Impacto lingüístico de los cambios socioculturales de la familia en España Andreu Bauçà i Sastre (Trabajo final de la asignatura Etnolingüística, propuesto y dirigido por el Profesor José Antonio Díaz Rojo, en el Máster en Ciencia del Lenguaje y Lingüística Hispánica de la Facultad de Filología de la Universidad Española de Educación a Distancia, UNED, en enero de 2011) Contenido 1 Introducción 4 2 Conceptos preliminares 6 2.1 El marco general etnolingüístico 6 2.1.1 Generalidades 6 2.1.2 Lenguaje y entorno 7 2.1.3 Reflejos culturales en el lenguaje 10 2.1.4 Subculturas 12 2.2 La familia occidental 12 2.2.1 Evolución conceptual 12 2.2.1.1 La familia romana 13 2.2.1.2 La familia judeocristiana 14 2.2.1.3 La familia posmoderna 15 2.2.2 Situación actual: dos discursos contrapuestos 16 3 Metodología 18 4 Análisis 20 4.1 Relaciones preliminares 4.1.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 20 4.1.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 20 4.2 Unión y desunión 22 4.2.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 22 4.2.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 22 4.3 Roles de género 24 4.3.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 24 2 4.3.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 24 4.4 Hijos 25 4.4.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 26 4.4.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 27 4.5 Relaciones de parentesco 29 4.5.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 30 4.5.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 30 4.6 Sucesión 32 4.6.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 32 4.6.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 33 4.7 Senectud 35 4.7.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista 36 4.7.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista 36 5 Conclusiones 38 Referencias 40 3 1 Introducción El objetivo general del presente trabajo es analizar cómo se reflejan en el lenguaje los diversos cambios socioculturales experimentados por la familia occidental. Importante es subrayar la trascendencia del tema. El arraigo del discurso «democrático» y la expansión e intensificación de las políticas de globalización y del mercado capitalista propios de la cultura occidental (identificables, ya en cierto modo, desde la Revolución Industrial) han conllevado a un auge de la sociedad laica y de consumo, y, paralelamente, a una grave crisis de aquella religiosa. En este proceso, la unidad familiar ha sido objeto de profundas transformaciones. Se ha producido, en este sentido, una diversificación de la interpretación del concepto de familia, el cual ahora comprende no solo al tradicional de convivencia de un hombre y una mujer unidos en matrimonio religioso, sino también, y a la vez, el propio de los núcleos constituidos por un solo miembro y la multitud de fórmulas intermedias localizadas entre ambos extremos (familia agregada, familia ensamblada, familia homoparental, etc). En un sentido más específico, se analizarán los cambios lingüísticos acontecidos en diversos aspectos relacionados con la familia. Entre ellos cabe mencionar los siguientes: las relaciones de noviazgo; el nuevo tipo de uniones, especialmente, los matrimonios civiles, homosexuales y las parejas de hecho, y el proceso opuesto de desunión, ahora muy extendido, con los problemas que plantea en el caso de hijos (custodia, pensión, etc); el acceso de nuevos géneros al mercado laboral, con la influencia del movimiento feminista; algunos temas de carácter bioético en relación a los hijos, como la planificación familiar y el espaciamento de los embarazos, las escuelas de padres, con su función de definición de lo que supone la paternidad y la maternidad, etc; el refuerzo de las relaciones de adopción y las de convivencia; las importantes transformaciones acaecidas en el seno de la sucesión patrimonial; y, finalmente, la consideración social de la senectud, con los servicios de aten4 ción o cuidado de ancianos, las vacaciones para mayores, las pensiones de jubilación, etc. Nuestro estudio tiene como finalidad presentar las diversas interpretaciones de la familia que transparenta el lenguaje, atendiendo a los bloques temáticos arriba mencionados. En ningún caso pretendemos establecer una ley automática de causa-efecto entre las estructuras socioculturales y aquellas lingüísticas, sino solo describir, de manera muy introductoria y general, siempre con abertura crítica a investigaciones futuras más serias y profundas que la actual, la existencia de unas tendencias generales implicando ambos factores. 5 2 Conceptos preliminares Refiriéndose, el tema que nos ocupa, a un tópico etnolingüístico, introduciremos, en primer lugar, los principales rasgos de la disciplina de la Etnolingüística1. 2.1 El marco general etnolingüístico 2.1.1 Generalidades La etnolingüística es una disciplina relativamente reciente: a pesar de tener como precursores a diversos autores románticos, su pleno desarrollo acontecerá a partir de los años 40 del siglo XX. Ciencia multidisciplinar (lingüística, antropología, sociolingüística, dialectología, historia, sociología, análisis del discurso, psicolingüística, etc), ocasionalmete también se la conoce con los términos de lingüística antropológica, lingüística etnográfica, lingüística cultural, etc. Su objeto primordial de estudio es la variación del lenguaje en relación con la cultura (conjunto de creencias y conocimientos, actitudes, valores y pautas de comportamiento de una comunidad humana, que, transmitidos por aprendizaje social y sometidos a continuos procesos de cambio, permiten explicar al individuo el mundo que lo circunda): no analiza las lenguas como estructuras gramaticales per se, sino como construcciones humanas reflejo de una realidad extralingüística y de una representación del mundo determinadas. Destacan dos de sus corrientes: 1º) el determinismo, estableciendo una conexión causal entre lengua y cultura (tanto en su visión extrema – la lengua determina nuestra forma de pensar y percibir la realidad-, como 1 En la preparación de esta introducción a la Etnolingüística se han utilizado los resúmenes de la asignatura homónima del curso de máster; una relación de los principales materiales bibliográficos en los que se basa se encuentra en la sección de referencias. 6 en su moderada – la lengua influye, pero no determina, el pensamiento); 2º) el relativismo, sosteniendo que cada lengua refleja una cosmovisión determinada; con antecedentes en la filosofía romántica alemana (Herder y von Humboldt), fue postulado por Sapir y Whorf a partir del estudio de las lenguas amerindias; entre sus posteriores desarrollos están el relativismo posworfiano (Lee, Mathiot y Hoijer) y el relativismo pragmático (Hymes: propone, en reacción a la competencia lingüística chomskiana, un relativismo comunicativo o de uso). Otras hipótesis, europeas, sobre la relación lengua-cultura incluyen el idealismo lingüístico (Vossler: reacción a los neogramáticos, enfocando en el hablante, artista-creador), el estructuralismo (Saussure: la lingüística debe ocuparse del estudio autónomo de la lengua), el historicismo (Dilthey, Mannheim, Marx, Ortega y otros: movimiento filosófico otorgando gran importancia al contexto histórico), la teoría de las palabras clave (Wierbizcka: la cultura espiritual de una nación se refleja en unos vocablos, o palabras-clave), etc. 2.1.2 Lenguaje y entorno La lengua constituye un reflejo de los diversos entornos en que se encuentra ubicada: natural, material, social e ideológico. En cuanto al entorno natural, los casos concretos del habla pirenaica de Benasque (con medición del espacio en unidades temporales e interpretación peculiar de palabras como montaña, temprano, etc) y del checo (un incipiente naturalismo se refleja en los nombres de los meses: leden, mes del hielo, o enero; březen, mes en que brotan los abedules, o marzo; duben, mes en que brotan los robles, o abril; kvĕten, mes en que brotan las flores, o mayo; listopad, mes en que caen las hojas, o noviembre; etc) representan ejemplos de su influencia en la lengua general. Otra instancia del peso del entorno físico en el lenguaje son los topónimos (nombres de lugar), indicadores no solo de rasgos geográficos e históricos (una 7 ilustración interesante podría ser la de los topónimos mallorquines Lluc y Algaida, procedentes del latín lucus y el árabe al qaida, respectivamente, bosque), sino también de determinadas particularidades cognitivas (la lengua amerindia coeur d'alene, descrita por Boas, por ejemplo, siempre denomina los lugares teniendo en cuenta los rasgos del paisaje circundante, mediante una relación de figura-fondo). Un segundo entorno es el material, constituido por la cultura material, de una parte, y las experiencias corporales, de otra. Concerniendo al primer factor, el dominio de la tecnología en nuestra sociedad occidental incide en la aparición de neologismos y una fraseología particular en campos como el virtual (emilio, disquete, etc), la automoción (pisar el freno, ir acelerado, etc), el mundo televisivo (telebasura, reality show, etc), el consumismo (el marquismo, o uso de la marca por el producto, hoja de reclamación, etc), etc; lo mismo se observa en culturas tradicionalmente rurales, como la benasquesa (extensión de tierra medida por la cantidad de vacas/jornales de dallar, riqueza léxica referente al ganado - tanto tipológicamente, con un sistema morfológico propio, como a nivel de interacción, con formas de llamarlo, espantarlo, acelerarlo, detenerlo y dirigirlo, etc); finalmente, ciertas culturas más exóticas, como las apache y bantú, utilizan un sistema de clasificadores tipificando la realidad en dimensiones semánticas como la animacidad, la inclusión en un contenedor, el estado, el número, la rigidez, la longitud, la portabilidad, etc. Ilustran el lenguaje figurativo corporal la cultura apache, que extiende su uso para referirse a las diversas partes de los automóviles (extensión de conjunto, según Basso) y el denominado difrasismo nahua, construcción en que dos palabras juntas constituyen una tercera unidad de significado, relacionada, metáforica y metonímicamente, con los significados de las dos palabras por separado (las entrañas la garganta – miembo de linaje real; el ojo la oreja – espía/mensajero del emperador; etc). Un tercer entorno influyendo en el lenguaje es el social. Constituido por la cultura social y espiritual, incluye aspectos como la variación del léxico asociada con los cambios en la 8 familia (tópico que analizaremos en el presente estudio), la codificación de los sentimientos (con teorías tales como las emociones básicas, de Oatley-Laird, la organización tripartita, de Ortony, los planes narrativos abreviados, de Greimas, la perspectiva etnográfica, de Lutz, las metáforas y metonimias, de Kövecses, y, finalmente, los primitivos semánticos, de Wierbicka; un caso interesante es el de la codificación de la ira en japonés e inglés - aunque ambas lenguas la representan con la metáfora de un líquido caliente, y el cuerpo donde se localiza, con la de un contenedor, el japonés focaliza en la trayectoria del líquido, y el inglés, en cambio, en el calor que produce), la función cultural del lenguaje médico en el discurso social (al transferirse al léxico común, la terminología médica adquiere una nueva carga cultural, ideal para la expresión connotativa de contenidos ideológicos, con un uso eufemístico - cleptómano por ladrón, etilómano por borracho, etc- y metafórico, especialmente en el discurso político español - esquizofrenia nacional, virus de la corrupción, salud del país, etc), la retórica de la publicidad y propaganda en el negocio de la salud, la belleza y el culto al cuerpo (el capitalismo ha convertido lo saludable en un gran negocio, valiéndose, para ello, de una retórica propagandística con modificación del sentido o encuñe de nuevos conceptos - salud, bienestar o wellness, juventud-, el culto tirano, mediante una ideología individualista, a estos nuevos conceptos, un léxico especial - sano, natural, fresco, bio y eco, vegano, light, dieta mediterránea, terminología científica varia - fibra, vitaminas, etc-, la negación del sacrificio, etc), etc. El último entorno es el ideológico. En este sentido, y como defendido por la Gramática del discurso, el lenguaje constituye ideología en todos sus usos: todos los discursos desprenden alguna ideología en tanto que transfieren las creencias de un individuo de un determinado grupo, clase social, nacionalidad y sociedad. Representando la palabra una forma de poder (la lucha por su control es la lucha por el poder), esta se transforma y manipula en manos de sus usuarios. Uno de los indicadores más efectivos del binomio lenguaje-ideología 9 se refleja en el lenguaje figurado, con recursos tales como los eufemismos (disimulo de conceptos cuya expresión puede resultar desagradable), las antífrasis (caso extremo de eufemismo, con inversión semántica) y disfemismos (nombrando una realidad peyorativamente para denigrarla), la metáfora (describiendo un objeto, o tópico, generalmente una idea abstracta, mediante un referente más concreto, imagen, vehículo o foco, con el que guarda una similitud, tenor, representa un verdadero filtro o pantalla manipuladora) y recursos tropológicos menores (metonimia, sinécdoque y antonomasia), la hipérbole, el símil, etc. Importante es observar, asimismo, que el empleo frecuente de una palabra o expresión en un sentido determinado, en base a una cierta actitud, puede conducir, eventualmente, a un cambio de significado. Dos casos de estudio ilustrando la relación lenguaje-ideología lo constituyen la retórica política (empleada por los gobernantes, normalmente como medio de perpertuación en el poder, presenta un uso de recursos eufemísticos - económicamente débiles, reajuste de precios, etc-, antifrásicos - Ministerio de la Paz, operación de pacificación, etc- y disfemísticos - virus, imperio del mal, etc-; metafóricos - estructurados temáticamente con campos semánticos como la milicia, los deportes, los espectáculos, las profesiones, la religión, los tratamientos nobiliarios, el mundo animal, el doméstico, la salud, y otros - batalla, contras las cuerdas, novillero, examinar, patrón, infierno, barones, etc; y, finalmente, opacadores del significante, con empleo deliberado de un estilo enrevesado y altisonante - aceleración del incremento negativo ocupacional de la población activa) y el lenguaje de los terroristas (caracterizado por un uso eufemístico y disfemístico acentuado: prisionero, ejecución, operación, impuesto revolucionario, refugiados, soldados, proceso de paz, etc; terroristas de la pluma, españoles invasores, etc); ambos lenguajes tienen un impacto directo en el lenguaje periodístico, influyendo también, por tanto, consciente o inconscientemente, el público más general. 2.1.3 Reflejos culturales en el lenguaje Pasamos, a continuación, a analizar cómo la cultura se refleja en los dos principales tipos de 10 lenguaje, no verbal y verbal. Por lo que se refiere al tipo no verbal, la diferencia entre madurez e inmadurez del colectivo adolescente suele reflejarse en un lenguaje gestual con gestos de agresión, burla, desafío o animadversión (interpretables como una forma de rebelión contra la familia y la sociedad); dicho lenguaje es cambiante (ciertos gestos antiguos pueden desaparecer, volverse opacos o bien usarse para expresar nuevos significados). De otra parte, la codificación lingüística de la realidad en la gramática y el léxico de una comunidad no es isomórfica (cada lengua la categoriza de una forma particular) ni causal (la categorización semántica del mundo contenida en cada lengua no implica necesariamente una categorización conceptual, o conceptualización de la realidad, propia y diferente, tal y como demuestran los siguientes factores: culturas similares pueden dar como resultado lenguas distintas - y viceversa-, el principio de perspectividad, la posibilidad de la existencia de pensamiento sin lenguaje, el bilingüismo, la mutua traducibilidad entre las lenguas, etc). Sí que pueden establecerse, en cambio, relaciones más generales entre una lengua y su cultura; en primer lugar, a través de su léxico (destacan, en este sentido, las teorías quasi-deterministas de las palabras clave - cfr 2.1.1- y el foco cultural - desarrollada por Herskovits, defiende que aquellos aspectos de la realidad importantes para el modo de vida de una comunidad generan una gran cantidad de palabras y expresiones-, ambas criticables por factores como la no correspondencia necesaria entre grado de lexicalización y relevancia cultural, el azar lingüístico, la importancia del individuo, la fosilización lingüística y la variación intralingüística; finalmente, la de la innovación léxico-semántica, motivada por la necesidad expresiva, conceptual o formal, de una comunidad y sus saliencias culturales a través de la historia); en segundo, vía una aproximación cognitiva a la metáfora (para autores como Johnson, Lakoff y Turner, esta es un fenómeno cognitivo, que, expresado por medios lingüísticos, ayuda no solo a la estructuración del lenguaje, sino también a la del pensamiento, 11 actitudes y acciones; entre sus principales esquemas destacan el de la BALANZA, el CONTENEDOR o RECIPIENTE, el CENTRO-PERIFERIA, la PARTE-TODO, la FUERZA, el ENLACE y el CAMINO). 2.1.4 Subculturas Como ya mencionado, una crítica importante a la relación unívoca lengua-cultura lo constituye la existencia de las subculturas: conjunto de creencias, valores, actitudes y pautas de comportamiento especiales características de un grupo perteneciente a una cultura más amplia (delincuentes, drogadictos, estudiantes, prostitutas, etc). Toda subcultura posee una variedad de habla (jerga o argot) que, aparte de identificar a sus miembros como integrantes del mismo grupo, refleja su forma particular de ver e interpretar el mundo. Dos ejemplos interesantes de subculturas juveniles son la de los soldados de reemplazo (reclutas), de una parte, y la de los estudiantes, de otra; reflejando una actitud de rebeldía ante el mundo que les rodea, se oponen, en este sentido, a otro tipos de lenguajes, como, por ejemplo, el de los pijos (tribu urbana de jóvenes de extracción social elevada), espejo, mediante un argot basado en el énfasis positivo (apelativos cariñosos, anglicismo lúdicos, etc), de otra de conformidad y despreocupación. 2.2 La familia occidental Realizada la introducción al marco teórico etnolingüístico más general, pasemos, a continuación, al tema que nos ocupa en el presente estudio: la familia en Occidente. 2.2.1 Evolución conceptual La familia constituye una instancia concreta de la relación entre el lenguaje y un tipo de entorno: el sociocultural. 12 El concepto de familia en Occidente no es fijo, sino cambiante, comprendiendo, a grandes rasgos, una evolución en tres estadios sucesivos: romano, judeocristiano y posmoderno. 2.2.1.1 La familia romana2 La familia - vocablo derivado (Glare 2006) del latín famulus, sirviente o esclavo- romana, base de la sociedad civil en Roma, comprendía a una casa y a todos los individuos que en ella residían, sujetos al poder de su propietario, el paterfamilias: esclavos, libertos, hijos, posiblemente (dependiendo del tipo de contrato establecido) mujer, y, finalmente, en un lapso temporal de tres generaciones y siempre en línea de descendencia masculina, parentes. Una de las funciones del paterfamilias era religiosa (sacra familiae), siendo el responsable del culto, de una parte, al dios del hogar, lar familiaris, y, de otra, al dios de los descendientes (gen), genius, en las Parentalia. Los filii familias incluían no solo a los hijos biológicos, sino también a los de los parientes y, caso muy común, adoptados (filius adoptivus). El contracto del matrimonium (como su mismo nombre indica, basado en la mater) tenía el objetivo único de producción de hijos legítimos (en su absencia, la felicidad no era posible), solo consumándose en el momento en que el primero de ellos nacía en la casa (constituía, en este sentido, una forma de reproducción del sistema social romano: ciudadanos produciendo nuevos ciudadanos). Si la mujer era afortunada y podía dar a luz tres o más hijos, se convertiría en una respetada y envidiada madre (matrona o materfamilias); en caso contrario (infertilidad), solía procederse al divorcio, divortium (aceptado y practicado comunmente, podía apelarse a él simplemente por volutad, sin ninguna otra razón) y a segundas nupcias. En este contexto, la presencia de amor y afección, como la entendemos hoy 2 Extraemos las principales ideas de nuestra exposición de Dupont (2008: 103-121). 13 día, era totalmente irrelevante, considerándose, incluso, en algunas circunstancias (como la de su pública exposición), un factor de indecencia y debilidad; el matrimonio no constituía sino una forma de conducta social basada en la fides (o lealtad) romana (evasión de la traición, de un mal comportamiento en público o de alianzas con los adversarios políticos: dicho concepto difiere del actual, sexual, de fidelidad - considerado una necesidad natural, las leyes de Roma prohibían el sexo fuera del matrimonio únicamente con personas nacidas libres que no hubiesen consentido a ello por dinero, siéndoles, en el resto de casos, todo permitido a ambos cónyuges). A pesar de esta patriarcalidad básica, y como ya insinuado en la cuestión sexual, la mujer romana también gozaba de privilegios: tenía derecho, por ejemplo, a apelar al divorcio, en cuyo caso se le tenía que devolver la dote, reteniendo, además, sus propiedades inmobiliarias; soltera, divorciada o viuda, solía dirigir una vida dedicada a los negocios y a las aventuras con amantes jóvenes y nobles. 2.2.1.2 La familia judeocristiana La oficialización del Cristianismo como única religión oficial del Imperio Romano (promulgada el 27 de febrero de 380 por Teodosio I) producirá un cambio profundo en el modelo de familia. En este sentido, la familia judeocristiana, a pesar de seguir constituyendo la base de la sociedad civil, y continuar la tradición patriarcal y la importancia de la función de procreación de hijos (cfr libro bíblico del Génesis), restringe y limita el significado anterior, sacralizándolo: representa ahora un sacramento («signo de gracia interior, instituido por Cristo para nuestra santificación»), el cual, establecido de manera monógama entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio, idealmente de forma permanente e indisoluble, estará basado, necesariamente, en el amor y en la fidelidad (sobretodo, sexual) mutua (Herbermann, Pace y Pallen, 1913; Ratzinger 2003: 289-293). 14 2.2.1.3 La familia posmoderna Un último tipo de familia es el posmoderno, o familia posmoderna (Fanzolato 2006). Derivamos el término, como el mismo vocablo indica, del Posmodernismo. Define a un movimiento que, aplicado a un gran número de disciplinas y refiriéndose al período de la globalización y de un capitalismo multinacional y consumista basado en el nuevo culto a la sociedad del bienestar (Díaz Rojo, Morant i Marco y Pixton, 2006), presenta una tendencia al corte con la tradición modernista anterior, con un énfasis en la negación de la existencia de universales y, en consecuencia, en la pluralidad, diversidad, relatividad y ambivalencia; defiende la idea de que las aparentes realidades son solo constructos sociales, sujetos a cambios de acuerdo con factores tales como el tiempo y el lugar, al mismo tiempo que pone énfasis en el rol del lenguaje, las relaciones de poder y las motivaciones, criticando, en particular, el uso de clasificaciones tales como varón vs hembra, heterosexual vs homosexual, blanco vs negro, imperial vs colonial, etc - Scott y Marshall (2009: 584-585) y Jameson (1990). Contrariamente a los dos estadios previos, ahora será el individuo quien representará la base de la sociedad civil, hecho por el cual es lógico que ya no exista un modelo único de familia, sino que cada persona o grupo de personas tenga la posibilidad de elegir o de seleccionar el tipo, ya convenientemente etiquetado, que más le convenga o satisfazca: 1º) familia agregada (o familia extendida), modelo patriarcal, en vías de extinción, en que la convivencia se extiende a toda la descendencia y a sus respectivos cónyuges, durante varias generaciones, normalmente con unos vínculos parentales muy intensos; 2º) familia nuclear: constituida por una pareja de esposos conviviendo con sus hijos dependientes; 3º) familia ensamblada (familia bis, familia mezclada o familia reconstituida), en que el matrimonio convive con sus hijos comunes y los hijos extraconyugales o de anteriores nup15 cias de cada consorte; 4º) familia homoparental, cuando gays, lesbianas, bisexuales y personas transgénero (o, y simplificadamente, LGBT) se convierten en progenitores de uno o más niños, sea biológicamente o no; 5º) familia de acogida (familia canguro o familia tutelar), si se otorga la tutela de un un menor a una familia, con la obligación de cuidarle por un tiempo, complementando a la familia natural o familia biológica del niño mientras esta, por las razones que sean (en muchas ocasiones por desestructuración - familia desestructurada), no pueda atenderle; 6º) familia adoptiva, en el caso de adopciones; 7º) familia de hecho, o unión no matrimonial estable de dos personas, con independencia de su orientación sexual, en una relación análoga a la conyugal, basada en una convivencia de ayuda mutua; 8º) familia numerosa, integrada, actualmente, de una parte, por dos ascendientes bien con tres o más hijos, comunes o no, bien con dos hijos, comunes o no, siempre que al menos uno de ellos sea discapacitado, y, de otra, por un solo ascendiente que tenga a su cargo al menos dos hijos; 9º) familia unipersonal (o familia monoparental), en la que el hijo o hijos conviven y dependen económicamente de una sola persona; etc. Desde la posición posmoderna, en conclusión, se defiende a la familia como una institución social comprendiendo un íntimo grupo doméstico de individuos relacionados entre sí a través de vínculos de diverso tipo: sanguíneo, de afinidad, cohabitación, sexuales o legales (Scott y Marshall 2009: 244). 2.2.2 Situación actual: dos discursos contrapuestos La persistencia del modelo judeocristiano, aún no extinguido, paralela a aquel nuevo posmo16 derno, ha provocado que en la actualidad exista una contraposición frontal de dos discursos diversos del concepto de familia: 1ᵃ) de una parte, el discurso conservador, tradicional y sacro, propio de la posición oficial de la Iglesia Católica, con un concepto único de lo que constituye la familia; 2ᵃ) de otra, el discurso progresista, innovador y profano, acorde con las últimas tendencias e ideologías sociales, defendiendo, en cambio, una visión profundamente plural y diversificada3. 3 Importante es mencionar la interpretación que, desde el materialismo histórico, ofreció de la familia Engels en su famoso ensayo The Origin of the Family, Private Property and the State (1884); argumentando la teoría del control de los recursos como la causa principal del cambio en la estructura y función de la familia, asignó a cada uno de los tres estadios de progreso humano establecidos por el antropólogo Morgan en su obra Ancient Society (1877) un tipo específico de familia (familia consanguínea, punalúa, sindiásmica y monogámica). 17 3 Metodología El análisis de la relación entre cambios socioculturales y cambios lingüísticos en la unidad familiar occidental se basará en la siguiente metodología: 1º) se generalizará con una aplicación concreta al español, lengua perteneciente a la cultura occidental, que se tomará como base (a pesar de ello, y cuando se considere oportuno, en aras de la claridad expositiva, también podrá efectuarse una comparación con el catalán); 2º) se limitará al estudio del lenguaje de tipo verbal; 3º) se ilustrará, a lo largo de todo el trabajo, con una contraposición entre: a) el conjunto de creencias, valores y actitudes propias del entorno sociocultural conservador, de una parte, y del entorno sociocultural progresista, de otra; b) el sistema lingüístico propio del discurso conservador de familia, de una parte, y aquel otro perteneciente al discurso progresista (cfr las correspondientes definiciones en 2.2.2); 4º) por lo que respecta a las fuentes utilizadas, estas serán de origen vario: mientras que el Oxford Dictionary of Sociology y The Catholic Encyclopedia tendrán un papel fundamental en las definiciones temáticas, la caracterización del entorno sociocultural conservador y progresista, y la selección del corpus (o base de datos lingüística) se realizarán, en cambio, a partir de las páginas a favor de uno y otro discurso localizables en la red virtual (destacamos, en este sentido, la revista Hacer Familia y el Consejo Pontificio para la Familia, de una parte, y la Asociación Padres y Madres en Acción de Madrid, y el Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid, o COGAM, de otra), un fondo paremiológico sobre la familia (extraído, principalmente, del Refranero multilingüe, por lo que se refiere al castellano, y del Diccionari català-valencià-balear, en el caso catalán) y los conocimientos personales (o ajenos, mediante otras fuentes orales) del autor del presente estudio, testigo de ambos tipos de discurso; un papel crucial en toda esta tarea tendrá, finalmente, 18 el Diccionario de la Lengua Española de la RAE y la Enciclopèdia Catalana; 5º) se estructurará temáticamente con siete campos semánticos de la familia (los etiquetamos, en la medida de lo posible, a partir de términos neutrales, no implicando la pertenencia a uno u otro discurso, y en un orden que suponemos paralelo al de la evolución de la célula familiar como «organismo»): las relaciones preliminares, la unión y la desunión, los roles de género, los hijos, las relaciones de parentesco, la senectud y, finalmente, la sucesión4; 6º) se efectuará, asimismo, una estructuración lingüística en base a tres de los cuatro niveles gramaticales, a saber: a) semántico, relativo al significado denotativo, con los subniveles, en nuestro caso concreto, de neologismos, o formación de nuevos vocablos (propios; extranjerismos o préstamos) y el cambio de significado de vocablos existentes (reducción, ampliación); b) morfosintáctico, con el subnivel, en el caso que nos ocupa, morfológico flexivo (relativo a la categoría de género, masculino vs femenino, de una parte; y a su inversión de marcaje - femenino-término marcado vs masculino-término no marcado-, de otra); c) pragmático, concerniente ya al uso del lenguaje, con los subniveles del significado connotativo, el registro (contexto formal e informal), las figuras retóricas o del discurso (metáforas, metonimias, eufemismos, etc), las locuciones y la paremiología (refranes, proverbios y frases hechas), los arcaísmos (desaparición de palabras) y, finalmente, la antroponimia5. 4 Al constituir, la vida real del organismo familiar, un continuum, será inevitable que muchos de los temas indicados mantengan relaciones simultáneas con los otros. 5 Sería muy interesante ver qué implicaciones han aportado los cambios familiares en el nivel fónico; a pesar de ello, y aunque probablemente existentes, son, por su propia naturaleza, de más difícil detección. Un caso interesante de estudio podría ser el siguiente: parece ser (observaciones propias) que las mujeres checas utilizan 19 4 Análisis 4.1 Relaciones preliminares Relativas a la fase precediendo a la unión (cfr 4.2). 4.1.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista Observamos una clara contraposición entre las finalidades de las relaciones preliminares en cada tipo de entorno: 1ᵃ) en aquel conservador, estas están conectadas con el matrimonio (constituyen una preparación para el objetivo final de la unión matrimonial), con un papel crucial del consentimiento y aprovación paterno; 2ᵃ) en el progresista, en cambio, presentan una desvinculación de la unión matrimonial (en principio, no se persigue la intención final ni de casarse ni de convivenvia). 4.1.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista Se aprecia una ampliación semántica de las palabras novio/novia y noviazgo; incluso, una desaparición y sustitución de estas (constituidas ya en verdaderos arcaísmos) por las nuevas, con connotación más neutral, de amigo/amiga y pareja. El caso ibicenco ofrece una ilustración interesante en este sentido6. La seriedad de es- un tono de voz más elevado que las españolas, probablemente como marca de diferenciación en una sociedad aún profundamente tradicional, con separación clara de los roles de ambos géneros; si, a lo largo de las siguientes décadas, se intensificara la «occidentalización» (con las implicaciones paralelas de nivelación entre uno y otro grupo) de Chequia, ¿cambiaría el tono de voz femenino por otro más grave, más similar al masculino?, y, en dicho caso, ¿sería plausible suponer que el mismo cambio fonético haya podido afectar, en el pasado, al grupo femenino español? Son preguntas interesantes que, a manera de hipótesis, dejo abiertas para posterior discusión e investigación. 6 Las fuentes bibliográficas son Alcover y Borja Moll (s.a.), Torres Torres (s.a.) y Aj. de St. Antoni (2010). 20 tas relaciones en la isla balear conducía, en el pasado, a todo un ritual con unos términos específicos, ahora ya relegados a la condición de arcaísmos (los dividimos en los tres estadios temporales sucesivos de inicio, proceso y fin): 1º) inicio: fer el passeig (paseo después del oficio divino dominical, consistente, en realidad, en una «pasarela» en que, de manera discreta, los fadrins y fadrines, o mozos y mozas - mancebos y mancebas-, se exhibían unos a otros); 2º) proceso (festeig - cortejo): demanar entrada (el festejador o enamorat - noviopedir permiso o autorización a los padres de una chica para entrar a casa de ella, para que sea, de esta manera, aceptado oficialmente: como bien dice una canción popular, Quan vos vaig demanar entrada, no m'haguésseu dit que sí; no es seria enamorada, sa vostra filla de mi); festejador (indicando también a los poyos en que, a un lado y otro de una de las ventanas en las casas antiguas, se sentaban los jóvenes novios para festejar o fer el festeig - cortejar); carabina (metáfora referida a la mujer de edad avanzada, que, durante el festeig, o cortejo, tenía el deber de vigilar atentamente a los dos festejadors); festeig al quantre (forma especial de cortejo en que la festejadora tenía simultáneamente, situados a uno y otro lado, un enamorat, con el deber de hablar alternativamente con uno y otro - era, en estos casos, muy importante ser agradable por igual con los dos, para no incitar a la celosía); anar de finestres (forma de festeig clandestina que evitaba los días tradicionalmente establecidos para ello martes, jueves y domingo: durante ella, los jóvenes festejadors silbaban a la ventana de la habitación de la enamorada para incitarla a que saliera fuera y así hablasen juntos); etc; 3º) fin: empallada (proceso en virtud del cual, después del festeig, uno de los festejadors, como venganza a una ofensa recibida por la enamorada, dejaba todo el camino que salía de su casa lleno de paja, alfalfa y hojas de higuera chumba); rapte y fuita (ritual, 21 existente también entre la población gitana de Europa y en algunas zonas de África, Asia y el Caúcaso, consistente en robar a la enamorada para que, sustrayéndola de la autoridad paterna, pueda ser inducida al matrimonio; en Ibiza siempre tenía lugar en presencia de una persona de confianza, que daba fe del honor y virginidad de la enamorada; solía concluirse con una conversación con sus padres y el posterior matrimonio); donar es boc (instante en que, habiendo elegido, la festejadora y los padres de ella, uno de los pretendientes, el festeig se consideraba oficialmente finalizado; se iniciaba, con ello, la nueva etapa del prometatge; la promesa ya no salía a festejar y el domingo siguiente asistía a misa, a una hora diversa de la habitual, luciendo la anellada, conjunto de 24 anillos que le habían sido regalados por su promès - algunos de ellos llevaban unas cadenillas con un corazón y una llave, símbolos de la entrega que le hacía el promès de su amor y su futura casa compartida); etc. 4.2 Unión y desunión Mientras que con el primer término indicamos el ligamen, en forma de pareja, y reconocido formalmente por la ley, entre dos personas, antes separadas y distintas, la segunda, en cambio, y como el mismo nombre indica, se refiere a su disolución. 4.2.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista Observamos, de nuevo, la contraposición de un entorno conservador, monolítico, reconociendo, mediante un único modelo, la necesidad de la unión (preferiblemente, en edad joven) y obstaculizando la separación, con otro más flexible, que, privilegiando incluso en muchas ocasiones a las personas no unidas, posibilita, en cambio, diversos tipos de uniones (preferiblemente, en edad más avanzada) y facilita su proceso disolutivo. 4.2.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista Por lo que respecta a la unión, observamos una contraposición entre el vocablo único de ma22 trimonio, hombre/esposo/marido y su mujer/esposa, y una lexicalización múltiple referida a diversos tipos de matrimonio (matrimonio civil, matrimonio religioso, matrimonio homosexual, etc); de otra parte, los neologismos de uniones de hecho o parejas de hecho (pacto de convivencia, convivencia libre) representan alternativas posmodernas a la unión tradicional, al mismo tiempo que la referencia a sus integrantes suele realizarse con el término neutral de pareja (mi pareja); finalmente, la importancia de casarse joven en el discurso conservador se refleja en algunos refranes, ahora ya relegados a la condición de arcaísmos (de casar-se jove i aixecar-se dematí, ningú se'n pened; qui es casa vell, prompte perd la pell). A nivel ritual, observamos la contraposición entre boda, de una parte, y el «casamiento a la carta», con boda religiosa (tradicional) y boda civil (incluso, en agencias especializadas en preparación de bodas, se utilizan las expresiones boda pícnic, boda urbana, boda temática, etc), de otra; desaparece también la dote (y vocablos relacionados, propios del derecho patrimonial catalán, como soldada, cabalatge y aixovar). Por lo que concierne al proceso de desunión, su facilitación en el entorno progresista ha conducido, de una parte, a un mayor uso de los términos de separación (y sus congéneres separado, separada, etc) y divorcio (y sus congéneres divorciado, divorciada, etc), y, de otra, a una proliferación de neologismos (bien relacionados con el mismo proceso - separación de hecho, separación matrimonial o separación judicial-, bien con los hijos - custodia, custodia compartida, régimen de visitas, pensiones, pensión alimenticia, pensión compensatoria, etc7); ello ha conllevado a la desaparición o cambio de connotación de términos antes negativos (soltera, solterón, fadrí vell, fadrina vella, madre soltera, etc), por neologismos (en algunos casos, extranjerismos), ahora ya con connotación positiva (single, solo/a y sin compromiso, 7 Todos ellos consecuencia directa, como se describe en 4.3, del feminismo y el acceso de la mujer al mundo laboral. 23 etc)8. 4.3 Roles de género Concernientes a la persona en tanto que perteneciente a uno de los dos grupos determinados por el factor del sexo: hombre (varón), de una parte, y mujer, de otra. 4.3.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista En contraste con el entorno conservador, caracterizado por una separación rotunda de tareas laborales para ambos sexos, actualmente se observa una tendencia a la nivelación del hombre y la mujer, con la incorporación de ambos a campos a los que antes no habían tenido acceso; destacar, en este sentido, la llegada de la mujer al mercado de trabajo, con todas las consecuencias que ello comporta (especialmente, aunque no únicamente, en la esfera de los hijos - cfr 4.4) y la implantación de las ideas de la corriente feminista. La pérdida de influencia de la Iglesia Católica ha provocado, asimismo, y en general, una mayor tolerancia en las relaciones sexuales. 4.3.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista Destacar, en primer lugar, que los vocablos hombre (el sexo fuerte) y mujer (el sexo débil) pierden sus connotaciones anteriores, positiva y negativa, respectivamente, con asignación de una carga positiva a este último. Se flexionan vocablos antes de género (femenino) invariable (amo de casa, azafato de vuelo, peluquero - por el tradicional barbero, etc), al mismo tiempo 8 Tanto la etimología de vocablos como cónyuge - del latín con+iugare, atar, ligar (Glare 2006: 980)-, de una parte, como la acepción que, por extensión, admite el significado de esposas - «pareja de manillas unidas entre sí con las que se aprisionan las muñecas de alguien» (Real Academia de la Lengua Española 2007: 984, vol. 1)-, de otra, nos recuerdan el carácter indisoluble asignado, tradicionalmente, al matrimonio. Para datos concretos en cuanto al número de uniones y desuniones en España, cfr Instituto Nacional de Estadística (2011). 24 que se produce un cambio semántico en vocablos (femeninos) que, en un principio, solo designaban a la mujer de alguien profesando un oficio dado (jueza, médica, arquitecta, pilota, etc), ahora ya denotando a mujeres al cargo de dicho trabajo. La influencia que el discurso feminista ha tenido en la flexión de género de los vocablos es crucial: no solo ha acarreado el uso del femenino en contextos en que el equivalente masculino, no marcado, ya lo denotaba (estudiante vs estudianta), sino que, desde la ideología feminista se ha defendido el denominado lenguaje no sexista, con propuesta, incluso en algunos casos, de una inversión de la relación marcada (normalmente, masculina) vs no marcada (normalmente, femenina) en la lengua (cfr Ayala Castro, Guerrero Salazar y Medina Guerra, 2002; Universitat de les Illes Balears, 2010). En relación a los hijos (cfr 4.4), aparecen neologismos como conciliación laboral (o conciliación familiar y profesional), permiso de paternidad/maternidad, prestaciones económicas por paternidad/maternidad y deducción por paternidad/maternidad. El movimiento feminista ha sido, asimismo, decisivo en la aparición de los neologismos de machismo, discriminación y violencia de género; permitiéndose una mayor libertad sexual de la mujer (liberación sexual femenina), disminuye el uso de ciertas palabras despectivas (puta, zorra, etc), al mismo tiempo que desaparecen otras relativas a relaciones clandestinas (alcahueta y celestina). Numerosos refranes tradicionales (casa sin mujer y barco sin timón, igual cosa son; cuando el ama no está en casa, las ollas están sin asa) quedan, finalmente, relegados a la condición de arcaísmo. 4.4 Hijos Persona respecto de su padre o de su madre. Trataremos dos tópicos relacionados con los hijos: un primero, relativo a su concep25 ción; otro, a su educación, cuidado y al tipo de familia en que se ubicarán. 4.4.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista De una parte, concerniendo a la llegada de hijos, la desintegración de la unidad familiar tradicional y el impulso paralelo de una sociedad individualista y democrática (con libertad y poder de decisión) en la que impera la llamada retórica del bienestar (con aplicación de conceptos tales como salud, seguridad, etc - Díaz Rojo, Morant i Marco, y Pixton, 2006) han tenido como consecuencia una disminución del número de nacimientos9 (desaparecerá, asimismo, y como volveremos a subrayar en 4.6, la preferencia tradicional del hijo varón sobre aquel hembra); paralelamente, han surgido nuevas formas para evitarlos, pero también para traerlos, bien por el uso, gracias a los avances médicos y a una mayor libertad moral, de nuevas técnicas, bien por el boom de adopciones que, incentivado por el gran negocio que supone, ha suscitado en Occidente el proceso de globalización mundial. En todo este proceso, el rol de la mujer, como persona con derecho a decidir sobre su propio cuerpo, ha sido fundamental (cfr 4.3). De otra, se ha pasado de una educación familiar y religiosa, centrada en el poder absoluto de los padres (sobretodo, de la figura del padre) y las amonestaciones físicas, a otra extrafamiliar, irradiando de instituciones estatales y laicas, con un centro de gravedad situado, contrariamente, en los hijos y el permisivismo (son ahora los padres que tienen que educarse para tratar bien a los hijos); la existencia de nuevos tipos de uniones y la mayor facilidad para 9 La situación particular del autor del presente estudio ilustra muy bien el caso, a lo largo de cuatro generaciones: desde el número de hijos de sus bisabuelos (variando entre 5 y 8), abuelos (de 3 a 4), pasando por los de sus padres (3), hasta la propia instancia (ninguno, por parte de los hermanos varones; 1, por parte de la hermana). Para datos más generales, cfr Instituto Nacional de Estadística (2011). 26 la desunión les ha conducido a contextos familiares antes inimaginables (cfr 2.2.1.3 y 4.2). El ritmo y obligaciones impuestos por la sociedad occidental (en especial, la incorporación de la mujer al mercado laboral - cfr 4.3) han convellado a dos grandes cambios: en primer lugar, se pasa de confiar el cuidado de los hijos a la misma madre o, en las últimas generaciones, a miembros de la misma familia (a las abuelas, muy especialmente) a dirigirlo, con el apoyo e incentivo del estado, a personas o instituciones ajenas a la familias especializadas en este tipo de tarea; estamos siendo testigos, asimismo, de la desaparición de ciertos rituales tradicionales encaminados al refuerzo del sentido de pertenencia de los hijos a la familia (un ejemplo claro de ello serían las comidas comunes, en grupo, de los diversos miembros familiares). 4.4.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista Desaparece, en primer lugar, la vigencia de muchos refranes tradicionales (Casa sin hijos, higuera sin hijos; Casa sin niños, tiesto sin flores) y de vocablos como hidalgo de bragueta (padre que, por haber tenido en legítimo matrimonio siete hijos varones consecutivos, adquiría el derecho de hidalguía); el descenso en el número de hijos ha conllevado a un cambio del significado de la expresión familia numerosa (mientras que, en los años cuarenta del siglo XX, momento en que se legisló en España sobre la materia, el requisito era de un mínimo de 4 hijos, actualmente la cifra se sitúa en torno a 3, o, incluso, 2 - cfr 2.2.1.3); al mismo tiempo, vocablos como machorro y machorra (catalán eixorc y eixorca) son sustituidos por los más neutrales, con significación estrictamente médica, de infecundo y estéril. Proliferación de neologismos, con un uso eufemístico y enfoque en la perspectiva femenina predominante, referidos a la evasión de la natalidad: planificación familiar y proelección (por control de la natalidad), espaciamento de los embarazos (por aborto induci27 do - electivo, cuando está emparado por la ley, diferente del aborto espontáneo o aborto natural-, contragestación o interrupción voluntaria del embarazo), prevención del embarazo o métodos anticonceptivos (condón, preservativo, píldora, píldora del día después, etc), embarazos deseados vs embarazos no deseados, disociación de los inicialmente sinónimos fecundación (fecundación in vitro, fecundación asistida, etc) y concepción (fase posterior, caracterizada por la implantación del blastocisto en el endometrio), derechos reproductivos y derechos sexuales, maternidad segura y sexo seguro, salud reproductiva y salud sexual, etc; el avance en los métodos del parto (parto asistido, etc) también ha conllevado a la desaparición de las antes populares matronas, comadronas o parteras (comares) y a su sustitución por los especialistas ginecólogos, obstetras y tocólogos. Los términos de adopción (ya existente en la antigua Roma - cfr 2.2.1.1), hijo adoptivo, padre adoptivo, etc incrementan su uso, estableciéndose nuevas taxonomías (adopción plena y adopción simple, adopción homoparental, adopción internacional, etc) y ampliándose el campo semántico de otros como padrino, ahijado, apadrinar y apadrinamiento (antes reservado al contexto familiar tradicional); paralelamente, se observa la desaparición paulatina, con supeditación a la condición arcaica, de los vocablos de connotación negativa hijastro e hijo bastardo10. Se pasa, asimismo, de la autoridad paterna, el cabeza de familia (o padre de familia figura institucional que, con el término de paterfamilias, ya existía en el Derecho romano - cfr 2.2.1.1), y los cachetes (el padre para castigar y la madre para tapar) al maltrato infantil (maltrato físico, maltrato emocional, maltrato psicológico), la violencia infantil, la alienación parental, el abuso (infantil o parental), etc; aparece el neologismo de escuela de padres, institución con el objetivo fundamental de inculcar a los padres sobre los significados de los 10 En el dominio catalanoparlante existe el apellido Bestard, con el mismo significado. 28 términos de paternidad (ser padre) y maternidad (ser madre), especialmente en relación al comportamiento adecuado con sus hijos; de otra parte, el siglo XXI será recordado como el siglo de las niñeras, las au-pair y las canguros, las guarderías y los jardines de infancia, etc. En el nivel pragmático, el proceso de cambio radical de la relación entre padres e hijos se manifiesta con el paso de un tratamiento formal (vós, en el territorio catalanoparlante, con verbo conjugado en 2ᵃ persona plural) a otro informal o tuteo (tu, con uso, en cambio, de la 2ᵃ singular)11. Para los cambios lingüísticos concernientes a la relación de los hijos con el bloque temático de unión y desunión, cfr 4.2. Mencionar, por último, que el refuerzo de la unión familiar ya no es un asunto doméstico (ie realizado en casa), sino que es el propio estado (y organizaciones de ámbito paraestatal como la ONU) que se encarga de ello mediante la institucionalización de nuevos días festivos como el Día del Hijo (Día Internacional del Hijo, Día del Niño), el Día del Padre, el Día de la Madre, etc. 4.5 Relaciones de parentesco Vínculo establecido entre individuos y grupos (Scott y Marshall 2009: 384), determinado, básicamente, por seis tipos de relaciones (Díaz Rojo y Morant i Marco 2004: 12-14): 1ᵃ) de consanguinidad, o naturales (de descendencia de un mismo antepasado); 2ᵃ) religiosas, o de compromiso en la asistencia sacramental; 3ᵃ) políticas, o por afinidad (entre cada cónyuge y los deudos por consanguinidad del otro); 4ᵃ) de leche, o por amamantamiento de una mujer diferente de la madre; 11 El caso del autor de este estudio, con sus padres (y tíos) utilizando vós, y, en cambio, el propio suscritor, sus hermanos y primos hermanos, aquel de tu, constituye una ilustración clara de tal evolución. 29 5ᵃ) de adopción, recibiendo como hijo, mediante los requisitos legalmente establecidos a tal efecto, a quien no lo es naturalmente; 6ᵃ) de convivencia, establecidas por la vida en común de una pareja formada por cónyuges separados o divorciados, con aportación de los hijos de sus anteriores relaciones. 4.5.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista Las relaciones de consanguinidad, religiosas, políticas y de leche, primordiales, en el orden jerárquico anterior, en el entorno sociocultural conservador, quedarán bastante diluidas en el progresista; y ello por cuatro razones principales: tendencia a tener menos hijos naturales (cfr 4.4), pérdida de importancia del contacto con los parientes consanguíneos de la pareja, acentuado descenso de la influencia eclesiástica y aparición de leches artificiales. Paralelamente, la misma crisis en el deseo de hijos naturales, unida al florecimiento de las desuniones, conllevará a un auge de los parentescos de adopción y de convivencia (en un nuevo contexto de aceptación de las relaciones homosexuales - cfr 4.2). 4.5.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista La importancia de las relaciones de consanguinidad en el discurso conservador, de primer grado, se refleja en locuciones y frases hechas (ser de la misma sangre, la sangre no es agua, la sangre sin fuego hierve, más vale onza de sangre que libra de amistad, la sang tira, qui va contra la seva sang va contra Déu, etc; también se observa, en negativo, a través de las duras críticas a los parientes políticos - la suegra y el doctor, cuanto más lejos, mejor; muerte de suegra, dolor de codo, que duele mucho y dura poco; Quina hora és? Bona hora per morir-se el sogre; Aquella es bien casada, que ni tiene suegra ni cuñada; Dos cunyats en pau i junts, no pot ser sinó difunts; Val més el més dolent fill que el millor gendre; etc), en la oposición entre los términos con connotación positiva (ofrecemos el ejemplo catalán) de germà bo, germà propi y germà carnal y aquellos más negativos de germanastre, germà d'una banda, 30 mig germà y germà uterí, entre la carga positiva del vocablo primo hermano (referido a los hijos de los tíos) y la más negativa de hermano político (cuñado), muy probablemente en una lexicalización consistente (incluyendo, entre otros, términos tan particulares, inexistentes en otras lenguas, como chozno - hijo del tataranieto - y bichozno - hijo del cuadrinieto, con tendencia al desuso) y también, de manera muy marcada, en la cuestión sucesoria (cfr 4.6); la del parentesco religioso, de segundo grado, no solo en figuras como el padrino, la madrina, el ahijado y la ahijada, cuyo uso ha experimentado, en los últimos años, un gran descenso, sino también en otras que, como compadre («padrino de bautizo de una criatura, respecto del padre o la madre o la madrina de esta» - RAE 2007: 601, vol. 1), comadre (el mismo tipo de relación, aplicada, ahora, a la madrina de bautizo), constituyen ya verdaderos arcaísmos (la palabra compadre ha sido objeto, además, de un cambio semántico, usándose contemporáneamente solo en la acepción de amigo o compañero) y diversas locuciones incluyéndolas (fer compares i comares, relativa a los obsequios que, y de acuerdo con la tradición, tenían que realizarse mutuamente el padrino y la madrina en el bautizo; dijous de les comares, jueves anterior al jueves graso, en que las comadres enviaban un tajo de tocino, confites y almendras, como regalo, a los compadres; etc); la de la familia política, ya de tercer orden, también muy posiblemente en un grado intenso de lexicalización, con vocablos que poco a poco van desapareciendo del repertorio de los jóvenes, como consuegro, concuñado (o concuño), etc12; finalmente, y por lo que concierne a aquella de leche, en una posición jerárquica mucho inferior a las anteriores, también se ha producido una desaparición casi absoluta del uso de vocablos en dicho campo (nodriza, ama de cría o ama, madre de leche, 12 Interesante es observar que dichos vocablos no existen en culturas en que, como la francesa y la inglesa, las relaciones familiares tienen un carácter mucho más relajado: beaux-parents de mes enfants/parents-in-law of my children y frères et soeurs de mes beaux-frères et belles-soeurs/brothers and sisters of my brothers-in-law and sisters-in-law, respectivamente. 31 hermano/a de leche, etc)13. Los neologismos referidos al nuevo tipo de relaciones de convivencia incluirían giros y vocablos como los siguientes: novia de mi padre/papá, novio de mi madre/mamá, ex, rehacer la vida, etc; además, ciertas palabras, como hijastro/a, padrastro, madrastra y hermanastro/a, sustituyéndose por hijo/a, papá, mamá y hermano/a, respectivamente14, eliminarían totalmente su carga negativa anterior15; finalmente, destacar la abertura al contexto homosexual, con posibilidad de los binomios hombre-hombre y mujer-mujer, novio de mi padre/papá y novia de mi madre/mamá16 (por lo que se refiere al parentesco de adopción, cfr 2.2.1.3 y 4.4). 4.6 Sucesión La sucesión se refiere a la «entrada o continuación de alguien o algo en lugar de otra persona o cosa» - Real Academia de la Lengua Española 2007: 2102). Se trata de un tema paralelo a la relación de consanguinidad (cfr 4.5). 4.6.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista El entorno sociocultural conservador identifica a la familia, básicamente, como clan (Scott y 13 Interesante es observar que el catalán lexicaliza el significado denotando al marido de la nodriza con la palabra didot (derivado masculino, con sufijo aumentativo, de dida, nodriza). 14 El nuevo contexto conduciría, asimismo, a la aparición de expresiones como dos papás y dos mamás. 15 El rango de primer orden que el discurso conservador otorga a las relaciones de consanguinidad se observa en la carga negativa de las palabras padrastro y madrastra, tanto a nivel de significado (en el primer caso, mal padre/pedazo de pellejo que se levanta de la carne inmediata a las uñas de las manos, causando dolor; y, en ambos, obstáculo o inconveniente que importuna), como también de su rol en el refranero tradicional (madrastra, el nom li basta; madrastra, desgraciat del qui la tasta; madrastra, mare aspra, ni de cera ni de pasta; madrastra, en feren una de sucre i va esser agra!; etc). 16 Como antes, se establecería de nuevo la posibilidad de los giros dos papás y dos mamás. 32 Marshall 2009: 83): grupo de parentesco unilineal reclamando, a través de un sistema de linajes, descendencia de un ancestro («ascendiente más o menos remoto de una persona o de un grupo de personas» - Real Academia de la Lengua Espñaola 2007: 163, vol 1) común. La definen, en el caso occidental (me referiré al caso catalán), dos rasgos: un enfoque en el primogénito varón, de una parte, y tres coordenadas de «identificación del ancestro», a saber, linaje, patrimonio y emplazamiento. El concepto de sucesión, tal y como definido anteriormente, queda, en cambio, completamente diluido en el discurso progresista. 4.6.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista En cuanto a la primera coordenada identificativa, el linaje, tradicionalmente este se establecía de la siguiente manera: 1º) por lo que se refiere al nombre de los hijos (analizo el modelo tradicional de la isla de Mallorca), se utilizaban preferentemente los de los apóstoles (Joan, Pere, Andreu, Mateu, etc); en cuanto a su aplicación, a aquellos primeros de cada sexo (varón y hembra) se les asignaba el nombre de los abuelos paternos, mientras que a los segundos, el de los maternos; a partir de la tercera repetición de un sexo dado, se tenían en cuenta los progenitores, dando el nombre del padre, en caso de varón, y el de la madre, en caso de hembra; posteriormente, se acudía ya al de los tíos y tías, siempre respetando la alternancia jerárquica patrilinealmatrilineal17; 2º) la misma preferencialidad patrilineal se observa en el orden de los apellidos (primero, el paterno; después, el materno, que, a pesar de todo, en el evento de nuevos hijos, 17 Un tipo de jerarquía similar se observaba en el nombramiento del padrino y la madrina, figuras que recaían, en primer lugar, en los abuelos (es esta costumbre la que explica que, en dos regiones tan distantes como Andorra y Mallorca, el vocablo padrí - padrino- haya podido sustituir, en una extensión metonímica de función por entidad, al original avi - abuelo). 33 desaparece)18. Actualmente, no solo nuevos nombres, considerados más «internacionales» y exóticos (Natàlia, Laura, Sergi, Alexandre, etc), ya están sustituyendo masivamente, a través de un sistema de aplicación completamente aleatorio, a los tradicionales, sino que los padres también pueden elegir libremente el orden de apellidos de sus hijos (se está debatiendo un nuevo Proyecto de Ley del Registro Civil, según el cual, en caso de que nada se manifieste al contrario, se procederá automáticamente a inscribir a los recién nacidos con los apellidos de sus padres en orden alfabético). Pasando a la segunda coordenada identificativa, el patrimonio, este se transmitía totalmente, como heretat, al primogénito varón, hereu o fill major; en su defecto, al hijo varón segundo, o hereu de rebrot (literalmente, «heredero retoño»); y, finalmente, en absencia de varones, a la denominada pubilla. Dicho modelo de transmisión «en bloque» obedecía no solo a razones de subsistencia (sobretodo en lugares reducidos en que, como Andorra, la tierra era un bien escaso y preciado, su continua división hubiese tenido graves consecuencias), sino también simbólicas (de continuación y conservación del patrimonio familiar). Los hijos no constituidos hereus, o cabalers (primer cabaler, segon cabaler), recibían, como compensación, la denominada llegítima, cantidad pecuniaria o cabal, equivalente a un porcentaje del valor total de la herencia, viéndose obligados, en muchas ocasiones, y a pesar de ello, a emigrar (cfr Enciclopèdia Catalana)19. Dicho sistema de sucesión y toda la terminología arcaica que lo acompañaba encuentra reminiscencias en una fraseología popular 18 Este sistema binario es relativamente reciente, propio de la segunda mital del siglo XIX: anteriormente, solía aplicarse, entre otros, y como en muchos de los países europeos aún en la actualidad (germánicos, celtas, eslavos, etc), un modelo con un único apellido, en forma genitiva (de, perteneciente a), relativo al padre - el mismo sentido de pertenencia masculina se indicaba, como aún hoy día en estas culturas europeas, cuando la mujer se casaba, adoptando, automáticamente, el de su marido (Arbós, [s.a.]). 34 totalmente en desuso (Val més un bon hereu que molts de llegats; Primer som jo que mos hereus; Hereu i ase, ni el diable els treu de casa; Mal va el malalt que fa hereu el metge; Pubill entres, màrtir seràs; Si vols ben casar les filles, no les facis mai pubilles; No voler part ni llegítima; etc). Finalmente, por lo que se refiere al emplazamiento (en cierta manera, también un tipo de patrimonio), en Cataluña era fundamental el concepto de casa pairal (del occitano paire, padre), de grandes dimensiones y de sólida construcción, con finca rústica adscrita y un importante patrimonio, acumulado a lo largo de generaciones con una política matrimonial y conservado gracias a la institución del hereu; en ella habitaban los padres o antepasados y solían convivir dos o tres generaciones, bajo la autoridad del cap de casa (referencia al viejo progenitor, padre o madre viuda - Enciclopèdia Catalana). Sirva, como conclusión al modelo conservador de sucesión familiar, el siguiente refrán: Casa de padre, viña de abuelo y olivar de bisabuelo (para la importancia de las relaciones de consanguinidad en dicho enfoque, cfr 4.5). Actualmente, la necesidad de disponer de un patrimonio material importante, reflejo del ancestro y el linaje, ha desaparecido: no solo los padres ya no piensan en la cuestión de la herencia (se impone la ley del carpe diem, del consumo rápido y efímero), sino que el anterior símbolo de la casa pairal, en un enclave fijo, ha dado lugar a un sinfín de términos (piso, pisito, apartamento, casita, chalet, etc) denotando edificios normalmente ajenos (alquilados), de localización cambiante y sin carga simbólica. 4.7 Senectud Período de la vida humana siguiendo a la madurez (inmediatamente previa a la muerte). 19 La llegítima también podía recibirse por matrimonio; concerniendo la unión a una pubilla y a un cabaler, este último, llamado ahora pubill, tenía derecho al beneficio, asignado por su esposa, de la soldada. 35 4.7.1 Entorno sociocultural conservador vs entorno sociocultural progresista Se observa una transición desde el respeto hacia los mayores, como representantes más cercanos a los ancestros y figuras encarnadoras de la experiencia y la sabiduría (cfr los Patriarcas bíblicos; en latín, senior, con significado literal de «más viejo», también se aplicó como título de honor y nobiliario; en el reino visigodo existían los seniores gothorum, concepto del que derivarían, en los reinos cristianos ibéricos, los de señor y señorío; la forma catalana sen constituye un tratamiento de respeto que, antepuesto a los nombre de pila masculinos, se aplica a una persona de edad avanzada - el mismo vocablo, en castellano, sinónimo del catalán seny, indica sentido, juicio o discreción; un origen similar presentan, finalmente, las dos acepciones de la palabra senat, institución estatal y también adjetivo denotando sensatez, juicio y cordura), hasta un trato con ellos mucho más distante e impersonal. Identificamos este cambio en el paso del cuidado familiar de los ancianos, muchas veces en régimen de cohabitación y convivencia personal con los otros miembros de la familia, a otro en instituciones, públicas o privadas, no familiares. 4.7.2 Lenguaje del discurso conservador vs lenguaje del discurso progresista Como ya indicado en 4.6.2, el cap de casa, la persona más vieja y cercana al ancestro en la casa pairal, concentraba todo el poder (una de las muchas posiciones jerárquicamente simbólicas que ocupaba era en la mesa durante las comidas, con el término de cap de taula); aparte, los abuelos y abuelas eran normalmente reservados al parentesco religioso de padrinos y madrinas (cfr nota 17), jugando un importante rol en la sucesión antroponímica (cfr 4.6); una muestra del respeto y cortesía que se les asignaba lo ilustra el tratamiento formal (vós) de que eran objeto (interesante es apuntar, asimismo, que antaño en las familias aristocráticas mallorquinas se utilizaban las fórmulas de respeto de el senyor avi y la senyora àvia, hoy en 36 día en total desuso). El considerado estatus de los ancianos (y de los abuelos, en particular) encuentra su expresión más vehemente en el refranero tradicional: Quien no tuvo abuelos, no tuvo días buenos; Buey viejo, surco derecho; Del viejo, al consejo; El perro viejo, si ladra, da consejo; La juventud tiene la fuerza y la vejez la prudencia; A canas honradas, no hay puertas cerradas; En la casa que hay un viejo no faltará un buen consejo; etc. En contraposición, actualmente se observa una proliferación de nuevos términos para designar: 1º) el tipo de servicio que diversas instituciones ofrecen a los ancianos, incluyendo neologismos como servicios sociales, atención o cuidado de ancianos, atención domiciliaria o ayuda a domicilio, teleasistencia, envejecimiento activo, vacaciones para mayores (o viajes del Inserso - no aceptación de la condición natural del envejecimiento), etc; 2º) las mismas instituciones ofreciéndolos, con los eufemismos hogar de ancianos, establecimiento para mayores, residencia de la tercera edad, centro residencial y centro geriátrico (en sustitución de asilo de ancianos, con connotación despectiva) y otros neologismos como centro de día, viviendas para mayores, etc; 3º) los trabajadores especializados con la tercera edad: asistente social, enfermera, niñera, cuidadores, etc; 4º) la independencia económica del anciano (en relación a la familia): pensión de jubilación, pensionista, retirado, etc; Como resultado, los nietos se dirigen a ellos usando el tratamiento informal del tuteo20. 20 Caso observado con la hermana del autor del presente trabajo, una década más joven. Cfr nota 11 para la situación paralela caracterizando la relación entre padres e hijos. 37 5 Conclusiones Teniendo en cuenta las limitaciones apuntadas en el apartado introductorio (especialmente, la relativa a la imposibilidad de establecer una relación causa-efecto), se ha conseguido analizar la cuestión de la correspondencia entre cambios socioculturales y cambios lingüísticos relativos a la unidad familiar occidental: las últimas transformaciones experimentadas en el seno de la estructura familiar, paralelas a otras más generales en la nueva era del Posmodernismo (democratización, globalización, libertad entendida como individualismo, superficialidad y rapidez, virtualidad, capitalismo y negocio, etc), han comportado una transformación paralela del vocabulario y formas de expresión que le son propias. Socioculturalmente: 1º) la familia posmoderna se ha encogido y replegado, en una variopinta posibilidad de modelos y estructuras, sobre la pareja; habiendo dejado de ser un lugar de producción, ya no es más que un motivo para el consumo; en este nuevo entorno, la familia ya no asegura la asistencia (ayuda con el cuidado de los hijos y nietos, apoyo económico, etc) que en otros tiempos ofrecía, siendo las funciones que aún conserva, como la socialización de los hijos, compartidas con otras instituciones, especialmente estatales; desde este punto de vista, la unidad familiar ha perdido gran parte de su fortaleza y poder, en pro del estado (representante y defensor del individuo); 2º) interesante es observar que, mientras que antes, mediante el énfasis en la procreación, conseguía mantenerse la «reproducción» del sistema (el Imperio y su continuación, la Iglesia), ahora, en cambio, y de forma paradójica, el nuevo entorno posmoderno puede llegar al extremo de contemplar, a través de fórmulas como la planificación familiar, la posibilidad de desintegración y autodestrucción; 3º) aunque, de una parte, se tiende a un corte profundo con el modelo juedeocristiano, de otra, en algunos aspectos (libertad de la mujer, divorcio, tolerancia sexual, adopción, 38 acepción no estrictamente biológica del término hijo, régimen de separación de bienes, etc) también se vuelve a aquel romano, lo que nos conduce, sea aunque de manera parcial, al denominado mito del eterno retorno - el universo ha estado recurriendo, y continuará recurriendo, de una forma similar, durante un número infinito de veces a través de un tiempo y espacio infinitos (Eliade, 2005). Lingüísticamente, dichos transformaciones socioculturales han comportado una serie de cambios en la mayoría de los niveles de la lengua: muy especialmente, en el semántico y pragmático (con introducción de variaciones del significado, desaparición de palabras y de la actualidad de muchos de los contenidos del refranero popular - relegados, ahora, a la condición de arcaísmos-, aparición de nuevos vocablos, o neologismos, denotando los conceptos del entorno posmoderno, modificaciones en los tratamientos y la antroponimia, etc), pero incluso también, incidiendo en la flexión de género y en las distinciones de marca, en el morfosintáctico, un nivel considerado mucho más resistente al cambio lingüístico (McMahon 2002: 174-175). Interesante sería analizar, finalmente, el posible impacto en el nivel fónico: precisando, ello, de un estudio más profundo que el presente (con superación de los discretos objetivos que aquí hemos perseguido), dejamos abierta la cuestión para futuros análisis. 39 Referencias Bibliografía básica sobre Etnolingüística CARDONA, Giorgio R. (1976). Introduzione alla etnolinguistica. Boloña: Il Mulino. CASADO VELARDE, Manuel (1988): Lengua y cultura. La etnolingüística. Madrid: Síntesis. DÍAZ ROJO, José A. (1994): «Las metáforas sobre la situación política española en la primavera de 1994 a través de los medios de comunicación». Español Actual, 2: 5566. ————— (2004): «Lengua, cosmovisión y mentalidad colectiva». Tonos digital, 7. En línea. Internet (20 de enero 2011). Accesible en la dirección: http://www.um.es/tonosdigital/znum7/estudios/clengua.htm. —————(2005): «Terminología médica y discurso social». En: GARCÍA DEL TORO, C.; GARCÍA IZQUIERDO, I. [dir.], Experiencias de traducción. 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