"LA UNIVERSIDAD POR UN NUEVO HUMANISMO” Jubileo de los Docentes II ENCUENTRO NACIONAL DE DOCENTES UNIVERSITARIOS CATÓLICOS ( ENDUC) 26 AL 28 DE OCTUBRE DE 2000 Comisión 401: ORALIDAD Y ESCRITURA EL FAMILIAR DEL DIABLO EN LA RELIGIOSIDAD DEL PUEBLO ANDINO (Noroeste argentino) Claudia Alicia Forgione PRESENTACIÓN Nuestro mundo tal como lo piensa -desde un enfoque global- el hombre occidental del siglo XXI, difiere en muchos aspectos del mundo tal como es pensado y vivido por el hombre contemporáneo que participa hoy de amplios sectores de la cultura oral del noroeste andino argentino. Por este motivo, proponemos una breve evasión de lo cotidiano ciudadano para experimentar la alteridad de la cultura en el interior de nuestra propia sociedad. El estudio del familiar, en el área donde están emplazados los ingenios azucareros de Jujuy, Salta y Tucumán, en el noroeste argentino, es uno de estos casos y el propósito que nos anima es analizarlo, como un hito más dentro de nuestra investigación sobre religiosidad del pueblo andino, desde una perspectiva que nos permita enriquecerlo de actuales y olvidadas vivencias. Estas vivencias serán las que los mismos integrantes de la cultura expresan relacionadas a sentires, comportamientos y gestos rituales que definen una forma de percibir la realidad, siempre en su carácter de protagonistas culturales. Los seres que -al igual que el familiar- integran este sistema de representaciones, tienen una existencia concreta cuyo conocimiento se transmite a través de las generaciones por la oralidad, lo que significa, a nuestro modo de ver, que esta es una circunstancia que le permite al hombre seguir aferrado a un mundo conceptual mediante el cual se siente representado, que lo aglutina, e identifica. Dicho de otro modo, si es cierto que nuestro país, como todo el mundo occidental, avanza hacia una progresiva igualación cultural -¿los mass media y la informática tienen o tendrán, la palabra... y la imagen?- no es menos real que estas culturas populares, subalternas, campesinas, tradicionales, folk, o como queramos llamarlas (siguiendo una u otra tendencia metodológica, ideológica y, o de moda) siguen manteniendo, quizás merced a la fuerza de la palabra oral, "las preocupaciones fundamentales de la existencia" dentro de un plano cosmovisional hacia cuya comprensión dirigimos nuestro esfuerzo. Desde la perspectiva histórica las creencias en diablos tutelares, personales y familiares, incluidos los dovendis o duendes, parecen acomodar sus raíces en la cultura andina prehispánica,pero indubitablemente también en la España medieval y renacentista, a la que ingresan, a su vez, desde Grecia, Roma, ...y de mucho más allá, siendo la doctrina cristiana, dentro de esta última tradición, su primera vía de penetración en América. Siendo tan amplias las posibilidades que se nos ofrecen en el análisis del familiar vamos a centrar nuestra atención en la apercepción que, de la realidad, tiene el campesino de los Andes meridionales y comprender cómo percibe y siente y cómo se proyecta en el mundo si logramos, de su mano, desentrañar el haz de significaciones que se encuentran en este temible personaje. En síntesis, intentaremos un análisis hermenéutico de esta representación mítica de la cultura andina, teniendo en cuenta los atributos, contenidos y entidades que lo conforman para alcanzar, como lo anticipáramos, su comprensión en términos cosmovisionales. "EL DIABLO NO VENDE NADA SINO A PRECIO DE ALMA" El familiar, en el ámbito de influencia andina, se muestra como un ser potente y ambivalente ya que, según la creencia, reviste el carácter de maligno para un sector de la sociedad, el trabajador golondrina que, en calidad de jornalero, se reclutaba masivamente y en forma temporaria para realizar la cosecha en los ingenios azucareros, y benigno para los dueños de la empresa agrícola quienes sellaban un pacto con el diabloen la seguridad de conquistar, por este medio, bienes y poder "los dueños de los ingenios se hacían más ricos si contrataban un familiar como genio protector de la familia. El nombre de familiar proviene de que habiendo confirmado un contrato con el diablo éste pasaba a ser de la familia (...)". Jijena Sánchez agrega: "Por un pacto celebrado con el demonio que se firma con sangre a cambio de protección personal y de enriquecimiento inmediato y progresivo, el patrón promete entregar el alma. El pacto se realiza sobre la venta del alma (...) los dueños además de riquezas podían obtener mujeres, larga vida y capacidad para superar todos sus problemas" . El familiar se constituye de esta forma en un intercesor del propietario de la empresa, delimitándose simultáneamente, por lo menos, dos status antogónicos dentro la estructura cultural del área. Por otra parte, Ricardo reconoce que el pacto no sólo perjudica a los peones sino que favorece a quienes colaboran con el dueño del ingenio, en la entrega de la víctima: "(...) es un trato a mal para los peones porque él /el propietario/, cada mes, entregaba uno /a un empleado/. Entonces buscaba a la gente que no tenga familia y le entregaban /se lo daba al familiar/. Después decían que había muerto (...)". Dice que había un hombre que era de Bolivia, un chango joven y que se había criado en los ingenios de /San Martín del/ Tabacal, Salta (...). Vivía de cuchillo ese hombre, siempre iba armado con esta arma. Le dice /el propietario del ingenio/ a un viejito, que le entregue a los /peones/ más trabajadores. Y él /el muchacho/ ha visto que en dos meses ya le han ascendido /al viejo/ a encargado, después a tarjador. El viejito que le dice al joven éste: -Mirá hijo, cuidáte, porque capaz que tu patrón te va entregar (...)". El apelativo -el familiar-, con que se lo nombra, se debe a que "(...) es el enviado del diablo, es como de su familia (...) "; se dice también que "el familiar es el diablo"; y su misión "(...) cuidar que la empresa funcione muy bien y que la cosecha sea exitosa". Ricardo agrega a su vez "El familiar también dicen que es un cuidador. Yo he escuchado un cuento de que una vez en el ingenio La Esperanza, ha pasado eso de que había familiar. Y dice que, creo, que se estaba por fundir /quebrar/ el ingenio, donde se había venido /llegado/ un nuevo gringo y que se ha comprado el ingenio y ha hecho un trato con el familiar". En otra versión se testimonia la existencia de dos registros de empleados que llevaba la oficina de la empresa, uno de los cuales matriculaba a los futuros candidatos que serían entregados al familiar como parte del arreglo. La elaboración de este singular registro no hace más que confirmar el acuerdo y la práctica antropofágica exigida por el diablo para sellar dicho trato " (...) /en el ingenio Ledesma yo le pregunté /a un amigo que trabajaba en la Administración/: -¿Porqué se pierde /desaparece/ la gente /en el ingenio/? (...) me contestó: -Nosotros cuando ocupamos a la gente /para la zafra azucarera/ los anotamos en dos cuadernos distintos: uno para el que tiene familia /se refiere a los que llegan acompañados con su esposa e hijos u otros parientes/, el otro para el que no tiene /para el que llega solo/. Ése es para el diablo. Nosotros los mandamos al sótano para que saque una herramienta pero ese hombre no sale más porque ahí se lo come el diablo. -¿Cuántas personas tienen que darle? -Ellos le darán cada vez que él /el diablo/ pide". Finalmente dicen: "Se cuenta que las grandes empresas azucareras de Jujuy, /así/ como /las de/ Salta y Tucumán, lograron su riqueza y rápida prosperidad gracias a el familiar”.b EL FAMILIAR EN LA RED DE PARIENTES De lo dicho podemos inferir que el familiar no sólo es un directo representante del diablo, al igual que el tío de las minas, por citar un ejemplo, sino que puede situarse asimismo en la red parental del empresario ya que por medio del pacto de sangre"pasaba a ser de la familia" dándose noticia, en otras versiones, de que convivía en el mismo domicilio y era atendido convenientemente asumiendo en algunos casos como en el relato que consignamos a continuación- el aspecto de un atrayente seductor. "Cuando vivía Arrieta yo conocía a la mucama que trabaja en su casa. Ella me contaba que todos los días tenía que llevar a una pieza de arriba, un pedazo de lomo de dos kilos y una jarra de leche y un vaso, al mister. La pieza era muy linda, había una mesa con mantel floreado y la cama siempre estaba hecha, tal como ella la dejaba cada día luego de hacer la limpieza. Un día estaba sola y sintió que la chistaban. Miró hacia el piso de arriba y en la escalera había un muchacho, un colorao /< colorado/ bien rosado, que la llamó, pero ella no fue. Cuando llegó el patrón le contó lo que había pasado. Así que /éste/ ahí nomás le pagó a ella y tuvo que irse". El familiar es el cuidadorde los intereses del dueño del ingenio, ya que el contrato consolida una relación de parentesco tan estrecha como la que está vigente en la sociedad andina especialmente en lo que atañe a las fijadas ritualmente,con deberes y obligaciones rigurosamente observados por las partes que intervienen. En muchas situaciones la propia potencia del diablo es puesta a prueba, y éste desafío suele quedar en manos de un extranjero. LA PRESENCIA ÉTNICA "(...) entonces el boliviano le dijo que él iba a encontrarse con el diablo y peliar (<pelear) con él y si salía con vida le tendría que pagar mucho dinero. El dueño aceptó y le dió lo que él le pidió, una cruz y agua bendita. Lo llevaron hasta una pieza que está abajo de la tierra y cerca de la fábrica de papel y lo encerraron ahí. El boliviano luchó toda la noche con el familiar que tiene forma de perro y se transforma en una víbora grande, dicen que esa víbora se enroscaba en el cuerpo, pero con el agua bendita y la cruz que estaba bendita también hacía que lo suelte y no se le acerque. Cuando amaneciófueron a ver y el boliviano estaba vivo, aunque un poco lastimado. El dueño del ingenio cumplió y le pagó pero el hombre contó a todos lo que pasó aquella noche y cómo venció al familiar. Nadie sabe dónde está la pieza ni tampoco cuándo el diablo vendrá por alguna alma, pero todos los años desaparece un hombre para la zafra". En este testimonio, resulta interesante la mención de la variable étnica ya que el hombre que es capaz de enfrentar al familiar, y salir airoso de la disputa, es de nacionalidad boliviana. Al respecto es importante aclarar que los zafreros argentinos no ven con buenos ojos la contratación temporaria de los bolivianos por parte de los ingenios pues, como se trata de personas, en su mayoría, indocumentadas, se avienen a aceptar pagas muy exiguas y se convierten, por este hecho, en abiertos y desleales competidores ya que además trabajan incansablemente de sol a sol, sin quejarse. Sin embargo, en la versión que comentamos y en otras que nos han sido confiadas, el boliviano, si bien es la víctima elegida porque no tiene familia que reclame su desaparición, es colocado en un envidiable rango ya que por su presencia de ánimo es capaz de vencer al diablo. PROCESO COGNOSCITIVO DE LA EXISTENCIA DEL FAMILIAR Todo lo que se conoce del familiar es producto de lo que, según se cree, han experimentado varias personas, entre las que están las que lograron sobrevivir al encuentro y a la consecuente lucha con el diablo, siendo la totalidad de estas experiencias de exclusiva injerencia masculina correspondiendo a los operarios solteros o a los que iban solos a la zafra, el infeliz privilegio de enfrentarse con este abogado del diablo y del propietario. "El familiar (viene a recoger lo que le pertenece. /El/ boliviano pidió hablar con el dueño y el dueño le contó que él había hecho un trato con el diablo y que le había prometido todos los años un alma y /que/ el diablo tiene que cuidar la empresa, el ingenio /azucarero y papelero/ (...)". El canal que procura el conocimiento de este fenómeno metasensible es un hombre común, que por el hecho de estar solo adquiere un determinado status en el contexto del pacto; este hombre forma parte -aunque sin su consentimiento y muy a pesar suyo- del contrato secreto entre el dueño del ingenio y el diablo, que lo enfrenta con un fenómeno inusitado -el familiarque le revelará su poderío en un espacio y tiempo desconocidos para la víctima: "(...) Nadie sabe ni cuándo ni dónde están esos sótanos exactamente, ni cuando el familiar se come a una persona". Mientras en algunas narraciones se afirma que el dueño entregaba, como parte de la diabólica transacción, al trabajador más aplicado en sus tareas, en otras, se hace hincapié que la elección recaía en los menos competentes o en los que buscaban pleitos laborales o promovían disturbios en contra de las autoridades del ingenio, es decir, en aquellos elementos decididamente perturbantes de la organización empresarial. DESESPERACIÓN: FRONTERA ENTRE LA NORMALIDAD Y LOCURA "(...) Yo tenía que ir a cuidar una máquina a orilla del río (...) cuando el familiar aparece se apagan las luces y no se pueden prender así como así nomás. (...) y vi una luz que se venía, yo no le yevé /llevé/ el apunte y m’he subido a la máquina, quería encender la linterna pero no pasaba nada, después quería encender las luces de la máquina y nada; me di vuelta y la luz ya no estaba, entonces m’he asustado y m’he vuelto a la casa a las tres de la mañana. Al otro día yo he vuelto y pasó lo mismo y al tercer día el viento ya empezaba a silbar y silbar y yo ya pensaba que era el familiar (...). Yo he tenido suerte (...) tenía algo de acero, un cuchiyo /<cuchillo/ o machete /que/ lo espanta. Yo me había salvado por eso y porque no m’he desesperado; porque otros, salen gritando y se vuelven loco/s/ y él se los yeva /lleva/. También me salvé porque estaba cerca del río y el agua también es un arma para espantarlo. Cuando termina la zafra esta luz ya no aparece hasta el año que viene cuando comienza de nuevo la zafra". La culminación del período de la cosecha indica también el final de un tiempo y un espacio que adquieren, pendularmente, una determinada significación y fuerza por la integración del familiar a la vida laboral y social de los zafreros. Durante el tiempo de actividad zafrera, el viento y la luz se vuelven materia del ente, mientras el agua y los metales superan su condición ordinaria para erigirse en elementos exorcizantes, articulándose, unos y otros, en la valentía del hombre que, de este modo, elude el tránsito de la estrecha frontera hacia la locura y en consecuencia, hacia un desenlace fatal. HISTORIAS DE MUERTE Y RESURRECCIÓN "(...) costumbre de él /refiriéndose a un peón/ llevar un Crucifijo y un rosario. Llevaba eso siempre colgado. Y le dice el patrón: -Mirá barré aquí, después pasá, limpiá acá. Acá tenés una lámpara para que entrés. Así, a un sótano ahí dentro. Y ya el hombre éste estaba limpiando, acababa de limpiar todas las oficinas, pasa a limpiar lo otro. Pero a todo esto ya era después de hora /el encargado/ le ha pedido un favor. Un día viernes dice que era. A la tarde le agarró, le ha pedido un favor después de la hora de trabajo para limpiarle la oficina. Justo dice que era una malhora, dice que entró y se cerró la puerta. Ha querido abrir después, no pudo; bueno como tenía el farol y tenía velas, estaba limpiando cuando en una de esas ve que estaba así, como húmedo, rajándose, en la pieza. Una pieza grande pero vacía, no había nada. (...). Él al verlo al diablo estaba preocupado, no sabía qué iba a hacer; el viejito le había dicho que hay que rezar el Credo, peleaba y rezaba el Credo y así estaba peleando; y ya ha pasado las doce de la noche y ya ha cantado el gallo y ha cantado otro y así hasta el amanecer estaban ya, casi. Se le acabó la vela y seguían peleando. Ya cuando se estaba acabando la velita dice que él la tiró al crucifiquito que tenía, de maderita y con la grasa /sebo/ que se derramó /de la vela ésta/ seguía ardiendo y entonces /ahí había quedado/ puesto el crucifiquito y ahí estaba, iluminaba y seguía peleando. En una de esas que el diablo se había refalado /resbalado/ y le ha cortado la oreja y le ha agarrao, ha cantado un gallo. Y a las nueve de la mañana dice que ha venido el dueño a verle y que entraba riéndose, cuando le ha visto parado en la puerta y que ha caído quieto, muerto, casi desmayado el dueño y le agarrado /al joven empleado/ y se ha ido nomás. -Yo he hecho la limpieza y se ha trabado la puerta /le dijo el joven al patrón/, -¡ah! se ha trabado la puerta. No ha dicho nada /más/. Dice que estaba blanco el hombre. No podía creer que él /el muchacho/ se había salvado. Ha ido y le ha contado al viejito, han venido /ido al sótano los dos, /el joven/ con el viejito, han sacado el Crucifijo, han visto que estaba quemado un poquitito nomás y han corpachado la tierra, han echado agua bendita al lugar y estaba ahí. Después le ha dicho que el jefe, el gringo digamos, el dueño del ingenio, que le ha dicho que le devuelva la oreja /porque/ sino se iba a fundir el ingenio y que le iba a comer a él /al dueño/ el diablo. Después /el empleado/ le ha dicho: -Bueno si me da /dinero/. -Tanto, que le ha dicho /el gringo/. Le ha ofrecido lo que quería, camiones, todo. Ha pedido y se han ido /el joven y el viejito/ y le ha dejado la oreja ahí". Otros tipos posibles del diablo o su familiar -productos de sucesivas metamorfosis en grados creciente de espanto y potencia- se dan cuenta asimismo en la historia de un jornalero que fuera enviado al sótano del ingenio La Esperanza con el propósito de ser sacrificado al diablo: "(...) de repente ha salido un chancho(...). /El empleado/ tenía un puñal él (...). Hasta eso está una vela, /o/ velas... creo que ha entrado él llevando dos velas grandes, se le acabó la vela hasta la mitad. Estaba ahí transpirando, (...) y se ha puesto a rezar, invocar. Cuando estaba así, de repente que ha salido una víbora, grande víbora, negra dice que era, peluda y ha empezado a pegarle a él hasta que al final él le ha matado. Entonces se ha hecho un charco de sangre y se desaparecía. Y después que ha salido una gallo negro a pelearle a él, y al gallo que le ha cortado las patas él /el muchacho/, porque ya estaba por cortarle el cogote y se desaparecía. Salía un perro, negro dice que era el perro. Y se le estaba acabando la vela cuando estaba peleando con el perro, y el perro se le ha comido el pedacito de vela que había, también se ha muerto, le ha matado al perro y se ha desaparecido y de ahí que ya ha aparecido el diablo. Tenía las patas como de gallo, las manos tenía así, como la víbora, todo peludo así, no era como la mano del hombre. El diablo tenía brazos, piernas, todo, la cara como de chancho, los ojos como muelas de perro". Otra versión argumenta: "(...) Una vez había llegado /al ingenio Ledesma/ un tipo con una cadenita en el pecho y una cruz, en el bolsillo llevaba agua bendita y en la espalda, en la cintura, un puñal bendito. Nadie se dió cuenta. Lo mandaron a buscar una herramienta adentro y él vio un bicho grande que se le venía /encima/. Sacó el puñal, el crucifijo y el agua bendita. (...) Cantó el primer gallo y /el bicho/ reventó. Al día.siguiente abrieron la habitación /en donde lo habían encerrado/ pensando encontrar al hombre muerto, pero estaba vivo. (...). ¿Sabe qué pasó en el ingenio? se apagaron todas las luces cuando el diablo perdió la pelea y el ingenio empezó a temblar y el ingenio se venía abajo. La gente no quería trabajar. Esto pasó cuando yo era joven". La luz y el viento, un perro, entre otras apariencias, anticipan y prefiguran la presencia del diablo: "Dicen que es una luz, dicen que es el familiar, que se aparece en distintas formas, a veces en perro y en muchas cosas más. (...) dice mi viejo /mi padre/ que él había ido a trabajar a la tarde (...) pa’ /< para/ preparar el agua pal’riego, fue a eso de las seis /de la tarde/ (...) preparó la linterna y se iba en medio las cañas pa’ver cómo iba el riego; dice que corría un viento, ya silbaba el viento; era raro porque allá no corre mucho el viento. Así que comenzó a retroceder y se paró donde estaba el farol; (...) estaba desesperado, el otro compañero estaba lejos, y se venía más clarito la luz, y más silbaba el viento y se venía la luz, dice que se parecía al reflector de la cancha -¿ha visto cómo es de potente?- dice que así se arrimaba, (...) dice que la luz se arrimaba y se arrimaba y no sabía qué hacer, así que apagó todo y se’ha tirao /<tirado/ abajo /de/ las cañas (...). Pasó así ... como cuando vos tenés la linterna encendida y luego la apagás, dice que todo había quedado oscuro y /en/ silencio, ya no silbaba el viento. Ahí nomás agarró el morral y se ha’venido (...)" . Se cuenta también, siempre referido a esos aspectos diversos, que estando el peón en el sótano: "(...) salió un hombre rubio con orejas larguitas, cola larga como la del diablo y se han puesto a peliar (< pelear), le mostraba el crucifijo y se asustaba hasta que se ha descuidado y le ha cortado la oreja y el familiar se escapó (...)". Según estas versiones, cada una de los aspectos en que el familiar se materializa, desaparecen y resurgen de las sucesivas heridas y muertes que le propina el sacrificado, y la profusión de imágenes con que se presenta el maligno hablan por sí mismas de su potestad, a la vez que definen su fragilidad cuando se enfrenta a los objetos consagrados que esgrime el atacado. En la actuación, implícitamente, se define el corajecon que enfrenta la situación el operario y que le viene dado, por su decidida actuación ayudado por la posesión de los objetos potentes. Las distintas figuras del diablo causan un renovado temor pero, de alguna manera, se anticipa el alejamiento definitivo de la visión terrorífica a partir de la manipulación de aquellos elementos sagrados. La escena final, la más poderosa, fija claramente las reglas de la lucha que se libra. Mientras los gallos de la vecindad anuncian que el tiempo ritual concluye y con él la calidad de un tiempo calificado: "así estaba peleando y ya ha pasado las doce de la noche y ya ha cantado el gallo, y ha cantado otro", el desafío prosigue hasta el amanecer, cuando en el umbral del nuevo día, el diablo comete un error -quizá por producirse en el tiempo crítico de la malhora (en este caso en horas del alba)- que vislumbra la victoria final cuyo trofeo, la oreja cortada, corona el esfuerzo del peón. En este escenario donde se despliega la acción con gran violencia y astucia, no pueden soslayarse otros elementos que también están presentes, cada uno a su tiempo, jugando un papel decisivo. Son estos: la malhoraque es el detonante del período crítico que culminará al amanecer; la luz y las velas encendidas, el Crucifijo de madera merced al cual una de las velas continúa iluminando la escena (mientras el ‘perro’ ingiere un pedazo de vela), que junto al rezo continuado del Credo, le dan al empleado franca ventaja sobre su atacante. LA PATRONA: EL FAMILIAR FEMENINO Si bien hasta ahora abundan los casos de un familiar de indudable masculinidad, también nos fueron relatados algunos casos en los que se habla de un familiar femenino. Una de las empleadas de la fábrica de azúcar manifestaba: "(...) el familiar del Empaque es una mujer, así me ha dicho el portero; (...) yo lo he visto transformado en una perra grande y peluda. (...) Un día había llegado temprano al trabajo y don Franco -el portero- me’ha dicho: -¿Porqué llegas temprano, m’hija? L’he dicho: -Pensaba que era tarde (...) l’he dicho a don F. que me deje pasar a tomar agua (...), entonces me dijo: -Pasá, tené cuidado porque anda suelta ya sabe quién. Cuando yo estaba tomando agua siento que atrás se m’he acercado alguien y un frío me corría por mi cuerpo; cuando me doy vuelta la perra estaba atrás mío; entonce/s/ lo he dicho: -Yo trabajo aquí Patrona. Parece que me ha olfateado porque después se’ha dado vuelta y se’ha ido (...). Cuando estábamos en la cinta /de empaque/ l’he contado a Simona lo que me había pasado, entonce/s/ ella me ha contado también que (...) a ella le había pasado algo parecido. Dice que había bajado al baño, estaba renegando, cuando estaba dentro del baño se l’ha apagado la luz y con el susto que sufrió quería salir y la puerta se había trabado, no podía abrirla. Entonces ella dice que nunca hay que ir renegandoal trabajo, por que la Patrona se enoja y nos hace asustar". Esta figura infunde temor -más por su aspecto que por su intervención-, recordando con su presencia la disciplina y la buena disposición con que debe hacerse el trabajo, pero no les infringe ningún daño. GUARDIANA DE LAS EMPLEADAS En el siguiente relato la familiar toma una actitud de protección hacia las mujeres del establecimiento: "Para la época de exportación -noviembre hasta febrero- yo entraba muy temprano y salía tarde (...). Juan me celaba mucho, decía que yo llegaba tarde porque me quedaba con ‘mi macho’. No te imaginás como peleábamos (...). Entonce/s/ l’he dicho a Juan que me acompañe al trabajo y que me vaya a esperar cuando salga y así lo ha hecho. (...) una mañana peleamos muy feo pero igual me acompañaba. Yo entré a mi trabajo yorando /llorando/, estaba muy mal por como me trataba Juan, pero ese día yo lo he trabajado ocho horas. Cuando he yegado /llegado/ a la casa (...) Juan estaba tirado en la cama con dolor en la nuca; entonce/s/ me ha dicho que cuando venía después de acompañarme, alguien le había pegado bien fuerte, parecía una pedrada, era pasando la vía cerca del Hogar de Ancianos. Me ha dicho que lo mire si tenía lastimado o hinchado y no tenía nada y él dice que le dolía mucho. Esto lo he comentado a una compañera que trabaja hace mucho tiempo en el galpón, entonces me ha dicho que la familiar que tenemos ahí en el galpón nos cuida a todas nosotras y ella debe ser lo que ha pegado a Juan porque me ha calumniado injustamente" . Llama la atención el cambio de actitud y de característica entre el familiar, tal como tradicionalmente se lo evoca y estas descripciones de la familiar en las cuales no se menciona su relación con el diablo, aunque está implícito en los comentarios: "en Calilegua hay dos familiares... uno en el ingenio y otro en el empaque", adquiere el carácter de intercesora: "nos cuida a todas nosotras" si bien, según queda dicho en las propias palabras de la empleada, "nunca hay que ir renegando al trabajo, por que la Patrona se enoja (...)" salvaguardando de esta forma los intereses del empresario sin dejar de presentar el carácter de mediadora en la restitución de la armonía familiar. LOS FAMILIARES Son varón y mujer y por consiguiente estamos hablando de la presencia de dos familiares. En el caso que nos relata Ceferino se señala que el familiar es identificado en un atractivo niño rubio que una vez ingresado a la casa jamás la abandonó, de manera tal que no sólo crece biológicamente a lo largo del tiempo, al igual que una persona, sino que además lo heredan los sucesivos propietarios del ingenio "Me ha contado el finadito Ibarra que aquí en la sala también tiene un familiar porque cuando él era sereno de la sala, una noche (...) había yegado /llegado/ un auto grande y negro que adentro iba, además del chofer, un niño bien rubio y que ese niño nunca más salió de la sala y no se lo veía ni caminar por allí. (...) él decía que ese era el familiar chiquito, y cuando él me ha contado dice que ya podía ser grande. (...) decía que de noche debe recorrer la sala, porque toda esa zona antes, hace mucho, pertenecía a los jesuitas y abajo había muchos sótanos (...). Entonces, uno de los sótanos, es utilizado por el familiar para vivir allí. Y en las noches (...) se escucha los gritos de la gente que allí murió. Así que aquí en Calilegua hay dos familiares, el que aparece en esta sala, y me han contao /contado/ que hay otro en el Empaque (...)" . LA VISIÓN DE LA NATURALEZA HUMANA EN LA CONCIENCIA CULTURAL ANDINA Como primera observación surge la misión del familiar como protector del propietario del ingenio, que realza una percepción cultural del mundo, por parte del pueblo andino, en la cual la naturaleza humana queda limitada en sus logros ya que, si nos atenemos a estos testimonios y a la vigencia de la creencia, el empresario, siguiendo el argumento de las versiones, no estaría en condiciones de alcanzar por sí mismo: por su trabajo, tenacidad y conocimientos, ni la riqueza, ni el bienestar, ni el poder. De ser cierta esta apreciación podríamos afirmar que dentro de esta cosmovisión cultural la diferenciación entre pobres y ricos estaría fundamentada en la certeza de que los gringos poseen algo semejante al manaque adquieren aquí por el pacto con el diablo, antes que contar con la inteligencia y las habilidades personales como medios válidos para obtener éxito en los negocios y lograr una buena posición económica mediante los propios talentos. La riqueza y el progreso, forzosamente, parecen deberse al obrar exclusivo del diablo Y HAN CORPACHADO LA TIERRA... En el final de la pugna, tal como nos ha sido relatada en una de las versiones, no está ausente Pachamama efectivizado en el acto ritual de la corpachada. Estamos en condiciones ahora de ubicar al familiar en un contexto más amplio y, sin riesgo, integrarlo al sistema de representaciones de la cultura puneña del noroeste argentino. El familiar -otra personificación del diablo- siempre en su carácter de ser potente y ambiguo al igual que el tío de las minas, o del que habita en huancares y salamancas , se ven conjugados a partir de ese eje aglutinante que es Pachamama. Cabe decir todavía que a este acto de respeto que se da en la invitación, en el "dar de comer a la tierra" que es la corpachada, se menciona al diablo con apariencia de "una serpiente grande que vive en el sótano de la fábrica y se llama familiar (...)", víbora o viborón peludo en la que también suele visualizársela a Pachamama. En efecto, en algunos relatos se cuenta que suele exhibirse ante los ganaderos poderosos en la figura terrorífica de un viborón peludo. También esta apariencia nos hace evocar lo que expresamos en un anterior trabajo, en el cual Coquena (ente poderoso protector de las vicuñas y de los animales silvestres, con pelo, de la región) utiliza, con el fin de engañar a la ambición de algunos hombres, "un collar de víboras relumbrando", o víboras y viborones para atar las cargas de metales preciosos que, a lomo de sus vicuñas, traslada a su arbitrio de un lugar a otro del cerro. Por razones que aún desconocemos, las figuras de Coquena y Pachamama, asumen una de las transfiguraciones del familiar. Si sólo son elementos coincidentes, casuales, causales o no, creemos de todos modos que deben tomarse en cuenta a la hora de combinar las piezas de esta compleja cosmovisión cultural. Podríamos decir que, sin temor a equivocarnos, tanto los comportamientos de los lugareños, como las prescripciones y los tabúes relacionados a estas representaciones vuelven una y otra vez a Pachamama con lo que quedaría bosquejada, una vez más, la significación de esta teofanía en la conciencia cultural del hombre andino. OBSERVACIONES FINALES De esta primera aproximación surgen algunas cuestiones finales que creemos de interés señalar y que puntualizamos de la siguiente manera: - El hábitat exclusivo de esta entidad se encuentra en el espacio subterráneo; existen días y lapsos críticos en que se estima su aparición con morfologías diversas, aunque previsibles, que lo sitúan en el contexto de representaciones del maligno y en muchos de sus aspectos esencialmente semejantes al tío de las minas. - El familiar es otro de los seres pavorosos que integran la cosmovisión andina del noroeste argentino, mostrando aspectos temiblemente ambiguos. En lo fasto, se observa en su trato con el empresario a quien le otorga determinados beneficios como contrapartida de la negociación; y en su aspecto nefasto, con los zafreros, ya que le serán ofrendados como términos de la transacción. - La riqueza material ingresa, según esta cosmovisión, en el dominio de lo viciado en la medida en que su logro se sustenta en un pacto espúreo. - Lo terrorífico del encuentro con el familiar está determinado por el secreto del trato y el peligro latente del encuentro. - La indefensión del hombre ante el familiar está fundamentada en la expresión de su debilidad, apoyándose en el sentimiento de desesperación que desencadena -en su carácter de expresión de la debilidad humana- el paso de la normalidad al estado de locura. - La posesión de determinados objetos sagrados -que provienen del catolicismo- en manos del hombre sencillo, víctima inocente del pacto, restablece el orden pertubado por dicha negociación en una evidente expresión del triunfo del bien sobre el mal. - El convencimiento de la existencia del familiar y las acciones ejecutadas con la mediación de los objetos santos, definen una forma deseada de la masculinidad dentro de este grupo. El ser masculino se define -siguiendo los testimonios- por la prudencia, precaución, coraje y fortaleza personal que, aunado al conocimiento de la manipulación de lo sagrado lo convierten en una persona invulnerable. Podemos suponer que al encontrarse estos hombres fuera de su hábitat, desprovistos de su contexto familiar, trabajando en condiciones harto difíciles, los potenciales enfrentamientos con el maligno y la proximidad del momento, insinúan los pasos de un ritual de iniciación masculina. - El diablo en su figuración de la familiar, salvaguarda el rol femenino en la estructura laboral atendiendo, en primer instancia, los intereses del empleador; pero también se une a la mujer golpeada y maltratada en una manifiesta conducta jurídica, en cuanto se hace cargo del castigo al marido receloso. De alguna manera esta actuación toca la dimensión axiológica al salvaguardar la fidelidad y la armonía conyugal. - El familiar se integra al sistema de representaciones del mundo andino confundiéndose, en algunos de sus atributos, contenidos y significaciones al tío de las minas, así como éste último se asocia a algunos de los atributos de Coquena, engarzados todos por esa teofanía central de la cosmovisión que es Pachamama. El diablo estremece e inquieta, pero atrae. Para quienes vivieron la experiencia y para quienes escucharon e hicieron suyas las distintas historias del familiar, estos casos no se reducen a un simple documento folklórico, ni expresan sustancialmente la denuncia de una injusticia social y, en consecuencia, no se relatan con la única finalidad de cargar las tintas en la confabulación de algunos sectores del poder para acentuar la estratificación y la pobreza dentro del cuerpo social, aunque dan cuenta del anverso y reverso de la estructura social reinante en determinadas instancias políticas. El íntimo temor con que se narran los distintos episodios acerca del familiar ponen de manifiesto, entre otros hechos, que la vivencia de este personaje persiste y junto a ella una forma muy peculiar de aprehender la realidad, sin desconocer que la conciencia cultural en la que el hombre andino atesora este mito, va adecuándose a contextos cambiantes enfatizando unos sentidos en desmedro de otros en un largo proceso de re-significaciones, a partir de nuevas experiencias, contactos culturales, relaciones con el poder político y necesidades de la vida cotidiana. invierno de 1998. Mensaje jubilar: "Hacernos dóciles a la acción del Espíritu" El hombre andino se enfrenta hoy a una cultura ancestral teñida por algunos personajes y protagonistas temibles, como el que acabamos de analizar, y a otros, igualmente aterradores, que llegaron de la mano de hombres de otra cosmovisión cultural: la de la España medieval y renacentista. Sin embargo, junto a aquellos héroes de leyendas y decires, que a veces se confundieron y confunden con los autóctonos, también desembarca otro Personaje: Jesús; lo hace de la mano de los misioneros que traen, junto a la Cruz, un mensaje de Amor como jamás se había escuchado en los confines de los pueblos indígenas. En este transitar, muchos hombres -también venidos allende el mar-, aún esgrimiendo el mismo Credo, no dieron fiel testimonio de aquel mensaje. No obstante, y a pesar de esta cara oscura de la actuación humana personal, triunfa el mensaje de Cristo hundiendo sus raíces en la aridez de los Andes y queda una idea esencial: que el Bien siempre triunfa sobre el Mal - tal como lo indican las historias que nos han sido contadas-, por la fe y el sentido profundo que tiene de lo sagrado que mueve al desafiante varón en su pugna con el diablo. El fermento del Espíritu, no se ha aquietado. Así lo confirman las múltiples expresiones de religiosidad andina y las de fe a la Mamita, como tiernamente se dirigen a la Virgen María, o al Tatita o Papacito, cuando lo hacen a Jesús Crucificado. Por consiguiente, en este Año Jubilar, se hace necesario que recordemos que la tarea no ha terminado y que "la inculturación es un proceso lento, complejo, vivo, matizado, como la vida misma. No es un movimiento en un solo sentido sino que es un lugar nuevo; no es que la fe entre en la cultura de un pueblo, como una piedra en una fuente de agua, sino que la misma fe se enriquece con la cultura que la recibe activamente, algo así como un río entra en otro. Por eso, trabajar por la identidad de un pueblo, reconstruir un sujeto colectivo es lo más importante que pueda hacer un creyente en un determinado momento. La inculturación es un proceso por el cual el Espíritu del evangelio va impregnando todos los campos de la vida humana, no destruyendo nada sino dando vida plena".primavera de 2000 BIBLIOGRAFIA CITADA Bórmida, Marcelo. Cómo una cultura arcaica concibe su propio mundo. Buenos .Aires, CAEA, 1984, vol. VIII. Cabrera, Enriqueta. Colección de Folklore. Muñecas, Tucumán. Argentina; 1921. Carpeta 51. (M.S.) Caro Baroja, Julio. Algunos mitos españoles. Ensayos de mitología popular. Madrid, Ed.Nacional, 1941. Cervantes, Fernando. El diablo en el Nuevo Mundo. El impacto del diabolismo a través de la colonización. Barcelona, Herder, 1996. Coluccio, Félix. Fauna del terror. Bs.As., Plus Ultra, 1992. Cortés, Daniel del C. Colección de Folklore. San José de la Rinconada, Rinconada, Jujuy. Argentina, 1921. Carpeta 26. (M. S. ). Chevalier, Jean y Gheerbrandt, Alain. Diccionario de los símbolos. Barcelona, Herder, 1986. Delumeu, J. Rassurer et protéger. 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Otrosí: Cuando ya había finalizado este trabajo llegaron a mis manos un libro y dos artículos que no he podido consultar antes de la entrega de este artículo. Son ellos: Gentile, Margarita. El Familiar: análisis de esta creencia. En I Congreso Latinoamericano de Folklore del Mercosur y V Jornadas Nacionales de Folklore. Noviembre de 1995. Ministerio de Cultura y Educación, Instituto Nacional Superior del Profesorado de Folklore; 1998. pp. 53 a 64. Gutiérrez de Prado, Silvia. El duende. Un mito del Noroeste Argentino. Tucumán, Ed. del Rectorado Universidad Nacional de Tucumán; 1998.. Valentié, María Eugenia. El Familiar. En Mitos y ritos del noroeste argentino. Tucumán, Grupo de estudios Mythos y Logos; 1997. Coordinadora: M.E. Valentié. p. 15 a 38