EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

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EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
Jorge Morales Parra
En coherencia con el objeto de estudio de la especialización: “Las
relaciones Teórico prácticas entre la pedagogía y la gerencia que
constituyen un campo de conocimiento científico que da sentido y
fundamenta
las
prácticas
sociales
orientadas
a
generar
transformaciones en las organizaciones educativas mediante la
gestión de proyectos”,
en esta lectura fundamentaremos los
conceptos de educación y pedagogía que el especialista necesita
tener presentes en su acción gerencial.
Si el campo de desempeño de un gerente educativo es la educación,
el propósito de sus acciones es el mejoramiento de las prácticas
educativas, los referentes conceptuales que iluminan su acción son
los mismos que iluminan las prácticas educativas y esos referentes
los encontramos en la pedagogía.
Educación y pedagogía serán los referentes en los que el especialista
encontrará las significaciones y orientaciones para dar sentido y
realizar con sentido su práctica educativa.
Los conceptos de educación y de pedagogía que se aportan en este
ensayo son apenas un planteamiento inicial que se presenta con la
intención de dar un fundamento a la gerencia educativa.
El
especialista encontrará en su trajinar por las instituciones y
programas la necesidad de abordar nuevos conceptos, profundizar en
nuevas direcciones y establecer nuevas conexiones en las cuales
encuentre el sentido de sus prácticas.
Qué es educación?. Qué es pedagogía?. Qué relaciones se pueden
establecer entre estos conceptos?. Qué tienen que ver la educación y
la pedagogía con las prácticas gerenciales de las instituciones
educativas?. Qué posición pedagógica debe asumirse cuando de
gerencia de la educación se trata?. En este ensayo se presentan
algunos desarrollos conceptuales que permitirán construir respuestas
o sugerir caminos para encontrar las respuestas a estos
cuestionamientos.
Para trabajar el concepto de educación, les propongo que, en una
reflexión inicial, analicemos el que presenta la Ley 115 de 1994. En
el artículo 1º , la educación aparece concebida como “un proceso de
formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta
en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de
sus derechos y de sus deberes”1. Al considerar la educación como
proceso nos está remitiendo a una secuencia de acciones que se
articulan en un todo inacabado. Hablar de proceso nos remite a los
conceptos de educación permanente y educación a lo largo de toda la
vida. Significa asumir que para educar o educarnos no hay un tiempo
especial, ni hay instituciones especiales, que el ser humano aprende
desde que es concebido hasta que muere y que todos los ambientes,
todas las circunstancias y todos los lugares en los que hace presencia
existencial son oportunidad de educación.
“La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los
individuos a medida que aumenta su función en la dinámica de las
sociedades modernas. Este fenómeno tiene diversas causas. La
división tradicional de la existencia en períodos claramente separados
– la infancia y la juventud, dedicados a la educación escolar; la edad
adulta consagrada a la actividad profesional, y el período de la
jubilación – ha dejado de responder a las realidades de la vida
contemporánea y se ajusta aún menos a los imperativos del futuro.
Nadie puede, hoy, esperar que el acervo inicial de conocimientos
constituidos en la juventud le baste para toda la vida, pues la rápida
evolución del mundo exige una actualización permanente del saber,
en un momento en que la educación básica de los jóvenes tiende a
prolongarse. Por otra parte, el acortamiento del período de actividad
profesional, la disminución del volumen total de horas de trabajo
remunerado y la prolongación de la vida después de la jubilación
aumentan el tiempo disponible para otras actividades.
Paralelamente la propia educación está en plena mutación; en todos
los ámbitos se observa una multiplicación de las posibilidades de
aprendizaje que ofrece la sociedad fuera del ámbito escolar”...2
Entender la educación como un proceso permanente exige explorar
los conceptos de educación formal, no formal e informal, teniendo
presente que el tipo de educación propio de las actividades
gerenciales es el de la educación no formal, con gran incidencia de las
estrategias informales.
Cuando nos referimos a la educación como un proceso de formación,
la reflexión se orienta a preguntarnos sobre el sentido mismo de la
formación y nos encontramos con que el proceso de formación puede
entenderse desde múltiples acepciones.
La formación puede asumirse como dar forma, a la manera del
escultor que crea una obra a su imagen, modela una materia que es
1
2
MEN. Ley 115
DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 19896. Madrid
pasiva y dócil. Esta manera de ver la formación se origina en la
fábula de Pigmalión. Pigmalión, según la mitología griega, fue un
escultor que dedicó toda su vida y su energía a elaborar una estatua
de una mujer tan hermosa “que no podía deber su belleza a la
naturaleza”; cuando la terminó empezó a comportarse con su estatua
de manera extraña. Le ponía las mejores ropas y joyas y por la
noche se acostaba junto a ella. Conmovida la diosa Venus dio vida a
la estatua, la cual, de ese modo pudo convertirse en la mujer del
escultor. Era una mujer creada con los atributos que Pigmalión quiso
infundirle.
Aquí se encuentra una imagen del educador cuya
intencionalidad pedagógica es hacer del otro una obra propia, una
obra en la que él puede plasmar su ideal de vida y su visión de
hombre y sociedad.
Pero formar no puede entenderse como fabricar. La educación es
una relación entre sujetos, y a otro sujeto no lo puedo formar. Así
cada sociedad asuma la educación como un problema de formación
ligado a los imaginarios, representaciones y prácticas de su cultura y
a los valores, ideales y concepciones de desarrollo humano vigentes
en un momento histórico determinado, formar no pude entenderse
como moldear a mi gusto la personalidad del otro.
“La tarea de la educación es movilizar todo lo necesario para que el
sujeto entre en el mundo y se sostenga en él, se apropie de los
interrogantes que han constituido la cultura humana, incorpore los
saberes elaborados por los hombres en respuesta a esos
interrogantes... y los subvierta con respuestas propias con la
esperanza de que la historia tartajee un poco menos y rechace con
algo más de decisión todo lo que perjudica al hombre. Esa es la
finalidad de la empresa educativa: que aquel que llega al mundo, sea
acompañado al mundo y entre en conocimiento del mundo, que sea
introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido... que
sea introducido y no moldeado, ayudado y no fabricado. Que, por
último, según la hermosísima fórmula que propuso Pestalozzi en
1797... pueda ser obra de sí mismo.
En suma... la educación, ha de centrarse en realidad, en la relación
entre el sujeto y el mundo humano que lo acoge. Su función es
permitirle constituirse a sí mismo como “sujeto en el mundo”:
heredero de una historia en la que sepa qué está en juego, capaz de
comprender el presente y de incentivar el futuro”3.
La formación, entonces no se recibe. “Nadie puede formar a otro.
No se puede hablar de un formador y de un formado. Hablar de un
3
MEIRIEV, Philippe. Frankestein Educador. Ed. Leartes. 1998. Barcelona.
formador y de un formado es afirmar que hay un polo activo, el
formador, y un polo pasivo, aquel que es formado. Y la mayoría del
tiempo este es el vocablo que se utiliza... Nadie forma a otro. El
individuo se forma, es él quien encuentra su forma, es él quien se
desarrolla, diría, de forma en forma...
Uno se forma así mismo a través de mediaciones y los formadores
son mediaciones humanas.
Lo son también las lecturas, las
circunstancias, los accidentes de la vida, la relación con los otros...
Todas estas son mediaciones que posibilitan la formación, que
orientan el desarrollo, la dinámica del desarrollo en un sentido
positivo”4.
En este sentido, la acción educativa gerencial es un proceso de
formación mediado por la cultura organizacional y por los eventos de
desarrollo humano y desarrollo organizacional promovidos en la
empresa. El gerente es un formador por cuanto crea los ambientes
para que los sujetos de su empresa interioricen la cultura
organizacional manifestada en una visión, unos objetivos, unas
políticas a través de las cuales se construye empresa; es formador
por cuanto genera las oportunidades para que los sujetos asimilen las
competencias que su desempeño laboral requiere.
Este proceso de formación permanente es personal. La educación es
acción con la persona. El sujeto educable es ante todo una persona.
Un sujeto particular y en proceso hacia la autonomía. Particular
porque como ser individual es uno en sí mismo y distinto de todos los
demás seres.
“Este aspecto lo comprendemos mejor si analizamos que el individuo
es un ser consciente y especialmente un ser autoconciente, para
quien el pasado permanece en él, crece con él, lo modifica, lo hace
diferente de todos los demás hombres, no en un modo substancial,
sino en algunos de sus accidentes..”5.
Ser singular implica que “Todos somos uno, no obstante, cada uno de
nosotros es una entidad única e irrepetible”; que al darse una sola
vez y ser consciente de esa realidad “al contrario del animal, no
solamente vive sino existe, y su existencia es histórica, se da en el
mundo que cada uno crea y transforma incesantemente”6.
4
FERRY, Gilles. Pedagogía de la formación. Ediciones Novedades Educativas. 1997. Buenos Aires.
5
LEON, Judith. Fundamentos para una Personalización Liberadora. Centro Editorial Universidad
Católica de Manizales. 1998. Manizales
6
LEON, Judith. Op. Cit.
Este sujeto singular está en un proceso permanente hacia la
autonomía, hacia la conquista de su Mayoría de Edad en términos
Kantianos. El desarrollo del ser humano puede concebirse como un ir
de la heteronomía a la autonomía y la educación es la mejor
estrategia para facilitar y dinamizar este proceso.
Lograr la
autonomía es uno de los mayores ideales de los seres humanos, la
educación nos proporciona las herramientas y las posibilidades para
formarnos en la autonomía.
En el proceso educativo, lo que cuenta es cada persona, el centro del
acto educativo no es el alumno como una entidad abstracta, es la
persona del alumno como ser concreto con el que se construye el
centro educativo y se realizan todas las tareas. Ser único, sin
embargo, no significa ser solo. Ser yo mismo es ser con los otros,
estar con los otros en el mundo, asumir la formación como un
proceso social.
Como proceso de formación cultural, el concepto de educación nos
remite a la discusión de la relación entre educación y cultura. Si la
finalidad de la educación es la formación de los sujetos y esta
formación responde a representaciones históricas de lo que debe ser
el hombre y lo que debe ser la sociedad, puede afirmarse que el
objeto sobre el cual trabaja la educación es la cultura.
La educación busca reproducir o transformar las representaciones y
explicaciones en que las personas y comunidades fundamentan
prácticas culturales que se relacionan con el desarrollo humano. La
cultura está constituida por ese conjunto de representaciones y
prácticas.
Al educar estamos trabajando directamente sobre la
cultura. Así no se tenga como objetivo explícitamente considerado en
el currículo, en todo proceso educativo opera un currículo oculto
constituido por las intencionalidades, valores, imaginarios no
explícitos en la planificación y la acción de los educadores pero que
refleja, en la escuela, la posición y aspiraciones de los grupos sociales
que comparten la cultura dominante.
El maestro como formador es un trabajador de la cultura. Si no
decide transformarla está reproduciendo, de manera inconsciente,
una ideología. Cuando el maestro piensa que su práctica pedagógica
obedece solo a los altos ideales de la ciencia, del conocimiento y de la
formación de las personas, está olvidando que la ciencia es producto
de la cultura y que depende de condiciones culturales el que pueda
ser producida y difundida; que el conocimiento, en la sociedad
postcapitalista es poder y mercancía, (La principal mercancía que
circula en los mercados); y que la formación de las personas se
alcanza, en parte, cuando en ellas se forma el ideal de hombre que
comparte y al que aspira un grupo social.
Trabajar sobre la cultura desde la educación es afirmar con Werner
Jaeger que:
“La Educación es el principio mediante el cual la
comunidad humana conserva y transmite su peculiaridad física y
espiritual”7.
La función cultural de la educación, está estrechamente ligada a su
función social.
Todas las civilizaciones han educado a las
generaciones jóvenes y la educación siempre ha estado referenciada
a asegurar la permanencia de unos ideales de vida, unos valores y un
proyecto de sociedad. Bien lo plantea Werner Jaerger en su obra
PAIDEIA.
“Todo pueblo que alcanza un cierto grado de desarrollo se halla
naturalmente inclinado a practicar la educación... La educación no es
una propiedad individual, sino que pertenece, por su esencia, a la
comunidad. El carácter de la comunidad se imprime a sus miembros
individuales y es, en el hombre en una medida muy superior que en
los animales, fuente de toda acción y de toda conducta.
En parte alguna adquiere mayor fuerza el influjo de la comunidad
sobre sus miembros que en el esfuerzo constante para educar a cada
nueva generación de acuerdo con su propio sentido. La estructura de
toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no escritas
que la unen y ligan a sus miembros. Así, toda educación es el
producto de la conciencia viva de una norma que rige una comunidad
humana, lo mismo si se trata de la familia, de una clase social o de
una profesión que de una asociación más amplia como una estirpe o
un estado. La educación participa en la vida y el crecimiento de la
sociedad, así en su destino exterior como en su estructuración interna
y en su desarrollo espiritual. Y puesto que el desarrollo social
depende de la conciencia de los valores que rigen la vida humana, la
historia de la educación se halla esencialmente condicionada por el
cambio de los valores válidos para cada sociedad”8.
Así pues, la educación es la institución social encargada de mantener
la estructura social; con Savater (1991) puede afirmarse sin falsos
escrúpulos la dimensión conservadora de la tarea educativa “La
sociedad prepara a sus nuevos miembros del modo que le parece
más conveniente para su conservación, no para su destrucción:
quiere formar nuevos socios, no enemigos ni singularidades
autosociales.
7
JAERGER, Werner. Paideia. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1997.
Santafé de Bogotá.
8
JAERGER, Werner. PAIDEIA. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1993.
Santafé de Bogotá.
El grupo impone el aprendizaje como un mecanismo adaptador
a los requerimientos de la colectividad...”9.
La función original de la educación es conservadora. Transmite
porque quiere conservar, y quiere conservar lo que la sociedad valora
como conveniente y adecuado para mantener sus estructuras...
La idea de que la educación es la institución básica para formar
socialmente al ser humano fue magistralmente desarrollada en los
primeros años del Siglo XX por el sociólogo Emile Durkheim cuando
propuso este concepto definitorio de la educación:
“La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre
las que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por
objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados
físicos, intelectuales y morales que exigen de él la sociedad política
en su conjunto y el medio especial al que está particularmente
destinado”.10
Cada sociedad trata de perpetuarse en los nuevos individuos que
nacen dentro de ella transmitiéndoles las tradiciones, normas,
saberes y conocimiento que se consideran fundamentales.
“Busca producir individuos lo más parecidos a los que ya
existen y para ellos los socializa de forma sistemática
haciéndolos que se identifiquen con los ideales de esa sociedad
o con ideales del grupo dominante que tratan de imponerse a
todos”.11
Los planteamientos sobre la función social de la educación
desarrollados hasta aquí no pueden ocultarnos la otra dimensión de la
acción educativa.
La educación es un factor de cambio y
transformación social.
Esta es la idea central del pensamiento
pedagógico de Paulo Freire. Para él la educación es un acto de
conocimiento y un acto político que busca la transformación del
hombre, en cuanto clase social, y de su mundo. Este planteamiento
rompe la concepción clásica de la función social de la educación como
instrumento para la reproducción de la estructura social vigente.
En la propuesta de la educación liberadora, Freire propone el
desarrollo de la conciencia crítica que permite a los sujetos discutir
sobre la realidad social y encontrar las causas reales de la
desigualdad y la opresión para asumir posiciones transformadoras
9
SAVATER, Fernando. El valor de Educar. Ariel. 1997. Barcelona.
10
DURKHEIM, Emile. Sociología y Educación. Citado por DELVAL Juan. Los Fines de la Educación.
Siglo XXI Editores 1991. Bogotá Colombia.
11
DELVAL, Juan. Los Fines de la Educación. Siglo XXI Editores. 1991. Bogotá.
que rechacen el conformismo que propugna la educación tradicional.
Para ello es necesario que en el proceso educativo se supere la
dicotomía educador- educando que es el resultado de la transposición
de las estructuras de poder que hay en la sociedad a las relaciones
educativas. En la educación liberadora el educador no se asume
como aquel que tiene el poder.
Es un profesional que está
comprometido en el conocimiento de la realidad y actúa con el
educando y no sobre él. Según Freire el educador comprometido en
los procesos de transformación social sería un profesional
comprometido con la sociedad, capaz de actuar sobre la realidad
transformándola de acuerdo con finalidades propuestas por el ser
humano.
La idea de la educación como estrategia para el cambio social es
retomada en este comienzo de siglo cuando se plantea la relación
entre educación y desarrollo. En la formulación del Plan Decenal de
Educación. 1996 – 2005 se plantea:
“La educación por sí misma no produce el cambio, pero ningún
cambio social es posible sin la educación”.12.
En el mismo plan se concibe la educación como el soporte más
adecuado que tiene la sociedad colombiana para enfrentar los
desafíos que le propone el nuevo contexto mundial caracterizado por
la globalización:
- Consolidación del sistema democrático
- Fortalecimiento del sistema democrático
- Fortalecimiento de la sociedad civil y la promoción de la
convivencia ciudadana
- Constitución y aplicación de modelos de desarrollo sostenible que
permitan la transformación del aparato productivo para responder
competitivamente a la internacionalización de la economía.
- La búsqueda de la equidad y la justicia social.
Cuando se considera la educación como factor de desarrollo, se le
asigna una función de cambio social y de transformación cultural y
no, simplemente, de mantenimiento de las estructuras sociales y los
imaginarios culturales tradicionales.
En el concepto de educación de la Ley 115 se propone finalmente que
ese proceso de formación que aquí se ha venido discutiendo, “se
fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su
dignidad, de sus derechos y sus deberes”.
12
MEN. Plan Nacional de Educación. 1996 – 2005
La concepción integral de las persona implica entender al ser humano
como una totalidad conformada por las dimensiones física, mental,
espiritual y socioafectiva. Cada una de estas dimensiones es un
componente fundamental y ninguna de ellas puede considerarse
prioritaria en el proceso educativo. La educación tradicional hacía
énfasis en el desarrollo de la dimensión mental apoyada en una
interpretación del hombre como ser racional.
A esta concepción integral del ser humano, corresponde una
concepción del saber. En la lectura: “Los cuatro pilares de la
Educación” del texto “La Educación Encierra un Tesoro” de Jacques
Delors se abordan cuatro aprendizajes fundamentales, que en el
transcurso de la vida se convierten para la persona en los pilares del
conocimiento: aprender a conocer (adquirir los instrumentos para la
comprensión), aprender a hacer (adquirir los instrumentos para
transformar el entorno mediante el trabajo), aprender a vivir juntos
(adquirir los instrumentos para participar y colaborar con los demás),
aprender a ser (adquirir los instrumentos para el desarrollo humano
personal).
En una educación integral, cada uno de esos cuatro “pilares del
conocimiento” debe recibir una atención equivalente con el fin de
lograr que la educación sea para el ser humano, en su calidad de
individuo y miembro de la sociedad, una experiencia global y que
dure toda la vida en los aspectos cognitivo y práctico.
En el artículo 92 de la Ley 115 de 1994 se expresa en los siguientes
términos el concepto de educación integral:
“Art. 92. Formación del educando. La educación debe favorecer el
pleno desarrollo de la personalidad del educando, dar acceso a la
cultura, al logro del conocimiento científico y técnico, y la formación
de valores éticos, estéticos, morales, ciudadanos y religiosos, que le
faciliten la realización de una actividad útil para el desarrollo
socioeconómico del país.
Los establecimientos educativos incorporarán en el Proyecto
Educativo Institucional acciones pedagógicas para favorecer el
desarrollo equilibrado y armónico de las habilidades de los
educandos, en especial las capacidades para la toma de decisiones, la
adquisición de criterios, el trabajo en equipo, la administración
eficiente del tiempo, la asunción de responsabilidades, la solución de
conflictos y problemas y las habilidades para la comunicación, la
negociación y la participación”13
13
MEN. Ley 115 de 1994
La educación se presenta, entonces, como una práctica social integral
cuyo ámbito de acción se extiende más allá de la escuela y toca todas
las actividades humanas. Entre ellas las prácticas gerenciales que en
la actualidad, más que nunca se fundamentan en procesos
educativos.
Cuando se reflexiona sobre la educación como lo hemos venido
haciendo en esta unidad, empieza a tocarse el ámbito de la
pedagogía. Como tal la pedagogía es una reflexión sobre los actos
educativos. Hacer pedagogía, construir pensamiento pedagógico es
reflexionar sistemáticamente sobre la educación y organizar esa
reflexión para convertirla en una disciplina con un objeto de estudio,
una metodología y unos principios claramente diferenciados que le
permiten empezar a pensarse como ciencia. Si la pedagogía es una
disciplina o es una ciencia, es uno de los temas de discusión más
álgidos en el mundo de la educación. Como educadores, cada uno de
nosotros habrá leído autores y argumentos y cada uno habrá fijado
su posición en el debate. Pero en esta unidad nos interesa más
entender qué es la pedagogía y cuál es su relación con la educación.
Hay pedagogía cuando se reflexiona sobre las finalidades, funciones y
métodos de la educación. Hay pedagogía cuando el ideal de hombre
y sociedad se buscan explícitamente en las prácticas educativas. El
siguiente párrafo tomado del ensayo: “La construcción del saber y
del saber hacer” de Ricardo Lucio, nos ilustra al respecto:
“El proceso educativo puede desarrollarse de manera artesanal, casi
intuitiva, como lo han desarrollado casi todos los pueblos en algún
momento del transcurso de su historia. En este sentido existe un
saber implícito, no tematizado, en la práctica educativa de todos los
pueblos, que forma parte de su acervo cultural y que llamaría “saber
educar”. En la medida en que este saber se tematiza y se hace
explícito, aparece la pedagogía. Hay pedagogía cuando se reflexiona
sobre la educación, cuando el “saber educar” implícito se convierte en
un “saber sobre la educación” (sobre sus ¨cómo¨, sus ¨por qué¨, sus
¨hacia dónde¨). El desarrollo moderno de la pedagogía significa
adicionalmente la sistematización de ese saber, de sus métodos y
procedimientos, y la delimitación de su objetivo.
Por tanto la
pedagogía como saber teórico práctico, explícito sobre la educación,
está condicionada por la visión amplia o estrecha que se tenga de
educación y, a su vez, por la noción que se tenga del hombre, como
ser que crea en sociedad”.14
14
LUCIO, Ricardo. La Construcción del Saber y del Saber Hacer. En Aportes 41. Pedagogía y
Educación Popular. 1994. Santafé de Bogotá.
De la lectura de este texto pueden inferirse algunas diferencias entre
la educación y la pedagogía. La educación referida al aprendizaje
humano siempre ha existido, no hay pedagogía en tanto no haya una
reflexión explícita sobre el acto educativo. La educación puede ser
consciente o inconsciente (La mayor parte de nuestros aprendizajes
son inconscientes y no planificados). Aprendemos más cosas en la
educación informal, en la escuela de la vida, que a través de los
procesos conscientes e intencionados de la educación formal y no
formal; la pedagogía en cambio es producto de una conciencia
reflexiva.
Que la educación es diferente de la pedagogía se argumenta en el
siguiente texto de Rafael Avila, quien a su vez se apoya en una cita
de Emilio Durkheim:
“Con la pedagogía las cosas pasan muy diversamente. Esta
consiste no en acciones sino en teorías. Estas teorías son
maneras de concebir la educación, no maneras de practicarla.
A veces incluso, se diferencia de las prácticas en uso, hasta el
punto de oponerse a ellas”15
En consecuencia la pedagogía es la reflexión teórica sobre la
educación, y la educación es una práctica que busca la formación de
las personas. Como teoría, la pedagogía ilumina y determina el
deber ser de la educación, al proponer fines y establecer principios
que orienten la conducta de los educadores.
Como la pedagogía reflexiona sobre el deber ser de la educación y
ese deber ser está determinado por diversas culturas y proyectos de
hombre y sociedad también diversos, no existe una teoría pedagógica
única. Hay muchas teorías pedagógicas que explican de manera
diversa las relaciones entre enseñanza y aprendizaje, entre educación
y sociedad, entre educación y desarrollo, conciben de manera diversa
los fines de la formación humana y los métodos para lograr esa
formación. Pero en esta diversidad puede encontrarse un sentido
común que constituye el objeto de estudio de la pedagogía: Las
prácticas educativas. Y si como se señaló anteriormente la educación
es un proceso permanente de formación, la pedagogía puede
asumirse como la ciencia de la formación humana. Su objeto propio
está constituido por los procesos de formación cuando estos se
emprenden de manera consciente e intencionada, y sus propósitos se
orientan a la constitución de teorías, conceptos, modelos y métodos
para cualificar la enseñanza y el aprendizaje.
15
DURKHEIM, Emile. Educación y Sociedad. Citado por AVILA, Rafael. Qué es pedagogía?. Ed.
Nueva América. 1990. Santafé
Como ciencia social tiene su campo de acción en el estudio de las
relaciones intersubjetivas caracterizadas por la acción comunicativa
en los diferentes ámbitos de la producción, difusión y apropiación del
conocimiento y de los recursos intencionales y sistemáticos con los
cuales se pretende alcanzar el desarrollo humano a través de
estrategias de aprendizaje adoptadas a las diversas situaciones y
realidades en las que los seres humanos se comprometen para
transformarse como personas y transformar su sociedad.
Los procesos de formación humana, objeto de estudio de la
pedagogía, se conciben desde teorías que corresponden a diversas
concepciones de hombre, sociedad y cultura, estas concepciones
determinan los propósitos, finalidades y métodos de la acción
educativa. De ahí que la reflexión pedagógica se concrete en la
formulación de teorías, enfoques y modelos explicativos e
interpretativos de las prácticas educativas, de los procesos de
enseñanza y aprendizaje y de las tendencias sociales influidas por los
conceptos de desarrollo humano y social vigentes.
Para comprender los alcances de la pedagogía es necesario
comprender el desarrollo como un proceso orientado a la constitución
de sujetos individuales y sociales en el marco de un modelo
personalizante y liberador, y como la construcción de una sociedad en
la que las personas puedan alcanzar su plena realización a través de
la transformación de las prácticas sociales, actuando como seres
críticos, comprometidos con la búsqueda de una creciente autonomía
en un marco de valores que favorecen la solidaridad, el respeto por la
diferencia, la convivencia y el sentido de justicia y libertad. Como
ciencia la pedagogía debe aportar las teorías en las que se articulen
los conceptos que hagan posible una educación que garantice la
existencia de este tipo de hombre y este tipo de sociedad.
Cuando se afirma que la pedagogía se refiere a los procesos de
enseñanza aprendizaje nos estamos remitiendo a dos núcleos
fundantes del saber pedagógico que son condiciones para lograr la
formación:
La educabilidad y la enseñabilidad. Como núcleos
fundantes del saber pedagógico han de estar presentes en toda
práctica educativa y deben ser objeto de la reflexión pedagógica.
La educabilidad “tiene que ver, entonces con una disposición para la
formación de la persona a partir de potencialidades ínsitas en ella”.16
La educabilidad es la posibilidad que tiene el ser humano de ser
plenamente, su capacidad de ser educado de acuerdo con sus
16
C.N.A. Pedagogía y Educación. Reflexiones sobre el decreto 272 de 1998 para la acreditación previa
de Programas en Educación. C.N.A. 1999. Santafé de Bogotá.
procesos de desarrollo personal, las potencialidades de su ser, las
condiciones impuestas por su cultura y su característica de ser
histórico y situado. Sólo el ser humano tiene esa capacidad de ser
educado como ser integral y de decidir sobre aquello que quiere
aprender según sus intereses, motivaciones, necesidades y
capacidades. Según Paciano Fermoso hay 5 aspectos que hacen
posible la realización de la educabilidad:
1. “La educabilidad es personal, es decir, es una exigencia individual,
inalienable e irrenunciable, que surge del manantial de la
personalidad y de la hominidad. La educabilidad no es otorgada
por los estados, sino que son éstos los que, reconociéndola en
cada ciudadano, ofrecen opciones y modos de actualizarla. Los
estados reconocen un derecho existente ya; no añaden nada, sino
que brindan facilidad para que lo posible pase a ser real.
2. La educabilidad es intencional, es decir, la posibilidad no está a
merced de unas leyes naturales, sino que el sujeto es dueño de sí
mismo, y dirige el sesgo y el viaje, de acuerdo con unas metas o
ideales que se autofija. La educabilidad es referencial, porque no
es una fuerza ciega, sino una capacidad ilustrada, que sabe hacia
dónde se dirige; en otras palabras, es teleológica.
3. La educabilidad es dinámica, pues la realización del programa
existencial de cada hombre supone actividad y dotación de
potencialidades que buscan pasar al acto.
4. La educabilidad es necesaria, pues sin ella el hombre se verá
privado de posibilidades de autorrealización, de personalización y
de socialización. Estos dos últimos procesos postulan la existencia
de la educabilidad. Ser educable y poder llegar a ser hombre es la
misma cosa, pues la educabilidad comprende por igual las
potencialidades realizables por simple desenvolvimiento natural, y
las realizables bajo la dirección de la actividad definida y
programada; lo que llamaría Rosseau educación de la naturaleza,
de los hombres y de las cosas.17
La educabilidad es entonces una categoría fundamentalmente
humana, ella da razón y existe en razón del estado inacabado del ser
humano, de su carácter perfectible y de su permanente disposición
para acceder a estados de desarrollo que él y la sociedad consideran
superiores. La educabilidad manifiesta, también, las capacidades de
adaptación y asimilación que tenemos los seres humanos ya que nos
permiten integrarnos en el mundo cultural, y la capacidad de
acomodación que nos permite adecuar el medio natural para hacerlo
habitable.
17
FERNOSO, Paciano. Teoría de la Educación. Trillas. 1991. México.
Somos educables en la medida en que tenemos una mente abierta
para asumir el cambio como la única constante que se da en la
sociedad y en la naturaleza.
Correlativamente con el concepto de educabilidad, la pedagogía
afirma sus reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje al centrar
su atención en la categoría “Enseñabilidad”.
Si la educabilidad explora las características y es una condición del
sujeto que aprende, la enseñabilidad es una condición que debe
buscarse en los objetos aprendibles.
El Ministerio de Educación concibe la enseñabilidad como
“Una
característica de la ciencia a partir de la cual se reconoce que el
conocimiento científico está preparado desde su matriz fundamental
para ser enseñable, aportando los criterios de confiabilidad, validez,
universalidad e intersubjetividad que porta en sí”.18
La enseñabilidad es un requisito para la enseñanza de un saber. Para
el reconocimiento de un saber es necesaria su organización de
manera tal que puedan ser comunicados y explicados los resultados
de los procesos de investigación que lo produjeron. Ese proceso de
organización de los datos, en el que categorías particulares y
específicas se tornan generales y universales es lo que constituye la
enseñabilidad.
Para enseñar una disciplina, una ciencia o un saber, el enseñante,
además de dominar los métodos de enseñanza, debe conocer los
problemas, los interrogantes, los procedimientos, los conceptos
fundantes, las teorías y las hipótesis de solución que las comunidades
científicas o disciplinares consideran básicas en esa ciencia o saber.
Con el concepto de enseñabilidad se busca superar la creencia
fundada en la pedagogía del sentido común, según la cual el
conocimiento de la disciplina a enseñar es la base para una docencia
de alta calidad: Si se conocen los contenidos del saber, se tienen los
contenidos de la pedagogía. La propuesta del Ministerio de Educación
Nacional para superar los problemas de estas prácticas que se
convierten en un obstáculo para la pedagogía al ejercer la docencia,
se presenta en el documento citado.
En él se describen los
presupuestos de la pedagogía del sentido común y los conocimientos
referidos a la enseñabilidad de esos saberes que deberían incluirse en
la formación de los docentes.
18
FORERO, Fanny y Otros. Educabilidad y Enseñabilidad. En C.N.A. Pedagogía y Educación.
Reflexiones sobre el Decreto 272 de 1998, para la acreditación previa de programas en Educación. MEN.
1999. Santafé de Bogotá.
“Los presupuestos fundamentales de esta pedagogía del sentido
común son:
a) Reducir la enseñanza de los conceptos
exclusivamente a la lógica de la ciencia, sin tener en cuenta la lógica
didáctica para asimilar dichos conceptos; en este caso la pedagogía
es reemplazada por los conceptos.
b) Concebir los conceptos
abstraídos de un contexto social y político donde se originan. c)
Atribuir las actitudes negativas hacia la ciencia y su aprendizaje a
factores externos a la escuela, haciendo a un lado el papel
determinante que juega el profesor en la enseñanza, aprendizaje y
evaluación de su disciplina. d) Concebir la idea común de que
enseñar es fácil, cuestión de personalidad, de sentido común o de
encontrar la receta adecuada. e) Reducir la explicación del fracaso de
las evaluaciones en las disciplinas únicamente a problemas propios de
los alumnos, el autoritarismo explícito o latente de la enseñanza
aprendizaje del profesor y, en el polo opuesto, el simple laissez faire
f) Asociar la práctica profesional del profesor con una posición
generalizada de frustración, ignorando las satisfacciones potenciales
que se derivan de esta actividad en el sentido creativo e imaginativo.
(Gil 1991)19
Esta concepción dominante ha sido poco analizada y algunos autores
muestran que su complejidad supera los hechos asumidos. Bromme
(1988)20 y Gil (1991)21 plantean que el conocimiento del contenido de
una disciplina va más allá del dominio de un saber teórico y práctico
del mismo, y por tanto, dicho saber debe incluir conocimientos
profesionales ausentes por lo general en los procesos de formación
del profesorado. Brevemente citamos algunos de estos últimos: a)
Es necesario saber históricamente los problemas y contextos de
descubrimiento y justificación que dieron lugar a la construcción de
conocimientos científicos y en particular a los obstáculos
epistemológicos que se opusieron a su fundación, rectificación y
progreso. b) Conocer las estrategias metodológicas de orden teórico
y práctico usadas en las construcciones científicas, es decir, la forma
como los científicos abordan y solucionan los problemas. c) Conocer
las relaciones entre ciencias, tecnología y sociedad involucradas en la
producción de los conocimientos científicos, lo cual permite dar a la
ciencia un contexto social relevante para su comprensión. d) Tener
una visión actualizada de los avances científicos recientes y su
perspectiva de desarrollo, para dar una imagen dinámica de las
ciencias y no cerrada. e) Tener conocimiento de otros contenidos y
19
GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las
Ciencias, 9 (1), pp. 69-77.
20
BROMME, R., 1988. Conocimientos profesionales de los profesores, Enseñanza de las Ciencias, 6 (1),
pp. 19-29
21
GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las
Ciencias, 9 (1) pp. 69-77.
materias relacionadas para poder abordar los problemas de frontera
que demandan interacción entre campos disciplinarios diferentes. f)
Saber seleccionar contenidos adecuados a las necesidades científicas
e intereses de los estudiantes”.22
En el informe de la Unesco: “La educación encierra un Tesoro” se
hace un planteamiento que pone todo el peso de la enseñabilidad en
la iniciativa magisterial:
“El trabajo del docente no consiste tan solo en transmitir
información ni siquiera conocimientos, sino en presentarlos en
forma problemática, situándolos en un contexto y poniendo los
problemas en perspectiva, de manera que el alumno pueda
establecer el nexo entre su solución y otros interrogantes de
mayor alcance”23
Al considerar las practicas pedagógicas de la gerencia y los gerentes
educativos, se pueden establecer los ámbitos de acción en los que
deben hacerse explícitas e intencionales la educabilidad y la
enseñabilidad. En la gerencia contemporánea se reconoce que la
educación ocupa un lugar privilegiado y que se convierte en una
estrategia poderosa para dinamizar las empresas.
Una práctica educativa empresarial, entonces, requiere la
caracterización precisa de los sujetos que van a involucrarse en ella,
de sus condiciones, motivaciones, ambientes socioculturales. Es más,
se requiere considerar la existencia y caracterizar a un sujeto
colectivo cuando se trata por ejemplo de una formación de equipos
de trabajo o cuando se pretende generar aprendizajes en la
organización.
Los sujetos educables que se proponen para la práctica educativa del
gerente son las organizaciones. En la literatura gerencial actual el
término “organización que aprende” está de moda. El aprendizaje
vincula el cambio individual con el cambio en la organización. Todos
tenemos una tendencia natural a aprender, a buscar satisfacción y
motivo de orgullo en nuestro trabajo. Todos aspiramos a conseguir
nuestros objetivos y a que nuestros logros sean reconocidos.
"Una organización que aprende es aquella que crea las condiciones
para que sus miembros puedan aprender; aquella en que las
personas a cualquier nivel, individual y colectivamente incrementan
su capacidad para producir resultados y en la que ello les importe
realmente. Una organización no se convierte de la noche a la mañana
en una “organización que aprende” Las organizaciones al igual que
las personas, no están aprendiendo constantemente. Cambian y se
22
23
FORERO, Fanny y Otros. Op. Cit.
DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 1996. Madrid.
adaptan en función de los individuos que las componen y que las
toman a su vez en respuesta a las presiones del exterior. Las
cuestiones que hay que plantearse son:
-¿Qué es lo que aprenden?
-¿Cómo podemos incrementar el aprendizaje en la organización, de
modo que aumente el bienestar de los miembros de la misma y la
eficacia de esta en el mercado?.
-¿Qué de lo que hacemos promueve el aprendizaje?
-¿Qué de lo que hacemos impide que se produzca el aprendizaje?”24
Qué se aprende en una empresa? Qué aprende una organización?
Estamos ahora en el campo de la enseñabilidad. Si bien es cierto que
en las empresas no se trabaja el aprendizaje de disciplinas
tradicionales de la enseñanza formal, en ellas se desarrollan
aprendizajes que son explícitos, intencionados y planificados. Se
aprende a cambiar, se aprende a interiorizar y a vivir los valores
corporativos, se aprende a trabajar en equipo, se aprende a producir
y a circular información; se aprende a acompañar y a dirigir. Estos
procesos se aprenden como resultado de procesos intencionados de
enseñanza.
Queda planteado un interrogante al que se podrá dar respuesta con
las reflexiones que se hagan a lo largo de esta Especialización: La
categoría de enseñabilidad podrá aplicarse en los saberes que
sustentan los procesos de aprendizaje necesarios para hacer de las
organizaciones, “organizaciones que aprenden?”.
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