Superioridad de los seres

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Superioridad de los seres
Entendida la vida como un tablero de ajedrez, voy a presentar la existencia
de los individuos que forman parte de la sociedad y que desde este punto de
vista, quienes forman los grupos de función y cuales son superiores a los otros.
La base de toda sociedad y también la de una partida son los peones. Estas
piezas son llamados en términos de guerra carne de cañón. Efectivamente, en
todos los ámbitos existentes se les consideran las piezas de menor importancia,
pues son las que se encuentra con mayor cantidad y son la primera fila que se
enfrenta en la batalla. Siendo estas las encargadas únicamente de abrir paso a
las otras piezas nombradas más poderosas o importantes. Sin embargo, los
peones son las únicas piezas que no se dan el lujo de retroceder nunca. Son
aquellas que sin miramientos se enfrentan a su adversario de frente.
Cuantitativamente los peones tienen valor de uno. Los peones al llegar a la
octava casilla, aquella donde se encuentran las piezas de “mayor nivel o poder”,
tienen la oportunidad de convertirse en una pieza mayor. Los peones tienen
oportunidad, valor y esperanza, las otras piezas solo armas para defenderse o
atacar. La Dama, o reina, con las piezas supuestamente más valiosa después del
rey, con un valor de ocho, pero ella siempre tendrá ese valor y si se pierde, se
perdió. La superioridad a la que yo quiero referirme en los peones es que
aunque sean más, son los que únicamente crecen, mientras que las demás están
confinadas a cumplir solamente con el trabajo que se les asignó. Aquellos a los
que se considera peones en la sociedad, pudiendo ser trabajadores de alguna
constructora u otro tipo de trabajos con ese tipo de fines, pueden acabar siendo
eso, como los peones en el ajedrez. Aquellos que se encuentran en posición
privilegiada de saber que ellos tienen valor, aquellos que saben lo que
representan, pueden convertirse en arquitecto de mayor prestigio,
comparándosele quizás con una reina, dando posición para que otras piezas
ataquen o crezcan, y aunque talvez se vea mermada ya esa posición, ya realizó
un salto de valor. Regresando al ejemplo del constructor, su transformación se
da porque al ser el quien esta en precensia de la obra, y ser él quien lo forja, es
más consiente de lo que se esta fabricando.
Los policías, por ejemplificar a nuestra siguiente pieza, que tiene un valor
de dos, son versátiles, y cuentan con la posibilidad de moverse sobre otras
piezas. Pero después de todo, son estrictamente manejados para atacar de lado,
y están totalmente a merced de otras piezas que puedan atacar directamente o
de cerca. Su calor puede depender según el juego que se de, pero sin importar
como sea la jugada, siempre serán susceptibles si atacan por su cuenta, pues
hay muchas reglas que los limitan.
Los senadores, diputados, o aquellos que cuenten con alguna posición de
dirección representan a la tercera pieza, a aquellas que pueden moverse en
diagonal a gran distancia, y que están totalmente hechos solo para moverse en
transversal a los demás, que dan pautas para moverse a otras piezas pero que
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solo pueden hacerlo en una línea que se les dispone, siempre y cuando las bases
del juego se lo permitan, a estos sujetos de la sociedad se les nombra como
alfiles, que cuentan con un valor igual al de los caballos, pero que tienen un
bono de uno por el movimiento que pueden hacer. Me refiero a las casillas que
recorren.
Las asociaciones de altos mandos que se mantienen firme y hacen cumplir
con algunas normalidades. Aquellos organismos que se encargan de que la
firmeza este presente en el campo y que normalmente son utilizados al
principio como protección para otras piezas y que cuentan con un valor de
cinco sean las Torres. Estas piezas son fundamentales para la normalidad de
algunos movimientos. Sin embargo, están limitados de igual forma que los
alfiles, ya que tienen que seguir una única línea de movimiento y el echo de
queso avance o retroceso dependa directamente de los peones los hace
prácticamente inútiles en juegos cerrados.
La segunda pieza de valor en el juego es la Dama. Cuenta con un valor de
ocho. Sus capacidad de movimiento es el mejor, a distancia y manera de
moverse, sea en forma diagonal, vertical u horizontal le confiere un gran poder.
Pero es totalmente de respaldo. Siendo una pieza tan valiosa, su apreciación
solo se da de manera óptima si se tiene un campo abierto. De no ser así, su lugar
es y será siempre a un lado del dirigente. Prácticamente in requerida en un
juego cerrado. Si se coloca al centro, y se pretende hacer una jugada de ataque,
no sirve, pues al centro se concentran las piezas y su rango de movimiento y
forma de atacar la hacen más susceptible, una gran arma, pero a mayor
concentración de piezas en un punto determinado, esta pieza puede terminar
acorralada, y quizás ocupando un lugar donde sería mejor otra pieza.
En la sociedad este lugar es difícilmente ocupado. Posiblemente una fuerza
militar sea el indicado. Ya que solo sirve de respaldo y debe utilizarse en
situaciones abiertas o de mayor importancia, o donde la fuerza requerida tenga
que aplicarse en mayor cantidad o rapidez.
Por ultimo se tiene al Rey. Estando perdida esta pieza esta perdida la
partida. En la sociedad esta posición no es ocupada por ningún cargo o persona
en esencia. El Rey más que nada podría darse representado por alguna idea, o
estructura cultural, creencia, o modo de vida. Siendo esta la composición de la
sociedad, al perderse, no queda otra opción que comenzar otra partida.
A rasgos menores, las familias son un tablero de juego. Pero de igual
forma, cada individuo tiene un papel determinado.
Los peones que llegan a ver lo que son ellos mismos buscan la forma de
convertirse en una pieza de mayor valor cuantitativo. Para que un peón llegue a
la octava casilla, ya se tiene que haber recorrido una gran distancia, por tanto,
haberse desecho de una cantidad de rivales relativamente alta, entonces, si el
peón decide convertirse en Dama, y esta tener más valor por tener ventaja de
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moverse en campos abiertos, no solo toma más importancia como pieza, sino
que su valor en los movimientos y también el valor dado por su función se ve
ampliamente elevado. Aunque no todos los peones se dan cuenta, y terminan
cumpliendo con la función básica, que es abrir el campo y ser carne de cañón.
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