Las estrategias del capital mundial para la educación argentina Patricio Mc Cabe El capital busca una resubordinación del trabajo a niveles mundiales, sin esta premisa es imposible entender la reestructuración educativa que se está desarrollando en el país. Cada vez más, nacional e internacionalmente, se viene produciendo un proceso de resubordinación de la educación (en particular la universitaria) a los nuevos dictados del capital y esto es, a su vez, “el resultado del proceso de penetración en extensión y profundidad del capitalismo en la sociedad”(1) Los análisis más frecuentes en medios de izquierda asignan a la educación un rol más bien marginal en la lucha política. El supuesto fuerte de este tipo de análisis es el de la no centralidad del sujeto estudiantil, los esfuerzos y las atenciones están puestos en aquellos proletarios que realizan trabajo manual directo, los que trabajan en el "corazón del sistema”. Hoy es, por lo menos dudosa, esta centralidad obrera de fábrica. Algunas tendencias que señala Marx en El Capital parecen anticipar esto. En el capítulo Vl (que permaneció inédito mucho tiempo) habla de la subsunción formal y real del trabajo por el capital. La subsunción formal del trabajo por el capital se expresa sobre todo como extracción de plusvalía absoluta, esto significa que la extracción de plusvalía reposa centralmente sobre la extensión de la jornada de trabajo. La producción a gran escala, la división del trabajo en el interior de la fábrica, el empleo de máquinas y sobre todo el empleo de la ciencia aplicada a la producción permiten que se reduzca el tiempo necesario para reproducir la fuerza de trabajo y por lo tanto aumente el plustrabajo del que se apodera el capitalista. En este caso, la extracción de plusvalía reposa menos en la extensión del tiempo de la jornada de trabajo que en la aplicación de estas fuerzas a la producción (que los capitalistas precisen menos tiempo de trabajo para hacer más ganancia no significa que igual no intenten que los obreros trabajen el mayor tiempo posible). Esto es lo que se llama plusvalía relativa y su extracción requiere que se revolucionen permanentemente los medios de producción, y por eso es importante la ciencia. (Indudablemente estamos infinitamente más cerca de la subsunción real que en la época en que fue escrito El Capital). Esto también significa que el capital cada vez subordina más aspectos de la sociedad a la producción, y esto es lo que Marx llamará subsunción real del trabajo por el capital. Consecuentemente con esto Marx sostiene que en la subsunción real es indiferente que tan cercano esté un trabajador del trabajo manual. “Primero: Puesto que, con el desarrollo de la sumisión real del trabajo al capital, el verdadero funcionario del proceso laboral total no es el trabajador singular, sino una fuerzatrabajo siempre más socialmente combinada, y las diversas fuerza-trabajo cooperantes que forman la máquina combinada productiva total participan de modo diverso en el proceso inmediato de producción de las mercancías o mejor, aquí, de los productos —quien trabajando más bien con la mano, y quien más bien con el cerebro, quien como director, ingeniero, técnico, etc., quien como vigilante, quien como peón o simple ayudante un número creciente de funciones de la fuerza trabajo se reagrupan en el concepto inmediato de trabajo productivo, directamente explotados por el capital y sometidos a su proceso de reproducción y valorización.(2) (la itálica es nuestra) El estado general de la ciencia, su aplicación a la producción, la calificación de aquellos destinados a manejar máquinas cada vez más complejas, hacen que el capital tenga en la mira la educación con cada vez mayor atención. Como una realidad en los países más avanzados y en forma tendencial en países como el nuestro, el capital devora a toda la sociedad para su existencia. La sociedad entera (con sus medios de comunicación y su educación) tiende a ser hecha obrera por el capital, este explota un sujeto con cerebro de ingeniero y mano de obrero. La sociedad se hace obrera y el obrero social.(3) Este crecimiento intensivo del capital es de tipo mundial y ahora le toca reacomodarse a la educación argentina. Habría que preguntarse con qué se encuentra el capital, al nivel de las realizaciones objetivas y a qué se enfrenta en términos subjetivos, para realizar estos cambios. En términos históricos, podemos pensar la reestructuración educativa como la última etapa (y seguramente la más dificultosa) del proceso de reconversión estatal que tuvo su puntapié inicial con las privatizaciones, y que podría resumirse como la entrega a la actividad privada de una buena parte de la explotación estatal. En el caso de la educación no se puede hablar de una privatización directa pero sí de una subordinación más estrecha a las necesidades del mercado Educación y mercado Entonces habría que preguntarse, ¿cuáles son las necesidades del mercado en Argentina, hoy? Según un reciente informe elaborado por el Consejo Empresario Argentino sobre desocupación tenemos que: “(...) dos tercios de los desempleados están en una situación que, aún si su salario fuera mínimo, difícilmente serian contratados por no contar con las habilidades requeridas por la empresa. Simplemente, hoy ya no son útiles. En otros términos: un tercio de la población económicamente activa (4 millones de personas) no está en condiciones de mantenerse en el mercado de trabajo, a menos que este sea beneficiado por políticas especificas de educación y entrenamiento. (Pag. 12,8-6-97) En un reportaje hecho en el mismo diario a uno de los autores del proyecto, este responde que para bajar el desempleo hay que subir la tasa de crecimiento pero que “(...) en el caso de Argentina, tan importante como eso es la calificación de los recursos humanos. Hay un problema grave, la oferta de trabajadores no se adecua con lo que demandan las empresas. Hay trabajadores muy calificados para los cuales la demanda es creciente. Para otros directamente no existe, porque aunque sean baratos no les sirven a las empresas. (Pag. 12, 86-97) Estamos hablando de un mercado laboral absolutamente fragmentado, y la fragmentación pasa por los niveles de calificación de la fuerza de trabajo. La reconversión educativa en marcha intenta “sintonizar” las instituciones educativas con este tipo de demandas del capital. Primero, las leyes Hoy, todavía, se está discutiendo la sanción de la ley de flexibilidad laboral y sobre todos sus contenidos específicos, sin embargo, la sanción de la ley sólo va a darle derecho a una situación que ya existe de hecho, basta entrar al mercado laboral para comprobado. Empero en el caso de la educación pareciera que la sanción de las leyes para el sector, en gran parte sólo existe en el papel y que su efectivización va a llevar unos cuantos años y unos cuantos conflictos. Especialmente en el campo universitario. Si damos por cierto que el desempleo vino para quedarse, las transformaciones educativas no solo están atendiendo a una recalificación de la mano de obra que va a ser empleada, sino también a un fuerte control social de aquellos que quizás nunca entren al mercado. El intento de hacer más homogénea la relación educación-mercado tiene algunas claves comunes tanto en la educación primaria y media como en la universidad. En ambos casos se dan dos ciclos separados, uno constituído por una base ancha de conocimientos generales y otro que apunta a una ultraespecialización. En el caso de la primaria se la extiende de 7 a 9 años y se otorga un título que permite acceder a un segundo ciclo de 3 años que consta de cinco especializaciones (una de ellas es de Gestión y Producción). El primer ciclo combina una formación elemental para cualquier empleo sin calificación y una fuerte dosis de control social al colocar a adolescentes bajo un control disciplinario propio del primario (ver artículo de AU.LA. en este dossier). Duhalde “infantiliza” dentro de la escuela con su reforma y fuera redobla el accionar policial y te manda a dormir a las tres de la mañana. La Ley Federal de Educación se desentiende financieramente del llamado polimodal, dejando la especialización que caracteriza a este ciclo en manos de las directamente interesadas: las empresas. Los estudiantes secundarios van a realizar una serie de pasantías para estas empresas que van a pasar a tener una injerencia desacostumbrada en la educación pública. La explosión de la enseñanza media deja a los ex secundarios de los dos primeros años “infantilizados” en la primaria y a los secundarios de los últimos años “madurados” por las empresas. En el caso de la Universidad se la fragmenta en tres ciclos siendo el primero una suerte de CBC de 2 años con una formación básica y general que da un título de técnico, un segundo ciclo de dos años que otorga el título de profesor, y el último ciclo arancelado de donde se egresa licenciado. Los dos primeros ciclos son de formación básica y el último es superespecializado. El control social muestra su cara en la reformulación del gobierno universitario donde los estudiantes carecen de derechos y la policía puede entrar sin más a la Universidad. Más adelante recuperaremos en más detalle la expresión universitaria de la reconversión, ahora solo intentamos señalar las similitudes. La reforma de la educación primaria y medía sólo se expresa como inversión en infraestructura y “capacitación” docente y en el único lugar donde parece estar en marcha es en la Provincia de Buenos Aires. La ampliación del primario ha logrado dividir a los maestros de los profesores logrando que los primeros se sientan beneficiados y los segundos marginados, aunque en ningún caso se recibe la reforma con entusiasmo sino como “más de lo mismo”. La capacitación desarrollada a lo largo de 9 sábados durante el año pasado fue rechazada por los docentes que no leían siquiera los módulos (ayudados en algunos casos, por el sindicato, que les facilitaba las respuestas). Sin embargo, el rechazo apuntaba a las formas económicas (“la capacitación se hace fuera de las horas de trabajo y te pagan poco”) y no en cuanto a su contenido ideológico (tecnocrático y fragmentador). La absoluta mayoría de los docentes mantienen su rechazo a la reforma en términos salariales y no abordan la cuestión educativa como un conjunto. Esta actitud impide que se sume al rechazo de la Ley el resto de la comunidad educativa: los estudiantes y los padres. La medida del ayuno educativo impulsada por la dirección de CTERA es paradigmática en este sentido (lo único importante es el aumento salarial) y encima divide a los propios docentes entre los “mártires” que ayunan y la gran masa docente que sigue dando clase. Otro ejemplo más de lucha “mediática” que reemplaza la lucha real. Educación superior y mercado Tratando de ver la relación entre educación superior y mercado podemos pensar a ésta como un centro de “calificación profesional”, básicamente como un lugar donde se valoriza la fuerza de trabajo. La proporción de alumnos universitarios por habitantes en Argentina es la más alta del continente, a excepción, claro, de Estados Unidos lo que amerita por parte del capital internacional no poco interés en ella. Desde hace muchos años el Banco Mundial ha colocado en su agenda la educación superior en América Latina y su intervención en este terreno es una estrategia muy bien preparada a través de encuentros internacionales y misiones. En un documento del año 1988 se dice: “El Banco Mundial se involucra particularmente en la educación superior a partir de las recomendaciones del Encuentro de Expertos Educativos Externos convocados por el Banco en Diciembre de 1977. Desde 1985 el Banco ha emprendido o encargado una serie de estudios acerca de varios aspectos de la educación superior en la región (América Latina y el Caribe) con fuerte énfasis en las cuestiones de financiamiento. La intensidad y la calidad de las participaciones (...) fue también percibida como una demostración de la seriedad con la que el Banco se está preparando para ocuparse de políticas de educación superior en la región... “(4) En un informe del Banco Mundial sobre las Universidades argentinas, que fue publicado por Página 12 en mayo/junio del ´94, dice entre otras cosas: “La falta de un sistema para monitorear la asistencia y el rendimiento estudiantil, contribuye agravando el problema, sin embargo la dificultad fundamental es la ausencia de exigencias mínimas para el ingreso y la permanencia en la escuela... Una reforma total y profunda de la universidad aparece necesaria... El gobierno debería considerar un programa de reducción de recursos en fases al sistema universitario...” La oportunidad de aplicación de estas medidas fue cuidadosamente estudiada, la primera escalada privatizadora de las empresas estatales de la gestión Menem no tuvo como objetivo la educación universitaria. La ausencia de simpatías que el menemismo cosecha en la Universidad lo obligó a preparar el terreno de una manera más cautelosa. Su primer objetivo fue engordar la camarilla profesoral radical con una buena cantidad de incentivos económicos que ensancharon aún más la brecha entre profesores con mayor dedicación y la gran masa de docentes sin ella. En una segunda fase se aprobó la Ley de Educación Superior que daba a estas camarillas el gobierno absoluto de la institución universitaria, a la par que abría la universidad a la policía y daba carácter de ley a la posibilidad de tomar examen de ingreso y al control de los estudiantes mediante la aplicación de disposiciones sobre regularidad. El contenido antidemocrático del gobierno universitario se profundizó aún más. Con la ley aprobada, se abrió una negociación de matices con la burocracia profesoral y estudiantil acerca de cómo se iba a adecuar la Universidad al nuevo marco legislativo. Estos fueron los encuentros de Colón y Mar del Plata, en estos se dejó de lado la iniciativa de aplicar un arancel (medida que la UNESCO consideraba desacertada dada la radicalización estudiantil) y se dio libertad de acción a los Consejos Directivos que quisieran instrumentar exámenes de ingreso. Las ideas-fuerza de los decanos y consejeros fueron el acortamiento de las carreras y su estructuración en ciclos. Nunca está de más olvidar que esto fue avalado por la Federación Universitaria y algunas corrientes de izquierda como el PTP (ver actas de Mar del Plata). La última fase la estamos viviendo ahora y consiste en una partida más de dinero del Banco Mundial (la primera fue para incentivos) ahora para aceitar mejor la reforma de Colón. Este es el Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria (FOMEC). La UBA hoy La estructura actual de la Educación superior responde a necesidades diferentes de las que actualmente tiene el capital, y esto por varios motivos. En primer lugar, el contenido de la enseñanza actual apunta a una formación más global, está más bien pensado para una inserción en el mercado mundial de un corte más independiente. La calidad de las investigaciones de la UBA es indicativa de un proyecto de desarrollo más autocentrado, posible por existir en el marco de un capitalismo menos integrado. La universidad cumplía una función diferente cuando el modelo económico apuntaba a sustituir importaciones mediante desarrollo industrial propio (como sucedió en el período que va de 1930 a 1976) que ahora donde se estimula más la producción de materias primas para exportación y a satisfacer las necesidades inmediatas del mercado. Se puede decir que la universidad, hoy, está más cercana por sus objetivos a 1945 que a 1997 y esto es lo que se propone ajustar la actual gestión educativa. En segundo lugar, hay un desajuste violento entre las actuales necesidades del capital en materia de profesionales y la enorme cantidad de alumnos que alberga la universidad estatal, encima con una tendencia de incremento sostenido de la matrícula en los últimos 5 años. En tercer lugar, cuenta con una estructura mucho más democrática de lo que el capital precisa , en este momento, para la educación. Esta última es quizás la anomalía más grande que presenta la educación universitaria argentina en comparación con el resto del mundo. En cuarto lugar la cuestión de la masividad, la cantidad de alumnos ingresantes crece en forma sostenida desde la mitad del siglo. La fórmula de la reconversión universitaria para la masividad pasa por una descalificación masiva, una suerte de enorme terciarización de los sectores iniciales de la universidad. La tendencia es a estacionar la masa de ingresantes en un subsistema universitario compuesto por el ciclo inicial de la UBA y las numerosas universidades del conurbano bonaerense. Este subsistema comprende tecnicaturas de 2 años en el caso de la UBA (por ejemplo, Técnico en ciencias sociales y humanidades) o carreras de 3 años del estilo de Comercio internacional, Hoteleria o Automatización y Control en la Universidad de Quilmes. A la descalificación masiva se asocia también el intento de despolitización. Ya que de prosperar el intento de extender la organización del CBC al ciclo inicial de la UBA, se privaría a los estudiantes de los derechos que tienen en el primer año actual de la Universidad como por ejemplo elegir representantes propios. Derecho del que gozan cada vez menos en las universidades del conurbano donde se aplica el coeficiente de gobierno (80 % de profesores) que menos favorece al gobierno estudiantil. Entonces modificar profundamente los planes de estudio en función de las necesidades a corto plazo del mercado, reacomodar la parte más masiva de la matrícula en un ciclo de baja calificación y achicar los tramos de carrera financiados por el estado son algunos de los objetivos que se propone la reforma de la educación superior. Este tipo de cambio requiere un recorte de los espacios de participación bastante más grande del que existe actualmente. La UBA que ellos precisan es definitivamente otra. La actual inserción argentina en el mercado mundial tiene otras prioridades en materia educativa. Requiere en primera instancia de una base más o menos ancha de conocimientos generales para una multiplicidad de tareas que están en la base de la producción (la famosa polivalencia) y hacia arriba una cantidad restringida de profesionales especializados que desarrollen tareas ultraespecíficas y que pueda adaptar tecnologías para un consumo cada vez más sofisticado. Frente a estos desafíos la segmentación del ciclo de grado de 5 años es completamente necesaria, por eso la adjudicación de títulos masivos, de baja calificación intelectual en poco tiempo (2 años o 2 años y medio) reúne los requisitos para la etapa. Este tramo de la educación no es lo que más interesa al Banco Mundial, el Fondo para el mejoramiento de la calidad universitaria (FOMEC) parece más orientado a inyectar dinero en las áreas superiores de mayor especialización con el indisimulable objetivo de control de la fuerza intelectual más calificada. Este control se hace más efectivo en la medida en que la calificación de esta fuerza se hace fuera de los ciclos de grado, en el más absoluto secreto, haciendo que el condicionamiento económico se presente desnudo. En esta época de globalización lo que se está viviendo en la universidad son los primeros intentos de homogeneizar la vida universitaria argentina a los criterios internacionales. Para lograr esto hace falta una profunda reorganización y disciplinamiento de la comunidad universitaria. Esta reorganización va desde los objetivos hasta el tipo de sujeto que los sostenga. De estudiantes a recursos humanos El FOMEC “es un instrumento creado por el Gobierno Nacional en dependencia de la Secretaría de Políticas Universitarias para estimular la transformación de la enseñanza universitaria, tanto en el posgrado, entendiéndola como un proceso integrado de docencia, investigación y vinculación con los actores sociales” así reza el Manual de Operaciones, Guía y Formularios para la presentación de proyectos. Todos los proyectos que los profesores han elevado para ser financiados por este organismo explicitan que el dinero será utilizado para ayudar a la Reforma que ha emprendido la UBA. El formulario de pedido de beca del FOMEC no habla de estudiantes sino de recursos humanos. Varios de los evaluadores que están llegando al país están dando sus primeras impresiones en los diarios y coinciden en destacar que “en sistemas altamente politizados como éste, no sólo es difícil empezar sino que además es un desafío” (Herbert Kells, Clarín, 16-3-97). Pensar a los estudiantes como recursos humanos es concebirlos como medios para un objetivo que en este caso es la formación de fuerza intelectual apta para los actuales cambios en el sistema productivo, pero en la universidad actual es más posible encontrar estudiantes “en sistemas altamente politizados” que “recursos humanos” por lo cual es previsible un conflicto de largo aliento. Los objetivos de la reestructuración educativa requieren de la "americanización" de la matrícula estudiantil y esto implica la necesidad de achicar el número de estudiantes, quebrar los mecanismos solidarios mediante el estímulo de la competencia, inyectar ideales de eficiencia y progreso individual y liquidar los mecanismos democráticos. En líneas generales, reconducir la creatividad intelectual a recurso humano para la valorización del capital. Someter la elaboración teórica a la lógica de la ganancia Habría que preguntarse entonces con qué cuentan para lograr sus objetivos. En primer lugar, cuentan con el anhelo de movilidad social de la clase media empobrecida que accede a la universidad estatal, al que le ofrecen la posibilidad de un título rápido mediante el achicamiento de la carrera. Y es completamente inefectivo enfrentar este hecho mediante la sola denuncia de que la plata que otorga el FOMEC “genera deuda externa”. En segundo lugar, tienen a su favor el desarme intelectual y moral que generó el discurso opositor que consideraba que el ajuste era sólo económico y que su expresión era el arancel. Ahora no hay arancel, ni destrucción de la enseñanza pública por el menemismo, sino reconversión capitalista de la educación de la mano del radicalismo y del menemismo. Como consecuencia, resulta evidente que sigue predominando en el discurso opositor una visión economicista del enfrentamiento universitario, siempre el eje es más presupuesto o rechazar la plata del Banco Mundial sin embargo como dicen los autónomos chilenos “Todos saben que es más factible que las autoridades universitarias o el gobierno suelten una millonada de plata para una reivindicación de carácter económico, antes que entregarle más poder y participación a los estudiantes” (5). En último lugar, y esto es más obvio, cuentan con enormes recursos financieros para engordar el sujeto del ajuste en el interior de la universidad. Y de esta manera, comienza a ser ridículo, el discurso de que el enemigo está fuera de la universidad. Los dólares del Banco Mundial han logrado entusiastas seguidores entre los ex amigos de las Federaciones universitarias. Autonomía Vs. Capital El proyecto del Banco Mundial para la Universidad es coherente, cuenta con los recursos para sostenerse y una burocracia universitaria ávida de protagonizar la transformación. Su principal problema es que su implementación requiere de un enfrentamiento principalmente con el estudiantado y la gran masa de profesores que quedan fuera del reparto. El gran desafío de la etapa es que la comunidad universitaria deje de ser objeto de los planes del Banco Mundial para constituirse en sujeto autónomo de la lógica del capital que elabore un proyecto que sea una alternativa tanto como para el nuevo proyecto como para el actual orden. Entendiendo que la única defensa posible es la de un proyecto elaborado por quienes hacen la actividad universitaria. Nuevamente, la pregunta es, ¿con qué contamos para estar a la altura de este desafío? En primer lugar, un cambio en la situación política. Durante mucho tiempo el discurso opositor era contra el enemigo que venía de afuera a imponernos el arancel y la consecuencia lógica era agitar la autonomía universitaria contra el enemigo externo. Esta concepción acrítica de la autonomía consideraba aliados a los burócratas de la universidad, hoy los burócratas ya no coquetean y muestran su cara oculta. Esto despeja el camino para facilitar la comprensión de que no se enfrenta a una serie de personajes malignos sino una relación social capitalista que impregna no solo la dicotomía burócratas-estudiantes sino también la que se da en el aula entre profesores y estudiantes y que se expresa igualmente entre dirigentes estudiantiles y estudiantes ejecutantes. En resumen que se haga más visible este conflicto permite luchar por la autonomía como autonomía de las relaciones del capital. Lo que a su vez permite la constitución de un sujeto autónomo sin distinción de claustros que da la lucha no sólo hacia adentro de la institución sino también hacia afuera mediante la unión con el trabajo manual que soporta la misma opresión. En segundo lugar, un cambio en las respuestas que habitualmente dan los estudiantes. Hace 10 años prácticamente no había protestas que no se canalizaran a través de los “representantes” ya sean de centros estudiantiles o partidos. Hoy una buena parte de los estudiantes caen en el escepticismo pero, en las facultades más activas, una parte de ellos prescinden de la mediación de la política entendida como representación y se expresan como democracia directa con rostro de asamblea o comisión. Algunos estudiantes están priorizando la experiencia directa y ejercitando un poder local que puede permitir que cobren confianza en sus propias fuerzas y eviten la delegación. Esto desde ya es una coincidencia con procesos como los de Neuquén y Jujuy donde la democracia directa, la revocabilidad y la rotación de los cargos empiezan a ser incorporadas como métodos “naturales” en cualquier protesta.(6) Sin embargo, hay centralización y tiene elementos de la única centralización proletaria que conocemos que es la de la Comuna de París. Estas experiencias todavía fragmentadas, de persistir en el tiempo, podrían ser el punto de partida de la constitución de un sujeto autónomo, de poder real a nivel de base y con un potencial político radical Está en nosotros superar esta experiencia fragmentada para que los estudiantes encontremos en nuestra propia experiencia una concepción universal y los criterios que nos permitan resolver unos problemas que exceden infinitamente el marco de la universidad. Tratar de generar una conciencia colectiva relativa al todo de la sociedad a partir de nuestra experiencia cotidiana. Este punto de partida puede ayudar a que los planes de resubordinación del trabajo que encara el capital mundial enfrenten una rebelión del trabajo que tenga expresión en la universidad como la tiene en Neuquén y en el Sur de México. 24 de julio de 1997 1. 2. 3. 4. 5. Gilly, Adolfo. Nuestra caída en la modernidad, México, Joan Boldó I Clirnent, Editores, 1988, pag. 108. Marx, Karl, El Capital, Libro 1, cap.Vl, Inédito, Firenze, 1969, pág.74 Esto se haya desarrollado en varios libros de Toni Negri, pero centralmente en Fin de Sido, Ed. Paidos, 1989. “centro de Estudios para la Reforma unÑersnaria” <~EPRLJ), serie, Universidad en D.bte, nro.i, pág.4 Venegas, Caudio, “Participación y poder de base: ejes de la democratización universitaria y de la construcción del...”, en Surda, 1997. 6. Los ccrtes de ruta de Neuquén, Jujuy, Salta mostraren elementos más que interesantes en materia de organización. La democracia directa, la revocabilidad de 105 cargos, la rotación para evitar que sean comprados los representantes, habla de un nivel de organización superior a todo lo conocido hasta el momento. La izquierda consignista varia en sus expresiones, algunos exaltan a los fogoneros y sus métodos de lucha como si estos métodos no fueran a contramano de su propia organización partidana, jerárquica y burocrática. Otros hablan de que es un movimiento espontáneo y carente de organización y centralización.