Crítica a la razón práctica

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- à TICA - “CrÃ−tica razón práctica”
Tradicionalmente, todas las éticas hasta Kant eran materiales (Aristóteles, Epicuro, moral cristiana…), es
decir nos dicen el objetivo y el modo de conseguirlo, son heterónomas.No nos proporcionan contenidos
morales sino que se limitan a imponer desde fuera nuestra conducta.
Sin embargo, la ética de Kant se presenta en la historia de la filosofÃ−a como una ética formal, que
permite a la persona seguir su propia ley moral Para ser moral nuestra acción debe estar orientada por el puro
cumplimiento del deber.
Según Kant, hay tres preguntas que se plantea el ser humano: ¿qué puedo saber?, ¿qué puedo hacer?
y ¿qué me cabe esperar?
Recordemos que la razón tiene dos usos: uno teórico y otro práctico.Con el uso teórico respondemos a
la primera de éstas. Su función es por tanto, ayudarnos a entender como es el mundo.
Pero necesitamos de otro uso práctico con el que responder las otras dos, orientar nuestro comportamiento,
dirigir nuestra voluntad.Kant identifica el uso práctico con la moral.
AsÃ−, podemos diferenciar dos ámbitos de la realidad: el del “ser” y el del “deber ser”, el de la ciencia y el
de la moral.
En su obra, CrÃ−tica de la Razón práctica, no transmite las condiciones que hacen posible el deber,
partiendo de:
. una acción desinteresada no condicionada a ningún fin /el deber por el deber/
. que existe una ley moral universal
Esa ley moral, que no cuestiona,[<< De dos cosas estoy seguro: del cielo estrellado sobre mi cabeza y de una
ley moral en mi>>] posee según Kant un carácter de imperativo categórico (mandatos universal, formal y
que posibilita el autogobierno), distinguiendo dos tipos:
_ los hipotéticos aquellos que ordenan algo como medio para conseguir un fin, su validez siempre está
condicionada.
_ los categóricos que son mandatos incondicionados, es decir aquellos que ordenan algo como un fin
absoluto. Tienen validez por sÃ− mismos.
AsÃ−, la ley moral sólo puede tener carácter de imperativo categórico, ya que ésta debe ser universal.
El deber proviene de la razón, y obrar moralmente consiste en cumplir la ley por respeto ala ley misma.
La bondad o malicia de las acciones dependerá de la intención de la voluntad al actuar.
La moral de Kant es una moral formal en la que lo importante no es el contenido, sino la intención, el como
se actúa.
Por ello, Kant no nos va a decir qué es el bien, sino que nos ofrece el procedimiento, un modo de hallar esa
ley moral que se halla en nuestro interior. Son imperativos meramente formales donde no se nos da el
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contenido, sino la forma.
Las dos caracterÃ−sticas principales de la ley moral serán la autonomÃ−a: la ley moral está dentro de
nosotros y al cumplirla nos obedecemos a nosotros mismos; y la universalidad, al provenir de la razón será
común a todos los seres humanos.
De estas caracterÃ−sticas obtiene Kant sus dos postulados más importantes:
· “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de
legislación universal”.
· “Obra de tal manera que trates siempre a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los demás,
como fin y nunca como mero medio”.
Los postulados (hipótesis) son, para Kant, las condiciones indispensables para la existencia de un hecho. Los
postulados de la razón práctica, que le sirven a Kant para explicar el hecho de la ley moral, son tres:
LA LIBERTAD
Es la “razón del ser” de la moral, y ésta a su vez, es la “razón de conocer” de la libertad. El deber supone
el poder, por lo que el ser humano debe tener un dominio de sus actos para que exista una norma que le sea
impuesta como deber desde su razón.
LA INMORTALIDAD
Todo deber exige ser realizado, por lo que para alcanzar la perfección (actuar sólo por deber) serÃ−a
necesario alargar esta vida, la inmortalidad.
DIOS
El deber y la felicidad no parecen seguir el mismo camino en esta vida. En tanto que el hombre es cuerpo,
cuya tendencia dominante es la búsqueda de felicidad; y alma cuya tendencia dominante es el cumplimiento
del ideal moral.
Pero no tendrÃ−a sentido una vida virtuosa sin recompensa.
Por ello ha de existir un ser que garantice la felicidad tras el cumplimiento del deber, éste es Dios. En un
mundo perfecto felicidad y deber coincidirÃ−an.
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