«Llevarse bien con todos es fundamental para ser sacerdote»

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“LLEVARSE BIEN CON TODOS ES
FUNDAMENTAL PARA SER SACERDOTE”
Una de las dos personas que serán ordenadas este año sacerdotes en Gipuzkoa explica las
razones de su compromiso
B. OLAIZOLA./DV. LAZKAO
Sólo dos personas van a ser ordenadas este año sacerdotes
en Gipuzkoa. Una de ellas es Koldo Intxausti, un joven de
Alegia de 28 años que ha permanecido los últimos doce
meses como diácono (escalafón previo al sacerdocio) de la
parroquia de Lazkao. Intxausti sustituirá mañana su
indumentaria heavy por la casulla para ser investido
sacerdote en la iglesia lazkaotarra de San Miguel en una
ceremonia presidida por el obispo Juan María Uriarte.
-¿Sabe usted latín?
-No, y lo digo con auténtica pena; es una pérdida. Se dejó
de estudiar cuando decidieron recortar los años de la
carrera, porque tampoco era cuestión de estar doce años
en el Seminario. Entonces cortaron con el latín.
-¿Qué le ha llevado a tomar la decisión de ordenarse
sacerdote?
-Es un proceso largo y complejo. Siempre he sido creyente
pero cuando en realidad me embarqué en esta aventura
fue cuando a los 22 años decidí entrar en el Seminario. Con
el paso del tiempo tomé conciencia de que era el camino
Koldo Intxausti.
que más me llenaba, el que mayor plenitud me
proporcionaba. Además, tengo la seguridad de que he
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acertado y de que va a servir para algo, para los otros y
para la gente que me rodea. La ordenación es simplemente
una visualización de una serie de decisiones tomadas con
DATOS
anterioridad.
-Sólo dos personas van a ser ordenadas sacerdotes este
año en Gipuzkoa. ¿Se siente un poco bicho raro?
-En absoluto. Es cierto que no somos muchos los que
damos este paso, pero de ahí a que se nos considere una
especie de bichos raros...
-¿Cambia mucho la actitud de la gente de su alrededor
cuando averiguan que va a ser sacerdote?
Edad: 28 años.
Lugar de nacimiento: Alegia.
Estudios: Cursó mecánica antes
de emprender los estudios en el
Seminario.
Aficiones: Montaña, música
heavy. Le gustan los libros de
Isabel Allende y también de José
Luis Sampedro. Es un gran
admirador de la figura de San
Agustín.
-Depende del entorno. Con la gente con la que tengo
confianza, con mis amigos o mi familia, el trato sigue
siendo el de siempre. Otra cosa es que a medida que uno
va avanzando en su ministerio se da cuenta de que se va encontrando a sí mismo. No es que
te traten de forma distinta, es que uno mismo se va centrando.
-¿Es su familia muy religiosa?
-Creo que mi familia no es muy diferente de cualquier otra familia guipuzcoana: entre la
gente de más edad se mantienen las tradiciones religiosas, que se pierden en las nuevas
generaciones. Es cierto que ha habido una brecha desde ese punto de vista.
Ideales
-¿Y le preocupa?
-Supongo que las cosas van por ciclos. Que la sociedad sea laica no es una cosa que me
incomode, más bien al contrario. Hay que saber extraer las cosas positivas de todas las
situaciones. Mi experiencia me dice que si uno sabe abrirse camino es aceptado sin tener que
renunciar a los ideales y valores del Evangelio.
-¿Tiene hermanos?
-Uno más pequeño, de 25 años.
-¿Y qué le dice?
-Respeta mi decisión y la acepta de buen grado. Nuestra relación sigue siendo igual de
buena que antes de que entrase en el Seminario.
-El año que ha permanecido como diácono en la parroquia de Lazkao le habrá dado una
visión bastante aproximada de lo que le espera. ¿Qué ha aprendido?
-Que el trato con las personas es fundamental. Que hay que ser accesible y tratar de
mantener relaciones correctas con todo el mundo. Y luego, que hay aprender a escuchar.
-Un teólogo decía hace poco que le preocupaba más la indiferencia que el ateísmo.
-Soy de los que piensan que el ser humano nunca es indiferente a las cuestiones básicas.
Nadie deja de preguntarse por qué está vivo o por qué va a dejar de vivir. El ser humano, y
creo que podemos estar tranquilos en ese sentido, se sigue y se seguirá haciendo esas
mismas preguntas. Otra cosa es que el humus, el ambiente, no sea propicio para que la
gente se haga esa clase de preguntas.
-¿Conceptos como espiritualidad y consumismo no son antagónicos?
-Ser consumista es de hecho una respuesta o bien una evasión ante esas preguntas. Se
podrá discutir que el consumismo sea o no el bien mayor o el ideal a perseguir, pero lo que
está claro es que no impide que nos formulemos las cuestiones básicas. El consumista es al
fin y al cabo una persona y para nosotros Dios se encuentra dentro de cada ser humano.
-El diccionario dice de Dios: «Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado
hacedor del universo». ¿Cómo lo definiría usted?
-Para mí Dios es bondad, es verdad y es belleza de una manera muy discreta, y en esa
discreción es como Dios se manifiesta.
-¿Le ha tentado alguna vez canalizar su vocación de servicio a través de alguna entidad
laica, una ONG por ejemplo, en vez de hacerlo por medio de la Iglesia?
-Un compañero de colegio trabajaba en la DYA y su labor me llamaba tanto la atención que
estuve incluso pensando en apuntarme. Con el tiempo me hice donante de sangre y soy
también donante de órganos. Admiro a las personas que trabajan por los demás, pero en mi
caso la vocación me ha traído a este punto concreto.
-¿Admira también a los sacerdotes que se sumaron en las últimas elecciones en Vizcaya a las
listas de partidos amenazados por ETA?
-Valoro que, desde su cosmovisión y sus opciones, estén interesados en buscar una justa
solución para todos.
Acto social
-¿Casaría a una pareja que sólo concibe la ceremonia como un acto social más?
-Sí. Como entiendo que la pregunta vale para todos los sacramentos, yo bautizaría, por
ejemplo, al hijo de una pareja aunque para ellos la ceremonia se redujese a un rito social sin
trascendencia religiosa. Y lo haría porque considero que el nacimiento de una nueva vida no
puede dejar indiferente a ninguna pareja. Les diría incluso que aunque no se
comprometiesen a llevar a ese niño a ninguna fe religiosa concreta, le permitiesen caminar
en libertad para que luego él pudiese elegir su opción. Y eso lo haría ante cualquier persona
que considere que un sacramento tiene más de social que de religioso. Al final el sacramento
no deja de ser un rito concreto, la presencia de algo que no se puede cuantificar ni explicar
de una manera fehaciente pero que está ahí y que es real. La vida está llena de sacramentos
en ese sentido. El nacimiento es un acto social, pero sobre todo es una nueva vida y otra
forma de vivir.
-Si usted tuviese hijos, ¿estudiarían Religión Católica o Historia de las Religiones?
-Una cosa es la catequesis y otra la historia de las religiones. Ahora no vamos a empezar a
descubrir que la Iglesia ha tenido un papel fundamental en los dos últimos milenios de
nuestra historia. Más allá de la catequización, es muy importante saber lo que ha pasado
antes para saber lo que soy y lo que quiero ser en adelante. De la misma forma que se
estudia historia de literatura para saber quiénes eran Quevedo, Axular o Góngora, es
importante saber las consecuencias que tuvieron movimientos como la Reforma. Pasa lo
mismo con la filosofía. ¿Para qué es importante saber lo que decían Platón, Plotino, Nietzche
o Marx? Son figuras gigantes que han marcado rumbos. Todos esos conocimientos le darán a
la persona autonomía y protagonismo en su propia vida. En definitiva, tendrá instrumentos
para pensar por sí misma. (diariovasco.com)
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