ENVEJECIMIENTO DE ÓRGANOS Y TEJIDOS.:¿ENVEJECIMIENTO SALUDABLE ? Viejo o anciano según el diccionario de la Real Academia es la persona de mucha edad, y cuando se refiere a objetos, viejo es algo feo, no válido, inactivo, etc.. Esto ha llevado a que se en la sociedad prejuicios o estereotipos sobre el concepto de la vejez. Estos conceptos despectivos se han ido estableciendo en el tiempo a partir de las opiniones recogidas en libros tan importantes como el Eclesiastés (5.300 años A.C.) o filósofos de la antigüedad como Platón ,etc.. No obstante, según la OMS el envejecimiento corresponde a un proceso biológico (natural) caracterizado por cambios progresivos o graduales en la estructura y función de los tejidos y órganos que se acompañan incluso de cambios fisiológicos y sociales. Es además un proceso inevitable y universal, irreversible, heterogéneo, que puede modificarse (su velocidad) y etéreo. Aunque existen muchas teorías que intentan explicarlo, actualmente no existe ninguna capaz de comprenderlo en su totalidad. En su mecanismo de producción intervienen factores: endógenos (25-30%), exógenos (70%) y epigenéticos. Envejecimiento celular: existen una serie de características que identifican el envejecimiento de las células y que consisten fundamentalmente en cambios bioquímicos/funcionales y morfológicos/estructurales, tanto del núcleo como de los distintos orgánulos citoplasmáticos, que ya han sido expuestos. Asimismo, existen una serie de marcadores del envejecimiento de los tejidos que pueden resumirse en cuatro patrones: 1) Atrofia (sobre todo en tejidos cuyas células tienen capacidad de regenerarse) 2) Esclerosis (engrosamiento fibroso, sobre todo de conductos y válvulas) 3) Elastosis (pérdida del armazón elástico) 4) Calcificación Estos cuatro patrones se van a observar en los distintos órganos y aparatos del organismo, aunque con distinta extensión e intensidad, que explican algunas de las alteraciones de su función: Aparato cardiovascular: la atrofia y esclerosis van a impedir la correcta transmisión del impulso eléctrico cardíaco con presentación de arritmias que harán preciso la colocación de marcapasos, etc... Aparato respiratorio: la elastosis pulmonar lleva a rotura de los alveolos y formación de enfisema con dificultad respiratoria o fatiga. Aparato digestivo: la atrofia origina mala absorción y mala digestión, estreñimiento, etc,... Aparato génito-urinario: incontinencia de orina, hiperplasia de próstata, etc.. Sistema músculo-esquelético: la atrofia de los músculos origina cansancio y falta de respuesta correcta, facilitando las caídas, la osteoporosis, disminución de masa ósea, que lleva a la fragilidad y facilita las fracturas. Sistema nervioso: alteración de la memoria, dolor, etc.. Órganos de los sentidos: presbicia o vista cansada, cataratas, dificultad auditiva, etc. Piel: aumento irregular de la pigmentación, canicie, calvicie, aumento de la sensibilidad al dolor, frialdad, etc.. En conclusión, el envejecimiento corresponde a un proceso de origen multifactorial caracterizado por una disminución de la viabilidad o vitalidad y un aumento de la vulnerabilidad del organismo. ¿Ante esto es posible el envejecimiento saludable? Existen también muchos referentes bibliográficos e históricos que lo avalan. Así, en el s. XI, la escuela de salud de Salerno (ITalia) estableció el denominado Regimen Sanitatis Salernitarum o receta de salud, en el que se recogen una serie de medidas para alcanzar una vida larga y saludable. Un hecho importante en este sentido lo constituye el aumento progresivo y constante que ha experimentado la esperanza de vida, de modo que se calcula que en un plazo no muy lejano, podrá llegar a alcanzar el límite de la longevidad (120 años). La OMS en 1994 definió los términos de calidad de vida y posteriormente de envejecimiento activo, así como los valores básicos en los que deben fundamentarse. Por último, para conseguir un envejecimiento saludable me permito darles los siguiente cinco consejo fundamentales: 1.- Actividad física continuada, moderada y razonable. 2.- Actividad mental. 3.- Alimentación equilibrada. 4.- No fumar. 5.- Actitud positiva ante la vida. Muchas gracias, Vicente Vicente Ortega.