CRISTOBAL COLON. Navegante y primer almirante de Castilla y del Océano; el lugar de su nacimiento es cada día más discutido: Las conclusiones a que han llegado los historiadores la dan como oriundo de Génova, de Mallorca, de Galicia y de Navarra o Gascuña entre otras. Parece evidente el afán de ocultar o desfigurar algunos detalles biográficos por parte del propio Cristóbal y de los más allegados a él. Se ha querido justificar tal proceder por el origen judío de la familia Colón. Recientemente, el historiador Fernando del Valle Lersundi ha presentado un estudio en favor del origen gascón o navarro del Almirante Colón. Según él, Cristóbal Colón es pariente del vicealmirante de Luis XI, de Francia, Guillermo de Casenove, llamado Colón, a quien acompañó en correrías corsarias contra la corona de Castilla, hasta que se estableció en Portugal y luego, en España. Esta teoría echa por tierra las hipótesis anteriores, poniendo al descubierto el origen noble el hispano, el carácter aventurero y la reserva y discreción de Cristóbal Colón, que tuvo que silenciar sus pasadas actitudes corsarias contra el reino de Castilla y Aragón. EN Portugal (1476−84), se casó con Felipa Moniz Prestrelo, quien le dio un hijo llamado Diego. La idea de descubrir nuevas tierras ("su secreto") tuvo su origen en estudios, inspiración, razonamiento o confidencias, quizá se apoyaba en la fantástica historia del piloto Alonso Sánchez de Huelva, quien parece llegó a América a consecuencia de un temporal, y en "ciertas escrituras y cartas de mar" que su suegra le entrego porque "habían quedado de su marido". Éstos y otros factores parece excitaron la mente de Colón y la alentaron en la idea de buscar el Oriente por el Occidente, mientras los portugueses, se afanaban en buscarlo bordeando África, y que ofreció su proyecto y solicitó la ayuda del rey de Portugal Juan II, quien se la negó. Las noticias exactas de su vida comienzan a partir de su llegada a España, hacia 1484, en que ya estaba al servicio de los Reyes Católicos y contaba con el apoyo de altos personajes. Pero la gran empresa de expulsar a los mahometanos de España absorbía la atención de los soberanos y retardó la ejecución del proyecto de Colón. Vivió en Córdoba, donde nació su hijo Fernando, de sus amores con doña Beatriz Enríquez de Arana; hizo un viaje a Portugal, y acaso solicitó de nuevo el apoyo de aquel reino, y gestionó un acuerdo con Génova o Venecia, mientras su hermano Bartolomé intentaba, posiblemente, conseguir la ayuda de Francia o de Inglaterra. Fracasadas estas gestiones, volvió a España, y la protección del prior del convento de La Rábida, fray Juan Pérez, que había sido confesor de la reina, y de fray Diego de Deza, cerca de Isabel, pues el rey había rechazado de plano la propuesta, le valió la suma de 20.000 maravedises para que esperase las resoluciones de la soberana. Por fin, después de varias incidencias, nacidas más de las exigencias de Colón que de los reparos esenciales al proyecto, se firmó el contrato entre los Reyes Católicos y aquél, el día 17 de abril de 1492,convenio conocido por las Capitulaciones de la Santa Fe, por haber tenido lugar el acto en el pueblo fundado frente a Granada, como prueba viva del propósito decidido de conquistar la ciudad. Recibió Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras que descubriese, 1 el derecho a percibir la décima parte de cuanto oro, plata, etc., fuesen adquiridos y a contribuir con un octavo en los gastos de nuevas empresas, percibiendo, en consecuencia, la octava parte de los beneficios. Continúa obscura la procedencia de los fondos para la empresa, aunque parece haberse desechado la supuesta venta de las joyas de la reina; parece lo más probable que fueron adelantados para la expedición 1.400.000 maravedises por el valenciano Luis de Santángel, escribano de raciones, y, sobre todo, por el genovés Francisco Pinelo, tesorero de los fondos de la Santa Hemandad, ambos por cuenta del Tesoro de Castilla, y aportando Colón la octava parte merced a anticipos de sus amigos; lograda la valiosa ayuda de los grandes nautas Martín Alonso Pinzón y Juan de la Cosa, se dispusieron dos carabelas, la Pinta y la Niña, propiedad de los Pinzón, y la nao Santa María, la mayor de las tres, de unas 140 a 180 toneladas, propiedad del gran cartógrafo Juan de la Cosa, que viajó en ella como piloto. Mandó la primera Martín, la segunda Vicente Yáñez Pinzón y la tercera el almirante, y la tripulación total fue de 120 hombres. Primer viaje (1492−93). El 3 agosto de 1492 salieron del puerto de Palos, en la ría del Tinto (Huelva), y después de por las Canarias, hicieron rumbo al O. Es pura fábula lo de la sublevación a bordo durante el viaje. Atravesando el inexplorado Océano, llegaron, el 12 de octubre de1492, a la isla de Guanahaní, a la que Colón llamó de San Salvador, perteneciente al archipiélago de las Lucayas o Bahamas. Esta isla se ha identificado tradicionalmente con la que los ingleses denominan de Watling; pero en 1958, el investigador estadounidense Edwin A. Link, después de recorrer en un barquito todo el Caribe, siguiendo las indicaciones del propio diario de viaje de Colón, afirmó que la isla a que llegó el almirante no fue la de Watling, sino la de Gran Caicos, situada unos 321 km. más al sudeste que aquélla unidad. Ante la duda del lugar del desembarco del almirante se ha creado el llamado Patronato <<Doce de Octubre >>que se encarga de identificar a través de un proceso de rigurosa investigación científico−histórica, el punto exacto donde desembarcaron Colón y los descubridores del Nuevo Mundo en su primer viaje del 12 de octubre de 1942. Luego descubrió las islas de Santa María de la Concepción (Cayo Rum), Cuba (26 de octubre) y Haití, que llamó La Española (6 de diciembre), donde en el mismo mes se funda, con los restos de la naufragada carabela Santa María, el fuerte de Navidad, primera colonia española en América, que fracasó; Y emprendiendo el regreso, fondeó en Cascaes (Portugal), de arribada forzosa, el 4 de marzo de 1493, y en Palos el 15 del mismo mes. En este primer viaje acompañaron a Colón, además de los precitados, que habían de proseguir su obra, Francisco Martín Pinzón, piloto de la Pinta, y Pedro Alonso Niño, piloto de la Niña. Los reyes llamaron al almirante a Barcelona, donde le colmaron de agasajos . Segundo viaje (1493−96).Salida de Cádiz el 25 de septiembre de 1493. Descubrimiento de las islas Dominica (3 de noviembre), Mari Galante, Guadalupe, Monserrat, Antigua, San Martín, Santa Cruz, Vírgenes y Borinquén o San Juan (Puerto Rico ), el 16 de noviembre. En La Española halló destruido el fuerte de Navidad, y fundó la c. De La Isabela, segunda colonia española en América. En enero de 1494 se levantó en dicha localidad la primera iglesia de América. Despachó para España parte de los barcos y él prosiguió los descubrimientos (1494); exploró de nuevo Cuba, que creía 2 el extremo del continente asiático; la isla de Santiago (Jamaica); fundó en el cabo haitiano de Santo Tomás la tercera colonia y primer campo aurífero (11 de junio de 1496); emprendió el regreso a España y llegó a Cádiz. Tercer viaje (1498−1500) Salida de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo; descubrimiento de la isla Trinidad (31 de julio), del continente (isla Santa y costa de Zeta) el 1 de agosto; reconocimiento del golfo de Paria o de la Ballena y de la des. del Orinoco; dio vista a las islas de Tobago, Granada, Margarita y Cubagua, pero viéndose enfermo regresó a La Española, donde halló revuelta a la colonia. De allí salió para España cargado de cadenas, junto con sus hermanos, por orden del juez investigador Francisco de Bobadilla, enviado por los reyes. Mas, llegados a España (25 de noviembre de 1500), los reyes reprobaron esta conducta, fueron puestos en libertad, tratado el almirante con toda consideración y relevado Bobadilla. Colón siguió siempre con la corte, y su hijo Diego contrajo matrimonio con una sobrina de los reyes. Cuarto viaje (1502−04). Salida de Sanlúcar el 9 ó el 11 de mayo. Buscó el paso que le condujese a Oriente; tocó en Santa Lucía o en la Martinica, Dominica y Puerto Rico; quiso desembarcar en La Española y se lo impidió el gobernador Ovando; dio vista a la tierra firme en el cabo de Honduras (1502); luego se encaminó hacía al S. y llegó al país de Veragua (Panamá), donde tuvo lugar la fundación y fracaso de Belén, cuarta colonia de los españoles en América, y al golfo de Darién, de donde se dirigió a Jamaica. De allí salió para la metrópoli (1504), recogido por las carabelas enviadas desde La Española, y llegó el 7 de noviembre de 1504. A los pocos días de su regreso a España murió la reina Isabel. Sostuvo pleito con la Corte en defensa de sus derechos, que no fue fallado a su favor hasta después de su muerte, y tuvo a su hijo como beneficiario. El 21 de mayo 15de mayo de 1506 murió en Valladolid. El lugar donde reposan sus restos ha sido y sigue siendo motivo de controversia Fray Roque Cocchia, al hacer unas reparaciones en la catedral de Santo Domingo (hoy Ciudad Trujillo), el año 1877, encontró una urna de plomo contenía unos restos mortales que él creyó ser los verdaderos de Cristóbal Colón. El ministerio de Fomento de España encargó al historiador Manuel Colmeiro el estudio del asunto, y éste, en su informe, demostró que aquellos restos no eran los verdaderos de Colón, sino los de uno de sus descendientes. Con este informe parecía ya resuelta la cuestión. Sin embargo, volvió a plantearse de nuevo, en 1945, con motivo de unas declaraciones hechas por el historiador americano Álvarez Pedroso al Diario de la marina, en las que volvía a insistir en que los restos de Colón estaban en la catedral de Ciudad Trujillo, capital de la República Dominicana. Con este motivo Antonio Ballesteros Beretta, catedrático de la Universidad de Madrid, recogiendo y ampliando la documentación publicada por Colmeiro, presentó un extenso informe a la Real Academia de la Historia, que esta hizo suyo en la sesión plenaria del 27 de diciembre de 1946, y en el que rebatía en su gran mayoría los argumentos de Alvarez Pedroso. Según este informe, aprobado por la Docta corporación, los restos de Colón fueron trasladados de Valladolid a la Cartuja de las Cuevas, situada extramuros de Sevilla, en 1509. De aquí salieron para la isla de Santo Domingo en el año 1536, probablemente, y dada la resistencia del cabildo catedral a recibir los restos del descubridor de América, puede afirmarse que fueron inhumados, aunque por poco tiempo, en otro lugar, del 3 que se llevaron enseguida a la catedral dominicana. Al pasar a manos de Francia la parte occidental de la isla, a fin de que no quedaran restos tan insignes en su poder, fueron trasladados a la catedral de La Habana en 1795, y después de la guerra con EE.UU. (1898) fueron traídos a la catedral de Sevilla, donde reposan en magnifico mausoleo. En junio de 1949, unos investigadores andaluces hicieron unas declaraciones, según las cuales los restos de Colón reposan en la antigua cartuja de Sevilla, de la que nunca salieron; pero hasta el momento no han aportado pruebas que rectifiquen el dictamen de la Real Academia de la Historia. Se ha querido restar mérito al descubrimiento de América, alegando que en los s. X y XI llegaron los normandos a las costas de América del Norte, probablemente a Nueva Escocia e isla de cabo Bretón; Pero este hecho, totalmente olvidado en el s. XV, para nada influyó en los descubrimientos españoles, fruto de la unidad nacional, a punto de lograrse, del deseo de emular las glorias de los descubrimientos portugueses en Africa, de la genial perseverancia de Colón y de la comprensión inteligente de los Reyes Católicos, particularmente de la reina Isabel, su decidida protectora. Colón fue, ante todo, un marino genial, formado mas en la escuela practica del mar que en virtud de estudios; así se ha dicho de él que era un hombre de muy alto ingenio, pero de cortas letras. Se conocen con bastante exactitud las obras que la eran familiares, no muy difícil empresa por ser poco numerosas y contar la imprenta en aquel entonces con pocos años de existencia. Desde luego, creía en la esfericidad de la Tierra; pero la verdadera génesis de su proyecto está en el error de suponer la circunferencia máxima terrestre de 5.100 leguas, o sean 30.000 Km, 10.000 Km menos de su longitud real; en consecuencia, el extremo oriental de Asia debía hallarse relativamente cerca del occidental de Europa, a una distancia de unas 700 u 800 leguas (4.500 ó 5.000 Km). Tan enorme error, que no compartieron los cosmógrafos y sabios consultados por Juan II de Portugal y los Reyes Católicos, fue, pues, la causa mediata del descubrimiento del Nuevo Mundo. Y se pone de manifiesto el tesón, el temple maravillosamente ejemplar de Cristóbal Colón en el hecho de que, a pesar de todo, logró contagiar su fe a espíritus ponderados y serenos, como los de sus amigos y los Reyes Católicos, particularmente a Isabel cuya intuición de mujer debió influir no poco en él animó más reflexivo y receloso de Fernando. Justo es decir que aquella idea le fue indudablemente inspirada por el libro Imago Mundi, del cardenal Pierre d´Ailly, impreso en 1480 ó 1483, y tan firmemente la hizo suya que, cuando en su cuarto viaje llegó a América central y la hablaron los indios de un gran país situado al oeste (Méjico sin duda), creyó se trataba del imperio del Gran Khan, y esto cuando ya los cartógrafos españoles, como Juan de la Cosa (1500), se habían desligado del dogma colombino de identidad entre el Nuevo Mundo y Asia. No obstante tan extraña aberración, el almirante era un espíritu observador y juzgaba con gran acierto de las cosas por él mismo vistas, libre entonces del exagerado respeto a la letra impresa. Poseía una gran fuerza de persuasión y simpatía, hablaba con elocuencia y si afectación y probada dejó su voluntad inflexible, a que debió su triunfo. Quizá como gobernante no fue tan apto, a lo que se debió su alejamiento de la colonia por los reyes; pero como todo, es una de las figuras más importantes que existen en la Historia, por haber logrado abrir a la región y a la cultura occidentales un Mundo Nuevo que debería de llamarse sin ningún género de dudas Colombia, y nunca América. 4