Prof. Vicenç Beltran Dispense del modulo Problemi di Storia della

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Prof. Vicenç Beltran
Dispense del modulo
Problemi di Storia della Lingua Spagnola
programma a.a. 2011-2012
1 Poema de Mío Cid
De los sos ojos tan fuertemientre llorando,
tornava la cabeça e estávalos catando.
Vio puertas abiertas e uços sin cañadas,
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos,
e sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Cid bien e tan mesurado:
- ¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!
¡Esto me an buelto mios enemigos malos!Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas.
A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra
e entrando a Burgos oviéronla siniestra.
Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta:
- ¡Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra!Mio Cid Ruy Díaz por Burgos entró,
en su conpaña sessaenta pendones.
Exiénlo ver mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras son,
plorando de los ojos, tanto avién el dolor,
de las sus bocas todos dizían una razón:
- ¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!Conbidarle ien de grado, mas ninguno non osava:
el rey don Alfonso tanto avié la grand saña.
Antes de la noche, en Burgos d'él entró su carta
con grand recabdo e fuertemientre sellada:
que a mio Cid Ruy Díaz que nadi no·l' diessen posada,
e aquel que ge la diesse sopiesse vera palabra,
que perderié los averes e más los ojos de la cara,
e aun demás los cuerpos e las almas.
Grande duelo avién las yentes cristianas,
ascóndense de mio Cid, ca no l'osan dezir nada.
El Campeador adeliñó a su posada,
así commo llegó a la puerta, fallóla bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso que assí la avién parada,
que si non la quebrantás por fuerça,
que non ge la abriese nadi.
Los de mio Cid a altas vozes llaman,
los de dentro non les querién tornar palabra.
Aguijó mio Cid, a la puerta se llegava,
sacó el pie del estribera, una ferida·l' dava;
non se abre la puerta, ca bien era cerrada.
Una niña de nuef años a ojo se parava:
- ¡Ya Campeador, en buen ora cinxiestes espada!
El rey lo ha vedado, anoch d'él entró su carta
con grant recabdo e fuertemientre sellada.
Non vos osariemos abrir nin coger por nada;
si non, perderiemos los averes e las casas,
e demás los ojos de las caras.
Cid, en el nuestro mal vós non ganades nada,
mas el Criador vos vala con todas sus vertudes santas.Esto la niña dixo e tornós' pora su casa.
Ya lo vee el Cid, que del rey non avié gracia;
partiós' de la puerta, por Burgos aguijava,
llegó a Santa María, luego descavalga,
fincó los inojos, de coraçón rogava.
La oración fecha, luego cavalgava,
salió por la puerta e Arlançón passava;
cabo essa villa en la glera posava,
fincava la tienda e luego descavalgava.
mio Cid Ruy Díaz, el que en buen ora cinxo espada,
posó en la glera cuando no·l' coge nadi en casa,
derredor d'él una buena conpaña;
assí posó mio Cid commo si fuesse en montaña.
Vedada l'an conpra dentro en Burgos la casa
de todas cosas cuantas son de vianda;
non le osarién vender al menos dinarada.
Libro de Alexandre
1 Señores si quisieredes mi seruicio prender
querria-uos de grado seruir de mi mester
deue de lo que sabe ome largo seer
si non podrie en culpa [y] en rieto caer
2 Mester traygo fermoso non es de ioglaria
mester es sin pecado que es de clerezia
fablar curso rimado por la quadern[a] [u]ia
a silauas contadas que es grant maestria
3 Qui oir lo quisier a todo [mi] creer
aura de mi solaz en cabo grant plazer
aprendra buenas gestas que sepa retraer
auer-lo-an por ello muchos a conocer
4 Non uos quiero grant prologo nin grandes nueuas fer
luego a la materia me uos quier acoger
el Criador nos dexe bien apresos seer
si en algo pecaremos el nos denne ualer
5 Quiero leer un libro de un rey pagano
que fue de grant esfuerço de coraçon loçano
conquiso tod el mundo metio-lo so su mano
te[r]ne-[m] si lo cunp[liere] por non mal escriuano
6 Del princep Alexandre que fue rey de Grecia
que fue franc e ardit e de grant sa[bi]encia
uencio Poro e Dario reis de grant potencia
nunca con auol ome ouo su atenencia
7 El infant Alexandre luego en su ninnez
enpeço a mostrar que serie de grant prez
nunca quiso mamar lech de muger rafez
si non fue[s]se de linage o de grant gentilez
8 Contiron grandes signos quando est infant nasçio
el ayre fue camiado el sol escurecio
todo'l mar fue irado la tierra tremecio
por poco que el mundo todo non perecio
9 Otros signos contieron que son mas generales
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cayeron de las nuues muchas piedras punnales
aun contiron otros mayores o atales
lidiaron un dia dos aguilas cabdales
10 En tierra de Egipto en letra fue trobado
fablo un corderuelo qu'era rezient nado
pario una gallina un culebro yrado
era por Alexandre tod'esto demostrado
11 Aun auino al en el su naçimiento
fijos de altos condes naçieron mas de çiento
fueron pora seruir-lo todos de buen talento
en escrito yaz esto sepades non uos miento
12 En mannas de grant preçio fue luego entendiendo
esfuerço e franqueza fue luego decogiendo
yua-l con la edat el coraçon creçiendo
aun abes fablaua ya lo yuan temiendo
13 Los unos a los otros fablauan entre dientes
este moço conquerra las indianas gentes
Felipo e Olimpias que eran sus parientes
auian grant alegria metien en todo mientes
5
Alfonso X el Sabio, General Estoria, ed. Solalinde (Crestomatía del español medieval, vol. I, pp.
241-242.
De cuemo se fallo Narciso con Eco, e fablaron se e la dessdenno el; e ella, con el dolor
dello, desfizosse que non finca en ella si non la uoz e el sueno solo.
Aquel mancebiello Narciso, fijo de Cepheso e de Liriope, de quien dizien que
desdennaua a los mancebos e a las mancebas e a las donzellas con loçania de su fermosura,
e prophetara Thiresias del que se perderie por la soberuia de so buen paresçer, andaua un
dia a caça, e uiol esta manceba Eco, e paresciol muy bien e enamoros del; et fue empos el a
furto, ascondiendo se toda uia entre los aruoles e las matas por que la non uies el, fasta que
fuesse ella de cerca; et quanto mas se le llegaua, tanto mas se enamoraua dell.
De la semeiança deste amor pone ell autor en este lugar este enxiemplo e diz assi:
que se non encendie Eco en el amor de Narciso dotra guisa si non quando llegan al fuego
las teas untadas de la piedra sufre, e toman ellas ende a ora el fuego e la llama como qui la
roba; e assi se encendio adessora Eco por Narciso. Et diz otrossi el autor adelant sobresta
razon: ¡O quantas uezes se quisiera ella legar a ell, e dezir le sus palabras de falagos, e rogar
le, et omillar sele e pedir le que quisesse el lo que ella querie! Si non que lo non podie fazer
ante la natura, que la contrallaua e nol dexaua que ella començas primero a fablar, nin dezir
nin fazer sueno ninguno, cuemo lo auemos departido ya ante desto, mas pero estaua ella
guisada e bien presta a lo que la natura la dexaua, et esto era esperar del uozes o suenos a
que respusiesse.
En tod esto, un dia que andaua a caça Narçiso apartosse de su companna quel aguardaua, e
entro por un ualleio espesso de aruoles e de matas, et dent fue en aquel lugar cuedando que
por uentura que andarien por alli algunos de su companna, dixo a uozes: «¿Quien esta aca?»
Eco touo tienpo, e respondio e dixo otrossi: «¿Quien esta aca?» A Narciso semeiol estranna
de los suyos aquella uoz; et como oye uoz e non ueye ninguno, espauorescio, e començo a
catar a todas partes cuemo espauorido, e llamo a grandes uozes, e dixo: «Uen aca.» Et ella
dixo otrossi e respondiol: «Ven aca.» Et cato ell otra uez e aun mas acuciosa mientre a
todas partes cuemo antes; et pues que non uio a ninguno uenir, dixo assi: «¿Quien eres, o o
estas, o que te fazes, o por que fuyes de mi?» E quantas palabras dixo el, tantas le respondio
Eco en aquel lugar. Et Narciso, cuemo era mancebiello e non sabie aun tanto de las naturas
de las cosas, nin entendie esto que era, porfio en aquella razon, enartado de la semeiança de
las uozes que el mismo daua; et comol semeiauan essas mismas yl recudien esso mismo que
el dizie, dixo: «Ayuntemos nos aca»; et aquella manceba Eco, quando esta palabra oyo,
tantol plogo que nunqua a otra tan de grado respondio, e dixo otrossi: «Ayuntemos nos.» E
otorgo ella lo que dixo, e por complir lo salio de entre aquella selua, e yua por echar los
brazos al cuello del ninno que ella mucho amaua; et el, quando la uio, començo a fuyr della,
e salios le de entre los braços e de las manos, e dixo: «Ante morre que tu de mi ayas lo que
quieres.» E ella callosse e non dixo nada si non: «Tu ayas de mi lo que quieres.» Et finco ella
alli sola, quell non pudo tener, e touo se por despresciada del; et con aquel porfazo quel
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acaesciera ascondios en las seluas, e de uerguença crubiosse la cara con las foias de la selua.
Et cuemo quier que la su uoz suene en otros lugares, ella dalli adelant siempre uisco en las
cueuas solas; mas pero que despreciada de Narciso, apegosse le ell amor del e cresciol mas
con el dolor de lo que fue repoyada; et tanto ouo dent grant el cuedado que non podie
dormir nin folgar, e enmagresciol el cuerpo fasta que non finco en ella carne, et encogiosse
le el cuero e paros se le arrugado, e quanto çumo en el so cuerpo ouo todol salio e
esparciosse por el aer, e tornos en aer. Et de guisa se desfizo que non finca en ella al si non
la uoz e los huesssos; et de los huessos dizen los autores de los gentiles que endurescieron
tanto que fueron tornadas en figura de piedra. Et ascondiosse desta guisa Eco en las seluas,
e non uiue ya en ningun mont, e oen la en todos, e non es al si non el sueno que uiue en
ella.
7
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de buen amor, ms. G (edición paleográfica de M. Criado
de Val y E. Naylor).
1006 Sienpre an mala manera en la syerra e en l’altura;
sy nieva o si yela, nunca dan calentura.
en çima de ese puerto façia eruela dura,
viento con grant elada, rruçio con friura.
1008 nunca des que nasçi pase atan grant peligro;
desç(end)y al pie del puerto, falle me con vn vestiglo,
ieguerisa, trefuda, talla de mal ceñiglo;
la mas grant fantas[m]a que yo vy en este siglo.
1009 con la cuyta del frio de aquesta grant elada,
rrogela que ese dia que me quisiese dar posada,
dixo me que lo faria si le fuese bien pagada,
tovelo a dios en merçet, leuo me a la tablada.
1010 Sus mienbros e su ta[l]la non son para callar,
ca bien cret que era grant yegua cauallar;
quien con ella luchase non se podria bien fallar;
si ella non quesiese, non la podrían abillar.
1011 En el apocalisi sant juan euangelista
non vido tal figura nin tan espantable vista;
en grant hato darie grant lucha e conquista;
non se de qual diablo es tal fantas(i)ma quista.
1012 auia la cabeça muy grand syn guisa,
cabellos chicos e negros, commo corneja lisa,
ojos fondos e bermejos, poco e mal deuisa,
mayor es que de osa la su pisada do pisa.
1013 las orejas a tamañas commo de vn añal borrico,
el su pescueço velloso, negro e ancho e chico,
las narises muy luengas, semejan de vn çarapico,
beueria en pocos dias caudal de buhon chico.
1014 su boca de alana, grandes rrostros e gordos,
dientes anchos e luengos, cauallunos, moxmordos,
las sobre çejas anchas, mas negras que tordos;
los que quieren casar, non sean aqui sordos.
8
1015 de pelos mucho negros tiene boço de baruas,
yo non vy al en ella, mas si tu en ella escaruas,
fallaras segunt creo de las hufetas daiuas;
pero mas te valdria trillar en las tus barbas.
1021 de quanto me dixo, e de su mala talla,
fíz tres canticas grandes, mas non pud bien pyntalla.
las dos son chanconetas, la vna otra talla;
de la que te non pagares, veyela e rrye e calla.
9
Juan Manuel, Libro de Patronio o del Conde Lucanor, ed. J. M. Blecua, Exemplo XXXV.
Patronio le dixo que en vna villa avia vn omne bueno que avía vn fijo, el meior mançebo
que podia ser, mas non era tan rico que pudiesse conplir tantos fechos et tan grandes
commo el su coraçon le daua aentender que deuia conplir. Et por esto era el en grand
cuydado, ca avia la buena voluntat et non avia el poder.
En aquella villa misma, avia otro omne muy mas onrado et mas rico que su padre, et avia
vna fija non mas, et era muy contraria de aquel mançebo; ca quanto aquel mançebo avia de
buenas maneras, tanto las avia aquella fija del omne bueno malas et reuesadas; et por ende,
omne del mundo non queria casar con aquel diablo.
Aquel tan buen mançebo vino vn dia asu padre et dixo le que bien sabia que el non era tan
rico que pudiesse darle con que el pudiesse beuir asu onra, et que pues le conuinia afazer
vida menguada et lazdrada o yr se daquella tierra, que si el por bien tobiesse, quel paresçia
meior seso de catar algun casamiento con que pudiesse aver alguna passada. Et el padre le
dixo quel plazria ende mucho si pudiesse fallar para el casamiento quel cunpliesse.
Entonce le dixo el fijo que si el quisiesse, que podria guisar que aquel omne bueno que avia
aquella fija que gela diesse para el. Quando el padre esto oyo, fue muy marauillado, et dixol
que commo cuydaua en tal cosa que non avia omne que la conosçiesse que, por pobre que
fuese, quisiese casar con ella. El fijo le dixo quel pidia por merçed quel guisasse aquel
casamiento. Et tanto lo afinco que commo quier que el padre lo touo por estrannno, que
gelo otorgo.
Et el fuesse luego para aquel omne bueno, et amos eran mucho amigos, et dixol todo lo
que passara con su fijo et rogol que pues su fijo se atreuia a casar con su fija, quel
ploguiesse et que gela diesse para el. Quando el omne bueno esto oyo aquel su amigo, dixo
le:
-Par Dios, amigo, si yo tal cosa fiziesse, seer vos ya muy falso amigo, ca vos avedes muy
buen fijo, et ternia que fazia muy grand maldat si yo consintiesse su mal nin su muerte; et
so çierto que si con mi fija casase, que o seria muerto o le valdria mas la muerte quela vida.
Et non entendades que vos digo esto por non conplir vuestro talante, ca si la quisierdes,
ami mucho me plaze dela dar avuestro fijo, o a quien quier que mela saque de casa.
El su amigo le dixo quel gradesçia mucho quanto le dizia, et que pues su fijo queria aquel
casamiento, quel rogaua quel ploguiesse.
10
Fernando de Rojas, La Celestina
CALISTO. En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
MELIBEA. ¿En qué, Calisto?
CALISTO. En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase, y hacer a mí,
inmérito, tanta merced que verte alcanzase, y en tan conveniente lugar, que mi secreto
dolor manifestarte pudiese. Sin duda, incomparablemente es mayor tal galardón que el
servicio, sacrificio, devoción y obras pías que, por este lugar alcanzar, yo tengo a Dios
ofrecido. ¿Quién vido en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre como agora el
mío? Por cierto, los gloriosos santos que se deleitan en la visión divina no gozan más que
yo agora en el acatamiento tuyo. Mas, ¡oh triste!, que en esto deferimos, que ellos
puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranza, y yo, misto me alegro con
recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar.
MELIBEA. ¿Por gran premio tienes éste, Calisto?
CALISTO. Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus
santos, no lo ternía por tanta felicidad.
MELIBEA. Pues aun más igual galardón te daré yo, si perseveras.
CALISTO. ¡Oh bienaventuradas orejas mías que indignamente tan gran palabra habéis
oído!
MELIBEA. Más desaventuradas de que me acabes de oír, porque la paga será tan fiera cual
merece tu loco atrevimiento y el intento de tus palabras ha seído. ¿Cómo de ingenio de tal
hombre como tú habié de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo? ¡Vete, vete
de ahí, torpe!, que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano
conmigo en el ilícito amor comunicar su deleite.
CALISTO. Iré como aquel contra quien solamente la adversa fortuna pone su estudio con
odio cruel.
F. de Rojas, La Celestina, ed. Francisco J. Lobera; Guillermo Serés; Paloma Díaz-Mas;
Carlos Mota; Íñigo Ruiz Arzálluz; Francisco Rico
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