Cuentos; Bruno Traven

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Canastitas en serie.
Muchas veces los turistas al ver las artesanías que tenemos tan hermosas en México, quedan impresionados.
En este cuento un estadounidense que estaba de visitante por territorio Oaxaqueño, descubre unas canastitas
con figuras preciosas, hechas por manos de indios mexicanos.
Al saber el precio de ellas, y pensando que podría hacer un buen negocio, emprendió el viaje de regreso a
New York, de donde era originario. Negocio con el dueño de una dulcería importante de aquel lugar, y
pensando en las ganancias que atribuían con el precio a la que las adquiría, prometió llevar miles de ellas.
Pero cual es su sorpresa que cuando regresa a aquel pueblo en Oaxaca, México, y al platicar con aquel
artesano, descubre que este tardaba demasiado tiempo en hacerlas, decía hacer 24 canastitas en dos largos
meses; mientras que el astuto norteamericano, ya había hecho contrato de 12 ejemplares para un mes próximo.
Al no encontrar una respuesta positiva en aquel negocio, no le queda otra solución de cancelar el contrato
enfurecidamente por que solo perdió dinero con los viajes y tiempo, que pudo haber utilizado para trabajar y
ganarse el dinero honradamente.
Amistad
Como lo dice el titulo, este cuento habla de la amistad. En cierto restaurante, un día normal, se aparece un
perro callejero en la puerta. Al comportarse inofensivo y de buen modo, el dueño de aquel lugar decide
regalarle un buen trozo de carne. Lo que cautiva al restaurantero, el que al momento de terminarse aquel
bocadillo, el perro volteaba a ver al señor como en una forma de agradecimiento moviendo la cola, sonriendo
y agachando un poco la cabeza.
Este acontecimiento ocurría todos los días, dos o tres semanas, hasta que un día que aquel señor restaurantero,
se encontraba furioso por el reclamo de uno de sus clientes, y tanto fue su enojo que arroja un trozo de bolillo
duro a su amigo, golpeándolo en la cabeza.
El perro esa vez lo vio, pero no como solía hacerlo, ahora lo miraba como con despecho, por haberlo insultado
cuando aquel can se comportaba de la mejor manera.
Al reflexionar el dueño del restaurante, salio a buscarlo por las calles, pero no lo encontró. Al otro día el perro
apareció como de costumbre, pero esta vez no acepto el bocadillo que le ofrecía, hasta hace un día, su buen
amigo.
Después de aquel día, el restaurantero no volvió a ver a aquel can, y el era el único culpable, pues por sus
instintos había perdido su amistad para siempre.
El suplico de San Antonio
Cuando perdemos alguna pertenecía que nos gusta mucho, nos regalaron o nos costó mucho trabajo
conseguirlas hacemos cualquier cosa para tratar de recuperarlas. Eso fue lo que le paso a Cecilio Ortiz, un
minero de bajos recursos que vivía en un pueblo muy pequeño cerca de las minas donde el trabajaba.
Se encuentra desesperado por un reloj que le había costado días, quizás meses, de trabajo duro para
conseguirlo; lo había perdido.
Enloquecido y segado por el deseo de recuperarlo, sigue los consejos de una amiga. Se encomienda a San
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Antonio, y le exigía que le devolviera su reloj.
Invertía mucho tiempo, además de dinero, en estar orando y pidiéndole que le devolviera su reloj, incluso le
prometía cosas, con tal de que le devolviera ese caro reloj.
Como no veía respuesta alguna de que el santo le devolviera su reloj, lo amenazo y siguiendo con su
desatrampada ira, cumplió su amenaza. Tanto era el deseo de tener en sus manos de nuevo el reloj, una noche
se roba la imagen de San Antonio, y la tortura, además de dejarla en un pozo sin uso que había en el pueblo.
Cual es la sorpresa de Cecilio cuando uno de sus compañeros mineros le devuelve su reloj, y le explica que lo
había encontrado tirado en las minas una noche, pero de no ser por una luz que se desprendía del monte, cerca
de un pozo jamás hubiera visto el reloj. Cecilio sabia que San Antonio fue quien le había devuelto por fin, su
reloj tan preciado para el, y cuando fue a rescatar la imagen de aquel pozo, se encuentra con la sorpresa que el
lazo del que lo había sostenido se encontraba trozado.
La gente del pueblo encontró a la imagen días después, la saco y la regresó a su altar en ala iglesia. Cecilio
quedo contento por su reloj, y hace alusión a la conocida frase el que persevera alcanza
Aritmética Indígena
Aunque nos parezca extraño, en este cuento un indio mexicano es mas inteligente que un gringo, y es que en
verdad lo somos. Y es que en una ocasión un indio visita a un turista norteamericano que se estaba
estableciendo en nuestras tierras.
Al encontrar en su casa unos hermosos cachorritos únicos del pueblo, se ambiciona por uno de ellos y lo
quiere, pero regalado, como se acostumbraban los trueques en esa región.
Al escuchar una respuesta negativa de aquel hombre, se ambiciona aun mas por el.
Y su inteligencia y sabiduría es lo que lo llevan a obtenerlo. Una mañana visita a aquel habitante, y entre una
larga y aburrida charla, comienza a hablarle de su hija, ofreciéndola como trabajadora doméstica. Aquel
extranjero es tentado por la curiosidad de tener una sirvienta, y pues teniendo el dinero para pagar lo que ella
pedía, ¿Por qué no contratarla?. Fue entonces cuando se decide y acepta la oferta. Pero aquel indio que no iba
en balde a negociar con el, le pide un pequeño adelanto de su semana, pues necesitaba comprar utensilios, era
lo que decía.
Con tal de que abandonaran su casa, y de tener pronto a una sirvienta acepta dar un adelanto, un peso de plata,
justo lo que pedía por aquel cachorrito.
Y justo cuando iba de salida, comienza otra larga platica con el fin de distraerlo platican de cosas sin
importancia para ninguno de los dos, y justo en el momento indicado, regresa al tema del cachorrito. Aunque
decía que era demasiado dinero para un animal que no merecía tal pago, según el, lo compro, y lo pagó con el
mismo dinero.
Resulto que nunca apareció la hija del indio, y todo pasó, perdió un peso plata y a su cachorrito.
Creo que solo le falto un poco de inteligencia para dejarse llevar por un indio mexicano, que según ellos son
muy inferiores e ineptos para el grado de inteligencia que poseen.
Una medicina efectiva
Era un doctor gringo que tenia el don de ver con unos binoculares, el futuro.
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Un día se encuentra afuera de su casa a un indio, que se encontraba llorando, como si estuviera bajo el
dominio de una droga, pero cuando se acerca a el y platica, descubre que estaba inconsolable por que su mujer
se había hido de su casa.
Hablaba tan rápido que no se le entendía lo que decía, y de repente se ponía a llorar con gran sentimiento.
Repitió mas de quince veces lo mismo, y con las mismas frases. Lo que quería de aquel medico, era que le
dijera donde estaba su mujer y con quien estaba, y lo amenazaba de cortarle la cabeza con un machete
extremadamente afilado, si no lo hacía.
El gringo, asustado por esa amenaza, decide decirle a donde se encontraba su mujer. Le dice que esta en un
pueblo lejano de allí, y que esta con un hombre de bigote negro, y moreno que se la llevo a fuerza y que ella
esta suplicando que vaya a rescatarla, solo que en ese pueblo donde se encuentra no se puede llegar mas que
caminando.
El indio ilusionado decide irse en busca de su amada. Lo que no supo fue que, el tal doctor adivino jamás vio
a su mujer, que solo le dijo eso para que lo dejara en paz y para que nadie de los dos saliera lastimado, además
para que al cruzar por los pueblitos, se encontrara un buen trabajo, otra mujer, una casa y rehiciera su vida por
otro lado.
Juzgando con bombas
Natalio era un hombre trabajador y no tenia novia. Un día en un baile a lo s que solía ir con frecuencia, se
encuentra a tres chicas preciosas para el.
Pocos días después decide ir a verlas a su casa y pedir la mano de alguna de ellas. Al platicar con su padre, le
concede la mano de la mayor, Filomena, después de quedar en un acuerdo y negociar su posición económica.
Lo obligaron a que hiciera una boda, aunque no se estaban casando con algún padre o licenciada, y se fueron a
vivir a una comunidad minera; lugar donde después de tres días de establecerse encontró un trabajo.
El era muy feliz con su esposa, pero ella no tanto.
Un día cuando Natalio regresó de la mina, no encontró a su mujer, ni sus cosas, entonces se dio cuenta de que
lo había abandonado.
Lleno de rabia y coraje se dirigió a la mina, donde manufacturo unas bombas y las hecho al jacal donde vivía
su ex−esposa y su nuevo amor, de quien se veía muy contenta por estar con el. A la hora de explotar todos
lograron salir, menos la esposa de un policía que también vivía allí.
El policía tuvo días de investigación y se le acuso a Natalio como presunto sospechoso, este problema se llevó
hasta los juzgados, donde después de un largo juicio y gracias a los testigos que hablaron a su favor, no se le
encontró culpable.
Feliz se fue a su jacal. El sábado siguiente había un baile, uno como en donde conoció a Filomena y a sus
hermanas, y fue entonces donde también conoció a otra muchachita, quien a l ver que era un hombre
trabajador y responsable acepto vivir con el, y ser su esposa.
Pero la siguiente noche cuando ella le calentaba la comida para que el cenara, descubre unos botes de
dinamita con una mecha encendida que se dirigía hacia ellos. Ella logró salir ilesa, pero de Natalio no se
recupero absolutamente nada.
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Corresponsal Extranjero
Un reportero quería ser corresponsal extranjero. Un día envió una carta de solicitud a un periódico de USA,
pidiendo ser un corresponsal mexicano en su sección periodística. Recibió una noticia positiva, pidiéndole que
tenia que mandar noticias de acción, donde hubiera sangre y balas.etc.
Después de algunos días de estar buscando una noticia interesante para aquel periódico, se sienta en las
escaleras de un hotel, donde descubre al mirar hacia arriba que unas gotas rojas caían sobre el, y al observar
con mas calma, descubrió una cabeza de algún hombre ensartada en una barandilla.
Al descubrirlo, el hombre recurre con el hotelero y le dice que hay una cabeza clavada en una barandilla en
alguna habitación de su hotel, pero cual es la sorpresa cuando el hotelero le contesta que si, que es que su
habitante Pancho, necesitaba de una cabeza en aquel sitio para poder abrirle el apetito.
Entonces el reportero mando emocionado esta noticia, y recibe una respuesta donde decía que lo que el había
mandado no tenia nada que ver con lo que ellos estaban buscando, que no servia para ser mensajero extranjero
que mejor se buscara algún otro trabajo. Y no desilusionado, decidió resignase, pues pensó que así podría
tener mas tiempo su cabeza.
Comentario
Me parece un libro interesante ya que todos lo cuentos que leí, son 100% mexicanos.
Se puede resaltar que en todos los cuentos interviene algún personaje norteamericano, pero en la mayoría de
los casos, los indios mexicanos son mas inteligentes que ellos y logran superarlos e incluso hasta burlarse de
ellos.
En todos los cuentos se habla de una época en donde todavía el dinero se manejaba con mayor valor.
La mayoría de los cuentos se desarrollan en algún pueblo de Oaxaca, en donde son mas comunes los indios,
campesinos y que la tecnología no es muy pronunciada.
Es de aquellos libros de los que al comenzarlos a leer te adentras tanto en la lectura, que no dejas de leerlos
hasta que los terminas.
En general me pareció un buen libro de Bruno Traven.
Biografía
Bruno Traven (1890−1969)
Seudónimo de Traven Croves Torvan, novelista estadounidense de origen escandinavo, nacionalizado
mexicano.
Nacido en Chicago, Illinois (Estados Unidos), fue estibador en Nueva Orleans y en 1923 embarcó rumbo a
México. Trabajó en Tampico, estado de Tamaulipas, en compañías petroleras; allí escribió El barco de la
muerte (1925), una novela autobiográfica. En la ciudad de México estudió arqueología en la Universidad
Nacional Autónoma de México y se trasladó al sureste del país, en donde convivió con grupos indígenas
mayas.
Conocedor de la problemática nacional, escribió novelas dramáticas, algunas de las cuales fueron llevadas al
cine mexicano, como: Macario, La rebelión de los colgados, La rosa blanca y Canasta de cuentos mexicanos.
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En Estados Unidos fue adaptada al cine su novela El tesoro de la Sierra Madre, que dirigió en 1947 John
Huston con la participación del actor Humphrey Bogart. También escribió La carreta, Puente en la selva,
Aslan Norval y Estudio antropológico de Chiapas. Nacionalizado mexicano desde 1951, murió en la ciudad de
México.
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