innovación, creatividad y personas learning letter nº 4 – febrero 2006

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EDITORIAL
INNOVACIÓN, CREATIVIDAD Y PERSONAS
LEARNING LETTER Nº 4 – FEBRERO 2006
“La única falta que el destino no perdona a los pueblos es la imprudencia de
menospreciar sus sueños”.
Maurice Schumann
Estamos en un mundo cada vez más paradójico (siendo suave) o contradictorio
(siendo más realista) en el que las personas, al final, se sienten desorientadas,
despistadas, perdidas.
En entender lo paradójico, el asumirlo y el saber gestionarlo nos llevaría a una
convivencia más libre para unos y otros; pero no es fácil entender la inclusión, el que
para ser yo necesito a los demás, el que al conjugar diferencias se crea un todo más
fuerte que redunda en beneficio de las partes...
Hoy, sin embargo, no me toca hablar de este tema que siempre me ha
apasionado; hoy voy a tratar de la creatividad, de la innovación, de la creación...
Ya se por qué comencé por lo de la contradicción... es por aquello del
pensamiento único, el supercontrol, la vigilancia, las normas, los códigos, las
regulaciones... cada vez más entrometiéndose en la vida de cada uno tanto a nivel
profesional como personal... Poco a poco, normativa o mediáticamente, te van
alineando y alineando de forma que ya no necesitas tener criterios propios. Se toman
los generales y así todos contentos, el sujeto porque economiza neuronas y el regulador
porque aumenta la homogenización de la masa a regular. Ahora por ejemplo para
conciliar los diversos intereses de la vida de cada uno se regula el horario de salida del
trabajo, se le dificulta el fumar, así es más puro y limpio, se le pone un gimnasio en la
empresa para que vaya al mediodía y no engorde y se le premia si no bebe alcohol. Me
imagino que la norma sobre el cuándo y cómo hacer el amor con el esposo o esposa está
a punto de caer... puesto que ello incrementará seguro la natalidad (si se sigue bien la
normativa).
Y ahí estamos. Y al mismo tiempo se nos dice que si no somos innovadores
vamos a quedar fuera de la carrera global muy pronto. Y este es un mensaje para la UE
(véase Cumbre de Lisboa del año 2000) y muy especialmente para España a la cola de
Europa. Y eso que se decía que los latinos éramos muy creativos y mucho más
manejadores de nuestro hemisferio derecho que la Europa del centro y del norte. ¿Qué
está sucediendo con esa creatividad y deseo de abrir fronteras y horizontes?
¿Cómo se puede liberar talento y creatividad que conduzca a la innovación en
una sociedad cada vez más presionada a conducirse por un único sendero?
Sin embargo, y sin ninguna duda (miento, ya casi dudo de todo) la innovación es
la posibilidad del futuro. Y seguramente el que no innove ya no conocerá ese futuro.
Es una cuestión de supervivencia. Pero no se trata sólo de innovar en productos,
procesos o tecnología. Eso está bien, es necesario pero quizás no sea ni duradero ni
suficiente.
Hay que atreverse a ir más al fondo de la cuestión. Se trata de potenciar el
desarrollo integral de la persona para que sea eficiente en su interdependencia precedida
de su independencia, de su ser libre y con criterios. Ese desarrollo es un proceso
continuo, en helicoide y oscilatorio en el que paradójicamente (aquí sí) se avanza en la
complejidad de lo integral a través de la sencillez y humildad en el hacer.
Porque innovar significa introducir cambios y modificaciones en la forma de
hacer las cosas para así mejorar el resultado final perseguido. Es la capacidad para
proponer ideas ingeniosas, distintas, creativas (aplicando el pensamiento lateral),
cuestionadoras del “status quo” (¡con la que está cayendo!). Son respuestas múltiples y
singulares a un problema, a una nueva realidad. Se trata de luchar contra el
conformismo, contra el apalancamiento en las zonas de comodidad y confort de
personas y organizaciones.
Ya decía Schumpeter (1939) en su teoría de la destrucción creativa que llevar a
cabo innovaciones era la única función fundamental del empresario y que “las empresas
o son innovadoras o no existen” (¿una profecía para los tiempos actuales?).
Pero innovar implica arriesgar, dedicar recursos a lo que no es hoy, a lo que
habrá que engendrar, probar, mimar y tratar de hacer rentable. Es un simple futurible.
Y el paso previo a la innovación, la creatividad (del latín creativo = creación)
que se manifiesta en la capacidad de pensar más allá de las ideas admitidas y al uso.
Combina de forma inédita conocimientos ya existentes, asocia diferentes campos,
rompe límites, inventa y reinventa tratando de soltar amarras, de eliminar rutinas
cómodas y casi siempre autocomplacientes. La creatividad trata de traer un futuro
diferente al presente.
Para que esta editorial no se convierta en artículo trato de cerrar (es una utopía
pues un escrito para reflexión nunca cierra sino que abre ventanas a la imaginación, al
pensamiento) con los 8 parámetros expandibles de la creatividad. Cada uno que busque
a partir de ellos.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Libertad
Inconformismo
Serenidad
Agudeza
Receptividad
Concentración
Curiosidad
Dialéctica
¡Hasta el mes próximo que hablaremos de compromiso!
José María Gasalla
Presidente Grupo Desarrollo Organizacional
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