11/1;11/\ ·EL Est.\l)O ;.BCl.JATOBIANO. J)liClM.()JiÓNlco y' El. PIlOCI8O' DJ lNTEGIIAaÓN NAaQNAL En los últimos alias de la: presente década, la discusión acerca 4e1 problema del Estado ecuatoriano en sys inicios y su· J'f!1adón con el ámbit0 regional que abarca y con el cual se generan diversoscOnftictos, ha sidO tema de varios trabajos que pretenden, cada dial desde unapeispéctiva de anltisis diferente, aunque cómpartiendodertos criterios ~, dar razón de la. problemática \ .en cuestión. Tal comO se:desprende de la lectura de dichos anáUsis, abordar el tema impliCa incursionaren campos de inveatigadóri aúnpoeo desarrollados . en el Ecuador y.supone, por tanto, realizatuna Iaborpiónen¡ que pone los amientos sobreloscua1esse construirá,n losnuevos <.Ierroter0Sde investigaciones futuras~ En tal medida, tOfios ellos se constituyen en vaüosos aportes para la historiografta ecuatoriaflasobre ertema,frente a los cuales, cualqUier critica , . I posible, no estarla más que orientada a abrir un diAlogo que fructificarla y expandiría Jos horizontes de anllisis, a la luz de propuestas teóricas y metodológicas que podrían conve~rse en herramientas pertinentes para el enriquecimiento de la investigación en este campo, con miras a' construir una aada vez más acabada reflexión, sobre f.3n complejo proceso ene! devet:úr'de los estados bispanoame~. . Entre est~s trabajos, el articulo' de juan Maiguashca, "El proceso de integración naciónalen el Ecuador: el rol del poder central, J8~1895", .constituye un aporte interesaotepara la investigaQl>fl~e eltelTUl. 1Justamente a partir de la lectura de este trabajo voy a esbozar,' acooti~, una seriede ideas acerca del desarrollo del. Estado ewatodano en el siglo XIX.. Para < desarrollar un anAl~sisqltic:o delarticulo deJuan Maiguashca, voy a pennitinne lo • Centro de Estudios lbemamericanos, Universidadde.~Gotemburao. l. Juan Maiguashca. ed., fflsl(}11a Y RliBiórJ m el ~ 18j()"1930, C~6n Editora Nacional-FLACSO-IFEA-Universidad de York, Quito, 1994. pp. 3;5-431. / ~~,.,F':t~~1.Puntos de reflexión a partir de los Q,JaICs defini..t 'WJasCriede ".",_~etjrJt·enlte a l::t propuesta de e'ste autor. . . " , Un primer punto -es la .< relación que Mafg~ashca encuentr~ entre la comunidad y el Estado, ent~ndien.do esta relación ' como una problemática estado central-región, poder regional-poder local; y, la consideración -y. en esto su contribución es muy importante- del Estado como una institución, como un aparato burocrático.' Enrelackf>n a esto~;diremd8'que es pertinente interrogarse acerca de la· posibilidad , cieencQritrar1,col)~Utdade~ . en;'elación al período colonial. En segundo lugar, quiero sitUar el ejercicio de lectura de las fuentes ,-constituciones, memorias ministeriales,etc.- que Maiguashca realiza,en un c()ntexto más amplio, definido por'üncohjUnto deJórmulas liberal-democrático- . repuplicanas que se gestan después de la independencia. Y, en tercer lugar introduciré el concepto webériano dép'atrimonialismo en relación al análisis de Maiguashc3, para buscar la pertinencia : del mismo, en el estudio de estos fenómenos. Para finalizar este análisis t:rítiOO,rCéilizaré una comparación entre elanículo de Maiguashca y tres trabajos recientes de la historiografía' ecuatoriana que se refieren a la cuestión de·la integración nacional·y la existencia o :no de unproyecto .de integración naciona~ me refiero al libro de ~nrique ·Aytda, . HiStoria de /a'·RevóJuciÓn LiberafEcutlloriani.4 -redentementépubücad~, a la obnrdeRafael:QuinteroyErikaSilva;'Ecuador.:unanaciónenciernes;yaltrabajo , desílvia ·vega, pu,blícadoen ~Iaño de 1.991" ~uador.· Crisis polític~ y Estado enlo$'l1Jtciosd~ la'''l?epública. 2 A Id largo del análisis que acontinvaci6n se 'esboza, se llamará la atención acerca <fé,lospuntos, que.a mi ·juició,omefecen ser ~ JXofundizados' en futuras -investigaciones. ' Por ultimo quiero' ~er· ia c~ideraciónuna propuestateóricarefertmte al concepto de naci60 . ...... , ... Durante .'Ia revolución. independentista' de las :repúblicassuramericanas a principios del siglo XIX, no solamente se constitUyen Estados, sinoumbién se sientan las ~bases de los símbolos,: ;se fo?a .el múndq ,imaginario y se.,define el lenguaje político.que hamarcadola,vjda de estássociedadcs 'hasta el día de hoy. ' El discurso que así se fue foonando tiene como ámbito uncampo de lucba entre significados, marcado por la problernAtica.:,constituida ,por ,los concept.os .de nación y ~iudadanía. EstasI últiJVaS palabras, ya durante la pl'imer3'1ettpa de, : la " . 2, Enrique Ayata, Historia de'Ja Revolución Liberal Ecuatorlant:l, CorP9radón Editora Nacióna]~ .' Taller de ~tudios Históricos, Quito, 1994. Silvia Vega, Ecuador: Crisis pol!lícas Y Estado en los , tntctosde /ti República, FLACSO-Abya Yala,:Quito;1991 : R.afaelQWRteID·yEfika.5ilva¡ Ecuador: una . ~úm e;n-~emes, tomo 1, Editorial ,Univers~;;' QUito,~da edición (reyj5_day .rorregida), 1995., .' " ':. . . 91 independ.cnda)re volvieron réplicasrdaves, y hoy vu,~wcn a ap~K"Cer en algunos de estos páíSCS en papeles protagónicos en escenapolitica. t~xpresi()nestales como "patria'\ "naci6n~, "constitución", "ciudaqaOO~;.fuer()n 'empleadas como sustitutos:del caris~~, dd monalca éspañol. cor:iQ .un efectodeWespJazamicnto de .la autoridad,política; el dlrí$l1la,entonccs, encuetltfahábttat propicio en las palabras, en cuant(~()n ést,as ·Ia~ que construy{!n la ¡'nad(~f.f en-.J;,t práctica de un acto discursivo. Lá k.."31tad a un or9cn legaJmcOtc re8ul~dQ, ~ uoaconstitucióri, en suma, a una concepción a,hstracta del Ést.ado, recmpla1.a a la figura del monarca que era ehzentro de las lealtades. Dcspué~dc la ruptura con> el rey, la primera etaPj de la, I ndependc.mcia define una nueva'lealtaddirigidacal concepto de~P,t~ia. La palabra de ninguna mancra-era nueva; laifótmuladc·obcdiencia a "Religión, Rey y Patria" la contiene expresando, en el coíntcxt~) del. régimen del tCln();cspañol,.la .rda<,!Jón de la corona y el Rey con :sus súbditos. El conceptodc Patria se había. a~ociadopor lo tanto con el de "PJldre Rey". Ahora, por el-fontrario~ enJa·ticrra americana éste se articulaba CQB el concepto 'de."ciudaQanía~·y "ciudadano", y sGrvía de , ~igno distintivo y' cJeiimitador entre "americanos" y "españoles", ~Amcric~nos" son para Bolívar tOOosaqueUos nacidos.en.A~ri93t mientras los inmigrant~ españoles deprirntrageneración o funcionatlos coloniales' españoles, SOlo adquiercnesta carac;1eristica .mediante un juramento de lealtad a la Pa,.tria, lo que les convertía ~n ciwiadanos de la nueva nación. Cuando "pensaron" la comunidad antigua como una naci6nmodema y , cortaron el cQrdónumbilical que las unía a la legilhnjdad.histórica del rey,)as élites' independentistas' debi~ron· enfrentarse··;3 Jadcñnición ·de esta.. nueva nación. En efecto, )Ha excepci6n de las comunidades políticas fl)lJY antiguas, . unidas· por un largo pasado común, toda sociedad del antiguorégiJl'k!n no era . sino una pirámide OOtcomun~des superpuestascntre sLAl desaparecer el rey, que represcntlba el nexo superior, ¿a qué nivel debía· ,llevarse a cabo la asimilación delconjt)nto-antiguo en la nación·tn,oderna? ¿A qué nivel constituir la nueva entidad po~ca? ¿A Ja. altura de un virreinato, de ulla audiencia, de una provincia, de una t~iudad C()n su binterlat'ltd? Estas eran Ij¡. preguntas 'a fÚndarnentaJes~ fp~ . . . ' • Maiguashc~ evooa esta problem:1tica de la ;t}tegradQr'l Flilci<>nal haciend.<? referencia a,tres procesos funQa,fficntales. A saber, la penetraciónadmir,:listtativopolítico-militar de ur:t territorio, la homogeneización nOfmativa, que crea algún tipo de ,comunidad. de ;;enti'mientos a través de la invención de~¡mbolos comunes., mitos, etc., y la incorporación social, en. relación a los diferentes pueblos, estratos socÚUes, ~tc. , Tal vez a este respecto, lo más interesante del, estudio de Maiguashca es el tratamiento que hace de lo q\,le d(enomina homogeneización normativa o el intento de crear símbolos que ~dicran dar a luz uná comunidad de ~ti.rÍliento; . este procedimiento me permite traer a col~ción otro estudio que hace referencia 92 a este tema, pero referido a los aiíosentre 1830 y 1895, 'es decir a un período anterior al que Maiguashca estudia, res el investigado por Georges Lomne sobre . la Gran Colombia, "Imagínaít'fipolUiqueet SjJeClacle umaín dans stx vIlles de GrandeCo1ombte1800-1830'~(tesisdeDEA,Univ. de París). Resulta significativo que al estudiar los· s~los y los. lritos del espectáculo urbano en la Gran Colombia, Georges Lomne llega a concluir que no existía, antes de mediados del siglo pasado" una simbologia nacional. Sin embargo, señala la existencia de una simbología 'a nivel local,es decir de las ciudades, Y otra en el nivel supranacional: la de Bolívar. E~ta últim~ injerta la simb9logia de la Revolución /Francesa ,en el ceremonial virreina.; creando asi una si.mbología que gira' alrededor de la figura de éste como el "Padrede la Nación". En líneas anteriores· ·hice referencia .a una pirámide de ·cQmunidades , superpuestas, como característica de prácticamente todos los antiguos regímenes; y por cierto, en el caso de España se tratal?a·de una tradición instkucional·y del antiguo "imaginario ll de una Corona oun reino compuesto por "pueblos" -comunidades.. que ofrecía siempre la posibilidad de desagregar las unidad(!S politicas más amplias; basta pensar que la España de nuestros días es otra vez la de las autonomías regionales. la concepción comunitaria profundamente enraizada -una de cuyas consecuencias será después el federalismo extremo de Hispanoamérica, en conexióncoA·cierta ideas Hberales.-era relativamente fácil administrar en 'una monarquía· de tipo paetista como era ,la española en un principio. En una monarquía absoluta·en·cambio, esta tarea, resultaba ya más· dificil, y loera~ aún más, en una república que se suponía se basaba en la soberanía única del pueblo. Este último entendido en el sentido de actores individuaJeso ciudadanos reunidos en un contrato. El argentino Domingo F. Sarmiento seña.la con lucidez este fenómeno en su obra F.ac;u1UJ,O, escrita en 1845: "Cuando Ja autoridad es sacada de un centro para fundarla eh otra parte, pasa mucho tiempo antes de echar raíces".3 . ,En .·Ia medida 'en que el nuevo pacto social no reconocía ,las antiguas comunidades' se veía obligado a hallar su fundamento ·en el acuerdo de voluntades. Sin embargo, esta voluntadgeneraJ suponía la existencia de los ciudádanOs como actores individuales, lb que a su vez requería de la1cxistencia , de un pueblo moderno en lugar de lá· soCiedad tradicional conformada por cue~, esto es,' por actores Sociales colectivos o "pueblos" -las distintas comunirlades-. Esta problemática de .Ia relación'cntre la' comunidad y el· Estado, creo que es .impo~nte para entender los fenómenos de, especialmente, la prbnera parte'del siglo XIX y las relaciones que alli se conformaron entre .e] estado ccntQ.I y los poderes regionales. 3. Reeditado en México, UNAM, Col. Nuestros Clásicos, 1957,p. 125, r 93 La fuerza, que ejercen las resistencias comunitarias, es; decir, aquellas que tienen suorigeh e~ ~I compromiso del individuo con el grupo al que pertenece de manera natural -la familia,el clan, la alciea,la ciudad~ tiene como efecto manterierformas ~dicionales de autoridad en la~feriay una estructura muy segmentada de la sociedad: una desarticulaciÓl'l,'para utilizar el término que ha esCogido Enrique Ayala para hacer referencia :a estos fenómenos. Este 'tipo de ' configuraci6n dificulta la Constitución de .vínCulos' horizoiltales, es' decir, de coaliciones de intereses, al mismo tiempo que provoca conductas "provindanás": el individuo prefJer.e tio consígerar el papel de las instituciones centrales y en cambio se compenetra con=lacomunidad a la que pertC:;:nece. Por supuesto, esta 'escasa activación', pólítica, enderto modo, dificulta la· penetraciÓn, del poQer central,en la perifeiia, aunque también contribuye a limitar los recursos políticos de estos actores locales y regionales que, más.311á del grupocomurntario al pertenecen, no cuentári,con medios' swicientes para llegar al centro, ejercer presión sobre. él o, hacer que reoriente sus politicas públicas. Maiguasl:.lcaaborda· de forma muy interesante el problema de la reladón entré el Estado y los Municipios; sin embargo, creo. que este es un campo que requiere más in"estigación. Es por ejemplq decidor :.el hecho de que en las. primeras .décadas de la RepúblicaestareJacién se eonstituyó comO conflictiva; incluso ,la llamada Cor\stitucKln Floreal1a (l~3)suprime, I~ Munidpios.'.Ante este hecho existen reacciones· indignadas como' la del guayaquileño' Vicente Rocafuerte que Silvia Vega 'recoge en el libro ya citado. Rocafuerte, esta vez, desde el lado opositor a Flóres; habla sobre que: que l' un sistema verdaderamente liberal supone ~I d~rrollo y perfección'del mqpicipal. .. . El ha ejercido y ejerce tal ~r en las modernas socie<;iades; que varios pl,lblicistas. entre ellos SenjaminConstant. lo han elevado al gradq de un' cuarto poder constitucional. " El poder lnt1nicipa} ysus rentas han pasado a ~rios de cinco o siete privilegiados genízaróS ecuatorianos que ñ'ombra el mismo General· FI0R!S'" de, donde resulta que la institu<:;ión municipal ha sálido,de su esfera' democrática. para . pasar a la órbita aristocrática, (nnvirtiéndose de este modoen 'instrumento de3traso . y tiranía 'Aor:eana'.4 ,. ' " " F • \ Estas exprcsiones forman parte de una retórica liberal que enun.mom~nt() dado se injerta en la ,~h~ja concepción de las antiguas comunidades, justamente cuando Flores intenta suplimir los órganos' municipales~ , 4. Silva Vega., Jicuador; c7'ÍSÍS;poIftica y lisl¡MJo. p. 10'. 'Para hacer un~ comparición <k: la forma radical en que cambia cI.discurso,dc R()cafuc~e frc~llc a Flores, vale la pena COn'iullarcl excelente trabajo de compilaci6n, y análisis.~ reali:7.a {'.arios Landhuri, Vtcpzle Noca.fuertc: Ifln.swIarlo, Banco ('..cntral dcll~cuador, QuilO¡ 2 lomos, 1988. ' Otro de los puntos que quiero señalar es elhedlo de que Maiguasl;4capone mucho .énfasis en el Estado como' institución, .como un cuerpo' burocrátiCO. Juzgo pertinente que para profundizar en esto es necesario .entrar con' m~s detalle en la cOncepción del Estado, no como un 'apa~o, sino como~aparatps: No c~ una unidad sino como algo 'que está compuesto de varios ~erJx>s estatales donde diferentes' contradiocio~ 'son poSibles, incluso al interi~r mismo· del gobierno, entre los diferentes .ministerios, punto de vista que lamentablementeencuentro.auseme en. el texto que nos ocupa. . Maiguashca escoge estudiar 10$ p~oyect05- políti~os. del floreanismá,' mardsmo, gatciáDismo y progresismQ, fundamentalmente a partir de la docu~ntad6n que se centra en Ips discursos ministeriales,~tes en 'el conWeso,etC;~Yen este· punto, el. trabajo de Maiguashca . adolece de un serio' problema: en, el tratamiento de las ,fuentes. Ñuestro autorhacereferencia a que ha estudiado algo decorrespqndencia, sin embargo" esta situad6n no se eVidencia en el texto, a pesar de qtkel estudio de estas fuentes podóa haber sido de gran interés.'~ estudio de los proyectos quc'Contienen los informes ministeriales, son Pirte del diSOJI'W retórico de la oficialidad y,nose puede asumir que' tal retórica represente, efectivamente, las verdaderas intenciones de sul autores y menos aún, aquello que en la. realidad se llev6a:cabo: , Por otro lado t e) autor maneja una. concepci6n de Estado ,en la cual se privilegia' ·'hr caractetistica burocráti~,; en· tal sentido y a pesar de' qúc, .,obviamente, existe una enorme. ruptura, cabe preguntarse sobre la existencia de posibles continuidades con respecto a las características del estado burocrático colonial. Si el interés se centra en el funcionamien'to de) Estado como instituci6n, es indispensable tomar en cuenta )a pugna que caracterizÓ devenir polítiéó ,colonial. El aparataje burocrático colonial se forjÓ a la luz de la pugna entre los afanes centralizadores de los Reyes españoles y los ~petus autonomjstas de los . c;onquistadores de América yf más.¡arde <Je sus descendientes, no en, vano los Borbones en sus ~imes reformistas atacaron en gran medida el éontro) político (:le la .burocracia administrativa. Esta tradidón de enfrentamiento, entre las fuerzascenttipetas y tenttifugas en la colonia, se refleja claramente asociado a dos clas'es de figuras políticas en la fonnaci6n de los estados republicanos, el caudillismo.y el liderazgo total. En el caso de Bo1tyan el...sran padre, unificador, centralista', de pcxler fuerte. En el caso·desus ge'!.erales!1os qnÍdiUos ~giQnales que se repartieron la Gran Colombia,. federativos, celosos de sUs.parcel~.de . pcxlér. 5 En una esca)~ micro, sin ~mbargo, los caudil~os regi9nales se erigen-eA et 5. Roland .A.ntup y Carlas Vidales, "El Padre, lá EsPada Y el Poder: la imagen del Bolivar en yen la politica-, en Simón BOIftJtw'1783~1983: hnageri y presencia dellJbenador era estfIdIosydocu~suecos, Instituto de Estudids Latinoamericanos, EitocoImo, 1~3,W.">74. Y. ¡Sim6nBolIvary el Problema Nacional: Un eÍlSayode antlisis sicohist6rico", '1beroamerlc.tma, . vol. ~.. Nos. r·2, 1985, pp. 137-148, ' la . í ,.,. histOda 95 grandes padres éentralizadoresque' ~·tenfrentan a un caudillismo microregional, tal eseJ·casode los. gobemante5C(!1jatorianos delsigfo XIX como Juan José Flpres; Vicente Rocafuene,GabrieJ Gat(:ia Moreno, sus regímenes se han, califiC&80eomó' de ~~SD1(tjJuStrado~ ..y adetnú; comparten delto,Sesgo monárquico en su acdonarpolitico. Contra ellos el federalismo departamental, de Guafaquil y Cuenca ,se definió en la· Persona, de caudillos regionales, abanderados.' de sus intereses lócales. Este estado burocrático, al <;ledr de , Maiguashcai· ¿acaso no· debió 'haber conservado .y;;adecuado las caracteristicas , que el Estah'o burocrátlcocolonial configuro a .lo larga de tres siglos de historia, cspeciahnenteá nivel de)as uniqactes regionales' minimas como tenencias politicas, parroquias, ~·inclÚS¡ve a nivel de 108 <¡abikj.os regionales? Sería interesante preguntarse sobre tuál fue el desarroIlo.o el destino d(# la. tradición ,bur<>crática 'colonial enta: formaci(>n del estado ecuatoriano temprano;· porque de hecho; la figura paternal del rey, definida en:la presenda de'un Padre concentrador de poder,. dador,de leyes,m~j\lez, benévolo y justo, parece haber- sido la inspiradora deJos afanes centralizadores de los grandes padres Jlollticos. En esta t(mica valdria, incursien.ar en las interrogantes acerca de la péfdida del padre t primer,? el rey y luego ~ol¡var, y su relación con el desarrollo de 10sYKleres. centralistas y la ,emergencia ,del caudillismo regional, qUe puede ,tenerraices en la' tradidonaNucha de los poderes ~Ilosregiorudes al interior de la burocracia colonial a todo nivel, desde el poder en los Virreynatos hasta en lOs más pequei'ios corregimientOs y. tenendas políticas coloniales. A propósito de la cita de B.ocafuerte hemos hecho referenda él un tipo ~ idéológia,. o a untopajediscurSivo de tipo liberaJ...repubHcaJio..d.emocrático, que caracteriza el ,inicio de la Repúbl~_Es, interesanteéonstatat qUe cuando llegan aso fin las guemisindependentistas, los gobemanteSde los nuevos estados ª",ericanos, aun tan;:disín\iles Gómo Rosas en Argentina, Páez 'en Venezuela; Portales en Chile y Flo~s en ,el Ecuador,- se aplicaron en un objetivo común: establecer un orden politico e~table que pudiera enfrentar una reali~d en la ' cualJa: pobreza fiscal y las' múltiples fracturassoda'les amenazaban con ser germen?egraves conflictos. Lo hac~n entonces, :ep~, momentó, fundándose en un discurso,. qUe como también Maiguasbca. anota,. es de, inspirad6n republicaho-democmtico. Sin embargo., en ·.estas dteunstáncias y"para estos gobernantes, el orden debía ser autoritario, y el po4er ~centrado. Lo cual signific6 desechar 'una fórmula demoérátiea en la primera fase de 'la rev~ud6n, taglbién deseCba por lo menos de fQtma .explicita, .Ia.altemativa monátquica, inCompatible con. el"ya ,arendradOf!ijlIibÍicanismo.americano en las.éUtes. Estas, se adhirieron en general, a alguna variante.delconstituCionalismo y se '. , ¡', Presente ' I 4 9ti liberal y también lo hicieron, sorpresivamerite, '1á mayoña deJos caudillos militares -que ~lvo Rosas- guardaron' escrupulosamente las fórmulas constitucionales, para' violarlas sistemMicamente en los. hechos~ . La doctrina liberal al estilo francés, inglés o estadounidense, inspinl, casi palabra por palabm a innumerables constitudones e 'impregna el De~ Este se constitUye en el discurso que 'los letrados esgrimen contra· Y para los débiles y dominados, convencidos de que lo hacen por su bien. En el marco de la doctrina. domiftaRte del constitucionalismo liberal, .las propuestas se caracterizaron por .una;gtan moderaci6n:se tratabá de ordenar 'y radonalizar lo existente, antes de deStruir lo viejo y construir lo nuevo. Se reconocia qUe el fundamento' del". orden politi~o no podia ~ otro que la voluntad popular, pero se la mediatizaba me<liante requisitos ,para ejer..cer el sufragio: una propiedad, saber leer y escribir, o con asambleas de ~stintos ',grados; Esto provenia tanto de un 'implidto rechazo del igualitarismo ,social, justificado en el permanente recuerQo c;le·la ignorancia de .las 'ma&ast como del interés por impedir que las di~siones facciosas, que normaltnente.surgian,en , el seno dé la étite y sussectorés periférÍcos,pudieran manipular a su ~vore;tas mismas masas populares. 6 De:esta fonna Se retomaba las·f6nnulas politicas del constitucionalismolibeial . español de 1812 y'1820, es decir <omO·ha 'subrayado Frank Safforo.. una peculiar adaptadón del modelo británico a la tradición española.7 Abundaron ~ los t~xtos , constitucionales los Consejos de EstadQ,'los vetos suspensivos y ~l ée~ismo, aunque en Hispanoamérica se pUso más énfasis que en España en laS atribuciones .. del 'poder central. Sobre todo, aparece claramente 'la influencia de los cofáitudonalismos moderados ,europeos, .particulannenlelos de' BenttWn Y Constant. .En 1796, Constant escribe De la force du ~'actueJ de la . France etde la nétcessité desy rallier, en ;donde demuestra que el gobierno nacido .de la superación del terror representa, ya un orden estable y diano dedÓfender, contra el·, cual no cabe rebelión ,legitima' alguna. Se ha señalado que- con este ~nsador se inaugura uonuevo cido de pensamiento poJitico~8 Jeremy Bentbam· (Londres, 1748-1832) se mostró reticente ante algunos delosvalores que inspiraron 6. Las ambigüeda~ dellíberalismopos~volucionario han sido subrayadas por Ch:aries~, ' ( "1be Reconstruction. of Nineteenth Century ~oIitlcs in Spanish America: A ase ror· the Mjstorrof Ideas", LatÍn Amerlcan Resedrcb KetJiew, al 1972. Por otro lado; las peculiaridades delliberalistDo aut6ctc?n0 ,han sido recogidas por Jaime !lodriguéz en su .libro, 'El nl.ldmtentode~. Vtt;~RoctI/Uerfeyelbúpanlmw, 1808-1832. ~ , 7. ·PoIitlcs, Ideology and Sociery in Pdst IBdepelldence Spanish America", en Leslie ~U (ed)" Tbe ~ Hlstory 01latín Ámenca. m, Cambridge University Press, 1985~ 8. Marta Lorente, -Reflexiones sobre la RévoIúcioo" en PemandoVallespfn, (~d)~ HIStOrl'lfle IaTsorlaPolfllca, vol. nI: ·/lustr'ac#6n,li!Jer.r¡Il8mo¡ynacfon(Ülmw, Alianza EditoriaI,-Madrid,l99-1, pp. 163-226. . J / .97 la RevoludónFrancesa, estableció contactos con Bolívar y, en la época de las guerras napole6nic3s, se puso del lado cielos movimientos' liberales de resi~enda en .E~ropa e Iberoamérica, para quienes elaboró un modelo de democrada constitucional. El detalle de su concepción democ:rática lo· presenta en Códigp constUuctonal, un textore<hfáadoa instancia de las cOrtes portuguesas de 1822 y publicado en 1830, Y'QUe su autorcondbiócomomodeloinmediatamenteválido .p~ra las aspiradones democn1ticasque se manifestaban entonces en España y para J~ repúblicas hispanoamericanas recién independizadas, adernés de' haberlo pensado para un futuro,democ:rático en su propiopais. 9 ·En los textos de estos dos pensadores europeos no se buscaba tanto sufilosofta <oya' introducción solía cau~r escozor en sociedadesdpnde la Iglesia conservaba mucho pesO. como las 'fórmulas constitucionales, materia en lasque estos dos pensadores eran conSiderados autoridades. indiscutidas. El liberalismo posrevoludonario énHispanoamérica, .entonces, retomaba muchos de lOs motivos de la Dust;taci60, tanto por su ideal de administración apolítica y eficaz como por el progresismo moderado; pero particulannente, por la fe en. unas refonnas que'apuntatan a la Jibertadecori6mica yaJfundonamiento del mercado. Reemplazar la política por la adminiStradóri fue.el ideal generalizado de quienes apuntaban a con~irun ~do modemoyeficaz, capaz de emprender aquello -no mucho- que podía hacerse 'por el progreso: Sin embargo, este lenguaje . , liberal se traduda. a.rnenpdó, de manera poco O$Xloxa end. niVel de acci6n politica y social. las oligarquías .,criollas, desembara2'.adas de la tutela de los' funcionarios ibéricos, y libres de otras injerencias, deseaban practicar el liberalismo en estado puro~ Privatizaron·el.poder soberano,. se reservaron el. monopolio del gasto público y eluso legítimo de la fu~rzaarmada, en sus. respectivos territorios. En referencia a esta etapa de la historia de América latina, dos polit61ogosfranceses manifiestan que, "el dOminio político se tóma. asunto privado a 'tal grado que . apenas se. puede.háblar en este caSo de Estado patrimonial".10 . PATlUMONW.JSMO YNJD'A~ I El concepto de patrimoniaJismo fue tratado por Weber como un subtipo de dominad6n tradicional, con. rasgos marcadamente· personalistas. Aunque Weber i desde sus primeros ~rabajós aborda el problema del patriarcalismo y el lketaña: 9. Josep calomer, *Ilustración y' IiberaJismo en Gran J. Looke, D. Hume, los economisrascUsitos, lps utilirariStu", enlbtd, F. VaHespín (ed.), pp. 11·96. . 10. Beruand Badie, y Guy Hermet,PolUíquecompaé, Paris. Presses Universiraires de Franee, 1990. pp~ 197~198. 'VersiónespaftOla, MéxicQ,Fondo de Cultura EConómica, 1993. . I 98 patritnonialismo, no es sino basta la última década de su vida cu~ndo desarrolla , la conceptualizaci6n de .patrimenhdism() como un sub.tipo de la dominación . tradicional. En su' estudio ;ieercade este último concepto, Weber 10, opone al de feudalismo como ótraakernativa dentro de la d9mtnaci6n tradicional. ID, patrimonialismose caracteriza por una amplia estera de arbitrariedad' y la correspondiente falta deest¡abilidad; <:a oposJci6n,'la esl!UCb,Jra de las reladQnes feudales con su particubrismo juridicoasume un carácter estable. 11 Sin , embargo, Weber utiliza en ocasiones el término en un; Sentido más amplio, en .el cual. el feudalismo y el "patrimonialismo puro" son considemdoscomO subtipos de dQminaci6n'patrimorlial, de donde~~último conceptosetá usado _ J11ás bien, como sin{>nimo de dominaciQn tradicional. A partir de esta acepción Weber definió las telaciones patrirnomales,como aquellas que existen entre un jefe, empleador, señor feudal u persóna similar y sú grupo de seguidores . y subordinados; quienes le nnden lealtad y obedi~ncia a cambió de protecci6n: otra ... A este caso especial de tá estru<;tura patriarcal de dominación, el poder ~t,iCo' .descentralizado mediante reparto de tie(ras Ya veces de peculio a los hijOS o a ,otras personas dependientes del drculo ramili~r, damos aqui el IlÓmbré de dominación patrimonial. .. Laadministraci6n patti~onial se ha adaptado originariamente 11 las eXigencias personales del sef\or, espedalmente de su hacienda privada. 12 . r . El patrimonialismo; entonce$~ describe un modo de qominación tradicional ejercido por el jefe "en virtud de :un ,derecho personal absoluto": En 'está situaci6n,. el ámbito pólítico se, toma patrimonio del jefe; el personal político, adminis~tlvo queda 'en deuda con: él, es su cliente y el proceso íntegro de dedsi6n está sometido a su poder discreCional. El: n~opátrimonialismo -concepto .propuesto por Eisenstadt-. sería,' la prolongac;ión de esta lógica patrimonial de dominio en el contexto deJa éppca conterrlporáriea. 13 De esta manera' pretende describir un sistem.apolitico estructurado en torno a .la persona del jefe y tiende a reproducir un modelo de dominioperso~alizado, orientadp hacia la p.rotecci6n de'la élite en el poder. , Entonces, ·la actuaci6n de esta élite consiste en asegUrase el monopolio de la representación y controlaren subend¡cio el proceso d~rnódemización. El '/ establecimiento de esta lógica neopatrimooial se ,explica gracias a la combinación. . de 'un dOble efecto presen'té en' las sociedades marcadás, ~r lo que los 11. Robnd Anrup, El Taita y e/lOro, Nalkas' Boken Forlag, Estocolmó.. 1990. 12. Max Weber, vrIImcbaft una Gese/lsdJ4jt: G7UndrlSs rJer Verstebende Soziologt8, ·Tlibinaen. 1976. pp. 758 Y76q. Véase también Zabludovsky, qina, -Max Weber y la Dolninaci6n Patrimonial en.í\mérica Latina-, ReutstaMexlcana deC~PolIHcIIsySocItJli!S. No. 124,1se6,.pp.]s,.96, esP76-78; . '. ' 13.\ S~ll~ise~dl. 'ÍradittonaliWn~fsmtll'ld ~nerr~m,Sase Publicatio~. BeVedy HiUs, 1973. . .99 politólpsos franceses, ~~d Badie .tGuy Hermet han llamado'"la.dinámica 'huérfanati,.a saber:.la·vaJoración. excesiva de algunos recursos políticos y·la .escasa, mov.tlizaci6n social. El primero dC estos elementos propicia la 'alianza estrecha y hegem~ca del jefe y de su burQCJ3da. Nada puede hacerles contrapeso. Elwcodesanollo C(,:onómico deja a las élit~s politicas el monQilOlio de un pOder' .qJ¡le.1a élite eCQIlPmica nacional no puede ar~tar' ni Jmpugnar. · En estas ~()tldiciones el jefe y su.burocrada acaparan lo esencial de los recurSOs. de'.Qomiriio en el ámbito poJ1tico:Sin embargo, la autoridad,del .jefe de.pende . de lo sólido de su legitimidad:' si. ésta es <le. naturaleza t"dJciqna1,. se ve de todo'S ' modos af~ctada por la neces~ de dar unamíníma credibilidad ala autoridad , de su burocracia, si es de naturaleza. carismática, a medida que se ,haga ,rutinaria deberá.~onw~n1as i~dones'bur~tica'S~yen primer lugar con elejérdto; sj:esdetipo racional-le8~1~ tiene que bas~,' a'fálta de verdadera vida y competencia políticas, en la demostración de, la ,eficacia de bs instituciones buf(xpticas. 14 Ala luz de 10 anterior cabria preguntarse si podrían estóS conceptos,. de patrimonialjsmo y de neopatrimóniaHsmo, proveer herramientas analíticas para · entender las instituciones politicas y el juego politlco del' Ecuador del' siglo pasado y tal'vez, aun de este siglo. De hecho, me parece ba$tante evidente que el. concepto de neopatriflionialismo tiene gran relevancia pará :ententler el Estado ecuatoriano actual, en donde existe 'de hecho una 'paradójica aliánza entre el neopatrimonialismo y. el neoliberalismo, que privatiza y utiliza los · rectusbs del Estado para rifles 'particulares. :POr Último, si .estos conceptos se juzgan como pertinentes u operativos, se hárá necesario' définir el cómo situar los diferentes &obiemos y regímenes políticos en· relación ~. lasqracteristicas de' las' diferentes ~ariant~ del patrimonialismo o \ del ne?-patrimOnialismo, respectivamente. CiAsE, SOCIEDAD y NACIÓN '. Las interrogantes que hasta aquí he abierto, no tienen otro objetivo que el de señ~lar ·la existe~a .de;·· otros conceptos,· m9dos de explicaCiqn .,y. otras narrativas teóricas a .la5. 9J.3Jes·acudir para.·elestudiQ· de los fen6menos del Estado, además de bis-predOminantes en la histonografíaecuatoriana sobre este tema. A prop6sito~e ésta última, me he referido a tres obras en l1neas anteriores, las mismas que quiero comentar brevemente eQ relación con el artículo del historiador Juan Maiguashca. , . - , 14. B. Badie y G. Mermet, , ' ~ r;011IfJa1fe, pp. 180-190, 100 Los .anáJisis de Enrique Ayala, Silvia Vega, y ~faelQuintero y Erika Silva, tienen en éomún emplear una concepción de sesgo marxista, como punto de' partida .. A pesar de esto, las diferencias.entr~ sus' interpretaciones son' notoriaS e, importantes. Estas diferencias se refieren,' fundamentalmente, a la relación entre clase y Estado y a laJonna de ent~nderla. 'Estos autores ~ refieren a ciertos aspectos de periodización, esto es, cuándo se constituyen las diferentes clases sociales y cuándo se constitUye el Estado n~cional, y cual es la relación entre . la constitución, de las primeras y del segundo. Otra problemática que abordan \ es, obviamente, el problema de la, relación entre Estadp celltral y. poderes regionales. LOs puntos de viSta de estos autores son los siguiellte~: Para Ay~la;·la independencia consolidó un poder latifundista, el mismo que no se expresó en el surgimiento de un Estado naCional, sino qúe' el poder se dispe,rs6 en instancias locales yregionales fuertemente asentadas en este poder latifundista del régimen hacendatario: La clase terrateniente· sé reveló, como cróhicamente incapaz de romper esa d:~rSión, del Estado con un proyect,o",nadonal' viable ... Detdsi de. las fónnulas , Uberal-democrático-republicanas adoptadas en eL naciente Ecuador, se ocultaba una sociedad jerarquizada, estame"~¡amente.organir.ada... Frente a la solidez relativa de las instituciones de poder local, el 'Estado central cubría precariamen~el control de la fuerza armada, algunos funqonarios.;ugiciales y eclesiásticos. 15 ' Pata Quintero y Silva, el Estado desde 1830 antes que ;ser un órgano represen,fativo de una cÍase legitimada por' el consenso, se constituye en un organismo legitbnador de los podere~, terratenientes regionales y, cpntinúa actuando hasta 1895 como un "simple ratificador de los intereses .económicos y sociales de las clases terratenientes regionales". 16 . , Por su parte, Silvia Vega inicia su primer Capítulo con una larga cita de Ayala que hace referencia a la desarticulación de los poderes regionales en los.inidos , de la República y más adelan~e manifiesta:, parte de la hipótesis de que, desde la temprana República, concretamente a partir de 1835, existe u~ intento lúcido y consciente de la clase terrateniente de cohesiOnar nacionalmente, desde el Estado central, a toda 'la Sociedad, subordinando y funcionalizando a los poderes locales y al poder de ciertas corporaciones -como la, Iglesia y el Ejército- bajo la direedón política estataL 17 La perspectiva que adoptamos en este trabajo . I 15. 'Enrique Ayala, HIsIOrla de la Revolución Uberal Ecuatoriana, pp. 18-19. ctémes, 68-69. 16. R. Quinterp y E. Silva, Ecuador: una naclim 17. Silvia Vega,. Ecuador: Crisis polUleas " Esiado en los InlCtos de la RepúfJUca, p. 18. en, w. \ 101 Esta tesis resulta diametfaJmente opuesta a la planteada por Ayala. Alfmal de su estudio Vega afinna lo siguiente: sostenemos· que se c;1io una ,clara sobredetenninadón polfticaen el devenir \ republicano de los primerosaftos y que existió un proyedO estatal «msciente·de la clase. terratenient.e, entendida·no solo como clase dpminante, sino también como clase politica dirigente de J,a. sociedad. lB ' . Maigtlashc;a., por SU ¡>arte, hace una diferencia en lo que se refiere a· este punto: El considera que ainkios dé la Repúb1icano hay una clase social'" realmente 'constituida que jrudiera imponer su dominio sodaI a nivel nacional, eso es algo qué surgiría, según este autor, a fines de siglo, e:inclu80 en una forma tqtalmente acabada, no antes del~ segunda década del presente siglo. La ausencia de una clase social dominante durante todo el siglo pasado se debe, según Mai8.llashca, a la falta de madúrez en las relaciones capitalistaS' de producción y a la inexistencia de un verdadero mercado nacional'intemo. Pan construir esta expliCación Maiguashca se basa en }a·obra deJ..historiador alemán marxista ~anfred KOSS9k, quien señala que en ·Ia IQI1lJación' de las nadones hispanoamericanas, después de la independencia, Iascondicioneshist6ricas qúe definieron esta inmadurez en las relaciones ~pita1istas de producción, , hicieron que el Esta<;lo en formación ño funcionamcoplO una pieza final sino' como el "instrumento instituCional central para·1a ulterior consolidación de la nación" .19 Tomandó este punto de partida ~I :autor formula su hipótesis central ' . en el sentido de que , el estado "com9 institución:" hizó acto de. presencia desde 18~ Y de que, lejós de ser un factor secundario; fue el, m~or princiJXrll del proceso de la integración nacional d"rante todo el siglo XIX. 20 ' VemoS entonces que las posicienes de Maigl$hca yVega coinciden en cuanto a que ambos considern,n queel.poder central ~ga un papel irrlpOrtante a partir de los años 3Ó del siglo pasadol sin embargo, se diferencian en su concepción al defmih al actor que está detrás de este proyectp: .~ Vega ~ del proyecto ~teuna·claseterrateniente que tie~ un proyectoest1!taI nacional, cuyos gesto~ " e idtpulsadores son Flores y Rocafuerte, en los inicios de la República. Por su parte, Maiguashca considera que el grupo de los terratenientes no tiene. la cohesión ni la fuerza como para r~blecer un siStema nacional de <;Iominación Social, del cual '1 I l8.Ibi<:t. p. 149. 19. M. Kossok, atado por 'Maigú.aShca, > 20. Ibíd., p. 355. ' • \ HIiIoria y 1fJ816n... , p.356. 102, , el E$ado-seria "la ~Jl9litica".21 En este:&efJtido.eI autor más bien:pone , éñfasis en lo que llama el Estaqo como institución Mno al estado en su ~_eabak.• elestado tieQe un cacicter dual. Por unJado ~ la ~presi6n pcilítiQl de ,un s~:nacjonal dominación social. Por el otro, es un aparato buroctátioo, ~ir. un ro.njunto instituciones interdependientes en , ~ que se concentran el poder y 198 ~,de la mencionada ~Jaci6n social. 22 I de ge También cree que, ene) caso del Ecuador decimonónico,. lareJad6n de dominación social aún no se .hadesarrQllado debidamente~ por 10 cUalel EStado hiZQ una contribución 'primordiálalproceso de fonnaci~nnadonal; no tanto como~"expresión de dominación social siÍlocomouna institudÓR burocr~tica~. 23 , Maiguashca concibe 1aexist~Cia~deuna"Jógica dejo político".Que determina todo el accionar,estatal Qur'aPl~:el siglo XIX. 24 A-mi juido, esta 100ica P9líti~~ debe s~r leída a la luz ~ -10$ diversoS proye<1os de las élites estatales que, se conStituyen en la esfera -política y no desde los intereses: Constituidos en otroniveld.e la nantada formacióQsQCial, por ,ejemplo el económico, situación ' ana~ fr~nt~ ,Y que de hecllo,estápresente en los otros tres 'trabajos que ~mQS,:.aJ1ali'zado. Maiguashca se.alejfJ. de esta tendencia en cuantedefineun , j)(!riododeexcepQ6n, qu~ abarca casi todo el siglo pasado, en el cual tal modo de explicación no puede dar razón de lOs fenQmenos q~ el autor alxnda,;sin embar89'anunda la pertinenda de.,este a~lisis,para los perío<1os posteriores t ' caraeterizados por' un desarrollo .plenQ "de las relcldones'apitalistasde , producCión. Tal procedimiento, a mi parecer, entiende la ,politica de ,forma reduccion~ta, c;omo efecto de una causa consti~ida a otro nivel, el ,econ6~ico, Ydecifra los aconteCimientos políticos 'a partir de intereses que han,tenido su apgenen'ptrolugardelal1amada "formad6ttsodal'!. Insistiendoen'cOncepnalir..ár . el orden social como una estructura tot;al con sus racionalidades subordimmtes, este tipo de análisis ha descuidado los "espacios ,de acción" que ~steñ ~ lps 'interstidos ',de laest:ructuta, en :lasgneras, los mtsmos que desaparecen, del campo /de visión de ,aquella mirada ~"obsesivatnente busca la ~1idad. 25 _ , ·,La funCión burocrática que el Estado cumple ~nte el siglo XIX es para Maiguascha un efecto deunecesidades inmediatas 'de la sociedad,' como por ~plo,lade mantenerla pazyeJ orden".26 Aquí cabe pregunrarsesobre este 21.' lbíd. p. 356. 22. Ibid., p. 356. 23. Ibíd, p~ 357. 24.1tJfd, pp. 408-409. 25. RolandAnr:up, -Totalidad Social: ¿unidad ~al o unicidad real?'";' ~de.~ , cultuJ"lll; Universidad Nacional de Colotnt}¡a,Medellir¡)' Ño. lO, 1985, pp. 6-23., .' , , ,'26. J. Maiguashca, ,?p. ciL, p; 357. '. , ' , ,', I \ loa < " ~ptode Sociedad. A mi juicio, el USQquehace Maiguasbcadeél'es un~ bastante claro de Iospelip)5 del 'uso: noproblematizado de' este· ,~"" sociedad. que nOs· parece tancomón y corriente; tant() más cuanto que .surge ,la, int~teacerca de qu~ dentro. de esta SOCiedad,. tenian· el interés de mantenerel'orden. Otm COJ\CeptQ alrededordelQJat:S\lele.reiAaf·.al9fusión te6df;:a. eselde·nadÓR y PQf derivaeión~el de "integraci61l JlldonaJ", ellllislno<preresuba, centralen elartículode Maiguasbca, su'mismo títuIQloincluye.Sobre~ pootOi: diremos que· el autor ya reconoce' que taJooncepto,.és uROdel05<más. controvertidos en el léxico po~co, y sin embargo considera que hay ronsenso en una definición de "inte8f'lci6n nadonal", la mismaque'incluy~ una dimensión material y otra ideal. La priIneJ'a es de carácter eron6mico,y ~la segunda; es de naturaleza politico<ultural y tiene Que ver "con la f0fll1aCi6n de una comunidad política: y de una id~tiqad co)ectiva".27 M~iguashca opta por ocuparse exclusivamente de la dimensión ideal, y ~ectiv_te las reflexiones que ~ltan " más interesantes eJl el artículo, son aquellas que el autor constrúyealrededor de lo que, siguieñdqJl Tarrow, llama la "homogeneizad6n normatlva",28 Ciertos símbolos,' conceptos y metáforas definen cu.tles son ~os p~oblemas societales que se presentan, en y para el accionar político. Este quehacer se lleva a cabQ.al interior de formaciones discursiv~ que determinan qué es posible enundar dentro de una determi~da cultura politK:á, abriendo o cerrando; de esta manera, espacios de accionar político. Analizar el lenguaje politico en su ~enpdo·más amplio, es no solamente une;ercici~,al,jnterior del discurso, sino una contribudón al el1tendirniento de los procesos de identificación que rigen la creación de conceptos de nadonalidad, de pueblo y de ciudadanía. Para finaJizár el presente artículo, y en referenoa filas reflexiones anteriores, quiero hacer 'una propuesta teórica que tiene que ver con la definición del concepto de nadón. El concepto de "nación" no p4ede serentef\dido como el reflejo qe una' realida~ "objetiva", natural y dada, en su lugar, es, comb todos los conceptos, una creación discursiva que puede tener consecuencias reales y " de mucho alcance; entendida desde est~puntodeVista, no se trata de encontrar ,si la "pación" realmente existe, cuantificada mediante criterios objetiVOS, sino . , que se trata de saber cómo se crea o se cpndbe con la fuerza de la palabra" , 'Entender la "ruldón" como una constru~ci6n discursiva definida por'un grupo de élite, a partir de diferen~es criterios y propiedádes, parece resultar muy \ . fructífero. ESos crit~riosque' sirven para diferenciar,' tafnbién otorgan a lo . diferenciado un valor' especial, y le asignan' as1,' una identidad, los criterios pueden ser étnicos,idiotrlatico.s, culturales, rel~giosos o referirse a los derechos - civiles, a los dérechos d(! ciudadanía, etc. A partir de los cnterios y"de las , ' 27. lbid., p. 358. 28. lbíd., p, 357. 104 propiedades que reciben el valor mjs alt?enel orden construido, se constituyen diferentes tipos de nadones que pueden transformarse ~ la medida en que los criterios cambian. . El buscardeftnir o eJJContratlos porqués de una identidad politica y nacional constituye una .tarea que se" presenta plagada de interrogantes. Ninguna teona puede considerarse la portadora de la verdad, simplemente se constituye en un elemento mis de análisis, en un matiz entre otros, que inin confaguf3ndo las posibilidades de c~r una explicadón rrW .acabada. del fenómeno sodal.