Juana la Loca, psicosis esquizofrenica

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JUANA LA LOCA, PSICOSIS ESQUIZOFRENICA
Andrea Marquez Lopez Mato
Leído en micro-radial “Salud en la Cultura” en
Radio Clásica, 1996.
El personaje de Juana, la Loca ha inspirado obras literarias y operísticas donde su vida y su
encierro se interpretan como sinónimo de locura de amor. Pero la realidad nunca es tan
romántica como la ficción.
Su locura de amor fue un delirio celotípico en el cotejo sintomático de una enfermedad
mental grave, tal vez la más grave dentro de la patología psiquiátrica de la cual hablaremos
más adelante.
Juana nació en 1479, hija mujer de los famosos Reyes Católicos y se llamó así en honor a la
madre de Don Fernando, su padre. Paradójicamente heredaría tanto el trono y las
propiedades de parte de su madre Doña Isabel, tras la muerte de su hermano varón, como
así, su carga genética ya que su abuela materna también terminó sus días encerrada por sus
delirios.
Fue una niña solitaria, excelente en su educación que hablaba latín y francés con fluidez,
poco propensa a las reuniones sociales y dadas a pasar días enteros sin querer contactar a
nadie de la corte castellana. No sería aventurado ver en estas conductas rasgos de
personalidad esquizotípica. A los dieciséis años es casada con el archiduque Felipe de
Austria, hijo del emperador Maximiliano I de Alemania y de la duquesa María de Borgoña,
y soberano de Flandes por fallecimiento de ésta. Viaja Juana por primera vez fuera de
España a conocerlo y unírsele siendo tal el impacto de cada uno sobre el otro que piden un
sacerdote de urgencia para que les permita pasar esa misma noche juntos. Faltaban 4 días
para la boda oficial.
Poco tiempo después de su boda y luego de aparecer los primeros síntomas de su
enfermedad manifestados en una conducta recelosa, desconfiada y persecutoria ,se produce,
según refieren sus historiadores un desflecamiento de su personalidad, con una conducta
insípida y absurda como no pagar durante meses los sueldos a sus servidores, un desinterés
progresivo de sus deberes y perdida de la resonancia afectiva para una serie de situaciones,
que se acentúan con su primer embarazo, convirtiéndose en embotamiento emocional. Esto
es informado por su confesor a Doña Isabel, preocupado por la actitud anormal de la
princesa.
Tanto las ideas celotípicas como este ánimo especial encajan en el cuadro clínico que se
estaba gestando: psicosis esquizofrénica tipo paranoide. La esquizofrenia es una
enfermedad de origen biológico y condicionamiento genético, que cursa en brotes o
episodios productivos en los cuales se evidencian síntomas alucinatorios o delirantes,
espaciados por períodos interbrotes en que los síntomas de locura parecen acallarse pero
predominan síntomas llamados negativos, caracterizados por conductas de aislamiento,
embotamiento emocional, y achatamiento afectivo que revelan un progresivo deterioro de la
personalidad. Cuanto más largos o frecuentes sean los brotes, mayor es la desintegración
final, entrando en lo que se llama residuo defectual en el que el individuo pierde casi
totalmente su capacidad de vida de relación.
Los médicos de la corte, Soto y Gutierrez de Toledo, refieren que pocos años más tarde
Doña Juana pasaba noches enteras en vela, deambulando y con soliloquios (también típicos
de esta enfermedad), sin comer ni asearse ni ver a sus hijos y luego entraba en periodos de
arrebatos de ira por los celos hacia su esposo que la llevaban a conductas irracionales. Llegó
a prohibir que subieran damas a un barco que la trasladaba a España con su marido y como
éstas lo hacían de todos modos, encerraba a su marido para que no lo miraran .Tuvo a su
primer hijo, Carlos, luego Rey de España como Carlos I y emperador de Alemania como
Carlos V, en un inodoro por haberse negado estando en fecha de parto a permanecer en
cama, tal la costumbre de la época, por acompañar a su esposo a una fiesta, temerosa de que
Felipe mirara a otras mujeres (creemos que esto puede haber sido la causa de las
convulsiones infantiles y la debilidad mental de Carlos que serán objeto de otra charla )
Consignemos al paso, que Juana era muy bella, a pesar de que la belleza quedó
históricamente asignada a Felipe quien perduró con el seudónimo de “el Hermoso” contra el
justo pero denigrante apodo de “la Loca” con que recordamos a su esposa.
En el momento en que Isabel, víctima de un cáncer uterino debe decidir sucesor al trono de
España y sus Colonias, sus consejeros le advierten que su hija no está en “capacidad de
ejercer en persona su función”, por lo cual debía tener la regencia su padre Fernando. En
junio de 1506, ya muerta la Reina Católica, Fernando y Felipe firman el tratado de
Villafáfila, que contiene el siguiente párrafo “Conviene a saber cómo la Serenísima Reina,
nuestra mujer, en ninguna manera se quiere ocupar ni entender en ningún género de
regimiento, ni gobernación, ni otra cosa; y que aunque lo quisera hacer, sería total
destrucción y perdimiento de estos reinos, según sus enfermedades y pasiones”. Es en esto
donde se basan algunos historiadores románticos para decir que la locura de Juana era un
ardid político para sacarle el poder y que su única locura eran los celos reales provocados
por un hombre infiel
Pero ya vimos que su enfermedad se manifestaba más allá de sus pasiones. En la
esquizofrenia las ideas delirantes no aparecen aisladas (sería, entonces, una paranoia). Por
el contrario, se acompañan de alteraciones de la mente y el comportamiento con un matiz
de extrañeza y de absurdidad, que es característico y que vimos traducirse en conductas
anormales y de abandono de sí misma, sus hijos y sus funciones. En algunos momentos,
salía de su conducta psicótica y parecía interesarse por su reino, dando incluso órdenes que
eran acatadas. Estos períodos de normalidad, lejos de descartar el diagnóstico de psicosis,
avalan la antedicha evolución por brotes de la enfermedad.
En una nueva faceta de su delirio decide vestirse de negro de ahí en más y forrar todas las
paredes de su estancia de negro por un luto imaginario (el negro como luto fue iniciado por
su madre para reemplazar al blanco que era el color de luto tradicional) Durante este
periodo fallece realmente su amado esposo, al cual cuida con esmero en su enfermedad pero
por el cual no derrama una sola lágrima. Sin embargo, hace abrir sin causa justificada su
tumba en dos oportunidades.
Continúa el reinado su padre mientras que su hijo Carlos se ocupa de los reinos heredados
de su padre. En 1516 fallece Fernando tomando la regencia el mismo Carlos, aunque
requiere de la firma de su madre para los grandes decretos.
La enfermedad de Juana avanza y sus allegados deciden encerrarla en la torre de Tordesillas
en 1509. Allí permanece hasta su muerte en 1555, casi cuarenta y siete años, prácticamente
aislada. Vive custodiada por personal militar y con su hija menor Catalina. En una
oportunidad, en que la visitan sus hijos mayores Carlos y Leonor, a quienes solo responde
con monosílabas luego de doce años de no verlos, éstos sacan a su hermana de su lado para
evitarle daños y Juana tarda días en percibir la ausencia de la pequeña. Sin embargo,
empeora tanto por la tristeza de quedarse sola que sus hermanos deciden devolver a la
menor a la torre, de la cual sale para ser Reina de Portugal.
En su encierro “la loca” pasa por distintos períodos: arrebatos de violencia física, come en
el piso, esconde restos de comida, se viste andrajosa abandonando el aseo, invierte su ritmo
de sueño, En los últimos años comienza con alucinaciones visuales y refiere la sensación
de que su mente esta influida de afuera y sus ideas no le pertenecen (estas vivencias de
influencia son las que más desorganizan a los pacientes esquizofrénicos). Ella interpreta
estas percepciones anómalas como viniendo de fuerzas del mal por lo que cambia el
contenido de su delirio celotípico-pasional por el religioso.
Muere con terribles dolores físicos por trastornos vasculares de sus piernas producidos por
años de infecciones por falta de higiene y días enteros de pie. Seis meses después su hijo
Carlos abdica a favor de su hijo Felipe. Con la muerte de su madre y el fin de su locura
decide abandonar el reinado y retirarse al monasterio de Yuste. Su vida estuvo tan signada
por la enfermedad como la de su madre Juana “La Hermosa Loca”
.
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