SOLUCIONES QUE PUEDE OFRECER EL PRODUCTOR DE SEGUROS MIENTRAS NO SE REFORME LA LEY 24.557 1. Introducción El sistema creado por la Ley de Riesgos del Trabajo (Nº 24.557) ha sido profundamente cuestionado a partir de Septiembre de 2004, cuando sucesivas sentencias de la Corte Suprema de Justicia declararon la inconstitucionalidad de diversos aspectos reglados por ella. Desde entonces, tanto desde el Poder Ejecutivo como desde el Poder Legislativo, se sucedieron los intentos por promover consensos que permitieran una reforma que, subsanando las deficiencias constitucionales, resolviera el estado de incertidumbre. Ninguna iniciativa alcanzó el consenso suficiente para garantizar su sanción. Pero las relaciones entre trabajadores, empleadores y ART, experimentó la siguiente evolución: 2. Aumento de los juicios contra los empleadores y las ART. El incremento es geométrico y sostenido. Este año terminaremos, probablemente, con unos casi diecisiete mil juicios nuevos iniciados, en todo el país. Ellos se suman a los juicios que ya se encuentran en trámite. Se estima que la duración media de un juicio, hasta su resolución final, insume entre tres y cinco años, dependiendo de su complejidad y de la jurisdicción. Según informa la UART (Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo), la cantidad de demandas por cada diez mil trabajadores, no es pareja en todo el país. La jurisdicción que presenta mayores conflictos es la Provincia de Córdoba, hay 82 demandas cada 10.000 empleados; en San Luis, 56; en Mendoza, 51, y en Misiones, 37. Las provincias que muestran una menor litigiosidad son La Rioja, con 0,5 juicios cada 10.000 asegurados; Catamarca, con 1,7, y Tucumán, con 2,11. Sin embargo estamos lejos de haber llegado a una situación límite en este aspecto. De acuerdo a la información recientemente suministrada por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, durante el año 2006 hubo 635.874 siniestros. De esos siniestros denunciados, alrededor de 35.000 habrían causado incapacidad parcial o total y permanente o la muerte2. Si realmente se llegara a 16.679 juicios nuevos durante este año, conforme estima la UART, sólo un 2,62 % de los siniestros daría lugar a un juicio. 3. Cómo debe el PAS proteger a su cliente contra el 50% de los juicios. Consideremos que alrededor de un 50% de los juicios, aproximadamente, se originan en patologías que no tienen origen laboral y que no están cubiertas por la LRT. En estos casos no cabe relacionar la posibilidad de tener un juicio con los accidentes sufridos, sino fundamentalmente con el nivel de empleo. Tomando en consideración que, durante 2006, hubo 6.647.654 trabajadores cubiertos, la posibilidad de recibir un reclamo, si no se han sufrido accidentes con incapacidad, es de 1 cada 1.254 trabajadores empleados. Según venimos observando en los pronunciamientos de los tribunales, si la pericia médica concluye que –pese a lo que dice la ley y el listado de enfermedades profesionales- la enfermedad tiene causa en el trabajo, la ART será condenada a abonar en los límites de su cobertura. Por consiguiente, es imperativo que el empleador cuente con una afiliación vigente a una ART y para todo su personal cubierto. Es la forma en la cual estará mejor protegido frente a esta contingencia y no hay otra cobertura de seguro que pueda agregar garantías adicionales y que esté actualmente disponible. Diario La Nación, Jueves 30 de Agosto de 2007. “Un régimen jaqueado por la Justicia Aumentaron 37% las demandas judiciales por riesgos del trabajo. Para las aseguradoras, Córdoba es la provincia más conflictiva”. 2 El dato exacto aún no ha sido publicado, pero hemos estimado un porcentaje similar al que hubo durante 2005. 1 El PAS siempre debe recordar al empleador que, en ausencia de afiliación vigente con una ART, será él mismo quien responda como si hubiese sido su propia ART (artículo 28, inciso 1, Ley 24.557). Y responderá también cuando el personal no esté registrado formalmente (ídem, inciso 2). De manera que la ausencia de afiliación, el ocultamiento de personal, o tenerlo en situación de informalidad, puede terminar siendo un mal negocio o directamente acabando con la empresa. La otra solución preventiva para este tipo de reclamos cae fuera de la órbita de los PAS: prevenir conflictos a través de una buena gestión de los recursos humanos. Normalmente estos juicios se desatan cuando hay la convivencia con el trabajador es problemática o el trabajador, en negro, no tiene acceso a las prestaciones de la obra social. En tercer lugar, el PAS debe insistir en el cumplimiento de la ley laboral, que dispone, a cargo del empleador, la realización de un examen preocupacional antes del ingreso de un nuevo empleado. En ese examen tendría que estudiarse, cualquiera sea la posición que ocupará el empleado, la existencia de hernias discales y la predisposición congénita a contraer otro tipo de enfermedades tales como cardiopatías, depresiones, distress, etc. Si tales patologías o predisposiciones fueran halladas, sin perjuicio del ingreso del operario, debería notificárselo de los hallazgos. Siempre se debe archivar, cuidadosamente, tanto el examen como la notificación efectuada al trabajador. En ocasiones, por una práctica equivocada de “ahorro de costos” se toman contingencias que, a la postre, resultan en una mayor erogación. 4. El otro 50% de los juicios El restante 50% de los reclamos se origina en accidentes que ocasionaron incapacidad. La posibilidad de tener un juicio es de 23,83 veces por cada cien accidentes con invalidez sufrido por los empleados u obreros. La mayor cantidad de accidentes se da en empleadores que cuentan entre 26 y 50 trabajadores y las actividades con mayor siniestralidad son la construcción, la agricultura, la manufactura y el transporte, en ese orden. Pero nadie está exento de esta posibilidad. Para estos casos pueden ser útiles las coberturas de accidentes personales, que ofrecen algunas compañías, enmarcado en el artículo 120 de la Ley de Seguros. Pero para que un seguro de ese tipo brinde una real cobertura, debe observarse a rajacincha lo que dispone la ley. El PAS no puede delegar esta cuestión en manos de la compañía. Debe velar por el exacto cumplimiento de las normas porque así protege a sus clientes y cumple con los deberes que le impone el artículo 10 de la Ley 22.400. a) En primer lugar de nada vale este seguro si el empleador no tiene afiliación vigente conforme la LRT. ¿Por qué? Porque el trabajador, si está bien asesorado, reclamará el pago de la prestación por accidentes a la Compañía de Seguros y, percibida ésta, reclamará las prestaciones de la LRT al empleador invocando el artículo 28 de la Ley 24.557. Si la Compañía, indebidamente, hubiese hecho el pago al empleador que no recibió reclamo con fundamento en el código civil, deberá pagar dos veces. La compañía en ningún caso puede pagar al empleador contratante que, conforme la ley, no podría ser beneficiario. El empleador, de acuerdo al artículo 120 y cumpliendo los requisitos del mismo, sólo puede ser asegurado en primer término, por su eventual deuda de responsabilidad civil. Lo que debe pagar por no tener afiliación vigente en una ART o por el personal que no tenga registrado ante la AFIP nunca será una deuda de responsabilidad civil alcanzada por la cobertura. b) Estas pólizas cubren el fallecimiento de un tercero distinto del tomador-contratante. Por ende, en todos los casos, y bajo pena de nulidad y grave infracción por parte de la Compañía Aseguradora, debe constar una autorización escrita del tercero, cuya vida se cubre, (art. 128 de la Ley 17.418). Esta autorización se materializa con el formulario de “Solicitud de incorporación a la póliza colectiva”. En todos los casos la Compañía debe emitir los certificados de incorporación a la póliza y, junto con ésta que será entregada al contratante, los deberá hacer llegar a cada asegurado. c) La prima deberá estar íntegramente a cargo del Contratante-empleador. d) En caso de siniestro el Contratante debe denunciar a la Compañía si tiene un reclamo fundado en su eventual RC o si, por algún motivo, entre ellos por la naturaleza, mecánica o circunstancias del accidente, podría tenerlo. En tal caso, la Compañía debería citar a los derechohabientes y negociar –en una mediación ante el SECLO o con intervención del Juez Laboral- que, sin perjuicio de las prestaciones que les correspondan recibir de la ART, quede transado todo reclamo civil, contra el pago de la totalidad de la prestación a cargo del Asegurador. Si eventualmente ello no fuere posible, podrá quedar algún remanente a cargo del empleador. Pero si no hubiera acuerdo transaccional, la Compañía de Seguros deberá depositar el total de la suma asegurada en el eventual juicio por responsabilidad civil que se abra a futuro, haciendo expresa mención que la suma asegurada es el límite de su responsabilidad por capital, intereses y costas. Si no se promoviera ese juicio deberá consignar la suma judicialmente. En ningún caso puede pagar directamente al contratante (art. 156, Ley 17.418). La obligación de la Compañía frente al contratante, que es también su asegurado de RC, no es de pago de la suma asegurada, sino de indemnidad hasta el límite de la suma asegurada, y el remanente de ésta siempre corresponderá al asegurado o a sus derechohabientes. e) La compañía y el contratante, a la hora de celebrar la transacción, deben tener en cuenta que quizá los beneficiarios del asegurado, habilitados para cobrar el seguro de AP en caso de su fallecimiento si no hubiera reclamo civil, no son todos los que tienen una acción por la vía civil contra el empleador. Se puede tener acción civil y no ser beneficiario. Se puede ser beneficiario y no tener legitimación par aun reclamo por la vía civil. f) En todos los casos habrá que tener en consideración que las pólizas de AP contienen exclusiones de cobertura que la podrían tornar ineficaz en un accidente laboral y que además se rigen por su propio baremo de incapacidades. Como el lector podrá observar, la póliza de AP con “cláusula de contratante”, no es una cobertura sencilla y muchas veces hay demasiada chapucería en su comercialización. Los P.A.S., como profesionales capacitados que son, deben brindar un asesoramiento cuidadoso a sus clientes. Muchas veces su función docente deberá dirigirse también hacia la propia Compañía de Seguros, ya que en el manejo de estas coberturas se puede observar demasiada improvisación y poco rigor. Cualquier error podría redundar en una deficiente cobertura del cliente común.