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El tortuoso camino español al EEES
El proceso de adaptación de las enseñanzas universitarias españolas al Espacio Europeo de
Educación Superior (EEES) ya lleva caminando más de tres años y medio, tiempo suficiente para vaciar las
frases grandilocuentes de las declaraciones políticas, levantar pasiones y protestas sociales y experimentar
cambios drásticos en la metodología y ritmos de implantación, con paradas de burro y arrancadas de liebre.
Un cambio de Gobierno y el paso de tres ministras distintas (señoras Del Castillo, San Segundo y
Cabrera) se han reflejado en tres actuaciones con pocos elementos de continuidad, que están conduciendo al
hastío a los responsables de las universidades cuyo trabajo es clave para el éxito del proceso y de la
integración al EEES, pero que en la práctica se desdeña.
El inicio real el proceso de adaptación, en febrero 2003, fue la publicación por el Ministerio del
documento marco titulado “La integración del Sistema universitario en el EEES”. En él se reflexionaba
sobre las transformaciones a realizar en las estructuras de los estudios universitarios para alcanzar la plena
integración del sistema español al EEES y se establecía una fecha optimista, 2010, para culminar el proceso
con la extinción de los planes actuales. En ese momento el Gobierno, en boca de su Ministra, quería liderar
el proceso de convergencia a nivel europeo. Para ello lanzó convocatorias de proyectos para el diseño de los
estudios de Grado, financiando la formación de redes de universidades para que estudiaran la situación y
perspectivas de los estudios actuales en España y de sus referentes en Europa, elaborando documentos
comprensivos de las titulaciones que recibieron la denominación de Libros Blancos.
Con la llegada del nuevo Gobierno, en diciembre 2004, se cambió el procedimiento. Se continuó con
la elaboración de los Libros Blancos que alcanzaron a todas las titulaciones, pero pasaron de ser uno de los
ejes fundamentales del análisis a “una propuesta no vinculante con valor como instrumento de reflexión”.
Además, la responsabilidad de elaborar las propuestas de nuevas titulaciones, que inexplicablemente se había
dado a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (ANECA), se encomendó al Consejo de
Coordinación Universitaria (CCU) formado por los Rectores de las Universidades y representantes de las CC
AA y del propio Ministerio.
El CCU, de acuerdo con el Ministerio, hizo público el procedimiento a seguir tras la aprobación de
los Reales Decretos que regulan las enseñanzas de Grado y Posgrado (enero 2005), estableciendo las líneas
básicas de la reforma y un desarrollo en dos etapas flexibles: Una primera, antes de mayo 2005, para
presentar una propuesta del Catálogo de títulos oficiales y sus relaciones con las titulaciones actuales a
reestructurar y una segunda, antes de octubre 2007, en la que de forma gradual, se aprobarían las directrices
generales propias de cada titulación.
Cumpliendo esta programación, en julio 2005, el CCU elevó una propuesta al Ministerio con las
denominaciones de más del 90% de los posibles títulos de Grado y de Máster con directrices propias,
puntualizando aspectos de importancia tales como la duración de las enseñanzas. Los rechazos sociales que
generó esta propuesta de Catálogo llevaron a una rectificación de la misma en marzo 2006, estableciendo un
calendario detallado del proceso de renovación de los nuevos títulos y publicando las primeras directrices.
El posterior nombramiento de la nueva Ministra y de su equipo paralizó el proceso y todavía no se
sabe como va a continuar. De las intenciones sólo se conocen generalidades. Así se ha presentado como “un
reto complejo, que requiere prudencia en su desarrollo, para no caer en una precipitación irresponsable, y
diálogo, para que colaboren el Gobierno, las universidades y las comunidades autónomas en el marco de sus
competencias”. Sin embargo, las declaraciones estivales de los responsables de su equipo no parecen
prudentes, se rompe con la trayectoria anterior, se mantienen los plazos y se pierde una parte del esfuerzo
realizado.
El Ministerio ahora propone el desarrollo de un marco amplio y flexible, trabajando sobre directrices
relativas a las condiciones científicas, académicas y metodológicas de impartición de títulos de Grado,
propuesta que no resuelve los problemas sino que los traslada a otras instancias y genera otros irresolubles en
las enseñanzas que conllevan atribuciones profesionales reguladas.
En el tortuoso camino hacia el EEES mucho se ha andado, pero en direcciones distintas y la meta
sigue lejos. Con mucho trabajo se han conseguidos equilibrios que un buen gobierno debería mantener, ya
que el cambio constante de rumbo conduce a utilizar el esfuerzo en no moverse del sitio.
Rafael Navarro Linares, Director del CPS
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