La pretensión de daño moral puede tener viabilidad aunque el juicio de divorcio contradictorio se haya convertido en presentación conjunta Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G (voto del Dr.Montes de Oca) “C., S. M. c. S., R. A.” 4/8/2004 Publicado en: La Ley Online La conversión del juicio de divorcio contradictorio en divorcio por presentación conjunta no obsta a la procedencia de la acción de daños En este fallo de la sala G de la CNCiv revocó, el 4/8/041 la sentencia de primera instancia en la que se había rechazado: "...la pretensión indemnizatoria tras considerar... que el juicio de divorcio que tramitara entre las partes, al ser convertido en presentación conjunta en los términos de los arts. 215 y 136 del Cód. Civil, enerva los efectos de la responsabilidad civil de manera que aquella pretensión únicamente puede tener viabilidad en los procesos de trámite contencioso que concluya con un pronunciamiento atributivo de culpa...". Sostiene en voto el Dr. Montes de Oca que: "...es preciso poner de relieve la secuencia y entidad de los diversos planteos formulados por la actora para formarse idea de la conducta imputada y los padecimientos que invocó ... hizo denuncia de maltrato familiar contra el accionado ... en el que... se llegó a la presunción de alto riesgo de la convivencia ... y se ordenó la exclusión del hogar... así como la prohibición de acercarse a ese domicilio ... simultáneamente tramitó la causa penal ... en forma concomitante la accionante promovió juicio de divorcio vincular, que durante sus sustanciación fue convertido en trámite por presentación conjunta ... es menester destacar que la apuntada presentación conjunta únicamente pudo tener efecto para la actora en el sentido de renunciar a la invocación de la causal subjetiva de divorcio pero de ninguna manera constituyó la abdicación definitiva de la pretensión indemnizatoria ... ninguna norma jurídica impone tal consecuencia, ni esta puede ser extraída de la voluntad según el sentido de la conducta obrada por aquélla durante muchos años ... la culpabilidad conjunta que en otras circunstancia puede extraerse de la citada presentación quedó enervada por el comportamiento precedente del demandado ... no es posible desconocer la intensidad del padecimiento espiritual derivado de la seria lesión a las afecciones legítimas ... por todo lo expuesto, júzgase prudente fijar en la suma de dieciocho mil pesos el monto de la reparación del daño moral, atendiendo ... al importe oportunamente reclamado..." y "...admitir el reintegro de los gastos por tratamiento psicológico ... por la suma de dos mil pesos ... sin intereses por no haber sido pedidos. Las costas, en ambas instancias, se imponen a la... demandada ... vencida...". 1 C., S. M. c. S., R. A. - Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G - 04/08/2004 HECHOS: El a quo rechazó la pretensión indemnizatoria interpuesta por la actora por convertirse el juicio de divorcio tramitado entre las partes en un proceso de presentación conjunta en los términos de los arts. 215 y 236 del Cód. Civil. Contra dicho pronunciamiento la accionante planteó recurso de apelación y la Cámara revocó la decisión recurrida. SUMARIOS DEL FALLO: 1. Debe revocarse la resolución que rechazó la pretensión indemnizatoria que interpuso la actora por convertirse el juicio de divorcio tramitado entre las partes en un proceso de presentación conjunta, pues dicha presentación únicamente pudo tener efecto para la accionante en el sentido de renunciar a la invocación de la causal subjetiva, pero de ninguna manera constituyó la abdicación definitiva de la pretensión indemnizatoria. 2. Corresponde revocar la resolución que rechazó la pretensión indemnizatoria interpuesta por la actora con motivo de la conversión del juicio de divorcio tramitado entre las partes en un proceso de presentación conjunta, pues el divorcio constituyó la solución de una conflictiva situación que se prolongó entre los cónyuges durante muchos años, pero el mismo no logró hacer desaparecer la grave entidad de los ataques inferidos por el demandado a la armonía matrimonial y familiar, los que deben reprimirse con sanciones propias del ámbito aquiliano. FALLO COMPLETO 2ª Instancia.- Buenos Aires, agosto 4 de 2004. ¿Es justa la sentencia apelada? El doctor Montes de Oca dijo: I.- La sentencia de la anterior instancia rechazó la pretensión indemnizatoria tras considerar la a quo que el juicio de divorcio que tramitara entre las partes, al ser convertido en presentación conjunta en los términos de los arts. 215 y 236 del Cód. Civil, enerva los efectos de la responsabilidad civil de manera tal que aquella pretensión únicamente puede tener viabilidad en los procesos de trámite contencioso que concluya con un pronunciamiento atributivo de culpa. Sólo la parte actora recurrió el pronunciamiento para expresar en esta alzada diversos argumentos en procura de la revocación. II. En el fallo plenario de este tribunal del 20 de septiembre de 1994 quedó clara la distinción en el sentido que si uno de los cónyuges incurre en alguna causal de las taxativamente enumeradas por el art. 202 del Cód. Civil, comete un hecho ilícito porque viola deberes derivados del matrimonio que son susceptibles de dar lugar a la sanción civil del divorcio; pero si ese ilícito causa un daño objetivamente cierto al otro cónyuge, no existe ningún impedimento para penetrar en el campo aquiliano y disponer que se resarza el perjuicio con las sanciones propias de ese ámbito. Vale decir que sobre la base de un mismo presupuesto de hecho se trata de consecuencias distintas con reparaciones independientes que tienen un fundamento diferente. Es preciso poner de relieve la secuencia y entidad de los diversos planteos formulados por la actora para formarse idea de la conducta imputada y los padecimientos que invocó. El 3 de agosto de 1998 hizo denuncia de maltrato familiar contra el accionado (expte. N° 71.704/98) en el que tras sucesivos informes, se llegó a la presunción de alto riesgo de la convivencia de las partes y, consecuentemente, se ordenó la exclusión del hogar de S. así como la prohibición de acercarse a ese domicilio y a los lugares de estudio del hijo de las partes, por entonces menor de edad (sent. de fs. 40); a fs. 78 las medidas fueron prorrogadas por el plazo de 40 días. Simultáneamente tramitó la causa penal (expte. n? 110496/98) por los delitos de lesiones dolosas y amenazas en la que se secuestraron armas de fuego empleadas por el accionado en el interior de la vivienda familiar con registro de 9 impactos en la cocina y 6 en el sector de depósito; en ese ámbito quedaron igualmente comprobadas las lesiones sufridas por C. el 18 de junio de 1998 luego de la discusión que tuviera con su cónyuge. También obra informe de los profesionales de psicología del Cuerpo Médico Forense en el que se afirma la personalidad perturbada de S., quien puede exteriorizar conductas impulsivas y con cierto grado de agresividad ante situaciones ansiógenas, pues sus controles resultan algo precarios. Tras ordenarse el procesamiento, ante el pedido del imputado el juez interviniente dispuso suspender el proceso a prueba por el término de dos años, con cumplimiento de la regla de conducta establecida en el inc. 1° del art. 27 bis del Cód. Penal. Asimismo, se tuvo por no aceptado el pago de $ 50, ofrecido por aquél en concepto de reparación del daño causado (cfr. acta de audiencia de fs. 151/152 celebrada el 13 de septiembre de 1999). También en forma concomitante la accionante promovió juicio de divorcio vincular, que durante su sustanciación fue convertido en trámite por presentación conjunta, el 24 de mayo de 1999, dictándose sentencia de divorcio en los términos de los arts. 215 y 236 del Cód. Civil. Además de la prestación alimentaria que S. pasó, de manera harto irregular, a su cónyuge e hijo menor (expte. N° 93.508/98), es del caso señalar que en el presente reclamo indemnizatorio existen constancias corroborantes de la procedencia de la pretensión, tales como las declaraciones testificales de fs. 69, 70, 73/74 y 75/76. En tales condiciones en menester destacar que la apuntada presentación conjunta únicamente pudo tener efecto para la actora en el sentido de renunciar a la invocación de la causal subjetiva de divorcio pero de ninguna manera constituyó la abdicación definitiva de la pretensión indemnizatoria. En verdad, ninguna norma jurídica impone tal consecuencia, ni esta puede ser extraída de la voluntad según el sentido de la conducta obrada por aquélla durante muchos años, según se ha visto. Desde otro ángulo, cabe puntualizar que la culpabilidad conjunta que en otras circunstancias puede extraerse de la mentada presentación quedó enervada por el comportamiento precedente del demandado según se comprobó mediante los antecedentes indicados. Por otra parte, no puede soslayarse que S. ofreció en el proceso penal una insignificante suma de dinero a título indemnizatorio, y aunque el ofrecimiento fue rechazado, lo cierto es que trasunta la voluntad unilateral de pagar lo que se cree obligado, de manera que se configura un reconocimiento tácito de deber la reparación del daño causado (arts. 718, 720 y concs. Cód. Civil), que proyecta sus consecuencias sobre la "C. S. M. c. S. R. A. s/ daños y perjuicios" decisión que corresponde dictar en el presente juicio. No es superfluo agregar que el divorcio-remedio que se extrae de aquella presentación conjunta constituyó la solución de una conflictiva situación que se prolongó durante muchos años -quizás décadas-, pero no logró hacer desaparecer la grave entidad de los ataques inferidos a la armonía matrimonial y familiar, de manera que esas actitudes extremas penetran en el campo aquiliano y deben ser reprimidas con sanciones propias de ese ámbito (ver voto de los doctores Luaces y Molteni en el fallo plenario anteriormente citado: ED, 160-189). Por estas consideraciones, corresponde revocar la sentencia apelada y hacer lugar, con costas, a la demanda, con el alcance que se verá a continuación. III. En cuanto concierne al aspecto indemnizatorio no es posible desconocer la intensidad del padecimiento espiritual derivado de la seria lesión a las afecciones legítimas que fueron puestas durante muchos años en el ámbito de la relación matrimonial y familiar: las partes se casaron el 20 de diciembre de 1968 y su hijo nació el 17 de agosto de 1981, pues igualmente se encuentra comprobado que éste también fue objeto de las agresiones paternas. En este sentido, viene a cuento recordar aquella lúcida mención del doctor Cifuentes en el sentido que en este campo la conducta lesiva tiene "una fuerza dañadora muy punzante" que comprende un amplio espectro de la personalidad de la víctima (ver sent. de la sala C del 17/5/988 en La Ley, 1988-D, 378). Respecto de la índole de la reparación del daño extrapatrimonial cuadra asimismo recordar el criterio según el cual tiene un carácter predominantemente resarcitorio aunque no es posible dejar de lado el matiz sancionatorio para el agente del hecho ilícito (ver por todos Zannoni, "El daño en la responsabilidad civil", 2ª ed., p. 325/326), en este caso siquiera sea para desalentar comportamientos agresivos en exceso en el marco de la relación matrimonial. También es necesario ponderar que en la determinación del "quantum" debe recurrirse a pautas relativas según un criterio de razonabilidad que procure acercar su valuación equitativamente a la realidad del perjuicio, principalmente porque la reparación no está en función de la representación que de él se hace la víctima sino por la comprobación efectuada por el juez y de su evaluación en el límite de lo reclamado en la demanda (Bustamante Alsina, Jorge H., "Teoría general de la responsabilidad civil", 9° ed., p. 247 y su cita de Genéviève Viney). Precisamente una de esas pautas está contenida en el dictamen pericial psicológico de fs. 82/90, que no fuera observado por las partes, en tanto allí se menciona la inestabilidad del pensamiento de la actora, su ambivalencia e inseguridad por los conflictos subyacentes no resueltos (angustia, ansiedad, agresión y situaciones traumáticas infantiles, que se describen en el mismo dictamen). Desde luego que ninguna de las características que se mencionan puede vincularse causalmente con el accionar del demandado, de manera que el denominado "daño psicológico" que de manera sumamente escueta se reclama en el acto de postulación (fs. 4 vta.) no puede ser aprehendido en el caso con un carácter autónomo del daño extrapatrimonial, aunque más no sea porque no se ha demostrado la modificación de la personalidad con sentido patológico, conforme fuera planteado. Por todo lo expuesto, júzgase prudente fijar en la suma de dieciocho mil pesos el monto de la reparación del daño moral, atendiendo, según se ha expresado, al importe oportunamente reclamado. En orden asimismo a lo que se ha dicho con anterioridad, de acuerdo a la incidencia que se asigna al conflicto que se juzga en el presente proceso, corresponde admitir el reintegro de gastos por tratamiento psicológico (resp. al punto 11 de fs. 85/86) por la suma de dos mil pesos. IV. Por estas consideraciones, corresponde revocar la sentencia de fs. 126/128, en consecuencia, haciéndose lugar a la demanda, debe condenarse al demandado a pagar a la actora, dentro del plazo de diez días, la suma de veinte mil pesos, sin intereses por no haber sido pedidos. Las costas, en ambas instancias, se imponen a la parte demandada, que resulta vencida (art. 68, Cód. Procesal). Los doctores Bellucci y Molteni votaron en el mismo sentido por razones análogas a las expresadas en su voto por el doctor Montes de Oca. Por lo que resulta de la votación de que instruye el acuerdo que antecede, se revoca la sentencia de fs. 126/128; en consecuencia, haciéndose lugar a la demanda, se condena al demandado a pagar a la actora, dentro del plazo de diez días, la suma de veinte mil pesos ($ 20.000). Las costas, en ambas instancias, se imponen a la parte demandada. De conformidad con lo establecido por el art. 279 del Cód. Procesal se adecuan los honorarios fijados en la sentencia de grado al nuevo resultado del proceso; en consecuencia, en atención a la suma condenada en autos; a la calidad, extensión y mérito de la labor profesional desarrollada, etapas cumplidas y resultado obtenido y a lo normado por los arts. 6, 7, 14, 37, 38 y conc. de la ley 21.839 y la ley 24.432, se establecen los honorarios de los "C. S. M. c. S. R. A. s/ daños y perjuicios" letrados de la actora, doctores J. P. M. V. y C. E. D. F. en la suma de pesos tres mil ($ 3000) y pesos un mil ($ 1000), respectivamente y los del letrado del demandado, J. C. Z. en pesos un mil cuatrocientos ($ 1400). Por los trabajos de alzada se fija la remuneración del doctor J. P. M. V. en pesos un mil cuatrocientos ($ 1400) y la del doctor J. C. Z. en pesos quinientos ($ 500). En atención a la calidad, mérito y eficacia de la labor pericial desarrollada en autos; a lo normado por los arts. 1, 10, 13 y conc. de la ley 24.432 y a la adecuada proporción que deben guardar los honorarios de los expertos con los de los letrados intervinientes (ED, 6-614; ED, 88-423; ED, 94-632; entre otros) se fijan los honorarios de la perito psicóloga E. P. en la suma de pesos seiscientos ($ 600). Se fija el plazo de diez días corridos para el pago de los honorarios.Leopoldo Montes De Oca.- Carlos A. Bellucci.- Hugo Molteni.