EXPERIMENTACIÓN DE UN ITINERARIO CATECUMENAL PARA NIÑOS – ADOLESCENTES EN LA PARROQUIA DE MATTARELLO (TRENTO) Don Antonio Brugnara Trento - Italia MOTIVACIONES de la EXPERIMENTACIÓN La experimentación que se presenta aquí se coloca entre las iniciativas de "Itinerarios catecumenales para niños - adolescentes" promovidas por el Consejo Permanente de la CEI con la nota del 1.999 "La iniciación cristiana. 2. Orientaciones para la iniciación de los niños y de los adolescentes de 7 a 14 años". Se basa en las indicaciones y adaptaciones del RICA o OICA, en particular del capítulo V relativo al "Ritual de la iniciación cristiana de los niños en la edad del catecismo." La experiencia se está realizando desde el 2.000 en Mattarello, un barrio de la ciudad de Trento con unos 5.000 habitantes y participan actualmente unos sesenta chicos. El ambiente está caracterizado por un constante aumento de personas con débil pertenencia eclesial, con una participación cada vez más ocasional a la Eucaristía, pero sobre todo con la pérdida de consistencia de la educación cristiana familiar, a pesar de una difusa demanda de los sacramentos. A casi la mitad de los niños bautizados, al principio del camino de catequesis, les falta aquella primera evangelización que, cuando la cristiandad era difundida, era impartida por la familia. Además empieza a disminuir la solicitud del Bautismo en los primeros años de vida y crece el número de niños no bautizados y aquellos que los padres piden el bautismo después de los 5 - 7 años. Por todo esto surgió la urgencia de revisar el proyecto de iniciación cristiana de la parroquia y la decisión de encaminar la experimentación de un camino catecumenal para niños, como está previsto por el RICA y propuesto por la nota de la CEI. El itinerario catecumenal, en efecto, es un itinerario gradual y progresivo, que da prioridad a la evangelización y hace participar a los padres o a quién acompaña a los niños. Además desarrolla la relación entre la iniciación y la comunidad cristiana, sobre todo en los momentos celebrativos que marcan el camino; también recupera el estrecho y orgánico vínculo de los tres sacramentos: Bautismo, Confirmación y Eucaristía y los celebra en la Vigilia Pascual; en fin, se convierte en una ocasión de necesario acuerdo entre evangelización, catequesis, liturgia y caridad. Inicio y desarrollo de la experiencia Después del consentimiento del Obispo y una primera sensibilización de la comunidad, se constituyó un "Grupo proyecto" con la tarea de establecer las líneas generales de la experiencia, de programar, de predisponer los encuentros de niños y padres, y de verificar el camino. Desde el principio fue necesario elegir si la experimentación tenía que concernir a todos los que demandaban iniciar el camino de la catequesis o no. Decidimos ofrecer dos caminos diferentes: 1. el camino tradicional de catequesis para aquellos niños bautizados que ya han recibido una primera educación de fe en la familia; 2. el itinerario catecumenal para aquellos niños todavía no bautizados y para aquellos que ya bautizados, no han tenido una educación a la vida cristiana en familia (RICA n° 295). Este camino también es recomendado a los que desean hacer grupo con sus compañeros que se deben bautizar. (RICA n° 308). Cuando en el itinerario catecumenal se inscriben sólo niños que ya han recibido el Bautismo, este camino es llamado de "tipo catecumenal" y tiene en cuenta su diferente condición (RICA cap. IV). A los padres que inscriben sus hijos en el primer año de catequesis se hace presente la importancia de elegir el camino que responda mejor a las efectivas necesidades de sus hijos. No es una tarea fácil porque comporta una reflexión sobre la situación personal y familiar por cuanto concierne la fe cristiana. Después del inicio de la primera experiencia, todo se hizo más simple, tanto que el número de los que eligen este itinerario está creciendo. Esta experiencia comportó la necesidad de revisar toda la pastoral bautismal. Una de las primeras decisiones de esta renovación fue la de orientar a las familias que solicitan el bautismo para niños que tienen tres o más años, hacia el camino catecumenal. Este itinerario se abre cada dos años y agrupa niños de distintas edades. En este momento en la Parroquia, hay tres caminos: uno que está llegando al final del tiempo de la mistagogía; el según está llegando a la celebración de los sacramentos en la Vigilia Pascual de este año y el tercero que concluyó la primera fase del tiempo del catecumenado. Los niños están subdivididos en pequeños grupos (8-10 personas); cada grupo es animado por uno o dos catequista y se encuentra una hora a la semana desde octubre a mayo. Además de los encuentros semanales, son previstos 4 o 5 momentos fuertes al año junto a los padres cada mes y medio aproximadamente; estos encuentros duran toda la tarde del sábado y se concluye con la cena. Durante los últimos cuatro años del camino son previstas también salidas de más días para niños y padres juntos: a Roma, a Asís, a Aquileia y a Ravena. Las elecciones catequísticas que caracterizan la experiencia son: - el enfoque predominantemente evangelizante de los primeros tres años; - la preferencia a la atención kerygmática recuperando el arte de narrar; - la progresiva educación a la oración ya sea en grupo que en familia; - la participación de los padres a través de las consignas; - una catequesis que tiene su cumbre en los momentos celebrativos; - el encuentro con las personas y las realidades vivas de la comunidad; - la iniciación a experiencias caritativas y misioneras. Particularmente significativa fue la participación progresiva de los padres, ayudándolos a asumir conscientemente el rol educativo familiar y proponiéndoles actividades compatibles con sus capacidades. Desde el punto de vista de la fe se eligió ofrecer a los padres un camino paralelo al de los hijos, sin exceder en la solicitud, pero prefiriendo esperar que sean ellos a manifestar la demanda religiosa y la exigencia de pasos significativos en la fe. Son necesarios casi dos años para que los padres logren proponer libremente valores religiosos y no sólo humanos. Una mirada a la estructura de este camino catecumenal. (RICA n° 4-8) El camino está subdividido en cuatro tiempos: el tiempo de la evangelización, aquel del catecumenado, la última Cuaresma y el tiempo de la mistagogía. El 1° Tiempo está dedicado a la evangelización o al precatecumenado y dura al menos un años. Es un tiempo para descubrir Cristo y para decidir si seguir caminando con Él. Se narra el evangelio de Marcos. El signo elegido para este tiempo es el bastón y la alforja con el evangelio. El 2° Tiempo es el tiempo del catecumenado y es el más largo. Dura cerca dos años y medio hasta el inicio de la última Cuaresma antes de los sacramentos. Está subdividido en tres fases marcadas por tres consignas: la consigna del Credo al final del camino dentro de la Historia de la salvación; la consigna del Padre Nuestro después de un año en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y la consigna del mandamiento del amor antes del Rito de la Elección. Los signos elegidos para evidenciar estas fases son: el baúl con el tesoro escondido (Biblia), la tienda y el vestido blanco. El 3° Tiempo corresponde a la última Cuaresma y es una intensa preparación del espíritu y del corazón para recibir los Sacramentos de la Iniciación; está marcado por varios escrutinios y por el sacramento de la Primera Reconciliación para los ya bautizados. El 4° Tiempo es el tiempo de la Mistagogía. Dura todo el período pascual después de los Sacramentos y, por disposición de nuestro Obispo, se prolonga por otros dos años. En el primer año se profundiza el Bautismo y la Confirmación, en este último se vive la Eucaristía. El tiempo de la mistagogía es también aquel que compromete a los chicos a sustentar un proyecto de solidaridad. Se pasa de un tiempo a otro no en base a la edad o a la clase frecuentada, sino a través de pasajes que son los momentos más importantes y más fuertes de la iniciación. Son tres los pasajes (o grados, como el RICA los define), por los que el catecúmeno avanza de peldaño en peldaño o de puerta en puerta. a) El Primo es el pasaje de la evangelización al catecumenado y está marcado por el Rito de Admisión, (o de Confirmación si no hay niños para bautizar), donde quien desea ser cristiano es acogido por la iglesia como catecúmeno; b) El segundo pasaje se tiene cuando el catecúmeno, crecido en la fe, es admitido a la intensa preparación de los sacramentos. Sucede en el primer domingo de cuaresma y está marcado por el Rito de la Elección o de la Inscripción del nombre. Para la Iglesia es el momento central de su ser madre que acoge y conduce consigo los electo de Cristo. Este año fue particularmente significativa la presencia del Obispo. c) El tercer pasaje se realiza en la Vigilia Pascual cuando los catecúmenos reciben los sacramentos que forman a los cristianos: Bautismo, Confirmación y Eucaristía, juntos a los compañeros que han recibido ya el Bautismo y que también reciben la Confirmación y la Eucaristía. Algunas evaluaciones finales Todas las celebraciones propias del camino se realizan en la parroquia durante la Misa principal del domingo. Estos son los momentos en que la comunidad se da cuenta de la realidad que está creciendo, se siente particularmente comprometida y descubre nuevamente los roles, los signos y los valores olvidados. La fuerza que surge de la liturgia y que marca este camino es sin dudas el aspecto más relevante y que contribuye principalmente a fortalecer la Iniciación Cristiana a beneficio de todos. También los otros itinerarios fueron influenciados y por consiguiente renovados. Esta experimentación demostró que es posible involucrar a los padres; contribuyó a construir relaciones; llevó a familiarizarse con lugares y personas de la parroquia; hizo emerger el valor del comer y del viajar juntos, pero sobre todo del sentirse juntos para educar a los mismos hijos en la fe. También todo esto contribuyó a mejorar la participación de los padres en la catequesis tradicional y a ofrecer posibilidades de encuentro a padres y a niños de 3 a 7 años. No faltan las dificultades para hacer crecer el sentido de ser comunidad, donde cada uno está llamado a dar la propia contribución para hacerla más visible; al mismo tiempo no es fácil localizar y formar nuevas figuras para animar a los padres y acompañar a aquellos niños que no tienen padres capaces de hacerlo. La elección de proponer itinerarios distintos solicitó un gran empleo de energías, pero está dando sus frutos. Ahora es posible ofrecer el proceso más apto según la situación espiritual de los solicitantes y orientar a quienes solicitan los sacramentos en tiempos rápidos y poco laboriosos hacia la acogida de un camino serio, progresivo y que ayude a madurar. Esta experimentación contribuyó sorprendentemente a despertar el deseo de ser cristianos también en jóvenes y adultos no bautizados presentes en el territorio. Saber que en la parroquia hay un camino adecuado para quien quiere ser cristiano, afuera de los esquemas clásicos y sin tener que hacer las cosas casi a escondidas, hace resurgir aquella necesidad de encontrar a Cristo que parecía dejada de lado. Quizás la voluntad de llevar a cabo esta larga experimentación fue sustentada justamente por la conciencia de empeñarse para los más lejanos y para lograr trazar el camino, con la ayuda del Señor, para conducir nuevamente las ovejas perdidas a casa.