Identidad, cultura física y deporte * Autor: José David Ruffino – OPD Union de Rugby de Tucuman Palabras Claves : identidad , deporte, cultura física, club, globalización En el mundo actual una de las pautas identificadoras de las actividades de nuestra época, es el deporte. El deporte probablemente haya nacido del juego y éste con el hombre mismo. Podríamos analizar el deporte desde muchos puntos de vistas. Lo que hoy nos interesa es estudiar cual es el poder del deporte en la generación de identidad que tiene sobre las personas que lo practican o que lo siguen. Sin dudas en la actualidad el deporte se ha convertido en un rasgo cultural identificador de una determinada sociedad sea esta en el ámbito regional o internacional. Podríamos citar ejemplos de comunidades que son claramente identificables por el deporte que practican: Nueva Zelanda con el rugby, San Juan con el hockey sobre patines, Monteros con el voleibol. Desde la aparición de los Juegos Olímpicos Modernos, el concepto de representación de las naciones desde el punto de vista del deporte, se fue afianzado generando un fuerte interés de la participación de las naciones en las contiendas mundiales. Este proceso favoreció la iniciativa de creación de mundiales en diferentes disciplinas en forma paralela a las Olimpiadas. Así la aparición del “patriotismo deportivo” profundizó el proceso de identidad de las naciones a partir del deporte internacional. Se pueden citar ejemplos de esta figura que tomaron relieve y notoriedad, por la forma en que el pueblo se identificó con el equipo que los representaba e hizo suyo el desafío deportivo: el mundial de Rugby 95 en Sudáfrica, el mundial de fútbol 78 en Argentina. En estos dos ejemplos es necesario aclarar una diferencia sustancial en el uso del deporte como: factor aglutinador de la conciencia de colectiva de un pueblo, y como herramienta política (de gran poder) de los gobiernos de aquellos pueblos. Mientras que en Argentina 78, la selección argentina de fútbol eran los 25 millones de argentinos, que viven el fútbol con gran pasión, las intenciones políticas de los gobernantes (dictadura militar) eran ganar el mundial para enmascarar el genocidio de Estado que por aquella época ocurría en el pais. En el caso de Sudáfrica 95, todos los habitantes del país se sentían Sprinbooks, fanáticos del rugby, apoyaron y se identificaron con su equipo. Pero las intenciones políticas del gobierno de Sudáfrica estaban orientadas a romper con las diferencias étnicas que generó siglos de segregación racial en su pueblo, a partir de un denominador común: el deporte. La imagen de Nelson Mandela con la camiseta Springboks (antes de la caída de la “apparteid”, ningún jugador de rugby de color podía participar en el seleccionado sudafricano), levantado los brazos del Capitán Francois Pienar fue todo un icono de aquella intención política de unir al pueblo sudafricano. En los dos ejemplos el pueblo se identifica a través del deporte con su país de una forma muy intensa. El poder identitario que tuvo el deporte en estos dos casos quedó reflejado en el impacto social y cultural que produjeron sendos eventos en estos países. Sin dudas que el hecho de que el deporte convoque e identifique a las personas con él, le otorga un poder demagógico, político, y económico que seduce a los gobiernos para usarlo con diferentes fines, como en los ejemplos que se dieron. Es necesario en este punto del análisis, remarcar que desde el punto de vista de la difusión del deporte y sobre todo en la configuración de una cultura física de un país, estos eventos de relieve mundial y los resultados obtenidos por las representaciones de cada país, se torna decisivo. Un país que obtiene buenos resultados en determinado deporte durante una competencia mundial, se le facilita el proceso de difusión de ese deporte. La población tiene mayor predisposición a la práctica del mismo, como consecuencia del impacto social que propiciaron los buenos resultados en alguna contienda. Las proposiciones anteriores no son de carácter pleno. Cabe algunas consideraciones, como ser el hecho de que los resultados obtenidos casi siempre están acompañados por la fuerte difusión que los medios masivos de comunicación hacen de esos eventos. Otro punto de inflexión en este análisis es que los éxitos deportivos que ocurren como consecuencia de un proceso de desarrollo deportivo interno, sin dudas tiene mucho más impacto en la cultura física del país. Por ejemplo, los resultados de brasil a lo largo de su historia en el fútbol mundial han marcado a fuego la forma de “moverse” y de sentir de su pueblo. el brasileño es puro fútbol, el pueblo vive y siente el fútbol de una manera especial, romántica, apasionada. La cultura física de brasil está íntimamente relacionada a su geografía costera y amazónica, pero como factor común en los patrones de su cultura, está el fútbol. Los éxitos futbolísticos de brasil tiene una relación dialéctica con su cultura, es decir, son producto de la forma que tiene ese país de sentir ese deporte o a la inversa. En aquellos éxitos deportivos logrados como consecuencia de un proceso no realizado en el propio lugar o país (jugadores formados en el exterior, la conformación de equipos con jugadores foráneos para determinados torneo), el impacto cultural es acompañando por una sensación mediática, que promueve cambios en la cultura física de los pueblos representados, pero que probablemente no sean tan profundos como en los casos que citábamos en párrafos precedentes. Se podría dar como ejemplos de las ideas anteriores, los sorpresivos resultados de Turquía en el último mundial de fútbol, que ha generado una fuerte motivación para la difusión de esa disciplina en ese países. Otro ejemplo, el fuerte impulso que ha tenido el basquetbol nacional, en términos de personas que quieren o desean jugar a ese deporte, a partir del logro del subcampeonato mundial, de haberle ganado al “dream team” y de la aparición de Ginobilli en la NBA. O la notoriedad que ha tomado el voleibol en la provincia como consecuencia de una buena perfomance del equipo de Monteros en la Liga Nacional. Otro punto importante en la generación identidad a partir del deporte, es el hecho de ser país o ciudad sede de esos eventos. El ser sede de mundial de alguna disciplina y más importante aún ser ciudad olímpica, impregna a los pueblos donde se realiza la competencia, de una corriente cultural que lo caracteriza para siempre, le confiere una fisonomía particular y lo coloca en una categoría diferenciada por aquella experiencia única. Basta acaso como ejemplos nombrar las ciudades que fueron olímpicas, sobre todo aquellas que modificaron sustancialmente su urbanismo para adaptare a tan magnánimo evento, como es el caso de Barcelona, entre otras. Este fenómeno de identidad – deporte no solo se presenta a nivel de estructura internacional sino que también se extrapola a niveles nacionales regionales, provinciales, municipales y hasta barriales. El sentido de pertenencia que se desarrolla a partir de la participación deportiva es tan fuerte que probablemente sea en la actualidad uno de los más importantes factores en la identidad de las culturas de los pueblos. Los rasgos caracterizadores de la cultura física de los pueblos seguramente se pueden encontrar en muchos factores que inciden en las práxias de los habitantes de esos pueblos, como por ejemplo la geografía, la vestimenta, los juegos, las creencias o religiones, la estructura social, entre otras. Por ejemplo el “ullamaliztli”, el juego de pelota de los aztecas, era motivado por aspectos religiosos o rituales propios de las creencias de los pueblos del México prehispánico, y que al saber de hoy constituye uno de las características principales de esa cultura. O como nuestro colega Felipe Nieva describe al hablar de la cultura física de los Quilmes: “el juego consistía en formar un círculo donde los niños se arrojaban un objeto volante hecho con hojas atadas de maíz...se jugaba únicamente en la época en que comenzaba a madurar el maíz” , explicando como los juegos de este pueblo estaban relacionados a su actividad agraria, rasgo característico de esta cultura. Es visible que las motivaciones de hoy para la identificación de una cultura física esta muy alejada de la que tenían aquellos pueblos. Las características del mundo de hoy genera una cultura física atada a los rasgos fundamentales del proceso de globalización mundial. La globalización de las culturas es un proceso que caracteriza la posmodernidad. Este fenómeno que incide en todos los aspectos de la cultura planetaria tiene como herramienta esencial los medios de comunicación y, muy relacionado a ésta, la economía (como traducción de “poder”). Y en la sociedad globalizada, los mass media producen el efecto de la falta de verdad como objetividad, dando lugar a una verdad como aceptabilidad consensual. “No hay hechos , solo hay interpretaciones”, dice Gianni Vattimo. En este marco, el predominio de la imagen, la cultura del shopping, la relativización de los valores, la falta de ideales, la falta de compromiso, la aculturación regional, la cultura del zapping (como dice M. Guiraldes), los rápidos cambios del mundo, y sobre todo los grandes intereses de poder de las empresas multinacionales y de los países sostenedores de este proceso mundial, han socavado los mecanismos de identificación auténtica a partir de valores propios. En este espectro el deporte, surge como uno de brazos fundamentales en el proceso de globalización. Si se tiene en cuenta que el deporte ha generado una “industria” que está entre las más importantes del planeta. Su producción incluye desde los negocios de comunicación, indumentaria, mercadeo deportivo, “espectáculos deportivos”, transacciones de deportistas, contratos laborales para una cantidad inimaginada de personas que trabajan con el deporte, apuestas, etc, etc. En este contexto, el deporte tiene una serie de connotaciones que deja al menos, en algunos casos, en duda su capacidad para generar una real identidad a valores genuinos propios de una comunidad. Entiéndase esta última proposición en los siguientes hechos que se aprecian a nivel internacional y nacional: La proliferación de entidades de la actividad física y deportes, como son los gimnasios y los complejos deportivos de alquiler, desplazando al tradicional “club”. Se pasa de una entidad donde se practican actividades que generan una identificación con el club a partir de la diferenciación de otras entidades o de objetivos comunes; a alquilar un espacio (que tiene un dueño) para la practica de un deporte o actividad que por lo general tiene que ver con lo estético; que es de práctica masiva y globalizada, es decir no propicia un sentido de pertenencia, no hay objetivos que tengan que ver con lo comunitario, lo social, que en definitiva son los valores que el deporte debería promover. En EEUU, los clubes, entendidos como nosotros lo entendemos, no existen. Hay grandes cadenas de gimnasios con servicios 24 hs. La actividad deportiva corre a cuenta de los colegios y universidades, después de eso, las “grandes ligas” o ser espectador (consumidor, no participante). La transformación de “clubes deportivos” en “empresas”, en general se produce en los deportes profesionales. Estas instituciones que antes eran de sus socios, y hasta podían participar de las decisiones, hoy pasan a manos de un directorio, un gerente o un dueño, (como es el caso de muchos equipos de fútbol europeos). Esto genera una contradicción en el sentido de pertenencia; el socio común pasa a ser “hincha” y el hincha se transforma en fanático, influenciados por las estrategias de marketing que despliegan los dueños o la S.A. de esos clubes empresas. La aparición del deporte – espectáculo, influenciado por los medios masivos de comunicación, “saca del juego” a las personas y las ubica frente al TV o en la butaca del estadio, cerrando así el círculo de la cultura del consumo deportivo. En este sentido se torna decisivo ver por la TV al Barça que jugarse un “picadito” con algunos amigos. El poco interés por el desarrollo de programas deportivos para toda la familia por parte de los clubes empresas y aún de los gobiernos. Como un elemento contradictorio en la dinámica del deporte como generador de identidad dentro de este proceso de globalización, podríamos citar el siguiente ejemplo: Las grandes (y no tan grandes) empresas utilizan el deporte para generar identificación de los empleados con su trabajo. El trabajador que juega en el equipo de la empresa para la cual trabaja, “siente que la empresa es suya”. Es obvio que los hechos descriptos también propician la construcción de una cultura física, que sin dudas es una cultura globalizada. El estado actual de la situación en el ámbito de la provincia de Tucumán puede decirse que no escapa a este análisis, manifestándose esencialmente en los siguientes hechos: La proliferación de gimnasios y centros deportivos privados El manejo de clubes en forma de empresa o con gerenciamientos, para encarar “aventuras deportivas”, propiciadas por las federaciones o asociaciones deportivas a nivel provincial o nacional. La mayoría de los clubes deportivos tucumanos son asociaciones civiles sin fines de lucro, con fines deportivos, sociales, comunitarios, y en el afán de acceder a mayores niveles de rendimiento, los dirigentes cambian los fines e intentan imprimirle un tinte empresarial a los manejos de los clubes. El bajo nivel de pertenencia que se observa en algunos deportes , motivado por la elevada tasa de “pases” de jugadores de un club a otro. Lo que en muchos casos ocasiona la deserción deportiva. La constante aparición y desaparición de clubes-equipos, en especial en algunas disciplinas deportivas, como consecuencia de una proyección con objetivos de participar en una determinada competencia. Se puede nombrar aquí, las fusiones de un club con otro para afrontar alguna competencia de mayor nivel. Por lo general, los motivos de la unión obedece a razones económicas, financieras. Es lógico pensar respecto al bajo nivel de pertenencia e identificación que generan estas acciones, tanto para jugadores como para seguidores. O al menos confusión en este sentido. El bajo nivel de atención por parte de los dirigentes, a los aspectos relacionados a la pertenencia e identificación con los proyectos que se proponen. Debo destacar, y a riesgo de parecer fanático (dado que provengo de este deporte), que este panorama no se presenta en algunos deportes como ser, el rugby, por ejemplo. La sólida estructura social en asociaciones tradicionales ha posibilitado la permanencia y la influencia del deporte en la sociedad tucumana. Además de los resultados obtenidos en la década del 80 y principios del 90, que generaron una propagación del deporte en la provincia, hubo un fuerte apoyo a la difusión del deporte en forma institucional, proveniente de las entidades madres como ser UAR (Argentina) y la IRB (nivel mundial), que estuvo enfocado, no solo en el rendimiento deportivo, sino fundamentalmente a afianzar y acrecentar el espíritu colectivo, comunitario y solidario que conlleva el deporte, con un profundo contenido educativo transversal. La estructura de club tradicional, la fuerte inversión en los aspectos educativos del deporte en sus etapas formativas y también competitivas, la generación de sentimientos de identificación con el “club”, por sobre todo, ha llevado al rugby a conformar una fuerte red de contención social, con valores propios y de alto nivel de compromiso comunitario. El andamio institucional que sostiene a este deporte y sus propias cualidades, han hecho que, durante muchos años, el identitario deportivo tucumano pase por las canchas de rugby. Tucumán era Naranja... Se debe rescatar de estos párrafos, que el poder del deporte como rasgo identificador de los pueblos, choca con los procesos de globalización, que lo tiene como una de sus herramientas preferidas para el logro de su objetivos. Si se pretende revalorizar los procesos de identidad a partir del deporte será necesario entonces, equilibrar las condiciones de interacción con el mismo. Negar que el deporte espectáculo es un icono de nuestra era, es tan absurdo como no aspirar a imprimirle al deporte un sentido más participativo: dejar de ser espectador y ser jugador, dejar de comparar “banderitas” y construir la identidad a partir de los valores genuinos que tiene el deporte. En este escenario, sin dudas un factor de equilibrio, en la conformación de una cultura física, menos globalizada y más cercana a nuestra identidad como país, como ciudad, como barrio, es el rescate y revalorización de los clubes como asociación civil, de carácter netamente democrático, con sentido absolutamente comunitario y solidario, que tome al deporte por los postulados educativos y altamente humano que posee y no con el solo interés de un rendimiento eficaz. * Identidad, cultura física y deporte fue presentado en las “Jornadas Patrimonio Cultural, Procesos Sociales e Identidad”, organizadas por el Instituto de Rescate y Revalorización del Patrimonio Cultural (CERPACU), el Centro de Estudios Interculturales (CEI), y las Maestrías en Didáctica de las Lenguas y en Psicología Social. 8 de Agosto 2003. Facultad de Filosofía y Letras. UNT . Tucumán. Argentina Bibliografía: Cagigal, José María. (1979) . Cultura Intelectual y Cultura Física. Ed. Kapeluz. Eco, Humberto. Apocalípticos e Integrados. Ed.Lumen. Nieva, Felipe. (2002). El Legado de los Quilmes, habilidades físicas y motrices como forma manifiesta de educación. Ed. del Rectorado. UNT. Vattimo, Gianni. Entrevista concedida a La Gaceta 20-10-96. García Blanco, Saúl. La educación Física de los Méxicas . Universidad de Salamanca. Ed. Fund Arch. Olivera Beltrán,Javier. El olimpismo en la obra de José María Cagigal (1957-1983). VIII Simposium de Historia de la Educación Física. Univ. de Salamanca. Ed. Fund. Archipiélago