FISIOLOGIA DEL CABELLO

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FISIOLOGÍA Y ESTRUCTURA DEL CABELLO, ALTERACIONES ESTÉTICAS Y ALOPECIA
Jesús Gardeazabal Garcia
Médico especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología
Hospital de Cruces. Baracaldo. Vizcaya
La distribución del pelo constituye uno de los rasgos diferenciales externos del género
humano que le separa del tronco común con los simios. De manera progresiva a lo
largo del proceso evolutivo, el género humano ha ido disminuyendo la cantidad de pelo
que cubre su superficie corporal y concentrando su distribución en algunas zonas
anatómicas. Con la menor distribución del pelo, se ha perdido el papel original de la
protección de las diferentes condiciones del entorno y en la actualidad únicamente
podemos atribuir al pelo del cuero cabelludo el papel de fotoprotección de la zona
corporal más expuesta a las radiaciones ultravioleta. El resto de los pelos mantienen
otras funciones que con el tiempo se han hecho menos fisiológicas y más accesorias
(que no menos importantes) en el mantenimiento de la estética y diferencias sexuales.
La forma y distribución del pelo tiene diferencias entre razas, sexos e interindividuales.
Desde la concepción está determinado el color, distribución, forma y tendencia a la
caída. Las estructuras que originaran los folículos pilosos comienzan a formarse en la
novena semana de desarrollo embrionario y se completan en las primeras 22 semanas.
En el nacimiento ya están completamente formadas las unidades pilosebáceas que se
distribuyen por toda la superficie corporal excepto plantas y palmas. Inicialmente sólo
adquieren un tamaño apreciable externamente en la superficie del cuero cabelludo, cejas
y pestañas. El pelo humano tiene una amplia variedad de colores debida al número y
distribución variable de la melanina en su interior.
Todos los pelos del cuerpo crecen hasta alcanzar la longitud característica de cada zona
corporal, que es diferente entre las personas por la predisposición genética y la
influencia de factores hormonales. El número total de folículos pilosos en el hombre
adulto se estima en 5 millones, de los cuales 1 millón está en la cabeza y entre 100 mil y
130 mil en el cuero cabelludo. Existe el mismo número de pelos en el cuerpo de la
mujer que en el hombre, diferenciándose en el diferente desarrollo de los mismos. Con
el paso de los años la densidad de pelo disminuye por regla general en ambos sexos,
incluso en los adultos que no muestran signos de calvicie en el cuero cabelludo. Se
pueden dividir los pelos en dos tipos, “terminales” y “vellos”, aunque algunos autores
añaden el tipo “intermedio”. Los terminales son gruesos, rígidos, habitualmente
pigmentados y se sitúan en el cuero cabelludo, cejas, barba, bigote, axilas y pubis. Los
vellos generalmente no tienen pigmento y son difíciles de ver. Los pelos intermedios se
encuentran en extremidades y tronco.
Con el desarrollo y sobre todo a partir de la pubertad con la influencia hormonal
aparecen las características secundarias en la distribución del pelo, diferente entre
varones y mujeres. Con el paso de los años, en todos los individuos se tiende a que un
número variable de vellos se conviertan en pelos “intermedios” o “terminales” de los
pabellones auriculares, fosas nasales en varones y mentón, zonas preauriculares y
areolas mamarias en las mujeres.
Desde edades tempranas, además de los cambios anteriores, en algunas personas
comienza su desprendimiento y desaparición en la zona donde los imperativos estéticos
actuales son más exigentes: el cuero cabelludo. Porque los seres humanos somos
contradictorios y, dentro de las numerosas paradojas que nos caracterizan una de ellas es
que deseamos mantener el pelo en la zona con más probabilidades de perderlo y, por el
contrario, gastamos ingentes energías intentando desprendernos de los pelos en el resto
de la superficie corporal.
Para entender bien la formación y la caída de los pelos es necesario recordar la
estructura anatómica en la que se encuentra denominada folículo pilosebáceo. Se
compone de folículo piloso (estructura donde se forma el pelo), glándula sebácea que
segrega su contenido a través del canal de salida del pelo, músculo erector del pelo (que
cuando se contrae induce la formación de “piel de gallina”) y glándulas sudoríparas
apocrinas en algunas zonas anatómicas (axilas, ingles, pubis, región mamaria). El
folículo pilosebáceo reúne también las estructuras de vasos nutricios y terminaciones
nerviosas responsables de la sensibilidad local. El folículo piloso se compone de bulbo
piloso, tallo piloso, vaina epitelial interna, vaina epitelial externa, protuberancia (donde
asientan las células pluripotenciales responsables del desarrollo de los pelos) y vaina
perifolicular. El pelo del cuero cabelludo crece entre 0.35 y 0.5 mm cada día.
Los pelos se renuevan de manera constante desde el nacimiento. Los pelos son
sustituidos periódicamente por otros del mismo tamaño y longitud a lo largo de períodos
de crecimiento y descanso. El crecimiento del pelo es asincrónico y está sometido a un
ritmo alterno de crecimiento y reposo. El ciclo folicular se puede dividir en las
siguientes fases: anágeno (fase de crecimiento), catágeno (fase de transición) y telógeno
(fase de reposo). En la fase telógeno el pelo ya se halla suelto dentro del folículo y en
cualquier momento se desprenderá espontáneamente. En esta fase el pelo puede
arrancarse sin producir dolor, la raíz es en forma de porra y sin la vaina interna
adherida. La duración de cada fase es diferente según el tipo de pelo. En el cuero
cabelludo tienen un anageno de unos 4 años, 4 meses de catageno y 3 semanas de
telogeno. En un cuero cabelludo normal se calcula que un 14% de los folículos se
encuentran en telogeno, un 1% en catageno y el resto en fase de crecimiento.
Se estima que cada año se renuevan entre 10 mil y 15mil pelos en el cuero cabelludo o,
lo que es lo mismo, entre 35 y 100 pelos al día.
ALOPECIA
Se denomina alopecia a la caída del pelo del cuero cabelludo. Existen muchas
enfermedades que se manifiestan con signos de alopecia. Es importante recordar que a
partir de la adolescencia, tanto en hombres como en mujeres, se produce una
disminución progresiva en el número de pelos del cuero cabelludo, así como un
adelgazamiento progresivo de muchos de ellos. Y eso es normal. El problema sucede
cuando esa disminución es lo suficientemente intensa como para producir secuelas
estéticas.
El tipo de alopecia que más frecuentemente ocasiona pérdidas importantes de cabello
que originan motivo de consulta a los dermatólogos es la alopecia androgenética
(AGA). Es la caída del cuero cabelludo influenciada por las hormonas sexuales
masculinas y sigue un patrón de distribución de la caída característica. Es una entidad
que, aunque es mucho más frecuente en varones, también se produce en las mujeres.
Se caracteriza por una miniaturización de los folículos pilosos y una reducción de la
duración del período de anagen. Se traduce en una sustitución de pelos terminales por
vellos inapreciables al ojo humano con la consecuencia de una aparente falta total de
cabello. Afecta a ambos sexos, aunque con manifestaciones diferentes entre varones y
mujeres que merecen explicarse por separado.
Se considera que 14% de los varones de raza blanca de 15-17 años, el 50% de los de 50
años y el 80% a la edad de 70 años padece algún grado apreciable de déficit de cabello,
siendo menos frecuente en otras razas. Los niveles de andrógenos de los que lo padecen
son normales, sin embargo, es necesaria su presencia para padecerla: a) no se produce
en varones castrados antes de la pubertad; b) puede aparecer en algunos varones
castrados tratados con testosterona; c) no se produce en varones con síndrome de
insensibilidad a los andrógenos. Aunque la testosterona es el andrógeno circulante más
abundante en los varones, su metabolito dihidrotestosterona juega un papel más
importante en la aparición de AGA. La testosterona se convierte en dihidrotestosterona
catalizado por el enzima 5alfa reductasa (5aR). Existen dos tipos de 5aR: tipo I
expresado ampliamente en muchos tejidos pero con funciones fisiológicas desconocidas
y tipo II que se expresa en la próstata y folículos pilosos. Es evidente la influencia
genética en el desarrollo de AGA, habiendo al menos un 80% de casos con antecedentes
familiares del mismo problema. Se considera de origen poligénico, aunque los genes
implicados no están totalmente descritos en la actualidad. La distribución de la falta de
cabello se produce siguiendo unos patrones conocidos (escala de Hamilton), con mayor
incidencia en la zona del vértex y no afecta a las zonas occipitales y laterales del cuero
cabelludo. No existen tratamientos médicos eficaces para repoblar una ausencia casi
total del cabello. Los únicos tratamientos que se han demostrado que retardan la
progresión de la alopecia e incluso incrmentan el pelo en algunos casos en los varones
con AGA son el finasteride a la dosis de 1 mg/día y minoxidil a concentraciones entre el
2 y el 5%. El finasteride al 1% es un inhibidor competitivo del tipo II del 5aR y
disminuye la conversión de testosterona en dihidrotestosterona. A través de este
mecanismo de acción se ha comprobado un incremento en el número de cabellos en la
zona del vértex, longitud, grosor, peso y una mejora global en el aspecto (sensación de
mayor cantidad de cabello). Estos cambios comienzan a hacerse evidentes a partir de los
4-6 meses de tratamiento y se mantienen a lo largo de los años que dura el tratamiento.
Si el tratamiento con finasteride se suspende, los efectos positivos del mismo
desaparecen a lo largo de un año. No se han descrito efectos secundarios significativos
con esta medicación y no se requieren controles analíticos para los pacientes que la
toman.
El mecanismo de acción del minoxidil tópico no se conoce con detalle. Se ha
demostrado que incrementa la duración de la fase anagena y aumenta el tamaño de los
folículos miniaturizados en el vétex, no influyendo en el tamaño ni densidad de los
cabellos de la región fronto-temporal (“entradas”). Los efectos en el crecimiento de la
densidad del cabello pueden comenzar a apreciarse entre el 4º y 6º mes del tratamiento.
La dosis recomendada es de un ml cada 12 horas en la parte superior del cuero
cabelludo. El minoxidil al 5% es algo más eficaz que al 2%. En ambas concentraciones,
si se suspende el tratamiento, desaparecen los efectos positivos en 4-6 meses. Los
efectos secundarios descritos son leves (irritación cutánea, prurito, enrojecimiento,
reacciones alérgicas de contacto), generalmente bien tolerados y desaparecen al
suspender el tratamiento. No se han publicado estudios bien controlados en humanos
sobre los efectos combinados del finasteride oral y el minoxidil tópico. Se han realizado
algunos estudios en modelos animales y parece que la utilización de ambos
medicamentos tendría un efecto aditivo. A los hombres que desean sustituir uno de
estos tratamientos por el otro, se recomienda que los combinen al menos durante 3
meses para dar tiempo a que aparezcan los efectos positivos del nuevo tratamiento antes
de producirse el desprendimiento de los cabellos que se han mantenido con el
tratamiento que se abandona.
Las mujeres con AGA la frecuencia e intensidad de la caída también se incrementa con
la edad. Estudios recientes describen que el 6% de las mujeres por debajo de 50 años y
el 30-40% de las mayores de 70 años están afectadas. El patrón de caída de cabello en
las mujeres con AGA es diferente al de los hombres. Generalmente mantienen casi
intacta la línea de implantación anterior del cabello en la región frontal y la densidad del
mismo está disminuida de manera difusa por la parte superior del cuero cabelludo. El
papel de los andrógenos en el AGA femenino no está bien definido. En un porcentaje
alto de casos existen antecedentes familiares de AGA en las mujeres antecesoras,
dejando claro el papel de la genética en el padecimiento de esta patología. En las
mujeres parece que existen algunos factores que pueden agravar la tendencia a la
alopecia, siendo el déficit de hierro medido a través de los niveles de ferritina los que
con mayor frecuencia se ven implicados. El tratamiento de las mujeres con AGA debe
basarse en corregir los factores agravantes cuando existen (aportación de Fe) y la
aplicación tópica de minoxidil 2%. No se ha demostrado eficaz el uso de finasteride al
1% en el tratamiento de mujeres con AGA postmenopáusicas. Existen trabajos en
marcha para valorar si el minoxidil al 5% es más eficaz que al 2% en las mujeres con
AGA. En cuanto a los efectos secundarios de este tratamiento, además de los descritos
en los varones, puede aparecer a través de mecanismos desconocidos hipertricosis facial
e incluso corporal sin precisar la aplicación del tratamiento en esas zonas corporales.
Estos efectos desaparecen en 3-4 meses tras suspender la medicación. La administración
de antiandrógenos por vía oral durante un mínimo de 12 meses (espironolactona 100200 mgs/día, acetato de ciproterona 50 mgs/día o 100 mgs/día durante los 10 primeros
días del ciclo combinados con etinitl-estradiol) puede ayudar a detener la progresión de
la caída.
Con respecto a las conexiones entre el stress psico-emocional y la caída de cabello,
podemos distinguir varios niveles de interacciones: a) el stress agudo o crónico como un
inductor primario de algunos tipos de alopecia (efluvio telógeno, alopecia areata); b) el
stress agudo o crónico como un factor agravante en otros procesos causantes de alopecia
(AGA, endocrino, inmunológico…), c) el stress como un problema secundario en
respuesta a una pérdida de pelo, que puede contribuir a la agravación de la caída y
perpetuar un ciclo vicioso. Estas creencias se han confirmado en estudios recientes en
ratones donde se ha comprobado que el stress puede inducir un papel inhibidor en el
crecimiento del pelo a través de sustancias inductoras de la fase catageno y
favoreciendo el daño piloso a través de efectos proinflamatorios.
Los trasplantes de pelo son una alternativa para incrementar el número de cabellos en
las zonas donde faltan. Los candidatos ideales son aquellos con falta de pelo únicamente
en la zona frontal. La técnica consiste en obtener pelos de la zona posterior del cuero
cabelludo, e implantarlos en la zona donde faltan. Los cirujanos expertos en la técnica
trasplantan entre 1000 y 2000 cabellos por sesión. Cuanto menor sea el número de pelos
trasplantados en cada sitio receptor, más natural y mejor será el resultado estético.
Además de los tipos de alopecia descritos, hay otros no tan frecuentes que no me
extenderé a comentar por la limitación de tiempo disponible. Además de los
tratamientos médicos que he descrito, existen muchas opciones cosméticas que si bien
no ayudan a incrementar el número de cabellos, pueden ayudar en gran medida a
disminuir el impacto estético del defecto. Este aspecto lo desarrollará más ampliamente
mi compañero de mesa redonda.
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