Sr. DIRECTOR DEL INSTITUTO DE DERECHO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE CÓRDOBA S______________/_____________D. Quienes suscriben JUAN FRANCO CARRARA Y ANDRÉS FEDERICO VARIZAT, en nuestro carácter de Directores a cargo de la Sala de “Derecho del Consumo” del Colegio de Abogados de Córdoba, se dirigen a Ud. a los fines de elevar un PRIMER INFORME general respecto a la incidencia que presenta el nuevo "Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación" (decr. presidencial 191/2011) en relación al derecho del consumidor y del usuario Sin otro particular y quedando a disposición para lo que hubiere lugar, saludan a Ud. muy Atte. COLEGIO DE ABOGADOS DE CÓRDOBA SALA DE DERECHO DEL CONSUMO PRIMER INFORME SOBRE EL "ANTEPROYECTO DE CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN" (Decr. 191/2011), Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO DEL CONSUMIDOR Y DEL USUARIO I) CUESTIONES GENERALES: En primer término es necesario señalar que el "Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación" al unificar en un solo cuerpo normativo al derecho privado-patrimonial (derecho civil, comercial, consumidor); supone una mejora sustancial en comparación con la situación hoy vigente. Hasta el día de hoy, el derecho privado-patrimonial se halla regulado en dos Códigos diferentes (civil, comercial), en la ley de defensa de los consumidores (ley 24.240) y en otras leyes especiales. Ello pone de manifiesto una evidente falta de sistematización, situación que en numerosos casos a llevado a regular un mismo problema jurídico de forma diferente (ej. plazos de prescripción), con el resultado de provocar graves problemas interpretativos y de aplicación del derecho. De modo que en términos generales, resulta un acierto y un avance sistematizar el derecho privado patrimonial en un Código único, lo cual contribuye a una mejor integración del derecho civil y comercial con el derecho del consumo. II) ASPECTOS ESPECÍFICOS. a) REDEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE “CONSUMIDOR”. El anteproyecto define al consumidor como: “La persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, siempre que no tenga vínculo con su actividad comercial, industrial, artesanal o profesional. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, siempre que no tenga vínculo con su actividad comercial, industrial, artesanal o profesional” (art. 1092). Como puede advertirse, esta nueva definición del concepto de consumidor supone “eliminar” la categoría del “tercero expuesto” (o Bystander) que había sido incluida en la ley de defensa del consumidor 24.240 (1993) mediante la reforma introducida por la ley 26.361 (2008). Los fundamentos del anteproyecto son los siguientes: a) La categoría del “tercero expuesto” tornaba demasiado amplia la tutela del consumidor careciendo de “sustancialidad”. b) Una “traslación inadecuada” al derecho argentino del Código de Defensa del Consumidor de Brasil (artículo 29), que si bien contempla esta noción, solo lo hace en relación a las prácticas comerciales “abusivas”, pero no como noción general. La nueva definición de la categoría de consumidor y la eliminación de la figura del tercero expuesto no parece afectar los derechos del consumidor reconocidos en el Art. 42 CN (relación de consumo), ya que el tercero expuesto no es un consumidor, sino que se trata de un verdadero “tercero” (eventual, indeterminado) con el cual no existe ningún vínculo ni acto de consumo ex ante. Sobre la base de tales argumentos, la redefinición de la definición de consumidor parece “razonable”, ya que la noción de consumidor expuesto desde su misma incorporación al derecho argentino por ley 26.361, resultó en los hechos por demás difícil de delimitar en lo que respecta a su campo de aplicación creando un terreno propicio para la inseguridad jurídica. Teniendo en cuenta lo anterior, la “redefinición” del alcance del concepto de consumidor luce razonable (Varizat). b) REGULACIÓN DEL CONTRATO DE CONSUMO. La recepción de la categoría del “contrato de consumo” resulta sin dudas un acierto. Los tiempos modernos señalan que la gran distinción en materia de contratos, es entre contratos de consumo y los que no lo son. De este modo se centra la cuestión en los aspectos que hoy resultan relevantes (publicidad, prácticas abusivas, deber de información, cláusulas abusivas, etc), y se dejan de lado anteriores distinciones que hoy presentan cada vez menos relevancia (ej. entre contratos civiles y comerciales). También resulta acertado el criterio de regulación de los contratos de consumo, a través de lo que los mismos fundamentos del anteproyecto denominan principios generales de “protección mínima”, evitando ingresar en un excesivo detallismo que debe quedar para las leyes especiales. c) REGULACIÓN DE LAS CLÁUSULAS ABUSIVAS. La inclusión de la temática relativa al control de cláusulas abusivas también resulta un acierto del anteproyecto. Se trata de un tema muy actual y de gran proyección práctica, que como tal resultaba necesario incluir en el Código Civil. Actualmente este tema se halla regulado en forma dispersa y con una evidente falta de sistematización, ej. Ley de Defensa del Consumidor (art. 37), de un modo general en figuras tradicionales del Código Civil (arts 502, 953, 954, 1071, etc), y en criterios jurisprudenciales (ej. contra stipulatorem). d) CONTRATACIÓN BANCARIA CON CONSUMIDORES Y USUARIOS. Se trata de otro criterio acertado del anteproyecto, ya que los contratos bancarios constituyen uno de los principales campos de aplicación del derecho del consumidor. Tal situación en muchos casos ha provocado problemas interpretativos respecto a qué régimen aplicar, ya que tradicionalmente el derecho bancario estuvo regulado exclusivamente por el derecho comercial (en virtud de lo dispuesto por el art. 8 inc. 3 y 4 C.Com.) y por la normativa bancaria específica (ej. circulares del BCRA). e) INCLUSIÓN DE LA FIGURA DE LA MULTA CIVIL (DAÑO PUNITIVO) La figura de la multa civil o daño punitivo, cuenta actualmente con regulación en el específico campo de las relaciones individuales de consumo, donde resulta aplicable el art. 52 bis de la ley de defensa de consumidor. Sin derogar la aplicación de la multa civil para el supuesto anterior, el anteproyecto ha previsto extender su aplicación a los casos de derechos de “incidencia colectiva”, pero sin incluir otros supuestos (ej. derechos individuales que no configuran relación de consumo). De modo que el anteproyecto no ha innovado en la aplicación de la multa civil en lo que respecta al derecho del consumo. III) ASPECTOS CRITICABLES. OMISIÓN DE INCLUIR A LOS CONTRATOS AGRARIOS: Si bien no se trata de una cuestión relacionada directamente al derecho del consumo, cabe hacer mención a la misma por su importancia. El anteproyecto ha omitido incluir en la regulación destinada a los contratos “en particular” a los contratos agrarios (diferentes modalidades del arrendamiento rural, aparcerías, etc). Los contratos agrarios hoy presentan suma importancia dentro de la economía argentina, especialmente en las regiones del centro del país dentro de la cual se halla al provincia de Córdoba. Frente a tal realidad, la regulación legal de los mismos se halla dispersa en leyes especiales (algunas de ellas muy antiguas) que debieran ser objeto de una revisión, actualización y posterior inclusión en el nuevo anteproyecto. De modo que no se advierten justificativos para que el régimen legal de los contratos agrarios haya sido excluído del nuevo anteproyecto de Código Civil