PROPUESTA DE PARTICIPACIÓN DEL PRIMER ENCUENTRO DE

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PROPUESTA DE PARTICIPACIÓN DEL PRIMER ENCUENTRO DE LOS
MOVIMIENTOS ECLESIALES Y LAS NUEVAS COMUNIDADES EN
AMERICA LATINA
Hacia la V Conferencia de Episcopado Latinoamericano y del Caribe
Presentado por:
H. Luz Marina Carmona L. Asesora Nacional MTA Colombia
Gonzalo Marín Pardo. Dirigente Nacional MTA Colombia
Maribel Betancourt Monitora del grupo Jóvenes Teresianos
COMPAÑÍA DE SANTA TERESA DE JESÚS
MOVIMIENTO TERESIANO DE APOSTOLADO - MTA
BOGOTÁ
MARZO DE 2006
Plenamente conscientes de la importancia que tiene para la vida de la Iglesia
Católica, la participación e integración de los Movimientos Eclesiales de carácter
Laical en la formulación de nuevas propuestas que respondan a las necesidades de
las diferentes comunidades de fieles, el Movimiento Teresiano de Apostolado de
Colombia ha asumido la responsabilidad de representar a todos sus integrantes de
los diferentes países Latinoamericanos en el Primer Encuentro de los Movimientos
Eclesiales y las Nuevas Comunidades En América Latina, a desarrollarse en Bogotá
(Colombia) del 9 al 12 de marzo de 2006.
Como preparación a dicho Evento y con el objetivo de plantear una propuesta, que
fundamentada en nuestro propio Carisma, aporte algunos elementos para la
vivencia de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, y
tomando como referencia fundamental el Documento de Participación preparado
por el CELAM, relacionamos algunos puntos concretos que han surgido como fruto
del análisis desarrollados por algunos integrantes de nuestro Movimiento al
respecto:

El MTA No tiene otra Finalidad diferente a la vivencia plena y
activa de los compromisos que como Católicos hemos adquirido en
el bautismo insertados en nuestro propio ambiente, en las diversas
actividades que desarrollamos como padres de familia, hijos, hermanos,
empleados, estudiantes; ya lo decía San Enrique de Ossó fundador y pilar
de nuestro Movimiento “Por eso os propongo un proyecto en forma de
lucha y una organización semejante a la de un ejército. Lo que os pido es lo
mismo que la Iglesia nos exige al bautizarnos: renunciar al espíritu del mal,
a sus obras y criterios, para dejar sitio al Espíritu Santo y que viva y reine
en nosotros Cristo Jesús, no se trata ahora de que entréis religios@s, ni
siquiera de cargaros con duras obligaciones o imponeros duros sacrificios,
se trata de que seáis Cristianos de veras en el Propio Ambiente (…)
¿habrá alguno que no responda al llamamiento? ” Laicos que oran, que
aman a Cristo y le hacen conocer y amar, que a los pies de María y con el
espíritu de Santa Teresa de Jesús quieren trasformar la sociedad. De lo
anterior consideramos como nuestra propuesta inicial, plantear que las
diversas Comunidades que cuentan con una gran riqueza Espiritual propia
de cada uno de los Carismas, busquen el tesoro que tienen dentro de sí,
que creen las estrategias para “beber de las fuentes” de lo que son y de
lo que tienen en el origen de cada una de las fundaciones y partiendo de
ello creen posibilidades reales y concretas, que respondan a las expectativas
de quienes formamos Iglesia.
Muchos de los Movimientos apostólicos fueron creados para dar respuesta a
situaciones particulares de conflictos propios de la época y de cada una de
sus realidades y fueron capaces de nacer y permanecer en el tiempo,
logrando grandes resultados; actualmente, para nuestra sociedad
Latinoamericana sumida en una diversidad de conflictos de carácter social,
económico, político e ideológico, los Movimientos Eclesiales Laicos se
constituyen en una gran posibilidad para acercar al conglomerado de fieles
a la vivencia del Evangelio y a la práctica de la Oración y el discipulado.

Crear estrategias de formación desde la acción y para la acción.
Es posible que muchos de los procesos formativos de nuestros Movimientos
y de otros grupos al interior de nuestra Iglesia, se estén quedando reducido
a simples actividades de acumulación de conocimientos, lectura del
Evangelio, interpretación del Carisma, trabajo de liderazgo, conformación
de grupos etc., pero que no se traduce en una respuesta concreta a la
realidad que nos circunda, buscando no solo favorecer en el cristiano el
fortalecimiento de la necesidad e importancia de ayudar a sus hermanos,
sino generando verdaderos procesos de formación desde la vivencia de
solidaridad con el hermano.
Basta adentrarse en los escritos de Santa Teresa de Jesús la maestra de
oración y doctora de la Iglesia para identificar aquello que separa la oración
de la vida; nunca, por elevada que sea la Oración, es válida para ella si no
lleva una actuación conforme al Evangelio, incluso piensa que no hay
contemplación que valga si no nos lleva a ponernos al servicio de los
demás: “Obras quiere el Señor”
aunque esto nos implique hacer
pequeños sacrificios. Descubrir a aun Dios que camina a nuestro lado y se
hace comunidad. El gran secreto de la oración teresiana es que se entiende
la oración como una relación de amistad “que no es otra cosa oración
mental, a mi parecer, sino tratar de amistad. Estando muchas veces a
tratando a solas con quien sabemos nos ama” Libro de la Vida 8,5 STJ

Buscar las herramientas correctas para eliminar la antigua
concepción de “oír misa”. La vivencia de la Eucaristía como centro de la
vida de todo católico debe trascender los límites preconcebidos en muchos
de nuestros hermanos donde se percibe como suficiente la simple
participación en cuerpo presente de la celebración Eucarística pero donde la
Palabra de Dios no llega a ser la fuente necesaria para dar testimonio real
de vida.
Es propio que el sacerdote como figura representativa de Dios ante los
fieles, propicie una mayor cercanía con las personas que participan de la
celebración Eucarística, que busque espacios posteriores a la Eucaristía para
bajar del altar y acercarse a sus fieles, compartir con ellos la vivencia que
implica la Palabra de Dios y la forma de hacerla testimonio en la vida de las
personas.

Mucha Organización. Para San Enrique de Ossó: “uno de los deberes
mas imperiosos que tenemos en nuestros días los católicos es la
Organización. Somos muchos, pero también somos casi siempre juguete de
unos pocos que saben emplear mucho sus fuerzas, que se aprovechan de
cualquier ocasión, por insignificante que sea para avanzar y lograr sus fines.
Ya lo dijo Jesucristo: Los hijos de las tinieblas son mas sagaces que los hijos
de la luz”. Para dar respuesta a las necesidades de nuestra Iglesia es
necesario organizar las fuerzas de todos quienes la conformamos, con el
único fin de fortalecerla y hacerla que camine hacia la construcción del
Reino.
Sin embargo. con la organización se debe tener mucho cuidado en no
llegar a centrar todo el esfuerzo en la implementación de una estructura
que nos hace aparentemente perfectos pero que nos puede dejar un vacío
interior; las estructuras son temporales, son un medio, no un fin; El Espíritu
de Amor, el Espíritu de Sacrificio, el Espíritu de Dios es lo que da real
fortaleza a la perfecta Estructura, sin él la organización carece de la fuerza
necesaria para mantenerse y lograr resultados, sin él la estructura no tiene
cimientos: “Donde hay espíritu de sacrificio, donde reina el espíritu de Dios,
fácil cosa es ordenar, organizar, obrar prodigios: pero donde éste falta es
inútil, casi perjudicial afanarse por organizar: cuánto mas se trate de
edificar, mayor será el descrédito después, porque no se podrá mostrar a
las gentes mas que un montón de ruinas”.

A tiempos nuevos, medios nuevos. Dos situaciones pueden debilitar
la organización de la Iglesia y sus diferentes Movimientos apostólicos (1) el
afán de cambio y de novedades, que lleva a modificar la táctica sin haber
comprobado los resultados hasta el final del proceso y (2) el inmovilismo,
pensar que siempre se ha hecho de una determinada forma, lleva a los
grupos a la monotonía, a la falta de ilusión y de entusiasmo.
Aunque ambos elementos parecen antagónicos por naturaleza, se
complementan de manera perfecta en la búsqueda de los circunstancias que
hagan de nuestra Iglesia y de nuestros Movimientos Apostólicos un imán
que aferre a nuestros bautizados a cumplir sus compromisos adquiridos, sin
llegar a dudar de la fortaleza de su fe; no se trata, propiamente, de montar
una serie de espectáculos circenses alrededor de las celebraciones y
actividades de nuestra de Iglesia, se trata más bien de que conservando la
mística y solemnidad de nuestra Eucaristía y en general de la vivencia de
nuestros Sacramentos, se creen verdaderos espacios alternos, radiantes de
creatividad, ajustado a las realidades de cada etapa de la vida, donde niños,
jóvenes y adultos encuentren diversas posibilidades de fortalecer la vivencia
de su fe, que les llene del amor necesario para llegar a la celebración
Eucarística con el único deseo de celebrar la Palabra y la alegría de
compartir el Cuerpo y Sangre de Cristo.

La Iglesia un verdadero punto de encuentro de la Familia. Se trata
concretamente de trascender la limitada idea de la Iglesia como un espacio
físico y lograr crear conciencia de la grandeza que representa la vivencia del
real sentido de Iglesia, donde todos los miembros de la familia de acuerdo a
sus propias expectativas personales encuentre las circunstancias necesarias
para fortalecer su fe dentro del sentido de una vivencia familiar comunitaria.
Lograr recuperar la idea de la Eucaristía dominical como centro del
compartir y punto de encuentro de las familias de una determinada
comunidad, haría mucho más fuerte la idea de hermandad en la fe y
constructores de una sociedad mas justa.

Oración y apostolado, las dos armas mas grandes de todo
Católico. Uno de la mano del otro, uno para el otro y uno por el otro… se
trata simplemente que las dos grandes herramientas que nos presenta San
Enrique de Ossó para combatir el mal con abundancia de bien son la
Oración y el Apostolado; pero un encuentro íntimo en trato de Amistad
con el gran amigo Jesús, comprometiéndose al menos a hacer un cuarto
de hora de oración diario, “Dame un cuarto de hora de Oración diario y te
ganaras el cielo” S. E. O que nos vivifique todo nuestro ser de la energía
suficiente para poder convertirnos en Apóstoles y Misioneros de Cristo
inmersos en el mundo de hoy, paralelamente enfrentados a las limitaciones
y necesidades actuales, partiendo de una relectura de la Palabra de Cristo
pero inserta en nuestra realidad Latinoamericana. “No es otra cosa la
Oración, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con
quien sabemos nos ama”.
El Apostolado y la misión del Católico debe partir de un proceso de
sensibilización de la realidad donde realizando actividades apostólicas y
misiones espontáneas de ayuda social desinteresada, logre crear en la
persona una sensibilidad tal de la realidad cotidiana que le impulse a ayudar
desinteresadamente a sus hermanos, muy al estilo de Jesús, pero
posteriormente
debemos
trascender
los
elementos
meramente
asistencialitas y arriesgarnos a ser partícipes y líderes de grandes proyectos
a mediano y largo plazo que permitan a una comunidad concreta no solo
aprender a recibir (lo que en última instancia puede generar nuevas
necesidades), sino a formarse para producir a través de sus propios medios
y ser a su vez multiplicadores de beneficio colectivo para sus propios
entornos, sino multiplicadores de la Palabra y el mensaje de Jesús; es
simplemente arriesgarnos a través del apostolado a crear nuevas
comunidades de vida donde Cristo Jesús sea el centro y su ejemplo de
actuar y vida el camino a seguir.

La vivencia de una verdadera experiencia apasionada de Jesús.
Muy al estilo Teresiano, de encuentro íntimo y apasionado con Cristo
Humano, llagado, puesto en tentación, que sufrió, que se enfrentó al dolor,
al sufrimiento, al hambre, pero que también sonrió, que extendió una mano
amiga, una palabra de aliento que logró convocar y arrastrar con su palabra
y su obra a una gran cantidad de seguidores, apóstoles y misioneros que
han trascendido la historia y la cultura.
Nuestra propuesta es atrevernos a buscar un encuentro diario cercano,
apasionado e íntimo con Jesús, mirarlo fijamente a los ojos, contemplar su
rostro humano, colmado de sudor, se trata de acercarnos a Jesús amigo, de
humanizar el concepto de Dios para hacerlo mas hermano y poder
arriesgarnos, en su contemplación, a encontrar la respuesta concreta que
nos exige la sociedad de hoy, vacía de esperanza, sedienta de encontrar un
camino, una verdad y una vida y así poder ser Discípulos y misioneros de
Jesucristo.
Percibir la TOTALIDAD de la vida del Cristiano como plenamente destinada
a ser de Jesús, nos hace sus misioneros y apóstoles, predicadores de su
palabra y testimonio de la riqueza de su vida salvadora, en cualquier
ambiente en el que estemos involucrados en nuestras labores diarios,
incluso representando un reto muy grande en la medida que el entorno sea
mas cerrado y donde llevar la Palabra Salvadora un asunto de verdadera
estrategia, con el mejor de los Estrategas… Jesús.

Por los niños a la conquista de los hombres, por las mujeres a la
conquista de la familia. San Enrique de Ossó encontró en los niños y las
mujeres la gran posibilidad de transformación del mundo, grandes
posibilidades de formación y transformación de una sociedad herida que
necesitaba recobrar la esperanza y la confianza en Dios.
El alma infantil, llena de inocencia, deseosa de novedades, abierta al bien y
tocada fuertemente por sus primeros pasos de formación Cristiana, es capaz
de contagiar, comunicar, gritar y enfrentarse a lo que sea necesario.
Nuestra propuesta en este sentido, es continuar la idea de San Enrique de
Ossó, el fuerte deseo que a través de la formación en valores cristianos, se
lleve al niño a contemplar la presencia de Dios, a imitar sus actitudes a ser
como Jesús y este conocimiento e imitación le ha de llevar al niño a no
medir el sacrificio y la entregar, a dar y darse con entusiasmo y alegría.
Paralelamente, la confianza de san Enrique en la mujer era ilimitada; sabe
bien que la influencia que puede ejercer la mujer es determinante, para
bien o para mal. Por ello su propuesta es muy concreta al respecto
“formemos mujeres fuertes, que sean miembros vivos de la Iglesia (…) que
vivan en Cristo, que estén unidas a El íntimamente en caridad, vivan su
vida, en una palabra, le conozcan y le amen, le hagan conocer y amar (…) y
en cuanto esto suceda, será otra vez cristiana la sociedad, porque ésta es lo
que son las familias que la constituyen y la mujer es el corazón de la
familia”.
La propuesta es sencilla, formación, formación y más formación
especialmente a los niños y las mujeres como intermediarios en la conquista
del mundo y la construcción del Reino.

Todo por Jesús… pensar, sentir y amar como Jesús. Imitar a Jesús
en todo momento de la vida fue uno de los grandes placeres de Enrique de
Ossó y uno de los grandes legados a quienes hemos decidido continuar su
hermosa tarea.
Enrique de Ossó poseía una visión sorprendente, a futuro de su idea y de
su misión y por ello vislumbró en el Movimiento Teresiano de Apostolado, la
posibilidad de crear una verdadera opción de vida, no solo un grupo
temporal de que se ajustara a las necesidades propias de una etapa de la
vida, sino un verdadero proyecto de existencia y de formación continua que
permitiera integrar verdaderos guerreros, abanderados de Cristo Jesús.
“Ser cristianos de veras en el propio ambiente” lema como legado que dejo
nuestro fundador. S. Enrique de Ossó. Esto es vivir con fidelidad los
compromisos bautismales. Y en le testimonio de vida dejar ver los valores:
Fe y esperanza vivas, compromiso en la oración diaria al estilo teresiano
como fuente vivificadora de obras, fidelidad y sentido de pertenencia al
movimiento, firme convicción de la necesidad de vivir en común unión,
respeto por la diferencia y la individualidad, fortaleza de espíritu para
afrontar los buenos y malos tiempos, obediencia a la voluntad del Padre,
prelación por la verdad, sentido crítico para el ejercicio de la libertad
responsable, organización, creatividad y dinamismo constantes, apertura a
otras organizaciones que trabajen por la promoción humana y calidad de
vida como fruto de una praxis solidaria
Jóvenes
Darle novedad a los jóvenes, hacer atractivo el grupo para ellos, buscando
diferentes modos de pertenencia según las posibilidades de cada lugar, sin
pretender uniformidad. Falta enganche con los jóvenes, al mismo tiempo se
constata que el grupo juvenil comprometido tiene vida y se trabaja con
esperaza. Y los adultos quienes procuran dar al mundo su experiencia,
desde su profesión y vida familiar.
Dar a los laicos el protagonismo que les corresponde, desde la identidad
propia como movimiento laical, considerando como una de las mejores
mediaciones para formar agentes de cambio social, viviendo mayor
compromiso con la realidad en cada contexto.
- Es importante el acompañamiento de los diferentes grupos laicales
comprometidos con la vivencia apasionada de Jesús en el desarrollo de
procesos de organización, liderazgo constante que permitiendo ser pioneros
en los diferentes grupos eclesiales de una verdadera vivencia del evangelio
por medio de su proyección apostólica.
En nuestro movimiento MTA, el cual tiene sus estatutos aprobados por el
Pontificio Consejo para laicos, seguimos soñando y elegimos ser
protagonistas del cambio, aún en este
tiempo de crisis, estamos
convencidos que Cristo nos invita a Recordar con gratitud el pasado, vivir
con pasión el presente y abrirnos con confianza al futuro, por eso el remar
mar adentro, tema elegido desde el consejo nacional, partiendo de las
aportaciones de los grupos locales, hemos decidido lanzarnos a alta mar, un
viaje que nos invita a experimentar la impotencia, el desánimo, alegría y
optimismos que encontremos entre los integrantes del movimiento ya sí
construir la realidad, a través de la generación de espacios de encuentro en
nuestros grupos.
Sabemos que no estamos solos, Jesús como buen Capitán y nuestros
patronos: San Enrique de Ossó y Santa Teresa como buenos comandantes
nos Irán marcando el norte. Y así, a imagen de Jesús y al estilo que bien lo
propone nuestra Santa Teresa de Jesús en su libro Primeras Moradas,
entraremos en este gran camino de conocernos, mirarnos, cuestionarnos y
luego con serenidad elegir un rumbo tanto como miembros del MTA como a
nivel personal.
Hoy se nos propone ser constructores de la historia salvadora en nuestro
“Aquí y ahora” para eso debemos tener la experiencia de encontrarnos con
El y descubrir que ese encuentro completa y marca el ser Discípulos y
misioneros de Jesucristo.
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