como Juan Carlos Andrade Dávila, no se considera procedente el
otorgamiento de competencia a las autoridades indígenas para el juzgamiento de
infracciones y delitos, toda vez que se vulneraría el debido proceso, ya que no podría
pensarse “que la comisión de un delito penal afecta únicamente a los miembros de la
comunidad indígena en la que se cometió, es un asunto de competencia del Estado, y
por ello debe ser juzgado por sus jueces o tribunales competentes” 9, y añade: “[ …]si la
costumbre del respectivo pueblo indígena considera una conducta como penal y
9
Juan Carlos Andrade Dávila, “La competencia de las autoridades indígenas tradicionales en el
juzgamiento de delitos penales”, en Revista Iuris Dictio, de la Universidad San Francisco de Quito,
(Quito: No. 6,2002), 31.
16 establece una sanción para ésta sin que haya sido tipificada y sancionada por una ley
penal, está contradiciendo normas expresas de la Constitución y de la ley, por lo que no
puede ser aplicada. Las normas consuetudinarias no tienen fuerza para modificar a la
ley.” 10
El mismo autor sostiene que según al Art. 24 numeral 11 de la Constitución
Política de 1998, nadie puede ser distraído de su juez competente y, que el Art. 16 del
Código de Procedimiento Penal que establece que sólo los jueces y tribunales penales
son competentes para conocer causas penales. Además, el Art. 19 del mismo cuerpo de
leyes señala que la competencia nace de la ley. Por lo dicho, “Sí así lo hacen, se están
atribuyendo una potestad que no les ha sido concedida, por lo que están excediendo las
atribuciones que la Constitución les otorga, irrogándose funciones que no les son
propias”11.
Siendo así, se deberían delimitar las relaciones entre el Derecho consuetudinario
y la Constitución de la República, al respecto Julio Cesar Trujillo ha indicado que ésta
relación es de subordinación de la primera a la segunda, al prevalecer la norma
constitucional que todos los ecuatorianos hemos aceptado, expresa o tácitamente, al ser
miembros activos de un mismo Estado y cuya organización se encuentra contenida en la
propia Constitución, atendiendo a una solución formal en aplicación del principio de
jerarquía normativa.12
Sobre este mismo punto, Enrique Ayala Mora ha indicado que pueden haber
varias, muchas prácticas jurídicas, tantas cuantas culturas hayan, cuantos pueblos
existan, pero un solo sistema jurídico entendiéndoselo como el conjunto de normas
establecidas en la Constitución y en las leyes fundamentales del país, que nos implican a
todos los ciudadanos, y pero reconoce las normas y prácticas que los indígenas han
desarrollado en la administración de la justicia. Por otra parte, debemos tratar de
armonizarlas con las normas del derecho ecuatoriano y universal, sin que ello implique
sobreponerlas.13
10
Ibíd., 30.
Ibíd., 32.
12
Pfr.
Julio
Cesar
Trujillo,
“Administración
de
<http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/articulos/juliotrujillo.htm> (fecha
2015).
13
Pfr. Enrique Ayala Mora, “El derecho ecuatoriano y
<http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/articulos/enriqueayala.htm>(fecha
2015).
11
Justicia
Indígena”,
en
de consulta: 11 de enero de
el aporte indígena”, en
de consulta: 12 de enero de
17 Para el Dr. Santiago Andrade Ubidia, quien ha manifestado que en pos de
garantizar el sistema jurídico indígena por cada nacionalidad o pueblo, no se puede
poner en peligro la concepción de Estado, pero tampoco se puede dejar a un lado la
concepción intercultural, la cual sostiene que las autoridades de los pueblos indígenas
están en la capacidad para resolver los problemas intracomunitarios, esto es, que afecten
a los miembros de la comunidad, garantizando la plena vigencia de los derechos de los
indígenas. Por ello, su análisis a la luz de la Constitución de la República se debe hacer
en todo su contexto de manera que se considere la potestad jurisdiccional que poseen
los órganos de la función judicial y establecer, por otro lado, entre la justicia ordinaria y
la administración de justicia indígena, buscando la unidad jurisdiccional. Es por esto
que deben hacerse compatibles las funciones de las autoridades indígenas con las del
sistema judicial nacional. 14
Respecto a estas posiciones, autores como Mariana Yumbay, reconocen la
existencia de un derecho indígena que se basa en el espíritu comunitario, en
conocimientos ancestrales, normas y principios que han sido conservados y transmitidos
de generación en generación y de forma oral, que han logrado mantener la armonía y el
orden social al interior de los diferentes pueblos y nacionalidades.15
Igual posición tiene Emiliano Borja Jiménez, al reconocer la existencia un
Derecho Penal indígena en gran parte de los pueblos de Latinoamérica, porque estos
tienen un conjunto normativo que reprueba y considera como muy graves una serie de
comportamientos humanos similares a lo que en derecho occidental se denominan
delitos. Así mismo, sostiene que existe un procedimiento formal para determinar la
culpabilidad o inocencia del o de los implicados, y autoridades que ejercen jurisdicción
propia dentro del ámbito territorial de la comunidad, con iguales potestades para dirimir
conflictos y sus decisiones suelen ser acatadas por todos
16
, siendo así, no difieren del
todo con la justicia ordinaria.
A la luz del Art. 171 de la Constitución de la República, vale destacar que esta
misma norma otorga la potestad de administrar justicia a las autoridades indígenas,
14
Santiago Andrade Ubidia, “Aportes al debate sobre justicia indígena: observaciones y sugerencias al
anteproyecto de “Ley de Administración de Justicia Indígena en el Ecuador””, en Judith Salgado,
compiladora, Justicia indígena: aportes para un debate (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar
UASB, 2002), 138.
15
Pfr. Mariana Yumbay, "El ejercicio de la administración de justicia indígena en el Ecuador", en
<http://www.llacta.org/notic/2007/not0621b.htm> (Fecha de consulta: 10 de enero de 2015).
16
Pfr. Emiliano Borja Jiménez, “Derecho Penal y derecho indígena”, en Fernando Flores Giménez,
coordinador, Constitución y Pluralismo Jurídico, (Quito: Corporación Editora Nacional, 2004), 115.
18 misma que se equipara a la potestad conferida a los jueces estatales, esto es, para
conocer, juzgar y sancionar la comisión de infracciones penales, y cualquier tipo de
conflicto que se suscite en el interior de su territorio, sin la existencia de un cuerpo
legislativo escrito que tipifique los delitos penales. Es un derecho que se encuentra
fusionado con la armonía natural integradora política, religiosa, cultural, espiritual,
económica, social, de cada nacionalidad, pueblo y comunidad indígena.
Sin que esto implique que los asuntos sobre los que juzgan tengan que ser
cuestiones territoriales porque se trata de un asunto de límite de competencia, no de
materia. “En reiterada jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia ha
respaldado estas facultades de la jurisdicción especial incluyendo no solo potestades
coercitivas generales sino también potestades punitivas específicas las cuales ya no
están en manos de la jurisdicción penal ordinaria sino de la jurisdicción especial o
tradicional”.17
Igual que en el caso ecuatoriano, se han reconocido normas que no están
escritas, ya porque proceden de la costumbre, de su tradición que no es más que otra
fuente de creación de normas, diferente a la que se conoce en la justicia ordinaria pero
que de igual forma considera y garantiza los derechos de sus miembros, en ejercicio de
la autonomía que les confiere el poder de decidir y asumir o no el ejercicio de sus
funciones, debiéndose otorgar igual valor que las decisiones tomadas por la justicia
ordinaria en “aras de garantizar el respeto por la particular cosmovisión del individuo”
18
, se trata de preservar formas de vida tradicionales a fin de no poner en riesgo su
propia existencia.
El sistema de normas o derecho consuetudinario, y por ende de la
potestad normativa o reguladora de los pueblos y las comunidades
indígenas y campesinas… La función jurisdiccional especial o la
potestad de impartir o administrar justicia. Ello incluye la validez y
eficacia de las decisiones de la jurisdicción especial de modo
autonómico, y el sistema institucional o de autoridades, o la potestad de
gobernarse con sus propias instituciones, incluidos los mecanismos
propios de designación, cambio y legitimación de autoridades.19
17
Raquel Yrigoyen Fajardo, “Pluralismo jurídico, derecho indígena y jurisdicción especial en los países
andinos”, en Revista El otro derecho (Bogotá: No. 30, 2011), 177.
18
Res. T-496-06 de 26 de septiembre de 2014 dela Sala Cuarta de Revisión de Tutelas de la Corte
Constitucional, compuesta por los magistrados José Gregorio Hernández Galindo, Hernando Herrera
Vergara y Carlos Gaviria Díaz -este último en calidad de Ponente-, en el caso de Libardo Guainas Finscue
en contra del Juzgado Tercero Penal del Circuito de la Plata.
19
Yrigoyen, “Pluralismo jurídico”, 177.
19 Por tanto, se trata de un sistema jurídico penal propio que si bien no cuenta con
los axiomas fundamentales del Derecho Penal occidental, tiene como fuente principal a
la costumbre (fuente del derecho), tanto al establecer la conducta punible de los
diferentes delitos y sus respectivas sanciones y penas, valiéndose de la transmisión oral
intergeneracional como sustituto de los procedimientos escritos, existentes en la justicia
ordinaria, rescatando sus propias tradiciones. Es así, que el principio de legalidad se
entendería bajo una perspectiva diferente a la consagrada en el sistema de justicia
ordinario, porque como se dijo anteriormente, se trata de un sistema diferente y que
varía según sus propias costumbres y tradiciones en donde la paz y el equilibrio social
son la base para su existencia.
Como bien lo indica Raquel Yrigoyen Fajardo “lo que se busca es establecer un
sistema que posibilite la relación armónica y pacífica entre las jurisdicciones especiales
y ordinarias en condiciones democráticas y no de subordinación”. No existiría una
violación del debido proceso ni del derecho a la defensa toda vez que no existe
violación de los derechos humanos ni los mínimos constitucionales establecidos, sus
procesos se realizan de acuerdo a sus usos y costumbres y apego de los tratados y
convenios internacionales que reconocen y garantizan sus derechos, al tener un
procedimiento establecido y dirigido por la autoridad competente que toda la
comunidad acepta, se lo estaría garantizando.
Para terminar, debemos recordar que dentro de la cosmovisión indígena las
sanciones son un correctivo que garantiza el restablecimiento de la paz dentro de la
comunidad y no una represión como usualmente se entiende a la justicia indígena como
un sistema penal que se toma la justicia por su mano, y pese a los errores que pueden
suscitarse siempre que se lo ejerza dentro de los límites establecidos es un proceso
conciliador y en todo caso de mayor eficacia que el de la justicia ordinaria toda vez que
sus sanciones son de inmediato cumplimiento.
1.1.1 Normas comunes que rigen el debido proceso en la toma de decisiones de
autoridades indígenas.
En Ecuador, el reconocimiento constitucional de las funciones jurisdiccionales a
las autoridades indígenas dentro de su ámbito territorial y de acuerdo a sus tradiciones y
costumbres propias, lleva implícito la facultad reconocida a las autoridades ancestrales de
dictar decisiones frente a los conflictos que surgen dentro de la comunidad indígena.
20 Al respecto, la Constitución de la República otorga al derecho indígena fuerza
jurídica dentro del Estado y a la vez le impone los límites que no debe sobrepasar, unos
límites también delineados por el contexto legal internacional, especialmente el relativo a
los derechos humanos y más concretamente por el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en países independientes de 1989, ratificado por nuestro país el 15
de mayo de 1998.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos
Indígenas. Los artículos 3, 4 y 5 reconoce el derecho de los pueblos indígenas a la libre
determinación, lo que les faculta tomar sus propias decisiones en asuntos internos y
aplicar sus prácticas administrativas, jurídicas y organizativas dentro de sus comunidades,
en su artículo 34 establece que: “Los pueblos indígenas tienen derecho a promover,
desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y sus propias costumbres,
espiritualidad, tradiciones, procedimientos, prácticas y cuando, existan costumbres o
sistemas jurídicos, de conformidad con las normas internacionales de derechos
humanos.”20
El Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas, aprobado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 26 de
febrero de 1997 en su artículo 2 inciso primero y tercero, reza:
1.
Los pueblos indígenas tiene derecho al goce pleno y efectivo de los
derechos humanos y libertades fundamentales reconocidas en la
Carta de la OEA, la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y otros instrumentos internacionales de derechos
humanos; y nada en esta Declaración puede ser interpretado en el
sentido de limitar, restringir o negar en manera alguna esos
derechos, o en el sentido de autorizar acción alguna que no esté de
acuerdo con los principios del derecho internacional, incluyendo el
de los derechos humanos.
2. Los Estados asegurarán el pleno goce de sus derechos a todos los
pueblos indígenas, y con arreglo a sus procedimientos
constitucionales, adoptaran las medidas legislativas y de otro
carácter, que fueran necesarias para hacer efectivos los derechos
reconocidos en esta Declaración.
Con ello, este proyecto pretende reconocer el derecho de todos los pueblos
indígenas respecto a cada Estado, garantías como la no discriminación, existencia e
20
Daniela Flores, “La Justicia Indígena y sus conflictos con el derecho ordinario”, en
<http://www.inredh.org/index.php?option=com_content&view=article&id=422%3Ala-justicia-indigenay-sus-conflictos-con-el-derecho-ordinario&Itemid=57> (fecha de consulta: 02 de diciembre de 2013).
21 identidad, incluyendo el debido proceso con reconocimiento del sistema indígena,
parten de la diversidad cultural.
Con estos antecedentes, por disposición constitucional, las funciones legislativa,
ejecutiva y judicial, son las encargadas del desarrollo progresivo de los derechos
constitucionales y del establecimiento de mecanismos de coordinación y cooperación
entre la jurisdicción indígena y la jurisdicción estatal, a través de normas, jurisprudencia
y políticas públicas disposiciones que se encuentran contempladas en los artículos 57
numeral 9, 10 y 171 de la Constitución de la República:
Art. 57.- Se reconoce y garantizará a las comunas, comunidades,
pueblos y nacionalidades indígenas, de conformidad con la Constitución
y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos
internacionales de derechos humanos, los siguientes derechos
colectivos: […] 9.- Conservar y desarrollar sus propias formas de
convivencia y organización social, y de generación y ejercicio de la
autoridad, en sus territorios legalmente reconocidos y tierras
comunitarias de posesión ancestral, 10. Crear, desarrollar, aplicar y
practicar su derecho propio o consuetudinario, que no podrá vulnerar
derechos constitucionales, en particular de las mujeres, niñas, niños y
adolescentes […]
Art. 171.- Las autoridades de las comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base
en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito
territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres. Las
autoridades aplicarán normas y procedimientos propios para la solución
de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitución y a
los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales.
El Estado garantizará que las decisiones de la jurisdicción indígena sean
respetadas por las instituciones y autoridades públicas. Dichas
decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad. La ley
establecerá los mecanismos de coordinación y cooperación entre la
jurisdicción indígena y la jurisdicción ordinaria.
En el caso del Ecuador, el Código Orgánico Integral Penal en su Art. 5 sobre los
Principios Procesales en su numeral 9 indica:
“El derecho al debido proceso penal, sin perjuicio de otros establecidos
en la Constitución de la República, los instrumentos internacionales
ratificados por el Estado u otras normas jurídicas, se regirá por los
siguientes principios: 9. Prohibición de doble juzgamiento: ninguna
persona podrá ser juzgada ni penada más de una vez por los mismos
hechos. Los casos resueltos por la jurisdicción indígena son
considerados para este efecto. La aplicación de sanciones
administrativas o civiles derivadas de los mismos hechos que sean
objeto de juzgamiento y sanción penal no constituye vulneración a este
principio.”
22 Con ello se establece la garantía al debido proceso indígena, excepto el caso que
de una misma infracción se deriven otras contravenciones en cuyo caso podrán ser
juzgados sin que ello implique cualquier vulneración a sus derechos. Incluso a lo largo
de este Código podemos avizorar nuevas formas de garantizar a los pueblos,
comunidades y nacionalidades indígenas como sujetos de derechos colectivos
reconociéndoseles un nuevo status para la aplicación del mismo, las infracciones
cometidas en las comunidades indígenas se deberá proceder conforme a lo dispuesto en
la Constitución de la República, en los tratados e instrumentos internacionales
ratificados por el Estado, en el Código Orgánico de la Función Judicial y en las leyes
respectivas.
En todo caso se reconoce su aplicabilidad y garantiza sus decisiones como parte
del sistema procesal nacional con ello la ni la justicia de paz ni la ordinaria puede
prevalecer sobre las decisiones tomadas por las autoridades indígenas competentes.
En febrero del 2010, la asambleísta Lourdes Tibán Guala presenta ante la
Asamblea Nacional el Proyecto de Ley Orgánica de Coordinación y Cooperación entre
la Jurisdicción Indígena y la Justicia Ordinaria, al tratarse de un sujeto colectivo y
reconocido por la Constitución y los instrumentos internacionales, con lo que se
pretende garantizar las decisiones de la jurisdicción indígena en coordinación con la
justicia ordinaria, con lo que se lograría establecer límites jurídicos necesarios para su
subsistencia.
En la actualidad, la justicia constitucional ecuatoriana no ha
contribuido a generar un diálogo intercultural entre los sistemas
de justicia, no obstante, la Corte Constitucional de Colombia, ha
determinado en varias de sus sentencias cuáles son los límites
que deben tener las decisiones jurisdiccionales indígenas,
decisiones según las cuales las limitaciones que implica el
respeto a los derechos humanos llevan a respetar los mínimos
fundamentales: el derecho a la vida (no matar), integridad
física (no torturar), libertad (no esclavizar) y la previsibilidad
de la sanción como el principio del debido proceso. Creemos
que estas tres limitaciones sientan un principio moral, que
permite a su vez un amplio margen para el diálogo intercultural
y para los avances en la coordinación de procedimientos que,
como las culturas de donde vienen, son la expresión de una gran
diversidad21, respecto a ello la Corte Constitucional
Colombiana, tomando como punto de partida el principio de la
21
Rudolf Huber, Juan Carlos Martínez, Cécile Lachenal, Rosembert Ariza, coord..., Hacia los sistemas
jurídicos plurales: reflexiones y experiencias de coordinación entre el derecho estatal y el derecho
indígena, (Colombia: Konrad Adenauer Stiftung, 2008) ,171.
23 maximización de la autonomía, pro comunitas, esto es que
resulta constitucionalmente admisibles las sanciones que sean
proporcionadas y razonables en el contexto cultural en el cual se
aplican y que no vulneren “lo que verdaderamente resulta
intolerable por atentar contra los bienes más preciados del
hombre. ”22
Es por esto que, las decisiones de las autoridades indígenas, aunque difieran en
sus formalidades y contenidos de las que toma el poder judicial en un Estado moderno,
no por ello carecen de valor legal, de acuerdo con lo establecido por el Convenio 169.
Estas resoluciones por norma constitucional tienen el mismo carácter jurídico y fuerza
vinculante que las sentencias expedidas por autoridades jurisdiccionales estatales. Por
tanto, sin que se
necesite ratificación del sistema judicial estatal, las decisiones
jurisdiccionales indígenas surten el efecto de cosa juzgada per se, debiendo ser
obedecidas por las partes involucradas, consideradas por la comunidad y respetadas por
las autoridades y las instituciones del Estado.
Incluso el mismo Convenio en su artículo 35, establece que “priman las normas
(o incluso acuerdos nacionales –políticos-) que otorgan más derechos o ventajas a los
pueblos indígenas (PI), razonamiento que se aplica a los Estados que han ratificado el
Convenio 169 de la OIT aunque no hayan incluido reformas constitucionales expresas
para reconocer el derecho indígena.” 23
Tanto el artículo 8 como 9 del Convenio ha reconocido que por tratarse de una
competencia constitucional que garantiza la autonomía de los pueblos indígenas, sus
limitaciones deben obedecer a razones que ofrezcan un mayor valor constitucional que
el valor de la Carta asigna a la autonomía comunitaria “[…] la jurisdicción especial
indígena tiene ciertas limitaciones que se derivan directamente del texto de la
Constitución y que pueden afectar, cuando menos, tres de sus extremos: el tipo de
procedimiento admitido, la definición de las conductas que pueden ser constitutivas de
falta y la definición de las sanciones.”24
22
Laura Giraudo, edit., Cuadernos y debates: Derechos, costumbres y Jurisdicciones Indígenas en la
América Latina Contemporánea, (Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2008), 177.
23
Raquel Yrigoyen Fajardo, “Hacia un reconocimiento pleno de las rondas campesinas y el pluralismo
jurídico”, en < http://alertanet.org/ryf-alpanchis.htm> (fecha de consulta: 02 de marzo de 2014).
24
Huber, Hacia los sistemas jurídicos plurales, 170.
24 Siendo así, el Convenio 169 de la OIT tiene como sujeto titular del derecho a los
pueblos indígenas, reconociéndoles su derecho a un territorio propio25, a aplicar sus
propias costumbres y por ende ejercer funciones jurisdiccionales, como consecuencia a
tener competencia sobre los hechos que ocurren dentro de dicho territorio, sin que ello
implique una limitante, toda vez que la jurisdicción indígena se puede ampliar en razón
de la competencia personal y material de acuerdo al caso concreto; imponiendo como
único límite según su artículo 82 “la no violación de los derechos fundamentales
humanos”.
Desde mi punto de vista, los ambos sistemas de administración de justicia
preceptuados por el artículo 171 de la Constitución de la República del Ecuador, son
perfectamente compatibles; es decir pueden coexistir, guardándose respeto mutuo
dentro de los ámbitos jurisdiccionales, asignados por la Constitución y la Ley tanto a los
órganos de la Función Judicial como a las autoridades de los pueblos indígenas. Estas
dentro de la esfera de su jurisdicción son autónomas y gozan de plena independencia, no
dependen de los órganos de la Función Judicial ni de las autoridades de la Función
Ejecutiva. Sus decisiones son soberanas solo están sometidas a la Constitución y a las
leyes y tratados internacionales. La ley proyecto para compatibilizar deberá delimitar el
ámbito jurisdiccional de las autoridades indígenas, y regular lo concerniente a la
fiscalización o control que debe realizar la Corte Constitucional de las decisiones
jurisdiccionales de las autoridades de los pueblos indígenas; así como sobre las medidas
correctivas o represivas que deban aplicarse en caso de violaciones a los derechos
fundamentales.
De este modo, quienes pretenden decir que la jurisdicción especial debe estar
subordinada a la jurisdicción ordinaria, o que no puede interferir con ella, o que debe
estar controlada o reducida, están haciendo una interpretación que contradice el texto y
espíritu del Convenio 169, debiendo existir una interpretación sistemática del texto
constitucional y el Convenio 169 de la OIT, rescatando lo más favorable a los pueblos
indígenas.
25
El Convenio de la OIT reconoce un derecho amplio de los pueblos indígenas a las tierras y a los
recursos que tradicionalmente ocupan y utilizan. El Convenio otorga importancia al concepto de
territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos indígenas ocupan. El
reconocimiento del derecho a las tierras se fundamenta en la ocupación tradicional, que comprende la
tierra donde los pueblos indígenas vivieron a lo largo del tiempo y que desean transmitir a las
generaciones futuras.
25 En el fondo, la administración de justicia indígena tiene similitud con el sistema
jurídico anglosajón, en que los jueces (en este caso las autoridades de los pueblos
indígenas) son los que hacen el derecho. Las decisiones de las autoridades de los
pueblos indígenas no se sustentan en códigos ni ley positiva alguna, al contrario de la
justicia que imparten los órganos de la Función Judicial, los cuales deben sustentar sus
fallos estrictamente en la ley positiva; solo a falta de ley, aplicarán las que existan sobre
casos análogos, y no habiéndolas, se acudirá a los principios del derecho universal.
La ley también debería establecer los procedimientos para resolver presuntos
conflictos entre derechos humanos y jurisdicción especial, así como mecanismos
adecuados de coordinación entre la jurisdicción especial y los diferentes entes públicos,
esta adecuación debe extenderse a la normativa vigente la Constitución de la República
y el Convenio 169 de la OIT y los diversos instrumentos internacionales, debiendo la
ley ampliar o desarrollar los derechos más en ningún caso restringirlos garantizando su
no vulneración, razón por la cual se ha encargado a la Corte Constitucional la tarea de
controlar la conformidad de estas resoluciones con los preceptos constitucionales, con la
atribución de rectificarlas si de su análisis se evidencia una clara violación de derechos.
1.1.2. Normas consuetudinarias a observarse en las decisiones de la jurisdicción
indígena.
Debemos entender que la esencia misma del derecho comprende: costumbres,
sistemas, normas regulatorias de la conducta de la sociedad en colectividad, es decir es
el elemento primordial para la convivencia social. Siendo así, y como antecedente del
Derecho Positivo, encontramos el “Derecho Consuetudinario que nace de la conciencia
colectiva, de un conjunto de prácticas de observancia general fundamentada
básicamente en la costumbre. El Derecho, así, se perfila como producto histórico y
social, puesto que los hombres desde el instante en que se organizan en sociedad, no se
quedan ahí donde están, sino que engendran una serie de manifestaciones espirituales y
materiales que vienen a constituir el contexto cultural de los pueblos”.26
Así, podemos definir al Derecho Consuetudinario como un conjunto de normas
morales que aluden al a costumbre jurídica de los pueblos, nacidas del fondo anímico de
26
“Para la Comisión Jurídica para el Autodesarrollo de los Pueblos Originarios Andinos CAPAJ, el
derecho consuetudinario indígena es una antesala del derecho positivo, que rigen las relaciones de los
miembros
de
las
comunidades
indígenas”,
(en
http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/documento/derechoconsuetudinario.htm. Fecha de consulta: 03 de
febrero de 2014).
26 un agregado humano que la comparte y acata, que permanecen en el espíritu del pueblo
pertenecen a la sabiduría popular y se mantienen casi intactas en la memoria de los
hombres, estas manifestaciones humanas deben también, a la par, ser prácticas que se
proyectan por períodos de tiempo más o menos extensos; es decir, deben normar la vida
y comportamiento humanos, de manera institucional, prolongada, diferenciable de los
usos populares. Al ser manifestaciones de la vida diaria, se mantienen en el transcurso
del tiempo, de generación en generación, teniendo a la oralidad cono el medio de
transmisibilidad de la costumbre indígena de los pueblos, siento del punto de origen del
Derecho Positivo.
Al reconocerse funciones de justicia o jurisdiccionales a los pueblos y
comunidades indígenas/campesinas siguiendo su propio derecho y
aplicado por sus autoridades, se admite explícitamente la existencia de
órganos distintos al poder judicial, legislativo y ejecutivo para la
producción del derecho y la violencia legítima. Se admite el llamado
derecho consuetudinario no solo como fuente de derecho (estatal), sino
como un derecho propio que se aplica incluso contra la ley.27
Esto incluye la validez y eficacia de las decisiones de la jurisdicción especial
indígena, incluidos los mecanismos propios de designación, cambio y legitimación de
autoridades aunque no se plantea del mismo modo en el derecho positivo que en el
consuetudinario “no quiere decir que este derecho quede absuelto de toda vinculación
con principios básicos del ordenamiento constitucional y con las premisas del Estado de
derecho.”28
El Derecho Consuetudinario aparece como el derecho que pervive por la práctica
de la gente, aun sin ser oficial o estar reconocido. En síntesis, el uso del término
Derecho Consuetudinario no resulta adecuado para calificar los sistemas de derecho
propio de los pueblos indígenas, dado que estos últimos no siguen invariablemente una
misma pauta secular, sino que son sistemas con gran capacidad de adaptación y cambio.
Sin embargo, el término es empleado tanto en convenios internacionales como en
normas internas para referirse a los sistemas de “minorías”, distintos del derecho estatal,
y se le utiliza de modo sinonímico a “derecho indígena”.29
Al respecto Julio Cesar Trujillo, reconoce que el Derecho consuetudinario
mismo que esta compuesto por normas y procedimientos propios de las nacionalidades
27
Yrigoyen, “Pluralismo jurídico”, 171.
Giraudo, Cuadernos y debates, 235.
29
Andrade Dávila, “La competencia de las autoridades indígenas”, 10.
28
27 o pueblos indígenas y, en consecuencia, descarta todo peligro de confusión del Derecho
indígena con el Derecho estatal, para ser propio. El Derecho Indígena debe ser el
conjunto de normas producidos por los indígenas a través de las instituciones a las que
ellos han confiado la tarea de fijar, con fuerza obligatoria, las normas de conducta a las
que todos deben obediencia, unas porque garantizan la pacífica convivencia de los
miembros de la comunidad y otras porque preservan la identidad de la comunidad, de la
que aquellos tienen conciencia de ser parte y la que les reconoce la calidad de miembros
suyos y por eso espera el comportamiento que los identifica.30
El desconocimiento de la demarcación correspondiente a los sistemas
completamente distintos ha sido fuente de confusión, y que se han relacionado los
derechos propios por medio de comparaciones o analogías que corresponden a
contextos distintos de significación y de aplicación de conceptos.
En el caso del texto constitucional ecuatoriano se puede diferenciar algunos
elementos: en primer lugar, se trata de una facultad de las comunidades y pueblos
indígenas lo que deja abierta la posibilidad de que dichas comunidades puedan ejercer
esa facultad sin un límite; en segundo lugar, se faculta a los pueblos indígenas la
aplicación del derecho consuetudinario, normas y/o procedimientos propios, incluyendo
sus costumbres o tradiciones ancestrales, siendo así, la Constitución otorga al Derecho
indígena la fuerza jurídica dentro del Estado y a la vez le impone los límites que no
debe sobrepasar, unos límites también dibujados por el contexto legal internacional,
especialmente el relativo a los derechos humanos y más concretamente para lo que aquí
nos interesa, por el Convenio 169 OIT.
Vale aclarar que el funcionamiento de la administración de justicia
indígena es distinto según los países y, aun dentro de cada uno de ellos
[…] En primer lugar, las pautas de actuación en el marco de la
administración de justicia indígena no coinciden con las pautas o
procedimientos de la justicia estatal […] En segundo lugar, debe
apreciarse que el grado de conservación de los usos y costumbres de las
comunidades vería notablemente de unos lugares a otros […] En tercer
lugar […] la paz social no se logra si entre los propios interesados se
considera que los procesos a los que les somete la administración de
justicia son caros, largos y no resuelven nada… La idea de paz social
existe en ambas partes, y también la comunidad mestiza ha de entender
en sus justos términos (es decir, sin la información sesgada o
30
Pfr. Julio Cesar Trujillo, “Análisis sobre la Administración de Justicia Indígena”, en Revista Aportes
Andinos, de la Universidad Andina Simón Bolívar, (Quito: 2002), 3.
28 sensacionalista que en no pocas ocasiones caracteriza las noticias al
respecto) el modelo de justicia indígena. Obviamente esta tiene sus
problemas e incoherencias, pero tampoco el modelo estatal está libre de
ellos.31
El Art. 191 de la Constitución Política Ecuatoriana manifestaba: “las autoridades
de los pueblos indígenas ejercerán funciones de justicia, aplicando normas y
procedimientos propios para la solución de conflictos internos de conformidad con sus
costumbres o derecho consuetudinario, siempre que no sean contrarios a la Constitución
y las leyes”, reconociendo las prácticas repetidas en forma sistemática que a fuerza de la
repetición la colectividad (pueblos, nacionalidades y comunidades indígenas) no solo
las acepta como válidas sino que las considera obligatorias por su necesaria garantía de
orden social.
En esta línea, el Art. 171 de la Constitución de la República reconoce como
legítimas a las autoridades que las comunidades indígenas designan de acuerdo con las
normas de Derecho propio o consuetudinario, toda vez que se tratan de mandatos de dar,
hacer o no hacer algo que provienen de una autoridad facultada para expedirla para los
miembros de la comunidad y que son exigibles a terceros a través de la autoridad
encargada de velar por su cumplimiento, aun con el empleo de la violencia legítima. Es
decir, son normas jurídicas, que se originan de una autoridad indígena competente
donde se concentran los tres poderes que existen en la justicia ordinaria reconocida
como legítima depositaria de esta facultad, sin que exista peligro de que se vulneren
derechos ya que todo se decide en asamblea general donde todos sus miembros
participan.
En ambos casos, y tomando como referencia el Convenio 169 de la OIT se tiene
como sujeto titular del derecho a los “pueblos indígenas”, mientras que en los textos
constitucionales de los países andinos se mencionan “pueblos”, “comunidades” a la luz
del texto constitucional y el Convenio deben interpretarse sistemáticamente, bajo el
principio de rescatar lo más favorable a los pueblos indígenas como se ha establecido
además en el Código Orgánico de la Función Judicial en el Artículo 334 nos habla de la
Justicia intercultural en la que todas las autoridades relacionadas con la materia deberán
tomar en cuenta, se refiere sobre todo en un proceso sometido al conocimiento de las
autoridades indígenas las autoridades ordinarias declinarán su competencia.
31
Giraudo, Cuadernos y debates, 289-90.
29 Estos Artículos dan mayor respaldo al procedimiento de la justicia indígena
basados en sus realidades y practicas ancestrales, sin embargo los abogados por
desconocimiento por una parte y por otro por desacato a las autoridades indígenas dan
continuidad al proceso dentro de los juzgados sin acatar lo dispuesto por el Convenio
169, donde se manifiesta que los pueblos indígenas tienen titularidad para aplicar su
derecho consuetudinario y ejercer funciones jurisdiccionales, y no solo las instancias
comunales que algunas constituciones mencionan.
En caso de posibles conflictos entre el derecho consuetudinario y los derechos
humanos y fundamentales, el Convenio 169 de la OIT señala que deberán establecerse
procedimientos
adecuados
para
resolver
dichos
conflictos
(Art.8.2).
Estos
procedimientos no han sido establecidos y deberían crearse en consulta con los pueblos
indígenas (Art. 6 del Convenio), en pos del reconocimiento de la diversidad étnica y
cultural de la Constitución de la República, por tanto implica incorporar principios
ligados a la aceptación de la multiplicidad de formas de vida y sistemas de comprensión
del mundo diferentes de los de la cultura occidental, el reconocimiento de las
autoridades indígenas la realización del Derecho propio, y en su marco la facultad de
ejercer funciones de justicia, aplicando normas y procedimientos propios para la
solución de los conflictos internos, de conformidad con sus costumbres o derecho
consuetudinario; lo que obliga a todas las instituciones y ciudadanos a respetar y
cumplir con ella.
Pese a las normas consuetudinarias,
convenios y tratados internacionales,
todavía no existe un verdadero desarrollo constitucional que coordine y establezca los
límites de las autoridades de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas; será
la Corte Constitucional ecuatoriana la encargada de interpretar y resolver los conflictos
que puedan llegar a suscitarse entre la justicia indígena y la ordinaria, teniendo como
límite del reconocimiento la no vulneración de la Constitución y las leyes.
Es necesario que las prácticas, usos y costumbres indígenas sean garantizadas
por el Estado considerando su cosmovisión filosófica del mundo, que guía la
convivencia social de sus miembros y que cumple con su función básica de mantener la
armonía social entre sus integrantes. Con ello, debemos dejar claro que no es necesario
que las normas sean escritas para ser consideras como tal, el derecho consuetudinario es
el antecedente del derecho positivo, y por tanto con la misma fuerza y validez jurídica.
Los diversos sistemas indígenas de control no son prácticas aisladas estas se articulan
30 con el sistema jurídico, con procedimientos, instituciones y autoridades reconocidas por
sus miembros con el fin de mantener el equilibrio social.
Por ello, el reconocimiento de las decisiones jurisdiccionales tomadas por las
autoridades de las comunidades indígenas, deben ser respetadas lo que implica que no
existan requisitos para condicionar su validez y vigencia, sin subordinar a las
autoridades indígenas al derecho estatal, lo que permitirá el fortalecimiento del derecho
indígena. El derecho estatal deberá establecer un procedimiento que permita resolver los
conflictos que puedan presentarse entre el derecho indígena y el estatal cuando se
encuentren involucrados los derechos humanos, conforme lo establecido en el Convenio
169 de la OIT y demás convenios y tratados internacionales, propendiendo a garantizar
la interculturalidad de los pueblos y comunidades indígenas.
1.2. El debido proceso en las decisiones de justicia indígena: ¿derecho de
protección o derecho colectivo?
A partir de la Constitución de 1998, en nuestro país se reconocen los Derechos
Colectivos de los pueblos y nacionalidades Indígenas; lo cual permite fortalecer y
desarrollarse a las comunidades de acuerdo a sus conocimientos ancestrales y el derecho
consuetudinario, revitalizando su identidad cultural y la cosmovisión andina.
La nueva Constitución del Ecuador desarrolla el contenido de muchos derechos
establecidos en la Constitución de 1998, agregando además otros nuevos, se vincula
además a los derechos sociales a la noción andina de sumak kawsay o buen vivir, al
referirse a los derechos colectivos, la Constitución de 2008 los denomina “derechos de
las comunidades, pueblos y nacionalidades”, para así destacar que también otros
derechos pueden exigirse eventualmente de forma colectiva. Según el artículo 10 son
titulares de estos derechos las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y
colectivos; por tanto, como lo indica el artículo 11, todos los derechos pueden exigirse
de forma individual o colectiva.32
Al referirnos al debido proceso, encontramos que este derecho constitucional,
que debe ser observado para que una persona sea procesada, implica un mínimo de
garantías entendiéndose como aquel límite básico que no se puede vulnerar en la
administración de justicia; entre los que podemos encontrar: ser escuchado ante un
32
Agustín Grijalva, “Constitucionalismo en el Ecuador”, en Pensamiento Contemporáneo 3 (Quito:
Corte Constitucional para el Periodo de Transición, 2012), 93.
31 tribunal imparcial, competente e independiente, la Constitución de la República en su
Art. 76:
[…] reconoce a las personas el derecho al debido proceso y a una
justicia sin dilaciones, como un derecho civil fundamental por su gran
trascendencia social para que las personas como seres sociales
desenvuelvan su actividad en un ambiente de seguridad y se sientan
protegidos por el Estado cuando en sus múltiples interrelaciones
sociales tanto con los demás asociados como con los órganos,
dependencias e instituciones del poder público, surjan controversias por
conflicto de intereses o por cualquier otra causa.
En la materia que nos refiere, las autoridades indígenas al administrar justicia
deben observar los mínimos jurídicos que son las garantías para todos los seres
humanos entre los que encontramos el debido proceso, el derecho a la vida, el derecho a
no ser torturado y
el derecho a no ser esclavizado, que los procesados estén en
conocimiento de la forma en que se llevara a cabo su juzgamiento, esto según las
costumbres y rituales de cada pueblo. El derecho a la defensa, la presunción de
inocencia y el debido proceso en el caso de la justicia indígena, se manifiesta por el
hecho de que una persona de la comunidad es sospechosa de haber cometido algún
delito, en tal caso se le permitirá tener personas que hablen o aleguen a su favor,
presentar testigos, preguntar y contra preguntar según lo requiera en defensa de sus
derechos, siempre en pos de garantizar la paz y el equilibrio social.
Lo que nos lleva a preguntarnos ¿existe el derecho penal indígena? si analizamos
los sistemas jurídicos existentes en Latinoamérica y como bien indica Emiliano Borja
Jiménez existiría un Derecho Penal indígena entendiéndose como un sistema normativo
racional que se aplica como un instrumento para la solución de los conflictos más
graves de convivencia entre los miembros de la comunidad33, todos estas comunidades,
pueblos y nacionalidades indígenas están fuertemente arraigados a su idiosincrasia lo
que les genera un fuerte sentimiento de emancipación del Estado parte, fortaleciéndose
su conciencia jurídica colectiva y dando paso al reconocimiento de su sistema de
administración propio.
Esto nos lleva a entender, que la jurisdicción indígena está limitada por el
territorio y la pertinencia étnica, la atribución de decidir un caso está también limitada,
“en todas las situaciones, el límite lo constituyen los mínimos jurídicos: el derecho a la
33
Emiliano Borja Jiménez, “Introducción a los fundamentos del Derecho Penal Indígena”. (Valencia:
Tirant Lo Blanch, 2001), 106.
32 vida, a la integridad del cuerpo y a un debido proceso”34, siendo consideradas las
exigencias constitucionales del debido proceso que permiten entender a los pueblos y
comunidades indígenas como sujetos de derechos entre sí y no como la sumatoria de
derechos de individuos con derechos propios.
Al no existir una verdadera interpretación por parte de nuestra Corte
Constitucional, me remito a lo manifestado por la Corte Constitucional Colombiana,
respecto a la noción del debido proceso, dijo “este debe ser interpretado en forma
amplia, ya que exigir la vigencia de normas e instituciones rigurosamente equivalente a
nuestra, permitiría una completa distorsión del pluralismo como principio básico de la
Carta” 35 , además manifestó que debe ser interpretada en forma amplia “ya que exigir la
vigencia de normas e instituciones rigurosamente equivalentes a las nuestras permitiría
una completa distorsión del pluralismo como principio básico de la Carta”.36
En nuestro país, se tiene la misma noción de debido proceso extendiéndose a las
comunidades pueblos y nacionalidades indígenas a quienes se les adjudica derechos
fundamentales según su sistema indígena tiene potestad para gobernar, resolver
conflictos y en general para regular la vida dentro de su comunidad, ejerciendo
funciones jurisdiccionales, se rompió así la idea del indígena como sujeto individual, y
se reconoce a la colectividades, incluso se les otorga mecanismos de constitucionales de
protección sustenta su legitimación como encontramos en la sentencia La Cocha y en la
misma Constitución de la República, permitiéndoles accionar por vía de tutela en
defensa de sus derechos colectivos, al reconocérseles como un sujeto colectivo y no una
simple sumatoria de sujetos individuales que comparten los mismos derechos o
intereses difusos o colectivos.
Entendido así, el debido proceso que señala la Constitución de la República, en
relación a la administración de justicia indígena, debe ser asumida en el marco del
procedimiento normativo y procesal propio de los pueblos indígenas, puesto que el
debido proceso si está garantizado en ese contexto. Así como tratándose del
juzgamiento de un comunero indígena ante un juzgado ordinario, de hecho se deberá
exigir la garantía del debido proceso que se encuentra establecido constitucionalmente,
así como en la legislación internacional.
34
Fernando García, coord., Las sociedades interculturales: Un desafío para el siglo XXI, (Quito: Flacso,
2000), 81-82.
35
Ibíd., 71.
36
Ibíd., 72.
33 1.3. Exigencias constitucionales del debido proceso como límite a las decisiones de
autoridades indígenas:
El debido proceso desde su inicio apareció como una garantía para la protección
de derechos humanos; a fin de que el juzgamiento sea imparcial, igualitario y en respeto
de todos los principios y presupuestos fundamentales, se lo considera como una
manifestación del Estado que busca proteger al individuo frente a las actuaciones de las
autoridades públicas, por tanto de obligatorio cumplimiento en todos los casos y
procedimientos, constituyéndose así en un principio de rango constitucional de
obligatorio cumplimiento.
Como consecuencia de esta garantía, las partes en defensa de sus intereses
tendrán derecho a conocer las actuaciones de la administración pública así como de
controvertir pruebas presentadas, hasta la decisión final del juez a la cual deben
acogerse sin perjuicio de recurrir de lo decidido en las instancias procesales
correspondientes37 garantizándose así, el debido proceso y el derecho a la defensa que
incluye un conjunto de principios como el de legalidad y juez natural que garantizan el
acceso a la tutela judicial efectiva de la administración de justicia.
En nuestro sistema constitucional, el debido proceso está contemplado en el Art.
76 de la Constitución de la República y de manera especial para los procesos penales en
el Art. 77 ibídem, que tiene por objeto asegurar la vigencia del debido proceso,
desarrollado en la legislación secundaria, en especial en el Código Orgánico Integral
Penal.
A las autoridades indígenas les competen conocer conflictos internos de la
comunidad, conoce en toda materia, es decir civil, laboral e inclusive en materia penal,
siempre y cuando se tratante de conflictos internos que se susciten dentro de la
comunidad que pueden ser conflictos entre indígenas, entre indígena y no indígena, y
entre no indígena en territorio indígena, siempre y cuando vivan y practique la vida
comunal.
A diferencia de lo establecido en la Constitución de 1998 en donde se limitaba a
la jurisdicción indígena a la Constitución, derechos humanos, la ley y el orden público,
y como bien lo indica Agustín Grijalva en la nueva Constitución se hace referencia solo
37
Consejo
de
la
Judicatura,
Escuela
de
Función
Judicial,
en
<http://www.funcionjudicial.gob.ec/www/pdf/concursojuecesnotarios/materialdeapoyo/PENAL_Dr_Jorg
e_Blum.pdf > (fecha de consulta: 29 de diciembre de 2014).
34 a la Constitución y los derechos humanos y en el Artículo 189 se aclara que los jueces
de paz no podrán prevalecer sobre la justicia indígena.
Respecto a ello, el Código Orgánico de la Función limita el ámbito de la
jurisdicción indígena en su Art. 343:
“Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades
indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus
tradiciones ancestrales y su derecho propio o consuetudinario, dentro de
su ámbito territorial, con garantía de participación y decisión de las
mujeres. Las autoridades aplicarán normas y procedimientos propios
para la solución de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la
Constitución y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos
internacionales. No se podrá alegar derecho propio o consuetudinario
para justificar o dejar de sancionar la violación de derechos de las
mujeres”.
Es así que en todos los casos en que se encuentren inmersos miembros de
comunidades, pueblos o nacionalidades indígenas debe hacerse en pos de los mismos,
respetando las decisiones tomadas por las autoridades indígenas competentes, así como
el principio de interculturalidad que también se encuentra dispuesto tanto en la
Constitución de la República como en el Código Orgánico de la Función Judicial
específicamente en sus Artículos 24 y 344:
Art. 24.- PRINCIPIO DE INTERCULTURALIDAD.- En toda actividad
de la Función Judicial, las servidoras y servidores de justicia deberán
considerar elementos de la diversidad cultural relacionados con las
costumbres, prácticas, normas y procedimientos de las personas, grupos
o colectividades que estén bajo su conocimiento. En estos casos la
servidora y el servidor de justicia buscará el verdadero sentido de las
normas aplicadas de conformidad a la cultura propia del participante.
Art. 344.- PRINCIPIOS DE LA JUSTICIA INTERCULTURAL.- La
actuación y decisiones de los jueces y juezas, fiscales, defensores y
otros servidores judiciales, policías y demás funcionarias y funcionarios
públicos, observarán en los procesos los siguientes principios:
a) Diversidad.- Han de tener en cuenta el derecho propio, costumbres y
prácticas ancestrales de las personas y pueblos indígenas, con el fin de
garantizar el óptimo reconocimiento y realización plena de la diversidad
cultural;
b) Igualdad.- La autoridad tomará las medidas necesarias para
garantizar la comprensión de las normas, procedimientos, y
consecuencias jurídicas de lo decidido en el proceso en el que
intervengan personas y colectividades indígenas. Por lo tanto,
dispondrán, entre otras medidas, la intervención procesal de traductores,
peritos antropólogos y especialistas en derecho indígena.
c) Non bis in idem.- Lo actuado por las autoridades de la justicia
indígena no podrá ser juzgado ni revisado por los jueces y juezas de la
35 Función Judicial ni por autoridad administrativa alguna, en ningún
estado de las causas puestas a su conocimiento, sin perjuicio del control
constitucional;
d) Pro jurisdicción indígena.- En caso de duda entre la jurisdicción
ordinaria y la jurisdicción indígena, se preferirá esta última, de tal
manera que se asegure su mayor autonomía y la menor intervención
posible; y,
e) Interpretación intercultural.- En el caso de la comparecencia de
personas o colectividades indígenas, al momento de su actuación y
decisión judiciales, interpretarán interculturalmente los derechos
controvertidos en el litigio. En consecuencia, se procurará tomar
elementos culturales relacionados con las costumbres, prácticas
ancestrales, normas, procedimientos del derecho propio de los pueblos,
nacionalidades, comunas y comunidades indígenas, con el fin de aplicar
los derechos establecidos en la Constitución y los instrumentos
internacionales.
Con estos principios se establece que todos lo funcionarios, sean estos jueces,
fiscales, defensores públicos y funcionarios públicos en general, deberán observar que
en todo proceso, se obedezcan mentados principios. Por tanto, en el caso de la justicia
indígena, en el trámite de procesos penales igualmente tienen garantizado este derecho
de acceso a la administración de justicia teniendo como base fundamental el debido
proceso haciendo uso de todos los medios de defensa que sus usos y costumbres se
encuentren establecidos dentro de su comunidad, toda vez que al igual que en la justicia
ordinaria, será la autoridad competente de cada comunidad la encargada de juzgar y
sancionar a sus miembros según sus normas y procedimiento propio, imponiendo como
único límite el respeto a los derechos humanos y obligaciones de las partes procesales
garantizadas en la Constitución de la República, Código Orgánico de la Función
Judicial y convenios y tratados internacionales por ende está prohibida la tortura,
justicia por mano propia y linchamientos.
Por consiguiente, el debido proceso al ser un conjunto de garantías que protegen
al ciudadano sometido a cualquier proceso y que a la par constituye un derecho
fundamental de las partes dentro de la relación procesal, en el caso de la justicia
indígena al igual que la ordinaria procurará la igualdad entre las partes a fin de generar
un juicio justo según sus propios usos y costumbres ancestrales, cumpliéndose con los
lineamientos establecidos por la Constitución de la República, convenios y tratados
internacionales esto es que toda persona natural tiene derecho a tener un procedimiento
abreviado y simple, a fin de hacer prevalecer el principio de que el sistema procesal esto
36 es, ser un medio para la realización de justicia y por tanto evitando el doble
juzgamiento, es decir, que nadie puede ser juzgado dos veces por un mismo acto.
1.3.1. Competencia en razón del territorio.
La definición de pueblos indígenas no lo encontramos sino hasta la Constitución
Política del Ecuador de 1998, sin embargo de aquello no significa que antes de la misma
no hayan existido ni sobrevivido dentro del territorio ecuatoriano, recogiendo las
exigencias indígenas planteadas es que en esta Carta Magna se encaja el principio de
diversidad étnica y cultural reconociéndose a estos pueblos indígenas como
“colectividades agrupadas en comunidades con formas de vida propias, territorio
definido, con creencias, prácticas sociales, formas de gobierno, de resolución de
conflictos y de socialización”
38
, son diferentes colectividades con el derecho
fundamental de autonomía o libertad.
En el convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo suscrito por el
Ecuador, se define al territorio como “la totalidad de hábitat de las regiones que los
pueblos ocupan o utilizan de alguna manera”, “las tierras que no estén exclusivamente
ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus
actividades tradicionales y de subsistencia”39, por tanto se entiende que no es solamente
reconocido legalmente bajo la figura del resguardo, sino el habitualmente ocupado por
la comunidad indígena.
Por su parte la Corte Constitucional colombiana define el fuero indígena en la
sentencia T-921/13 y ha manifestado que “es el derecho del que gozan los miembros de
las comunidades indígenas, por el hecho de pertenecer a ellas, a ser juzgados por las
autoridades indígenas, de acuerdo con sus normas y procedimientos” es decir, por un
juez diferente del que ordinariamente tiene la competencia para el efecto y cuya
finalidad es el juzgamiento acorde con la organización y modo de vida de la comunidad;
esto con el fin de preservar su naturaleza cultural y étnica conservando sus usos, valores
y costumbre dentro del ámbito de su territorio siempre y cuando no sean contrarias a la
Constitución, convenios y tratados internacionales, concepto compartido por el Estado
Ecuatoriano.
38
Raúl Llásag, “Jurisdicción y competencia en el derecho indígena o consuetudinario” en Anuario de
Derecho Constitucional Latinoamericano, (México: 2006), 754.
39
Esther Sánchez Botero, El peritaje antropológico: Justicia en clave cultural, (Bogotá: Deutsche
Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ), 2010), 180.
37 Al ser estos pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas parte del territorio
ecuatoriano único e indivisible, se encuentran amparados por la Constitución de la
República de todos los ciudadanos ecuatorianos, es así que en el Art. 171 de la
Constitución de la República, se reconoce y protegen los derechos fundamentales de las
comunidades y pueblos indígenas como un sujeto colectivo de derechos a fin de que
puedan manifestar la identidad tanto en sus propios territorios como a lo largo y ancho
del panorama nacional. Desde la perspectiva del pluralismo jurídico, se les concede a
las autoridades de los pueblos indígenas el poder de administrar justicia en ejercicio de
autonomía comunitaria, aplicando normas y procedimientos propios.
De lo expuesto, podemos definir al territorio indígena como aquel espacio físico
determinado que comprende la totalidad de hábitat que los pueblos y nacionalidades
indígenas ocupan, lugar donde desarrollan su cultural, leyes, formas de organización y
economías propias, comprende la superficie de la tierra y el subsuelo, decisiones que
son tomadas en base de su autonomía, esto es, la capacidad de decisión y control propio
de los pueblos y nacionalidades indígenas en nuestros territorios, en las ordenes
administrativo, jurídico, político, económico, social y cultural, con la existencia y
reconocimiento de las autoridades propias, en coordinación con las autoridades
centrales. Ser autónomos o aspirar a serlo sin que signifique aislamiento, separación o
rechazo a otros sectores de la población.
Y respecto a la competencia en la jurisdicción indígena se la entendería como la
capacidad que tienen las autoridades indígenas para ejercer la función de administrar
justicia en ejercicio de las facultades legislativas que la misma Constitución de la
República le otorga.
Más, como se dejo expresado en líneas anteriores y como bien se encuentra
definida en la Constitución de la República existe ya un reconocimiento constitucional
al ejercicio de su propia jurisdicción, facultad que se otorga a sus autoridades
tradicionales para que de manera autónoma, libre e independiente entren a resolver los
conflictos que se susciten en sus comunidades, siguiendo los usos y costumbres que de
antaño los han precedido en cuanto a procedimientos, siempre y cuando “[…] no sean
contrarios a la Constitución y a las leyes de la República […]”, norma que debe ser
acatada por todos los residentes en el territorio nacional sin distingo de sexo, raza,
estirpes o condiciones. Al respecto, autores como Bernales y Rubio, manifiestan que:
38 […] el reconocimiento de la jurisdicción especial “permite el ejercicio
de la función jurisdiccional por un órgano u organización distintos al
poder judicial, limitándose el principio de la unidad y exclusividad del
poder judicial para dicha función, consagrado en el inc. 1 del art. 139”
(Bernales, 1999:682). Por tanto, cuando las autoridades indígenas o
comunales deben inhibirse de intervenir, so pena de actuar
inconstitucionalmente, anota Rubio. En todo caso, tendría que probarse
que se trata de hechos que están fuera de la competencia de la
jurisdicción especial (por ejemplo cuando los hechos no se realizaron
dentro de su ámbito territorial). 40
En nuestro texto constitucional, lo primero que se constata es que no existe un
límite respecto a la materia o cuantía, sino respecto al territorio cuando indica: las
autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer funciones jurisdiccionales dentro de
su ámbito territorial, siendo así los fallos de las autoridades indígenas solo tendrán
efecto en su territorio o sobre hechos ocurridos dentro de su territorio, siendo su
territorio el que tradicionalmente ocupa la comunidad indígena o el que la comunidad
considera como su territorio, zona en donde se ejerce un verdadero dominio político y
cultural, sin olvidar “la pertenencia étnica y el factor personal que se refiere a la
necesidad de atender a las diferencias culturales relacionadas con la pertenencia étnica
en el momento de radicar la jurisdicción.” 41 , pero la eficacia de dichas decisiones es de
alcance nacional siempre con un límite siendo estos los mínimos jurídicos: el derecho a
la vida, a la integridad y a un debido proceso, criterio reafirmado por la Corte
Constitucional ecuatoriana en su sentencia La Cocha.
En el caso colombiano y reconocido por el Estado ecuatoriano se reconocen
cuatro derechos básicos a las autoridades indígenas dentro de su jurisdicción:
[…] el derecho a la autoafirmación, es decir, el derecho que tiene el
pueblo a proclamarse como tal; el derecho de autodefinición, que se
refiere a las posibilidades que tiene el pueblo de decidir quiénes serán
miembros y quienes no lo serán. Se incluye en este aspecto, entonces, la
determinación sobre la asimilación de extranjeros en su territorio, caso
en el cual se entiende que el pueblo tiene derechos similares a los de los
Estados sobre la permanencia de sus miembros en la comunidad, caso
que se analiza teniendo en cuenta el elemento subjetivo de la conciencia
étnica. Aquí se supone la libertad de los miembros para elegir la cultura
a la que desean pertenecer, pero se impone la responsabilidad de asumir
las consecuencias de haber decidido compartir la cultura del grupo
dominante; el derecho de autodelimitación, por el que el pueblo puede
decidir los límites del espacio territorial que va a ocupar o, por lo
40
41
Yrigoyen, “Pluralismo Jurídico”, 176.
Sánchez Botero, La Jurisdicción Especial Indígena, 137.
39 menos, influir en esta decisión; el derecho de autodisposición, que
habilita al pueblo para definir las instituciones políticas y jurídicas que
van a regir las relaciones entre los miembros del grupo. En su aspecto
externo, hace referencia al poder de determinar su propio status frente a
otros grupos políticos.42
Como consecuencia de lo expuesto, pueden presentarse algunos casos: que las
faltas se cometan por indígenas dentro de su comunidad, por indígenas fuera de su
comunidad y, por personas no indígenas dentro del territorio indígena.
En el primer caso, que es el común dentro de las comunidades, se juzga por
tratarse de un hecho reprochable que afecta la paz de la comunidad, hechos que serán
observados desde la perspectiva de cada cultura haciendo una valoración de cada caso,
será entonces, como se ha dejado indicado en líneas anteriores por la autoridad indígena
y la comunidad respetando los derechos de la persona y sobre de todo dentro del marco
del debido proceso.
Siguiendo esta línea y desde la perspectiva de la justicia ordinaria, sí un indígena
comete la falta dentro de su territorio, este deberá ser juzgado por sus propias
autoridades conforme sus usos y costumbres al tratarse de un delito que se comete
dentro de esta jurisdicción conforme lo dispone el Art. 404 del Código Orgánico Penal
en su numeral primero: “Hay competencia de la o el juzgador cuando se ha cometido la
infracción en la circunscripción territorial en la que este ejerce sus funciones. Si hay
varios juzgadores, la competencia se asignará de conformidad con el procedimiento
establecido por la ley”, en concordancia con lo dispuesto en el Art. 343 del Código
Orgánico de la Función Judicial.
Al respecto, la Corte Constitucional colombiana ha manifestado que “puede
existir fuero indígena por solicitud del indígena siempre y cuando se justifique que la
justicia indígena no se encuentra en condiciones de garantizar el debido proceso, sin
embargo y tal como la misma Corte lo ha acotado se trata de un hecho imposible fáctico
y jurídico”.43 Situación que bien puede trasladarse al caso ecuatoriano.
En el segundo caso, la conducta indígena sería sancionada por el ordenamiento
jurídico estatal ya que se trata de ciudadanos ecuatorianos que cometen un delito dentro
42
José A. Obieta Chalbaud, El Derecho Humano de la Autodeterminación de los Pueblos, (Madrid:
Editorial Tecnos, 1989), 105.
43
Hernando León Londoño Berrio, “El fuero y la jurisdicción penal indígenas en Colombia”, en
<http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2006_10.pdf> (fecha de consulta: 08 de marzo
de 2014).
40 del territorio nacional y tal como se dispone en el Art. 400 numeral primero del Código
Orgánico Integral Penal: “Están sujetos a la jurisdicción penal del Ecuador: 1. Las y los
ecuatorianos o las y los extranjeros que cometen una infracción en el territorio
nacional”. Según el criterio de la Corte Constitucional colombiana, si el agresor no
entendía al momento de cometer el ilícito, éste actuó en forma negativa, y se debería
reconocer su fuero, lo que implicaría ser devuelto a su comunidad. Sin embargo, si éste
conocía el carácter perjudicial del hecho, los jueces nacionales serían los competentes
para resolver el caso, siendo por lo tanto, juzgado por el sistema jurídico nacional. En
consecuencia, se trataría de una cuestión de prueba. Por otro lado, en el caso
ecuatoriano no existe esta excepción, por lo que me atrevo que su interpretación es
restrictiva.
En el tercer caso, la autoridad indígena será la competente y responsable de
comunicar a las autoridades de justicia ordinaria para que ésta sea la que juzgue e
imponga las sanciones correspondientes siguiendo el debido proceso, toda vez que en
este caso, la autoridad indígena no sería competente para juzgar a una persona que no
sea miembro de la comunidad, pueblo o nacionalidad indígena, es decir, no es parte de
su territorio.
Dentro del supuesto anterior, se encuentra el hecho de las indemnizaciones
patrimoniales o pecuniarias que pueden surgir de la infracción. Es por ello que en caso,
debería existir un diálogo entre la autoridad de la comunidad indígena y la de la justicia
ordinaria, para que se fije un montó u obligaciones que sean efectivas y resarzan el daño
causado. Todo esto requiere de un análisis de la interculturalidad de los hechos para
juzgar a un no indígena a luz de lo dispuesto por los instrumentos internacionales de
derechos humanos sobre la materia, las normas constitucionales y legales como las del
Código Orgánico de la Función Judicial.
Así, cuando los hechos ocurren fuera del ámbito territorial indígena y afectan
bienes o derechos de terceros y son de competencia de la jurisdicción ordinaria, jueces y
tribunales, están obligados a considerar el condicionamiento cultural de los indígenas al
momento del juzgamiento y la sanción.
Por tanto, la administración de justicia indígena se aplica en todo el territorio en
donde se asientan los pueblos y comunidades indígenas legalmente reconocidas, y en
caso de juzgamiento entre personas que son parte de la comunidad y quienes no lo son
dentro del territorio, se deberá juzgar considerando la interculturalidad que reconoce el
41 Código Orgánico de la Función Judicial, Constitución de la República, convenios y
tratados internacionales.
Es importante recalcar que lo expuesto en líneas anteriores, se basa en gran parte
en lo manifestado por la Corte Constitucional colombiana, pues compartimos el criterio
de que dicha corporación ha desarrollado un nivel interpretativo de la normativa
internacional muy interesante y sobre todo progresivo de los derechos de los pueblos,
nacionalidades y comunidades indígenas es por ello su referencia. Por esta razón creo
que constituye un parámetro legítimo para el análisis del caso ecuatoriano.
1.3.2. Competencia en razón de la materia.
La teoría clásica del derecho procesal se desarrolla dentro de la óptica del
monismo jurídico y dentro de ella, la materia, es la regla que determina la
competencia44. Se entendería a la competencia en razón a la materia como la
distribución a los órganos competentes las distintas especialidades existentes en el
Derecho. Como bien indica Zavala Baquerizo, esta regla se justifica porque lo que
intenta la administración de justicia es la especialización de los jueces y juezas dentro
de los amplios campos de la ciencia jurídica45.
Luego, si consideramos al derecho indígena desde la perspectiva del pluralismo
jurídico, a diferencia del derecho estatal, este no contempla una división por materias.
Las autoridades indígenas son competentes para conocer las distintas transgresiones de
orden público o privadas -desde su punto de vista- según afecten a la comunidad como
un todo o a miembros de ésta; sean estas de naturaleza penal, civil, administrativa,
agraria, etc. Además, el Convenio 169 de la OIT, tampoco hace limitación alguna al
respecto.
En la jurisdicción indígena, y tal como lo ha reconocido nuestra Constitución, en
relación a la materia, los conflictos internos que afectan a la comunidad, pueblo o
nacionalidad, son conocidos en su totalidad por quienes conforman el cabildo
comunitario, siempre y cuando estos afecten a la paz y armonía de la comunidad, sin
tener en cuenta si es que son competentes en razón de la materia, es decir, las
autoridades indígenas tiene competencia para conocer todas las materias, sin límite de la
gravedad y cuantía de los hechos dentro del ámbito de su territorio e incluso
44
45
Llásag, “Jurisdicción y competencia en el derecho indígena o consuetudinario”, 754.
Jorge Zavala Baquerizo, El proceso penal, (Bogotá: tomo I, 4. ª ed., 1989) p. 122.
42 extraterritorialmente respecto de los miembros bajo ciertas circunstancias y que sean
relevantes para la intervención de la comunidad.
Al respecto el doctor Julio Cesar Trujillo ha manifestado que la competencia de
la autoridad indígena para administrar justicia recae sobre los “conflictos internos” y se
ha de entender que son tales los que surgen en el seno de la comunidad y amenazan
romper o rompen la armonía o las formas de vida y valores que la identifican como la
nacionalidad que dice ser y, a la vez, diversa de las otras nacionalidades indígenas, de
los pueblos negros y de la sociedad hegemónica.46
El penalista Cesar San Martín también coincide con este punto de vista al señalar
que la jurisdicción especial (también llamada comunitaria, indígena o tradicional)
constituye una excepción a la jurisdicción ordinaria, y en tal caso es la jurisdicción
ordinaria la que no debe intervenir47, a la par con lo dispuesto por el Código Orgánico
de la Función Judicial en su Art. 345:
Los jueces y juezas que conozcan de la existencia de un proceso
sometido al conocimiento de las autoridades indígenas, declinarán su
competencia, siempre que exista petición de la autoridad indígena en tal
sentido. A tal efecto se abrirá un término probatorio de tres días en el
que se demostrará sumariamente la pertinencia de tal invocación, bajo
juramento de la autoridad indígena de ser tal. Aceptada la alegación la
jueza o el juez ordenará el archivo de la causa y remitirá el proceso a la
jurisdicción indígena.
Al ser la administración de justicia indígena un sistema jurídico con principios
normativos propios, no siempre está conformada por un cuerpo especializado como
sucede en la administración de justicia estatal. Las autoridades indígenas guían sus
procedimientos en base a sus acuerdos y creencias ancestrales, por esta razón, es que
tampoco existen operadores de justicia especializados en la administración de justicia
indígena.48 Esto, por cuanto se trata de un derecho propio de los colectivos indígenas,
que no se encuentra regulado en códigos ni cuerpos legales y cada colectivo indígena
tiene su propio orden político y por tanto, un derecho regulador propio.
En el Art. 171 de la Constitución de la República así como el Convenio 169 de la
OIT, no se limita el conocimiento de alguna materia a la administración de justicia
46
Julio
César
Trujillo,
“Administración
de
justicia
indígena”,
en
<http://www.uasb.edu.ec/padh/centro/pdf2/TRUJILLO%20JULIO%20CESAR.pdf> (Fecha de consulta:
10 de enero de 2015).
47
César San Martín, “Rondas campesinas y desafíos del pluralismo legal en el Perú”, en
http://www.jus.unitn.it/cardozo/Review/2008/Fajardo.pdf
48
Prf. Ibíd., 755.
43 indígena, jurídicamente puede conocer todas las materias sin importar cuantía o
gravedad de los hechos, siendo incluso la materia penal de conocimiento del Derecho
indígena, siempre y cuando se traten de conflictos internos dentro de su territorio.
Sin embargo, en la sentencia de la Corte Constitucional ecuatoriana del caso La
Cocha, sí se limita la jurisdicción y competencia indígena para resolver y sancionar
casos cuando involucren a miembros de sus pueblos, excepto, cuando se atente contra la
vida de otras personas, en este caso, será de conocimiento del Derecho Penal Ordinario.
Sin embargo de lo cual, conservarán su jurisdicción para conocer y dar solución a los
conflictos internos que se producen entre sus miembros y dentro de su ámbito territorial
y que afecten sus valores comunitarios.
Ello implicaría desconocer el Convenio 169 de la OIT, específicamente el Art. 9.1 que
se refiere a los métodos a los que los pueblos recurren para sancionar los delitos entre los
miembros de la comunidad. Se estaría limitando la competencia que tienen las autoridades
indígenas para el juzgamiento que se encuentra garantizado tanto en convenciones
internacionales como en nuestra Constitución. Es indudable que las comunidades
tradicionales poseen un procedimiento propio, que cumple con los requerimientos del
derecho a la defensa, al permitir que las partes intervinientes en el conflicto expliquen
las razones de sus actuaciones sin términos limitados, y el principio de legalidad, al
lograr que la norma sea conocida por todos los miembros de la comunidad, siendo
perfectamente previsible para los comuneros las sanciones que se aplican ante la
comisión de determinados actos.
Respecto a esta situación, y a fin de aclarar el panorama antes descrito, la Corte
Constitucional colombiana en la sentencia T-349-96 también denominada Sentencia del
Cepo, cuyo ponente fue el magistrado Carlos Gaviria, manifiesta que para cumplir con
el principio de legalidad, las autoridades indígenas deben actuar conforme lo han hecho
en el pasado con fundamento en sus tradiciones, sin que aquello implique que el
Derecho indígena se estanque, tomando en cuenta su dinámica y continua evolución,
pero para ello se requiere el cumplimiento de por lo menos un mínimo de legalidad a fin
de no vulnerar los principios básicos de ninguna de las dos culturas de manera que se
evite su colisión.
Por ello, la Corte colombiana consideró que los únicos límites que pueden
imponerse a las normas tradicionales indígenas derivan del derecho a la vida, el derecho
a la integridad física y la legalidad del procedimiento, del delito y la pena; estos límites
44 constituirán a su vez el principio de maximización de la autonomía -defensa de intereses
de superior jerarquía al de la protección de la diversidad étnica-.
Al contrario de lo que sucede en el caso colombiano, considero que en nuestro
caso no existe una verdadera interpretación del principio de legalidad para la
administración de justicia indígena y, tomando como corolario lo establecido por la
Corte Constitucional colombiana, pienso que se deberían determinar límites de
gravedad dentro de los cuales las autoridades indígenas tendrían competencia. Si bien se
sostiene que se tratan de conflictos internos dentro del ámbito territorial, la
determinación de conflictos internos es muy ambigua.
De esta forma, podríamos citar los siguientes conflictos: a) En materia penal; los
delitos o crímenes contra el derecho internacional, humanitario, la agresión, el
genocidio y los crímenes de lesa humanidad; los delitos que tengan naturaleza
transnacional; los delitos contra la seguridad interna y externa del Estado; los delitos
contra la administración pública; las infracciones, tributarias y aduaneras; los delitos
contenidos en la legislación de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y de lavado de
activos; los delitos contra la libertad sexual; el robo agravado con muerte en la víctima;
y, el homicidio no cometido flagrantemente de forma culposa. b) En materia civil,
administrativa o tributaria, cualquier proceso en que sea parte o tercero el Estado; y, los
procesos de alimentos, investigación e impugnación de paternidad y violencia
intrafamiliar. c) También se exceptúan los procesos laborales, de seguridad social, de
medio ambiente.
Desde este punto de vista, la sentencia la Cocha no respetó el marco jurídico
internacional ni constitucional, que sí reconoce la existencia de los sistemas jurídicos
indígenas, por ello creo que se generaron restricciones inconstitucionales que
desconocen los derechos de estos pueblos ancestrales, que aplican su derecho dentro de
su territorio y son autoridades competentes en los mismos.
Por lo que considero importante que el Estado en especial el poder punitivo
judicial se abstenga de una intervención punitiva cuando los hechos se fundan en la
cultura y prácticas jurídicas indígenas, para evitar que la justicia indígena se neutralice o
sea criminalizada ello en pos del principio de interculturalidad reconocido. Para lo cual
debería crearse una normativa legal que establezca las respectivas normas de
reconocimiento y de coordinación de los actos jurídicos de las autoridades indígenas sin
que esto implique el desconocimiento de lo actuado por los mismos.
45 1.3.3. La motivación dentro de las decisiones de la autoridad indígena.
En un Estado de derechos y justicia, los operadores de justicia tienen la
obligación de motivar y sustentar sus decisiones lo que constituye una garantía
ciudadana. La motivación de los actos jurisdiccionales cumple la función de garantizar
el debido proceso con la correspondiente sujeción de sus decisiones al ordenamiento
jurídico.
En el caso de la justicia indígena, la Constitución de la República establece una
especie de jerarquía con relación a la justicia ordinaria, prevaleciendo en este caso la
competencia en el ámbito territorial sobre el material y personal. El análisis a realizarse
sería a la luz de los usos, costumbres y procedimiento de los pueblos o comunidades
indígenas entendiendo además, que no se tratan de un conjunto de costumbres estáticas
sino que varían a lo largo del tiempo, la competencia para aplicar su justicia propia
dentro del marco de protección del debido proceso y la garantía del derecho de las
víctimas.
En el caso de la justicia indígena y como bien lo indica Alberto Wray, la
relación entre el hecho consuetudinario y la norma consuetudinaria no es en modo
alguno semejante a la que existe entre el acto legislativo y la ley. No tendría sentido, en
este contexto, intentar algún tipo de control de la legalidad de las decisiones de las
autoridades indígenas, porque tal norma no es en realidad un dato empírico susceptible
de apreciarse con independencia de las decisiones que inspira o sustenta. 49
Esto, porque en la vida pública los pueblos indígenas practican la democracia
consensual, en virtud de la cual las decisiones no son adoptadas sino cuando hay
acuerdo de todos los reunidos en asamblea para tomarla.
Para ilustrar lo dicho en líneas anteriores, citamos el caso de la comunidad
indígena de Gallorrumi del cantón Cañar, cuyos dirigentes han coincido en que cuentan
con un Consejo Directivo, el cual tiene la potestad de motivar, sancionar y juzgar los
delitos y contravenciones leves y en el caso de que la infracción sea grave, dicho
Consejo se amplía, pudiendo incluso pedirse la presencia de otras comunidades para
juzgar estos delitos, en algunos casos se ha llegado a nombrar delegaciones a fin de que
se investiguen los hechos suscitados dentro de la comunidad, esto dentro del marco del
49
Pfr. Alberto Wray Espinoza, “Justicia indígena: sus límites constitucionales” en
<http://www.usfq.edu.ec/publicaciones/iurisDictio/archivo_de_contenidos/Documents/IurisDictio_6/Justi
cia_indigena.pdf> (fecha de consulta: 10 de marzo del 2014).
46 debido proceso, y toda vez que los implicados pueden presentar sus pruebas de cargo y
descargo que crean pertinentes hasta antes de que se tome la decisión por parte del
Consejo.50 De esta forma, es que las decisiones adoptadas por la comunidad son de
obligatorio cumplimiento para sus miembros, misma que deberá ser debidamente
motivada a fin de garantizar el restablecimiento de la paz dentro de la comunidad.
El inciso segundo del Artículo 171 de la Constitución de la República prescribe que
el Estado garantiza el respeto a las decisiones de la jurisdicción indígena por todas las
instituciones y autoridades públicas, pero tales decisiones, deben enmarcarse dentro del
sistema jurídico y están sujetas al control de constitucionalidad, mismo que podrá adoptarse
siempre que existan decisiones tomadas por la autoridad competente indígena y que no sean
arbitrarias o caprichosas y que vulneren los derechos fundamentales de sus miembros.
Al hablar del control de constitucional a las que están sujetas las decisiones de
las autoridades indígenas, debemos mencionar que la Corte Constitucional ecuatoriana
es la corporación encargada de garantizar no solo los derechos fundamentales de los
individuos sino además, analizar las decisiones de las autoridades indígenas a fin de
ratificar la procedencia de tutelas en contra de estas decisiones, dentro de los parámetros
definidos para el efecto, y que implican el respeto a la diversidad cultural de cada uno
de estos pueblos.
Ahora bien, nos corresponde analizar, si los parámetros definidos para la
motivación en la justicia ordinaria encajan para la justicia indígena. Al respecto la Corte
Constitucional ecuatoriana, en sentencia N° 016-14-SEP-CC, menciona que estos
parámetros son los siguientes: razonabilidad, lógica y comprensibilidad,
a) Sobre la razonabilidad: Respecto del criterio de
razonabilidad, considerándolo como el elemento mediante el
cual es posible analizar las normas que han sido utilizadas como
fundamento de la resolución judicial […] b) Sobre la lógica: El
elemento lógico en una sentencia comporta la debida coherencia
entre las premisas y la conclusión. Para analizar este elemento
es preciso señalar que el desarrollo de una sentencia supone un
silogismo, esto es un razonamiento jurídico por el cual se
vinculan las premisas mayores (que generalmente son
proporcionadas por la normativa aplicable al caso en concreto)
con las premisas menores (que se encuentran dadas por los
hechos fácticos en los cuales se circunscribe y fundamenta la
causa) y de cuya conexión se obtiene una conclusión (que se
50
Pfr. Cesar Augusto Cárdenas, “La justicia indígena según la Constitución del Ecuador del 2008 y su
repercusión en el juzgamiento de conductas indebidas en la comunidad de Gallorrumi del cantón Cañar”,
en < http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/2956/1/td4392.pdf>(fecha de consulta: 30 de
diciembre de 2014).
47 traduce en la decisión final del proceso) […] c) Sobre la
comprensibilidad: En lo que tiene que ver con el tercer
parámetro de la motivación, la comprensibilidad, desarrollado
en el artículo 4 numeral 10 de la Ley Orgánica de Garantías
Jurisdiccionales y Control Constitucional, bajo el nombre de
"comprensión efectiva", entendida como la obligación de un
juez o una jueza para redactar sus sentencias de forma clara,
concreta, inteligible, asequible y sintética, incluyendo las
cuestiones de hecho y derecho planteadas y el razonamiento
seguido para tomar la decisión que adopte. Dicho elemento es
parte esencial del derecho a la motivación ya que una sentencia
se dirige principalmente a una o varias personas que no
necesariamente tienen la preparación técnica de un juez, por lo
que esta debe ser clara, asequible, comprensible para el lector,
además de contener los argumentos de hecho y de derecho
como fundamento de la resolución judicial […]. 51
Si consideramos lo expuesto por la Corte Constitucional ecuatoriana, estos
elementos implican que las decisiones de la administración de justicia indígena, desde el
punto de vista de la razonabilidad, se encuentren debidamente fundamentadas
respetando la Constitución de la República.
Desde el punto de vista de la lógica, las decisiones deberán contener una
estructura coherente en sus conclusiones, en la que se establezca una decisión precisa
del caso. Por otro lado y desde el parámetro de la comprensibilidad, toda decisión debe
basarse en un lenguaje dirigido hacia el entendimiento por parte de toda la comunidad.
Entendiendo el derecho de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas
a practicar y ejercer su propia administración de justicia indígena, como un componente
del fortalecimiento del movimiento indígena y de construcción del Estado plurinacional,
y dentro de los parámetros definidos por la Corte Constitucional, podríamos indicar que
los fallos de las autoridades competentes indígenas deben cumplir con los tres
parámetros citados anteriormente; toda vez que se trata de un sistema de administración
de justicia que se encuentra reconocido y garantizado en convenios internacionales y en
nuestra Constitución.
Al igual que una decisión judicial de la administración de justicia ordinaria, lo
resuelto por las autoridades indígenas deben cumplir con lo dispuesto en el Art. 76
numeral 7 literal l de la Constitución de la República, esto es, la garantía de motivación
51
Res. No. N° 016-14-SEP-CC, Caso N.° 1348-12-EP, del Pleno de la Corte Constitucional del Ecuador,
Acción extraordinaria de protección que, siguió Kerly Angelita Calderón Moreno presenta en contra de la
sentencia de casación dictada el 15 de junio del 2012, por la Sala Especializada de lo Penal de la Corte
Nacional de Justicia del Ecuador, dentro del juicio N.° 181-2012.
48 en sus resoluciones a fin de garantizar el derecho a la defensa y el debido proceso de sus
miembros, que al mismo tiempo son ciudadanos del Estado ecuatoriano, y por tanto con
los mismos derechos y obligaciones que el resto de individuos.
Es por ello que considero, que sus fallos al ser dictados conforme sus usos y
costumbres ancestrales y al ser un derecho en evolución y fundamentada en el principio
de interculturalidad garantizado por la Constitución de la República, deben tener
siempre presentes, el derecho y obligación de motivar sus resoluciones y, pese a no
cumplir con los requisitos formales que impone la justicia ordinaria, todas las decisiones
de la administración de justicia indígena deben ser necesariamente motivadas
exponiendo las razones y su aplicación con las normas comunitarias de cada pueblo o
comunidad, a fin de que puedan ser expuestas a los miembros de la comunidad y sean
cumplidas y aplicadas al infractor, con el objetivo primigenio de restaurar la paz y el
orden dentro de la comunidad.
1.3.4. El principio non bis in ídem y su conexión entre la justicia ordinaria y la
justicia indígena.
El debido proceso es un derecho constitucional, que garantiza la sustanciación de
procesos guiados por mínimos constitucionales cuyo objetivo final sea la realización de
la justicia, así el artículo 76 de la Constitución de la República determina que: "En todo
proceso en el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier orden, se
asegurará el debido proceso".
La posibilidad de administrar justicia en el caso de la justicia indígena debe
entenderse como un derecho de los pueblos indígenas, relacionado directamente con su
derecho de auto disposición, este derecho es vital para su existencia a través del tiempo
por tanto, tienen validez legal las decisiones que resuelvan conflictos en los pueblos
indígenas y estos no podrán ser juzgados nuevamente en el sistema nacional.
Para el efecto, la Constitución de la República ha dispuesto que lo actuado por
las autoridades de la justicia indígena no podrá ser juzgado ni revisado por los jueces y juezas
de la Función Judicial ni por autoridad administrativa alguna, salvo el control de
constitucionalidad.
Basados en el principio de interculturalidad, el Estado ecuatoriano tiene la
obligación de velar por la correcta aplicación de la justicia indígena, al respecto, el
Código Orgánico de la Función Judicial, en concordancia con la Constitución de la
49 República, los tratados y convenios internacionales determina en su artículo 7: “Las
autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán las
funciones jurisdiccionales que les están reconocidas por la Constitución y la ley.” El
ámbito de la justicia indígena será dentro de sus territorios según el artículo 343.
El artículo 345 del mismo cuerpo normativo establece que las causas sometidas
previamente a las autoridades indígenas no podrán ser puestas en conocimiento de
jueces ordinarios a la vez, señalando que “los jueces y juezas que conozcan de la
existencia de un proceso sometido al conocimiento de las autoridades indígenas,
declinarán su competencia, siempre que exista petición de la autoridad indígena […] la
jueza o el juez ordenarán el archivo de la causa y remitirá el proceso a la jurisdicción
indígena”.
Por lo tanto, cualquier intromisión de las autoridades estatales, significaría una
vulneración de derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas al
desconocer la Constitución de la República en sus artículos 57 numeral 7 y 171. Así
mismo, se estaría infringiendo la norma contenida en el artículo 345 del Código
Orgánico de la Función Judicial que señala expresamente que las causas sometidas
previamente a las autoridades indígenas no pueden ser conocidas por la justicia
ordinaria, en concordancia con lo establecido en el artículo 76 numeral 7 literal i de la
Constitución de la República que señala: “Nadie podrá ser juzgado más de una vez por
la misma causa y materia. Los casos resueltos por la jurisdicción indígena deberán ser
considerados para este efecto”.
En la misma línea, no se puede desconocer el contenido normativo de los
artículos 8, 9, 10, 11 y 12 del Convenio 169 de la OIT, y los artículos 3, 4, 5, y 34 de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el
Pacto de San José de Costa Rica en su artículo 8, numeral 4 incorpora el principio non
bis in idem que reza: "El incumplimiento absuelto por una sentencia firme no podrá ser
sometido a un nuevo juicio por los mismos hechos", por lo tanto, se evidencia la
facultad que tienen las colectividades indígenas de aplicar las prácticas y tradiciones
propias y sus sistemas jurídicos para la conservación y preservación de su cultura.
Como excepción a este principio, el artículo 171 de la Constitución del 2008
establece claramente la jurisdicción y competencia de las autoridades indígenas, y es
que en caso de existir desacuerdos por las sanciones aplicadas, éstas deben estar
50 sometidas directamente a un control de constitucionalidad52, esto como excepción a la
regla. De modo general, en caso de conflictos entre la ley ordinaria y la justicia indígena
esta última prevalecerá por mandato convencional, constitucional y legal.
Las normas creadas por cada comunidad, pueblo o nacionalidad que refleja su
visión del mundo, su organización social y sus creencias, se encuentran garantizadas en
instrumentos internacionales y en la misma Constitución ecuatoriana, es por ello que se
reconoce su propio ordenamiento, autoridades competentes y valor de sus sentencias.
Todo esto con la finalidad de maximizar la autonomía de las comunidades, y es por ello
que la justicia constitucional ha reconocido la costumbre de estos pueblos como fuente
generadora de derechos para garantizar los derechos de los mismos pueblos, comunidad
y nacionalidad indígenas.
En relación con el principio non bis in ídem garantizado por la Constitución de
la República y demás tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos,
debemos citar el principio pro homine que garantiza la interpretación y protección de
los derechos humanos en forma amplia y no restrictiva. Este principio tan valioso
servirá de fundamento y complemento del principio de non bis in ídem en la justicia
indígena, tratándose de una protección integral de derechos.
Es así que, “basados en la libre determinación y el derecho al acceso a la justicia
-como derechos sustantivos parte del corpus iure de los derechos de los pueblos
indígenas y el principio pro homine- es que desarrollamos una lectura de las normas
específicas en relación a los derechos de los pueblos indígenas”. 53
Así, dependiendo de la realidad de cada pueblo, nacionalidad o comunidad
indígena existen garantías mínimas exigidas por la autoridad competente en relación al
debido proceso y derecho a la defensa del infractor, por tanto se trata de una justicia
pública e igualitaria de derechos, todos conocen el sistema y el procedimiento mediante
52
Al ser la justicia indígena reconocida y garantizada por la Constitución de la República conforme se ha
dispuesto al fin de garantizar sus decisiones es necesario que en caso de existir una posible vulneración de
derechos con la decisión adoptada, la misma debe ser sometida a este control que consiste en que los
jueces y juezas verifiquen si la norma aplicable caso concreto contiene vicios de inconstitucionalidad.
53
Alexandra
Tomaselli,
“Justicia
y
formas
de
participación
indígena”,
en
<http://books.google.com.ec/books?id=PWyJAwAAQBAJ&pg=PA29&lpg=PA29&dq=non+bis+in+ide
m+ind%C3%ADgena&source=bl&ots=WZBd1auUTz&sig=y240C6rCvHydCUDKF2NKlq4_Iw&hl=es&sa=X&ei=KmCHU5XHJ_DMsQTboYCAAg&ved=0CDkQ6AEwAz
gK#v=onepage&q=non%20bis%20in%20idem%20ind%C3%ADgena&f=false> (fecha de consulta: 12
de mayo de 2014).
51 el cual se llevara a cabo. Se respeta el derecho de acceso a la justicia este como base de
la libre determinación y autonomía de cada pueblo.
En consideración de lo expuesto, la aplicación del principio non bis in idem, es
directa e inmediata, y no requiere de normatividad jurídica secundaria para su
procedibilidad, siendo su ámbito de acción ilimitada, ya que es aplicable a todo tipo de
resoluciones judiciales o administrativas que hubieren pasado en autoridad de cosa
juzgada. Se frena toda acción caprichosa del aparato judicial, garantizando los derechos
de las personas que son inalienables, dentro del ámbito legal y constitucional.
52 Capítulo segundo
El debido proceso en la administración de justicia indígena.
2.1 Puntos nodales y elementos diferenciadores entre el debido proceso común y
el debido proceso indígena.
La Constitución de la República, define el elemento diferenciador de la
jurisdicción indígena respecto de la justicia ordinaria siendo este, la competencia que se
les otorga a las autoridades de los pueblos indígenas, con el fin de que estos establezcan
normas y procedimientos propios para la resolución de conflictos internos, es decir,
dentro de una jurisdicción territorial, teniendo como límites a las normas contenidas en
la Constitución ecuatoriana, instrumentos y convenios internacionales y demás
normativa legal de la materia.
Esta jurisdicción especial establecida en la Constitución de la República en pos del
reconocimiento plurinacional de la justicia indígena, tiene la finalidad de proteger la
identidad y el cabal respeto a la interculturalidad de los pueblos, comunidades y
nacionalidades indígenas, fundamentándose en un derecho ancestral consuetudinario que
responde a un código moral de justicia basados en la costumbre y tradición54, así como el
reconocimiento de sus derechos desde una igualdad formal y material que reconozca sus
diferencias.
Al respecto, la Corte Constitucional ecuatoriana en su sentencia No. 0008-09SAN-CC, ha identificado y establecido principios que se deben observar para una
adecuada y verdadera administración de justicia, más aún, la constitucional. Es
importante mencionar que estos principios deben ser leídos desde una perspectiva
intercultural; entre estos principios están:
a) El de la Continuidad Histórica: el cual plasma que los pueblos y
nacionalidades indígenas, no obstante su colonización, sus secuelas
estructurales, están presentes con sus identidades diferenciadas del resto
de las sociedades nacionales, haciendo uso de sus costumbres, culturas,
normas, instituciones jurídico-política-religiosas, nociones filosóficas e
idiomas, asentados en territorios indígenas en los cuales ejercen el
autogobiemo comunitario.
54
Prf. Gaitán Villavicencio Loor, “Pluriculturalidad e interculturalidad en el Ecuador: reconocimiento
constitucional
de
la
justicia
indígena”,
en
<http://www.uasb.edu.ec/padh/centro/pdf2/VILLAVICENCIO%20GAITAN.pdf> (fecha de consulta: 29
de agosto de 2014).
53 b) El de la Diversidad Cultural: a partir del cual, la función de la ley, en
este caso de las normas, es la de preocuparse en considerar no solo la
relación entre el Estado y la ciudadanía, sino "las identidades entre los
pueblos", es decir, tomar en cuenta la presencia de los distintos pueblos
indígenas, con sus instituciones, sus costumbres y sus filosofías en
relación con otros pueblos no indígenas que comparten un mismo
territorio nacional.
e) El de la Interculturalidad: el cual tiene que ver con el diálogo,
fundamentalmente epistémico; no se trata de un diálogo en el cual los
pueblos indígenas sean los convidados de piedra; el diálogo
intercultural, como lo señala Oscar Guardiola Rivera, no es otra cosa
que: "el diálogo entre las diferencias epistémicas que, al existir
posiciones hegemónicas, son luchas cognitivas que tienen que ver con
el modo en que diferentes pueblos hacen uso de diversas formas de
producir y aplicar conocimiento, para relacionarse entre sí, con otros,
con la naturaleza, con el territorio, con la riqueza, con la sociedad
diversa."
El de la Interpretación Intercultural: el cual no es otra cosa que la
obligatoriedad de poner en marcha una nueva lectura, una nueva forma
de interpretar las situaciones y las realidades nacionales, con un enfoque
sustentado en la diversidad cultural, más aún tratándose de pueblos
indígenas. 55
Es importante referirnos a las condiciones de procedencia que ha determinado, y
con las que ha contribuido la Corte Constitucional colombiana en su sentencia T-552/03,
siendo el magistrado ponente el Dr. Rodrigo Escobar Gil, así:
Para que proceda la jurisdicción indígena sería necesario acreditar que
(i) nos encontramos frente a una comunidad indígena, que (ii) cuenta
con autoridades tradicionales, que (iii) ejercen su autoridad en un
ámbito territorial determinado. A los elementos ya reseñados de la
jurisdicción especial indígena, habría que agregar, entonces, (iv) la
existencia de usos y prácticas tradicionales, tanto en lo sustantivo como
en lo procedimental y, (v) la condición de que tales usos y prácticas no
resulten contrarias a la Constitución o a la Ley. 56
Ambas justicias ordinaria e indígena tienen la misma organización de
administración de justicia mientras en la justicia ordinaria es encabezada por Función
Judicial en la justicia indígena es la asamblea general la misma que es considerada como el
órgano oficial y representativo de la comuna que a través del direccionamiento del cabildo
que tiene la potestad de administrar justicia dentro de su jurisdicción territorial, para la
55
Res. No. 0008-09-SAN-CC de 18 de diciembre del 2009 del Pleno de la Corte Constitucional, en la
acción extraordinaria de protección por Derechos Colectivos- Educación Intercultural que, siguió la
Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas ‘AMAWTAY WASI’ contra el
CONESUP, R.O 97-S de 29 de diciembre de 2009.
56
Res. No. T-552/03 del 10 de julio del 2013 del Pleno de la Corte Constitucional de Colombia, Acción
de tutela que, siguió Ever Quinayas Omen y otro en contra del Consejo Superior de la Judicatura.
54 solución de sus conflictos internos se basan en las normas y procedimientos propios de
cada cultura, mismos que se han mantenido consuetudinariamente, y con una aplicación
oral e inmediata difiriendo con la administración de justicia estatal que tiene su
fundamento en el derecho positivo.
En concordancia con el Art. 171 de la Constitución de la República, se
determina el límite de actuación de las autoridades indígenas, sin embargo, algunos
sectores se han pronunciado negando este derecho invocando la unidad jurisdiccional
para negar el ejercicio de este derecho, o en su defecto, calificándolo de linchamiento o
justicia por mano propia para deslegitimar una práctica ancestral constitucionalmente
reconocida.
En algunas de las comunidades indígenas del país, dependiendo de sus usos y
costumbres ancestrales, si un miembro de la comunidad es sorprendido infraganti en el
cometimiento de un delito; ni los afectados, ni quienes lo sorprendieron, ni aun los
comuneros pueden ejecutar una sanción inmediata. Su obligación es dar a conocer a la
autoridad competente, que en este caso es el Cabildo Comunal, para que avoque
conocimiento del caso y se inicie el proceso de juzgamiento tomando en cuenta normas
y procedimientos que la costumbre establece hasta llegar a dictar la resolución
condenatoria o absolutoria. De ahí que, de ninguna manera la administración de justicia
indígena puede ser concebida como un linchamiento.57
Se tratan de autoridades competentes, quienes apegadas a sus normas y
costumbres, con un procedimiento dentro de asambleas comunales para resolver un
conflicto, en donde pueden presentar todas las pruebas de cargo y descargo necesarias
para su defensa, incluso pueden llegarse a conformar comisiones investigativas si el
caso así lo amerita, garantizando el derecho a la defensa de la persona acusada,
estableciendo su grado de responsabilidad y respectiva sanción.
Tanto la justicia ordinaria como la justicia indígena propenden a garantizar el
debido proceso dentro de su administración de justicia. La justicia indígena debe ser
garantizada dentro de un marco de procedimiento procesal y normativo propio, toda vez
que responde a una organización de su comunidad esto es hombre-naturaleza y
sociedad, son autoridades nombradas por la misma comunidad para ejercer funciones de
57
Pfr. Nina Pacari, “Pluralidad Jurídica: una realidad constitucionalmente reconocida”, en
<http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/articulos/ninapacari.htm> (fecha de consulta: 14 de abril del
2014).
55 administración de justicia, la diferencia más acentuada de estos dos sistemas podríamos
concluir es la competencia misma que radica en sus prácticas ancestrales, costumbres y
derecho consuetudinario propio, lo que para la legislación nacional significaría una
contravención o delito.
Sin embargo, estas decisiones al igual que las de la justicia ordinaria estarán
sujetas al control de constitucionalidad como se dejó indicado en líneas anteriores. Para
ello, la ley deberá ser la que establezca los mecanismos necesarios para la coordinación
y cooperación entre la jurisdicción ordinaria y la indígena, implementando en primer
lugar su respeto por parte de todas las instituciones y autoridades públicas y la sociedad,
toda vez que se trata de un Estado ecuatoriano pluricultural y multiétnico de derechos y
justicia, respetando en todo momento el derecho de las partes y todas las obligaciones
que implica el respeto de sus derechos ancestrales.
2.1.1. Autoridades competentes para guiar el procedimiento de juzgamiento.
Con los principios y derechos consagrados por la Constitución Política de 1998
y más concretamente con la Constitución del 2008, los pueblos, nacionalidades y
comunidades indígenas han logrado el reconocimiento de su administración de justicia
como medio para solucionar conflictos internos que se susciten entre sus miembros.
Esto lo corroboramos, en el reconocimiento a sus derechos ancestrales y ha
ejercer su propia administración de justicia, en apego a sus normas y costumbres
ancestrales y dentro de su jurisdicción la cual es ejercida por sus autoridades
tradicionales para que de manera autónoma, libre e independiente, entren a resolver los
conflictos que se sucinten en sus comunidades, que de antaño han precedido en cuanto a
procedimientos, siempre y cuando “[…] no sean contrarios a la Constitución y a las
leyes de la República […]”, norma que debe ser acatada por todos los residentes en el
territorio nacional sin distingo de sexo, raza, estirpes o condiciones.
Con el fin de compatibilizar las funciones de la administración de justicia
indígena con las de la administración de justicia ordinaria, en enero del 2001 se presentó
y discutió el proyecto de ley de Funciones de Justicia de las Autoridades Indígenas del
Ecuador, encaminada al reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos
indígenas en la Constitución del Ecuador y su aplicación en la regulación del derecho
consuetudinario, de conformidad con lo establecido por Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo.
56 En este proyecto se definió en su Art. 2 el concepto de autoridad indígena:
“La autoridad indígena competente será la persona, grupo o asamblea
que disponga para el caso el derecho indígena y a la que así le
reconozca la colectividad; pero el representante de la comunidad pondrá
en conocimiento de la sociedad el nombre de la comunidad, la
circunscripción territorial en donde se encuentra localizada, con
determinación de la provincia, cantón y parroquia o parroquias y el
nombre de la autoridad competente para comunicar las resoluciones a
las autoridades estatales, cuando sea menester”.58
Atendiendo a la nueva concepción del Estado como una sociedad diversa,
heterogénea, pluricultural y multiétnica, el reconocimiento de los derechos colectivos,
ha permitido afirmar la existencia no solo de un sistema jurídico institucional indígena,
de acuerdo a los usos y costumbres de los distintos pueblos y nacionalidades indígenas,
sino de la diversidad cognitiva, es decir, de la diversidad en cuanto a la producción de
conocimientos como resultado de usos, costumbres y prácticas ancestrales.
Habiendo indicado esto, podemos analizar el sistema judicial indígena. Autores
como Ilaquiche, han establecido tres niveles de administración de justicia:
Existen tres niveles de autoridades que administran justicia; en primera
instancia y para el caso de rencillas familiares, conyugales, insultos
entre parientes, chismes, asuntos de herencia, asuntos menores, los
Indígenas tienen la costumbre de solucionarlos dentro del círculo íntimo
y familiar, donde las autoridades son los padres, los hijos mayores de
edad, los padrinos de matrimonio, de bautizo, etc.
En un segundo nivel se encuentran los cabildos, conformados por el
presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y los síndicos. Estos
dirigentes, desempeñan la función de autoridades encargadas de
impartir justicia dentro de cada jurisdicción comunal; tienen autonomía
plena dentro de la comunidad respectiva. Solucionan los problemas
mediante un procedimiento especial; participan activamente los
miembros de la comunidad a través de un consejo ampliado con
sugerencias, razonamientos de carácter moral, ético, de convivencia
pacífica, de buenas costumbres y de respeto; de esta forma junto a los
dirigentes del cabildo establecen las pautas para la solución.
En un tercer nivel, cuando los problemas y las infracciones cometidas
son muy graves, acuden ante los miembros de la Organización de
Segundo Grado. (El caso de Tigua). 59
Siendo así, su normativa, decisiones y procedimiento, son el dictado de la
costumbre de cada pueblo, comunidad o nacionalidad indígena, pero también de la
58
“Propuesta de Proyecto de Ley de Funciones de Justicia de las Autoridades Indígenas del Ecuador”, en
<http://www.uasb.edu.ec/padh/revista2/documento/proyectoley.htm>(fecha de consulta: 28 de diciembre
de 2014).
59
Raúl Ilaquiche Licta, “Administración de la Justicia Indígena en la ciudad: estudio de un caso”, en
<http://icci.nativeweb.org/yachaikuna/1/illaquiche.pdf> (fecha de consulta: 15 de abril del 2014).
57 experiencia acumulada por generaciones, toda vez que al no existir normas precedentes
no se determina qué hacer; en este caso, “[...] las autoridades indígenas, según los
modos particulares de vivir sus sociedad, procuraran hallar una salida entre reglas ya
establecidas que definen lo sustantivo general, o deducirlas fielmente de los hechos y de
su fines y propósitos sociales [...] Esta actuación debe empezar a participar del cuerpo
del derecho propio“.60
Como cada pueblo, comunidad y nacionalidad tiene su propio procedimiento
dependiendo del caso, el derecho a administrar justicia también incluye el derecho a
utilizar la fuerza física, teniendo como limite la protección del derecho a la vida e
integridad corporal prohibición de la tortura, la esclavitud, la servidumbre y los tratos
crueles, inhumanos y degradantes).61
Este particular procedimiento de la administración de justicia indígena y llevado
a cabo por sus autoridades competentes, que están dotadas de legitimidad que la propia
Constitución les reconoce, otorga a estas la facultad de resolver y hacer ejecutar lo
resuelto, y aunque, sus decisiones no tengan las mismas formalidades y normas
procedimentales contenidas en el sistema judicial ordinario, la legitimidad conferida
por los convenios internacionales y la propia Constitución hace que sus decisiones no
estén exentas de valor legal. Circunstancia que se encuentra reconocida en el Convenio
169 de la OIT.
Para ampliar lo manifestado, es importante remitirnos a lo indicado por la Corte
Constitucional colombiana respecto al límite de acción de la justicia indígena, la cual ha
manifestado que existe un núcleo duro sobre el cual existe consenso internacional, esto
es, limitaciones que implican el respeto a los derechos humanos: no matar, no torturar y
no esclavizar. Estas tres limitaciones sientan un principio moral, que permite el diálogo
intercultural y avanzar en la coordinación de procedimientos tanto ordinarios como
ancestrales.
Así pues, las autoridades de pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas
deben encontrarse debidamente conformadas, esto es, encabezada por una autoridad
tradicional que haya sido elegida por la comunidad, de manera que pueda ejercer su
propia jurisdicción de acuerdo con sus normas y procedimientos, lo que implica el
ejercicio de control social y el respectivo procedimiento de juzgamiento, así, al igual
60
61
Sánchez Botero, La Jurisdicción Especial Indígena, 68.
Ibíd., 143. 58 que en la justicia ordinaria las instituciones y autoridades son legítimas en el interior de
la comunidad, poseen una estructura política jurídica, porque que son electas por los
miembros, gozando así de reconocimiento institucional y legal e incluso
constitucional.62
Al igual que en la justicia ordinaria y dependiendo de la comunidad, las
autoridades de estos pueblos deben cumplir con algunos requisitos para su elección sin
que estos sean imperativos ni únicos para las comunidades, entre ellos tenemos:
“acreditar la mayoría de edad; que la comunidad o el pueblo indígena conozca a la
persona; que haya demostrado un buen comportamiento, capacidad, honestidad,
experiencia, últimamente se toma en cuenta los estudios realizados. Por otro lado, la
administración de justicia indígena es gratuita; sus autoridades, es decir, los dirigentes
no perciben remuneración alguna y son ad-honóreme.” 63
A manera de ejemplifica lo antes expuesto, mencionamos el caso de los
habitantes de la comunidad de Pijal, que se identifican como Kichua – Cayambi.
Esta comunidad tiene personería jurídica desde 1949, siendo la
máxima autoridad el cabildo, conformado por Presidente,
Vicepresidente, Síndico, Secretario, Tesorero y Tres Vocales.
Las dignidades del cabildo se eligen mediante la asamblea
comunal, que se lleva a efecto todos los años en el mes de
diciembre, como candidatos participan todos los comuneros y
no se limita solamente a un determinado grupo de personas.
Antes de ser jurídica, quien dirigía la comunidad era el curaga,
éste era la autoridad máxima de la comunidad, su permanencia
como curaga no era limitada en el tiempo y su acción estaba
más centrada en hacer cumplir las normas establecidas al
interior de la comunidad. Uno de los requisitos para ser curaga,
era básicamente poseer tierras y ejercer liderazgo en la
comunidad.64
En cuanto al ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, dentro de la autonomía
que se les confiere, pueden decidir asumir o no el ejercicio de estas funciones. En este
sentido, si la autoridad indígena se niega a conocer de un caso, no está incurriendo en
62
Al respecto la Corte Constitucional ecuatoriana en la sentencia No. 113-14-SEP-CC del caso La Cocha,
habilita a la Asamblea General Comunitaria y no a una persona o grupo de personas para tomar las
decisiones frente a un conflicto interno de la comunidad, por tanto esta asamblea es la autoridad
competente encargada de conocer y resolver los casos de conflictos internos que afecten bienes jurídicos
comunitarios en el pueblo Kichwa Panzaleo, al no vulnerarse ningún derecho constitucional en el
ejercicio de la administración de justicia.
63
Raúl Ilaquiche Licta, “Administración de la Justicia Indígena en la ciudad: estudio de un caso”, en
<http://icci.nativeweb.org/yachaikuna/1/illaquiche.pdf> (fecha de consulta: 15 de abril de 2014).
64
Carlos, Bautista, “Experiencia de la administración de justicia propia en la comunidad de Pijal”, en
<http://icci.nativeweb.org/yachaikuna/3/bautista.html> (fecha de consulta: 28 de enero de 2014).
59 una denegación de justicia, simplemente está ejerciendo su derecho a no conocer ni
resolver el caso. Sin embargo, si la autoridad indígena decide asumir el conocimiento
del caso, y las reglas vigentes determinan que es competente, debe conferirse igual valor
a sus decisiones respecto de las decisiones de los jueces ordinarios.
Por lo expuesto, las autoridades los pueblos indígenas, por el poder conferido
por la Constitución de la República, son quienes deben solucionar los conflictos
internos que se susciten dentro de la comunidad porque son las únicas competentes; sin
embargo, debe existir la posibilidad que en ejercicio de su autonomía dependiendo de
las circunstancias, intervenga un tercero para solucionar el conflicto, que en nuestro
caso sería la Corte Constitucional, sin incurrir en los poderes conferidos y sin olvidar las
innovaciones de manera evolutiva que se generen dentro del grupo por las nuevas
demandas que se generan dentro de la comunidad.
2.1.2 La competencia en relación a los sujetos procesales que intervienen.
Desde el punto de vista antropológico y tomando como punto de partida lo dicho
por el Estado colombiano65, quien ha definido jurídicamente a los indígenas como un
conjunto de familias amerindia que comparten sentimientos de identificación con su
pasado aborigen, manteniendo rasgos y valores propios de su cultura tradicional, así
como formas de gobierno y control social internos, que los distinguen de otras
comunidades rurales.
La Constitución Política del Ecuador en su Art. 83 reconocía la existencia de
pueblos indígenas como aquellos que se autodefinen como nacionalidades de raíces
ancestrales, y los pueblos negros o afroecuatorianos, que forman parte del Estado
ecuatoriano, único e indivisible; mientras que la Constitución de la República reconoce
además, a las comunidades y nacionalidades indígenas, ampliándose su reconocimiento
y protección a todas las apreciaciones culturales existentes ya sean tribus, grupos o
sociedades, mismas que ejercerán las funciones jurisdiccionales que les están
reconocidas por la Constitución, instrumentos internacionales y la ley.
Cada comunidad, pueblo o nacionalidad indígena según sus propios usos,
costumbres o prácticas ancestrales tendrán su propio procedimiento para resolver los
65
Mediante el artículo 2 del decreto 2001 de 1988 el Estado colombiano después de analizar las
diferentes denominaciones, definió el concepto de comunidad o parcialidad indígena, al cual nos hemos
referido al no existir un concepto claro y definido por la Corte Constitucional ecuatoriana.
60 conflictos dentro de su comunidad, en todo caso, en cada comunidad prima el sentido de
armonía.
Como modelo de lo expuesto, citamos el caso de las comunidades Achuar,
donde con el paso de los tiempos se ha modificado su estilo de vida tradicional.
Encontramos al irutkamajuntri que significa persona encargada de velar por la
comunidad, será este quien comente con los mayores sobre los asuntos para tener su
opinión y consejos, las decisiones que toma la directiva serán siempre legitimadas
dentro del seno familiar en donde la opinión de la mujer es siempre valorada y
escuchada. Los conflictos a resolver serán los que se susciten al interior de la
comunidad mismos que han sido clasificados en problemas familiares, personales,
relacionados con la propiedad, de linderos, comunitarios, mala práctica chamánica,
control de recursos.66
La Constitución de la República ha dispuesto en su Art. 17 que el límite de la
competencia de la autoridad indígena es el ámbito territorial, esto es, que se limita la
solución de conflictos suscitados dentro del territorio, para ello las autoridades deberán
impartir justicia en base de la costumbre de su pueblo, debiendo ser repetida por un
largo tiempo y aceptada por el grupo social como obligatoria, misma que no puede ir en
contra de la Constitución o las leyes.
De esta disposición constitucional se desprende el reconocimiento de delegación
a las autoridades indígenas como autoridades públicas que administran justicia, así
mismo, plantea y obliga a los interesados que debe existir una articulación y
compatibilización entre la justicia ordinaria y la justicia indígena, esto es, del
ordenamiento jurídico nacional y los sistemas jurídicos indígenas existentes.
No sería posible, por tanto que el juez ordinario incumpla con el deber de remitir
el expediente a la autoridad facultada para dirimir el conflicto de competencia entre
distintas jurisdicciones, la cual ya no podrá ejercer su función frente a estos procesos
como bien se dispone en el Código Orgánico de la Función Judicial en el Art. 345. De
producirse esta inobservancia sería factible hablar de una vulneración del derecho
fundamental al debido proceso que asiste al indígena de ser juzgado conforme a sus
normas ancestrales preexistentes. Asimismo se vulneraría además el derecho
66
Pfr. Estado de la relación entre justicia indígena estatal en los países andinos, en
<http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/1595D9230BC2A741052579C700627824/$
FILE/Estadodelarelaci%C3%B3nentrejusticiaind%C3%ADgenayjusticiaestatalenlospaisesandinos.pdf>
(fecha de consulta: 30 de diciembre de 2014).
61 fundamental de la autonomía de las comunidades indígenas y de la jurisdicción especial
indígena. Así pues, este asunto trasciende de un debate de carácter procesal al escenario
de la protección de derechos fundamentales al debido proceso, legalidad, juez natural,
las formas propias de cada juicio y el derecho comunitario de la autonomía de las
comunidades indígenas.
El autor Ilaquiche, respecto a la jurisdicción y competencia en el Derecho
Indígena, manifiesta:
Los conceptos de jurisdicción y competencia aplicadas al ámbito del
Derecho Indígena, resultan ser completamente diferentes, en tanto y en
cuanto al interior de este Derecho no podemos hablar de casos de fuero,
ni de diversos tipos de jueces, con supremacía de unos sobre otros, sino
más bien de diversos niveles como ya se revisó anteriormente, acorde
eso si a las particularidades del caso a tratar. En lo que tiene que ver a la
competencia, entendiéndose esta al parámetro físico del campo de
aplicación de la potestad de administrar justicia, esto aún no se lo ha
determinado claramente por parte de la Constitución, o el Derecho
Positivo; puesto que, en lo que respecta a las circunscripciones
territoriales éstas no están aún delimitadas ni establecidas; más sin
embargo en lo que concierne al aspecto meramente costumbrista, si hay
competencia, pues ello deviene del campo de aplicación que tienen las
autoridades al interior de sus comunidades.67
Por tanto, y como lo indica Emiliano Borja debemos considerar al derecho penal
indígena, ante todo como un Derecho de mediación, en donde la sanción no es una
cuestión que afecta a la víctima, al infractor y a la autoridad legitimada para impartir
justicia sino que abarca a toda la comunidad. Es por ello que en muchos ordenamientos
punitivos indígenas, la decisión de la pena constituye un verdadero proceso de
negociación. 68
Así, la competencia de la autoridad indígena para administrar justicia recae
sobre los conflictos internos69 y se ha de entender que son tales los que surgen en el
seno de la comunidad y amenazan romper o rompen la armonía o las formas de vida y
valores que la identifican como la nacionalidad que dice ser 70, pero cabe distinguir los
67
Raúl Ilaquiche Licta, “Administración de la Justicia Indígena en la ciudad: estudio de un caso”, en <
http://icci.nativeweb.org/yachaikuna/1/illaquiche.pdf> (fecha de consulta: 02 de junio del 2014).
68
Pfr. Emiliano Borja Jiménez, “Introducción a los fundamentos del Derecho Penal Indígena”. (Valencia:
Tirant Lo Blanch, 2001), 106.
69
Entendiéndose como aquellos conflictos que se susciten al interior de la comunidad o que involucra a
sus miembros, todo esto por el carácter territorial de sus decisiones de conformidad con sus usos y
costumbres, esto es su derecho propio.
70
Julio
Cesar
Trujillo,
“Administración
de
Justicia
Indígena”,
en
<http://www.uasb.edu.ec/padh/centro/pdf2/TRUJILLO%20JULIO%20CESAR.pdf> (fecha de consulta:
20 de abril del 2014).
62 diferentes tipos de conflictos que pueden suscitarse, entre los miembros de una misma
comunidad, de los miembros de una comunidad con miembros de otra comunidad y los
de indígenas con los no indígenas.
2.1.2.1. Conflicto entre indígenas.
Al ser los miembros de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas
titulares de los derechos colectivos constitucionalmente establecidos, se han generado a
lo largo de los años varias propuestas a fin de que se respeten su existencia incentivando
al reconocimiento de sus derechos y obligaciones dentro del territorio ecuatoriano, y
sobre todo el respeto a sus prácticas y costumbres ancestrales.
Los diferentes conflictos que se generan entre comunidades o miembros de una
comunidad son resueltos por sus propias autoridades en función del territorio, es decir,
dentro de su circunscripción territorial y por los miembros de su propia comunidad,
conforme a su derecho consuetudinario, siempre que no se violenten los derechos
fundamentales de la persona humana. Según la doctrina, entre los "derechos mínimos
aceptables" se encuentran: el derecho a la vida, la prohibición de la esclavitud y de la
tortura.
En los conflictos internos dentro de los pueblos y nacionalidades indígenas, al
estar delimitados a su territorio, la competencia de la autoridad indígena radica en el
lugar donde se cometió la infracción o delito, de ser el caso, según el tipo y su gravedad
puede darse el caso de que los dirigentes se trasladen a la otra comunidad y resuelvan el
conflicto en un espacio público, asumiendo la competencia y resolviendo el caso
conjuntamente. Como muestra, lo ocurrido en la comunidad Achuar de Copataza, que
posee una directiva conformada por un síndico, un vice síndico, un secretario y un
tesorero, que en algunos casos de conflictos suscitados con las comunidades Shuar y
Kichwas, han solucionado conflictos ocasionados por incursiones a su territorio en
busca de caza, pesca y demás productos en el bosque.71
Cuando los conflictos son frecuentes o reiterados y han fallado las negociaciones
directas, el síndico es el encargado de poner en su conocimiento del hecho a su par, esto
es, el dirigente de la comunidad a la que pertenece el invasor a fin de solucionar el
71
Pfr. Estado de la relación entre justicia indígena estatal en los países andinos, en
<http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/1595D9230BC2A741052579C700627824/$
FILE/Estadodelarelaci%C3%B3nentrejusticiaind%C3%ADgenayjusticiaestatalenlospaisesandinos.pdf>
(fecha de consulta: 30 de diciembre de 2014).
63 conflicto conjuntamente y llegar a un acuerdo en este caso de no inclusión. En pocos
casos, se han aplicado mecanismos de indemnización económica por causa del acceso a
estos recursos.
72
Lo importante para esta comunidad, como en la generalidad de
comunidades, es terminar el conflicto en el menor tiempo posible y sellarlos con un
acuerdo mediante la suscripción de un acta.
En el caso de la comunidad Kichwa del pueblo Chibuleo, a diferencia de la
organización del pueblo Achuar, esta tiene una conformación más compleja que
contiene: un Consejo de Coordinación y Administración del Cabildo formado por cinco
miembros: presidente, vicepresidente, síndico, secretario, tesorero y 18 miembros
adicionales.73
En el caso expuesto, se distinguen los siguientes conflictos, que serán motivo
suficiente para poner en práctica el Derecho Indígena Kichwa: el ámbito familiar,
autoridades comunitarias y el de la asamblea comunal; en cada caso habrán tres
instancias para la administración de justicia dependiendo el caso siendo estos en el
primer caso: los abuelos, padres, parientes consanguíneos cercanos, los parientes afines
los padrinos, los vecinos. En el segundo y tercer caso serán las autoridades
tradicionales, las autoridades comunales, los mediadores comunitarios y el conjunto de
comuneros74; todos ellos dotados de legitimada para resolver los conflictos que se
presenten dentro de la comunidad. En esta comunidad la noción más aceptada es la de
corrección no la de la sanción en el sentido estricto, la experiencia del dolor físico y la
publicidad es considerada necesaria para que el infractor cambie y vuelva la armonía a
la comunidad.
De esta forma, la “[…] autoridad revestida de la potestad jurisdiccional de juzgar
y hacer ejecutar lo juzgado, es la asamblea de la comunidad. Solo para los asuntos leves
o de poca trascendencia, la comunidad inviste de esa potestad a determinados miembros
de ella, que elige y remueve libremente, generalmente por consenso, seleccionándoles
por la confianza que inspira su probidad, entereza y sabiduría”.75
Por tanto, todos los casos son de conocimiento público y son llevados a
conocimiento de la asamblea general para que de forma participativa se busque la mejor
72
Ibíd.
Pfr. Ibíd.
74
Pfr. Ibíd.
75
Galo Galarza Paz, “Justicia y derecho en la administración de justicia indígena”, en Judith Salgado,
compiladora, Justicia indígena: aportes para un debate (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar
UASB, 2002), 81.
73
64 alternativa de solución de manera que el infractor tome conciencia y se arrepientan de
los actos que cometió, la sanción aplicada permite purificar su alma y su reintegración a
su comunidad. Como en la justicia ordinaria, al momento de aplicar sus normas
consuetudinarias no deben ser desconocidas para el infractor es decir no pueden
aplicarse aquellas que no se reconocen como jurídicamente obligatorias, ni fuera del
territorio toda vez que se extralimitaría la jurisdicción territorial.
En aplicación al Convenio 169 de la OIT, la Constitución de la República y otros
instrumentos internacionales se reconocen los métodos de control propios de las
comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas con el limite jurídico establecido, por
tanto, la autoridad que juzgue la infracción lo hará conforme sus costumbres e
instituciones propias, al pertenecer los sujetos involucrados a una misma comunidad, se pone
en manifiesto el principio de maximización de la autonomía, por tanto los mínimos aceptables,
sólo pueden estar referidos a lo que verdaderamente resulta intolerable por atentar contra los
bienes más preciados del hombre. La autoridad estatal sólo pudiera intervenir para precautelar
un interés más alto que es la autonomía.
La estructura comunitaria en base de esta autonomía conferida, es la que permite
afrontar los problemas internos así como los inter comunitarios, tomando como recurso
fundamental el dialogo y la negociación directa con los dirigentes legitimados de la comunidad
implicada, teniendo que ceder la comunidad para alcanzar el acuerdo con el objetivo de
terminar el conflicto en aras de generar una convivencia pacífica entre las comunidades. Para
ello, el Estado debe evitar intervenir en estos procedimientos de solución de conflictos y
permitirles emitir sus propias resoluciones de acuerdo a sus propias costumbres y mecanismos
sancionadores, a fin de garantizar la dirección y organización su vida interna, conforme se ha
dispuesto tanto en la Constitución de la República como en los demás cuerpos de leyes.
2.1.2.2. Conflicto entre indígena y no indígena.
Dentro de una sociedad pluralista y de acuerdo a los instrumentos
internacionales y la Constitución, las autoridades indígenas tienen facultad de
administrar justicia en los conflictos internos que se generen dentro de la comunidad y
según su propia cosmovisión indígena como se ha expuesto en líneas anteriores.
65 Como se ha dispuesto en la Constitución de la República se aplicará “el derecho
más favorable a la parte indígena”76, en efecto el conflicto se suscita por cuanto se
podría generar una vulneración a la garantía constitucional de igualdad de las personas,
es verdad que las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas requieren un trato
diferenciado para generar una verdadera igualdad en el ejercicio de sus derechos.
El artículo 24 de la Convención Americana, al igual que el Art. 23 numeral 3 de la
Constitución, consagran el derecho a la igualdad, el cual, en el caso particular de los indígenas,
importa la adopción de medidas positivas que, de acuerdo a la especial consideración y respeto
de una persona o un grupo de personas, permitan hacer realmente efectiva la garantía de la
igualdad entre sujetos que no se encuentran, en los hechos, en una situación de igualdad. Con
ello se ha buscado una protección especial para que los pueblos, comunidades y nacionalidades
indígenas puedan ejercer sus derechos garantizando su supervivencia a lo largo de los tiempos.
Sin embargo, este trato especial no debe generar desigualdades que puedan crear
conflictos en la sociedad, esto es sin trastocar sus derechos se garantice una verdadera justicia
indígena; es por esto que, lo más adecuado sería generar una solución de conflictos donde exista
entendimiento y acuerdo entre las partes, conforme la Constitución de la República, las
comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas deberán solucionar sus conflictos
internos conforme sus propios usos y costumbres, teniendo como se dijo anteriormente
como “límite infranqueable (una regla absoluta de limitación) al ejercicio de la
autonomía de las autoridades indígenas: los derechos mínimos inviolables de todo ser
humano.”77
Con el reconocimiento de la Constitución del 2008, se concede a las
comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas el derecho a juzgar y ejecutar lo
juzgado por sus propias autoridades en ejercicio de su función jurisdiccional y en pos de
garantizar el respeto por su cosmovisión, en el presente caso, sería procedente que la
justicia estatal aplique lo dispuesto en el Art. 9 del Convenio 169 de la OIT y se
76
La Corte Constitucional ecuatoriana en la sentencia No. 004-14-SCN-CC del caso Waorani, indico que
en base al principio pro comunitas no se puede generar una afectación a los principios de diversidad
étnico y cultural al aplicar una norma que genera una afectación a su identidad como pueblo originario,
aislando a los miembros de la comunidad de su entorno social tradicional y generando una desvinculación
con sus valores históricos y culturales propios, por tanto los derechos colectivos reconocidos por la
Constitución a los pueblos y nacionalidades indígenas deben ser interpretados por los juzgadores mediante verdaderos ejercicios hermenéuticos interculturales para no afectar derechos reconocidos en la
Constitución y en instrumentos internacionales de derechos humanos.
77
Giraudo, Cuadernos y debates,165
66 devuelva al mismo a su entorno para su respectivo juzgamiento y sanción, a fin de
conservar su identidad cultural (instituciones, idioma, territorio, etc.) sin que se
vulneren derechos constitucionales.
Al respecto, existen criterios que indican que no hay una regla definida que
resuelva el conflicto de competencia, toda vez que existen criterios de que la autoridad
competente para resolver el conflicto, será quien inicie con el conocimiento de la causa.
Luego, si se tratan de problemas que no han sido resueltos en las comunidades o se trata
de graves infracciones a la ley, lo indígenas indican que deberían ser las autoridades
estatales que tienen jurisdicción y competencia para juzgarlos y resolverlos.
Para el efecto debemos definir el ámbito de competencia de la justicia indígena.
La autoridad indígena reclamará la competencia en las siguientes circunstancias: a)
cuando las partes, tanto el afectado o afectada, como el responsable son pertenecientes a
dicha comunidad o pueblo indígena; b) que, el caso sujeto a conocimiento de la
jurisdicción ordinaria constituye un conflicto interno de dichos pueblos, determinación
que lo harán los propios pueblos; c) cuando el hecho hubiese ocurrido dentro de su
territorio, entendiéndose por territorio indígena a aquellos espacios territoriales donde
se encuentran asentados y desarrollando su vida social, cultural, económica y política,
así como en los territorios que habitualmente han sido utilizados por los pueblos.78
A ello, si consideramos lo dispuesto en el Art. 344 literal d) del Código
Orgánico de la Función Judicial: Pro Jurisdicción Indígena.- "En caso de duda entre la
jurisdicción ordinaria
y la jurisdicción indígena, se preferirá esta última, de tal
manera que se asegure su mayor autonomía y la menor intervención posible.” Para
ello, la justicia ordinaria deberá declinar en el conocimiento de la causa para que sean
las autoridades indígenas quienes resuelvan aplicando sus normas y procedimientos
propios de conformidad al derecho consuetudinario.
Al ser un principio de obligatorio cumplimiento, serán las autoridades indígenas
las que resuelvan el conflicto de acuerdo a su propia cosmovisión, conservando sus
costumbres e instituciones propias y en pos del principio de autonomía que les confiere
la Constitución de la República y demás instrumentos internacionales.
78
Pfr. Estado de la relación entre justicia indígena estatal en los países andinos, en
<http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/1595D9230BC2A741052579C700627824/$
FILE/Estadodelarelaci%C3%B3nentrejusticiaind%C3%ADgenayjusticiaestatalenlospaisesandinos.pdf>
(fecha de consulta: 30 de diciembre de 2014).
67 2.1.2.3. Conflicto entre no indígenas en territorio indígena.
Respecto a ello, debemos analizar el derecho de todos los ciudadanos a acceder a
la justicia, ante su juez natural en caso de un acto u omisión dentro de la administración
de justicia así se dispone en el art. 76 literal k) de la Constitución de la República: “Ser
juzgado por una jueza o juez independiente, imparcial y competente. Nadie será juzgado
por tribunales de excepción o por comisiones especiales creadas para el efecto”.
Se entiende por tanto, que el derecho al juez natural, es un derecho que
conglomera la garantía del debido proceso, garantía que se protege a través de normas
nacionales e internacionales. Por un lado, en la justicia ordinaria esta concedida a las
autoridades judiciales que son los jueces y juezas establecidos en la Constitución y las
leyes, que actúan dependiendo de su competencia en razón del grado, materia, persona y
territorio. Por otro lado, el juez natural en la justicia indígena son las autoridades
indígenas de las comunidades, pueblos y nacionalidades, que actúan en razón de su
función jurisdiccional territorial y sobre todo que sea parte de un colectivo.
Al respecto, Luis Marcelo de Bernardis manifiesta que: “El derecho al juez
natural consagrado inclusive por convenios internacionales determina enfáticamente que
nadie puede ser desviado de la justicia que le resulta ordinaria, natural, a la vez que
dentro de la misma nadie puede ser desviado del juez que conforme a la ley de la
materia le correspondería, de acuerdo a la determinación efectuada de modo previo y
objetivo por la noma pertinente”79.
Así, todo ciudadano del Estado ecuatoriano, al cometer un delito tiene el derecho
de ser juzgado por su juez natural, su juez competente esto en el caso de la justicia
ordinaria; en el caso de la justicia indígena de las diferentes comunidades, pueblos y
nacionalidades, al regirse por su costumbre ancestral tienen su propio juez natural que
en este caso serían las autoridades indígenas legitimadas quienes serán las que apliquen
justicia indígena, pero por ser parte de un colectivo que conoce y acepta someterse a
estas normas fundamentadas básicamente en usos y costumbres ancestrales.
En la comunidad Kiwcha de Chibuleo, cuando las partes involucradas son
personas mestizas que viven al interior de una comunidad indígena; estas de igual
79
Luis Marcelo De Bernardis, "La Garantía procesal del debido proceso", en
<http://sistemas.amag.edu.pe/publicaciones/derecho_trabajo/estudios_jurisprud_laboral.pdf> (fecha de
consulta: 10 de enero de 2015).
68 manera se acogen las normas de la justicia indígena. Así lo comprueba el testimonio del
Presidente de la Unión de los Pueblos Chibuleos que manifiesta:
“Aquí en la comunidad no hay muchos mestizos, pero aunque somos
una mayoría indígena, los mestizos también vienen acá a solucionar los
problemas, para que les aconsejemos, les sancionamos, aquí
solucionamos los problemas que no han podido solucionar en las
tenencias políticas, lo que no ha hecho el gobernador, lo que no han
hecho otras autoridades; incluso, cuando el problema es solo entre
mestizos ellos vienen, se soluciona el problema y se van tranquilos.”80
En este sentido, Julio Cesar Trujillo menciona que la condición de indígena se
establecerá por la participación activa en la vida y actividades de la colectividad
indígena, en calidad de miembro de ella, siempre que no hubiere sido expulsado de su
seno por alguna causa.81
Queda claro que, en las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas sea
esta la comunidad que sea, no funda su administración de justicia en la obediencia por
temor al castigo sino por un acuerdo de voluntades por su consentimiento y a favor de la
convivencia entre los miembros de la comunidad, siendo así no existiría fundamento
legal para que una persona no indígena sea sometida a la justicia indígena, debiendo ser
sometida los jueces y juezas de la Función Judicial.
En algunas de las comunidades se presentan excepciones para que una persona
no indígena pueda someterse a las normas de la justicia indígena: por voluntad propia
esto es haciendo uso de su derecho a la jurisdicción voluntaria consiste en que una
persona pueda solicitar a la autoridad indígena para que se autorice someterse a la
justicia indígena, por algún delito que haya cometido en territorios de los pueblos y
nacionalidades indígenas; siempre y cuando se cumplan con ciertos requisitos y
circunstancias impuestas para el caso concreto.
Es por ello, que la justicia indígena es un derecho de los pueblos y
nacionalidades indígenas y no de cualquier ciudadano ecuatoriano, para gozar los
derechos y garantías conferidos a este colectivo, se debe ser miembro de un grupo
colectivo con cultura propia, solo ellos podrán entender su verdadero alcance y sentido,
80
Estado de la relación entre justicia indígena estatal en los países andinos, en
<http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/1595D9230BC2A741052579C700627824/$
FILE/Estadodelarelaci%C3%B3nentrejusticiaind%C3%ADgenayjusticiaestatalenlospaisesandinos.pdf>
(fecha de consulta: 30 de diciembre de 2014).
81
Julio Cesar Trujillo, Agustín Grijalva y Ximena Endara, Propuesta de proyecto de ley, Universidad
Andina Simón Bolívar, (Quito: 2004) p. 160.
69 compartir usos, costumbres y sobre todo la esencia misma de la justicia indígena, por
tanto no podría extenderse a otras personas de diferentes culturas.
2.2. Procedimiento en relación de la nacionalidad quichua.
En el Ecuador encontramos una gran diversidad de pueblos quichuas o kichwas
conformada por dieciocho manifestaciones culturales: pastos, mantas, paltas, natabuela,
huancavilca, kitukara, kirapincha, karanki, tomabela, waranka, Saraguro, kañari,
kayambi, otavalo, panzaleo, puruhua, chibuleo, salasaca.82 Estas comunidades se
fortalecen interculturalmente en Ecuador, en base al concepto integral del Sumak
kawsay.83 Desde este concepto como sentido colectivo de convivencia, es que se alcanza
un verdadero sistema comunitario, solidario en el conjunto de la sociedad plurinacional
que conforma el Estado Ecuatoriano.
Este reconocimiento constitucional reafirma la heterogeneidad de las culturas y
la existencia de un pluralismo jurídico que permite a las autoridades indígenas resolver
sus conflictos internos mediante la aplicación de su derecho y costumbres; por lo tanto
“no se podría parcializar los procedimientos que cada autoridad indígena lleva a cabo
pues cada sistema punitivo es diferente al otro”84, haciendo imposible estudiar sus
procedimientos en su totalidad sin embargo cabe destacar que también existen puntos
concordantes entre los mismo, los que serán objeto de análisis en el presente tema.
Los procedimientos dentro de las comunidades sean del origen que sean, se han
creado conforme lo determina la Constitución de la República para resolver todos los
conflictos que se susciten dentro la comunidad es decir conflictos internos. En cada
comunidad existe una diferenciación de jerarquía, simetría y vinculación asociada, por
ejemplo la jerarquía se fundamenta básicamente en la edad, género, experiencia, la
escolaridad y la posibilidad de servir sin remuneración, los problemas a resolverse son
mayoritariamente transgresiones comunitarias como domesticas, conflictos contra la
vida y la propiedad, que son resueltos dentro de la comunidad y que tienen como fin el
reinsertar al infractor a la comunidad y restablecer la armonía social.
82
El último censo nacional efectuado en 2010, la nacionalidad quichua representa el 85% del total de
habitantes indígenas, esta población se encuentra actualmente en las provincias de Chimborazo y Morona
Santiago.
83
Su concepto según el líder indígena Luis Macas es Sumak quiere decir plenitud, grandeza, lo justo
mientras que Kawsay significa vida en permanente realización dinámica y cambiante.
84
Pfr. Emiliano Borja Jiménez, “Derecho Penal y derecho indígena”, en Fernando Flores Giménez,
coordinador, Constitución y Pluralismo Jurídico, (Quito: Corporación Editora Nacional, 2004), 118.
70 Para resolver sus conflictos cada comunidad tiene su propia forma de
administrar justicia, la misma que puede dividirse según: el ámbito familiar, el de las
autoridades comunitarias y el de la asamblea comunal.
En el primero son protagonistas fundamentales los abuelos, los padres, los
parientes consanguíneos cercanos, los parientes afines, los padrinos y los vecinos. En el
segundo y tercero las autoridades tradicionales, las autoridades comunales, los
mediadores comunitarios y el conjunto de comuneros.85
Dentro de las comunidades quichuas, la familia constituye la base fundamental
para la resolución de conflictos, su consejo es básico para la resolución de conflictos
entre esposos, para ello se reúne a todos los parientes cercanos a una reunión social
donde se brinda comida y se discute abiertamente del problema y con los mayores de la
comunidad se trata de lograr una conciliación entre la pareja esta práctica ancestral
concluye con el abrazo entre los involucrados como señal de reconciliación y de paz.
La comunidad por otro lado, lleva a cabo un procedimiento que es establecido
por las autoridades competentes y que a su vez son compartidos por la comunidad ya
que se tratan de procedimientos ancestrales que con el paso del tiempo han ido
ampliándose de tal manera que se ha adecuado a la realidad social de la comunidad,
entendiéndose así que se trata de un derecho en constante evolución. Por tanto, en el
caso de problemas de peleas, robos, los involucrados se acercan ante la autoridad
competente que en este caso sería el secretario de disciplina o el síndico para poner una
denuncia.
En general, se lleva a cabo el siguiente procedimiento a fin de establecer la
culpabilidad o no del implicado:
Se estudia el caso y se elabora un oficio aceptando la demanda en la que
consta el lugar, la fecha, la hora, nombres de los involucrados y
descripción del problema. También se cita a la “otra” parte a la oficina
del cabildo, fijando fecha y hora. Los demandantes lo llevan a los
demás miembros del cabildo para que lo revisen y tengan conocimiento
de la denuncia. Si la falta es leve las demandas y su trámite se resuelve
durante los días a la semana señalados para el efecto, si la falta es grave
inmediatamente que es hecha la demanda.
Luego el secretario de disciplina envía la citación correspondiente, con
la firma del presidente y del secretario de disciplina y el sello del
cabildo, al representante del cabildo en el cual vive el demandado para
que proceda a su entrega. Este funcionario cumple el papel de “policía”
comunitario. Nunca se hace comparecer a ninguna de las partes
utilizando la violencia física, lo que se hace si no comparecen a la hora
85
Ibíd., 78.
71 y día señalados, es llamarlos por los altavoces de la plaza de la
comunidad y si entonces no acuden se envía una comisión del cabildo
para proceder a la detención del demandado y presentarlos ante las
autoridades comunitarias. En el caso de que la falta sea grave el
demandado es detenido y llevado al a cárcel de la comunidad hasta que
se considere y solucione el caso. 86
La solución de conflictos indígenas se sujeta a prácticas consuetudinarias,
distintas a las normas reconocidas por el derecho estatal, diferenciándose de su práctica
en la justicia estatal. Primero, en la identificación de conductas prohibidas; por ejemplo,
consideran como infracciones graves el adulterio y la brujería. Su finalidad y el carácter
de las sanciones son distintos, al igual que los órganos encargados de la solución de
conflictos y los procedimientos. Esto se debe a que en el mundo indígena no existe una
diferenciación específica entre lo jurídico y lo no jurídico, como tampoco de los
mecanismos especializados para cada ámbito.
Como lo explica el autor Fernando García, el apresamiento del infractor en estos
casos constituye un papel preventivo y extraordinario que sirve para dar cumplimiento a
lo dispuesto por los cabildos con la finalidad de “ablandar” al demandado y enfrentar el
conflicto, que reconozca su falta y acepte la sanción, la aplicación de la sanción
dispuesta en el fallo dependerá de la rapidez en la que lleguen a un acuerdo las partes
involucradas.87
Es a partir de esta cosmovisión que las comunidades quichuas han creado un
nuevo sistema de administración de justicia indígena, donde los seres humanos son un
complemento integrador con relación con la Pacchamama. Es por ello, que los
mecanismos de resolución de conflictos son mecanismos de supervivencia para estas
comunidades, toda vez que la intervención de la justicia estatal no responde los
requerimientos del grupo, y por tanto entran en acción mecanismos de apoyo y
solidaridad.
Las comunidades de los pueblos quichuas, al igual que en otras comunidades,
tienen su propio procedimiento que variara dependiendo de las circunstancias que se
86
Bernal, De la exclusión a la Participación, 79-80.
La Corte Constitucional Ecuatoriana en la sentencia No. 004-14-SCN-CC del caso Waorani, manifestó
respecto a la sanción de privación de la libertad como de ultima ratio dentro de la configuración del
derecho penal hacia los pueblos ancestrales, considerando una visión intercultural conforme lo determina
el art. 10 numeral 2. El alejar a los miembros de los pueblos no contactados o de reciente contacto a un
entorno social como los centros de rehabilitación social genera una afectación a su relación comunitaria,
al separarlos de su entorno social y colectivo, por tanto deben establecerse mecanismos de coordinación y
cooperación para emplear mecanismos disciplinarios acordes a la cosmovisión de estos pueblos.
87
72 presenten, sin que esto quiera decir que se trata de justicia por mano propia. Cada
procedimiento está previamente establecido, es conocido y aceptado por la comunidad
en base a sus propios usos y costumbres y, en el cual se garantiza en todo momento el
derecho a la defensa del infractor y el debido proceso para su juzgamiento.
2.3. Tipos de sanciones dentro de la nacionalidad quichua.
La comunidad quichua como otras comunidades tiene como mecanismo básico de
control social tres principios básicos de justicia: ama quilla (no ser ocioso), ama llulla
(no mentir) y ama shua (no robar), así como los reglamentos internos de cada
comunidad contemplados desde Ley de Organización y Régimen de las Comunas y el
Estatuto de las Comunidades Campesinas, expedida en 1937, y que continua rigiendo la
vida en comunidad.
Al igual que en la justicia ordinaria, existen sanciones que variaran según su
gravedad, misma que será tomada por la autoridad comunitaria competente después del
respectivo juzgamiento al infractor.
En el caso de las faltas leves o graves el consejo por parte de la
gente mayor siempre está presente. Las primeras incluyen
también sanciones económicas y materiales, tales como la
restitución de lo robado o el pago de los costos causados por las
lesiones físicas. La parte medular de las sanciones constituye el
compromiso moral de las partes para no volver a romper el
orden social y cultural, sin embargo, por petición de cualquiera
de ellas se acostumbra también firmar un acta de conciliación
cuya finalidad principal es servir de antecedente, para castigar
más severamente en el caso de reincidencia. También a petición
de las partes el proceso puede ser desarrollado a puerta cerrada,
pero generalmente es abierto al conjunto de la comunidad para
que la gente común conozca el procedimiento y los culpables
reciban la sanción del colectivo. 88
La justicia indígena tiene procedimientos propios que difieren de las leyes y
códigos existentes en el sistema positivo ordinario. Respetando las particularidades de
cada uno de los pueblos indígenas, en general los procedimientos utilizados por las
autoridades indígenas tiene las siguientes etapas: willachina (aviso o demanda),
tupuykuna (averiguar o investigar el problema), chimbapurana (confrontación entre el
acusado y el acusador), killpichirina (imposición de la sanción), paktachina (ejecución
88
Fernando García, “Formas indígenas de administración de justicia: tres estudios de caso de la
nacionalidad quichua de la Sierra y Amazonía Ecuatoriana”, en <http://www.alertanet.org/dc-ecufgarcia.htm> (fecha de consulta: 05 de junio del 2014).
73 de la sanción). Como podemos observar, al igual que en la justicia ordinaria, la justicia
indígena en general tiene su procedimiento propio que inicia por la comunicación a los
dirigentes del cabildo en forma oral la petición y concluye con el cumplimiento de las
sanciones impuestas por los dirigentes de la comunidad. Al final de este procedimiento,
y a través de las formas de sanción comunitaria, la Asamblea como un acto ritual “saca
la mala energía” causada por el agresor al cometer un delito. Y con ello vuelve la
armonía a la comunidad.
Acto posterior, y luego del respectivo juzgamiento se tomará por parte de la
autoridad competente la decisión correspondiente. Las sanciones variaran de acuerdo al
tipo de infracción cometida; por ejemplo, en el caso de violación hacia una mujer, la
sanción es pagar una cantidad determinada de dinero a la parte afectada. El pago lo
impone la asamblea de la comunidad.
En el caso del maltrato físico de los esposos a las esposas, el agresor recibe un
castigo físico y moral, en algunos casos las mismas mujeres perjudicadas hacen
mención en su demanda sobre el castigo que se debe dar al infractor, las sanciones
combinan castigos físicos con aportes económicos, a manera de indemnización.
Cuando no se cumpla con el pago de la multa económica las
autoridades comunitarias tienen mecanismos de control y
seguimiento, incluido la prisión o la retención de una prenda
material hasta que se efectúe el pago fijado. Cuando se trata de
deudas pendientes la sanción se lo resuelve con prisión
“preventiva”, la inasistencia a las mingas comunitarias por parte
de los comuneros también es sancionada por el reglamento
interno de la comunidad con multas económicas, la falta de
cumplimiento de los deberes y obligaciones por parte de las
autoridades comunales nominadas por el colectivo también
89
contempla sanciones drásticas y de desprestigio social.
Cuando se trata de faltas graves, como el robo, el abigeato o el asesinato, las
sanciones ameritan otro procedimiento. Se trata de procesos de administración donde
toda la comunidad juzga, incluidos las autoridades y el común de la gente, y constituyen
sucesos de especial transcendencia tanto comunal como intercomunal90.
Para la ejecución de las sanciones en estos casos no intervienen únicamente las
autoridades de la comunidad sino los familiares es decir los padres e incluso los
89
Pfr. Fernando García, “Formas de administrar justicia: Tres estudios de caso de la nacionalidad quichua
de la Sierra y la Amazonía ecuatoriana”, en < http://www.alertanet.org/dc-ecu-fgarcia.htm > (fecha de
consulta: 02 de enero del 2015).
90
Ibíd.
74 padrinos para aconsejar al infractor y luego sancionan dependiendo el caso con el látigo,
puede ir acompañado de baños de agua fría; otros casos se castiga con el fuete y baño de
ortiga.
Al existir un reglamento dentro de la comunidad, en caso de reincidencia y
después del respectivo estudio del caso se puede ser a disponer la expulsión temporal o
definitiva del infractor de la comunidad. Las sanciones impuestas tienen la finalidad de
corregir al infractor con la finalidad de que no vuelva a cometer los mismos delitos,
siendo así se entendería que se trata de una justicia equitativa para todos los miembros
de la comunidad, así regresa la armonía a la comunidad.
En ningún caso el infractor pierde su vínculo con la comunidad, por el contrario,
se rehabilita a fin de que vuelva el equilibrio natural dentro de la comunidad, teniendo
como núcleo fundamental a la familia, quienes servirán de ejemplo para el resto de la
comunidad. Por lo tanto, se tratan de sanciones rectificadoras y correctivas que buscan
limpiar al comunero ofensor y su posterior reivindicación.
Respecto a las sanciones aplicadas por las autoridades indígenas que muchas
veces implican castigos físicos, que han sido considerados por la justicia ordinaria como
tratos crueles, denigrantes o inhumanos, se ha afirmando que se trata de un atentado
contra los derechos humanos, esto, por cuanto en la Declaración de los Derechos
Humanos en su Art. 5 se establece que “nadie será sometido a torturas ni a penas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Además, la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles,
Inhumanas o Degradantes señala en su Art. 1 indica que la tortura es “todo acto por el
cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean
físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido,
o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras [. . .] No se considerarán torturas los
dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que
sean inherentes o incidentales a éstas.”
Sin embargo, para la cosmovisión indígena, como se ha analizado, no busca
castigar al miembro infractor como tal, sino sanarlo y para ello poseen procedimientos
propios y ancestrales a seguir. Para su análisis, al no existir pronunciamiento por parte
de la Corte Constitucional ecuatoriana me remitiré a lo manifestado por la Corte
Constitucional colombiana en su sentencia No. T001/12 respecto a la tortura señalando
75 que la intensidad de los dolores o sufrimientos provocados deben ser graves y crueles,
por tanto “la intensidad deberá ser analizada a la luz de las circunstancias del caso,
como la duración de la condena, sus efectos en la integridad física y la moral del
condenado, su sexo, edad o condiciones de salud, e incluso el contexto socio político en
el que se practica”.
Igualmente, la Corte Constitucional colombiana respecto a los “castigos físicos”
que mal vistos han sido por el sistema jurídico estatal, ha señalado que dichos castigos,
en la mayoría de casos constituyen mecanismos con una función de ritual que buscan la
sanación de la persona, con el objetivo de reintegrarla a la comunidad y, aunque es
indudable que cause dolor físico, no es su finalidad, pues se trata de elementos
utilizados por sus miembros a fin de purificar al individuo, esto, dependiendo de sus
costumbres. Por último, la sanción a imponerse puede tratarse de la aplicación del cepo,
látigo o los ortigazos a fin de reintegrarlo a la comunidad.
A pesar de ello, y del reconocimiento constitucional a este sistema de justicia no
se ha dejado de cuestionar fuertemente la legitimidad y la aplicación de los castigos
físicos en el sistema de derecho penal indígena. Lastimosamente quienes han
contribuido a que se generen este tipo de críticas han sido los medios de comunicación
quienes al informar desconocen del tema y se exceden al transmitir la información
desconociendo de la aplicación de estas sanciones y sus consecuencias para la
comunidad, circunstancia que fue tratada por la Corte Constitucional ecuatoriana en su
sentencia la Cocha.
Por tanto, los llamados castigos físicos no pueden ser considerado en ningún
caso como linchamiento, porque ello implicaría un juzgamiento sin procedimiento
previo que incluso puede llevar a la muerte a quien se lo aplique, situación que no se
presenta en la justicia indígena, ya que como se expuso anteriormente, en ella existen
procedimientos basados en sus costumbres y derecho propio que obedecen a su
cosmovisión y tal como lo dispone el Art. 9 del Convenio 169 de la OIT sobre los
pueblos indígenas señala que “en la medida en que ello sea compatible con el sistema
jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán
respetarse los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para
la represión de los delitos cometidos por sus miembros”, teniendo en cuenta el principio
de diversidad cultural, en virtud del cual se debe juzgar conforme la cosmovisión y
costumbres de la comunidad indígena.
76 De lo expuesto, los miembros de pueblos, nacionalidades y comunidades
indígenas deben conocer y juzgar todos los delitos que se cometan dentro de su
territorio, teniendo como límite los derechos humanos y haciendo uso de sus métodos
ancestrales de solución de conflictos sin que se considere en ningún caso tratos crueles,
inhumanos ni degradantes. Su conceptualización debe ser a la luz del pluralismo
jurídico y la interculturalidad reconocida constitucionalmente.
En caso de existir una limitación a la competencia de las autoridades indígenas
respecto a la materia, esta debería referirse a las infracciones que se cometan en contra
de la administración pública por la gravedad de la misma.
77 Capítulo tercero
Análisis de casos relacionados a los límites de la jurisdicción indígena respecto al
debido proceso.
3.1. Análisis de jurisprudencia constitucional ecuatoriana.
Dentro de la jurisprudencia ecuatoriana, analizaré el caso que ha constituido un
ejemplo del análisis del derecho indígena por parte de la justicia ordinaria y
constitucional, se trata del denominado caso La Cocha. Que se produjo en la comunidad
que lleva el mismo nombre, ubicada en la provincia de Cotopaxi. El caso gira en torno a
un delito de asesinato, que fue conocido y resuelto por las autoridades indígenas de
dicha comunidad y de conformidad con sus prácticas y derecho ancestral-propio. Sin
embargo de lo cual, el caso se volvió a ser conocido y resuelto, esta vez por jueces
pertenecientes a la justicia ordinaria, en el cual se inobservaron los métodos y
procedimientos establecidos por la comunidad.
Considero que lo resuelto por las autoridades indígenas se encuentra dentro de
los parámetros establecidos tanto en convenios e instrumentos internacionales como en
la Constitución ya que como lo manifiesta Ximena Ron: “la competencia de las
autoridades indígenas es personal, en tanto se aplica a los miembros de la comunidad
como autores o víctimas y, es territorial en tanto se aplica a los actos perpetrados en el
ámbito geográfico propio de la comunidad indígena” 91 y que se encuentra debidamente
garantizada por la Constitución de la República así como del Convenio 169 OIT en su
Art. 9 numeral primero y segundo al manifestarse que “las autoridades y los tribunales
llamados a pronunciarse sobre cuestiones penales deberán tener en cuenta las
costumbres de dichos pueblos en la materia”.
Siendo así, “las autoridades competentes de aplicar y ejecutar los derechos
indígenas son aquellas autoridades investidas de tal responsabilidad por la comunidad
de acuerdo con sus sistemas de organización social y política, en la mayoría de
comunidades indígenas del Ecuador, estas autoridades son […] “92 la Asamblea General
91
Ximena Patricia Ron Erráez, “El Control Constitucional de las decisiones jurisdiccionales indígenas en
Ecuador”, en < http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2957/1/T1050-MDE-Ron-Control.pdf>
(fecha de consulta: 06 de junio de 2014).
92
Lourdes Tibán Guala, Raúl Ilaquiche Licta, Jurisdicción Indígena en la Constitución Política del
Ecuador (Latacunga: Fundación Hanns Seidel, 2008), 40.
78 Comunitaria,93 integrado por un presidente, vicepresidente, secretario y síndico y, la
asamblea general, máxima autoridad de la comunidad, encargada de resolver los
conflictos más graves o tomar las decisiones trascendentales.94
El análisis posterior al que se hará referencia, recae sobre las actuaciones de la
administración de justicia ordinaria cuando criminalizan las actuaciones jurisdiccionales
de las autoridades indígenas, reconocidas en la Constitución de la República del
Ecuador, en el Convenio169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países
independientes y en la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas; y, cuando la justicia ordinaria, violando el principio de que nadie
puede ser juzgado dos veces por la misma causa y materia, inician juicios penales en
contra de las personas que ya fueron juzgadas por la jurisdicción indígena.
El resultado de esta obstaculización a la administración de justicia indígena no
permite su verdadero desarrollo conforme lo garantiza la Constitución de la República,
ya que se deslegitima a la administración de justicia indígena, al no aceptar y
comprender el verdadero alcance de sus decisiones.
Es así que la Corte Constitucional, como máximo organismo de control e
interpretación constitucional, debe interpretar los fallos de tal manera que se hagan
prevalecer los derechos de los pueblos comunidades y nacionalidades de los pueblos
indígenas al administrar justicia, en pos de la interpretación cultural de los derechos
humanos de sus miembros, debiendo conciliar las diferencias de la visión indígena y la
visión euro céntrica.
Al respecto, creo que se ha irrespetado y vulnerado los derechos de la
comunidad de La Cocha, vulnerándose el marco jurídico constitucional e internacional
que reconoce el derecho a poseer y ejercitar un sistema jurídico propio. Esta
93
La Corte Constitucional Ecuatoriana en la sentencia No. 113-14-SEP-CC del caso la Cocha, determina
la competencia de la Asamblea General Comunitaria del pueblo Kiwcha de Panzaleo siendo esta la única
que puede conocer los conflictos internos en sus territorios, al ser el máximo órgano para la resolución de
conflictos dentro de la comunidad.
94
Estas resoluciones por norma constitucional tienen el mismo carácter jurídico y fuerza vinculante que
las sentencias expedidas por autoridades jurisdiccionales estatales. Por tanto, sin que se necesite
ratificación del sistema judicial estatal, las decisiones jurisdiccionales indígenas surten el efecto de cosa
juzgada per se, debiendo ser obedecidas por las partes involucradas, consideradas por la comunidad y
respetadas por las autoridades y las instituciones del Estado. El carácter vinculante de las resoluciones
jurisdiccionales indígenas impide que una vez emitidas sean nuevamente conocidas por cualquier otra
autoridad indígena o estatal, en atención al principio de prohibición de doble juzgamiento (non bis in
idem), excepto por parte de la Corte Constitucional en la sustanciación de la acción de control
constitucional de decisiones jurisdiccionales indígenas, en cuyo caso la autoridad constitucional está
facultada para revisar el apego de la resolución ancestral a las normas constitucionales y los derechos
humanos reconocidos en instrumentos internacionales.
79 circunstancia no se ha visto cristalizada en la sentencia dictada por la Corte
Constitucional ecuatoriana, ya que pese a que la Corte Constitucional ecuatoriana
determinó que las decisiones de la Comunidad La Cocha respetaron la Constitución
aplicando las sanciones previstas en su propio derecho, siendo conocidas y respetadas
por toda la Comunidad y que tiene autonomía jurisdiccional, se establecieron una serie
de restricciones inconstitucionales a los sistemas jurídicos indígenas como el hecho de
no poder juzgar delitos graves, desconociendo que los pueblos indígenas tienen igual
potestad para sancionar que las autoridades ordinarias ya que al resolver un conflicto
aplican su propio derecho en su territorio y son autoridades en los mismos; protegen y
tutelan el derecho a la vida pese a lo manifestado por la Corte Constitucional.
3.1.1. Caso la Cocha 1.
Como se manifestó en líneas anteriores, uno de los casos emblemáticos de la
justicia ordinaria y constitucional de nuestro país, lo constituye el denominado caso La
Cocha 1, en el donde se pone en manifiesto la realidad en que viven las comunidades,
pueblos y comunidades indígenas, objeto de subordinación y anulación de su
administración de justicia, cuando la justicia ordinaria desconoce lo actuado y decidido
por el tribunal de la comunidad.
Al momento en que se suscito el caso no existía desarrollo legal de la norma
aplicable para la justicia indígena, ni ley que tipificara la muerte dentro de una
comunidad. Sin embargo, la justicia ordinaria lo calificó como delito de asesinato
conforme lo establecido por el anterior Art. 450 del Código Penal actual Art. 140 del
Código Orgánico Integral Penal. No se consideraron las circunstancias que rodeaban al
caso, desconociendo de esta forma que el incidente o delito se originó dentro de una
comunidad indígena con facultad para resolver y hacer ejecutar lo resuelto.
Este caso acaeció en Quilapungo, sector de la Cocha el 21 de abril del
2002, después de una fiesta de bautizo tres comuneros de Guantopolo
en estado de embriaguez discutieron con otro miembro de la
comunidad, propiciándole varios golpes que le causaron la muerte dos
días después del ataque. Ante este asunto de extrema gravedad y por
pedido de los familiares de los infractores, las autoridades de la Cocha
convocaron a una asamblea general para juzgar la tristeza o llaki
termino quichua para nombrar a la infracción. La asamblea general
resolvió tres tipos de sanciones para los involucrados: 1) El pago de
USD 6,000 como compensación a la viuda embarazada y a sus cuatro
hijos menores; 2) un castigo físico ritual, también denominado timurina,
que consistió en pedir disculpas a la comunidad mostrando los objetos
que causaron la muerte del comunero-una roca, un tubo y un
80 destornillador-, caminar descalzos llevando piedras a sus espaldas,
recibir latigazos aplicados por las autoridades de los 13 cabildos
vecinos, purificación con un baño medicinal que incluyó la ortiga y
agua helada, expulsión de la comunidad durante dos años; y, 3) un
acuerdo económico entre los malhechores y la familia del difunto a fin
de prodigarles asistencia. 95
Pese al juzgamiento legítimo por parte de las autoridades competentes indígenas,
la justicia ordinaria consideró que al ser el caso de esta magnitud, debería ser aquella la
competente para juzgarlo; por ello, el Fiscal de Cotopaxi avocó competencia e inicio la
instrucción fiscal en donde se dictó la prisión preventiva de los tres implicados en el
asesinato, desconociendo de esta forma, la decisión tomada por el tribunal indígena y
contraviniendo las normas constitucionales, así como el convenio 169 de la OIT.
La etapa de juicio fue sustanciada por el juez penal de Cotopaxi, Carlos Poveda
Moreno96, quien declinó su competencia en favor de la justicia indígena y reconoció su
valor constitucional, por tanto manifestó su imposibilidad de juzgar por segunda vez un
caso que ya fue juzgado.
Se dictaminó la nulidad de todo lo actuado por el fiscal, en virtud de
que las acciones conocidas fueron juzgadas de conformidad a lo que
dispone el artículo 191 inciso cuarto de la Constitución Política del
Ecuador y tomado en cuenta lo establecido en el Convenio Nº 169 de la
OIT. 97
El fiscal apeló esta decisión y mediante una nueva resolución, emitida por el
tribunal penal de la Corte Superior de Justicia de la Latacunga se determinó que la
justicia indígena no tenía competencia para juzgar este delito por su gravedad.
Desconociéndose así, la facultad jurisdiccional que tienen las autoridades indígenas para
dictar sus sentencias en base de sus propios usos y costumbres, conforme lo establecido
en el artículo 171 de la Constitución de la República, donde se prohíbe el doble
juzgamiento por un mismo acto. En dicha resolución y respecto al principio Non Bis In
Idem se manifestó:
95
Ximena Patricia Ron Erráez, “El Control Constitucional de las decisiones jurisdiccionales indígenas en
Ecuador”, en < http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2957/1/T1050-MDE-Ron-Control.pdf>
(fecha de consulta: 30 de junio del 2014).
96
En este caso el doctor Carlos Poveda aplicó de manera directa la Constitución de 1998 que señalan la
actividad sobre la jurisdicción indígena, en su Art. 1 que determina la pluralidad del Estado ecuatoriano,
Art. 163 del mismo cuerpo legal, esto en relación con el Convenio 169 de la OIT en sus Arts. 8, 9, 10, 11
y 12.
97
Marcelo Bonilla Urvina, “Pluralismo Jurídico en el Ecuador: Hegemonía Estatal y lucha por el
reconocimiento de la justicia indígena”, en <http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/8/3640/5.pdf> (fecha
de consulta: 02 de julio del 2014).
81 […] competente únicamente a la Corte de Justicia en el ámbito
de justicia del haber penal, derecho sustentado y galardonado en
el conocimiento, en el honor y la justicia sin tramas ni delirios
empíricos. Non bis in ídem es un mero lirismo desvanecido por
las constancias incontrastables esgrimidas. Tanto en derecho de
la prueba material, es obradamente contra natura permitir la
vigencia de tribunales o juzgados empíricos proclives al
quebrantamiento de la Ley. 98
Como se colige del texto citado, el fiscal que sustentó la causa desconoce el
principio esencial de la jurisdicción, esto es, la facultad de administrar justicia y lo
establecido en el Art. 28 del Código Orgánico de la Función Judicial, que implica la
potestad pública de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en una materia determinada,
potestad que corresponde a los tribunales y jueces establecidos por las leyes, esto, en
razón del principio de unidad jurisdiccional. Con este antecedente y en concordancia
con el Art. 343 del mentado cuerpo de leyes y desde la perspectiva del pluralismo
jurídico, esta potestad de administrar justicia también se otorga y reconoce a las
autoridades de los pueblos y comunidades indígenas, en ejercicio de su principio de
autonomía comunitaria en apego a su derecho consuetudinario, usos y costumbres, que
están garantizados tanto por normas constitucionales como por los convenios y tratados
internacionales.
Tal como se encuentra establecido por el Código Orgánico de la Función
Judicial y en concordancia con lo dispuesto en la Constitución de la Republica y
convenios internacionales, se reconoce y garantiza a los pueblos y comunidades, la
misma potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado que en la justicia ordinaria pero en
ejercicio de su autonomía comunitaria. Esta competencia se encuentra limitada
únicamente por el territorio.
Para la justicia ordinaria, la potestad pública de administrar justicia es
excluyente cuando se trata de temas relacionados con el derecho a la vida. De esta
forma esta exclusión lleva a consolidar el poder de los funcionarios de la justicia
ordinaria a través de sus actos y resoluciones, negando el principio de
autodeterminación e interculturalidad, entorpeciendo la existencia de un sistema de
administración de justicia diferente y garantizada en la Constitución de la República. Se
trata en consecuencia, de una prolongación de la dominación por parte del poder estatal
98
Ibíd.
82 que vulnera las condiciones de equidad e igualdad de los pueblos y comunidades
indígenas.
No se puede desconocer la legitimidad de la justicia indígena cuyo
reconocimiento ha ido evolucionando desde la Constitución Política de 1998 hasta la
Constitución del 2008. Pese a que sus autoridades no son elegidas por el Estado, en
ejercicio de su autonomía, que la propia Constitución de la República le otorga, es la
misma comunidad la que las nombra para que administren justicia en base a sus normas
y procedimiento propios y decidan sobre los asuntos internos puestos a su
conocimiento, siendo la costumbre ancestral de estos pueblos y comunidades, la fuente
primigenia para resolver dichos conflictos.
Por otro lado, hay que manifestar que para lograr el cabal cumplimiento de los
derechos de los pueblos y comunidades indígenas, la Corte Constitucional será el
órgano encargado de impulsar y garantizar su desarrollo, intentando la creación de
mecanismos de compatibilidad y coordinación con la justicia ordinaria, en pos de lograr
un eficaz acceso a la administración de justicia donde la justicia estatal no ha tenido la
eficacia suficiente para garantizar los derechos de las comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas, sin desconocer su jurisdicción especial que le concede la
potestad para resolver sobre hechos que se susciten dentro de su territorio, sean estos
tipificados o no, por el sistema de justicia ordinario, toda vez que se trata de un derecho
propio que se rige por el principio de autodeterminación de los pueblos indígenas sin
ley estatal que la limite ilegítimamente.
3.1.2. Caso La Cocha 2.
El caso La Cocha 2, gira en torno a la competencia material de la jurisdicción
indígena y la supuesta violación de derechos humanos por parte de las autoridades de la
comunidad. El asesinato cometido en contra de Marco Antonio Olivo Pallo, el Art. 17
del Código Orgánico Integral Penal considera como “infracciones penales “las
tipificadas en este Código. Las acciones u omisiones punibles, las penas o
procedimientos penales previstos en otras normas jurídicas no tendrán validez jurídica
alguna, salvo en materia de niñez y adolescencia”. En el presente caso se calificó como
delito de asesinato como se define en el Art. 140 del mismo cuerpo legal.
A modo de resumen, el 10 de mayo del 2010, en la comunidad la Cocha de la
parroquia Zumbahua del cantón Pujilí, provincia de Cotopaxi ocurre la muerte de Marco
83 Olivo Pallo, quien en circunstancias todavía no establecidas dentro del proceso penal
llevado a cabo, apareció estrangulado en las verjas de la plaza pública de Zumbahua
después de una fiesta de matrimonio. Inmediatamente se inició una investigación por
parte de los comuneros y autoridades de la comunidad.
En fecha 16 de mayo del 2010 se instaló la asamblea con las autoridades
indígenas competentes, quienes resolvieron aplicar la sanción respectiva a los cinco
acusados conforme sus propios procedimientos internos, a esta asamblea asistieron
además la presidenta del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi, Dioselinda
Iza y el Fiscal de Asuntos Indígenas, Vicente Tibán, y el Jefe Político de la parroquia.
En la asamblea se resolvió que los acusados recibirían las sanciones del baño en
agua helada, recibir latigazos, ser ortigados y pagar una indemnización de 5000 dólares
a la familia del joven fallecido. La reunión tuvo lugar en el Cabildo, en la cual el
acusado principal firmaría un acta de compromiso para rehabilitarse y luego pasar al
poder de sus padres para que en los próximos cinco años realice servicio comunitario. 99
De esta manera se realizó el procesamiento de los acusados, todos miembros de
la comunidad de la Cocha, y en la aplicación de la justicia indígena reconocida en la
legislación nacional como en tratados internacionales. El viernes 28 de mayo del 2010
el juez primero de lo penal Iván Fabara emite orden de prisión preventiva contra los
cinco acusados de este delito, a petición del Fiscal Roberto Guzmán, por lo que fueron
llevados a la Cárcel No. 4.
Posteriormente, el juez primero de Garantías Penales de Cotopaxi dictó el auto
de llamamiento a juicio en contra de los procesados, elevando el mismo a consulta a la
Corte Constitucional, al mismo tiempo los procesados presentaron escritos en los que se
indicaron que ya habían sido juzgados por la justicia indígena y que no sería procedente
un nuevo juzgamiento por parte de la justicia ordinaria ya que se violarían los derechos
humanos de los mismos, en aplicación del principio Non bis In Idem. Recién en fecha
13 de mayo del 2011 salieron en libertad después de permanecer en prisión un año sin
sentencia.
Con estos antecedentes, los miembros de la comunidad plantearon una acción
extraordinaria de protección a la Corte Constitucional, solicitando a ésta que interprete y
99
Pfr. Daniela Flores, “La Justicia Indígena y sus conflictos con el derecho ordinario”, en
<http://www.inredh.org/index.php?option=com_content&view=article&id=422%3Ala-justicia-indigenay-sus-conflictos-con-el-derecho-ordinario&Itemid=57> (fecha de consulta: 30 de junio del 2014).
84 se pronuncie respecto a la competencia de las autoridades indígenas y que se determine
si la justicia ordinaria puede influir en la justicia indígena como lo ha hecho en contra
de lo dispuesto en la Carta Magna.
Conforme lo establece el Art. 436 numeral 1 de la Constitución de la República,
se delimitan las funciones y competencias de la Corte Constitucional: “La Corte
Constitucional ejercerá, además de las que le confiera la ley, las siguientes atribuciones:
1. Ser la máxima instancia de interpretación de la Constitución, de los tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado ecuatoriano, a través de
sus dictámenes y sentencias. Sus decisiones tendrán carácter vinculante.”; de lo que
podemos deducir que no existe límite a la capacidad interpretativa de la Corte
Constitucional y sus decisiones no podrán ser revisadas por ningún otro organismo, al
encontrarnos dentro de un sistema de garantías y de control de constitucionalidad.
Al respecto Ramiro Ávila indica “de lo anterior, se deduce que respecto del nivel
de instrumentalidad del derecho/garantía en el texto constitucional es posible ampliar la
competencia aun cuando no esté en él explicitada lo cual vuelve a toda competencia
jurisdiccional en un Estado constitucional en un mecanismo flexible, el cual puede ser
ampliado por los poderes constitucionales en la medida que se garantice la tutela
integral efectiva de los derechos.”100
Al ser así, la intromisión de las autoridades de la administración de justicia
ordinarias en las decisiones de las autoridades de la justicia indígena, constituye un acto
que violenta los derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas a
aplicar su justicia, reconocida en los Art. 57.7, 171 de la Constitución de la República,
además de violar el art. 345 del Código Orgánico de la Función Judicial que señala
expresamente que las causas sometidas previamente a las autoridades indígenas no
pueden ser conocidas por la justicia ordinaria.
Se desconocen además los artículos 8, 9, 10, 11 y 12 del Convenio 169 de la
OIT, y los artículos 3, 4, 5, y 34 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas. Los cuales señalan la facultad que tienen las
colectividades indígenas de aplicar las prácticas y tradiciones propias y sus sistemas
jurídicos para la conservación y preservación de su cultura.
100
Ramiro Ávila, “Nuevas instituciones del Derecho Constitucional Ecuatoriano”,
<http://www.inredh.org/archivos/pdf/constitucion_final.pdf>, (fecha de consulta: 13 de enero de 2015).
85 Por lo tanto, se viola el principio non bis in ídem reconocido por nuestra
Constitución que determina que nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa,
como se dispone en Art. 76. 7 literal i que expresamente señala: “Nadie podrá ser
juzgado más de una vez por la misma causa y materia. Los casos resueltos por la
jurisdicción indígena deberán ser considerados para este efecto”. Este principio
constituye un aspecto fundamental dentro de un estado de derechos y justicia ya que
garantiza los derechos de las partes a través de la seguridad jurídica de sus actuaciones,
siendo su aplicación directa e inmediata.
De lo expuesto, salen a la luz algunas preguntas que deben ser resueltas: 1) los
miembros de las comunidades indígenas deben someterse a su jurisdicción indígena o a
su propia voluntad, 2) debían o no las autoridades estatales interferir en la justicia
indígena, 3) las sanciones impuestas constituyen o no una violación a los derechos
humanos de los involucrados, 4) se debe limitar o no el derecho a la jurisdicción
indígena.
Los argumentos que tuvieron los procesados fue que se vulnero su integridad
física y el debido proceso por no haber existido un juzgamiento público y por no contar
con abogado defensor al momento de ser juzgado por el cabildo; sin embargo,
argumento no responde a una cosmovisión indígena sino a una lógica occidental como
lo establece el Art. 327 del Código Orgánico de la Función Judicial:
“En todo proceso judicial necesariamente intervendrá un
abogado en patrocinio de las partes excepto en los procesos
constitucionales y en los que se sustancien ante las juezas y
jueces de paz, sin perjuicio del derecho a la autodefensa
contemplado en el Código de Procedimiento Penal. Quienes se
hallen en incapacidad económica para contratar los servicios de
un abogado tendrán derecho a ser patrocinado por los
defensores públicos”
En el caso de juzgamiento por autoridades propias de su comunidad y, al gozare
estas de una jurisdicción especial, deberá respetarse el procedimiento interno dispuesto
dentro de la comunidad en el caso concreto. Al respecto la Corte Constitucional
colombiana ha señalado en sentencia T-866/13 que “los derechos de las comunidades
indígenas pueden ser defendidos por sus dirigentes o sus miembros, pues estos gozan de
legitimidad para reclamar en sede de tutela la protección de los derechos fundamentales
de los cuales goza su comunidad. Así mismo ha admitido que pueden hacerlo las
86 organizaciones creadas para la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y la
Defensoría del Pueblo”,
Por ello, si no existe un juzgamiento previo de la comunidad y el miembro
infracto solicita ser juzgado por la justicia ordinaria en pos de su derecho de jurisdicción
voluntaria, este tiene derecho a un abogado patrocinador que defienda sus intereses
cumpliendo lo dispuesto en el Art. 344 del Código Orgánico de la Función Judicial
literal b):
“La actuación y decisiones de los jueces y juezas, fiscales,
defensores y otros servidores judiciales, policías y demás
funcionarias y funcionarios públicos, observarán en los
procesos los siguientes principios: b) Igualdad.- La autoridad
tomará las medidas necesarias para garantizar la comprensión
de las normas, procedimientos, y consecuencias jurídicas de lo
decidido en el proceso en el que intervengan personas y
colectividades indígenas […].”
Así, de haber sido juzgado como miembro de la comunidad de forma voluntaria,
debe acatar las normas dispuestas para el efecto y considerando que es miembro de la
comunidad se aplica la justicia indígena, donde el acusado tiene la facultad de ser él
mismo quien ratifique o refute el testimonio de quien lo acusa y explique a la autoridad
su propia versión de los hechos, a fin de garantizar el principio Non Bis In Idem.
Del segundo argumento se desprende que al tener sus propias formas de
organización social, jurídica y política, la autoridades indígenas tienen la facultad de
ejercer jurisdicción dentro de su territorio rigiéndose por sus propias normas y
costumbres, capacidad otorgada por el mismo Estado. Por tanto, en el caso analizado,
las autoridades tomaron una decisión jurisdiccional fundamentada en la Constitución de
la República y Convenio 169 de la OIT, dictando resoluciones que tienen el mismo
valor jurídico que el ámbito de la justicia ordinaria. Incluso, podría afirmarse que es
obligación de las autoridades indígenas prestar este servicio a la comunidad base de su
derecho de autodeterminación, sin que exista interferencia de la justicia estatal.
Respecto al tercer punto Esther Sánchez manifiesta que:
[…] el concepto de sanción para el mundo indígena implica la
imposición de mecanismos energéticos para restablecer las
condiciones de existencia individual y social, debido a que el
sujeto transgresor está enfermo. Para promover la curación del
enfermo, las autoridades utilizan dos medidas: 1) afectar el
cuerpo del individuo, mediante sanciones como baño de agua
fría o tocar el cuerpo con ortiga; y, 2) acciones de control social
en las que la comunidad supervisa la sanación. En
87 consecuencia, a pesar de que estos actos pueden causar dolor,
este solo es provocado para lograr la sanación del sujeto
enfermo o transgresor, por lo tanto las sanciones aplicadas por
la justicia indígena no violan derechos humanos, salvo que se
examine a estas sanciones desde los conceptos del Derecho
Positivo.
Por lo tanto, las autoridades indígenas que juzgaron este caso lo hicieron en
ejercicio del mismo poder jurisdiccional des que están investidas las autoridades de
justicia ordinaria pero en apego a sus costumbres, tradiciones ancestrales y derecho
propio y, por supuesto, dentro de su ámbito territorial.
Para el tercer argumento, no puede manifestarse que existió el delito de
secuestro o plagio por parte de las autoridades indígenas, debido a que la actuación de
las autoridades de la comunidad no encaja con el tipo penal de secuestro configurado en
el Art. 161 del Código Orgánico Integral Penal, que identifica al secuestro como: “la
persona que prive de la libertad, retenga, oculte, arrebate o traslade a lugar distinto a una
o más personas, en contra de su voluntad, será sancionada con pena privativa de libertad
de cinco a siete años”.
De tal forma que no existiría la comisión de delito de secuestro por parte de las
autoridades indígenas ya que para que la justicia indígena se active, se requiere del
consentimiento o voluntad de los implicados.
Para evitar estos tipos de conflictos entre la justicia ordinaria e indígena sería
procedente limitar legítimamente la competencia de las autoridades indígenas sin que se
vulnere sus costumbres ancestrales. Asimismo considero que la Corte Constitucional
ecuatoriana en la sentencia del caso La Cocha , huye de su deber constitucional de
indicar con claridad cuál es el alcance de la jurisdicción indígena, y si dentro de estas
prácticas ancestrales se garantiza o no el derecho fundamental de debido proceso.
El doctor Ramiro Ávila Santamaría, recogiendo algunos conceptos manifiesta:
“en estos casos se demuestran que para los indígenas todo hecho, por grave que fuere,
tiene una solución. Para la justicia penal hay casos, como la muerte, que no tiene
solución y por lo tanto procede la cárcel. No permitir juzgar estos problemas sería no
solo usurpar el conflicto a las víctimas sino también usurpar el conflicto a las
88 comunidades. Los pueblos indígenas tienen, pues, derecho a aplicar justicia en todas las
materias”.101
Aunque la Corte Constitucional ecuatoriana dictó la sentencia en el caso La
Cocha, en la que reconoce parcialmente la justicia indígena en el Ecuador no ha
garantizado eficazmente los derechos de dichos pueblos y comunidades restringiendo,
de esta manera, las competencias de los sistemas jurídicos indígenas. En definitiva se ha
transgredido el pleno reconocimiento de los sus derechos ancestrales en el marco de un
pluralismo jurídico igualitario, consagrados en la Constitución de la República así como
en los convenios e instrumentos internacionales sobre la materia.
3.2. Análisis del pronunciamiento de la Corte Constitucional en caso penal de
administración de justicia indígena y reglas jurisprudenciales.
Los denominados casos La Cocha 1 y 2 son de trascendental importancia dentro
del tratamiento que la justicia ordinaria y constitucional le ha otorgado, toda vez que en
dicho caso se procedió al juzgamiento de personas indígenas por delitos de homicidio y
asesinato al interior de su comunidad. Esto motivó que los citados casos sean conocidos,
en última instancia, por la justicia constitucional, a fin de que se pronuncie al respecto, y
defina el alcance y límites de la administración de justicia indígena; siendo el primer
caso el que parte del análisis de las normas constitucionales y convencionales, en
relación al otorgamiento de jurisdicción y competencia a las autoridades indígenas para
la solución de los conflictos que se generen en el interior de sus comunidades.
En el denominado caso La Cocha 2, pese a lo decidido en asamblea general, el
análisis de la justicia ordinaria fue que se configuró el delito de asesinato que se
encuentra tipificado y sancionado por el Art. 140 del Código Orgánico Integral Penal
reprimido con pena privativa de la libertad de 22 a 26 años, al tratarse de un homicidio
que cumplía con algunas de las circunstancias atenuantes a las que se refería mentado
artículo. Los antecedentes del caso se suscitaron el 9 de mayo de 2010, cuando Marco
Antonio Olivo Pallo es encontrado muerto, acto en el cual cinco jóvenes se encontraron
involucrados.
101
Ramiro Ávila Santamaría, “La prisión como problema global y la justicia indígena como alternativa
local.
Estudio
de
caso.”,
en
<http://www.uasb.edu.ec/UserFiles/391/File/Paper%20Spondylus%20112/RamiroAvila%20%5BLa_prisi
on%5D.pdf> (Fecha de consulta: 10 de enero de 2015)
89 Apenas se conoció la noticia, las autoridades de la comunidad indígena de
Guantopolo, decidieron, conjuntamente con los familiares de los acusados y con
consentimiento de los mismos, entregarlos al Cabildo de la comunidad La Cocha para
que sea esta autoridad quien los juzgue, esto, en apego a lo dispuesto en la Constitución
de la República y en el artículo 343 del Código Orgánico de la Función Judicial y 1, 9 y
10 del Convenio 169 de la OIT. Finalmente en aplicación de sus normas ancestrales, las
autoridades indígenas de la comunidad conocieron el caso, a petición de las partes
involucradas, y determinaron la culpabilidad de los implicados e impusieron las
sanciones respectivas.
Con posterioridad, los cinco jóvenes manifestaron que se habían vulnerado sus
derechos establecidos en los Artículos 66 numeral 3 literales a y e, 76 numeral 7,
literales a, b, e y g, 77, 83 numeral 2, y 426 de la Constitución, 5 y 8 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, por tanto, trataron de desconocer y deslegitimar
las decisiones tomadas por las autoridades indígenas. Sin embargo, hay que recalcar que
la administración de justicia indígena debe ser entendida y reconocida desde la corriente
del pluralismo jurídico, donde se reconozca la interculturalidad y en consecuencia, se
respete y garantice el pleno ejercicio de su jurisdicción que, en ningún momento como
hemos visto, es contraria a la Constitución o tratados internacionales.
Este concepto de pluralidad, reconocido constitucional e internacionalmente
abarca la existencia de diversos sistemas normativos dentro de un mismo espacio
geopolítico. Si nos remitimos al artículo 1 de la Constitución de la República
encontraremos una referencia implícita, al reconocer la plurinacionalidad e
interculturalidad como características del Estado ecuatoriano, lo que implica el
reconocimiento y garantía de sus procedimientos otorgándoles iguales derechos y
garantías para su pleno desarrollo y vigencia, en tanto que no vulneren normas
constitucionales ni instrumentos internacionales sobre derechos humanos.
Continuando con el análisis, en fecha 8 de junio del 2010, el hermano de la
víctima presenta una acción extraordinaria de protección, basándose en que del acta de
resolución emitida por las autoridades indígenas de la comunidad La Cocha, donde se
estableció la culpabilidad de los acusados respecto del asesinato de su hermano, tuvo
origen en una solicitud fundamentada en los Arts. 171 de la Constitución de la
República y 343 del Código Orgánico de la Función Judicial. Manifiesta además que
90 existió intervención por parte de la justicia ordinaria sin respeto de las normas
constitucionales y legales que no aceptaron lo resuelto por la jurisdicción indígena.
De lo manifestado por el legitimado activo, se solicita a la Corte Constitucional
que determine:
a. Si las autoridades indígenas de La Cocha, al momento de
ejercer funciones jurisdiccionales, en este caso concreto, podían
o no solucionar el asesinato y muerte de Marco Antonio Olivo
Palio, ocurrido en el territorio indígena de la parroquia de
Zumbahua.
b. Si la resolución de las autoridades de la comunidad de La
Cocha se apega o no al mandato constitucional del artículo 1 7
1 y artículo 343 del Código Orgánico de la Función Judicial.
c. Si las sanciones impuestas a los cinco involucrados
constituyen o no violación de los derechos humanos
fundamentales y si estos son actos de salvajismo, barbarie y
primitivismo, como varias autoridades del Estado han
sostenido.
d. Si las autoridades indígenas que actuaron ejerciendo
jurisdicción y competencia indígena, y en apego al debido
proceso, cometieron el delito de secuestro o plagio.
e. Los miembros de las comunidades indígenas deben o no
someterse a la jurisdicción indígena o es voluntad de las partes.
Una vez que el caso estaba en conocimiento de la jurisdicción y
competencia de las autoridades indígenas, debía o no ser
interferido por las autoridades de la justicia ordinaria. Que se
disponga cuáles son las formas de coordinación y cooperación
que deben tener entre las autoridades de los dos sistemas
jurídicos, para lograr la eficacia y armonía entre sí.
g. Si es procedente o no que los jóvenes indígenas involucrados
en la muerte del señor Marco Antonio Olivo Palio, que ya
fueron juzgados por la justicia indígena, estén encarcelados y
con procesos de doble juzgamiento, bajo órdenes de la justicia
ordinaria.
h. En caso de observar excesos en la aplicación de la
jurisdicción indígena, cuáles son los mínimos jurídicos que las
autoridades indígenas deben observar, y
1. Sírvase resolver si las autoridades de la Corte Nacional de
Justicia pueden interpretar y limitar el derecho a la jurisdicción
indígena y el derecho al debido proceso estatuido en la
Constitución. 102
Después de definir su competencia la Constitucional delimita los problemas
jurídicos a resolver:
102
Res. No. 113-14-SEP-CC de 30 de julio del 2014, Corte Constitucional del Ecuador, caso No. 073110-EP
caso
La
Cocha
(juez
ponente:
Patricio
Pazmiño),
en
https://www.corteconstitucional.gob.ec/images/stories/pdfs/Sentencias/0731-10-EP.pdf (31 de julio del
2014), 4-5.
91 l. ¿Las autoridades indígenas adoptaron decisiones bajo
competencias habilitadas, aplicando procedimientos propios,
dentro de los parámetros constitucionales y de la protección de
derechos humanos reconocidos por las convenciones
internacionales?
2. ¿Las instituciones y autoridades públicas respetaron a la
comunidad indígena implicada en el proceso de juzgamiento en
examen, en especial, las decisiones de la justicia indígena?.103
Con fecha 30 de julio del 2014, la Corte Constitucional dicta sentencia respecto
a la acción extraordinaria de protección signada con el código 0731-10-EP caso
conocido como “La Cocha”, con un voto salvado del Dr. Fabián Jaramillo, se resolvió:
“Que no se han vulnerado derechos constitucionales, tanto en el
ejercicio de la administración de justicia indígena por parte de
la Asamblea General Comunitaria de La Cocha, como tampoco
por parte del Ministerio Público y la judicatura penal ordinaria.
Que la Asamblea General Comunitaria del pueblo kichwa
Panzaleo es la autoridad de justicia indígena habilitada y
competente para resolver los conflictos internos en sus
territorios.
Que la Asamblea General Comunitaria del pueblo kichwa
Panzaleo, cuando conoció este caso de muerte, no resolvió
respecto de la protección del bien jurídico vida como fin en sí
mismo, sino en función de los efectos sociales y culturales que
esa muerte provocó en la comunidad, mientras que por su lado,
el ministerio público y la justicia penal ordinaria actuaron bajo
la obligación constitucional y legal de investigar y juzgar,
respectivamente, la responsabilidad individual de los presuntos
implicados en la muerte, por lo que esta Corte declara que no se
ha configurado el non bis in idem o doble juzgamiento.”104
Así mismo, se establecieron normas de aplicación obligatoria para los diferentes
medios de comunicación públicos, privados y comunitarios, indicando que es
obligación de todo medio de comunicación que para la difusión de casos de justicia
indígena, previamente se obtenga autorización de las autoridades indígenas concernidas
y, comunicar los hechos asegurando la veracidad y contextualización, reportando de
manera integral los procesos de resolución de conflictos internos y no solo los actos de
sanción.105
103
Ibíd., 11-12.
Ibíd. 34-35.
105
Ibíd.
104
92 Soy del criterio de que esta obligatoriedad de requerir autorización para difundir
la noticia, coarta de manera muy invasiva el derecho de información de la ciudadanía.
Lo que debería propenderse es que la difusión de la información sea contextualizada
dentro del pluralismo y la interculturalidad, para ello es necesario que los
comunicadores tengan elementales conocimientos de cosmovisiones y cosmovivencias
de los pueblos indígenas para evitar sensacionalismo y confusiones entre la justicia
indígena.
De la decisión tomada por la Corte Constitucional, al amparo del Artículo 171
del texto constitucional, podemos determinar que ya existe un límite constitucional al
ejercicio de funciones de las autoridades de los pueblos, comunidades y nacionalidades
de los pueblos indígenas cuando se establece que estos podrán resolver todos los
conflictos internos que se susciten dentro de su territorio en relación con lo dispuesto en
el Convenio 169 de OIT que dispone que deben respetarse los métodos utilizados "para
la represión de los delitos cometidos por sus miembros", por tanto al existir un límite no
sería constitucional imponer ningún tipo de regulación.
Del estudio del caso concreto y de los peritajes técnicos obtenidos, esta
Corte encuentra que el sistema de justicia en el pueblo Kichwa
Panzaleo, al cual pertenece la comunidad de La Cocha, cuenta con los
siguientes elementos que deben ser resaltados: a) Un conjunto de
autoridades propias, socialmente reconocidas; b) Reglas de conducta
que exteriorizan valores perfectamente identificables por todos los
miembros de la comunidad; e) Existencia de una costumbre tradicional
de resolver los conflictos internos a través de un procedimiento
reconocible por todos los miembros de la comunidad; y, d) Medidas
correctivas o "sanciones" reconocidas, aceptadas y acatadas por toda la
comunidad.106
Con el reconocimiento de los derechos colectivos que la Constitución atribuye a
este grupo social; la capacidad jurisdiccional de los pueblos, comunidades y
nacionalidades indígenas deber ser desarrollada progresivamente desde una visión de la
interculturalidad y plurinacionalidad de los pueblos. Es deber del Estado garantizar su
respeto y aplicación, y de la misma forma es importante analizar su significado y
alcance. La plurinacionalidad como bien indica la Corte Constitucional, comporta un
concepto de nación que reconoce el derecho de las personas a identificar su pertenencia,
no solo con cierto ámbito geográfico, sino además con una cultura determinada
106
Ibíd., 20.
93 haciendo alusión a la convivencia de varias naciones culturales o pueblos étnicamente
distintos dentro de una gran nación cívica.
Mientras que la interculturalidad está vinculada directamente con la sociedad y
las relaciones y articulaciones entre los pueblos heterogéneos y con otros grupos
sociales, así como a entidades que coexisten en la nación cívica, estos dos conceptos se
vinculan directamente para su desarrollo, enmarcados dentro de los principios de
diversidad, igualdad, non bis in ídem, pro jurisdicción indígena e interpretación
intercultural.
Estos conceptos, fortalecen la idea de Estado que reconoce y garantiza nuestra
Constitución, formando parte integral del sistema jurídico nacional, siendo innegable su
existencia, condición que la Corte Constitucional no considera del todo al momento de
su análisis, pese a que a partir del marco normativo constitucional e internacional de los
derechos humanos se reconoce la existencia y estructura propia de los pueblos
indígenas, así como una autoridad investida de poder para conocer, resolver y sancionar
los conflictos internos dentro de su propia comunidad en apego a sus propias
costumbres y procedimientos dentro de su ámbito territorial; que es ejercido por la
llamada autonomía jurisdiccional, que no es más que el reconocimiento que hace el
Estado para que las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas
cumplan funciones jurisdiccionales y resuelvan fecalmente sus conflictos internos,
siempre que no sea contrario a la Constitución y los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos.
Como bien lo manifiestan los abogados Ernesto Pazmiño Granizo, defensor
público general del Ecuador, Jorge Paladines Rodríguez y abogado Luis Ávila Linzán,
funcionarios de la Defensoría Pública en el análisis realizado en la sentencia la Cocha:
[…]el texto constitucional es un límite material al ejercicio de
los sistemas de justicia indígena pues impide que se desborde
mediante el sistema de garantías, y cierra la posibilidad de que
las reformas civilizatorias y decididas por el legislador
constituyente sean burladas, lo que significa que lo que el texto
constitucional no ha diferenciado explícitamente, no puede
hacerlo la Corte Constitucional en su papel de máximo
intérprete, y que los derechos constitucionales obligan al Estado
a materializarlos a través de las leyes, políticas públicas y
sentencias.107
107
Ibíd., 7.
94 En consecuencia, las sentencias de la Corte Constitucional en los casos La
Cocha 1 y 2, se estaría limitando el ejercicio de la justicia indígena, y no se estaría
realizando una verdadera interpretación de lo que significa la pluriculturalidad e
interculturalidad de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas, cuyo sistema
se encuentra garantizado por los lazos comunitarios de épocas ancestrales, y no por un
sistema de partes procesales como en la justicia ordinaria. Por lo tanto, se estaría
desconociendo los derechos que la Constitución de la República garantiza a estas
colectividades.
Al no existir un cuerpo normativo positivizado que proteja la administración de
justicia indígena que se fundamenta en el derecho consuetudinario de cada pueblo y
comunidad, y en sus propios usos y costumbres; la justicia indígena se ve disminuida y
desprotegida por el desconocimiento que existe y sobre todo por el concepto que posee
el resto de la sociedad respecto a sus costumbres y tradiciones.
La misma Organización Internacional del Trabajo a través de su Convenio 169
Artículo 8 numeral 2, hace referencia a la obligación que tienen todos los Estados de
garantizar la conservación de las costumbres e instituciones de los pueblos y
comunidades, esto, como parte de su derecho propio, mismo que al ser reconocido por
nuestro país constituye parte del sistema normativo nacional y por tanto se consideran
normas jurídicas de inmediata aplicación por y ante cualquier autoridad estatal.
Si nos remitimos a lo establecido por el Artículo 171 inciso segundo de la
Constitución de la República, la Corte Constitucional debe garantizar que las decisiones
de la jurisdicción indígena sean respetadas por las instituciones y autoridades públicas.
Dichas decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad, la ley establecerá los
mecanismos de coordinación y cooperación
entre la jurisdicción indígena y la
jurisdicción ordinaria; más no de interferir con la misma imponiendo límites que van
más allá de sus facultades y que son regresivos afectando la progresividad108 de los
derechos y en consecuencia, inconstitucionales.
Por tanto, toda interpretación que realice la Corte Constitucional debe considerar
los principios de aplicación e interpretación normativa como son: el principio pro
108
En virtud de lo establecido por el Art. 7 de la Constitución de la República el contenido de los
derechos deberán desarrollarse de manera progresiva a través de normas y jurisprudencia, debiendo la
Corte Constitucional desarrollar su contenido en forma progresiva y no regresiva. 95 homine y pro libertatis, de tal manera que sea lo más favorable a la persona humana y
su libertad, que en el presente caso implica el hacer respetar las decisiones tomadas
dentro de la jurisdicción indígena por parte de sus autoridades , esto al amparo del Art.
426 de la Constitución de la República que manifiesta que “no podrá alegarse falta de
ley o desconocimiento de las normas para justificar la vulneración de los derechos y
garantías establecidos en la Constitución para desechar la acción interpuesta en su
defensa, ni negar el reconocimiento de tales derechos.”
Tanto la Constitución de la República como los convenios internacionales sobre
derechos humanos reconocen y garantizan la existencia de una estructura jurídica propia
de los pueblos indígenas así como su propio procedimiento de juzgamiento. Para su
validez debe contarse con la existencia de algunos elementos como una autoridad que
sea reconocida por la comunidad, reglas de conducta conocida y aceptada por toda la
comunidad, costumbre de resolver conflictos y sanciones que acatadas por sus
miembros.
En el presente caso, es innegable la existencia de una autoridad que guía a la
comunidad y es quien decide y sanciona. Esta autoridad es reconocida por todos los
miembros de la comunidad, por tanto tiene facultades y competencias propias que como
bien indica la Corte Constitucional, viene de tiempos de la conquista y que con el paso
del tiempo se han consolidado dentro de cada comunidad. Por tanto, sus decisiones son
de obligatorio cumplimiento y dentro del marco del derecho consuetudinario tienen el
valor de cosa juzgada, tornándose imposible negar su existencia mucho menos el peso
de sus decisiones, que como se puede constatar son el resultado de un estudio y
deliberación colectiva.
Como bien se indica en el voto salvado del doctor Fabián Jaramillo “es
importante determinar que la comunidad únicamente interviene y asume conocimiento
cuando las partes así lo solicitan y siempre que se traten de delitos que alteren su
armonía y equilibrio no se trata de una intervención obligatoria, por tanto no actúan de
oficio y ante estas circunstancias existe la posibilidad de que el agraviado no denuncie
el hecho y que la justicia indígena no juzgue la infracción”109, realizando un amplio
análisis sobre el proceso de juzgamiento, con suficiente solvencia y rigurosidad técnicojurídico.
109
Pfr. Ibíd., 29.
96 Siendo un procedimiento que inicia a petición de parte por denuncia dentro de la
comunidad, no podría existir un procedimiento de oficio, incluso las autoridades
indígenas podían declinar el conocimiento del mismo, solo para que en este caso sea el
Estado a través de la justicia ordinaria, investigar, conocer y sancionar estos delitos, en
respeto de su actividad jurisdiccional.
En el caso bajo análisis, conforme se evidencia en los peritajes
antropológicos efectuados por los expertos, el pueblo Panzaleo de la
nacionalidad Kichwa de Cotopaxi si juzga atentados contra la vida, es
más, específicamente en la comunidad de La Cocha, por los
antecedentes que han sido documentados y referidos por especialistas
en la materia, ya se ha juzgado con anterioridad otros conflictos internos
de la misma naturaleza, esto es derivados de atentados contra la vida.
Por lo tanto, en el caso concreto, al momento de ocurridos los hechos,
no ha existido riesgo de impunidad ya que la comunidad indígena de La
Cocha, a través de sus autoridades y respetando el debido proceso
consagrado dentro de su derecho propio, se conoció, investigó, juzgó y
sancionó oportunamente la muerte ocurrida dentro de su territorio,
actividad jurisdiccional que se cumplió a partir del ruego de parte
efectuado por los familiares de la víctima, Marco Antonio Olivo
Pallo.110
Por tanto, no se puede restar valor al procedimiento llevado a cabo por las
autoridades de la comunidad, que dentro de su derecho propio tienen validez y eficacia
jurídica. No sería posible decir que no se resuelve en base del bien jurídico de la vida
sino únicamente en favor del restablecimiento de la armonía, toda vez que uno es
llevado de la mano del otro. El valor de la vida, se le da un valor como tal de
convivencia común, de entendimiento social y de armonía con los que les rodean.
A la luz de una interpretación intercultural, este tipo de sanciones no constituyen
prácticas que tengan como fin la tortura o la degradación de la dignidad de las personas;
por el contrario, son medios tradicionales propios de sus costumbres con un alto
significado simbólico que tienen por objeto devolver a los infractores su función dentro
de la comunidad y su dignidad como miembro de la misma. Tomando en consideración
la naturaleza jurídica de la justicia indígena como comunitaria, colectiva, esta se rige
por lazos de comunitariedad, por ello se define a los colectivos humanos originarios
milenarios como comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, diferente a la
justicia ordinaria.
110
Ibíd., 30.
97 En la justicia indígena, el daño ocasionado, esto es, la afectación a la vida como
derecho subjetivo es lo que conlleva a la falta de armonía dentro de la comunidad y es
por eso que la comunidad lo juzga y sanciona como un conflicto de las familias
involucradas y por tanto, debe ser resuelto a fin de restaurar la armonía de la
comunidad. Como lo manifiesta el doctor Fabián Jaramillo en su voto salvado “cuando
conoce casos de muerte no resuelve respecto de la afectación al bien jurídico vida, como
fin en sí mismo, sino en función de las afectaciones que este hecho provoca en la vida
de la comunidad.”
Por otro lado, al analizar el caso de los medios de comunicación, es
indispensable que estos difundan su información dentro del marco del pluralismo e
interculturalidad, con conocimiento de que no se tratan de sanciones crueles o
denigrantes, todo lo contrario, son actos que tienen como finalidad la sanación del
involucrado con su reinserción a la comunidad y que restauran el equilibrio dentro de la
comunidad, a la luz de la Constitución de la República su artículo 18 y el Convenio 169
de la OIT, por tanto sus decisiones deben ser respetadas y en favor del derecho de las
personas de ser bien informadas. Es por ello que al emitir cualquier tipo de noticia
deben hacerlo personas que tengan conocimiento sobre la práctica de la justicia indígena
a fin de garantizar una información debidamente contextualizada, que entienda sus
costumbres y no la distorsione al momento de su emisión.
Por lo expuesto la resolución, tomada por las autoridades indígenas de la
comunidad de La Cocha, es el resultado de su cosmovisión y ejercicio de sus facultades
jurisdiccionales, enmarcadas dentro de su identidad cultural. Lo resuelto por sus
autoridades tiene fundamento en su derecho propio, según sus costumbres ancestrales,
donde se protegió la vida en su sentido mismo, al resolver el conflicto lo hicieron en
base de su derecho propio, respetando las normas constitucionales y de esta forma,
haciendo uso efectivo y legítimo de sus derechos consagrados en el Artículo 171 de la
Constitución de la República e instrumentos internacionales de derechos humanos. A
través de la resolución indígena se garantizó la seguridad jurídica y como consecuencia
de aquello, el derecho al debido proceso y a la tutela judicial efectiva.
Desde mi punto de vista, esta sentencia desconoce y vulnera lo dispuesto en la
Constitución de la República específicamente el Art. 1 que define al Estado como
plurinacional e intercultural. La disposición constitucional impone estrictos y suficientes
límites al ejercicio de los sistemas de justicia indígena, cualquier regulación, aún
98 jurisprudencial, significaría una limitación inconstitucional que además, haría imposible
su funcionamiento y existencia como una de las manifestaciones más importantes del
Estado plurinacional, por lo que, la Corte tiene un mandato ineludible de desarrollar en
progresivo y no regresivo los sistemas de justicia indígena a través de su jurisprudencia
y, si tiene dudas de una determinada interpretación, es preciso aplicar la hermenéutica
intercultural o en su defecto el principio de la interpretación pro justicia indígena.
99 Conclusiones.
La pregunta central planteada para este trabajo investigativo fue ¿cuáles son los
límites, que en el marco del derecho al debido proceso, deben regir las decisiones
adoptadas por las autoridades indígenas en materia penal?, He aquí sus conclusiones:
La justicia indígena, constituye un sistema jurídico que cuenta con normas,
principios y procedimientos propios basado en sus propios usos y costumbres
ancestrales, al responder a la diversidad étnica de cada comunidad es un sistema que se
encuentra en constante evolución, por tanto, para ser comprendida y aplicada debe ser
observada desde su propia cosmovisión, esto es, de convertir al infractor en un
individuo positivo para su comunidad.
Este reconocimiento de sistemas jurídicos diversos, fue plasmado en la
Constitución de 1998 pero sería en la Constitución del 2008 donde se garantiza a estos
pueblos indígenas nuevos derechos colectivos que permitirán afianzar la existencia del
pluralismo jurídico dentro del país. Sus prácticas, usos y costumbres propias, así como
su procedimiento ha sido desarrollado a lo largo del tiempo en base de su cosmovisión,
donde no ha existido división de materias porque se tratan de la resolución de conflictos
de distinta naturaleza aplicando medidas consuetudinarias, de acuerdo a las realidades y
necesidades de cada uno de los pueblos indígenas, pues los “usos y costumbres
indígenas, o bien, los sistemas normativos indígenas, constituyen parte del campo
jurídico y como tales deben ser entendidos como un derecho propio”.111
Al ser un derecho fundado en la costumbre, sus mecanismos son propios y no
pueden ser considerados como tratos crueles, inhumanos o degradantes, como se expuso
en líneas anteriores, ya que se tratan de procedimientos ancestrales que han sido
aceptados y reconocidos por cada comunidad y que únicamente buscan sanar al
infractor con la finalidad de que se restablezca la armonía dentro de sus comunidades,
siempre y cuando estos no vulneren los mínimos jurídicos establecidos, y que, como tal
que encuentran garantizados tanto por la Constitución de la República como por
tratados y convenios internacionales.
111
Elisa Cruz Rueda, “Principios generales del derecho indígena”, en Huber Rudolf, coordinador, Hacia
sistemas jurídicos plurales: reflexiones y experiencias de coordinación entre el derecho estatal y el
derecho indígena, (Bogotá: Konrad Adenauer Stiftung, 2008), 29.
100 Como se ha puesto en manifiesto existe una tantos procedimientos y reglamentos
internos como sistemas jurídicos indígenas, por tanto es imposible determinar cada una
de las formas de administración de justicia; más, se ha intentado analizar los puntos
concordantes de los mismos. La coordinación entre cada pueblo, nacionalidad y
comunidad y sus autoridades es diferente, de acuerdo a las formas organizativas,
autoridades y escenarios que ellos determinen como parte fundamental de su sistema
jurídico y de respeto por parte del sistema jurídico estatal, ello como resultado de su
constante evolución.
A partir de esta consideración, el acercamiento de estos distintos sistemas
jurídicos debería efectuarse paralelamente: por una parte, reconociendo a las
autoridades indígenas sus procedimientos y normas consuetudinarias propias, así como
sus tradiciones y prácticas sociales y culturales. Por otra parte, al aplicar la legislación
nacional, las autoridades estatales deberían tener en cuenta la condición de pertenencia
de un individuo o grupo a una comunidad indígena, para así otorgar los derechos que
garanticen una adecuada defensa y protección jurídica en pos del debido proceso.
Viéndolo así, los sistemas indígenas y ordinarios no son incompatibles, las
diferencias que existen son por el origen de su Derecho más ello permite avizorar sus
concordancias, esto si consideramos que ambos tienen procedimientos propios para su
juzgamiento que tienen como finalidad el lograr la paz social con justicia, que es una
aspiración de una realidad que es diversa, y los mecanismos existentes no son más que
medios para lograr este objetivo, dentro de los límites establecidos por la Constitución
de la República así como de convenios y tratados internacionales.
Sería importante que se dicte una ley de coordinación entre estos dos sistemas de
administración de justicia, pese a esto, no puede dejarse de aplicar y garantizar, el
Estado debe hacer compatible estos sistemas de justicia a fin de preservar su
convivencia pacífica dentro de su territorio garantizando sus derechos como ciudadanos
y en respeto a la diversidad étnica y cultural de cada comunidad, pueblo y nacionalidad
indígena, en este esfuerzo, es vital la participación de las autoridades e instituciones de
la administración de justicia ordinaria.
El aspecto territorial de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas,
determinará la jurisdicción y competencia de las autoridades indígenas en relación con
el sistema ordinario, y la autonomía al interior de ellas, sin que ello implique un
limitante a su administración de justicia siendo obligación de las autoridades ordinarias
101 la de respetar los derechos de estos pueblos y la de inhibirse de conocer el caso, con la
consiguiente devolución a la autoridad indígena competente, coadyuvando así a la tan
ansiada autonomía de los pueblos y nacionalidades indígenas; circunstancia que se
reafirma con la Constitución de la República del Ecuador así como con el Código
Orgánico de la Función Judicial conforme a sus normas, procedimientos y sanciones
propias esto en garantía de su derecho a la identidad.
Sin embargo, cualquier miembro de una comunidad, pueblo o nacionalidad
indígena puede someterse a la justicia ordinaria de así requerirlo, ya que como se dejo
indicado se trata de una justicia que funda su origen en la voluntad de las partes si ello
no existe pues no habrá juzgamiento. Por ello, la intervención del Estado debe ser
mínima y respetando la autonomía y derechos de estos pueblos, y con el fin de
compatibilizar y sistematizar los diferentes sistemas que existen dentro del país
garantizando sus decisiones y conservando su existencia tal como se encuentra
dispuesto en la Constitución de la República, esto a través de precedentes que
evidencien de forma real la administración de justicia indígena con la intervención de
profesionales que conozcan la esencia misma del derecho indígena como tal.
Pese a lo establecido en la Constitución y convenios internacionales, se vulnera
el principio non bis in ídem al no respetarse el derecho colectivo de los pueblos
indígenas y su administración de justicia, sin considerar que se trata de dos
jurisdicciones que son de la misma jerarquía.
Con el desarrollo del tema, se ha podido demostrar que no existe ningún
problema en que las comunidades, pueblos y
comunidades indígenas administren
justicia haciendo uso de su facultad jurisdiccional para resolver, conocer y obligar a su
cumplimiento haciendo uso de la fuerza pública que la comunidad reconoce respetando
el derecho humano de los infractores. La determinación de competencias para ambas
administraciones de justicia es clara, conforme lo establece la Constitución de la
República, como se pudo resaltar del análisis realizado a la sentencia del caso La Cocha
donde en ejercicio de su derecho de autonomía podía resolver dentro de su
circunscripción territorial.
La sentencia del caso La Cocha pese a constituir un precedente sobre la
administración de justicia indígena en el país no establece claramente la competencia de
las autoridades indígenas dentro de su jurisdicción. Tampoco acepta la existencia de
una verdadera justicia indígena, de las colectividades indígenas, es más, se vulneran los
102 derechos legal y constitucionalmente protegidos tanto por los fallos emitidos por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Convenio 169 de la OIT y la misma
Constitución de la República, al desconocer parcialmente su potestad de administrar
justicia coartando sus derechos y desconociendo costumbres y usos ancestrales.
A lo largo del análisis de esta sentencia se nota un verdadero desconocimiento
de los valores propios del sistema jurídico ancestral, lo que lleva a catalogarla de forma
errada y considerar el sistema ordinario como más humano. Como se dijo
anteriormente, para que esto ocurra es necesario el estudio de profesionales que tengan
conocimiento de la cosmovisión indígena, a fin de que se respete la diversidad étnica y
cultural de este nuevo sujeto de derechos con autonomía, donde prevalezca el sistema
normativo propio de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas.
En conclusión, bajo el nuevo modelo constitucional y desde la perspectiva del
pluralismo jurídico, donde coexisten un conjunto de sistemas jurídicos indígenas, es
importante que las decisiones tomadas por las autoridades indígenas sean garantizadas
en base a su cosmovisión indígena, usos y costumbres ancestrales brindando seguridad
jurídica a sus decisiones dentro del marco del respeto a los derechos del ser humano.
Para ello las autoridades ordinarias deben generar un sistema normativo que permita su
fortalecimiento de la identidad colectiva de estos pueblos, mismos que son sujetos de un
conjunto de derechos y obligaciones que la misma Constitución de la República les
otorga, a fin de propiciar una verdadero entendimiento intercultural, de concertación
intercultural con ello generar una verdadera coexistencia y coordinación entre los
sistemas de justicias dentro del país.
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