Efectos psicológicos del tratamiento de Electro

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EFECTOS PSICOLOGICOS DEL TRATAMIENTO DE ELECTRO
ESTIMULACIÓN FUNCIONAL EN PACIENTES CON
DISCAPACIDAD MOTORA
ESTUDIO PRELIMINAR
Autores: Dr. Fernando Sotelano; Lic. Horacio Navarre; Lic. Graciela
Perez; Lic. Cristina Scholand; Lic. Claudia Delménico; Lic. Silvia
Müller.
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Se diseñó esta investigación debido a que en la observación clínica
de pacientes sometidos al tratamiento de electroestimulación funcional, se
presentaban rasgos diferentes en la elaboración psicológica de su
enfermedad, comparativamente con aquellos que recibían sólo tratamiento
convencional.
Con el objetivo de demostrar lo anteriormente expuesto, se
estableció una muestra al azar de 30 pacientes con discapacidad motora
(hemipléjicos, parapléjicos y lesiones musculoesqueléticas) que
concurrieron a tratamiento de EEF durante los meses de diciembre de
1996, enero y febrero de 1997. Se realizaron entrevistas semidirigidas,
encuestas cerradas y observación en el ámbito de tratamiento.
Se tuvieron en cuenta las siguientes variables de la elaboración
psicológica de la discapacidad:
a) fantasías y expectativas,
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b) mecanismos de defensa,
c) componentes del trabajo de duelo.
Sabemos que la fantasía de completud está presente en todo ser
humano. Sin embargo la necesidad de totalidad, de estar completo,
“normal”, se observa más acentuada en los sujetos con discapacidad
motora.
En consecuencia, la fantasía de encontrar aquel tratamiento,
operación, o equipamiento que subsane lo faltante, circula en la mayoría de
estos pacientes. Lo faltante alude no solo a la pérdida de funciones, sino
también a la pérdida de unidad de la imagen de su cuerpo, que se ha
quebrado.
Veamos entonces como se inserta el tratamiento de EEF en este
contexto.
Para algunos es la solución ideal, ya que mientras el aparato imprime
movimiento a su cuerpo logran la complementariedad imaginaria
necesaria para retornar a ese estado ideal de normalidad en la actividad
motora.
Para otros es un paso intermedio ya que esperan el avance de la
ciencia - una cirugía medular, por ejemplo – considerando a este
tratamiento el último escalón hacia la recuperación absoluta.
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Por otra parte, cuando se produce una discapacidad física, se realiza
en la psiquis, un quiebre en la unidad narcisista, que altera
inevitablemente el esquema corporal.
En este sentido, el tratamiento de EEF es percibido por los pacientes
como una técnica que evita la pérdida en términos estéticos, al conservar la
masa muscular. Así, se convierte en un facilitador de la preservación de
una imagen completa de su cuerpo y colabora a resguardar esta unidad
narcisista.
“Quiero evitar que las piernas se vuelvan flacas”, y otras frases en
este mismo sentido son frecuentes, sobre todo en los pacientes con
secuelas altamente discapacitantes.
Merced a un intenso proceso de disociación, sólo se hacen cargo de
sus aspectos sanos y vitales e ilusoriamente se produce una entrega de sus
miembros discapacitados a la máquina que los complementa en tanto
produce el movimiento.
Íntimamente relacionado con todos estos aspectos podemos hablar
de un aletargamiento o suspensión en los procesos de elaboración del
duelo por la pérdida que este sujeto ha padecido.
¿En qué consiste el trabajo del duelo? Podríamos hablar de dos
momentos: el reconocimiento de la pérdida mediante el examen de
realidad (registro corporal, diagnóstico médico, observación de otros
pacientes con lesiones similares) y el desprendimiento de la libido
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anudada al objeto perdido (pensar en la imposibilidad de correr, caminar,
moverse en forma independiente, traslado, etc.).
El dolor psíquico, auténtica reacción ante la pérdida, pone en
movimiento el trabajo de duelo. Si esta pérdida es relativizada, el dolor
pierde algo de su eficacia para dar empuje al duelo. Este proseguirá su
desarrollo, “a paso lento”, pues no se verá compelido por la urgencia de
aliviar el dolor.
Durante el tratamiento de EEF se produce, como un espejismo, el
estado original de movimiento; y si se logra en un instante ¿ porque no
pensar que se puede eternizar? . Resta de esta manera, al sentimiento de
perdida permanente de la función, favoreciendo la ilusión de una
recuperación.
El hecho de poner la mirada en el futuro más que en el aquí y ahora
y que el futuro se vislumbre con una perspectiva de recuperación hace
que, junto al registro de su discapacidad, se admita -como posibilidad- una
completa recuperación.
Si la pérdida no es tal, al menos en cuanto a su permanencia y su
forma, la unidad narcisista no se ve tan amenazada, y por consiguiente no
promueve un trabajo de duelo, es decir, de elaboración de las diferentes
pérdidas que este acarrea (funcional, social, estético, económico, etc.).
La operación que se denomina examen de realidad, llevada a cabo
por el sujeto es, a su vez, una realidad psíquica, atravesada y articulada
por el discurso inconsciente.
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Esto permite una “versión” de la realidad en que la desventaja es
“mientras tanto”. Debido a ello, la libido que debía desprenderse de lo
perdido es destinada en parte a otros objetos que pudieran ”resucitar el
músculo muerto”.
Si se trata de “resucitar” el músculo, es que este ha “muerto”. Esto
sugiere que junto a la versión que relativiza la pérdida, subyace otra que la
determina como tal, y es la que permite que el duelo siga operando. La
coexistencia de ambos registros es posible mediante los procesos de
disociación ya descriptos.
El efecto psíquico del entrecruzamiento de la electrotecnología con
la fisiología se potencia en este tratamiento. Las observaciones realizadas
nos permiten pensar en procesos que se desarrollan en términos de
transacción; o intercambio oferta – demanda.
Un paciente nos explicaba, por ejemplo, que no tuvo dificultades en
adaptarse al uso del aparato de EEF porque antes de su discapacidad
“hacía aparatos” en un gimnasio. En definitiva, ambos le servían para
“estar en forma”.
En los grupos observados podían escucharse conversaciones acerca
de las diferentes marcas y precios de los dispositivos; de las novedades en
EEUU, Cuba o Israel, etc. El discurso del Mercado, promueve una
igualación que permite al paciente posicionarse como cliente. Si la ilusión
de “felicidad” se compra con tarjeta de crédito, ¿porqué no la ilusión de
completud?
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Habría entonces un desplazamiento por el que la discapacidad pasa
de ser una pérdida a ser un valor intercambiable. Cabría suponer la
siguiente ecuación: el sujeto ofrece su cuerpo, o parte inerte y se entregan a
cambio impulsos que le regeneran el movimiento perdido.
Los mecanismos propios de reglas de oferta y demanda parecen
sustituir a la conciencia del propio diagnóstico. Esto conduce a un
desdibujamiento de la percepción de la singularidad de las secuelas y por
lo tanto a un aumento del proceso de igualación.
Paralelamente el trabajo de duelo continúa, como ya se ha dicho,
pero aletargado. Es posible pensar que a un mayor tiempo de evolución el
trabajo de duelo ha continuado su desarrollo, permitiendo un criterio de
realidad que admita las pérdidas sin que constituya una amenaza a la
integridad psíquica.
Resultados y conclusiones:
a) Las características del tratamiento de EEF estimulan la emergencia de
fantasías de curación y complementariedad, vinculadas al uso de
tecnología electromecánica y a las concomitantes subjetivas de valores
culturales (estética, progreso tecnológico, consumo, etc.), vigentes en
Occidente.
b) Los supuestos imaginarios inconscientes vinculados al tratamiento –
expuestos en el punto a)- actúan como facilitadores de ciertos
mecanismos de defensa, entre los que se destacan la Idealización (o
racionalización) y la negación.
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c) El efecto de conservación de la masa muscular y de movilización de los
miembros afectados permite que los cambios en el esquema corporal
sean sensiblemente más leves, y facilita en cierto grado la investidura
narcisista del propio cuerpo (imagen corporal). Se observa en
consecuencia una disminución en el sentimiento de pérdida que
habitualmente motoriza el trabajo de duelo, y produce en ciertos casos
un retardo en el mismo.
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