Introducción

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Introducción
Este es libro de un gran escritor de ciencia ficción RAY BRADBURY, está considerada por casi todos como
una de las obras cumbre. Trata de una colección de relatos que narran distintos momentos de la colonización
de Marte. Algunas de ellas son muy impactantes logrando trasladar al lector aun mundo inimaginable, donde
encontrara momentos de horror, alegría, cambios psicológicos de los personajes.
En esta obra encontraremos a marcianos que son semejantes a los humanos, pero piensan de una forma
completamente distinta a la nuestra.
Tienen un sistema de vida diferente, y defienden su planeta de los invasores al igual que nosotros lo haríamos.
Pero bueno en general podrán encontrar en este libro una lectura que los hará salir del mundo actual, de los
problemas que los aquejan, viajando aun mundo totalmente distinto, y regresándonos la imaginación infantil
que algunos ya han perdido; encontrando diferentes emociones como terror, alegría, tristeza, suspenso, en fin
se la pasaran excelentemente bien
−Es bueno renovar nuestra capacidad de asombro−dijo el filósofo−. Los viajes interplanetarios nos han
devuelto a la infancia.
• Contexto Histórico
Ray Bradbury (1920− ), escritor estadounidense de ciencia ficción.
Nació en Waukegan (Illinois), el 22 de agosto de 1920; fue un niño extraordinariamente imaginativo y
proclive a sufrir pesadillas y fantasías aterrorizadoras, que después desarrolló en sus escritos. A los doce años
empezó a escribir 4 horas diarias. Sobre el libro que estoy leyendo, Crónicas marcianas, que fue escrita en
1950, es una novela donde el autor muestra se imaginación sobre la colonización y conquista de Marte, siendo
esta obra la que le consolidó como un autor importante de ficción científica. En esta novela refleja muchos de
los temores presentes en la sociedad estadounidense de la década de 1950, principalmente el miedo a una
guerra nuclear, el deseo de llevar una vida sencilla y la reacción contra el racismo y la censura.
• Pasajes Principales
Febrero de 1999 − YLLA
Se oyó un disparo. Claro, intenso, el ruido de la terrible arma de insectos. Ylla se estremeció. Un disparo.
Venía de muy lejos. El zumbido de las abejas distantes. Un disparo. Luego un segundo disparo, preciso y frío,
y lejano. Se estremeció nuevamente y sin haber por qué se incorporó gritando, gritando, como si no fuera a
callarse nunca. Corrió apresuradamente por la casa y abrió otra vez la puerta. Ylla esperó en el jardín, muy
pálida, cinco minutos. Los ecos morían a los lejos.
Se apagaron.
Esta Historia trata de un mujer marciana la señora K de nombre Ylla que había tenido un sueño raro en el cual
se encontraba con un hombre que venia del tercer planeta. Ylla le contaba a su marido el señor K de nombre
Yll, que el hombre del tercer planeta era de ojos azules, cabellos negros y media uno ochenta de estatura; que
había bajado del cielo, venia uniformado y que su nombre era Nathaniel York, que venia con su compañero
Bart en el primer viaje por el espacio.
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El señor K le decía que era algo absurdo que en el tercer planeta no podría ver vida, pues tenia demasiado
oxigeno para que alguien pudiera existir; en cambio ella le contestaba diciéndole que si no le parecería
maravilloso que alguien pudiera venir desde allá; el señor K ya molesto le dijo que dejara esas alucinaciones y
siguieran trabajando.
En pasaje que exprese al comienzo de este contexto sentí que fue el más impactante para mi, pues te das
cuenta que esos disparos que Ylla oye son los que su marido les propina a los visitantes del tercer planeta, que
según ella había soñado y que no fue así; tal vez lo que me llama la atención que Ylla nunca sabrá la verdad
sobre los visitantes de la tierra y creerá siempre que todo fue solo en sueño que el señor K se encargo de que
así lo fuera
Agosto de 1999 − Los Hombres de la tierra.
Esta es la segunda expedición realizada por lo terrícolas al planeta Marte después de que la primera,
comandada por el capitán York no hubiera regresado y ya no supieron que paso.
La segunda expedición era comandada por el capitán Williams, que venia con tres tripulantes, todos a sus
órdenes;
Pobre criatura. Lo sacaré de esa miseria que lo llevó a imaginar este cohete y estos tres hombres. Será
interesantísimo ver cómo sus amigos y su cohete se disipan en cuanto yo lo mate. Con lo que observe hoy
escribiré un excelente informe sobre la disolución de las imágenes neuróticas.
−¡Soy de la Tierra! Me llamo Jonathan Williams y estos...
−Sí, ya lo sé (dijo suavemente el señor Xxx, y disparó su arma.)
El capitán cayó con una bala en el corazón. Los otros tres se pusieron a gritar.
El señor Xxx los miró sorprendido.
−¿Siguen ustedes existiendo? ¡Soberbio! Alucinaciones que persisten en el tiempo y en el espacio. (Apuntó
hacia ellos.) −Bien, los disolveré con el miedo.
−¡No! gritaron los tres hombres.
−Petición auditiva, aun muerto el paciente (observó el señor Xxx mientras los hacía caer con sus disparos.)
Quedaron tendidos en la arena, intactos, inmóviles. El señor Xxx los tocó con la punta del pie y luego golpeó
la coraza del cohete.
−¡Persiste! ¡Persisten! (exclamó) y disparó de nuevo su arma, varias veces, contra los cadáveres. Dio un paso
atrás. La máscara sonriente se le cayó de la cara.
−Alucinaciones (murmuró aturdidamente). Gusto. Vista. Olor. Tacto. Sonido.
El rostro del menudo psiquiatra cambió lentamente. Se le aflojaron las mandíbulas. Soltó el arma. Miró
alrededor con ojos apagados y ausentes. Extendió las manos como un ciego, y palpó los cadáveres, sintiendo
que la saliva le llenaba la boca.
Movió, débilmente las manos, desorbitado, babeando.
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−¡Váyanse! (les gritó a los cadáveres).− ¡Váyase! (le gritó al cohete).
Se examinó las manos temblorosas.
−Contaminado (susurró). Víctima de una transferencia. Telepatía. Hipnosis. Ahora soy yo el loco.
Contaminado. Alucinaciones en todas sus formas. (Se detuvo y con manos entumecidas buscó a su alrededor
el arma.) −Hay sólo una cura, sólo una manera de que se vayan, de que desaparezcan.
Se oyó un disparo.
Los cuatro cadáveres yacían al sol; el señor Xxx cayó junto a ellos
El cohete, reclinado en la colina soleada, no desapareció.
Cuando en el ocaso del día la gente del pueblo encontró el cohete, se preguntó qué sería aquello. Nadie lo
sabía; por lo tanto fue vendido a un chatarrero, que se lo llevó para desmontarlo y venderlo como hierro viejo.
Aquella noche llovió continuamente. El día siguiente fue bueno y caluroso.
Este pasaje es el que rescate de este segundo cuento y me impacto porque según a los visitantes de la tierra,
los creían un dementes marcianos, pues estos tenían la cualidad de poder crear en forma de ilusiones todas sus
demencias inclusive transformarse ellos mismo.
Y me impacto por la forma en que el doctor asesina al capitán y a sus compañeros, tal vez un sentimiento de
asombro pues no pensé que esto fuera a terminar así, incluyendo también el suicidio del mismo doctor.
Abril del 2000 − La tercera Expedición
La tercera expedición contaba con dieciséis hombres todos al mando del capitán John Black como un pasaje
importante de este cuento decidí poner este:
Sin embargo (pensó), supongamos... Supongamos que Marte esté habitado por marcianos que vieron llegar
nuestra nave y nos vieron dentro y nos odiaron. Supongamos ahora, sólo como algo terrible, que quisieran
destruir a esos invasores indeseables, y del modo más inteligente, tomándonos desprevenidos. Bien, ¿qué
arma podrían usar los marcianos contra las armas atómicas de los terrestres?
La respuesta era interesante. Telepatía, hipnosis, memoria e imaginación.
Supongamos que ninguna de estas casas sea real, que esta cama no sea real sino un invento de mi propia
imaginación, materializada por los poderes telepáticos e hipnóticos de los marcianos (pensó el capitán John
Black). Supongamos que estas casas tengan realmente otra forma, una forma marciana, y que conociendo mis
deseos y mis anhelos, estos marcianos hayan hecho que se parezcan a mi viejo pueblo y mi vieja casa, para
que yo no sospeche. ¿Qué mejor modo de engañar a un hombre que utilizar a sus padres como cebo?
Y este pueblo, tan antiguo, del año mil novecientos veintiséis, muy anterior al nacimiento de mis hombres...
Yo tenía seis años entonces, y había discos de Harry Lauder, y cortinas de abalorios, y Hermoso Ohio, y
cuadros de Maxfield Parrish que colgaban todavía de las paredes, y arquitectura de principios de siglo. ¿Y si
los marcianos hubieran sacado este pueblo de los recuerdos de mi mente? Dicen que los recuerdos de la niñez
son los más claros. Y después de construir el pueblo, sacándolo de mi mente, ¡lo poblaron con las gentes más
queridas, sacándolas de las mentes de los tripulantes!
Y supongamos que esa pareja que duerme en la habitación contigua no sea mi padre y mi madre, sino dos
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marcianos increíblemente hábiles y capaces de mantenerme todo el tiempo en un sueño hipnótico.
¿Y aquella banda de música? ¡Qué plan más sorprendente y admirable! Primero, engañar a Lustig, después a
Hinkston, y después reunir una muchedumbre; y todos los hombres del cohete, como es natural, desobedecen
las órdenes y abandonan la nave al ver a madres, tías, tíos y novias, muertos hace diez, veinte años. ¿Qué más
natural? ¿Qué más inocente? ¿Qué más sencillo? Un hombre no hace muchas preguntas cuando su madre
vuelve de pronto a la vida. Está demasiado contento. Y aquí estamos todos esta noche, en distintas casas,
distintas camas, sin armas que nos protejan. Y el cohete vacío a la luz de la luna. ¿Y no sería espantoso y
terrible descubrir que todo esto es parte de un inteligente plan de los marcianos para dividirnos y vencernos, y
matarnos? En algún momento de esta noche, quizá, mi hermano, que está en esta cama, cambiará de forma, se
fundirá y se transformará en otra cosa, en una cosa terrible, un marciano. Sería tan fácil para él volverse en la
cama y clavarme un cuchillo en el corazón... Y en todas esas casas, a lo largo de la calle, una docena de otros
hermanos o padres fundiéndose de pronto y sacando cuchillos, se abalanzarán sobre los confiados y dormidos
terrestres.
Le temblaban las manos bajo las mantas. Tenía el cuerpo helado. De pronto la teoría no fue una teoría. De
pronto tuvo mucho miedo.
Se incorporó en la cama y escuchó. Todo estaba en silencio. La música había cesado. El viento había muerto.
Su hermano dormía junto a él.
Levantó con mucho cuidado las mantas y salió de la cama. Había dado unos pocos pasos por el cuarto cuando
oyó la voz de su hermano.
−¿Adónde vas?
−¿Qué?
La voz de su hermano sonó otra vez fríamente:
−He dicho que adónde piensas que vas.
−A beber un trago de agua.
−Pero no tienes sed.
−Sí, sí, tengo sed.
−No, no tienes sed.
El capitán John Black echó a correr por el cuarto. Gritó, gritó dos veces.
Nunca llegó a la puerta.
A la mañana siguiente, la banda de música tocó una marcha fúnebre. De todas las casas de la calle salieron
solemnes y reducidos cortejos llevando largos cajones, y por la calle soleada, llorando, marcharon las abuelas,
las madres, las hermanas, los hermanos, los tíos y los padres, y caminaron hasta el cementerio, donde había
fosas nuevas recién abiertas y nuevas lápidas instaladas. Dieciséis fosas en total, y dieciséis lápidas.
El alcalde pronunció un discurso breve y triste, con una cara que a veces parecía la cara del alcalde y a veces
alguna otra cosa.
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El padre y la madre del capitán John Black estaban allí, con el hermano Edward, llorando, y sus caras antes
familiares, se fundieron y transformaron en alguna otra cosa.
El abuelo y la abuela de Lustig estaban allí, sollozando, y sus caras brillantes, con ese brillo que tienen las
cosas en los días de calor, se derritieron como la cera.
Bajaron los ataúdes. Alguien habló de «la inesperada muerte durante la noche de dieciséis hombres dignos....
La tierra golpeó las tapas de los cajones.
La banda de música volvió de prisa al pueblo, con paso marcial, tocando Columbia, la perla del océano, y ya
nadie trabajó ese día.
En este pasaje si me saca de onda y me hace sentir algo de pánico de ver como los marcianos hacen una gran
ilusión colectiva haciéndole creer a las personas de la tierra que ellas también lo son y así poder tener su
confianza para después liquidarlos de la manera mas cobarde.
Junio del 2001 − Aunque siga Brillando la luna.
Pero una quinta ciudad, señor, a trescientos kilómetros de aquí...
−¿Qué le ocurre?
−Hace una semana estaba aún habitada.
Spender se incorporó.
−Marcianos (dijo Hathaway)
−¿Y dónde están ahora?
−Muertos (continuó Hathaway). Entré en una casa. Creí que estaba vacía desde hacía siglos, como esas otras
ciudades y esas otras casas. Dios mío, cuántos cadáveres. Era como caminar en una pila de hojas de otoño.
Ramas secas y cenizas de papel de diario, nada más. Y recientes. Esos cadáveres no tienen más de diez días.
−¿Visitó alguna otra ciudad? ¿Encontró alguna cosa viva?
−Nada en absoluto. Así que fui a inspeccionar las otras ciudades. De estas cinco ciudades, cuatro han estado
vacías durante miles de años. No sé qué puede haberles sucedido a las gentes del lugar. Pero en la quinta
ciudad no había más que eso: cadáveres, miles de cadáveres.
−¿De qué murieron? (preguntó Spender acercándose).
−No lo creerá usted.
−Diga, ¿qué los mató?
−La varicela dijo Hathaway.
−¡Dios mío, no!
−Sí. Lo he comprobado. La varicela. Atacó a los marcianos como nunca ha atacado a los terrestres. Supongo
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que tenían otro metabolismo. Los quemó hasta ennegrecerlos, y los secó hasta transformarlos en copos
quebradizos. Y sin embargo, fue varicela. Así que las tres expediciones, la de York, la del capitán Williams y
la del capitán Black tienen que haber llegado a Marte. ¡Sabe Dios qué ha sido de ellos! Pero por lo menos
sabemos qué les hicieron ellos involuntariamente a los marcianos.
−¿No vio otras señales de vida?
−Es posible que algunos marcianos, si fueron listos, hayan huido a las montañas. Pero quedan muy pocos, y
nunca serán un problema, puedo asegurarlo. Este planeta está acabado.
Spender se volvió y sentándose junto al fuego miró largo rato el movimiento de las llamas. ¡Varicela!, Señor,
¡parecía increíble! Una raza se desarrolla durante un millón de años, se civiliza, levanta ciudades como esas
de ahí, hace todo lo que puede por ennoblecerse y embellecerse, y luego muere. Parte de esa raza muere
lentamente, dentro del ciclo de su propia existencia, con dignidad. ¡Pero el resto! ¿Ha muerto el resto de los
marcianos de una enfermedad de nombre adecuado o de nombre terrorífico o de nombre majestuoso? ¡No, por
todos los santos, no! ¡Tenía que ser varicela, una enfermedad infantil, una enfermedad que en la Tierra no
mata ni a los niños! No, eso no está bien, no es justo. ¡Es como decir que los griegos murieron de paperas, o
los orgullosos romanos, de pie de atleta en sus hermosas colinas! ¡Si por lo menos les hubiéramos dado
tiempo de preparar sus mortajas, de tenderse, de arreglarse, de encontrar alguna otra razón para morir...! ¡No
esta sucia y estúpida varicela! ¡No concuerda con esta arquitectura, no concuerda con todo este mundo!
El pasaje anterior, me ha llamado mucho la atención pues hice una comparación a lo que vivimos en nuestro
tiempo con la terrible enfermedad del SIDA o un virus mortal del Ebola; en el pasaje el autor muestra como
un enfermedad como la varicela que aquí es tan simple, y en Marte extermino con todos sus habitantes; aquí el
SIDA acaba con millones de personas al año tal vez no llegue a exterminar a la raza humana pues se tiene
información necesaria para protegerse, pero hay que tener cuidado y no descuidarnos; si no, nos puede pasar
lo que a los marcianos
• Perfil PSICOLÓGICO de los Personajes PROTAGÓNICOS.
Febrero de 1999 − YLLA
YLLA, ella era un marciana soñadora, pues le gustaba irse en su imaginación crear unos nuevos mundos sin
saber si existían, era enamorada pues se enamoro de que según ella eran sus sueños y por eso siento que era
muy romántica y sentimental que se alegraba y deprimía fácilmente; también era sumisa pues acataba al pie
de la letra todo lo que su esposo le ordenaba.
Yll, el era alguien incrédulo pues quería siempre bases científicas sobre algún hecho sucedido no dejaba nada
a la duda y no le gustaba oír desvaríos, era valiente y decidido por defender a los suyos y a su tierra.
Agosto de 1999 − Los Hombres de la tierra.
Jonathan Williams, era un persona aventurera con muchos deseos de explorar un mundo que no era el suyo,
entusiasta pues esperaba un gran recibimiento por haber llegado a Marte, pero a la vez ese entusiasmo se
convirtió en desesperación al ver que nadie le daba importancia y temor pues lo tachaban como un demente.
Doctor Xxx también vuelvo a decir que era alguien incrédulo pues el como doctor tenia que seguir las bases
de sus conocimientos, podemos decir que también es compasivo por lo que demostró al matar a los terrícolas
que según él, eran marcianos enfermos de la mente y así podía aliviarlos de su dolor y como no hay psiquiatra
cuerdo diremos también que era un demente por la forma en que el se suicido al pensar que estaba infectado, y
digo demente, pues el como doctor pudo a ver hecho muchas cosas mas antes de salir por el camino mas fácil
del suicidio y a mi parecer las personas que se arrancan la vida son personas que no están cuerdas.
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Abril del 2000 − La tercera Expedición
John Black, una persona Intrépida que le gustaba trazarse nuevas metas, era temerario pues no le temía a nada
pues tenia aun gran numero de personas a su mando y cuidado, era una persona inflexible pues le molestaba
mucho que alguien desobedeciera sus órdenes y siempre quería que estas se cumplieran al pie de la letra.
Junio del 2001 − Aunque siga Brillando la luna.
Capitán Wilder, era una persona seria y tranquila que trataba de manejar todo con calma y dándoles a sus
hombres la confianza necesaria para poder hacer ciertas cosas, pero a mitad del cuento note que esta persona
tranquila se volvió alguien desesperado sin saber que hacer por la situación que atravesaban en el planeta
marciano.
Gibas, era alguien desidioso, pues era hacia lo que quería y no le importaban las órdenes, aunque también era
alguien alegre pero su alegría causaba enfado a ciertos miembros de la tripulación.
Spencer, era una persona al comienzo común y corriente pero se volvió en un demente por la situación que
vivía inclusive llegando a asesinar a varios de sus compañeros.
Conclusión
Puedo decir que es un libro fascinante, y que a pesar que es de ciencia ficción no maneja un lenguaje duro,
pues no maneja términos científicos, son solo ideas de alguien con gran imaginación, que las plasmo en este
libro para dárnoslas a conocer y así junto con él salirnos de nuestro mundo.
Es un libro que conmueve a la vez que atemoriza, pero te mantiene alerta siempre pues no sabes en lo que
puedo concluir, Ray Bradbury transforma los sentimientos de los personajes continuamente en la obra y a la
vez juega con los de nosotros, cuando comparamos situaciones que se viven en Marte y sus colonizadores con
momentos que nos suceden en la vida humana como la discriminación y el racismo, como los emigrantes que
buscan salir de su país para estar mejor pero no saben a donde van y que tipo de trato recibirán.
Tal vez varios que tengan el gusto de leer este libro les fascine, y también habrá otros que piensen que es
ridículo y tal vez algo infantil, pero siento en verdad que lo que plasma Ray Bradbury, nos devuelve aquella
imaginación que de niño teníamos y que hemos ido perdiendo con el paso del tiempo..
En fin lo recomiendo ampliamente
Vocabulario
Pesadumbre: f. Cualidad de pesado. || Fuerza de gravedad de la Tierra. || injuria ( agravio). || Molestia,
desazón, padecimiento físico o moral. || Motivo o causa del pesar, desazón o sentimiento en acciones o
palabras. || Riña o contienda con alguien, que ocasiona desazón o disgusto.
Tenue: Adj. Delicado, delgado y débil. || De poca sustancia, valor o importancia.
Paranoico: f. Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas.
Rococó: Adj. Se dice del estilo barroco que predominó en Francia en tiempo de Luis XV.
Jadeante: intr. Respirar anhelosamente por efecto de algún trabajo o ejercicio impetuoso.
Persuasivo: tr. Inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo.
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Extenuados: f. Enflaquecimiento, debilitación de fuerzas materiales.
Abalorios: m. Conjunto de cuentas agujereadas, con las cuales, ensartándolas, se hacen adornos y labores.
|| Cada una de estas cuentas. || Collar u objeto de adorno personal de poco valor.
Ennegrecerlos: tr. Teñir de negro, poner negro. || enturbiar ( turbar). || enturbiar ( oscurecer). || intr.
Ponerse negro o negruzco. || Ponerse muy oscuro, nublarse.
Giroscopio: m. Fís. Aparato ideado por Foucault en 1852, consistente en un disco circular que gira sobre un
eje libre y demuestra la rotación del globo terrestre.
Elixir: Licor compuesto de diferentes sustancias medicinales, disueltas por lo regular en alcohol.
|| Medicamento o remedio maravilloso. || Alq. Sustancia esencial de un cuerpo.
Abeto: m. Árbol de la familia de las Abietáceas, que llega hasta 50 m de altura, con tronco alto y derecho, de
corteza blanquecina, copa cónica de ramas horizontales, hojas aciculares y persistentes, flores poco visibles y
fruto en piñas casi cilíndricas. Crece en parajes frescos y elevados, forma bosques en los Pirineos españoles, y
su madera, no muy resistente, se aprecia, por su tamaño y blancura, para determinadas construcciones.
Xilófonos: m. Instrumento musical de percusión formado por láminas generalmente de madera, ordenadas
horizontalmente según su tamaño y sonido, que se hacen sonar golpeándolas con dos baquetas.
Providencia: f. Disposición anticipada o prevención que mira o conduce al logro de un fin. || Disposición que
se toma en un lance sucedido, para componerlo o remediar el daño que pueda resultar || Der. Resolución
judicial que tiene por objeto la ordenación material del proceso. || A la Providencia. loc. Adv. Sin más amparo
que el de Dios.
Crepitaron: intr. Producir sonidos repetidos, rápidos y secos, como el de la sal en el fuego.
Catacumbas: f. PL. Subterráneos en los cuales los primitivos cristianos, especialmente en Roma, enterraban
sus muertos y practicaban las ceremonias del culto.
Centrifuga: Adj. Fís. Que se aleja del centro o tiende a alejar de él. || F. MEC. Máquina que separa los
distintos componentes de una mezcla por la acción de la fuerza centrífuga. Azúcar, bomba, fuerza.
Aletargada: m. MED. Síntoma de varias enfermedades nerviosas, infecciosas o tóxicas, caracterizado por un
estado de somnolencia profunda y prolongada. || Sopor, modorra. || Período de tiempo en que algunos
animales permanecen en inactividad y reposo absoluto.
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