SÍNTESIS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL.

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SÍNTESIS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
Final del mundo antiguo
Con el hundimiento de la Grecia clásica, en la época Helenística, la filosofía sufre
cambios notables: se pierde la grandeza de la filosofía Platónica y Aristotélica, y se
proponen pensamientos que pretenden dar una orientación moral a los hombres de un
mundo en decadencia: ESTOICISMO, EPICUREISMO, ECLECTICISMO. Pero se
va imponiendo la imposibilidad de alcanzar una verdad sólida y completa sobre el
mundo y el hombre: ESCEPTICISMO. El único movimiento filosófico positivo e
importante es el NEOPLATONISMO.
El advenimiento del cristianismo señala un nuevo rumbo en la historia humana. La fe
cristiana no es una filosofía, y por ello nace al margen de la tradición cultural grecoromana; pero pronto el contacto entre las dos tradiciones obligará a que los sabios
cristianos escriban en defensa de la fe, empleando argumentos racionales. Nace así la
ciencia teológica y la filosofía cristiana: Los PADRES DE LA IGLESIA son sus
portavoces. La gran novedad radica en que la filosofía no es ya la ciencia suprema, sino
que se pone al servicio de la teología, de la interpretación de la Revelación divina, y con
ello nace un problena nuevo: cómo interpretar las relaciones entre ambos saberes, hasta
qué punto se complementan u oponen.
El Cristianismo aporta también perspectivas nuevas, que van a marcar los rumbos
posteriores de la historia de la cultura occidental: Con la idea de creación y la
afirmación divina “Yo soy el que soy” (Ex. 3,14), se abre un nuevo planteamiento
metafísico que llega al Ser mismo como tema radical y abrirá la posibilidad de traspasar
los límites de la formalidad y necesidad de Platón y Aristóteles. La reflexión cristológica
permitirá ahondar en la antropología, la distinción entre Naturaleza y Persona,
permitirá una visión de la grandeza y dignidad del individuo humano, así como un
conocimiento del espíritu humano muy superior al aportado por los griegos. El mayor
avance, sin lugar a dudas, se da en el conocimiento de Dios, ya que con la revelación el
hombre se adentra en la intimidad del ser infinito, algo inaudito para los griegos. Así
pues, el hombre se encuentra mucho más cerca de la infinitud, se siente familiar de
Dios.
La Edad Media
Con el paso de los siglos serán dos las tradiciones que se impondrán, herederas de las dos grandes líneas
del pensamiento griego.
Por un lado, y ya desde los primeros siglos, el NEOPLATONISMO, servirá de base
interpretativa para la visión cristiana del mundo. El autor más importante de esta línea
es SAN AGUSTIN (354-430), que influye poderosamente en toda la edad media en el
“agustinismo medieval”, adoptado por la escuela franciscana, en la que descuella San
Buenaventura (s.XIII). San Agustín entiende que el pensamiento Neoplatónico es
adecuado, convenientemente reinterpretado, para conceptualizar la visión cristiana del
mundo: la tensión trascendente de Platón, su espiritualismo, su idea de que el
conocimiento se funda en la contemplación de las ideas eternas, más que en lo sensible,
etc. atraen a San Agustín. Evidentemente, las ideas no existen como realidades
separadas, sino que en la mente divina están las ideas ejemplares de todas las cosas, y la
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verdad divina es la que ilumina la mente humana; así pues, el hombre descubre en su
propio interior algo que le trasciende: la Verdad se le hace íntimamente presente, si
acierta a mirar el interior de su alma. Por otro lado, la visión jerárquica de la realidad
que describía Platón, pasará también a la Edad Media, que procurará concebir el mundo
y la sociedad como una gradación de niveles de perfección, según la participación
diferente de lo divino que hay en todas las cosas y especialmente en los hombres. El
espiritualismo medieval, más que ahondar en el conocimiento físico, tenderá a mirar
todas las cosas como reflejo de un mundo trascendente y eterno, que es el que realmente
importa.
La segunda tradición cristiana comenzará con la recepción en occidente del pensamiento
aristotélico fundamental. A través de la cultura árabe presente en España, y gracias a la
escuela de traductores de Toledo y al esfuerzo de algunos monasterios, se recupera el
conocimiento de la física, metafísica, etc. de este autor. La llegada de sus textos a las
escuelas y a las recién fundadas Universidades, provocará un cambio en los
planteamientos intelectuales en la Cristiandad Medieval. Así pues, el siglo XII abre
nuevas perspectivas. La tarea de asumir el aristotelismo no estuvo exenta de tensiones y
exageraciones, pero San ALBERTO MAGNO y, sobre todo, Santo TOMÁS DE
AQUINO (1225-1274), ya en el s. XIII, integrarán en una visión cristiana coherente el
penamiento de Aristóteles. Santo Tomás logra crear un pensamiento original,
sintetizando el Neoplatonismo de San Agustín con el rigor y conceptos claves de
Aristóteles. Su gran aportación es el descubrimiento de un orden más radical que el
formal o esencial, el orden trascendental o del Acto de ser, raíz de su metafísica y de su
teología. Con su inmensa capacidad de síntesis levanta el edificio más monumental y
perfecto del pensamiento de todos estos siglos, resumido en la prodigiosa Summa
Theologiae.
Estas dos tradiciones, confluyen a partir del siglo XIII, (dominando la AristotélicoTomista) en la enseñanza que se transmitía en las escuelas y Universidades. El tipo de
enseñanza y de filosofía que se hizo común en Europa, gracias al uso del latín como
idioma de cultura, se denominó ESCOLÁSTICA. Sus comienzos datan del s.XI, con
San ANSELMO, que aplica el rigor de la filosofía a la argumentación teológica, florece
en el s. XIII, y su pervivencia será clara hasta el siglo XVIII, a pesar de las críticas, cada
vez más violentas que habrá de soportar, desde las posturas más innovadoras.
Crisis de la cultura medieval.
La cristiandad medieval, como sistema de concebir la cultura y la sociedad, comenzará a entrar en crisis
en el siglo XIV. La aspiración de unidad y síntesis ordenada y total que fue típica de la Edad Media,
comenzará a disgragarse en rupturas sucesivas: nacimiento de las Naciones, independencia del poder Real
frente al papado, separación de la cultura laica y la eclesiástica, progresivo individualismo, naciente
capitalismo burgués, crisis de la Escolástica, etc. En filosofía esta crisis se notará, sobre todo, con el
NOMINALISMO de GUILLERMO DE OCKHAM (S.XIV). Se duda de que la razón sea un adecuado
instrumento de la teología, incluso de que realmente conozcamos la realidad tal como es: los conceptos
abstractos no pueden expresar la realidad existente, el verdadero conocimiento es intuitivo. El
nominalismo iba a significar un crisis enorme de la filosofía medieval, que pesaría con fuerza en las
actitudes del naciente pensamiento moderno, tanto científico como filosófico. Además, LUTERO estudió
en una Universidad de orientación Nominalista. Las tensiones espirituales de buena parte de la historia
europea posterior encuentran aquí sus raices.
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Desde el Renacimiento se extiende en Europa el cansancio de un estilo de filosofía esencialista, donde las
respuestas quedan “definidas” y se repiten de modo mecánico. La escolástica tardía se anquilosa en sí
misma y parece incapaz de renovarse. Las nociones de esencia, forma sustancial, substancia, causa, causa
final, etc. aparecen como estereotipos de dudoso fundamento real en los individuos.
Se impone la necesidad de comenzar de nuevo, de recuperar el contacto con la realidad más concreta, de
buscar una nueva manera de filosofar. Los intentos serán diversos, pero toman dos líneas principlaes:
seguir con los mismos conceptos pero intentando darles un sentido renovado –imitando el rigor
matemático-, o buscando nuevos modos de inducción desde los casos singulares, tratando de encontrar los
rasgos verdaderamente significativos de las cosas concretas: la experimentación.
El nacer y rápido desarrollo de la nueva ciencia: la nueva imagen del mundo físico y el método
experimental matematizado para la interpretación de fenómenos, van a asentar el convencimiento de que
los nuevos enfoques son realmente superiores a los antiguos. Los filósofos tenderán a reconocer que “la
ciencia” es un saber más riguroso acerca de la realidad natural, y seguirán batallando para dotar a la
filosofía de nuevos métodos y espacios propios.
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