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AUSENCIA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO
Analizaremos una reciente sentencia judicial en la que se estableció la obligación de resarcir del establecimiento asistencial y del médico interviniente, fundado básicamente en que no medió “consentimiento
informado” de la paciente con respecto a la extirpación del ovario que contenía un quiste benigno .
Existía asimismo un informe histopatológico del sanatorio que no concordaba con los asientos del cirujano
que figuraban en el parte quirúrgico, sobre el tamaño del quiste, y que motivó a emitir a los Médicos Forenses opiniones dispares según los diversos puntos de partida
Así el informe anatomopatológico realizado por el propio Hospital demandado luego del acto operatorio,
puso de manifiesto que el ovario quístico de la actora era de 4 x 3 x 2,5 cms., con una formación quística de
3 cm. de diámetro longitudinal. Y esto no concuerda con las bases tenidas en cuenta en la peritación , quien
se fundó en el parte quirúrgico y dictaminó en consideración a la existencia de un ovario de aproximadamente 8 x 6 cms.
Al decir del Juez cabría concluir que el quiste pudo extraerse sin efectuar la resección (o ablación del
ovario) – al margen de que el cirujano no adoptó los estudios diagnósticos previos a la operación
laparoscópica- ( en definitiva, en este caso el profesional habría incurrido en culpa, pues no evitó lo que
pudo ser evitado).
Apelada la sentencia la Cámara de Apelaciones destacóque del informe pericial se desprenden las
siguientes aseveraciones.
1) Era aconsejable hacer una laparascopía diagnóstica o exploratoria –en su caso- .
2) El ovario no estaba “tomado” por el quiste (en su totalidad), sino tan sólo en una tercera parte –esto
último es apreciado subjetivamente –
3) El diagnóstico certero, al tenor de los antecedentes y exámenes complementarios, no era sencillo de
realizar .
4) Resultaba posible extirpar el quiste y conservar el ovario.
5) La extirpación de un ovario sano aumenta el riesgo de esterilidad.
6) Correspondía la resección del conjunto (ovario y quiste ) –
7) La laparascopía diagnóstica podía revelar la presencia del ovario quístico y reclamar la extirpación
laparoscópica “del mismo” en el acto quirúrgico .
8)Es de buena práctica extirpar el quiste y no “biopsiarlo” –por las consecuencias que puede traer esto
último9) El ovario tenía una patología significativa –quiste hemorrágico amarillo- detectable por el análisis
histopatológico.
10) Los quistes luteínicos con contenido hemorrágico pueden causar un cuadro de abdomen agudo por
hemoperitoneo consecutivo a la rotura y hemorragia cataclísmica .
11) El desenlace desfavorable señalado en el punto anterior no parecería ser inminente en el caso de la
actora.
12) La resección del ovario no estaba indicada sin hacer estudios previos complementarios y
determinaciones hormonales.
13) Tras el análisis histopatológico –“ex post facto”- la resección del quiste individualmente era imposible de
realizar.
14) En casos como el de la paciente se debe adoptar una conducta tendiente a extraer el quiste
(solamente), pero si esto no es factible hay que extirpar el conjunto (quiste y ovario)15) De acuerdo con la exploración laparoscópica, cabía extirpar el conjunto. Esta respuesta se basa en un
análisis de la situación, luego de efectuada la intervención, y del examen de las piezas extraídas
Como puede apreciarse, hay respuestas que parecen indicar que el cirujano obró con arreglo a la “lex artis”
(con la diligencia exigible en el caso), más allá de cuanto se diga sobre el “deber de información” a la
paciente, y otras que permiten atisbar que debió realizarse un mejor estudio diagnóstico e, incluso que hasta
podría haberse resecado el quiste sin concretar la ablación del ovario.
Concluyóel Tribunal que la historia clínica no reveló con sinceridad la intervención que se le realizó a la
paciente , ya que se asentó que se llevaría a cabo una laparascopía diagnóstica y, en verdad, se realizó una
extirpación de ovario.
Por ello consideróque una actitud diligente hubiese sido la de prever la posibilidad de concretar la ablación y
de asentarlo.
Además, la peritación pone de manifiesto que el diagnóstico de la patología que padecía la demandante
debió complementarse con estudios previos que no se realizaron (exámenes imagenológico y de laboratorio
hematológico –marcadores tumorales C 125, estudios de sangre con perfil infectológico-recuento de
blancos-)
También advirtió el Tribunal que el médico practicó una operación “mutilante” en la defectuosa terminología
de la legislación vigente, lo que en buen romance significa que procedió a extirpar un órgano (y no un quiste.
o una tumoración).
Y esto exigía obtener la conformidad del paciente por escrito según establece la citada norma.
En el caso, esa conformidad no se probó por escrito y ni siquiera se asentó en la historia clínica, en la que,
contrariamente, se indica que va a realizarse una laparascopía diagnóstica y no la extirpación del ovario.
Es cierto que esta exigencia de la voluntad escrita no es formal (o solemne) sino que es no formal “relativa”,
pues se exige simplemente a los efectos de la prueba.
Pero de todas maneras, estimó la Cámara de Apelaciones, que en supuestos como el analizado, el médico
(o la institución) debían probar acabadamente por otros medios que la paciente fue correctamente
informada, y esto no se demostró.
Al margen, y dado que según las probanzas pudo existir la posibilidad de que la paciente salvase su ovario y
de que se extrajera solo el quiste, concluyó el Tribunal que la falta de información por parte del médico para
formar un consentimiento informado, ha causado un perjuicio moral autónomo, pues es razonable presumir
que la paciente hubiese acudido a otro profesional para que le conservase el ovario.
Y la opción fue excluida por ausencia de una adecuada información, como quedó dicho.
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