El lenguaje didáctico. El lenguaje didáctico es un elemento fundamental en la efectivación de la enseñanza, junto con los métodos y técnicas de enseñanza y el material didáctico. El lenguaje didáctico es el medio de comunicación entre le profesor y el alumno. Es el vehículo utilizado por el docente para comunicarse con el educando a fin de transmitirle mensajes, de la manera más simple, objetiva y directa posible. Así, el lenguaje didáctico se elabora de modo que haga efectiva la comunicación profesor alumno, en la forma más eficiente posible, con un mínimo de posibilidades de distorsión o desfiguración del mensaje. Etimológicamente, comunicación significa tornar común. En efecto, cuando algo se comunica de una persona a otra, ese algo se hace común a las dos personas. La comunicación puede ser verbal y no verbal. Es comunicación verbal cuando se efectúa en forma oral o escrita. Es comunicación no verbal cuando se efectúa por otros medio, tales como gestos, melodías, dibujos, colores, etc. Material didáctico. El material didáctico es, en la enseñanza, el nexo entre las palabras y la realidad. Lo ideal sería que todo aprendizaje se llevase a cabo dentro de una situación real de vida. No siendo esto posible, el material didáctico debe sustituir a la realidad, representándola de la mejor forma posible, de modo que facilite su objetivación por parte del alumno. El material didáctico es una exigencia de lo que está siendo estudiado por medio de palabras, a fin de hacerlo concreto e intuitivo, y desempeña un papel destacado en la enseñanza de todas las materias. El pizarrón, el gis y el borrador son elementos indispensables y básicos de cualquier aula, principalmente en las de nuestras escuelas, que se reducen, todas ellas, a la presencia de un profesor situado frente a los alumnos. Se evidencia la importancia del material didáctico en la enseñanza, por el elevado porcentaje de aprendizaje y de retención que proporcionan, como se muestra a continuación: Sentido Porcentaje Gusto 1% Tacto 1.5% Olfato 3.5% Oído 11% Vista 83% Las investigaciones constatan los siguientes datos en lo referente a la retención: 10% 20% 30% 50% 70% 90% de lo que se aprende leyendo. de lo que se aprende escuchando. de lo que se aprende viendo. de lo que se aprende viendo y oyendo. de lo que se aprende oyendo y luego discutiendo. de lo que se aprende oyendo y luego realizando. En cuanto a la durabilidad de la retención, el aprendizaje realizado por intermedio de los recursos audiovisuales se ha revelado superior de acuerdo con los datos citados a continuación: Procedimientos de enseñanza Oral Visual Audiovisual Retención después de 3 hrs. 70% 72% 82% Retención después de 3 días 10% 20% 65% El pizarrón. En muchos casos las experiencias reales deben ser sustituidas por materiales accesibles dentro del aula. Es aquí donde el gis debe reemplazar tales circunstancias para concretar las clases. Para tal efecto se deben obedecer algunas premisas para el correcto empleo del pizarrón. El alumno debe ser llevado al pizarrón toda vez que exista una ocasión para hacerlo. Es aconsejable, par un uso más adecuado, dividirlo en dos partes. Esta división puede ser mental. En la primera, yendo de izquierda a derecha, serán consignados los datos esenciales de la clase, en forma ordenada y sistemática. Éstos no deben ser borrados, a no ser por exigencias de espacio. En la segunda parte se consignarán los datos secundarios, gráficas, esquemas subsidiarios, a medida que se vaya produciendo la necesidad de espacio para nuevas anotaciones. Al entrar en la clase, el profesor debe borrar o hacer borrar todo lo que fue escrito en la clase anterior, la limpieza del pizarrón puede ser efectuada por los alumnos. El profesor debe tener cuidado de escribir en el pizarrón de manera legible, con letra de un tamaño suficientemente grande para la visibilidad de todo el grupo. Debe evitarse la superposición de anotaciones y el entrecruce de las mismas, o bien dejar restos de palabras cuando el pizarrón se borrado, a fin de evitar confusiones. Todos los términos nuevos, fechas y nombres deben ser consignados en él. En cuanto a los vocablos nuevos, no solamente deben escribirse, sino, además, explicarse convenientemente. Lo ideal es que existiesen pizarrones en todas las paredes libres del aula, no sólo para evitar que se borren los datos consignados en ellos, sino, además, para mandar al pizarrón al mayor número posible de alumnos al mismo tiempo. Es preciso recordar que el pizarrón no debe ser usado para largas transcripciones, o mejor dicho, no debe dictarse la clase transcribiéndola totalmente por medio del gis. Cuando el profesor escriba, debe evitar colocarse totalmente de espadas a la clase, encubriendo lo que escribe, esto es, debe procurar que los alumnos no dejen de ver constantemente lo que él consigna por escrito. Se recomienda, asimismo, que no hable mientras escribe, de modo que se propicie mayor oportunidad de atención a lo que estuviese escribiendo o representando gráficamente. Empero, no son aconsejables los períodos demasiado largos de silencio por parte del profesor; por eso es conveniente que a breves intervalos se haga notar a través de su voz, dirigiendo la palabra a los alumnos. Nerici, Imídeo. Hacia una didáctica general dinámica. Kapelusz, Buenos Aires, 1969.