Problemas del conocimiento - Apunte 4

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Colegio Humberstone
Iquique
Prof. Francisco J. González Correa
Problemas del conocimiento
Diferenciado “C”
Filosofía de la Ciencia: El conocimiento científico en perspectiva
Objetivo: Conocer una definición y análisis de aquello que denominamos ciencia, sus distintos modelos de
desarrollo y aplicación y la relación que guarda con otras áreas del conocer.
Palabras claves: Ciencia, Método, Método deductivo, método inductivo, hipótesis, teoría, ley, axioma,
interpolación, extrapolación, modelo, compresión, análisis, explicación.
Sobre la especialización: “Se aprende más y más sobre
menos y menos, hasta dar la impresión que se sabe todo sobre
nada” J. Zimar.
Introducción
A continuación, encontrará algunos antecedentes reflexivos -desde el punto de vista
filosófico -acerca de lo que denominamos ciencia, -Su naturaleza, finalidad, limites,
características, etc.-, como algunos conceptos claves de ésta dentro de sus métodos más
conocidos.
Finalmente, este documento de estudio, sugiere algunas actividades a modo de preparación
de la evaluación.
I. ¿A qué le llamamos ciencia?
1. La ciencia no sustituye a la experiencia.
El conocimiento científico no invalida el conocimiento ordinario del mundo. Únicamente lo
mejora y lo completa. Por ejemplo, la mesa sobre la que reposa cualquier cosa que nosotros
coloquemos puede parecer dura, sólida, compacta: no hay manera de verla o sentirla de
otro modo; pero la ciencia “parece verla” de otro modo.
Sólo existe en la realidad, una mesa; la cosa que llamamos “mesa”. Esa “cosa” es conocida
por nosotros mediante una actividad que se llama percepción. La percepción es nuestra
forma humana de conocer las cosas (la podemos llamar también “conocimiento ordinario” o
“experiencia”): no es un conocimiento engañoso, pero es imperfecto, y puede estar
acompañada por prejuicios y falsas creencias. La ciencia presupone este conocimiento
ordinario e intenta mejorarlo.
La ciencia trabaja sobre lo que nos dice la experiencia. Pretende, en primer lugar, corregir sus
deficiencias gracias a una observación más exacta mediante un instrumental adecuado (por
ejemplo, la madera de la mesa puede ser observada por un microscopio). Pero, sobre todo,
intenta dar una explicación de los fenómenos observados, elaborando teorías, las cuales,
además, eliminarán muchos de los prejuicios que puedan haberse infiltrado en el
conocimiento ordinario (por ejemplo, respecto a una supuesta homogeneidad de la
materia). Algunas de estas teorías –en concreto, teorías fisiológicas y psicológicas- intentarán,
además, explicar el modo como percibimos las cosas.
La ciencia, pues, está formada principalmente por “teorías”, las cuales: 1) pretenden explicar
el mundi de la experiencia y la experiencia misma, y 2) no pueden, por ello, estar en
contradicción con la experiencia. Como dice Einstein: “el conjunto de la ciencia es, tan sólo,
un refinamiento del conocimiento de cada día. Comienza con la experiencia y desemboca
en ella “. Sin embargo, las teorías científicas (y muchos de los conceptos científicos) no se
“sacan” de la experiencia: son, como dice el mismo Einstein, “libre invención del intelecto
humano”, pero deben poder conectarse finalmente con la experiencia. Y añade con
evidente sentido del humor: la relación entre un concepto científico y la experiencia sensorial
“no es la relación que existe entre la sopa y el pollo, sino más bien la del número del
guardarropa y el abrigo”. (Cfr. A. Einstein, Contribuciones a la ciencia, Madrid, Orbis, col. Muy
interesante, 1986, p. 58 ss., 77 ss.)
2. No existe “una sola ciencia”.
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f. Chalmers, en un libro titulado ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, concluye
sorprendentemente que no hay tal cosa llamada “ciencia”. Es decir, “no hay una sola
categoría ciencia…. Ni es posible fijar los criterios que deben ser satisfechos para que un área
de conocimiento sea considerada aceptable o científica” (o. c. Madrid, siglo XXI, 1984, p.
230). Por eso, quizá lo mejor que se hacer es dar una lista de los saberes que generalmente se
consideran como “ciencia” y, luego, señalar aquello que parece tener en común.
CIENCIA
CIENCIAS
FORMALES
Lógica
Matemática
Naturales
Ciencias
Empíricas
Humanas
Física
Química
Biología
Sociología
Economía.
Antropología.
Política.
Historia.
Geografía
3. La ciencia no es algo “terminado”
Examinando lo que hay de común en todos los saberes enumerados más arriba, quizá se
pueda concluir que la ciencia es “un conjunto sistemático de teorías acerca de un
determinado campo de objetos”, pudiendo ser estos objetos tanto entidades ideales (en las
ciencias formales) como hechos o fenómenos (en la ciencias empíricas).
Pero esta posible definición tiene un inconveniente: parece suponer que la ciencia “cualquier
ciencia, tal y como aparece, a veces, en los libros de texto” es algo ya “hecho” y
“terminado”. Todo lo contrario: la ciencia es siempre algo provisional, y las teorías sólo
poseen, generalmente, carácter hipotético.
Por eso, sería preferible considerar la ciencia como una investigación siempre en proceso de
avance o modificación. Ésta es la concepción propuesta por l. Lakatos: la ciencia es sólo un
programa de investigación, constituido por un “núcleo sólido” (es decir, una teoría
fundamental, como, por ejemplo, la teoría de la gravitación de Newton o la teoría de la
relatividad de Einstein) y, luego, un conjunto de hipótesis auxiliares y reglas metodologiítas
para el desarrollo de la investigación a partir del “núcleo”.
4. La ciencia es “un quehacer de los científicos”
Para saber lo que es la ciencia –esa “cosa rara”- “no hay que escuchar las palabras de los
científicos, sino presentar total atención a lo que hacen los investigadores”.
El consejo, una vez más, es de Einstein.
Los científicos parten quizá de hechos, pero no se quedan en ellos. La ciencia no es “un
registro de hechos”, como definía Protos a la “Cosa Rara”. La investigación científica
comienza en el momento en que en los hechos se descubre un problema, es decir, algo que
no puede ser explicado desde las teorías aceptadas.
Para resolver los problemas, los científicos elaboran hipótesis, las cuales pueden llegar a
considerarse como leyes e integrarse a unidades superiores llamadas teorías. Ahora bien: los
resultados nunca se consideran definitivos. Los problemas provisionalmente resueltos
conducen a nuevos problemas que obligará a buscar nuevas hipótesis explicativas y, quizá, a
reformular las teorías e incluso a abandonarlas y sustituirlas por otras. La investigación no se
detendrá nunca… mientras el afán problematizador de los científicos no se agote (¡lo cual es
de esperar que no suceda!).
Aclaremos algunos términos y conceptos que fueron investigados por Ud.
Hipótesis: Etimológicamente1, es aquello que se-supone (es decir: que se pone debajo como fundamento),
“suposición”. Una hipótesis, por lo tanto, es un enunciado que se establece como explicación posible a un determinado
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Disciplina que estudia el origen de las palabras.
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problema. Las hipótesis se inventan; no son una simple generalización de los hechos, pero han de conformarse con
ellos. Su validez ha de ser confirmada –aunque nunca definitivamente- mediante la contrastación experimental de sus
consecuencias observables (una hipótesis, al ser un enunciado general, no puede ser contrastada experimentalmente).
Ley: Este enunciado expresa una relación invariable o constante entre todos los otros hechos o fenómenos de un cierto
tipo. Una ley es empírica si contiene únicamente términos observables y se obtiene por una generalización de los
hechos. (generalización del tipo “todas las cebras tienen rayas”); y es teórica si contienen términos teóricos (no
observables. Como por ejemplo: el electrón, los protones, etc.). En este último caso, corresponde a una hipótesis
confirmada (al menos, provisionalmente). Así pues, como se suele considerar a las leyes como universales y necesarias
– se dan siempre y no pueden dejar de darse- , sin embargo, en la actualidad tal carácter se pone bastante en duda y
se entiende a considerar las leyes con un carácter más hipotético (como las leyes estadísticas o probabilísticas).
Teoría: Unificación de un conjunto de hechos, hipótesis y leyes sobre un determinado ámbito de la realidad. Por
ejemplo: las teorías de la evolución, de la relatividad, de la luz, genética, etc. Las teorías no tienen una coherencia total
y absoluta y están renovándose continuamente. Tienden a armonizarse con otras teorías, formando así cuadros
teóricos más amplios (por lo tanto así se puede hablar de “teorías físicas” por ejemplo). Es posible que en una ciencia
se empleen alternativamente diversas teorías para explicar hechos diversos (como por ejemplo en el caso de la
psicología. Disciplina que hemos visto en clases que empezó básicamente con estudios de la conducta humana
aplicando criterios de observación que solían ser demasiado subjetivos y hoy se nutre de tantas otras disciplinas como
la estadística o la neurofisiología que la han transformado en una ciencia que puede entregar diversas apreciaciones de
los hechos humanos).
Modelo: Representación de una teoría abstracta. Puede tratarse de una analogía que permite una visualización o
imagen de la teoría. Por ejemplo, el “modelo corpuscular”: las moléculas de un gas son como bolas de billar que rebotan
entre sí. A veces una teoría puede servir de modelo para otra teoría; por ejemplo, la teoría planetaria de Copérnico se
utilizó como “modelo” para representar el átomo (modelo Rutherford); hoy se emplea con frecuencia el modelo
cibernético para explicar el funcionamiento de la mente o el proceso de comunicación. Muy distintos son los modelos
matemáticos, con los que se pretende representar mediante fórmulas la estructura de la realidad (así, las formulas de la
física son modelos matemáticos).
Hipótesis, leyes, teorías y modelos son, en realidad, constructos; es decir, puras construcciones
mentales que no son observables, pero que se elaboran a partir de datos reales, para
interpretarlos o explicarlos. ¿Hasta qué punto, pues, representan la realidad? Los científicos
adoptan aquí dos posturas muy diferenciadas:
1. Unos –como Popper o Bunge- afirman que los y teorías se refieren a objetos que
poseen –o se supone que poseen- existencia real fuera de la mente; y piensan que los
describen de un modo aproximado y siempre perceptible. Tal postura recibe el
nombre de realismo (o descriptivismo).
2. Otros afirman que se construyen las teorías sin pretensión alguna de que se representa
la realidad. Los científicos las aceptan por una especie de acuerdo fundamentado en
la utilidad y comodidad (explicativa y predictiva) de la teoría. Tal postura recibe el
nombre de convencionalismo, y también instrumentalismo. El sistema de Copérnico,
por ejemplo, fue considerado por Osiander como un simple “instrumento” para hacer
predicciones astronómicas, no como una imagen del universo. Algunos, como Le Roy,
defendieron un convencionalismo extremo. Otros, como Poincaré (carácter
convencional de los axiomas matemáticos), Duhem y Carnap, un convencionalismo
mucho más matizado. Lo curioso es que, entonces, una teoría no puede ser
considerada ni como “verdadera” ni como “falsa”: “lo único que puede ser es más (o
menos) cómoda” (Poincaré).
5. No corresponde a la ciencia decir qué es la ciencia.
No es lo mismo hacer ciencia que teorizar acerca de la ciencia. Esta última tarea pertenece
a la «ciencia de la ciencia», la cual, paradójicamente, no es realmente «ciencia», sino
«filosofía» (aunque también puedan consagrarse a ella los mismos cien- tíficos, los cuales,
entonces, hacen «filosofía»). Recibe diversos nombres: Epistemología (del griego episteme,
saber, ciencia), Teoría de la ciencia, Filosofía de la ciencia, etc. Todo este capítulo
pertenece, pues, a la Epistemología.
II. Objetivos de la ciencia
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Los científicos construyen teorías para conseguir una mejor explicación de la realidad que nos
rodea. Pero existe todo un ámbito de la realidad —el hombre, la sociedad, la cultura, la
historia— acerca del cual algunos piensan que sólo se puede llegar a una comprensión
científica. En cualquier caso, la ciencia ofrece siempre la posibilidad de una aplicación que
permita no sólo «conocer» el mundo, sino también «transformarlo». Explicación (en la que
incluimos la predicción), comprensión y aplicación: he aquí los principales objetivos de la
investigación científica. Los dos primeros pertenecen a la esfera del conocimiento; el tercero,
a la de la acción (técnica). Las ciencias formales —lógica y matemática— no cumplen tales
objetivos. Aportan la estructura racional de todas las demás ciencias.
1. EXPLICACIÓN (Y PREDICCIÓN)
En principio, explicar es reducir un fenómeno a sus causas. Es decir: se explica un fenómeno
cuando se consigue descubrir su causa. Sin embargo, el concepto de «causa» es muy
discutido actualmente, y se prefiere substituirlo por otros conceptos, como: ley, función,
condición, etc. Existen varios tipos de explicación:
a) Explicación deductiva
Hempel la denomina «explicación por subsunción deductiva bajo leyes generales», lo cual
quiere decir: un fenómeno que quiere ser explicado es «subsumido», es decir, es «introducido
bajo» y «derivado de» una ley. A veces será necesario recurrir a varias leyes (L1, L2, ..., Ln,) e
incluso a otros enunciados que hacen afirmación acerca de hechos concretos (C„ C2,...,
Cn).
Por ejemplo: Como fue mencionado en clases, si observamos aquellos juegos de lógica que consiste en encontrar
la figura faltante luego de una secuencia –repetida- la respuesta se hallaría luego de que nosotros como
observadores, al haber visto las primeras secuencias del ejercicio, establecemos una respuesta. Si dividimos el
ejercicio en escenas:
Primera escena: triángulo, cuadrado, circulo, rectángulo.
Segunda escena: triángulo, cuadrado, círculo, rectángulo.
Tercera escena: Triángulo cuadrado, xxxxxx, rectángulo.
Pregunta: ¿A qué figura corresponde xxxxxx? (Bajo la idea (ley) de que ante las dos partes del ejercicio vistas
anteriormente y asumiendo que gracias a esas partes solo son cuatro figuras las que componen el ejercicio (y no
más), puedo establecer que la figura faltante es el círculo.
En 1643 los fontaneros de Florencia, al intentar sacar agua de una cisterna mediante una bomba aspirante, constataron
que no ascendía más allá de los 10,33 metros en el interior de la bomba vacía. ¿Por qué no subía más? Este hecho
contradecía la teoría admitida en aquel momento: la naturaleza tiene «horror al vacío>, (teoría nada científica, por
cierto, ya que atribuía sentimientos a la naturaleza).
Fue Torricelli quien inventó la hipótesis de la presión atmosférica. Y fue Pascal, junto con Périer, quien la verificó
mediante un experimento famoso. Según Hempel, la explicación puede desglosarse así:
a) Sea cual fuere el emplazamiento, la presión que la columna de mercurio que está en la parte cerrada del aparato
de Torricelli ejerce sobre el mercurio de la parte inferior es igual a la presión ejercida sobre la superficie del
mercurio que está en el recipiente abierto por la columna de aire que se halla encima de él.
b) Las presiones ejercidas por las columnas de mercurio y de aire son proporcionales a sus pesos; y cuanto más
cortas son las columnas, tanto menores son sus pesos.
c) A medida que Périer transportaba el aparato a la cima de la montaña, la columna de aire sobre el recipiente abierto
se iba haciendo más corta.
d) [Por tanto], la columna de mercurio en el recipiente cerrado se fue haciendo más corta durante el ascenso.
La explicación deductiva (o «nomológico-deductiva», como la llama Hempel) es la explicación científica más estricta
(nomos = ley). Sin embargo, existen otros tipos, como veremos inmediatamente.
b) Otros tipos de explicación
b.1) Explicación probabilística. Tiene la misma estructura que la anterior, pero con una
salvedad importante: las leyes que se utilizan para la explicación son leyes no universales, sino
únicamente probabilísticas (como pueden ser, por ejemplo, las leyes de Mendel). Se la llama
también, a veces, explicación «estadística». El problema de la probabilidad es muy discutido
en la filosofía de la ciencia actual, por lo cual resulta imposible dar aquí un breve resumen.
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b.2) Explicación funcional y teleológica (o finalística). Si las dos anteriores explicaciones
responden a la pregunta «¿por qué?» (que interroga por la «causa», en sentido amplio), esta
explicación responde a la pregunta «ipara qué?» (que interroga por el «fin» o finalidad: telos,
en griego). Se explica así, por ejemplo, la emigración de las aves en invierno hacia países más
cálidos. Sin embargo, este tipo de explicación es también muy discutida y muchos autores la
reducen a una explicación causal (según la famosa expresión: «las aves no tienen alas para
volar, sino que vuelan porque tienen alas»).
b.3) Explicación genética. Consiste en explicar un fenómeno o acontecimiento a partir de la
serie de hechos de que deriva, es decir, mostrando su «génesis».
c) Predicción
Si la ciencia puede establecer explicaciones, entonces puede hacer también predicciones.
En efecto: si es posible determinar a qué se debe un fenómeno, será posible determinar que
ese fenómeno se repetirá si se repiten las mismas circunstancias.
Poder predecir el futuro es una antigua pretensión de la humanidad: nos preocupa el
porvenir y queremos prepararnos para él, anticipándolo o proyectándolo. Lo que adivinos,
profetas y augures hicieron desde siempre, hoy se le encomienda a la ciencia. Pero la
predicción científica se basa en teorías y datos científicamente establecidos (en cambio,
cuando el campesino predice el tiempo que hará o el quinielista pronostica resultados —iy
con frecuencia aciertan!—, se apoyan únicamente en la generalización de su experiencia y
carecen de base científica). Por otro lado, la predicción científica es condicional: indica lo
que ocurrirá —o cuándo ocurrirá— si se cumplen tales y cuales leyes, y si se dan tales y cuales
condiciones (la predicción del adivino es, en cambio, incondicionada o absoluta:
«ciertamente ocurrirá tal cosa»). Por eso, el fallo de una predicción científica no desprestigia a
la ciencia: todo lo más, desprestigia al científico, por no haber sabido tener en cuenta todos
los datos necesarios, o por haberse aventurado más allá de lo que la ciencia permite.
No hay «misterio» alguno en la predicción científica... para el que conoce la ciencia
correspondiente. En el ejemplo aducido, la base teórica es pequeña. Las predicciones en
astronomía, química, meteorología, etc., suelen tener una carga teórica considerable.
En muchos casos, no es posible hacer más que una predicción probabilística: se radican las
diversas posibilidades y la probabilidad de cada una de ellas. Cuando una Posibilidad
aparece como mucho más probable que las demás, se la puede señalar claramente como
la tendencia del proceso estudiado. Este tipo de predicciones es el habitual de la sociología:
se puede señalar la tendencia de una sociedad hacia determinadas opiniones, gustos,
conductas... en el futuro, pero nada más. Es evidente que hacer predicciones en las ciencias
humanas resulta enormemente difícil, dada la complejidad de lo que se pretende estudiar (la
sociedad).
Además de predicciones, la ciencia hace también retrodicciones: reconstrucciones Pe lo que
sucedió en un pasado desconocido para nosotros. Muchas ciencias son Propiamente
retrodictivas: la historia, la cosmología, la geología, la paleontología, etc. Sólo algunas
pueden hacer retrodicciones estrictas y seguras (un ejemplo: fechar estratos geológicos
mediante el estudio químico de las rocas sedimentarias). En otros Pasos hay que contentarse
con retrodicciones «laxas», para lo cual es preciso recurrir a extrapolaciones (suposiciones
acerca de lo que está más allá del ámbito conocido; ejemplo: acerca de los orígenes de la
sociedad) o interpolaciones (suposiciones acerca de un ámbito situado entre otros que nos
son conocidos; por ejemplo: acerca del famoso «eslabón perdido», en la teoría
evolucionista).
2. LA COMPRENSIÓN.
Hasta el s. XIX la mayoría de los autores pensaron que todas las ciencias debían Proceder de
modo «explicativo». Pero en el s. XIX acontece algo muy importante: nuevas Disciplinas —en
especial la historia y la psicología— se constituyen como «ciencias»
alanzan un gran desarrollo. En este momento, un filósofo alemán, Dilthey, afirma nue estas
nuevas ciencias no pueden utilizar explicaciones.
Dilthey propone distinguir entre “ciencias de la naturaleza”, cuyo objetivo es explicar y
“Ciencias del espíritu” (que hoy llamaríamos ciencias del hombre), cuyo objetivo es
comprender (Verstehen, en alemán). Esta distinción se hace clásica y rompe con la corriente
que tendía a la unificación de la ciencia.
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La aportación de Dilthey es, sin duda, muy valiosa, pero encierra numerosos problemas. Así,
no hay un acuerdo sobre lo que significa «comprender» o «comprensión».
Aclaremos la idea: En general, la «comprensión» se suele entender por oposición a la explicación.
«Explicar» —se dice— consiste en reducir algo a sus propias causas o leyes. De este modo, un fenómeno
o acontecimiento es visto únicamente como «un caso más» de una ley general, y como emanando de ella
con una especie de uniformidad mecánica. Pero entonces los hechos humanos, históricos y sociales
perderían todo lo que tienen de único y específico si nos limitáramos a «explicarlos». Se trata, más bien, de
«comprenderlos»: penetrar en ellos mismos, captarlos en su singularidad, descubrir su sentido, integrarlos
en su contexto, etc. Y ello sólo parece posible desde la propia experiencia: hace falta una cierta «simpatía»
para poder comprender.
Por ejemplo: una cosa es explicar la enfermedad de un psicótico (a partir de los desarreglos funcionales
que la han provocado), y otra muy diferente es intentar comprender al enfermo, penetrando —en la medida
de lo posible— en su interior, para desde allí captar el mundo de representaciones, angustias, etc., en que
vive. Indudablemente, la comprensión permitirá un tratamiento más personalizado del enfermo.»2
Actualmente resulta difícil mantener una distinción demasiado tajante entre ciencias
naturales (= explicación) y ciencias humanas ( = comprensión). De hecho, tampoco es
posible separar comprensión (procedimiento fundamentalmente sintético e intuitivo) y
explicación (procedimiento analítico y discursivo): la explicación permite comprender, y el
comprender reclama frecuentemente nuevas explicaciones. De ahí que algunos autores
prefieran hablar de un solo procedimiento: la explicación comprensiva.
3. LA APLICACIÓN.
A los filósofos y científicos griegos no les interesó apenas la aplicación de los conocimientos:
apreciaban demasiado la pura teoría o contemplación. Fue Francis Bacon, a comienzos del
s. XVII —cuando se estaba iniciando en Inglaterra la primera revolución industrial—, el primero
que propuso inequívocamente el ideal de una ciencia aplicada para «extender el dominio
de la raza humana sobre el universo»; y él mismo escribió una «utopía», La nueva Atlántida, en
la que describe una sociedad tecnológica ideal. Sus ideas pasaron a la «Sociedad Real» de
Londres —a la que pertenecerá, más tarde, Newton—, en cuyos estatutos se habla de
«fomentar el conocimiento de las cosas naturales y todas las artes, manufacturas, prácticas
mecánicas, máquinas e inventos útiles...». A partir de entonces, la ciencia «pura» quedó
definitivamente abierta a la ciencia «aplicada», y de ahí a la tecnología.
Se puede denominar técnica al conjunto de procedimientos para la obtención y elaboración
de productos. En este sentido, la técnica puede tener un carácter precientífico (técnicas de
los pueblos primitivos), o extracientífico. En cambio, se entiende por tecnología el conjunto de
conocimientos y procedimientos, basados en la ciencia, controlados por métodos científicos,
y orientados a la producción, transformación o control de cosas y/o procesos naturales o
sociales. Así, la física, la matemática y la lógica son ciencias «puras»; la ingeniería y la
informática son tecnologías (como también lo son la psiquiatría y la psicología industrial, por
ejemplo). Las fronteras entre tecnología y «ciencia aplicada» son ya bastante imprecisas.
III. EL MÉTODO CIENTÍFICO
La ciencia tiene un carácter explicativo-comprensivo: explica —y ayuda así a comprender—
«problemas». Ya conocemos en qué consiste una «explicación». Ahora se trata de estudiar el
método —es decir, el «camino», según la etimología del término—que siguen los científicos
para: 1) descubrir la explicación de los problemas planteados (explicación que será,
precisamente, una hipótesis, una ley o una teoría), y 2) justificar dichas explicación.
En realidad, no hay un método único, sino una gran variedad de métodos, e incluso cada
método puede tener infinitas variaciones. Los métodos difieren según de qué ciencia se trate,
según qué tipo de problema se plantee, y, también, según la diversidad de concepciones (y
hasta «inclinaciones») metodológicas de los científicos.
Aclaremos la idea: Los grandes creadores de métodos científicos pertenecen al siglo XVII. Bacon,
Descartes y Leibniz creyeron en el carácter infalible del método: bastaría aplicar unas -reglas
metodológicas sencillas para alcanzar el éxito en la investigación científica.
2
Cfr. E. A. POE, «La carta robada», en Cuentos. Madrid, Alianza, 1970, vol. 1, pp. 514 ss.
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Sin embargo, esta confianza resultó exagerada. De hecho, parece que los científicos no siguen rígidamente
método alguno. Hasta tal punto que Paul K. Feyerabend ha llegado a afirmar que hay que ir contra la tiranía
del método, que hay que hacer proliferar los métodos; en definitiva, que para hacer avanzar la ciencia hay
que partir de que —en cuestión de métodos— «todo vale»:
«La idea de un método que contenga principios científicos inalterables y absolutamente
obligatorios que rijan los asuntos científicos entra en dificultades al ser confrontada con los
resultados de la investigación histórica. No hay una sola regla (metodológica)... que no sea
infringida en una ocasión o en otra. Llega a ser evidente que tales infracciones no ocurren
accidentalmente, que no son el resultado de un conocimiento insuficiente o de una falta de
atención que pudiera haberse evitado. Por el contrario, vemos que son necesarias para el
progreso.»3
1.
EL MÉTODO INDUCTIVO
Existe la creencia de que lo que hacen los científicos es, más o menos, lo siguiente: observan
«hechos», y a partir de ellos «sacan» leyes. Tal procedimiento recibe el nombre de inducción,
la cual no parece ser sino una especie de «generalización». Más en detalle, el método
inductivo tendría las siguientes etapas:
1.a Observar y registrar todos los HECHOS, de un modo objetivo y libre de prejuicios: los
hechos «brutos», tal cual son «en sí mismos». Las observaciones se deben repetir en una amplia
variedad de condiciones.
2.a Comparar y clasificar los hechos. Ello permitirá hacer generalizaciones (en esto consiste la
inducción) referentes a las relaciones causales entre los hechos. Tales generalizaciones son
consideradas como leyes (enunciados que expresan relaciones constantes entre hechos).
3.a Deducir las CONSECUENCIAS de las leyes así obtenidas. De este modo se podrán hacer
predicciones acerca de futuros hechos.
Se llama inductivismo a la concepción de la ciencia que defiende el uso preponderante del
método inductivo. Si, además, este método se concibe del modo como ha sido expuesto
más arriba, se trata de un inductivismo ingenuo. Porque concebido así, es un método cuyo
valor científico es muy discutible.
He aquí algunas objeciones al método inductivo:

No existen hechos puros, es decir, «brutos», totalmente «objetivos». Todo hecho está «cargado de teoría», es
decir, incluye alguna interpretación desde una teoría. Antes que el hecho siempre hay una teoría con la cual se
observa el objeto de estudio. Los hecho son solo significativos para la ciencia cuando están en relación a una
teoría.

La generalización carece de justificación lógica. En efecto, es incorrecto lógicamente pasar de «algunos X son A» a
«todos los X son A». Si no registramos todos los hechos, siempre podrá haber alguno que desmienta la
generalización. Y registrar todos los hechos es imposible: tendríamos que esperar hasta el fin del mundo.
2. EL MÉTODO DEDUCTIVO
La deducción es un razonamiento que permite derivar de una o varias proposiciones dadas
(llamadas «premisas»), otra proposición (llamada «conclusión») que es su consecuencia lógica
necesaria. Generalmente —pero no siempre, como en la deducción matemática— la
deducción procede de lo general a lo particular, por lo cual puede decirse —con ciertas
reservas— que se trata de un procedimiento opuesto a la inducción.
La forma más perfecta de utilización del método deductivo es el método axiomático,
utilizado en la lógica y en las matemáticas, y que incluso se ha intentado aplicar a otras
ciencias.
La deducción a partir de axiomas es, en principio, el método de las matemáticas. Sin
embargo, I. LAKATOS afirma que el quehacer de los matemáticos desmiente que la
matemática se construya deductivamente ‘‘a través de un incremento monótono de
teoremas». Los matemáticos siguen una lógica muy semejante a la propuesta por Popper
Cfr. P. K. FEYERABEND, Contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento. Barcelona,
Ariel, 1975, p. 15.
3
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para la física: «búsqueda de contraejemplos y formulación de conjeturas». No hay tanto
“rigor» deductivo como podría pensarse.
Bibliografía utilizada
-
Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, Alianza Editorial, Barcelona, 1990.
Diccionario de Filosofía, Herder, edic. 2004, versión CD Rom .
Tejedor, César, Introducción a la Filosofía, edic. SM, Madrid, 2000, p. 20 – 36.
Echano, J de, Martínez, E. Paradigma 1, Filosofía, edic. Vicens Vives, Barcelona, 2006, p. 22- 42.
Actividades sugeridas
1. Elabore una síntesis de cada uno de los puntos del documento construyendo ejemplos
de los aspectos más relevantes.
2. Elabore un mapa conceptual sintetizando el contenido de la guía.
3. Investigue y elabore la definición de las palabras claves del comienzo de la guía, de
acuerdo a lo expuesto en el documento.
4. Responda ¿podríamos decir que la ufología (investigación de ovnis) o la astrología
(zodiaco) se les puede denominar ciencia? (argumente su respuesta)
Nota:
En el blog del profesor, disponible en la página del colegio, se encuentra un texto de Mario
Bunge, que lleva por título “¿Qué es esa “cosa rara” llamada ciencia? que trata de definir
qué es la ciencia a través de una historia.
Finalmente, tiene unas preguntas para el lector.
Las respuestas entregadas a este texto – a través del blog - tiene puntaje acumulativo.
8
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