La conexión fundamental de Zubiri con las ciencias humanas

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The Xavier Zubiri Review, Vol. 7, 2005, pp. 57-65
La conexión fundamental de Zubiri con las ciencias
humanas
Javier Monserrat
Universidad Autónoma de Madrid
Madrid, Spain
Abstract
The social sciences, and not just the natural sciences, have a first-order role in Zubiri’s
philosophy. This article explores the possible bidirectional relationships between Zubiri’s
philosophy and the social sciences, especially neurology, psychology, ethnology, and anthropology. To do this, we review some key concepts from Zubiri’s work, such as those of
apprehension of reality, formalization, and logos, searching for the relationship between
Zubiri’s positions and some of the most recent tendencies in the aforementioned sciences.
This analysis brings out the fecundity that some of Zubiri’s ideas can have in the scientific
realm.
Resumen
Las ciencias humanas, y no solamente las ciencias naturales, desempeñan un papel de
primer orden en la filosofía de Zubiri. El presente artículo explora las posibles relaciones
bidireccionales entre la filosofía de Zubiri y las ciencias humanas, especialmente la neurología, la psicología, la biología evolutiva, la etología y la antropología. Para ello se repasan
algunos conceptos claves en la obra de Zubiri, como los conceptos de aprehensión de realidad, formalización, y logos, buscando la relación entre las posiciones de Zubiri y algunas de
las tendencias más recientes en las mencionadas ciencias. Este análisis pone de relieve la
fecundidad que algunas ideas de Zubiri podrían tener en el campo científico.
pírica del hombre, tal como podemos advertir en una fenomenología de nuestra
actividad psíquica y de nuestro comportamiento en general; fenomenología realizada tanto en una dimensión personal
como social, a través de la mediación del
lenguaje. Pues bien, Zubiri ofrece, decíamos, conceptos, esquemas explicativos,
hipótesis sobre la naturaleza de las causas
que nos permiten explicar cómo se ha
producido la realidad humana y en qué
consiste. Existe, pues, una conexión clara
y evidente de Zubiri con la ciencia. Se trata de una conexión bidireccional. La ciencia puede aprovecharse de elementos de la
filosofía zubiriana para interpretar la naturaleza de la realidad que se nos manifiesta en la ciencia de forma más brillante,
más acertada. A su vez, Zubiri puede
Introducción
Se ha dicho con frecuencia que la filosofía de Zubiri se ha construido desde un
conocimiento profundo de la ciencia natural. Pensamos que, en efecto, así es. Pero,
además, creemos que Zubiri ha aportado
muchos conceptos y esquemas explicativos que responden directamente a muchas
de las preguntas que han sido propuestas
por la ciencia en su proceso de elaboración
de conocimiento sobre el mundo en que
nos encontramos, y muy especialmente
sobre el hombre.
La ciencia busca siempre explicar los
fenómenos naturales; esto es, conocer las
causas que los han producido. Tambien
las CCHH buscan el conocimiento de las
causas que han producido la realidad em57
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aprovecharse también de los marcos de
análisis y de producción de conocimiento
propios de la ciencia para enriquecer el
contenido de su propia filosofía y, esto es
muy importante, para ir encontrando el
camino, el modo de explicar y proponer las
cosas, que le permitan ser entendido y
asimilado en el mundo de la ciencia. El
tránsito bidireccional de ideas y conocimientos constituiría la conexión de Zubiri
con la ciencia.
La gran dificultad para que esta conexión sea posible y se establezca surge de
la misma filosofía de Zubiri. Zubiri, en
efecto, conocía la ciencia de su tiempo y
trató de pensar ajustándose rigurosamente a ella. Pero Zubiri construyó sus obras
de filosofía usando un estilo estrictamente
filosófico (dentro de la tradición filosófica)
que, además, es muy original y propio, en
muchos casos incluso casi críptico,
haciéndose en consecuencia muy difícil el
acceso al análisis de su pensamiento. De
hecho, Zubiri es conocido en los sectores
en que se cultiva su filosofía, cada vez más
amplios y fecundos; pero para entrar en
ellos, y entender algo de qué se trata, hay
que atravesar un duro trabajo de especialización. Este tipo de grupos especializados
suelen tender siempre a crear un mundo
esotérico, que crea problemas y los resuelve de forma también esotérica. Es también
un hecho que el mundo de la ciencia, salvando algunos casos excepcionales, ignora
muchas de las aportaciones zubirianas
que supondrían un fecundo enriquecimiento para la ciencia misma.
Esta situación de desencuentro sólo
puede superarse estableciendo conexiones. La ciencia es algo muy importante
que trabaja bajo los impulsos de su tradición metodológica y es poco probable que
encuentre tiempo para entrar en el mundo
zubiriano para ver si hay algo que le sirva.
Quienes trabajan en la filosofía zubiriana
deberían ser quienes establecieran las
conexiones y permitieran que el mundo de
la ciencia entendiera con facilidad en qué
puede enriquecerles la filosofía de Zubiri.
Hoy hay muchos trabajos de escuela sobre
Zubiri, concebidos sólo desde dentro de la
tradición filosófica más pura; son trabajos
válidos que deberían complementarse con
otros orientados a esteblecer los puentes,
las conexiones, la congruencia de Zubiri
con la ciencia actual.
En estas páginas (de extensión en
principio limitada) quiero mencionar algunos de los campos en que sería importante
establecer estas conexiones bidireccionales
señaladas. Voy a centrarme en aspectos
fundamentales de las CCHH; ni siquiera
en todas las conexiones con las CCHH
humanas, sólo algunas de las más básicas
y fundamentales que tienen que ver, por
tanto, con la epistemología, la neurología,
la psicología y la antropología. Lo digo
porque la conexión de Zubiri con la ciencia
es muy amplia: pensemos, por ejemplo, en
las posibles aportaciones de sus conceptos
sobre la materia, el espacio y el tiempo, a
la ciencia física. Pero aquí, insistimos, no
hablaremos de todas las posibles conexiones de Zubiri con la ciencia: nos referiremos sólo a algunos aspectos de la conexión fundamental de Zubiri con las
CCHH.
I. Sensación, percepción, atención e
hiperformalización
La epistemología de las CCHH, que sitúa interdisciplinarmente la psicología,
nos dice que la arquitectura psíquica se
construye a partir del hecho de que ciertas
estructuras surgidas en el proceso evolutivo comenzaron a sentir, las sensaciones
produjeron respuestas y, poco a poco, fueron organizándose en sistemas perceptivos
referidos a un sujeto psicológico, controlador de la información por procesos atentivos y desencadenador de respuestas adaptativas. La psicología científica, sintetizando conocimiento de la biología evolutiva,
de la neurología, de la etología, de la misma psicología, de las ciencias físicas, ópticas y de la computación, de las ciencias
formales, ha estudiado las circunstancias
objetivas que producen la la sensación,
percepción, subjetualidad psíquica y atención (hecho que tiene una dimensión subjetivo-experiencial no accesible objetivamente y que en el hombre se describe por
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fenomenología, individual y social). Sobre
el tópico sensación-percepción-atención,
que incluye el estudio científico del sujeto
psíquico, existen una gran cantidad de
tratados, revistas de investigación con
numerosos artículos, programas de investigación, etc., que han creado una cartografía de preguntas, de problemas, de respuestas y teorías, de programas de investigación, que constituyen hoy un campo
definido y fundamental, básico, de la psicología y, por ende, de las CCHH.
El presupuesto es que existe un mundo real con su estructura física propia:
agrupaciones de materia, objetos, superficies, etc. Los seres vivos deben sobrevivir
moviéndose en medio de la compleja estructura física de ese mundo real. Pero
para ello han desarrollado evolutivamente
unos complejos mecanismos, que conectan lo físico con lo biológico-neuronal, que
conducen a un objetivo definido: hacerles
sentir y percibir atentamente bajo el control de una subjetualidad psíquica la estructura física real de ese complejo mundo
exterior en que se debe sobrevivir. La ciencia ha estudiado con gran precisión los
mecanismos de conexión físico-neuronal, y
los posibles modos de descripción formal
de esos mecanismos, que poco a poco han
conducido a las especies animales y al
hombre a los procesos de sensaciónpercepción-subjetualidad
psíquicaatención que han permitido “advertir” la
estructura física del mundo real y sobrevivir en ella con eficacia adaptativa.
Ahora bien, ¿dónde comienza la filosofía de Zubiri? Comienza por un intento de
reconstrucción de los procesos que han
conducido al hombre, en el marco de la
evolución, a llegar a ser lo que es. Zubiri
reconstruye este proceso a través de dos
conceptos muy importantes en su antropología fundamental, con amplias repercusiones en la epistemología y la psicología. Son el binomio de conceptos formalización-hiperformalización. El proceso de
evolución neurológica de los sistemas de
sensación-percepción se conceptúa en
Zubiri como formalización. Todos los ani
males tienen sistemas de formalización,
adaptados a su nicho ecológico y su Umwelt. La formalización se produce para
hacer sentir con mayor precisión al animal
una sensación-percepción cada vez más
adaptada a la forma física objetiva de su
medio de supervivencia. En esta dinámica
de formalización animal entiende Zubiri
que el hombre sería un animal hiperformalizado como consecuencia inmediata de
la evolución específica seguida por su sistema nervioso. La hiperformalización daría
al hombre la manera específica de sentir la
forma-estructura del mundo físico objetivo
(y también de la sensación del propio
cuerpo, entendida como sensación hiperformalizada).
Los conocimientos proporcionados por
la ciencia sobre la naturaleza y funciones
de los sistemas sensitivo-perceptivos es
perfectamente congruente con la idea de
formalización, cuyas características precisas y específicas se estudian en el hombre.
Muchos tratados de neurología y psicología de la percepción llevan a consecuencias muy similares. Sin embargo, son muy
pocos los que hacen uso de los conceptos
de Zubiri para unificar teóricamente las
funciones del sistema nervioso. En España
la influencia de discípulos eminentes de
Zubiri como Laín Entralgo o Rof Carballo
ha hecho que el concepto de hiperformalización haya sido usado por algunos neurólogos, tal es el caso de Barraquer Bordás. La actuación de Diego Gracia en bioética ha conducido también a extender la
influencia zubiriana en España. Pero ello
ha sido en el campo de la medicina. En los
tratados de psicología científica, con muy
pocas excepciones, el concepto de hiperformalización es prácticamente desconocido. Por consiguiente, extender la conexión
de este concepto con el marco conceptual
básico de la neurología y psicología de la
sensación-percepción sería a mi entender
un trabajo importante que tendiera puentes entre la filosofía de Zubiri y estos campos fundamentales de la ciencia, en especial neurológicos y psicológicos.
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II. Aprehensión de realidad: constructivismo y percepción directa
La llamada por Zubiri “inteligencia
sentiente”, uno de sus conceptos fundamentales más característicos; es la facultad humana, posibilitada por la hiperformalización, de “aprehender primordialmente la realidad como realidad". Para
Zubiri, el sentir hiperformalizado humano
es ya un “sentir realidad”. La inteligencia
es para Zubiri un resultado fundamental
del producto sensitivo del sistema nervioso
humano. El objeto de la sensación hiperformalizada (bien sea el propio cuerpo o
los objetos del mundo) aparece, pues, primordial y sensiblemente como “real”. Pensemos, por ejemplo, en una imagen visual:
vemos (sentimos-percibimos) el contenido
de la imagen y lo sentimos como real.
La ciencia, por su parte, reconoce que
la, digamos, formalización de los sistemas
sensitivo-perceptivos conduce a producir
el efecto psíquico (sólo describilble por
fenomenología) de tener una percepción
(una imagen, una sensación somática,
etc.). Sin embargo, ¿qué es exactamente la
percepción? La psicología científica, discutiendo la fenomenología de la percepción
desde los datos de la investigación objetiva
(principalmente neurológica), ha planteado
la alternativa teórica entre percepción directa (en el sistema de la óptica ecológica
de J.J. Gibson, muy congruente con la
fenomenología) y el constructivismo (iniciado por Helmholz y al que parecen conducir irremediablemente los datos objetivos, al menos hasta hace poco). Es el problema de si el mundo está en mi mente o
está mi mente en el mundo. Esta discusión, cerrada ya para algunos, quizá precipitadamente, a favor del constructivismo, se reabrirá con fuerza, muy probablemente, a medida que se profundice en
una neurología cuántica en los próximos
años (en la línea, por ejemplo, de las ideas
propuestas por Penrose, u otras similares
o no, pero relacionadas siempre con la
ontología cuántica de la materia).
La ciencia no usa normalmente la
hipótesis zubiriana de que la formalización
(hiperformalización) produce un modo
específico del sentir humano que sería el
origen de “sentirse en un mundo real”.
Origen, en definitiva, del hecho de que
toda la arquitectura funcional del psiquismo humano esté referida y orientada a
eso que nombramos linguísticamente con
la palabra “realidad”. Por otra parte, Zubiri
no parece haberse hecho eco de la discusión entre percepción directa y constructivismo. Su manera de pensar, a primera
vista, parecería situarlo en una posición
cercana a Gibson, pero esto no está ni
mucho menos claro. Todas estas cuestiones deberían investigarse. Por ejemplo,
¿cómo se reformularía y reinterpretaría el
pensamiento fundamental de Zubiri en
clave constructivista? Además, una vez
delimitada la aprehensión de realidad producida por los sistemas de formalización
deberían establecerse las conexiones explicativas pertinentes para que los constructos y teorías científicas fundamentales
en CCHH entendieran qué importancia
explicativa tiene introducir en este momento la palabra “realidad” para nombrar
el modo específico de sensación humana
que estaría en el origen de la especificidad
del psiquismo de nuestra especie.
Todo esto exigiría análisis terminológicos y propuestas hechas desde la perspectiva zubiriana para romper el aislamiento de escuela y entrar dentro de la
forma de pensamiento habitual en las
CCHH básicas, neurología y psicología. Si
así se hiciera, pensamos, la introducción
zubiriana de la palabra “realidad” para
nombrar el modo específico de la sensación humana surgida evolutivamente por
hiperformalización frente a la aprehensión
estimúlico-signitiva del mundo animal,
representaría para la ciencia un esquema
explicativo mucho más potente que los
actualmente usados y, además, perfectamente conforme con los fundamentos empírico-científicos y fenomenológicos de las
CCHH.
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III. Representación y logos
En la reconstrucción científica de los
procesos que han conducido a la formación del psiquismo humano, así como de
todos los mecanismos funcionales de la
mente, hay un paso insoslayable: la sensación-percepción ha producido en los
seres vivos la presentación del mundo real,
pero en la mente humana han aparecido
otros procesos que conducen a que en ésta
se produzca una representación de ese
mundo real. Estos procesos son los procesos cognitivos (fundados en la sensaciónpercepción como primera estructura fundamental) que producen el conocimiento
del mundo real; surgen, pues, obviamente
de los procesos de sensación-percepción y
de ellos dependen. La psicología, por tanto, en conexión con la neurología y las
ciencias de la computación, trata de construir una teoría que dé razón de la naturaleza y funciones del sistema representativo
humano. Es sabido que en la teoría de la
representación disputan los dos grandes
paradigmas actuales de las CCHH (como
alternativas ante la explicación del problema
de
la
sensación-percepciónconciencia): el paradigma mecanicistacomputacional que se apoya en los modelos de computación serial o conexionista y
el paradigma emergentista-evolutivo que
se apoya en los resultados de la neurología
y en una teoría de redes de engramas o
patrones neuronales. Todo ello ha conducido hoy a un complejo campo de conocimientos que tienen que ver con la representación: su origen evolutivo, la ontología
neurológica en que se construye, los posibles modelos computacionales, sus mecanismos funcionales, la cartografía global,
en definitiva, del mundo representativo de
los individuos y de las culturas.
Lo que en las CCHH es el campo de la
representación conecta con lo que Zubiri
llama el ámbito del logos (segundo volumen de su trilogía) y la razón (tercer volumen). Sin embargo, las posibles aportaciones de Zubiri al estudio de la representación son mucho más desconocidas que las
referentes a la “aprehensión primordial”
desde el concepto de formalización. En
esto ha tenido una parte decisiva de responsabilidad la misma filosofía zubiriana.
Para poner de manifiesto, en efecto, el
carácter sentiente y la naturaleza propia
de la aprehensión primordial de realidad
se ha insistido en que no se trata de algo
conceptual semejante al estilo de las filosofías conceptuales que Zubiri tan frecuentemente ha criticado. No obstante,
nosotros pensamos que en la filosofía de
Zubiri juega un papel muy importante la
representación. Así, por ejemplo, la realidad se siente primordialmente, pero, a
partir de ahí, puede ser objeto también de
una representación. Lo real conduce a que
el hombre forme un logos que, en último
término, conduce a la razón para configurar la idea en profundidad, metafísica, de
las cosas.
Pues bien, el estudio de dónde está
actualmente la investigación acerca de la
representación en las CCHH para compararlo con los análisis zubirianos del logos y
la razón, encontrando los lugares en que
los esquemas zubirianos pudieran aplicarse para enriquecer y afinar los constructos
y teorías científicas que explican al hombre, es también uno de los campos en que,
a mi entender, se presenta la necesidad de
establecer puentes y cenexiones entre Zubiri y los modelos explicativos de las
CCHH.
IV. Conciencia y sujeto psíquico
Conciencia y sujeto psíquico son hoy
dos términos de continuo uso en las
CCHH que designan dos estructuras antropológicas que juegan un papel esencial
en la arquitectura del psiquismo. Los sistemas sensitivo-perceptivos quedan integrados en una entidad psíquica llamada
conciencia y a ella quedan funcionalmente
referidos. Estos mismos sistemas y los
mecanismos de respuesta a los que quedan evolutivamente conectados para que
la información desencadene respuestas
adaptativas han producido la aparición del
sujeto psíquico, funcionalmente integrado
en la conciencia. La historia de las CCHH
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en el último siglo gira en torno a la conciencia y al modo de entender el sujeto
psíquico que produce el comportamiento:
bien para tratar de negar su importancia,
bien para construir una teoría científica
del hombre contando con ella como su
ingrediente fundamental. No se puede así
dialogar con la imagen científica del hombre hoy sin usar un vocabulario y unos
conceptos que permitan asimilar y enriquecer los constructos en torno a la conciencia y la subjetualidad psíquica.
Sin embargo, la conciencia y el sujeto
psíquico son dos conceptos casi proscritos
en la filosofía de Zubiri. La crítica de éste,
en efecto, a la “sustancialización” de la
conciencia y a los enfoques “psicologistas”
conectados con la conciencia, se entiende
en el contexto de lo que Zubiri pretendía.
Pero el resultado ha sido una terminología
y un modo de construir el discurso tan de
“escuela”, tan específico, que ha perdido
su conexión con las formas habituales de
hablar y plantear problemas y terminologías en las CCHH. A mi modo de ver
habría que reinterpretar también el papel
de términos como conciencia y sujeto psíquico en la filosofía de Zubiri para tender
los puentes necesarios que permitan entender que también puede ofrecer en esta
perspectiva científica importantes enriquecimientos en la explicación científica del
hombre.
para explicar a Zubiri poder decir: Zubiri
es emergentista, aunque su emergentismo
está caracterizado por este conjunto de
enfoques y conceptos específicos que permiten entender también cuál es su aportación propia a las teorías emergentistas en
general.
No obstante, el término emergentismo
está también proscrito en la pureza terminológica zubiriana. Zubiri, en efecto, que
yo sepa, no habló nunca de emergentismo
y tuvo sus propias maneras de expresión,
sus términos propios y sus esquemas para
exponer el proceso evolutivo que conduce
desde los animales a la hominización. En
los círculos en que se habla acerca de la
filosofía de Zubiri con exigencias escolásticas no estaría bien visto hablar de emergentismo. Pienso, sin embargo, que para
conectar a Zubiri con las CCHH modernas
es necesario hacer un esfuerzo de reinterpretación que sitúe a Zubiri en el marco
general de los autores emergentistas. En
este punto, como en otros, se trata en definitiva de ver a qué se da preferencia: a la
pureza terminológica y al estudio de Zubiri
como hecho filosófico del pasado o a la
proyección, y actualización, de sus ideas
sobre la ciencia comteporánea, introduciendo terminologías flexibles y enriquecedoras. Pienso que las dos cosas son importantes: pero la segunda no puede faltar en
ningún caso.
V. Emergentismo
En las CCHH el concepto emergentismo es hoy de amplia aceptación. Son, en
alguna manera emergentistas, Popper,
Sperry, Edelman, Crick, Damasio, Searle,
Penrose, Bunge, etc. Es verdad que el
emergentismo puede presentar variantes
en los diferentes autores y dista de ser
una doctrina de uniformidad “escolástica”.
Sin embargo, cuando hoy en la ciencia se
dice que un autor es emergentista se entiende con seguridad a qué nos estamos
refiriendo y dónde se sitúa aproximadamente su línea explicativa. A mi modo de
ver Zubiri es también, en resumidas cuentas, emergentista. Sería muy fácil, pues,
VI. Representación estructural, racionalidad y ciencia
El concepto de estructura juega un
papel decisivo en la filosofía de Zubiri. Ya
en la aprehensión primordial de realidad
lo real se siente como estructura; es una
aprehensión sentiente, pero es aprehensión sentiente de estructura. Lo que es
una cosa real (la esencia de las cosas) es
analizado por Zubiri en Sobre la Esencia a
partir del concepto de estructura (o sistema). Las cosas son sistemas sustantivos
de notas y en ellos tienen su realidad. La
estructura es también el hilo conductor de
la “representación” que el hombre se forma
del mundo real por el logos y la razón. Lo
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que en definitiva nos viene a decir la filosofía de Zubiri es que el hombre aprehende primordialmente un mundo real de
estructuras y, por ello, todos los mecanismos funcionales de sus facultades cognitivas, en el logos y en la razón, tendrán
siempre una naturaleza estructural.
Ahora bien, cuando la epistemología
científica, bien en la tradición positivista,
neopositivista, popperiana o postpopperiana, describe lo que hacen los científicos
cuando producen u organizan el conocimiento nos encontramos con que la construcción de la ciencia se nos presenta como un proceso de análisis y síntesis de las
estructuras, inmersas unas en otras, que
constituyen el universo. Y el objetivo final
de la ciencia sería poder situar todo lo que
conocemos del universo dentro de una
última estructura consistente y estable.
Pero la epistemología de la ciencia
también se pregunta: ¿por qué de hecho la
mente del hombre funciona tal como constatamos en la producción de la ciencia?
Hoy existen diferentes contextos teóricos
para responder esta pregunta en las
CCHH, sesgados según nos movamos en el
paradigma mecanicista-computacional o
en el paradigma emergentista-evolutivo.
Pero el corpus de doctrina básica zubiriana que va desde la hiperforlización, la
aprehensión primordial de realidad, la
aprehensión de estructuras y las funciones estructurales de la facultad humana
de conocer en el logos y la razón, ofrece,
ciertamente, el marco conceptual mejor
construido que conocemos para describir
el origen de la racionalidad humana en un
mundo hecho de estructuras, la explicación de por qué el funcionamiento de la
mente es estructural y la explicación de la
naturaleza estructural de la ciencia. Sin
embargo, insistimos, los estudios puente
que seleccionen los aspectos pertinentes
de la filosofía de Zubiri y los conecten con
los esquemas científicos de las epistemologías al uso deberían hacerse desde los
círculos en que se sigue cultivando la filosofía de Zubiri. Si se hicieran, pensamos,
la clarificación epistemológica de la naturaleza del conocimiento racional y de la
ciencia quedaría considerablemente iluminada.
VII. La hominización
El problema de la hominización hace
referencia a las causas reales que han
producido el tránsito desde el mundo animal al mundo humano, dentro de la línea
evolutiva de los homínidos. Explicar la
hominización consiste esencialmente en
aducir las causas que han producido que
el conocimiento animal se haya transformado en conocimiento humano y esto implica naturalmente un concepto diferencial
de conocimiento animal y conocimiento
humano. En definitiva se trata de explicar
el origen, el orto de la razón en la especie
humana como actividad psíquica específica conectada en alguna manera con la
conciencia. Desde el punto de vista epistemológico de la lógica de la teoría acerca
del hombre la resolución del problema de
la hominización, el orto de la razón, depende de la resolución previa del problema
de la conciencia (y del modo en que haya
explicado la naturaleza de los procesos
representativos). Si este se ha resuelto por
la vía del paradigma mecanicistacomputacional, esto conduce inexorablemente a un modo de resolver el problema
de la representación y de la razón. Si se
resuelve, en cambio, por la vía del paradigma emergentista-evolutivo, se abre entonces en consecuencia un enfoque propio, lógicamente derivado, para explicar la
hominización de la razón. A ello nos referíamos en el punto anterior.
El tratar de encontrar una explicación
verosímil para entender por qué se produce el tránsito desde los homínidos a la
especie homo, caracterizada por el uso de
la inteligencia racional, se ha puesto de
moda, a remolque del interés suscitado
por los estudios de paleoantropología para
encontrar el origen del hombre en nuestros antepasados más remotos. En el marco del emergentismo existen un conjunto
de teorías que pretenden encontrar las
causas que produjeron la emergencia de la
razón: las teorías de la inespecialización
biológica de Arnold Gehlen, de la homini-
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zación por el trabajo en la línea clásica
marxista, de la hominización por el trabajo-socialización-lenguaje que es la más
común, de la hominización por la complejización progresiva de las funciones psíquicas presentes en el mundo animal, en
la línea de la teoría biológico-etológicoevolutiva de Konrad Lorenz y de Rupert
Riedl (biología del conocimiento). Estas
teorías no son incompatibles entre sí y
tocan, por así decir, diversas causas o
factores que probablemente contribuyeron, sistémicamente, a producir la emergencia de la razón.
Pero el caso es que la filosofía de Zubiri permite formular quizá las hipótesis
más congruentes y radicales para explicar
por qué, en efecto, se produjo la hominización de la razón: la razón emergió, y se
produjo la ruptura de la signitividad del
conocimiento animal, cuando el desarrollo
de la hiperformalización puso en condiciones a la especie humana de sentir el mundo como realidad estructural y de proceder
a construir una compleja representación
de un mundo de estructuras. La teoría
zubiriana de la hiperformalización es así,
junto a las otras teorías que hemos mencionado y de forma perfectamente congruente con ellas, el sistema de hipótesis
mejor construido para explicar por qué
surgió la razón y en qué consiste su esencia funcional. Lo que en verdad pasó, probablemente, al nacer la especie humana es
que la maduración neurológica puso en
condiciones al animal humano de sentir y
representarse la realidad como estructura.
Cuando se leen tratados sobre el origen del hombre escritos por autores extranjeros se constata un total desconocimiento de la aportación clarificadora que
podrían aportar a sus mismos objetivos
explicativos los esquemas conceptuales de
la filosofía de Zubiri. Pero no es sólo esto.
Es que aquí en España se constata también que los antropólogos más conocidos,
que giran en torno al complejo Atapuerca,
explican también la hominización desde el
desconocimiento de la potencia explicativa, y ayuda, que podría aportarles la filosofía de Zubiri. Por consiguiente, pensa-
mos que éste es también uno de los campos en que sería necesario establecer ese
tipo de conexiones bidireccionales a que
hemos estado haciendo referencia.1
Conclusión
La ciencia es, evidentemente, un
mundo autónomo muy rico que vive de la
aplicación constante de la precisión de sus
métodos y de la extraordinaria riqueza del
conocimiento producido en todos los campos. Pero la ciencia debe construir teorías
que interpreten la realidad en adecuación
a los hechos empíricos. Ciñéndonos sólo a
ciertos aspectos básicos de las CCHH
hemos visto en este breve comentario cómo la filosofía de Zubiri podría ofrecer a la
ciencia conceptos y perspectivas de análisis extraordinariamente fecundas para
interpretar cuál es la naturaleza humana y
cómo ha surgido evolutivamente. Las ideas
de Zubiri, en este campo restringido al que
nos hemos referido, serían especialmente
fecundas en disciplinas científicas como la
epistemología, la biología evolutiva y etología, la medicina-neurología, la bioética, la
psicología y la antropología en general,
incluida la filosófica. Pienso que si en España fuera habitual en todas esas disciplinas, de forma amplia y flexible, aplicar
los esquemas fundamentales del recetario
zubiriano (recordemos, una vez más, que
lo normal entre nosotros es ignorar y despreciar los valores propios), entonces aspectos importantes de las CCHH tomarían
en nuestro país una personalidad propia,
que nos proporcionaría esquemas explicativos más acertados que en el extranjero, y
que sin duda nos prestigiaría en el comercio internacional de las ideas. El que la
ciencia no lo haya hecho hasta el momento no se debe a una mala voluntad de ésta.
Se debe a que quienes conocen la filosofía
de Zubiri no se han esforzado hasta ahora
lo suficiente en reinterpretarla y reformularla, en sus esquemas básicos, con el
objetivo de preparar un repertorio de conceptos que pueda ser fácilmente entendido
y aplicado por quienes hacen ciencia.
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Notas
1
Por los límites de esta colaboración hemos
renunciado a comentarios más amplios de
muchos de los problemas aquí planteados,
así como a presentar las referencias bibliográficas que permitieran seguirlos con mayor
precisión. Por ello, no quiero dejar de referirme a dos obras mías en que he intentado
hacer uso de los esquemas explicativos zubi-
rianos en conexión con la epistemología y
con la ciencia de la visión: Monserrat, J.,
Epistemología Evolutiva y Teoría de la Ciencia, Pub. U. Comillas, Madrid 1987; Monserrat, J., La Percepción Visual. La arquitectura
del psiquismo desde el enfoque de la percepción visual, Biblioteca Nueva, Madrid 1998.
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