El propósito del presente trabajo es analizar las experiencias

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Título:
El Trotskismo en el Movimiento Estudiantil (Años 1969-1983)
Autores: Díaz, Javier Tomás; Epstein, Tomás; Heidenreich, Lady; Politzer
Pemoff, Nicolás
Pertenencia Institucional: Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”
Mesa Temática: Movimiento estudiantil: de la Reforma a la Revolución
(1955/1976)
Dirección: Amenábar 1772 1º A
Teléfono: 4783-6310- / 4553-4938 / 4703 4813 / 4856-8065
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Autorizo a que el trabajo sea incluido en el CD de las Jornadas
Presentación
El propósito de la presente comunicación es adelantar algunos resultados
provisorios surgidos de la investigación sobre las experiencias desarrolladas por
las corrientes trotskistas en el movimiento estudiantil en el período comprendido
entre 1969-19831, así como plantear algunas de las derivaciones problemáticas
que conforman nuestra agenda de trabajo.
En estos años la clase obrera protagonizó luchas abiertas muy
importantes expresadas en el plano del enfrentamiento callejero como en el
Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo, en el marco de una sucesión entre
períodos dictatoriales y democráticos, durante los cuales se fue gestando una
experiencia clasista surgida del ámbito mismo de las fábricas.
11
Este recorte temporal fue realizado tomando en cuenta que a partir del año 1969 se da inicio
a un período de ascenso de la movilización social de las masas que constituyen una verdadera
fuerza política bajo la dirección de una clase obrera radicalizada. Proceso que será abortado
por la dictadura de 1976-1983. En este contexto, se produce una intensificación de la unidad
política y material “obrero-estudiantil”, principal eje de nuestro análisis.
Participando junto con ella en todas las luchas, ferozmente reprimido
durante las diversas dictaduras, tomando la ofensiva en los momentos de
apertura democrática, el movimiento estudiantil fue coprotagonista en esta
etapa de la historia argentina.
Este trabajo se plantea a la vez como un desafío para indagar
críticamente la militancia práctica del trotskismo durante las dictaduras militares
y el gobierno peronista, con eje en la dinámica del frente estudiantil. La
investigación se direccionará en este sentido, previo análisis de la situación
general de las corrientes trotskistas en el plano nacional e internacional, así
como del contexto del movimiento estudiantil argentino desde el Cordobazo, la
experiencia represiva de la Noche de los Bastones Largos, dentro del clima de
rebelión estudiantil que cierra la década del ´60 en el mundo con la ineludible
referencia a la influencia del Mayo Francés, la Revolución Cubana, entre otros
sucesos.
Un eje que tomaremos en cuenta para abordar las distintas fuentes será
el desarrollo que tuvo el trotskismo en el movimiento estudiantil en estrecho
vínculo con su articulación real con la clase obrera.
Si bien el tema es relevante para la comprensión de aspectos
significativos de la militancia, nos encontramos con una escasez de
contribuciones, tanto entre la producción estrictamente académica como entre la
partidaria.2
2 A excepción de la breve exposición de Hernán Camarero y Alejandro Schneider, “Memoria e
identidad política en la izquierda estudiantil. El trotskismo en el ámbito universitario (19551966)”; ponencia en el II Encuentro Nacional de Historia Oral, Buenos Aires, Octubre de 1995.
Mimeo.
Entre los títulos que podemos mencionar, referidos a la historia del trotskismo, se encuentran
los ya clásicos libros de Osvaldo Coggiola, “El trotskismo en la Argentina. Tomo I y II” y de
Ernesto González, “El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina. Tomo III”, junto con
una serie de artículos de Julio N. Magri, “Apuntes a la historia del trotskismo argentino. Otra
etapa nefasta del morenismo, el PST (1971-1976)", En Defensa del Marxismo Nº4, septiembre
de 1992. y "Apuntes a la historia del trotskismo argentino. El PST bajo la dictadura", En
Defensa del Marxismo Nº5, diciembre de 1992, Ediciones Rumbos. En relación a estos textos,
debe decirse que el trabajo de los grupos trotskistas para desarrollar una historia de esta(s)
corrientes(s) ha sido muy reducido, donde los únicos trabajos responde más al debate con
otros Partidos y una autolegitimación de las posiciones antes que a un afán de constituir una
visión crítica del período.
Desde la historiografía académica, el libro de Pablo Pozzi y Alejandro Schneider, “Los
setentistas. Izquierda y clase obrera (1969-1976)”, EUDEBA, Buenos Aires, 2000, pp. 117-184,
realiza un análisis de la relación entre izquierda y clase obrera, en donde la mención al
movimiento estudiantil aparece secundariamente, sólo en su ligazón al movimiento obrero y a
la problemática de la proletarización.
Se debe mencionar, a su vez, que sobre los tópicos componentes
(trotskismo, por un lado; y movimiento estudiantil, por el otro) tampoco son
numerosos los aportes realizados. En el caso de la historia del trotskismo del
período3, la ausencia de trabajos entre las publicaciones académicas, no se ve
paliada por el desarrollo de esta línea de análisis por parte de los partidos
trotskistas o grupos de investigación afines. Sin embargo, los trabajos
procedentes de corrientes trotskistas orientados a re-construir una historia del
movimiento obrero han sido mayores a los estudios sobre la intervención en
otros ámbitos, producto, en buena medida, de la caracterización del marxismoleninismo acerca del rol principal que ejerce el proletariado como dirección
revolucionaria de las masas.
La cuestión en torno a la exigua existencia de material académico sobre
el tema nos lleva a esbozar algunas hipótesis: en primer lugar, como señala
Pozzi, es necesario “considerar cuán profundo ha calado en la intelectualidad
argentina la teoría de los dos demonios” y de qué manera, “para la elaboración
de la misma, era necesario recrear en el imaginario colectivo del presente una
visión impregnada de que la sociedad de la década de 1970 estaba enardecida
por la lucha de aparatos violentos”4.
Coincidimos con este autor también en que, como consecuencia de esto,
la producción historiográfica que abarca la política en esta década considera
casi exclusivamente la guerrilla peronista, dejando de lado las organizaciones
armadas de izquierda, así como a la izquierda partidaria no foquista, cuya
significación tanto cuantitativa como desde el punto de vista de su gravitación
en el movimiento de masas es insoslayable. La centralidad de la guerrilla como
principal amenaza revolucionaria del período dentro de los planteos
historiográficos se articula con una sacralización del ideal democrático-burgués,
que permite delimitar a los “enemigos” violentos de la democracia y en cierto
sentido demonizar la violencia como ajena a los intereses del conjunto del
movimiento popular, desconociendo entre otros elementos, la situación general
3
Delimitamos el estudio del trotskismo, al seguimiento del derrotero de las corrientes
morenistas y de Política Obrera. Dejaremos de lado a aquellas tendencias que se alejaron de la
reivindicación del trotskismo, principalmente los sectores que se volcaron a una política
guerrillera foquista y/o que se inclinaron hacia una alternativa nacionalista. Es el caso del PRTERP; que a causa de su ruptura con el Secretariado Unificado de la IV Internacional en el año
1973, será considerado para nuestro trabajo hasta ese año y como parte en el debate
ideológico del trotskismo.
4
Pozzi, P., Schneider, A., 2000, op. cit.
de radicalización de la clase obrera y los sectores juveniles. Es ésta sin duda la
dificultad mayor con la que nos encontramos, considerando que una
producción científica responsable debe ir de la mano de la comprensión real de
los procesos y no ser la vía de falseamiento mediante la cual las clases
dominantes escriben y reescriben la historia. Estrategia política ésta que se
manifiesta en el análisis de los sucesos de este período des-inscribiéndolos de
la dinámica de la lucha de clases.
Por esta razón, constituyen la principal fuente de nuestra investigación
diversas entrevistas a dirigentes nacionales de partidos trotskistas y militantes
de organizaciones estudiantiles, tanto secundarias como universitarias.
También hemos recurrido a militantes pertenecientes a organizaciones no
trotskistas, en tanto consideramos que otras lecturas de los acontecimientos de
la época enriquecen la mirada.
Para la organización y desarrollo de estas entrevistas apelamos al
método de historia oral. Esto nos aporta una visión más amplia y concreta de la
militancia práctica durante la época trabajada, pudiendo de este modo
contrastar las fuentes escritas, los volantes de la época y las caracterizaciones
hechas desde el plano teórico, con la forma de impulsar esas políticas desde la
militancia cotidiana de las bases. Además, la entrevista como fuente de datos,
abre la posibilidad de cuestionar aquellos aspectos que en la documentación
no se mencionan o son relegados. No se pretende de ningún modo suplantar la
fuente escrita por la fuente oral, sino complementar ambas mediante un
análisis comparado.
Transformaciones materiales y clase obrera
El contexto histórico de modernización estructural que se abre con el
desarrollismo condiciona las políticas de las diferentes organizaciones. El
surgimiento de industrias de punta con fuerte inversión de capital extranjero,
alta calificación técnica de la fuerza de trabajo y elevada composición orgánica
de capital, así como los planes de estabilización y ajuste estructural impulsados
por los acuerdos con los principales organismos de crédito internacional son
otros elementos a tener en cuenta. El ingreso a los colegios técnicos y la
universidades de importantes sectores de esta fracción de la clase obrera así
como la radicalización de los sectores juveniles procedentes de las clases
medias urbanas, conforma una fuerza social que devendrá fuerza política en el
contexto de las luchas contra las dictaduras, pero que trascenderá la
reivindicación democrática para cuestionar el régimen social mismo. Sin esta
caracterización general es difícil comprender la fortaleza de la coordinadoras
fabriles así como los cuerpos de delegados en diferentes facultades que
llegaron a ensayar una suerte de “órganos de doble poder” en el nivel
universitario5.
Por otro lado, la clase obrera sufrió un proceso de heterogeneización
entre una masa obrera no calificada vinculada con las industrias del patrón de
acumulación
característico
de
la
industrialización
por
sustitución
de
importaciones y una nueva masa obrera calificada y especializada. El
dinamismo político de este sector se ve influenciado por la experiencia política
de la proscripción del peronismo y la intervención de corrientes marxistas
revolucionarias con diversos grados de penetración en los cordones
industriales. La confluencia entre experiencia de lucha dentro del peronismo y
elementos marxistas revolucionarios se expresa en cuanto a organizaciones
políticas en la conformación y el derrotero del PRT (Partido Revolucionario de
los Trabajadores, que pertenecerá a y romperá más tarde con el Secretariado
Unificado de la IV Internacional). En cuanto a organizaciones específicamente
sindicales, son significativas las experiencias diversas que desde la ruptura de
la CGT en la CGT Azopardo (liderada por Augusto Vandor y categorizada como
fracción burguesa de la clase obrera6) y la CGT de los Argentinos (liderada por
Ongaro) darán origen a los procesos de radicalización que concluirán en el
5
“El "doble poder docente/estudiantil" de la Facultad de Filosofía y Letras se desenvuelve
dentro de un proceso de ascenso de una fuerza social popular acaudillada por la clase obrera
que emerge a partir de los hechos de masas de 1969; también enfrenta la política del Gran
Acuerdo Nacional y su "salida democrática" como táctica de la defensa estratégica que
construyó una fracción de la burguesía, no sin resistencia de otras, que tenía como meta
inmediata institucionalizar el conflicto e intentar desarmar y disciplinar a esas masas en
ascenso, realineándolas políticamente, como la caracterizaran varios destacamentos
revolucionarios por aquel año. Finalmente, corresponde señalar dentro de este contexto
genérico, el intento de reforma educativa impulsada por la dictadura (que desencadenaría
varias huelgas docentes de oposición con apoyo del movimiento estudiantil de distintos lugares
del país, en especial, de los secundarios(2)) que en el ámbito específicamente universitario se
expresa, siempre a principios de 1971, en un intento de normalizar las casas de altos estudios
a través de la constitución de los Consejos Académicos como punto de partida para su
reestructuración, que contaría con el apoyo financiero del BID.” en Bonavena, P., “Apuntes
para el análisis del "doble poder" en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional de Buenos Aires. Año 1971/72”
6
Marín, J.C., Los hechos armados. Argentina 1973-1976. La acumulación primitiva del genocidio, La
Rosa Blindada, P.I.CA.SO.
llamado “clasismo obrero” de destacada actuación en las luchas callejeras que
irrumpen en la escena política entre fines de los 60 y primeros años de la
década siguiente. El sindicalismo clasista nutrirá también las filas de las
organizaciones armadas que operarán en el país bajo el claro designio de la
Revolución Cubana. “Tres organizaciones fueron las más importantes durante
dicho período: el Partido Revolucionario de los Trabajadores, con su brazo
armado el Ejército Revolucionario del Pueblo; los Montoneros y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias.”7
Devenir del trotskismo internacional
Durante estos años, a nivel internacional se reagrupará el trotskismo en
torno a dos organizaciones fundamentales: la C.O.R.C.I. y el S.U. El primero
(Comité Obrero por la Refundación de la Cuarta Internacional) comprenderá al
P.O.R. (Partido Obrero Revolucionario) boliviano de Guillermo Lora, y a Política
Obrera argentino, entre otros. Este último, había surgido pocos años antes,
fundado y dirigido por Jorge Altamira, Roberto Gramar y Julio Magri, producto
de la crisis del trotskismo argentino a raíz de las divergentes caracterizaciones
en torno al castrismo y la lucha armada. Su delimitación será en pro de la
construcción de un partido revolucionario de la clase obrera, en oposición a la
política entrista pregonada por el SU desde Europa (Mandel). El Secretariado
Unificado estará integrado por la O.C.I. de Francia (Lambert, anteriormente
vinculada al C.O.R.C.I.) y por el PST, que luego creará una fracción opositora
conocida como T.L.T (conformado también por SWP –Socialist Worker Party- y
Hugo Blanco en Perú). Las contradicciones generadas por los límites de la
intervención dentro del peronismo así como por los posicionamientos frente a
las estrategias foquistas, llegarán a un punto de ruptura en 1968 con la
conformación del PST (Partido Socialista de los Trabajadores), producto de la
escisión del PRT ante la orientación hacia la lucha armada que había asumido
esta organización. Se convierte de este modo en simpatizante de la IV
Internacional, y el P.R.T. en la sección oficial. Sin embargo, el P.R.T. rompe en
1973 con el S.U., apoyando definitivamente a Castro.
7
Marín, J.C., “Los hechos armados.”, op. cit.
La C.O.R.C.I. se disuelve en 1979, dando lugar a la O.C.I. junto a
Moreno en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional) y por otro lado a
la Tendencia Cuarta Internacionalista (PO y POR).
Conclusiones
En la actual fase de investigación podemos esbozar algunas
conclusiones provisorias que nos permitan avanzar en la reconstrucción de la
política práctica que se dieron las corrientes trotskistas en relación al
movimiento estudiantil. Ésta estuvo fuertemente atravesada por los debates en
torno a las políticas de proletarización impulsadas por las direcciones
trotskistas, en algunos casos desde las tesis programáticas promovidas por
Política Obrera, en otros, desde “sugerencias tácticas” y decisiones menos
teorizadas, en el caso del PST, pero que de igual modo comprometían la
composición real del frente así como sus tácticas. La unidad “obreroestudiantil”, consigna clave del período, no sólo responde a una definición
programática del rol que los estudiantes debían cumplir en el acompañamiento
de la lucha obrera, sino que expresaba una nueva conformación del sujeto
revolucionario producto de los cambios materiales en el patrón de acumulación
capitalista local. Debido a la subordinación orgánica del movimiento estudiantil
en el desarrollo de la lucha de clases, la orientación que las distintas
organizaciones trotskistas le asignaron a este frente, devenía de las
condiciones objetivas de crecimiento de la clase obrera, su conciencia y sus
organizaciones. Dentro del programa, si bien el frente estudiantil era
dependiente de la estrategia clasista partidaria, promovía a su vez la
producción de tácticas que configuraban una experiencia propia con la
singularidad que caracteriza el espacio de los colegios y universidades. En este
sentido el reconocimiento del estado como enemigo y garante de las relaciones
de dominación se articulaba con la reapropiación de formas de lucha propias
de la clase obrera que sirvieron de estímulo para la activación estudiantil así
como para solidificar los lazos de solidaridad con el movimiento obrero.
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