Analizar la financiación y el gasto sanitarios Módulo 6 152 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Contenido En este módulo se examina el fundamental, aunque complejo, campo de la financiación y el gasto sanitarios. En primer lugar, se analizan los métodos para el estudio de las principales fuentes de financiación interna y externa, el presupuesto total de recursos con el que cuenta el sistema de salud, la composición del gasto sanitario, y cómo evaluar las pautas de asignación predominantes. Posteriormente, se revisan las diversas variables que hay que tener en cuenta a la hora de prever el futuro presupuesto de recursos, y los métodos prácticos que hay que aplicar en la formulación de unas proyecciones acertadas. Asimismo, el presente módulo incluye un estudio de la sostenibilidad en los sistemas de salud devastados por la guerra y sus repercusiones respecto a las políticas. A lo largo de todo el módulo se hace especial hincapié en los múltiples obstáculos informativos que deben salvarse para extraer conclusiones reveladoras sobre la financiación y el gasto del sistema de salud. En el Anexo 6a se ofrecen consejos prácticos sobre cómo llevar a cabo una encuesta de recursos externos, un ejercicio que, si bien resulta arduo, por lo general es necesario en todas las situaciones donde se depende de la ayuda. En el Anexo 6b se revisan los conceptos, condiciones y aplicaciones del análisis de costos, otro ámbito a menudo desatendido, pero esencial para la formulación de políticas, la planificación y la gestión de actividades relativas a la atención de salud, sobre todo cuando se emprende un proceso de recuperación. Módulos estrechamente relacionados: 5. Comprender los procesos de las políticas sanitarias 7. Analizar las pautas de la prestación de servicios de salud 8. Estudiar los sistemas de gestión 12. Formular estrategias para la recuperación de un sistema de salud deteriorad Introducción Módulo 6 La estimación de los recursos asignados a la prestación de servicios de salud resulta crucial en cualquier análisis serio del sistema de salud, puesto que condicionan tanto las pautas presentes como las opciones de política (aunque no exista un reconocimiento explícito de ello). Dado que el presupuesto total de recursos ocupa un papel central en cualquier debate, debería formularse una estimación del mismo lo antes posible a la hora de realizar un estudio del sistema. Los “recursos” se expresan en términos financieros por motivos prácticos, pero su naturaleza varía. Una gran proporción de los recursos que consume el sistema de salud está congelada (como la inversión en infraestructuras físicas y los recursos humanos) o en gran medida predeterminada (como en el caso de los salarios). Las posibilidades de maniobra de los responsables de la adopción de decisiones son más restringidas de lo que se suele creer. Por tanto, la composición interna del gasto sanitario es tan importante como su valor total. El estudio del gasto sanitario implica examinar todos los componentes del sistema de salud. En los Módulos 9, 10 y 11 se analizan de forma más pormenorizada la red sanitaria, los recursos humanos para la salud y el área farmacéutica. El análisis de la financiación y el gasto del sistema de salud implica el estudio de múltiples insumos que comprenden los expresados en la moneda local, en las monedas fuertes de diversos países y en especie. A menudo los tipos de cambio oficiales se distorsionan hasta el punto de tener que descartar su uso. En una crisis prolongada puede que la economía haya acabado “dolarizada”, de manera que determinados precios se expresen ya en esta moneda. Los salarios de los trabajadores empleados por el sector público, sin embargo, suelen expresarse en la moneda local, lo que genera considerables dificultades cuando se juntan o se comparan distintos tipos de gastos. Si bien es posible fijar el precio de los insumos en especie y estimar el valor de otros recursos financiados utilizando precios sombra (véase la definición más abajo), no suele existir la posibilidad de realizar una conversión equivalente para expresar los costos salariales, que suelen dejarse en términos nominales. Una vez convertidos a una unidad monetaria común, los costos de personal pueden parecer reducidos Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 153 frente a otros gastos tales como la inversión o los medicamentos. Una dificultad añadida es la que representa la inflación, que en esa clase de situaciones suele ser desmedida. Véase el Anexo 6b para una exposición más detallada de estos problemas y posibles formas de hacerles frente. Definición de conceptos seleccionados que se utilizan en el módulo Término Actualización Definición Ajustarse a las preferencias temporales de las personas, es decir, al hecho de que las personas, por lo general, quieren obtener los beneficios hoy y posponer los costos para mañana. Apoyo presupuestario Un método para financiar el presupuesto de un país asociado mediante el cual un organismo de financiación externa transfiere recursos al ministerio de economía del gobierno asociado. Los fondos así transferidos se gestionan de acuerdo con los procedimientos presupuestarios del receptor. Ayuda exterior (o asistencia exterior) Flujos financieros, asistencia técnica y productos básicos 1) que han sido diseñados con el objetivo primordial de promover el desarrollo económico y el bienestar (quedando por tanto excluida la ayuda destinada al ejército o a otros fines no relacionados con el desarrollo); y 2) que se prestan en forma de becas o préstamos subvencionados. Ayuda para programas Término que abarca una serie de intervenciones entre las que figura el apoyo presupuestario, el alivio de la deuda y el apoyo al balance de pagos. Ayuda para proyectos Se entiende por ayuda para proyectos el destinar unos gastos a actividades específicas o a un conjunto diferenciado de actividades para las que se han definido unos objetivos y resultados coherentes y los insumos necesarios para alcanzarlos. Compromiso En el ámbito de la contabilidad, se entiende por compromisos la fase del proceso de gasto en la que se firman contratos u otras formas de acuerdo, generalmente para el futuro reparto de productos o servicios. Costo de oportunidad Valor de la mejor alternativa siguiente a la que se renuncia como consecuencia de la decisión tomada. Costo marginal El cambio en el costo total que deriva del aumento de una unidad en la producción. Costos de transacción Cualquier utilización de recursos que sea necesaria para negociar o aplicar acuerdos, incluido el costo de la información necesaria para facilitar una estrategia de negociación, el tiempo empleado en las discusiones y los costos que hayan supuesto los esfuerzos para evitar engaños entre las partes. Deflación Eliminación del efecto de la inflación de los precios en las sumas de gastos. Esto, por lo general, se consigue dividiendo la cantidad de gastos por un índice de precios o deflactor. Depreciación Reducción del valor de un bien de capital por desgaste. Desembolso El traspaso de fondos a un receptor, o la compra de productos o servicios destinados al mismo; por extensión, la cantidad invertida en ello. Los desembolsos registran la transferencia real internacional de recursos financieros, o de bienes y servicios a precio de costo para el donante. Eficacia de asignación La capacidad de un sistema para distribuir los recursos entre distintas actividades de tal manera que ninguna asignación alternativa ofrezca mayor rendimiento. Eficacia técnica Maximizar la producción de un determinado conjunto de insumos físicos, o minimizar los insumos físicos necesarios para lograr una determinada producción. Elasticidad Medida de la capacidad de la cantidad demandada de un producto para responder a un cambio en el precio. Financiación interna/externa del presupuesto Término que denota la plasmación (o la ausencia de la misma) de algunos fondos en el proceso presupuestario, por lo común por parte del gobierno receptor. Fracaso del mercado El fracaso de un mercado no regulado al no conseguir una asignación eficaz de los recursos o no alcanzar metas sociales. Módulo 6 Políticas que adoptan las instituciones financieras internacionales desde los años 1980 para mejorar la viabilidad externa de los países donde se aplican y la estabilidad del sistema financiero internacional, Ajuste estructural en consonancia con la ideología liberal general por la que se rigen los procesos de globalización. Los objetivos macroeconómicos incluyen la devaluación, reducción del gasto público, subidas de impuestos y políticas monetarias más estrictas. 154 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Término Definición Gasto de capital El costo de los recursos que duran más de un año, tales como construcciones, vehículos, ordenadores y capacitación previa al servicio. Gastos ordinarios Costos que hacen referencia a los insumos que duran menos de un año y se compran con periodicidad (como salarios, fármacos, combustible, electricidad, capacitación en el servicio, etc.). Inflación Proceso mediante el cual aumenta el nivel general de los precios y desciende el valor del dinero. Margen fiscal La capacidad del gobierno para proporcionar recursos presupuestarios adicionales destinados a una finalidad deseada sin prejuicio alguno para la sostenibilidad de su situación financiera. Nueva gestión pública El paradigma dominante para la reforma de los sectores públicos de todo el mundo. Suele incluir la “desregulación de la gestión lineal; la conversión de los departamentos de la función pública en agencias o empresas autónomas; la rendición de cuentas basada en el desempeño, sobre todo mediante contratos; […] mecanismos competitivos tales como contratación externa y mercados internos […] la privatización y los recortes” Paridad de poder adquisitivo Técnica que sirve para reflejar el poder adquisitivo equivalente en distintos países. Las cifras económicas convertidas se expresan en el dólar internacional, que dentro de cada país debería poseer el mismo poder adquisitivo que un dólar estadounidense en los Estados Unidos. Participación en la financiación de gastos (o recuperación) Recepción, por parte de un proveedor de salud, de ingresos procedentes de individuos o de la comunidad a cambio de servicios de salud. Precios sombra Precios que han sido ajustados por varias razones --como donaciones, tipos de cambio distorsionados o subvenciones-- para obtener un costo económico que refleje mejor el valor de un producto determinado. Producto básico Un producto económico; aquél que está sujeto al intercambio o explotación inmediatos en un mercado. Promesa La promesa o acuerdo vinculante de hacer o no hacer algo. Reforma del sistema de salud Movimiento que predominó en decenio de 1990 y que tiene la finalidad de reconfigurar los servicios de salud, incluidos la separación de las funciones de financiación y prestación, el desarrollo de mecanismos alternativos de financiación, y en particular las cuotas al usuario y el seguro de salud, la descentralización, la limitación del sector público y el impulso de un papel más amplio del sector privado, y el uso prioritario de técnicas eficaces en relación con el costo. Riesgo fiduciario El riesgo de que los fondos no se destinen al objetivo previsto, no lleguen a optimizarse o no se rindan cuentas de manera adecuada. Sustituibilidad Condición que permite intercambiar los fondos de unos gastos a otros Nota: El Glosario incluido en el Módulo 14. Recursos contiene términos adicionales, definiciones ampliadas, fuentes relacionadas y lecturas recomendadas. Fuentes de financiación Módulo 6 Los recursos que consume el sistema de salud los proporcionan el gobierno (central y periférico), los donantes estatales, los empleados (directamente o mediante planes de seguros), las instituciones benéficas, los donantes privados y los usuarios de los servicios de salud. En cuanto a los grupos rebeldes comprometidos con la prestación de servicios de salud, éstos pueden considerarse una fuente adicional de recursos “públicos”. Financiación pública Los datos disponibles sobre las contribuciones del gobierno son, en la mayoría de los casos, poco satisfactorios. Tras un examen preliminar, puede ocurrir que los presupuestos estén incompletos, incorrectos, resulten incomprensibles o simplemente no existan. Es común encontrar grandes contradicciones entre los documentos presupuestarios emitidos por diferentes organismos gubernamentales. En determinados casos, las incongruencias principales pueden corregirse mediante la triangulación paciente de las fuentes disponibles y formular así una estimación aproximada del presupuesto del gobierno. La información recogida a partir de documentos oficiales, aunque sea útil, puede llevar a error si una proporción importante de la financiación y los gastos del gobierno no queda plasmada en el proceso presupuestario. Tal defecto, común en la gestión del gasto público, tiende a agravarse en las crisis prolongadas. Los fondos públicos que suelen quedar fuera del presupuesto incluyen: la financiación especial controlada por las figuras importantes del gobierno (en ocasiones con el pretexto de utilizarlos para fines benéficos); los gastos libres de impuestos; la financiación de proyectos asociada a la ayuda externa; los créditos blandos proporcionados por los bancos de desarrollo; los gastos relacionados con la seguridad; y las transacciones turbias. Los ingresos periféricos retenidos por las autoridades locales, tales como las tarifas pagadas por los usuarios, las rentas y las ventas de servicios, suelen quedar excluidos de los presupuestos publicados por las autoridades centrales. Este inconveniente suele acentuarse en los contextos federales o descentralizados. El desorden en la contabilidad, común en las crisis prolongadas, puede explicar en gran medida los problemas descritos. No obstante, a pesar de las debilidades técnicas de los sistemas administrativos, en muchos casos no puede descartarse la manipulación deliberada de las cuentas por parte de los gestores que quieren evitar un seguimiento meticuloso de sus operaciones. Esta táctica no está necesariamente motivada por la búsqueda del beneficio propio. A veces, la opacidad de los procedimientos contables se produce por cuestiones de seguridad, como sucede en el caso de la compra de armas. Incluso en los mejores documentos presupuestarios, las asignaciones pueden resultar engañosas. Antes de aceptar las cifras del presupuesto como válidas, éstas deben contrastarse con el gasto real y recopilarse al terminar el ejercicio fiscal. De hecho, el escapismo presupuestario es una estrategia común dentro de los ministerios de finanzas que sufren apuros económicos (Schick, 1998). Dicha estrategia consiste en elaborar un presupuesto conforme a imperativos políticos con el objetivo de demostrarles a los votantes el compromiso del gobierno con las causas populares, sin tener en cuenta la previsión de ingresos o sabiendo de antemano que no hay fondos disponibles para parte del gasto presupuestado. De esa manera, las asignaciones destinadas a regiones o sectores sociales desatendidos aparecen muchas veces infladas con el fin de apaciguar las reivindicaciones de los donantes (y de acceder al alivio de la deuda). Cuando los ingresos reales resultan insuficientes para cumplir los compromisos presupuestarios, el ministerio de economía procede a racionar de forma silenciosa los fondos disponibles a lo largo del ejercicio fiscal conforme a las prioridades que no ha hecho explícitas o a decisiones tomadas de forma errática. Las finanzas públicas sujetas a ajuste estructural suelen gestionarse conforme a una fuerte restricción del gasto, impidiendo que se recurra a préstamos discrecionales para complementar los ingresos. Dado que estos últimos sufren grandes fluctuaciones en su llegada a la hacienda pública, son comunes los períodos de falta grave de liquidez y, por consiguiente, de interrupción en los pagos. El sistema, denominado presupuestación de efectivo, impide respetar las prioridades en los gastos, reduciendo más aún el significado de las asignaciones presupuestadas. Cuando el proceso de prespuestación se ve afectado por alguna o todas estas distorsiones, sólo las cifras reales del gasto en salud proporcionan pistas fiables sobre los niveles de recursos y las decisiones de asignación. Como las cifras de gastos se conocen con una considerable demora, esta evaluación es, necesariamente, retrospectiva. En este caso, también, cabe la posibilidad de que algún ministro de finanzas ansioso por ocultar sus desconsideradas prácticas presupuestarias agregue deliberadamente cierto grado de opacidad a los documentos presupuestarios. Algunos sistemas de gestión del gasto público han decaído hasta tal punto que nadie, ni siquiera dentro del núcleo interno de la maquinaria estatal, controla la información que es necesaria para tomar decisiones oportunas, o conoce de primera mano las transacciones reales que se realizan en el sector público. Cuando éste es el caso, no pueden esperarse grandes recompensas del estudio detallado de la documentación presupuestaria. El análisis debe basarse en estimaciones globales aproximadas, que por lo general es la única información que puede obtenerse o generarse de forma realista. Los sectores públicos que sufren apuros económicos a veces se estimulan mediante el apoyo presupuestario que les proporcionan los donantes, de acuerdo a distintos mecanismos de financiación. Una gran proporción de fondos estatales puede estar financiada, de hecho, por 155 Módulo 6 Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 156 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis donantes. Es preciso prestar atención a las diferentes formas de apoyo de los donantes para evitar tanto dobles contabilidades como la subestimación de las contribuciones reales. Asistencia externa Módulo 6 Las contribuciones de donantes destinadas a la salud varían drásticamente de unos países a otros en función de razones políticas que no siempre resultan transparentes para el observador externo. En algunos casos, los niveles de financiación actuales se ven condicionados por decisiones tomadas en el pasado. De hecho, la industria de la ayuda, dominada por grandes burocracias internas, puede llegar a presentar un alto grado de inercia. Por consiguiente, una combinación de factores que antes fuese favorable puede ser la principal explicación de la generosidad actual, que de otro modo resultaría incomprensible. Para estimar las contribuciones de los donantes, deben estudiarse las promesas, compromisos y desembolsos. Las promesas de los donantes son sólo indicaciones de su predisposición a dar apoyo y pueden servir para evaluar las intenciones de organismos donantes específicos, así como la postura general de la comunidad de donantes. En ocasiones, éstos no están distribuidos por sector, lo que limita su utilidad. Cuando se realiza la previsión de los niveles de recursos para el futuro, las promesas pueden ser la única información disponible. Los compromisos se presentan en términos más detallados, normalmente especificando el sector, la zona, los plazos y el organismo de ejecución, y suelen ser inferiores a las promesas. Si se adopta un formato común para todas las contribuciones de donantes, el estudio de los compromisos ofrece indicaciones sobre los recursos externos que puede llegar a reunir un sistema de salud. Los desembolsos, sin embargo, suelen ser inferiores a los compromisos, y comprenden los fondos que pagan los donantes a los organismos de ejecución. Así pues, no deberían considerarse gastos. La información relacionada con el gasto realizado en verdad por los organismos de ejecución suele dispersarse hasta el punto de que su estudio se hace impracticable, al menos en sistemas de gran magnitud con multitud de actores. Se puede obtener una estimación retrospectiva aproximada del gasto mediante la revisión de los gastos consolidados de los organismos de ejecución de años anteriores. En el caso de algunos donantes, esta información sólo se halla disponible años después de realizarse los gastos en cuestión. Es común que las promesas y compromisos de los donantes queden reducidos a eso y no lleguen a traducirse nunca en desembolsos reales. Los retrasos en los desembolsos afectan enormemente a la ejecución de los planes acordados. Las dificultades de ejecución se traducen a menudo en gastos aplazados, y en la consiguiente reprogramación de los fondos desembolsados. La reprogramación de los gastos conforme a las decisiones internas de los donantes, o a acontecimientos que tienen lugar fuera del país o del sistema, pueden poner en peligro las actividades relativas a la salud. Cotejar los desembolsos con los compromisos y (si es posible) con los gastos sirve para obtener indicaciones sobre la capacidad de absorción del sistema en relación con la financiación externa. A este respecto, es común encontrarse con que los niveles de absorción son bajos. Es preciso ser cauto a la hora de comparar esas cifras, debido al carácter errático de los flujos de financiación y a las frecuentes oscilaciones de la financiación. Por eso, es posible que la mayor parte del dinero asignado no esté disponible hasta el año siguiente. Por lo general, la absorción, aunque no pueda describirse de forma adecuada mediante tasas de ejecución anual, se ve afectada por esa distorsión de los fondos de financiación. Durante las crisis que socavan las funciones estatales fundamentales, la mayor parte de la ayuda se proporciona mediante la financiación de proyectos. Esta modalidad comprende una amplia gama de situaciones que se caracterizan por los acuerdos especiales de gestión, los plazos definitivos, los objetivos específicos y las asignaciones explícitas. Dentro de este grupo, las responsabilidades de gestión pueden corresponder a órganos gubernamentales, unidades de ejecución especiales, organismos de ayuda, ONG, o varios de ellos a la vez. Dentro de la financiación de proyectos suelen inscribirse líneas de financiación no configuradas explícitamente como tales, sino destinadas a un fin determinado. El apoyo de los donantes a la adquisición de medicamentos, por ejemplo, suele incluirse en este epígrafe, aunque no se presente en formato de proyecto. Los préstamos proporcionados por bancos de desarrollo que cumplen muchas de las condiciones mencionadas aquí en relación con los proyectos, se enmarcan la mayor parte de las veces en esta categoría aunque se los califique de programas. En países donde sobreviven los sistemas básicos de gestión del gasto público y el gobierno goza del apoyo de la comunidad de donantes, es posible que gran parte de la ayuda se proporcione en calidad de apoyo a programas. Bajo esta denominación se agrupan el alivio de la deuda, el apoyo a la importación de productos básicos, otros fondos de contrapartida, donaciones en moneda extranjera y otras formas de asistencia macrofinanciera que acaban financiando el presupuesto del Estado. La principal característica del apoyo a programas es que el destino específico de los fondos suministrados se deja al criterio del gobierno receptor. Cuando el apoyo a programas es sustancial, los donantes muestran su confianza en la política y capacidad de gestión de la institución beneficiaria. Así, el correspondiente peso del apoyo a proyectos y programas es un indicador de la reputación (legítima o no) de que gozan los organismos receptores. Más allá de la retórica de identificación con el receptor, el apoyo a programas suele concederse únicamente a países que respaldan, al menos en su discurso, políticas que aprueba la comunidad de donantes. El conjunto de condiciones habituales incluye el ajuste estructural macroeconómico, la liberalización del mercado y la prioridad de los sectores sociales a la hora de realizar las asignaciones. En la práctica, resulta difícil para los donantes comprobar si los gobiernos receptores verdaderamente cumplen dichos compromisos, dadas las deficiencias relativas a la gestión del gasto público descritas con anterioridad. La financiación de proyectos y programas, así como el concepto relacionado de financiación interna y externa del presupuesto, son términos con una definición muy genérica a los que los diferentes profesionales y analistas atribuyen significados distintos. Las formas híbridas abundan, los términos nuevos (que no siempre responden a conceptos nuevos) suplantan a los antiguos, y la práctica sobre el terreno evoluciona. Es necesario prestar especial atención y realizar ajustes frecuentes para incorporar los fondos registrados en cifras totales. Por ejemplo, la financiación de vehículos que comparten diversas características debe clasificarse según la más destacada. Los préstamos en condiciones favorables con un componente de subvención importante deben calcularse al margen de los totales. El seguimiento de los flujos de ayuda es esencial en las transiciones de situaciones de conflicto a situaciones de paz, cuando los flujos de ayuda humanitaria se agotan. La ayuda para el desarrollo, que por su naturaleza llega a los beneficiarios con mayor lentitud y está sujeta a múltiples condiciones políticas y normativas, puede sufrir un serio retraso o estar formada por cantidades inadecuadas para compensar el descenso de financiación humanitaria, y generar así desigualdades de financiación durante la transición. El estado de alerta, la recopilación de datos fiables y la presión contundente son fundamentales para evitar las desigualdades en la transición. En 2006, en el Ministerio de Salud liberiano surgió el temor de que diversas ONG, de las que dependía en gran medida la prestación de servicios de salud, se vieran obligadas a poner fin a sus actividades por la supresión de la financiación humanitaria. Se recogieron datos adicionales para confirmar esa tendencia y se emprendió un debate abierto que el ministro lideró con entusiasmo. Muchos donantes reaccionaron a ese mensaje de alarma ampliando sus líneas de financiación humanitaria y de ese modo se consiguió evitar una grave interrupción en la prestación de servicios de salud (Canavan et al., 2008). Esta historia con final feliz ilustra lo que puede llegar a lograrse con información actualizada si se cuenta con el respaldo de un liderazgo local fuerte y creíble y se aplican técnicas de comunicación eficaces. En los sistemas de salud deteriorados predominan los ciclos de financiación cortos, lo cual condiciona las decisiones de gestión y los enfoques de programación. Las interrupciones de los flujos de financiación y la consiguiente reprogramación de actividades para responder a las crisis de financiación son fenómenos comunes. Las zonas donde se necesita un apoyo ininterrumpido a largo plazo – tales como el desarrollo de recursos humanos, el fortalecimiento de la gestión y la creación de capacidad – son las que más sufren esta clase de situaciones. 157 Módulo 6 Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 158 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis En muchos casos, los gobiernos receptores culpan a los donantes de que no cumplen sus compromisos. Los datos de muchos de los ministerios de finanzas receptores es, cuando menos, igual de mediocre. Es posible que estas lamentables circunstancias sólo puedan resolverse mediante la reestructuración radical o simultánea de los sistemas de gestión del gasto público de los receptores y las prácticas de los donantes. Deben introducirse cambios a tres niveles: • Mejorando la información financiera que se pone a disposición de los participantes a fin de que éstos puedan tomar decisiones fundamentadas. Ésta es una medida laboriosa, pero por lo general factible en los entornos deteriorados, siempre y cuando se realice la inversión adecuada y se mantenga con el paso del tiempo. El Anexo 6a contiene algunas sugerencias en este sentido. • Estableciendo instrumentos de gestión financiera innovadores que sirvan para canalizar los fondos de los gobiernos y donantes. Dicho enfoque puede aplicarse en sistemas deteriorados siempre y cuando se garantice un cierto grado de estabilidad por parte de los responsables de tomar decisiones y de confianza entre los asociados. Para un análisis de instrumentos de gestión de la ayuda, véase el Módulo 8. Estudiar los sistemas de gestión. • Introduciendo un programa sectorial o, como medidas provisionales, determinados programas subsectoriales seleccionados. Este ambicioso objetivo parece estar fuera del alcance de muchos sistemas deteriorados, pero puede plantearse cuando se den las condiciones favorables. Véase el Anexo 8 para un breve análisis del concepto de enfoque sectorial. En el Anexo 6a se analizan los pasos prácticos que deben seguirse para realizar una encuesta detallada sobre las contribuciones de los donantes. En contextos turbulentos donde las decisiones de financiación de los donantes se ven condicionadas por el curso de los acontecimientos políticos y militares, dicho ejercicio podría resultar prematuro. La formulación de escenarios alternativos donde se suponen distintos grados de generosidad por parte de los donantes ofrece una forma razonable de estimar provisionalmente los insumos de los donantes sin ocultar la incertidumbre subyacente. Si los escenarios están vinculados con los resultados previstos de acuerdo a los diferentes niveles de financiación de los donantes, tanto los organismos donantes como las autoridades receptoras pueden tomar decisiones mejor fundamentadas. Para detalles adicionales sobre la ayuda exterior, véase Módulo 3. Comprender el contexto más amplio del país: pasado, presente y futuro. Financiación privada Módulo 6 Las contribuciones de los usuarios suelen estar insuficientemente documentadas. Cuando se dispone de estudios relacionados, como encuestas domiciliarias, éstos hacen referencia a situaciones especiales tales como las zonas protegidas y no sirven para hacer generalizaciones. En la mayoría de los casos, la financiación privada se pasa por alto por falta de datos relacionados o se subestima al dar por sentado que una población empobrecida por la crisis no puede soportar unos gastos sanitarios elevados. Sin embargo, las pruebas disponibles demuestran que las poblaciones afectadas por conflictos destinan considerables sumas de dinero a la compra de servicios de atención curativa y que dichas sumas proceden principalmente de proveedores privados (formales o informales). La creciente importancia de las contribuciones de los usuarios queda confirmada por la proliferación de centros privados de prestación de atención, un fenómeno común en muchos países afectados por conflictos, por lo menos en entornos urbanos. Así, la disminución de los servicios subvencionados impulsa el aumento del gasto privado para compensar. Este reajuste no puede sostenerse de forma indefinida. Cuando se agotan los recursos privados y pasan a primar gastos incompatibles (destinados a alimentos, por ejemplo), el gasto privado destinado al acceso a servicios de salud debe reducirse. La duración y gravedad de la crisis, así como los niveles de referencia de pobreza, desempeñan un papel muy importante en la configuración de las decisiones privadas relativas a la compra de servicios de salud. Dicho eso, parece sensato tener en cuenta que en la mayor parte de las situaciones el gasto privado será considerable al menos hasta que la crisis alcance un grado de gravedad extremo. Esta pauta puede tomarse en consideración al formular predicciones sobre esta fuente de financiación de la salud. Un gasto privado significativo no se traduce automáticamente en un aumento de la participación en la financiación de los gastos de los servicios públicos de salud. De hecho, la experiencia acumulada en los países estables indica que representa un promedio del 5% del gasto ordinario total que generan en el sistema de salud los planes de participación en la financiación. Si se tienen en cuenta los costos de gestión, dicha fracción es aún más reducida (Poletti, 2003). En entornos devastados por la guerra, existe una mayor probabilidad de que disminuyan más aún los potenciales ingresos derivados de la participación en la financiación, ya que los servicios públicos de salud se ven afectados por el descenso de los niveles de calidad y la escasez de medicamentos, lo cual reduce la demanda. Además, las personas pobres se empobrecen más y los nuevos pobres se unen a ellos aumentando así la proporción de la población que ni puede ni quiere pagar los servicios de salud de prestación pública. Las personas pobres que pagan la atención sanitaria mediante la venta de bienes productivos o privando a sus hijos de una educación se exponen a sufrir las graves consecuencias que conlleva y corren un mayor riesgo de enfermar de nuevo. Las exenciones dirigidas a las personas tienen unos antecedentes dudosos y acaban dando lugar a abusos, además de los elevados costos administrativos que suponen. En situaciones inestables, la identificación de los usuarios a los que correspondería la exención puede resultar más complicada aún. Un importante inconveniente de los planes de participación en la financiación de los gastos en contextos de conflicto es el elevado costo de oportunidad que suponen su instauración y mantenimiento. La capacidad y los recursos pueden desviarse de otros asuntos contrapuestos y probablemente más urgentes, tales como la expansión del acceso a la atención de salud, la mejora de la calidad, el fortalecimiento de la capacidad de derivación, y la lucha contra el VIH/sida. Este aspecto, con frecuencia desatendido, resultaba claramente identificable en el sur del Sudán (Erasmus y Nkoroi, 2002). Los debates sobre la participación en la financiación de los gastos tienden a adquirir fuertes tintes ideológicos. Más allá de las cuestiones que plantea este asunto en relación con la igualdad, suele descuidarse la ineficacia intrínseca de muchos de los planes de participación en la financiación puestos en marcha en las crisis prolongadas. En primer lugar, el costo que supone su aplicación puede llegar a contrarrestar de manera total o parcial sus pobres resultados. En segundo lugar, pueden provocar un descenso de la demanda de atención de salud, ocasionando un aumento de los costos unitarios (frente a insumos que en su mayor parte son fijos, como los de infraestructuras y personal). Para compensar la reducción en la utilización de los servicios y, por tanto, de los ingresos, los proveedores pueden verse obligados a aumentar el precio de los servicios provocando una mayor caída de la demanda. Este círculo vicioso se vuelve patente en los contextos donde los derechos que pagan los usuarios constituyen la única fuente de ingresos para que los proveedores se mantengan a flote. En la República Democrática del Congo, el debate sobre la participación en la financiación de los gastos lleva años encabezando el programa de políticas sin arrojar soluciones prácticas. El debate bien razonado hace ya tiempo que dejó de tener sentido. Las aplastantes deficiencias financieras (con un gasto total en salud de US$ 2-3 por habitante) que afectaron a la atención de salud del país hasta hace pocos años obligaron a los proveedores de atención a recurrir al aumento de los derechos de los usuarios al margen de las repercusiones que ello pudiera tener. Esa restricción estructural tuvo que abordarse antes de que pudieran plantearse con realismo posibles enfoques alternativos para financiar los servicios de salud. Ante la insatisfacción con la calidad de la atención prestada por los servicios públicos con dificultades, los usuarios adinerados optan cada vez más por proveedores privados con ánimo de lucro (formales e informales). El elevado gasto privado, por tanto, puede derivar del consumo de volúmenes reducidos de atención de salud curativa en entornos urbanos que, en realidad, constituye un mercado separado. Eso puede ayudar a comprender las dificultades del sector público a la hora de intentar captar esa fuente de financiación. 159 Módulo 6 Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 160 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Planes de seguro En algunos de los países que nos ocupan, los grandes programas de seguro social tenían una relevancia marginal ya antes de la crisis. Allí donde existen, probablemente los planes de seguro social sufrirán considerablemente. En el Sudán, el programa del Seguro Médico Nacional cubre al 8% de la población (la mayoría empleados del Gobierno), lo que representa un gasto anual de alrededor US$ 90 millones. Las dificultades que sufre el sistema (los elevados costos administrativos y una recaudación insuficiente de primas) son habituales en los entornos deteriorados (Decaillet, Mullen y Guen, 2003). En muchos contextos, las ONG, por lo general, han introducido iniciativas de financiación comunitaria de pequeña escala basadas en modelos de seguro rudimentarios. La expansión de los programas voluntarios basados en la comunidad suele resultar lenta, difícil y arrojar resultados inciertos. Los programas de financiación comunitarios están sujetos a los problemas generales de escalada de costos que afectan a los seguros en general si no se aplican las modalidades adecuadas de pago a los proveedores. La documentación sobre los resultados que se obtienen con estos planes en países deteriorados es muy escasa, salvo en el destacado caso de la República Democrática del Congo, donde se ha acumulado una gran experiencia tras décadas de experimentación. En este país, la reducida capacidad de financiación de la mayor parte de la población ha limitado la cobertura del seguro, que se ha mantenido en un porcentaje insignificante. Serán necesarias subvenciones públicas si se quiere ampliar este enfoque. Por tanto, en entornos empobrecidos, los planes de seguro de salud comunitarios deberían considerarse una estrategia de gestión de la prestación de servicios de salud, más que como un mecanismo para conseguir recursos, y ponerse en marcha en virtud de los provechos sociales que generan. Estudiar el presupuesto actual de recursos Módulo 6 Las estimaciones realizadas por organismos internacionales como las instituciones financieras internacionales pueden ser más precisas que las facilitadas por el gobierno. En algunos casos, las cifras proporcionadas por las primeras son las únicas disponibles. Debe actuarse con cautela frente a cualquier estimación. No deberían retenerse las cifras citadas de esta importancia sin antes comprobar en la fuente original la consistencia de la estimación. Las instituciones financieras internacionales se hallan tan sujetas a las presiones políticas como los ministerios de finanzas, y pueden maquillar los datos financieros de tal forma que respondan al discurso político dominante. Las incoherencias entre estimaciones son habituales. Dado que el orden de magnitud de las cifras disponibles es el mismo, las diferencias no deberían ser fuente de preocupación. Cuando las estimaciones realizadas por distintas fuentes discrepan en menos de un 10% del valor total, pueden considerarse ampliamente coherentes. Es preciso un análisis minucioso para verificar si los puntos de concordancia responden a valores fiables o si, por el contrario, responden a los mismos errores, repetidos en las estimaciones, o extraídos explícitamente o no de la misma fuente que puede ser en sí misma defectuosa. Por ejemplo, hay multitud de estimaciones que no incorporan los ingresos obtenidos de las tasas cobradas a los usuarios en el gasto total en salud. En este caso, la coherencia no debería considerarse un indicador de precisión. En la situación común de que no se obtengan cifras significativas sobre el gasto en salud, éstas deben sustituirse por predicciones fundamentadas. En el Caso real nº 11 se presenta el planteamiento adoptado en 2003 en el Iraq, es decir, en una situación de inestabilidad extrema, donde la información disponible era completamente insuficiente. Es preferible establecer los límites dentro de los que se creía que se situarían los niveles de financiación futuros antes que realizar estimaciones puntuales para transmitirle al lector la grave incertidumbre que afectaba a los cálculos. El cuadro que se muestra a continuación ofrece algunos indicios sobre los valores que pueden preverse. El gasto sanitario absoluto (público y privado) varía ostensiblemente de unos países a otros, pero una vez expresado en porcentajes del PIB, las diferencias se reducen. En aquellos países que alcanzan los niveles más elevados, el gasto privado es considerable, e iguala o Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 161 supera al gasto público. La contracción de la economía, el descenso de la base de ingresos y el aumento del gasto en defensa explican en gran medida los bajos niveles de financiación pública que presentan la mayoría de los sistemas de salud afectados por conflictos. Teniendo en cuenta que las estimaciones del gasto privado suelen realizarse a partir de previsiones, las diferencias reales entre países podrían ser menores de lo que refleja el cuadro. Gasto sanitario en países seleccionados devastados por la guerra País Gasto sanitario en % del PIB Público Privado Ayuda sanitaria por habitante (US$) Angola Camboya 1.4 7.8 Colombia 5.2 4.2 RD del Congo 6 Iraq Kosovo 2 2.5 4.0 Gasto sanitario total por habitante (US$) Año 16 2000 22 1994 227 1995-99 12 2004-6 67 2004-6 60 2001 Liberia 2000 8.8 1995-99 10 " 26 2006 Mozambique 2.8 0.7 Rwanda 2.0 2.1 Sudán (norte) 0.6 3.3 4 Uganda 1.7 1.8 2.1 6 1990 7 5 54 135 2005 Ribera Occidental y Gaza 4.6 6 El volumen del presupuesto de recursos que se calcule finalmente debe evaluarse conforme al sistema de salud que se supone que trabajará dentro de esas limitaciones. El volumen, composición, contenido y calidad de la atención, los resultados cuantitativos y la eficacia operacional dan, en conjunto, una idea sobre las necesidades de recursos del sistema que permite comprobar de manera aproximada la validez de la estimación realizada. Los Casos reales 10 y 11 contienen ejemplos de esta línea de razonamiento. Si se halla una discrepancia notable entre los niveles de recursos y las características del sistema de salud, como en el caso del Sudán, habría que revisar los cálculos y datos de partida. Los niveles de financiación absolutos, si no se contextualizan correctamente, pueden inducir a serios errores. Por ejemplo, en el sur del Sudán, se estimó que la financiación anual de los donantes destinada a la salud ascendía a US$ 55 millones, una cifra considerable para una población de unos ocho millones de habitantes. Si se tiene en cuenta que la logística, seguridad y transporte podían representar hasta un 70% de los costos, el significado de ese valor cambia radicalmente. En realidad, los resultados y la cobertura de la atención sanitaria eran, al parecer, muy reducidos (Decaillet, Mullen y Guen, 2003). Si bien el valor del gasto sanitario suele escapar a los cálculos exactos, su orden de magnitud se sitúa en el núcleo de la formulación de políticas debido al peso que tienen los recursos en la configuración del sistema. A pesar de las grandes diferencias que existen entre los costos operacionales de los sistemas de salud, conviene realizar algunas consideraciones aplicables a la mayoría de las situaciones. Las publicaciones disponibles han ido aceptando gradualmente que la prestación de servicios de salud resulta más costosa de lo que se preveía cuando se acuñó el concepto de atención primaria de salud (APS) (Chabot y Waddington, 1987). La estimación del Banco Mundial de US$ 12 anuales por persona como un nivel de dotación de recursos adecuado para un conjunto básico de servicios de salud (1993) parece, tras una década de práctica sobre el terreno, bastante optimista incluso después de realizar los ajustes por inflación, pues la cifra se situaría en unos US$ 20 para 2008. La Comisión sobre Macroeconomía y Salud de la OMS (2001) ha revisado al alza los fondos que se necesitarían para dispensar unos servicios de salud de calidad aceptable y ha calculado una cifra más sólida de US$ 34 (equivalentes a unos Módulo 6 Valorar el nivel de recursos 162 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis US$ 42 en 2008). Hay (2003) ha adoptado una postura pragmática al hacer hincapié en que los países que logran prestar unos servicios de salud universales de calidad aceptable tienen mayores gastos. Dadas las deficiencias que suelen sufrir los sistemas de salud inestables, la prestación de servicios de salud en contextos de este tipo tiende a suponer unos costos más elevados que en situaciones normales, que son a las que hacen referencia principalmente las estimaciones mencionadas. Para un análisis excelente sobre esta cuestión, véase Doherty y Govender (2004). Con el fin de simplificar la exposición, los gastos sanitarios han sido divididos en tres categorías de acuerdo a umbrales arbitrarios. Gasto sanitario total (público y privado) por persona y año inferior a US$ 10 Estos sistemas de salud sufren una grave escasez de financiación, que prácticamente imposibilita la prestación universal de servicios básicos de salud de calidad aceptable aunque se logre una gestión óptima y una elevada eficacia operacional (algo complicado, por otra parte, cuando las limitaciones de recursos son tan severas). Muchos sistemas de salud devastados por la guerra pertenecen a esta categoría. Priorizar de forma rigurosa aquellos servicios de salud seleccionados que tienen un gran rendimiento para la salud pública, como es el caso de algunas actividades preventivas, aunque no todas, parece la única opción sensata desde el punto de vista técnico. Por otro lado, se debería favorecer a los grupos pobres y vulnerables. Las dos estrategias entrañan dificultades tanto técnicas como políticas. En multitud de casos, los recortes de personal constituyen la única medida, y la más importante, que debe adoptarse a fin de controlar el gasto ordinario del futuro y dejar que sean los responsables de tomar decisiones quienes establezcan las verdaderas prioridades. Para un estudio sobre esta opción de política, véase el Módulo 10. Analizar los recursos humanos para la salud. Deberían evitarse los grandes programas de construcción, aunque estén sufragados por donantes. Políticamente, puede resultar imposible aplicar una medida de estas características. Dado que la mayoría de los países que pertenecen a este grupo adolece de una pobreza extrema, la extracción de recursos internos adicionales (y en particular, de recursos privados, tal como han expuesto los partidarios de la participación en la financiación de los gastos) puede mejorar la financiación sólo de manera marginal, sin llegar en realidad a salvar el déficit absoluto de financiación. En la mayor parte de los casos, la participación en la financiación de los costos sirve para recoger esa parte del gasto privado previamente absorbida por transacciones informales sin que eso afecte a los niveles totales de financiación. En muchas de estas situaciones el grado de dependencia externa es elevado. Desde una óptica realista, la atención de salud equitativa o eficaz no se halla al alcance del sistema de salud, ni siquiera cuando se introducen importantes reformas en materia de gestión, si no aumenta de forma significativa la financiación externa. Los sistemas de salud deteriorados incluidos en este grupo son los siguientes: Mozambique y el Afganistán (en el decenio de 1990); y Etiopía. Módulo 6 Gasto sanitario total (público y privado) por persona y año de entre US$ 10 y US$ 50 En este caso puede alcanzarse la prestación universal de servicios de salud a largo plazo, siempre y cuando se aborden las principales deficiencias de asignación, se adopten modelos de prestación racionales y se mejore la capacidad de gestión. Si la mayoría de los recursos la absorben los hospitales terciarios, medicamentos comerciales, costos administrativos, prácticas corruptas, atención privada con fines de lucro u ONG internacionales con elevados gastos fijos, no cabe esperar ningún progreso. Con el fin de realizar el mejor uso de un nivel de financiación donde no hay excesivo margen para el derroche, el sistema de salud deben gestionarlo con firmeza unas autoridades públicas fuertes, orientadas a la igualdad y que aspiren a la eficacia. La financiación interna puede ser suficiente para garantizar las operaciones básicas, mientras que las contribuciones de donantes pueden financiar la recuperación y expansión de los servicios. La dependencia externa puede parecer alarmante Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 163 al inicio de la reconstrucción, pero debería diluirse con el paso del tiempo, a medida que la financiación interna vaya despegando. Algunos ejemplos de sistemas de salud que pertenecen a este grupo son Angola y el norte del Sudán. Ambos países presentan unos niveles moderados de consumo de servicios y una calidad de atención pobre debido a las invalidantes deficiencias técnicas y de asignación. Caso real núm. 10 Resumen de indicadores, Sudán 2002 Un estudio del sistema de salud sudanés controlado por el Gobierno (OMS, 2003) calculó a partir de múltiples fuentes el siguiente resumen de indicadores: Población: Establecimientos de APS: Hospitales: Camas: Trabajadores de salud: Médicos: Gasto sanitario: Contribución privada al gasto sanitario: Acceso a servicios de salud: Niños totalmente inmunizados por el PAI: Partos atendidos en establecimientos de salud: Visitas ambulatorias por persona: 30 millones 6,000 300 23,000 45,000 5,000 3,3% del PIB, equivalente a I$ 40 (paridad de poder adquisitivo), o a US$ 10 por persona. 60–70% 40–60% 27% 12% 0.8 al año Este conjunto de indicadores revelaba la existencia de una extensa red de atención de salud atendida por un amplio personal que incluía una proporción significativa de médicos. Si nos fijamos en el gasto sanitario expresado en dólares internacionales (I$) (paridad de poder adquisitivo, véanse las Definiciones), el sistema de salud parecía poseer una buena financiación, al menos según las pautas africanas. Sin embargo, las cifras relativas al acceso a los servicios de salud, cobertura y consumo de servicios no alcanzaban los niveles que cabría esperar en un sistema que supuestamente está dotado de considerables recursos. Era preciso aclarar esta incongruencia. Si el ajuste de la paridad de poder adquisitivo provocaba una sobreestimación de los niveles de financiación (una posibilidad nada remota en un país menoscabado y dividido) y el cálculo resultaba más real si se realizaba en US$, entonces la diferencia entre insumos y productos era comprensible. De hecho, un sistema de salud de grandes dimensiones donde el aspecto hospitalario es sustancial y que debe actuar en un entorno conflictivo encontraría serias dificultades a la hora de proporcionar una cobertura universal con un nivel de financiación de US$ 10 por persona. El acceso universal a unos servicios básicos de calidad aceptable (incluidos los servicios de derivación) pasa a ser una posibilidad tangible dentro de un plazo de tiempo razonablemente corto. Si las condiciones de capacidad y seguridad lo permiten, el conjunto de reformas que aprueban los círculos internacionales pueden introducirse con unas posibilidades de éxito razonables. Dado que la tentación de adaptar los modelos técnicos occidentales suele ser fuerte, es preciso ejercer el autocontrol a la hora de establecer las pautas relativas a la atención. La financiación externa puede resultar esencial para garantizar los servicios básicos durante el conflicto y el impulso de la reconstrucción. La dependencia, sin embargo, no debería suponer una preocupación a largo plazo. Ejemplos: Kosovo e Iraq. Al considerar los valores expuestos anteriormente, debe tenerse en cuenta una importante advertencia en relación con todos los indicadores expresados “por persona”. De hecho, ningún sistema de salud devastado por la guerra presta servicio a toda la población de un país. Muchas personas residen en el extranjero como refugiados; otras ven limitado su acceso a la atención de salud por los combates, mientras que otras quedan incomunicadas por carreteras minadas Módulo 6 Gasto sanitario total (público y privado) por persona y año superior a US$ 50 164 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Caso real núm. 11 Estimación del gasto sanitario del sistema de salud iraquí en 2004 A pesar de toda la atención centrada en el Iraq durante el preludio de la guerra en 2003, la información disponible sobre el sistema de salud era incompleta, provisional y estaba plagada de grandes fallos. El secretismo en la Administración estatal, la confusión interna, la crisis económica, el desencanto de los funcionarios públicos respecto al futuro del sector público y los repetidos saqueos de los establecimientos de salud (con las consiguientes pérdidas de historiales y registros) explican en conjunto el precario entendimiento de la situación. La información básica relativa a los años previos a la última guerra, como podía ser la referente a los recursos humanos y financieros, inevitablemente acabó perdiéndose o tal vez nunca se generó. A pesar de las lagunas de información, tenían que tomarse medidas destinadas a mantener la prestación de servicios básicos y a sentar las bases para la reconstrucción. Contar una estimación aproximada del gasto sanitario que realizaría el sistema de salud en el futuro próximo constituía un requisito clave para poner en marcha dichas medidas. En julio de 2003 se llevó a cabo una primera ronda provisional de cálculos, con vistas a prepararse para la conferencia conjunta de las Naciones Unidas y el Banco Mundial para la reconstrucción, programada para octubre de ese mismo año. El punto de partida de esta proyección financiera aproximada era el PIB por habitante, que según las estimaciones se situaba en la reducida cifra de US$ 1.000 en 2003 y se preveía que aumentara con rapidez a medida que se recuperara la industria del petróleo. Varios informes establecían el gasto sanitario previo al conflicto en unos US$ 110 por habitante, de los que un 40% se sufragaba mediante contribuciones privadas. La inversión se consideraba insignificante. Como este nivel de financiación se hallaba en amplia consonancia con los de los países vecinos y con el costo previsto del funcionamiento de un sistema de salud considerablemente grande, complejo y centrado en la atención en hospitales, se consideró una predicción prudente. Se eligieron unos umbrales máximo y mínimo para la financiación interna del 4% y el 8% del PIB que representaban el mejor escenario posible de financiación (si se daba una alta prioridad a la salud) y el peor (una baja prioridad). Dichos umbrales suponían una predicción (con suerte sensata) del margen en el que iba a moverse la financiación real en 2004. En la salud, esas proporciones del PIB para financiación interna (pública y privada) correspondían, respectivamente, a US$ 77 y $ 39 por habitante, y se preveía que se asignarían principalmente a la subvención del gasto ordinario, como había ocurrido en años anteriores. En cuanto a la ayuda externa a la salud, no se preveía una generosidad especial por parte de los donantes como la que se produjo en el caso de Kosovo. Por tanto, se estableció un margen conservador de entre US$ 10 y $ 20 por habitante, que se encuentra en amplia sintonía con las estimaciones de otras reconstrucciones posteriores a conflictos (Nordhaus, 2002). Módulo 6 Combinando los dos márgenes, los niveles totales de financiación mínimo y máximo eran, respectivamente, de US$ 49 y US$ 97 por habitante. El resultado de la estimación relativa al nivel de financiación total del sistema de salud se situaba, por tanto, por debajo de la cifra de US$ 110 previa a la guerra, pero la divergencia no resultaba excesiva. Considerando que los servicios de salud anteriores al conflicto presentaban serias deficiencias y que después del conflicto tardarían años en funcionar a pleno rendimiento, el nivel de financiación calculado de esta forma podía ser acertado, dado que se había aplicado sensatez en las asignaciones. Por supuesto, antes de calificar de factibles estas supuestas estimaciones, era preciso responder algunas preguntas importantes. Se requería información sólida para clarificar a) la dimensión y composición del personal y la escala salarial adoptada para pagarlo; b) la dimensión y la composición de la red sanitaria, y c) la distribución de la prestación de servicios de salud en el país. A la espera de la información que faltaba, la principal conclusión provisional que se ofreció a los responsables de tomar decisiones fue que, con un nivel de financiación próximo al umbral inferior, desde una óptica realista, no cabía prever una expansión del sistema de salud tras la guerra. En estas circunstancias, la mayoría de los recursos se destinaría a mantener en funcionamiento los servicios de salud que sobrevivieran. Cuando los niveles de financiación se acercasen al umbral superior, podría asignarse una proporción de recursos cada vez mayor a la reconstrucción física, el desarrollo de recursos humanos y la reestructuración organizativa. Entonces la recuperación del sistema de salud pasaría a ser una posibilidad real. Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 165 o intransitables. El presupuesto de recursos por persona debe, por consiguiente, ajustarse en función de la población a la que en realidad se presta servicio. Por lo general, ese grupo de usuarios potenciales representa entre una cuarta parte y la mitad de la población total, que en algunos casos disminuye drásticamente a causa de las muertes provocadas por el conflicto. En el Caso real N.º 2 se expone el ilustrativo ejemplo de Mozambique tras la devastación de la guerra. El nivel de financiación absoluto, una vez ajustado a la población realmente atendida, resulta bastante mejor que el que se calculó en un inicio. El gasto sanitario, cuando se pone en relación con el volumen y calidad de los servicios prestados, ayuda a estimar la capacidad del sistema de salud para actuar en condiciones difíciles. Dicha evaluación puede proporcionar datos sobre la posible reacción de un sistema de salud cuando se ve llamado a responder a las mayores exigencias de la posguerra. En cierto modo, la asombrosa expansión de los servicios vivida en Mozambique durante los años posteriores a la resolución del conflicto de 1992 era previsible si se tenía en cuenta el buen desempeño relativo de los servicios de salud de las zonas seguras durante la guerra. En Angola no se ha observado ninguna pauta de esta clase ni durante la guerra ni tras ella (Pavignani y Colombo, 2001). Los niveles de recursos condicionan la composición interna del gasto sanitario. Cuanto mayor es la desproporción, más probabilidades hay de que el gasto sanitario se tergiverse. Cuando se enfrentan a la reducción de su base de financiación, los sistemas de salud más afectados se adaptan, en primer lugar, recortando el gasto de capital y, a continuación, ahorrando en el mantenimiento de los activos existentes. La adquisición de medicamentos, por la que los países pobres pagan en monedas fuertes en el extranjero, es otro de los ámbitos que padece graves dificultades. La proporción de la financiación pública interna disponible que se asigna a salarios aumenta, llegando a alcanzar en algunos casos el 80% del total. A medida que la crisis se agrava, se lleva a cabo una congelación nominal de los sueldos y se reduce el poder adquisitivo. El gasto que no puede cubrirse con financiación interna suelen asumirlo donantes que se convierten en los únicos sustentadores de la inversión, mantenimiento, equipo, capacitación, adquisición de medicamentos, programas de control de enfermedades y APS (a través, por lo general, de ONG). Cuando la crisis se prolonga, el resultado habitual de estos ajustes es una red desorganizada e infrautilizada (aun cuando la guerra no ha causado daños) atendida por un personal desmotivado y poco productivo que carece de los instrumentos básicos para prestar servicios de salud. Los escasos recursos se concentran en zonas seguras (por lo general en grandes ciudades) y establecimientos destacados, tales como hospitales terciarios. Las ineficiencias y desigualdades aumentan exponencialmente. Estudiar la composición del gasto sanitario sólo tiene sentido cuando hay estimaciones razonablemente integrales disponibles. Por ejemplo, analizar de forma aislada la composición del presupuesto del gobierno sería absurdo en el caso de que los gastos externos fueran sustanciales, o en cualquier situación en que las contribuciones de los donantes y los pagos de usuarios representen un porcentaje importante del total. En los casos favorables en que puede evaluarse la proporción del gasto total absorbida por las principales partidas de gasto, salen a la luz datos clave sobre la naturaleza del sistema de salud, sus principales distorsiones, y las medidas que sería preciso tomar para corregirlas. Al margen de las partidas habituales de gasto como salarios, medicamentos y otros gastos ordinarios e inversiones, puede tenerse en cuenta la parte proporcional absorbida por la administración en relación con la prestación de servicios y por los hospitales en lo referente a la atención primaria de salud. La distribución geográfica de los fondos es igualmente importante. Los aspectos militares, las tensiones étnicas, la distribución de las infraestructuras sanitarias, las comunicaciones, el nivel de desarrollo económico y la capacidad de presión regional influyen, en conjunto, en la manera en que se distribuyen los fondos en el país. Por desgracia, esos porcentajes del gasto no suelen estar disponibles o su cálculo exige minuciosos estudios. La identificación de desigualdades flagrantes en el gasto sanitario, que por lo general es posible aun cuando existe una grave escasez de información, debería determinar la formulación Módulo 6 Composición del gasto sanitario en sistemas públicos con graves insuficiencias de fondos 166 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis de políticas y las decisiones de planificación y gestión. Las desigualdades sólo pueden subsanarse a largo plazo, mediante la adopción permanente de medidas (principalmente de inversión) con un sesgo favorable hacia las zonas y poblaciones desatendidas. Por ejemplo, en muchos contextos las ONG tienden a agruparse en zonas que ofrecen mejores condiciones operacionales y de seguridad. Descompensar la financiación a favor de las zonas que reciben una atención deficiente puede contribuir a evitar que los recién llegados se instalen en las zonas sobreatendidas, compensando de esta forma los desequilibrios. Pautas en la toma de decisiones de asignación Módulo 6 Todos los responsables de tomar decisiones actúan en una etapa enormemente condicionada por la incertidumbre y desconocimiento de las acciones de otros participantes, ajustando así sus asignaciones a la información en la que se basan, que resulta en gran medida deficiente. Las percepciones son, por tanto, mucho más influyentes que los datos, que en ocasiones se desconocen, se pasan por alto o se descartan por ser difíciles de aceptar para los participantes. Los rumores, una vez extendidos, se consolidan y adquirieren una reputación infundada. La disminución de recursos, combinada con la inseguridad respecto a la permanencia política, genera en la mayor parte de los casos reacciones conservadoras dentro de los organismos gubernamentales. En momentos en que lo esencial sería establecer unas prioridades claras, los ministerios de salud afectados por el conflicto optan por mantener los servicios de salud que hayan sobrevivido a la violencia (sean cuales sean las respectivas ventajas de los mismos), y evitar la controversia política inherente a la reasignación de unos recursos que están disminuyendo. La planificación de la contracción de recursos es un arte que rara vez se practica (Cumper, 1993). La eficacia de asignación en el sector público cae hasta alcanzar niveles pésimos. Otros agentes, cuyos papeles se hayan ampliado durante la crisis, pueden estar mejor dotados de recursos pero padecer algunas de las mismas limitaciones en relación al establecimiento de prioridades que sufren los organismos gubernamentales: inestabilidad, presiones políticas e información deficiente. Nadie se encuentra en posición de tomar decisiones de asignación lógicas, y la eficacia sistémica disminuye más aún con la proliferación de participantes e iniciativas. Incluso las negociaciones extremadamente lentas destinadas a juntar diferentes partidas de financiación en una sola con el fin de financiar de forma adecuada las áreas principales del gasto del sistema de salud pueden perder valor cuando un determinado organismo de financiación se aparta del compromiso que había adquirido inicialmente. En algunos casos, se produce después una reacción en cadena de medidas de reasignación. Sin embargo, no se realizan ajustes y quedan sin cubrir partes importantes del gasto sanitario. Las decisiones, ya sean asignaciones o gastos, se toman siempre teniendo en cuenta, de forma explícita o no, lo que se cubre mediante otras fuentes de financiación. Por tanto, puede ocurrir que el gobierno sea menos generoso con la salud y prefiera financiar otros sectores porque considere que la partida de salud queda garantizada por los donantes. Un determinado donante puede decidir apoyar un área que considere desatendida por otros donantes. O bien puede que el desempeño de un único servicio, que en comparación se considere fuerte, atraiga numerosas fuentes de financiación. Cuando se estudia la composición del gasto sanitario, los analistas deberían tener en cuenta las limitaciones a las que se enfrentan los responsables de tomar decisiones. Los desequilibrios que afectan al perfil de los gastos provienen en muchas ocasiones de presiones a las que el sistema de salud no puede hacer frente. Los gastos fáciles de recortar son los primeros y principales afectados, y mientras tanto la proporción de costos fijos va aumentando. Las peticiones externas que reclaman un cambio en las pautas del gasto en muchos casos se desoyen por necesidad, aunque en un principio se aceptaran. Con demasiada frecuencia, los críticos no son del todo conscientes de las limitaciones que suponen las decisiones tomadas en el pasado respecto a las inversiones. Por ejemplo, en lugar de ejercer presión para provocar un giro drástico en el gasto ordinario actual destinado a la APS (una de las prescripciones favoritas de los donantes), en situaciones donde no se dispone de infraestructura de APS o la cultura de la APS no está arraigada, los partidarios de la APS Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 167 alcanzarían mejores resultados promoviendo las inversiones destinadas a la capacitación de profesionales orientada a la APS y la construcción de establecimientos de APS, de tal forma que además los futuros responsables de tomar decisiones se verían abocados a continuar con el mismo enfoque. En esa misma línea, la proliferación de médicos que tiene lugar en muchas crisis como las del Afganistán, Angola y el Sudán asegura el predominio futuro de la atención curativa y hospitalaria a pesar de que los encargados de formular las políticas preferirían que no fuera así. Cabe sospechar que la eficacia de asignación es reducida cuando se da alguna de las siguientes pautas: • reducidos resultados totales de los servicios frente a grandes insumos; • proliferación de prioridades de naturaleza diversa e incluso incompatible de tal forma que no puede vislumbrarse una dirección clara en las operaciones y desarrollo del sistema; • masificación y exceso de recursos en determinadas áreas, y desatención de otras. Comparar el valor (en cuanto al rendimiento potencial para la salud) de las actividades que se favorecen frente a las que no ayuda a calcular el grado de gravedad de las deficiencias sistémicas; • desequilibrios entre clases de insumos básicos, como en el caso de un elevado número de personal con un suministro insuficiente de medicamentos, o un elevado número de médicos frente a un número reducido de enfermeras, y • desequilibrios entre niveles de atención. Por lo general, los sistemas deteriorados presentan una sólida capa de salud comunitaria (sustentada por ONG y organismos de ayuda) y hospitales terciarios con abundantes recursos. Los niveles intermedios de atención tienden a ser los más desatendidos. Los niveles futuros de financiación dependen de múltiples factores, y ninguno de ellos resulta fácil de predecir. El desempeño económico y fiscal, las restricciones políticas, el gasto militar o, por el contrario, los beneficios que reporta la paz, la competencia entre los gastos sociales, los compromisos del gobierno (como el servicio de la deuda), la generosidad de los donantes y los impactos externos son sin duda aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de realizar proyecciones. En determinadas circunstancias, también pueden desempeñar un papel importante otros factores. A pesar de las tremendas dificultades, las previsiones de recursos resultan tan esenciales para establecer estrategias bien fundamentadas que conviene intentar realizarlas aun en situaciones de extrema incertidumbre en que los analistas preferirían renunciar a esa tarea. Sin unas previsiones de recursos creíbles, los debates sobre políticas (por muy eruditos, articulados y bien intencionados que sean) carecen de todo sentido. El mejor enfoque para abordar el laberinto de incertidumbres que marcan estos esfuerzos consiste en exponer las suposiciones consideradas en cada paso del razonamiento en el que se basan las proyecciones. De esta manera, las previsiones pueden actualizarse con facilidad en cuanto se produzcan acontecimientos y se disponga de nueva información. Además, se sitúa a los lectores en posición de evaluar el grado de sensatez de esas suposiciones y cambiarlas de acuerdo a su propio criterio y la información que poseen. El acierto del ejercicio de previsión depende en gran medida de la solidez de sus suposiciones y del razonamiento que se siga para extraer las conclusiones finales. Una presentación transparente de los pasos seguidos en el cálculo de la previsión aumenta considerablemente la credibilidad de los resultados, y por tanto su influencia sobre el proceso de formulación de políticas. El modelo más conocido del trabajo analítico que se necesita para desarrollar una visión realista de un futuro sistema de salud recuperado es Noormahomed y Segall (1994), que proporciona un mapa de Mozambique después del conflicto. La OMS lo publicó como ejemplo de “práctica óptima”. Sus fundamentos racionales se describen con claridad en Segall (1991). Los debates sobre la recuperación de países que salen de una crisis (y las conferencias de donantes que se reúnen para financiarla) giran cada vez más en torno de una Módulo 6 Prever el presupuesto futuro de recursos, desde una perspectiva de recuperación 168 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Módulo 6 revisión integral de los gastos ordinarios y de capital que puedan sostenerse. Las Naciones Unidas, el Banco Mundial y un grupo básico de donantes suelen participar en la coordinación de una revisión de los sectores fundamentales estableciendo sus prioridades y realizando estimaciones de los costos adicionales de la reconstrucción. En el Módulo 12. Formular estrategias para la recuperación de un sistema de salud deteriorado, se presentan los pasos prácticos que deben seguirse para crear escenarios de reconstrucción realistas, así como los obstáculos más frecuentes y los errores comunes que conviene evitar. Véase también el Anexo 3. Evaluaciones de las necesidades después de un conflicto. En contextos marcados por el abrupto surgimiento de oportunidades de recuperación, como ha sucedido en Kosovo, Timor-Leste, el Afganistán y recientemente en el Iraq, no ha sido posible realizar un análisis detallado semejante al realizado en Mozambique. En la frenética fase inicial de la transición, cuando deben tomarse decisiones de asignación de gran alcance, tuvieron que emplearse estimaciones globales y aproximadas en sustitución de cifras basadas en un análisis más preciso. Para ayudar a los encargados de tomar decisiones, suelen servir estimaciones imprecisas (que no sesgadas). A pesar de sus fallos inherentes, incluso las previsiones apresuradas, si se hallan disponibles y gozan de cierta credibilidad entre los participantes, pueden desempeñar un papel influyente en la adopción de decisiones clave. Siempre y cuando dichas previsiones no se desvíen en exceso de la realidad (y hay que admitir que eso no puede verificarse hasta tiempo más tarde), a cualquier sistema de salud en transición le irán mejor las cosas con unas proyecciones de recursos que sin ellas. Realizar proyecciones sobre el presupuesto de recursos del que dispondrá el sistema de salud en años venideros no es un ejercicio académico. Si se realizan de la manera adecuada, las proyecciones ofrecen a los encargados de tomar decisiones un marco de referencia útil con el que deben contrastar las opciones de política a las que se enfrentan. Por ejemplo, todos los escenarios imaginables sobre Somalia llevan a la misma conclusión: que el sistema de salud debe funcionar de acuerdo a unas estrictas limitaciones de financiación, y que son obligadas una moderación considerable y una estricta priorización en las opciones de política. En el otro extremo, las previsiones elaboradas sobre el Iraq en 2003 indicaban que las restricciones de capacidad y los factores de seguridad y gobernanza iban a tener más peso que los niveles de financiación absolutos en la configuración del futuro sistema de salud. La disponibilidad de recursos adquiere pleno sentido sólo cuando existen estimaciones sobre los costos del servicio, de tal manera que puedan realizarse inferencias lógicas de los resultados previsibles con un determinado nivel de recursos. Los costos derivados de la prestación de servicios suelen omitirse o subestimarse, con lo que se malogra todo el ejercicio de previsión. Con el entusiasmo que reina en la fase de transición, existe la permanente tentación, a la que hay que resistirse, de hacerse ilusiones sobre los niveles de recursos y los costos de los servicios. Son numerosos los casos de planificadores y encargados de tomar decisiones que han quedado defraudados por los posteriores acontecimientos. Pecar por exceso de prudencia y realizar unas estimaciones cautas parece una alternativa más inteligente. Para formular hipótesis razonables sobre el curso futuro de los acontecimientos en un contexto inestable uno debe basarse, como es natural, en juicios subjetivos y elecciones arbitrarias. Por eso, el ejercicio no debe realizarse al margen de las personas informadas y los círculos de adopción de decisiones. Ambas partes pueden aportar opiniones valiosas ayudando así a fortalecer las previsiones. Desde el punto de vista conceptual, los objetivos que se persiguen al consultar a los agentes son diferentes y cambian con el paso del tiempo. Al principio, la principal preocupación reside en mejorar la solidez de las proyecciones recopilando opiniones de un espectro lo más amplio posible, opiniones a las que no se otorgará de manera automática el mismo peso. Los analistas deben incorporar a las proyecciones un asesoramiento convincente y descartar al mismo tiempo los argumentos dudosos o las sugerencias inconsistentes. Cuando se termine la primera ronda de consultas y se considere que las previsiones poseen una solidez aceptable, en proporción a la información disponible, deben entrar en juego las partes interesadas. Se las debe informar sobre los fundamentos en que se basan las proyecciones, así como sobre su validez y sus limitaciones. Una vez las previsiones hayan sido aceptadas (al menos según criterios técnicos), puede iniciarse la exploración de las consecuencias prácticas para las distintas partes. Esta última fase es Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 169 Módulo 6 arriesgada. Las partes interesadas que detecten las repercusiones negativas de las previsiones aceptadas pueden reaccionar mal. Ese impulso furioso debe preverse y gestionarse con astucia política. El éxito de esta última fase resulta esencial para que el ejercicio de previsión pueda incluirse en políticas reales llevadas a la práctica. En el siguiente cuadro se presenta una forma de exponer los múltiples factores que deben tenerse en cuenta a la hora de prever los futuros recursos. En una situación normal no influirán todos los factores que aparecen listados. La mayoría hacen referencia a evaluaciones cualitativas, es decir, no se traducen directamente en una variable, pero ayudan a elegir un valor mayor o menor para variables clave. Véase también en el Módulo 2. Interpretar (aproximadadamente) los datos (poco fiables), el apartado sobre Utilizar la información disponible para elaborar proyecciones. Módulo 6 Ámbito Observaciones Consejos y ejemplos ¿Hay negociaciones de paz en marcha? ¿En qué plazo de tiempo está previsto que concluyan? Las expectativas acerca de los beneficios que reporta la paz pueden ser altas e influir sobre las proyecciones presupuestarias. El resultado de los intentos previos de alcanzar la paz ofrece indicaciones sobre las probabilidades de éxito de las negociaciones que están en marcha. Con frecuencia los beneficios que reporta la paz han demostrado ser una quimera. Los procesos de paz resultan más costosos de lo que habitualmente se prevé. Los períodos de estancamiento político y militar dejan espacio a los participantes para evaluar la situación de partida y debatir planes para la futura recuperación. ¿El resultado más probable de la crisis es la continuidad del gobierno/ Estado o el cambio radical? Cuando se prevé un cambio radical, las previsiones financieras se vuelven extremadamente sensibles a los supuestos subyacentes. Los escenarios alternativos deberían servir para dar a conocer a los encargados de tomar decisiones las consecuencias de los distintos supuestos. Por ejemplo, el posible estado fiscal de una región disidente puede ser complemente desconocido. Los países que aspiran a la independencia o a liberarse de la opresión interna con frecuencia han concebido planes bien definidos de distribución social. Estas aspiraciones, en la mayoría de las ocasiones, se han visto frustradas por los acontecimientos posteriores. Los agentes externos pueden proporcionar a los encargados de tomar decisiones de ámbito local importantes ideas sobre procesos previos comparables. El fracaso del Estado puede dejar El conocimiento de la economía política de los tras de sí formaciones “apátridas”, Estados fracasados es muy escaso. incluso después del cese de las operaciones militares de gran escala. La documentación (insuficiente) disponible sobre la prestación de servicios de salud en entornos sin Estado apunta a unos elevados costos operacionales. Para extraer conclusiones más sólidas, se requiere un examen más a fondo del problema. Órganos de gobierno internacionales o extranjeros al mando. Debe plantearse en qué plazo se realizará el traspaso de funciones de la autoridad de transición al gobierno nacional. En algunos casos, como en Bosnia, los acuerdos de transición han permanecido en vigor durante períodos más largos de lo previsto. Relación prevista entre el futuro gobierno y la comunidad internacional. Las dimensiones principales del conflicto (geopolíticas, económicas, penales y humanitarias) condicionan el grado y las pautas de participación de la comunidad internacional. La firmeza en la lealtad política y militar a los países occidentales suele asociarse a la generosidad de los donantes y la condonación de la deuda. ¿El conflicto forma parte de una crisis regional? Cuando se prevé que la crisis regional se prolongue, no hay que contar con grandes reducciones del gasto militar. Peso del ejército en las decisiones relativas al futuro del país. Los gerifaltes del ejército se resisten a perder la gran proporción de financiación pública de la que gozaban en tiempos de guerra. Puede alentarse al ejército a asumir funciones civiles, normalmente a un costo muy elevado. Número de combatientes de todos La desmovilización representa un elevado los bandos que hay que desmovilizar. costo. Condicionará de forma sustancial el gasto público y/o absorberá gran parte de los fondos de donantes. Coherencia y estabilidad en el gobierno. Los gobiernos que cohabitan pueden ser incapaces de gobernar. Además, cuando tienen que reorganizarse constantemente disminuyen las probabilidades de que se cumplan los compromisos de políticas. Los caudillos suelen mantener ejércitos personales después del fin oficial de las hostilidades, y recaudar impuestos de la población local. Ejemplo: en Mozambique (1993–1997), en una de las operaciones más exitosas que se han visto hasta la fecha, se realizó una estimación conservadora de un costo de US$ 1.000 por combatiente desmovilizado. Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Político y militar Aspectos que hay que tener en cuenta/Preguntas para formular 170 Previsión de las futuras pautas de recursos, desde una perspectiva de recuperación Aspectos que hay que tener en cuenta/Preguntas para formular Situación económica de partida y tendencias recientes. Pronóstico del desempeño económico. Observaciones Consejos y ejemplos ¿Las variables macroeconómicas apuntan a una continuidad en el futuro de la situación anterior o a un alejamiento radical de esos niveles? The Economist Intelligence Unit proporciona datos macroeconómicos actualizados y bien documentados. El Banco Mundial y el FMI son también fuentes útiles (para más detalles véase Módulo 14. Recursos). Factores principales que condicionan Los ingresos de las economías dependientes del Los ministerios de economía con una fuerte dependencia de los la economía. Vulnerabilidad a efectos petróleo experimentan drásticas fluctuaciones. ingresos de un solo producto básico tienen dificultades para externos. mantener compromisos a largo plazo Economía Gestión del gasto público Acontecimientos/condiciones que podrían provocar cambios fundamentales en el desempeño económico. Deben tenerse en cuenta los factores que actúan a favor o en contra de las inversiones extranjeras privadas. Niveles de pobreza. La velocidad e intensidad de la recuperación después del conflicto se ven influidos por los niveles de riqueza de base y la distribución de la misma. Infraestructura económica. Las redes bancarias y de comunicación pueden ser inexistentes o rudimentarias, como en el caso del Afganistán en 2002. Panorama económico internacional: ¿en expansión o en contracción? El ambiente que viva la economía mundial condiciona en gran medida las opciones de política. Unas condiciones especiales pueden proteger a un determinado país de los acontecimientos económicos mundiales. Relaciones previstas entre el futuro gobierno y las instituciones financieras internacionales. Si se percibe en el futuro gobierno entusiasmo por los ajustes/reformas, es probable que reciba un apoyo externo sustancial. Los gestos del Banco Mundial son indicadores de las intenciones de la comunidad internacional de donantes en general. Capacidad fiscal del gobierno. En muchos países pobres, aun en ausencia de un conflicto, la capacidad que tiene el Estado para recaudar impuestos es mínima. La mayor parte de los ingresos del gobierno provienen de ventas o licencias. ¿Está previsto que los ingresos del Estado aumenten de forma significativa cuando finalice el conflicto? En países devastados por la guerra, los ingresos del gobierno tienden a caer por debajo del 10% del PIB. Además “La recuperación del desplome fiscal es lenta. Se cree que aumentar la proporción de la economía que se grava en un 0,5% al año representa un excelente esfuerzo fiscal” (Hay, 2003). Mecanismos en vigor para gestionar la financiación de los donantes (como un fondo fiduciario de donantes múltiples) o sometidos a debate Los niveles de financiación pueden resultar más Los instrumentos de gestión de la ayuda requieren tiempo y previsibles a corto y medio plazo si existen trabajo hasta que resulten operacionales, y reaccionan con tales acuerdos. lentitud ante los imprevistos. Pueden ser inapropiados durante la rápida evolución de un proceso de transición, sobre todo en las fases iniciales. Coherencia en las decisiones sobre políticas. ¿Está el gobierno sujeto a un programa de ajuste estructural/ reducción de la pobreza? ¿Cuáles son los antecedentes del gobierno respecto a la ejecución de estos programas? En ocasiones, el ministerio de finanzas se compromete a proteger determinados sectores de las crisis de financiación estableciendo el porcentaje mínimo de la financiación que les asignará. Las declaraciones de compromiso con la salud son frecuentes, pero ésta no suele ser una prioridad real para los gobiernos que reciben presiones. Si estos compromisos provienen realmente de los responsables locales de tomar decisiones o si, por el contrario, son imposiciones externas y sólo se trata de poder sacarlos a colación cuando convenga, podrá deducirse del comportamiento del ministerio de finanzas cuando se produzca una crisis. Ejemplo: en Angola, los intentos del Ministerio de Finanzas para imponer disciplina fiscal han sido permanentemente anulados por el presidente. 171 Módulo 6 Ejemplo: mientras que la República Democrática del Congo se considera un país potencialmente rico (si se gestionara adecuadamente), Somalia se considera estructuralmente pobre. Los pronósticos económicos deben tener en cuenta este factor. Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios Ámbito Módulo 6 Aspectos que hay que tener en cuenta/Preguntas para formular Consejos y ejemplos Solidez en la gestión del gasto público. ntre los aspectos que hay que tener en cuenta están la transparencia respecto a los reglamentos y funciones, la disciplina fiscal y un alto nivel de ejecución de las asignaciones presupuestadas. La proporción de la asistencia procedente de donantes canalizada directamente a través de organismos del gobierno da una idea del grado de solidez que se considera que tienen los sistemas de gestión del gasto público. Posición respecto a la deuda, actual y prevista para el futuro. Posición de los principales acreedores respecto del país. El tamaño de la deuda pendiente y del servicio de la deuda, así como las proyecciones sobre su evolución, da la medida del grado de libertad de decisión que posee el gobierno. Los países que se consideran ricos, como Angola o el Iraq, pueden haber alcanzado unos niveles de endeudamiento vertiginosos. El servicio de la deuda, en cambio, afecta a la financiación pública destinada a los servicios de salud. La relevancia de la deuda existente se entiende mejor cuando se expresa como una proporción de la economía en lugar de en términos absolutos. Asimismo, debe tenerse en cuenta el perfil de la deuda. Una deuda comercial de corto plazo representa una carga más difícil de soportar que una deuda en condiciones favorables a largo plazo. “La proporción del presupuesto discrecional destinada a la salud puede constituir un mejor indicador del compromiso del gobierno con la financiación pública de los servicios de salud que la proporción del gasto total del gobierno” (Hay, 2003). Gestión del gasto público Ayuda (general) Competencia entre las exigencias de Deben tenerse en cuenta los compromisos otros sectores respecto al formales adquiridos por el gobierno con otros presupuesto. sectores que compiten con la salud por los recursos. Cuando los documentos oficiales califican la salud como una prioridad más entre muchas otras, no cabe esperar preferencia en las asignaciones. Gasto externo del presupuesto. ¿Se estima qué proporción del gasto público no está incluida en el proceso presupuestario disponible? Los gastos internos y externos del presupuesto son conceptos definidos con vaguedad y empleados de manera poco rigurosa por los participantes. Las disposiciones híbridas son comunes. Véase el Glosario del Módulo 14. En ocasiones las asignaciones presupuestadas se pagan y se contabilizan fuera de los canales habituales de gestión del gasto público. Por ejemplo, los préstamos blandos pueden figurar en el presupuesto pero después emplearse conforme a disposiciones especiales, generándose así grandes discrepancias entre el gasto planificado y el ejecutado. Nivel de dependencia de la ayuda. Tendencias recientes de la ayuda. ¿Están aflorando signos de fatiga en los donantes (común en crisis muy prolongadas)? ¿Existe la posibilidad de sufrir deficiencias durante la transición? La caída en la financiación humanitaria al final de una crisis prolongada —frente al lento aumento de la ayuda para el desarrollo— es un caso que puede darse en cualquier proceso de transición. El apoyo a los programas bilaterales y los préstamos en condiciones favorables indican un compromiso a largo plazo por parte de los donantes. Por el contrario, si los donantes prefieren utilizar los organismos de las Naciones Unidas y las ONG como canales principales de financiación significa que son reacios a asumir compromisos firmes. Las deficiencias durante la transición se deberían prever y se les debería hacer frente presionando de forma activa a los donantes antes de que las consecuencias se dejen notar del todo en la prestación de servicios de salud. PPostura que tiene actualmente y se espera que tenga en el futuro la comunidad de donantes hacia el país, el gobierno, los rebeldes y el sistema de salud. El valor geopolítico del país desempeña un papel muy importante en la configuración de las decisiones de los donantes. Asimismo, un enfoque adoptado por un país puede recibir el apoyo de los donantes con el fin de manifestar su respaldo y asegurar así su éxito. En ocasiones, la comunidad internacional ha invertido cantidades ingentes de capital político y enormes sumas para sacar adelante un proceso de paz/recuperación hasta el punto de que aparecen signos de “dependencia inversa”. En estos casos, la generosidad de los donantes, aunque no esté justificada por los acontecimientos, está asegurada. Condicionamiento de las políticas. ¿Qué esperan los donantes del país para mantener o aumentar los niveles de ayuda? ¿Es posible cumplir esas condiciones? La generosidad del gobierno en las asignaciones destinadas a la salud y la educación suelen estar incluidas en las condiciones impuestas por los donantes para apoyar a un país. Los donantes nórdicos suelen figurar entre los mayores promotores de esta clase de medidas. ¿Son realistas las exigencias de los donantes? ¿La decepción de los donantes podría provocar una reacción en contra del apoyo que proporcionan? Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Observaciones 172 Ámbito Ayuda (general) Financiación de la salud Aspectos que hay que tener en cuenta/Preguntas para formular Observaciones Consejos y ejemplos El tratamiento que dan los medios de comunicación internacionales a una emergencia compleja influye en los niveles de ayuda. ¿Qué proporción de la ayuda actual puede desaparecer cuando los medios desvíen su atención hacia otros lugares de conflicto? Competencia de otros países/ emergencias por la financiación de los donantes. Una crisis destacada y de trascendencia política El modo en que un país receptor se presenta ante los donantes puede acaparar la atención y los fondos de los puede ejercer mayor influencia en las decisiones de estos donantes. Por el contrario, el hecho de que últimos que el comportamiento y el desempeño reales del país. otros países dejen de gozar del favor de los donantes puede provocar una reacción de generosidad de los mismos hacia un país cuyo desempeño, en comparación, sea considerado positivo. Capacidad de absorción del sistema de salud en relación con la financiación interna y externa. ¿Es probable que la absorción mejore a corto o medio plazo? Normalmente no se dispone de una estimación directa de la capacidad de absorción. En algunas ocasiones pueden detectarse signos indirectos relacionados con este aspecto. Los retrasos y prórrogas en los programas planificados indican una absorción deficiente. Las principales congestiones pueden hallarse fuera del sistema de salud. En el sur del Sudán, la falta de bancos, comunicaciones, carreteras y contratistas condiciona en gran medida las pautas, el costo y el ritmo de recuperación. Compromisos formales del gobierno con la financiación de la salud. Pueden formar parte de compromisos generales, como la Estrategia de lucha contra la pobreza. Los casos de países pobres con capacidad para asignar más del 10% de los recursos públicos internos al sistema de salud durante un período prolongado son extremadamente raros. Condicionamiento de los donantes respecto a las políticas del sistema de salud. ¿Qué esperan los donantes del sistema para mantener o aumentar los niveles de ayuda? ¿Es posible cumplir esas condiciones? Cabe la posibilidad de que los donantes financien sólo áreas seleccionadas descuidando así componentes importantes de la prestación de servicios de salud. ¿Se ajustan las exigencias de los donantes a los recursos (internos y externos) y la capacidad disponibles? Con frecuencia, se adoptan metas mundiales sin efectuar un análisis exhaustivo de los recursos que podrán asignarse al sistema de salud. Es común, por tanto, que existan discrepancias entre las ambiciones y los recursos. Estimaciones disponibles sobre la ayuda destinada al sistema de salud, en el presente y el futuro. Debido a la fragmentación y los deficientes registros de datos sobre los flujos de ayuda, las cifras correspondientes tienden a subestimar los niveles reales. Ejemplo: en 2005, en Somalia, la ayuda asignada a la salud se estimó en unos US$ 5–7 por persona y año. En 2006, una encuesta detallada reveló que los flujos de ayuda eran dos veces superiores de lo que se creía (Capobianco y Naidu, 2008). Programas de financiación multianuales que están en marcha o están negociándose en el sistema de salud. Estos instrumentos de financiación pueden estabilizar el gasto sanitario durante sus años de existencia. El gasto total no suele aumentar al asegurar una cantidad mediante un fondo adicional, como un préstamo blando. Las autoridades encargadas de la financiación pueden aprovechar esa línea de financiación para desviar otros fondos y cubrir con ellos áreas de gasto que antes estaban olvidadas fuera del sistema de salud. Los fondos son sustituibles (véase definición). Posibles contribuciones de las iniciativas sanitarias mundiales al gasto sanitario. ¿Hay iniciativas sanitarias mundiales establecidas en el país? Ejemplo: la financiación destinada a proyectos verticales en Liberia se cuadruplicó entre 2005 y 2008, duplicando el gasto por habitante en servicios de salud (Canavan et al., 2008). Proporción de la financiación sanitaria asignada. Un gasto sanitario total muy elevado puede ocultar rigidez y desequilibrios internos. Ejemplo: en 2005, los compromisos de los donantes relativos al VIH/sida superaron la asignación de los presupuestos nacionales de 2003 en Etiopía, Rwanda y Uganda, tres países con unos niveles de prevalencia del VIH bajos o moderados (Shiffman, 2008). Módulo 6 Ejemplo: el Afganistán pasó de país “paria” a percibir enormes cantidades de ayuda gracias al cambio de gobierno y la lealtad política en 2002. 173 ¿Es previsible que los donantes cambien radicalmente su postura hacia el país? Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios Ámbito Módulo 6 Financiación de la salud Aspectos que hay que tener en cuenta/Preguntas para formular Observaciones Instrumentos de gestión de la ayuda, tales como fondos mancomunados, que están en uso o están debatiéndose en el sistema de salud. Las negociaciones permanentes entre donantes influyentes con el objetivo de establecer dichos instrumentos indican un compromiso a largo plazo con el sistema de salud. Consejos y ejemplos Dadas las limitaciones de los fondos fiduciarios de donantes múltiples, uno o varios fondos mancomunados de ayuda pueden resultar más eficaces durante una transición de la guerra a la paz. La promesa de entregar la cartera de salud a los rebeldes, como parte de las negociaciones de paz, indica una baja consideración del sector que va acompañada de niveles reducidos de financiación en el futuro y escasa trascendencia política. Fuentes de financiación interna no aprovechadas. En los países pobres, los acuerdos de participación en la financiación de gastos han defraudado una y otra vez. Hacen falta años para consolidar la recuperación económica después del conflicto para que los planes de participación en la financiación de gastos arrojen resultados significativos. Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Posición del sistema de salud con res- La reputación del sistema de salud y el interés pecto a otras áreas de gasto. político en la prestación de servicios de salud determinan las decisiones relativas a la financiación que tomarán el gobierno, los donantes y los usuarios. Debe evaluarse en qué medida puede, desde una óptica realista, ampliarse la financiación interna con el tiempo. El PIB (inicial y previsto para el futuro) y los niveles de pobreza proporcionan indicios sobre las contribuciones privadas destinadas al gasto sanitario que cabe esperar desde un punto de vista realista. 174 Ámbito Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 175 La sostenibilidad se menciona constantemente como un criterio primordial para evaluar cualquier actividad o iniciativa impulsada por la ayuda. En ocasiones, se dota al concepto del peso de un argumento decisivo. Así, cuando se califica algo de “insostenible” parece que sea sinónimo de “inútil” o incluso “perjudicial”, y que cualquier otra consideración quede anulada. Es preciso matizar el significado que se atribuye a la “sostenibilidad” en el contexto de los Estados fracasados, la pobreza extrema y el aumento de las necesidades relativas a la salud, como es el caso de la República Democrática del Congo y el Afganistán. Por un largo período (probablemente décadas), estos países serán incapaces de sobrevivir por sus propios medios. Un servicio de salud “sostenible” debe por tanto pensarse como una actividad garantizada de forma interrumpida, aunque esté financiada con recursos externos. En lugar de restar importancia a la prestación de servicios de salud destinados a una población que los necesita, basándose solamente en sus fuentes externas de financiación, la mirada debería desviarse de esta dimensión y centrarse en la previsibilidad de dicha financiación y las posibles condiciones asociadas a la misma. Este cambio de perspectiva bastaría para corregir el enfoque más extendido. Los donantes se muestran reacios a aceptar el terrible hecho de que un país sacudido por un conflicto prolongado que carece de capacidad y recursos básicos no es sostenible ni lo será por mucho tiempo, ni siquiera después de aplicar el habitual conjunto de “remedios”. Los donantes se encuentran frente a una difícil elección que por lo general prefieren eludir: desentenderse de forma absoluta e irreversible (y aceptar el aumento de la mortalidad, morbilidad y pobreza que conlleva dicha decisión) o comprometerse a garantizar que los servicios de salud esenciales puedan prestarse a lo largo del tiempo sin interrupciones ni irregularidades en la calidad. Si el enfoque escogido es el segundo, no deberían emprenderse actividades de salud nuevas sin asegurar la financiación de las mismas para un largo período de tiempo. Por desgracia, es frecuente que los donantes prefieran optar por el término medio y, por consiguiente, son habituales los ciclos de financiación cortos, las evaluaciones repetidas de las ventajas que supondría dar continuidad a dicha financiación, los cambios constantes en las actividades que se sufragan y en los enfoques de programación, y las continuas interrupciones de los flujos de ayuda. De esa forma, se emprenden constantemente iniciativas de toda índole que no tienen posibilidades de arraigar. Un ejemplo del exceso de énfasis puesto en el aspecto de la sostenibilidad se vio en la insistencia de los donantes para introducir planes de participación en la financiación de los costos incluso en contextos afectados por graves devastaciones (Poletti, 2003). Este planteamiento erróneo fomentó la ineficacia y desigualdad en una situación marcada ya por el sufrimiento, un grado de pobreza angustioso y unas serias limitaciones operacionales. Las subsiguientes protestas parecen haber disuadido a los donantes de seguir insistiendo en alcanzar la sostenibilidad a cualquier precio. El término sostenibilidad tiende a emplearse como un saco donde todo cabe, pero resultaría útil distinguir entre sostenibilidad técnica, que se refiere a la capacidad para desempeñar determinadas funciones, y sostenibilidad financiera, que es el resultado de la disponibilidad de recursos, la capacidad fiscal y la prioridad que se da comparativamente a la prestación de servicios de salud. De hecho, un gobierno puede poseer la totalidad de los medios necesarios para sostener los servicios de salud, pero preferir asignar sus recursos a alguna otra área. Una tercera dimensión que hay que tener en cuenta es la concerniente a la sostenibilidad política. Por ejemplo, una política necesaria pero impopular puede ser abandonada por un gobierno que teme por su permanencia. Y lo mismo sucede con los donantes, cuyos frecuentes y drásticos giros en lo relativo a las políticas son bien conocidos. Si bien los diversos aspectos de la sostenibilidad poseen la misma importancia a la hora de determinar el futuro de una actividad de salud implantada con apoyo externo, cuando se debate sobre ello se tiende a recalcar el lado financiero del problema. Este desafortunado sesgo, que por lo general es muy claro en los círculos de donantes, sólo sirve para perpetuar la suposición de que una financiación adecuada elimina todos o casi todos los obstáculos. Al olvidar las limitaciones de capacidad y los problemas políticos, se promueven iniciativas antieconómicas. Este sesgo a favor de la sostenibilidad financiera pasa por alto el daño Módulo 6 Contextualizar la sostenibilidad 176 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis que causa una crisis prolongada en la capacidad técnica. Cuanto más grave y dilatado sea el trastorno, más tardará en conseguirse la recuperación. Y cabe la posibilidad de que la capacidad fuera extremadamente reducida ya antes de la crisis. Para un interesante estudio sobre la duración de la dependencia de la financiación de los donantes después de un conflicto, véase Chand y Coffman (2008). Lecturas recomendadas Evans RG (2000). Health for all or wealth for some? Conflicting goals in health care reform. In Mills A, ed. Reforming health sectors. Londres, Kegan Paul International. Una cáustica exposición sobre las bases, discurso y objetivos (tanto manifiestos como no) del movimiento de reforma del sistema de salud donde se destapan sin piedad sus tambaleantes fundamentos conceptuales. Toda reforma, se arguye, tiene fines redistributivos (manifiestos o no), ya sean progresivos o regresivos. La reforma del sistema de salud, tal como se defendió con gran entusiasmo en el decenio de 1990, ponía énfasis en la eficacia y efectividad desviando de esa forma la atención de su meta central: trasladar la carga de los costos de la atención de salud, de los que antes se hacían cargo (mediante el sistema tributario) en gran medida las personas con salud y dinero, a las personas que carecían de ellos. Las reformas, por tanto, eran “no las políticas de Robin Hood sino las del Sheriff de Nottingham”. La reforma del sistema de salud, según esta interpretación, tenía la pretensión deliberada de neutralizar las metas relativas a la igualdad establecidas por la APS y los modestos avances logrados en esa dirección. Durante la pasada década, la reforma del sistema de salud ha perdido mucho impulso. Un volumen cada vez mayor de investigaciones indica que la reforma rara vez o nunca ha generado los beneficios prometidos. Si bien sus defensores sostienen que ese revés se debe a la deficiente ejecución y a la resistencia política, Evans es tajante. La reforma del sistema de salud, en su opinión, fracasó por los defectos inherentes que poseía, visibles desde el inicio para cualquiera que se detuviera a examinar el conjunto de medidas propuesto. “Han vuelto a ponerse sobre la mesa, o cuando menos se ha propuesto debatir, viejas ideas sin pararse a pensar por un momento no sólo en la evolución de las pruebas sobre los determinantes de la salud, sino en la experiencia profesional que han acumulado los sistemas de atención de salud a lo largo de los últimos cincuenta años. Esa experiencia histórica y el progreso en la investigación que la acompaña han proporcionado una serie de importantes enseñanzas sobre las repercusiones y consecuencias de las diferentes maneras de abordar la organización y financiación de la atención de salud. Sin embargo, parece que unos cuantos ‘reformadores’ se perdieron esas clases (o dejaron la asignatura)”. Gottret P y Schieber G (2006). Health financing revisited: a practioner’s guide. Washington, DC, Banco Mundial. Disponible en línea en: www.worldbank. org, consultado del 9 de enero de 2011. Módulo 6 Una visión de conjunto concisa, exhaustiva e informativa sobre este campo donde se reevalúa la experiencia acumulada en la aplicación de reformas del sistema de salud en una amplia variedad de países. Con gran acierto, en el libro se hace hincapié en que los países con diferentes niveles de ingresos deben abordar los problemas y opciones de distintas maneras. “Los países de ingresos bajos se enfrentan a elecciones y equilibrios difíciles, y no existen soluciones que valgan para todos ni panaceas”. Este libro supone un excelente inicio para el lector que necesite información básica sobre datos y tendencias de la financiación sanitaria, así como una explicación de conceptos clave. Asimismo, los enfoques de financiación aparecen expuestos y contextualizados con imparcialidad, citando las ventajas e inconvenientes y sin caer en “clichés, eslóganes ni soluciones milagrosas”. Hay R (2003). The ‘fiscal space’ for publicly-financed health care. Oxford, Oxford Policy Institute (Policy Brief No. 4). Una descripción realista y aguda de las serias limitaciones de financiación a las que se enfrentan los encargados de tomar decisiones en los países pobres. Unas desigualdades Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 177 de semejantes dimensiones no pueden subsanarse con mejoras marginales. La salida pasa por buscar alternativas estratégicas radicalmente diferentes para las metas y prioridades del sistema, su financiación, y la prestación de servicios. Su lectura puede complementarse con: Williams G (2006). Fiscal Space and Sustainability from the Perspective of the Health Sector. Capítulo 4 en: High Level Forum on the Health Millennium Development Goals Selected Papers 2003–2005. OMS y Banco Mundial. En este accesible estudio, se realiza una proyección de los flujos de ayuda y las asignaciones del gobierno en un grupo de 30 países de ingresos bajos según diferentes escenarios posibles. Las conclusiones no son alentadoras. El aumento de los flujos de ayuda no será suficiente para elevar el gasto en salud hasta los niveles que permitirían alcanzar los ODM relativos a la salud. Es necesario introducir cambios estructurales en la forma que tienen donantes y receptores de financiar el gasto sanitario en los países pobres. McPake B, Kumaranayake L y Normand C (2002). Health economics: an international perspective. Londres, Routledge. La economía sanitaria ayuda a analistas y planificadores a comprender las opciones disponibles y las repercusiones de las decisiones que se toman. En contextos donde la diferencia entre recursos y necesidades/exigencias es particularmente grande, como sucede en los países que sufren una crisis crónica o están saliendo de ella, el análisis económico resulta de especial utilidad. El analfabetismo económico de la mayoría de los profesionales del sector humanitario facilita que los enfoques de políticas aceptados o impuestos se transfieran, muchas veces mediante organizaciones internacionales, de los países de ingresos altos a los de ingresos bajos sin tener en cuenta sus repercusiones o limitaciones. En este libro se aplican a la salud conceptos económicos básicos mediante comparaciones, breves estudios de casos y ejemplos. Los autores creen que los principios económicos son universales. Los ejemplos que aportan sobre diferentes países refuerzan esa afirmación que, de todas formas, en un contexto de crisis debe aceptarse con cautela. Una revisión meditada y franca sobre un asunto controvertido. Las casi dos décadas de experimentación en países pobres con diversos planes de participación en la financiación de gastos han arrojado unos resultados mediocres. A pesar de la insuficiente experiencia adquirida en contextos afectados por conflictos, algunos donantes pusieron como condición para financiar proyectos de ONG sobre atención de salud que éstos incluyeran en su diseño el componente de la participación en la financiación de gastos. El documento presenta algunos mecanismos de participación en la financiación de gastos puestos en marcha en la República Democrática del Congo y Liberia, y concluye que todos ellos resultan igualmente decepcionantes en cuanto a recaudación de ingresos, eficacia y equidad. El efecto de la participación en la financiación de gastos en emergencias complejas debe estudiarse en profundidad, dejando de lado los prejuicios ideológicos que suelen teñir el examen de esta cuestión y convertir los debates en ejercicios estériles. Deben hallarse formas alternativas para financiar el rompecabezas de la financiación que está paralizando la prestación de atención en muchas crisis prolongadas. Además, el documento ofrece un resumen claro de las principales fuentes de financiación de atención de salud, de mecanismos de pago a los proveedores y de planes de participación en la financiación de gastos. Módulo 6 Poletti T (2003). Healthcare financing in complex emergencies: a background issues paper on cost-sharing. Londres, Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Para una introducción à la literatura sobre el tema puede leer: http://www.odihpn.org/report.asp?id=2609, consultado del 9 de enero de 2011.” 178 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Schick A (1998). A contemporary approach to public expenditure management. Washington, DC, Instituto del Banco Mundial. Disponible en línea en: www.worldbank.org, consultado del 9 de enero de 2011. Una introducción soberbia y de amena lectura a la gestión del gasto público, muy recomendada para principiantes. Los veteranos de la profesión también disfrutarán de este análisis. El autor consigue convertir temas áridos – como las principales características de los sistemas de gestión de finanzas públicas, sus deficiencias y las limitaciones estructurales que los socavan – en asuntos atractivos y amenos. En uno de los capítulos se aborda la cuestión capital de las deficiencias de los sistemas de gestión del gasto público de los países desarrollados cuando se aplican a sistemas públicos pobres y débiles. Allen Schick es también el autor principal de Public expenditure management handbook, Washington, DC, Banco Mundial, 1998. Este excelente libro aborda varios de los mismos temas desde un punto de vista un tanto más práctico. Segall M (1991). Health sector planning led by management of recurrent expenditure: an agenda for action-research. International Journal of Health Planning and Management, 6:37–75. Una visión de conjunto clara y perspicaz, fundamentada con solidez en la experiencia directa, sobre qué es la planificación de la salud: decidir, sobre la base de razones fundamentadas, entre distintas opciones de asignación dentro de las limitaciones políticas, financieras y de gestión. En el artículo se analizan los pasos lógicos que hay que seguir y los obstáculos más comunes que deben superarse para llevar a la práctica una política progresista y redistributiva como es la APS. Tanto la mala reputación que se ha ganado la planificación de la salud en los últimos tiempos como los mediocres resultados obtenidos en la ejecución de la APS en muchos sistemas de salud pueden considerarse causas de la desatención que ha sufrido a este respecto el enfoque racional y realista expuesto en este clásico artículo. Si bien el texto no aborda las limitaciones específicas adicionales que afectan a los sistemas de salud devastados por la guerra, la mayor parte las consideraciones ofrecidas por el autor, cuando no todas, son aplicables también a esos contextos, al menos desde un punto de vista conceptual. Referencias bibliográficas Banco Mundial (1993). World Development Report: Investing in health. Nueva York, Oxford University Press. Canavan A, et al. (2008). Post-conflict health sectors: the myth and reality of funding gaps. Encargado por la Red de Salud y Estados Frágiles. Completado en colaboración con el Instituto Tropical Real de Amsterdam. Capobianco E y Naidu V (2008). A review of health sector aid financing to Somalia (2000– 2006). Washington, DC, Banco Mundial (WB Working Paper No. 142). Módulo 6 Chabot J y Waddington C (1987). Primary health care is not cheap: a case study from Guinea Bissau. International Journal of Health Services, 17:387–409. Chand S y Coffman R (2008). How soon can donors exit from post-conflict states? Washington, DC, Centro para el Desarrollo Mundial (Working Paper 141). Disponible en línea en: www.cgdev.org, consultado del 9 de enero de 2011. Comisión sobre Macroeconomía y Salud (2001). Macroeconomía y salud: invertir en salud en pro del desarrollo económico. Ginebra, Organización Mundial de la Salud. Cumper GE (1993). Should we plan for contraction in health services? The Jamaican experience. Health Policy and Planning, 8:113–121. Decaillet F, Mullen PD y Guen M (2003). Sudan health status report. Banco Mundial. (Borrador) Módulo 6 Analizar la financiación y el gasto sanitarios 179 Doherty J y Govender R (2004). The cost-effectiveness of primary care services in developing countries: a review of the international literature. [Washington, DC], Banco Mundial (Disease Control Priorities Project Working Paper No. 37). Disponible en línea en: www. dcp2.org, consultado del 10 de enero de 2011. Erasmus V y Nkoroi I (2002). 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Ginebra, Organización Mundial de la Salud. Disponible en línea en: www.who.int/hac/techguidance/hbp/Providing_services_main/en/, consultado el 8 de enero de 2011. Módulo 6 Shiffman J (2008). Has donor prioritization of HIV/AIDS displaced aid for other health issues? Health Policy and Planning, 23:95–100. 180 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Anexo 6a Por qué y cómo efectuar una encuesta sobre recursos externos Anexo 6a En una crisis prolongada, suele resultar muy difícil obtener información fiable, actualizada y completa sobre los recursos proporcionados por la ayuda internacional. Dado que en estas situaciones los recursos externos suelen representar el porcentaje más grande de la financiación total asignada a la salud, ningún análisis serio puede permitirse pasarlos por alto. Tanto los donantes como los receptores intentan recopilar datos sobre las entradas de recursos externos, llegando con frecuencia a acumular cantidades ingentes de cifras, por desgracia en formatos dispares. Extraer de esos datos día a día y con continuidad información real acerca de la situación sobre el terreno resulta, por tanto, imposible. En numerosas crisis prolongadas, las Naciones Unidas intentan estudiar los flujos de ayuda, tal como se expone en el Módulo 3. Comprender el contexto más amplio del país: pasado, presente y futuro. Sin embargo, el formato global normalizado que emplean la mayoría de las bases de datos puede resultar insuficiente para las exigencias relativas a la información de un sector específico como la salud. Cuando ya existe un sistema de seguimiento implantado como el afgano, deberían estudiarse maneras de complementarlo con información adicional relacionada con la salud. Las dificultades citadas a continuación ayudan a explicar por qué la mayor parte de los datos sistemáticos resulta inadecuada. Para reunir información sólida sobre los recursos externos, en la mayoría de los casos es necesario realizar una encuesta normalizada creada para tal fin. Ésta debería repetirse anualmente, o cada dos años, siguiendo el mismo enfoque normalizado. Objetivos de la encuesta de recursos externos: • Obtener una visión fiable sobre el presupuesto de recursos disponible para el sistema de salud en el pasado reciente. • Estudiar las tendencias futuras y extraer conclusiones sobre los niveles de financiación probables en un futuro próximo. • Aprender sobre la naturaleza de los recursos externos que se han puesto a disposición del sistema de salud (inversiones, salarios, medicamentos, etc.), sobre su distribución en el país y sobre los niveles de atención. • Aprender sobre las responsabilidades de gestión de los diversos agentes presentes en el sistema de salud en relación con los recursos externos. Recopilar datos sobre la ayuda externa – que en muchos casos representa una gran proporción de la financiación total destinada al sistema – sin complementarlos con información relativa al gasto interno público y privado proporcionaría, obviamente, una visión incompleta. La encuesta que se ha propuesto resulta necesaria, pero es laboriosa y entraña dificultades: • Fragmentación y ambigüedades en las funciones: muchos donantes, organismos de desarrollo, bancos, fundaciones y ONG. La mayoría de los recursos procede de donantes bilaterales (es decir, gobiernos de países ricos) pero llega a través de organismos de ejecución. Así, al receptor sobre el terreno puede parecerle que un organismo concreto es el donante cuando en realidad actúa como intermediario en la transacción de la ayuda. La doble o triple contabilidad de fondos constituye, por tanto, una constante preocupación. • Fragmentación dentro del mismo país donante, con fondos gestionados por un determinado departamento (de emergencias, por ejemplo) que se acoge a unas normas y a unos cauces de desembolso distintos de los que controla otro departamento, como podría ser la sección de desarrollo. La Unión Europea cuenta con uno de los sistemas más complejos en este aspecto. Determinados países, como es el caso de Francia, disponen de varios organismos especializados, todos ellos autónomos. Asimismo, en algunos países donantes algunos fondos los controla la sede, pero otros los controla la oficina en el país, que puede que desconozca las líneas de financiación de la sede. Además, hay órganos descentralizados como las regiones y municipios que proporcionan fondos adicionales. Y por último, cabe la posibilidad de que exista financiación privada procedente de ese mismo país, desconocida en parte o en su totalidad por las autoridades estatales. • Las donaciones informales procedentes de fuentes privadas pueden ser sustanciales, por ejemplo, en países con una gran diáspora. Asimismo, los países donantes que no • • • • • • pertenecen al círculo occidental del Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) pueden constituir una importante fuente de ayuda que resulta difícil de estudiar a causa de sus modalidades. La variedad de ciclos de planificación y formatos de presupuestos. Elaborar un instrumento de encuesta que se ajuste a todos los participantes – que emplean instrumentos de planificación, presupuestación y contabilidad muy distintos – resulta de una dificultad exorbitante. Los encuestadores deben acordar con cada organismo la mejor manera de adaptar la información de cada cual al instrumento de recopilación normalizado. En algunos casos, la conversión de los datos originales para que éstos puedan introducirse en la base de datos de la encuesta requiere una manipulación considerable y creativa. Debe escogerse un plazo uniforme para la información técnica que hay que recopilar, dado que los ejercicios fiscales y los sistemas de presentación de informes/contabilidad varían de unos organismos a otros. En la mayoría de los organismos, los ejercicios fiscales se corresponden con el año natural, y eso puede usarse como norma. Los datos de los organismos cuyos ejercicios fiscales abarcan parte de dos años naturales deben ajustarse como corresponda. Los idiomas pueden entorpecer el acceso a la información, dado que algunos organismos no están acostumbrados a traducir sus documentos de programas a un medio internacional. En estos casos, los encuestadores tienen que decidir si omitir estas contribuciones (porque su importancia sea marginal) o, por el contrario, asumir el costo adicional de superar la barrera lingüística. Preocupaciones sobre el uso de la información recopilada. Algunos organismos se sienten incómodos con este tipo de encuesta, sobre todo en entornos en conflicto. Hay que poner especial atención en tranquilizar a los participantes y hacerles saber que las cifras recogidas no se utilizarán en su contra, y que las declaraciones polémicas realizadas en las entrevistas se citarán como anónimas. La información particularmente delicada es la relativa a los salarios del personal internacional, los costos del apoyo para programas o los gastos de organismos de gestión y la adquisición de determinados artículos (cuando la ayuda se encuentra vinculada). Fatiga de los encuestados. A los oficiales de ayuda les piden constantemente (los diferentes órganos del gobierno receptor, las unidades de coordinación, las sedes, los auditores, los donantes, etc.) que proporcionen cifras (siempre en diferentes formatos) sobre sus actividades, cifras que en la mayoría de los casos circulan en una sola dirección y nunca regresan, traducidas en información, a la fuente. Por tanto, la reacción espontánea de algunos informantes puede ser la de rechazar la solicitud de nuevos datos porque lo entiendan como una molestia más. Información incompleta a disposición de los encuestados. Por ejemplo, la mayor parte de los organismos desembolsa fondos a las ONG sin realizar un seguimiento minucioso de los proyectos financiados hasta su finalización. Así, realizar una estimación de las tasas de ejecución anuales para todo el repertorio de proyectos del organismo conllevaría un estudio detallado de cada proyecto mediante la obtención de los datos correspondientes a cada ONG. Dado el elevado número de organizaciones, sería más adecuado realizar el estudio mediante una muestra de ONG en lugar de estudiar todos los proyectos. Asimismo, algunas líneas de financiación se destinan a programas integrados (que cubren otros sectores como la educación, agricultura, etc.), lo que hace difícil o imposible obtener cifras exactas relativas exclusivamente a la salud. Los programas destinados al control del VIH/sida son con mucha frecuencia multisectoriales, de ahí que su estudio resulte complicado. Además, muchos proyectos abarcan varias áreas administrativas y niveles de atención, poniendo en peligro con ello el estudio analítico de las respectivas asignaciones. Dado el contexto político de incertidumbre, algunos organismos podrían mostrarse indecisos a la hora de proporcionar cifras sobre sus previsiones futuras de financiación, o puede que simplemente no posean información sobre las decisiones importantes que se tomarán desde la sede en función de cómo se desarrolle la situación política y militar. A 181 Anexo 6a Anexo 6a Por qué y cómo efectuar una encuesta sobre recursos externos 182 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis pesar de esta grave limitación, la mayoría de los organismos debería tener a su disposición información sobre los años pasados y presentes (para estudiar las tendencias relativas a la financiación). Es preciso ser cauto a la hora de interpretar las tendencias futuras, porque tienden a presentar unos niveles de financiación cada vez más bajos al cabo de uno o dos años de la encuesta. Esto suele ser un artificio provocado por la propensión de los oficiales de los donantes a presentar unas cifras conservadoras relativas sólo a los compromisos o promesas firmes. • En entornos que cambian con rapidez, el movimiento acelerado de los oficiales de los organismos donantes limita la información que controlan y la colaboración que proporcionan. Métodos y acuerdos prácticos Anexo 6a • Para superar la falta de confianza, el equipo del estudio debería ser visto como un equipo independiente de las instituciones con un interés específico (más allá del conocimiento) en los resultados de la encuesta. Una institución de investigación que ejerciera de coordinadora podría resolver el problema. De no ser así, un equipo mixto con miembros procedentes de las distintas partes podría ser una solución válida. Para motivar a los informantes a que participen, los miembros del equipo deberían gozar de una sólida reputación técnica. Es importante aclarar el objetivo de la encuesta y los beneficios que cada organismo puede recibir si se logra obtener una imagen fiable de la ayuda externa destinada al sistema de salud. Una carta firmada por agentes clave dispuestos a promocionar la encuesta podría contribuir a animar a otros organismos a participar. • El equipo de la encuesta debería ser reducido (2-3 personas) para asegurar coherencia entre los enfoques. Los primeros organismos deberían estudiarlos el equipo al completo para cerciorarse de que están de acuerdo en los métodos que se apliquen y los ajustes que se adopten. • Para asegurar la participación, todas las partes deberían acordar (y aceptar sin preocupación) que la información recopilada será de dominio público, gozará de una amplia difusión y se mantendrá accesible para todas las partes interesadas. • El instrumento de encuesta y los criterios aplicados en la recopilación de datos deben probarse en una pequeña muestra de organismos escogidos por su diversidad. Por ejemplo, un organismo bilateral que trabaje única o principalmente mediante ONG, un organismo de las Naciones Unidas que gestione de forma directa la mayor parte de sus actividades y un banco de desarrollo podrían conformar un grupo de pruebas adecuado. Debería estimularse a los organismos de la muestra a proporcionar información sobre los problemas que hayan encontrado al preparar los datos solicitados, el volumen de trabajo interno que ha supuesto, etc., con el fin de mejorar los instrumentos de la encuesta. • El instrumento de encuesta debe incluir todas las instrucciones y definiciones necesarias a fin de normalizar al máximo las respuestas. En los entornos multilingües, los malentendidos son especialmente frecuentes. Durante la fase de prueba deberían detectarse y solucionarse todas las fuentes de malentendidos posibles. • La encuesta debe presentarse al organismo entrevistado durante una reunión formal en la que el instrumento se examine de forma conjunta y se aclaren definiciones, cuestiones y dudas. Por lo general, es necesaria una segunda sesión de trabajo para abordar las dudas que surjan en el proceso de recopilación de datos y definir cuáles son los enfoques más adecuados para superar las principales dificultades. En organismos con una estructura especialmente compleja, puede ser necesaria una tercera reunión. Muchos organismos no acostumbran a mantener actualizada la información que se les solicita y necesitan reunirla para la encuesta. Eso puede llevarles tiempo y requerir el asesoramiento técnico de los encuestadores. • Muchas contribuciones externas se suministran en especie, y podrían ser consignadas por el organismo informante en términos monetarios. Si no fuera éste el caso, esos insumos deben convertirse según el costo local corriente empleado por todas las fuentes. La dificultad (frecuente en el caso de la ayuda condicionada y los fármacos comerciales) es especialmente grande cuando los organismos donantes han adquirido los insumos en especie a precios que exceden en mucho el promedio de los precios internacionales. El estudio de estas discrepancias proporcionaría una información muy útil sobre las ineficiencias existentes y ofrecería un poderoso argumento para corregirlas. Sin embargo, aplicar los mismos criterios a todos los informantes puede resultar complicado y laborioso. La ayuda condicionada, en cualquiera de los casos, debería tratarse aparte. • La mayor parte de los organismos donantes proporcionará cifras en la moneda nacional de su país que luego deberán convertirse a una moneda común como el dólar. Si se utiliza la moneda local, las series cronológicas deberían convertirse a precios constantes para controlar la elevada inflación. Para unificar los tipos de cambio resultan especialmente útiles las páginas como www.oanda.com/convert/fxhistory, que ofrece el promedio anual de los tipos de cambio de gran parte de las monedas. Una caída del tipo de cambio del dólar estadounidense respecto a la mayoría de las monedas de los países donantes como la que tuvo lugar a mediados del decenio de 2000 conlleva el riesgo de que indica aumentos de financiación que en realidad no se producen o abulta los aumentos reales. Convertir todas las cifras a euros puede ser una manera de controlar las tendencias de un modo más fidedigno. • Una vez recopilado por los encuestadores, el instrumento debería devolverse al correspondiente organismo para que éste revise la precisión de los datos. • Conviene comenzar por los propios organismos de financiación de base nacional. De ese modo se cubrirá una importante proporción de la financiación total, se obtendrá una experiencia útil, se promoverá la confianza en el equipo y su capacidad, y se evitarán los costos de los viajes. Una vez se haya consolidado la visión nacional, puede plantearse la posibilidad de realizar una encuesta de ONG. Sin embargo, esta segunda fase exige el uso de instrumentos diferentes y conlleva costos más elevados. Además, muchas ONG no elaboran un presupuesto formal, lo cual supone una dificultad añadida. Antes de emprender una encuesta de ONG, debería comprobarse la coherencia que existe entre la información recibida de los organismos de financiación y la proporcionada por una muestra de ONG. Si el grado de discrepancia es grande, habría que estudiar las causas y diseñar una encuesta de las contribuciones de las ONG. • Dada la variedad de fuentes de financiación y la fragmentación imperante, alcanzar la cobertura total en la encuesta resulta del todo impensable, ni siquiera contando con el ímprobo esfuerzo de los encuestadores. Éstos deben decidir cuándo dejar de buscar los datos que faltan (procedentes de fuentes desconocidas o inaccesibles, o bien de organismos que no colaboran) en función de los costos que calculen que supondrá cada nueva información. Una encuesta que logre cubrir más del 80% de todas las posibles fuentes de financiación debe considerarse un éxito. En el informe final deben citarse con claridad todas las fuentes que se sepa que faltan. • Deberían tomarse medidas para conservar la experiencia adquirida durante la realización de la primera encuesta y la preparación de la siguiente. En la medida de lo posible, debería adquirirse capacitación siguiendo las líneas propuestas en el Anexo 5. Establecer una unidad de inteligencia en materia de políticas. Si este procedimiento resultara precipitado, se recomienda adoptar medidas para consolidar los instrumentos de encuesta y convertirlos en materiales que puedan utilizar los futuros encuestadores. Para una excelente aplicación del planteamiento propuesto en el presente anexo, véase Capobianco y Naidu (2008). 183 Anexo 6a Anexo 6a Por qué y cómo efectuar una encuesta sobre recursos externos 184 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Anexo 6b Costos y análisis de costos Anexo 6b Ser consciente de las repercusiones que tienen las decisiones relativas a la salud en cuanto a los costos y entender el comportamiento de dichos costos resulta esencial en todos los niveles de la atención de salud, y más aún en el contexto de escasez de recursos por el que se caracterizan, invariablemente, los sistemas de salud afectados por crisis. La recopilación y análisis de datos sobre los costos de la atención de salud debería ser una de las principales preocupaciones de los gestores de salud: sin análisis de costos, la planificación, vigilancia y evaluación de las actividades sanitarias se convierten en ejercicios inútiles. Por desgracia, a causa de su formación y su experiencia profesional, muchos gestores de salud no están familiarizados con los análisis de costos y la disciplina que plantea su utilización. La escasez de información adecuada y la dificultad objetiva de llevar a cabo evaluaciones económicas – características, ambas, de las crisis prolongadas – fomentan más aún la adopción de decisiones subjetivas. Sin embargo, los análisis de costos, por rudimentarios que sean, o al menos cierta familiaridad con los conceptos en los que se basan, constituyen elementos esenciales para la adopción de decisiones de gestión oportunas. Este breve anexo tiene como finalidad guiar a los profesionales de la salud por el laberinto de conceptos y términos relacionados con los diferentes tipos de costos y su uso para diferentes propósitos. Para una explicación pormenorizada – pero accesible para no economistas – sobre los asuntos mencionados a continuación, consúltense los documentos citados en las Referencias bibliográficas. Por costo se entiende el valor de los recursos empleados para producir algo. En primer lugar, conviene hacer una distinción útil entre costos financieros y costos económicos. Los primeros miden “la pérdida de valor monetario cuando un recurso es adquirido o consumido” (Perrin, 1988) con el fin de llevar a cabo una actividad. Éstos representan, por tanto, el dinero que se ha pagado por los insumos utilizados para prestar un servicio. Los costos económicos, sin embargo, expresan el costo total que le supone a la sociedad, y se basan en el costo de oportunidad o el costo de la siguiente mejor alternativa a la que se renuncia. Por ejemplo, un agente de salud comunitario que presta servicios de salud gratuitamente conlleva un costo de oportunidad para la sociedad: el tiempo que podría dedicar a una actividad alternativa como, por ejemplo, cultivar la tierra (el rendimiento de esta actividad da la medida del costo de oportunidad que representa la prestación de servicios de salud). Pero si el agente de salud comunitario se convierte en refugiado y no dispone de acceso a ninguna otra actividad productiva, el costo de oportunidad de su tiempo se reduce de forma significativa. Los costos económicos deben incluir, y valorar, los productos/servicios que proporcionan de manera gratuita los donantes o voluntarios y también aquéllos que se subvencionan (es decir, aquéllos cuyo costo no refleja la tasa de mercado). Para valorar estos costos, la práctica común consiste en utilizar precios de mercado locales, precios de mercado ajustados cuando existen imperfecciones de mercado (por ejemplo, en las subvenciones) o precios de mercado imputados cuando no existen dichos precios y es preciso recurrir a valoraciones aproximadas. Por ejemplo, el promedio salarial del empleo doméstico puede utilizarse para valorar el costo indirecto (véase más abajo) de una trabajadora del hogar que necesita tratamiento médico. Ajustar los precios para obtener estimaciones del costo económico real resulta especialmente importante en entornos deteriorados donde abundan las donaciones, gran parte de los insumos son importados y los precios se ven fuertemente distorsionados por las subvenciones. Puesto que los sectores sociales como la salud se benefician en gran medida de estos factores, en muchas ocasiones es obligatorio utilizar precios sombra (que es como se denominan estos precios ajustados). Por ejemplo, los fármacos donados pueden inflar los costos relativos a la atención de salud si se consignan al precio al que una organización benéfica se los compró a un minorista en un país rico. En ese caso, la aplicación de los precios locales corregiría esa distorsión. Por el contrario, cuando los tipos de cambio nacionales están extremadamente inflados, puede ser preferible aplicar los precios internacionales. Los costos económicos deben tener en cuenta también el costo de oportunidad que representa invertir ahora en el servicio en lugar de retrasar el pago y utilizar el dinero de una forma productiva. Los factores anteriores explican por qué los costos financieros son inferiores a los económicos. Son la perspectiva y propósito del usuario de los costos los que determinan cuándo utilizar unos y cuándo los otros. Los costos financieros se emplean principalmente para fines de contabilidad y gestión, mientras que los económicos se prefieren para evaluaciones económicas, planificación y asignación de recursos. La definición anterior de costos financieros subraya los valores de los recursos una vez adquiridos o consumidos y no el costo real de un producto. El valor de los recursos cambia con el tiempo y a menudo existe una diferencia entre la compra y el consumo de un recurso: los costos históricos, que se refieren al valor de los recursos en el momento en que se realizó la compra. Para reflejar esta diferencia, se prefiere el término costo (actual) de sustitución, que es el precio de los recursos consumidos si se compraran en la actualidad. El uso de los costos de sustitución resulta especialmente pertinente en relación con los establecimientos de salud, que puede que se construyeran varias décadas antes de realizar el análisis. Los costos históricos de construcción resultarían menos útiles a la hora de planificar la recuperación de una red destruida, su reestructuración o su expansión. El costo de compra es el precio que se paga por un servicio fuera de la organización (véase Anexo 7 sobre Contratación), en contraposición al costo que supondría prestar ese mismo servicio con recursos internos. Algunos costos cambian en función del volumen de actividad, otros permanecen fijos y otros son intermedios: • Costos fijos: se mantienen constantes con independencia del producto generado, al menos en el corto plazo. Ejemplos: la compra de equipo, el alquiler de un edificio, el salario de un oficial administrativo. Los costos irrecuperables son un tipo especial de costos fijos y hacen referencia a aquéllos que se han comprometido de forma irrevocable y ya no pueden recuperarse: por ejemplo, los costos que supone capacitar a un profesional de la salud que tiempo después emigra. La prestación de atención tiene unos costos fijos elevados, como son los relativos a los establecimientos, equipo y personal. • Costos variables: cambian en proporción al volumen de actividad. Ejemplos: medicamentos, fungibles, alimentos, combustible. • Costos semivariables: tienen un componente fijo y uno variable. Por ejemplo, la partida de gastos salariales puede estar compuesta de una parte fija, correspondiente a los funcionarios públicos a los que hay que pagar con independencia del número de pacientes atendidos, y una parte variable, correspondiente al personal contratado de forma temporal como, por ejemplo, vacunadores para una campaña. • Costos escalonados: tienen el mismo comportamiento que los costos fijos hasta que el nivel de actividad llega a un umbral y a partir de ahí pasan a un nivel superior. Ejemplo: un médico puede tratar a un determinado número de pacientes; cuando se supera esa cifra, hay que contratar a otro médico. El costo de empleo salta cuando se sobrepasa el umbral. • Costo total: es la suma de los costos fijos, variables, semivariables y escalonados para un volumen determinado de actividad. Al dividir el costo total entre la producción (el número de unidades producidas) obtenemos el costo unitario (o costo por unidad), que sería, por ejemplo, el costo por tratar a un paciente. El centro de costos se refiere a la unidad de la organización – es decir, el departamento de un hospital, centro de salud, etc. – para el que se quieren identificar y analizar los costos. Es importante definir con precisión la estructura y funciones de los centros de costos que se quieren analizar y comparar, e identificar una unidad típica y representativa con el fin de evitar extraer conclusiones erróneas. Otra clasificación aclaratoria es la que se refiere a la vida útil de los insumos que se necesitan para llevar a cabo una actividad: los costos de capital se definen como los costos de recursos que duran más de un año (como edificios, vehículos, capacitación previa al servicio, ordenadores y equipo similar), mientras que los costos o gastos ordinarios se refieren a insumos que duran menos de un año y que se compran con periodicidad (salarios, fármacos, combustible, electricidad, calefacción, etc.). El equipo que dura más de un año pero es barato puede considerarse ordinario, siempre y cuando se defina un techo para el precio y se aplique 185 Anexo 6b Anexo 6b Costos y análisis de costos 186 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis con regularidad (suele fijarse en US$ 100). La diferencia entre costos de capital y ordinarios es importante también porque la mayoría de los presupuestos se estructura sobre la base de esta “dualidad”. Los insumos de capital se compran en un momento concreto, pero se utilizan a lo largo de un período de tiempo; por tanto, los costos deben distribuirse a lo largo de dicho período. Puesto que pueden suponer sumas sustanciales de dinero (por ejemplo, para un edificio), que van a quedar bloqueadas y no podrán generar rendimiento, es importante tener en cuenta el valor de las oportunidades de inversión alternativas para ese capital. En ese caso, se emplean técnicas de anualización, que tienen en consideración tanto la depreciación del activo como la preferencia temporal (es decir, la actualización). Si, por el contrario, nuestro análisis se limita a contabilizar el costo de capital, podemos limitarnos a estimar la depreciación de la partida de bienes de capital. El método más sencillo es la depreciación en línea recta, según el cual se divide el costo de sustitución de la partida de bienes de capital entre los años previstos de vida útil. A continuación presentamos una clasificación típica de costos por insumos: Costos de capita Costos ordinarios Edificios Salarios del personal Vehículos Medicamentos, suministros, vacunas Equipo Combustible y mantenimiento de vehículos Capacitación previa al servicio Capacitación durante el servicio Etc. Costos de mantenimiento y funcionamiento de edificios Etc. Anexo 6b Los costos pueden clasificarse también conforme a la función y actividad (gestión, supervisión, capacitación, etc.), según el nivel de uso y la fuente. Los costos financieros de un servicio pueden clasificarse en costos directos, indirectos y generales. Los costos directos se refieren a los recursos consumidos directamente en la producción del servicio: medicamentos, personal, etc. Los costos indirectos se refieren a los recursos destinados a los servicios prestados por unidades de apoyo centralizadas (por ejemplo, radiología, laboratorio) que suministran a otros departamentos. Los costos generales son aquellos recursos comunes empleados para cubrir la organización en general donde no hay prestación de atención directa: gestión, seguridad, etc. Los costos indirectos y generales no pueden asignarse directamente, porque sus recursos se reparten entre diferentes clientes. Existen diferentes técnicas para repartir estos tipos de costos basadas en la distribución del uso de recursos entre distintos centros de costos. En el contexto de la evaluación económica (en lugar de financiera), esta clasificación se utiliza de otra manera: los costos directos son los que se refieren a la prestación y utilización directas de los servicios de salud, los costos indirectos se refieren a la pérdida de productividad de pacientes y cuidadores a causa del tratamiento médico, y los costos intangibles son aquéllos que no pueden valorarse y que se refieren al dolor, sufrimiento, estigma social, etc. En las comparaciones de costos, se utilizan los costos marginales, que se definen como los costos adicionales que supone la producción de una unidad de servicio adicional. Por ejemplo, admitir a un paciente adicional en un servicio hospitalario con una ocupación de camas del 60% representa un aumento moderado del costo. Por el contrario, cuando la ocupación es total, admitir a un paciente supondría ampliar el servicio, contratar a personal adicional, etc. En ese caso los costos marginales aumentarían de forma sustancial. Con frecuencia el costo marginal se considera preferible al promedio de los gastos, sobre todo para microdecisiones a corto plazo (por ejemplo, un gestor de un hospital que necesita valorar varias opciones). A nivel macroeconómico y en el largo plazo, el promedio de costos constituye un buen reflejo de los verdaderos costos variables. Comparar los costos y precios a lo largo del tiempo en un entorno deteriorado resulta complicado dados los drásticos cambios que suelen producirse en esas situaciones en el poder adquisitivo de la moneda. Para extraer conclusiones útiles, las cantidades actuales o nominales deben traducirse en términos constantes o fijos. Para ello, debe tenerse en cuenta Anexo 6b Costos y análisis de costos 187 la inflación. Lo más habitual es designar el primer año de una serie cronológica como año base al que se referirán todos los valores siguientes. A los precios de los años siguientes se les aplica entonces una deflación, es decir, un ajuste de acuerdo a la tasa de inflación registrada en el año correspondiente, para hacerlos comparables con los del año base. Los deflactores suelen calcularlos autoridades centrales como el ministerio de finanzas, el instituto nacional de estadística o el banco central. Con frecuencia, en los países deteriorados no hay deflactores oficiales o son motivo de disputas, por lo que resulta difícil o imposible establecer comparaciones temporales provechosas. Las economías planificadas presentan especiales dificultades, puesto que el acceso a los recursos no depende estrictamente del dinero. Así, las tendencias de financiación en un país en transición de una economía planificada a una economía de mercado pueden resultar enormemente engañosas. Los datos financieros suelen generarlos los distintos departamentos de las organizaciones de salud con fines contables. Sin embargo, no es frecuente encontrar visiones de conjunto o análisis consolidados de los costos que maneja el sistema. Esto tiene que ver, en parte, con la separación funcional entre gestores de salud y personal administrativo, y con la fragmentación de los datos entre los diferentes departamentos. La diversidad de fuentes de financiación y los procedimientos de contabilidad paralela tampoco contribuyen a componer una visión de conjunto fiable. Además, muchos sistemas de información financiera están diseñados para controlar el gasto, más que para optimizarlo, y proporcionan datos de un valor limitado para los análisis de costos, que requieren estudios especializados. Las dificultades técnicas que entrañan la identificación, valoración, interpretación y comparación de costos desalientan a los gestores. Sin embargo, debido a la escasez y derroche de recursos que existen en multitud de sistemas de salud menoscabados, los análisis de costos pueden proporcionar la base para conseguir un aumento extraordinario de la eficacia. Creese A y Parker D, eds. (1994). Cost analysis in primary health care: a training manual for programme managers. Ginebra, Organización Mundial de la Salud. Disponible en línea en www.who.int, consultado el 10 de enero de 2011. Una excelente y breve introducción a conceptos, términos y métodos, accesible para no economistas, de fácil lectura, generosa en ejemplos ilustrativos y hasta complementada con ejercicios. Un punto de partida recomendado para el profesional de la salud que necesita dar sus primeros pasos en el campo de la economía, análisis de costos, evaluación, planificación y gestión de la salud. Kumaranayake L (2000). The real and the nominal: making inflationary adjustments to cost and other economic data. Health Policy and Planning, 15:230–234. Perrin J (1988). Resource management in the NHS. Londres, Chapman and Hall. Walker D y Kumaranayake L (2002). Allowing for differential timing in cost analyses: discounting and annualization. Health Policy and Planning, 17:112–118. Anexo 6b Anexo 6b Referencias bibliográficas 188 Análisis de sistemas de salud deteriorados en situaciones de crisis Notas: Módulo 6