Biembienes

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Biembienes
Ligado al mito de la ciguapa y al de los indios, aparece la leyenda de los
biembienes o vienvienes. Desde el siglo XVIII, la existencia de estos seres se
sitúa en unas montañas llamadas Bahoruco, donde se refugiaban los negros
cimarrones que huían de la esclavitud colonial y algunos indios levantados
contra la ocupación española.
Junto con algunas similitudes lingüísticas con el indiene francés y el vienvien
haitiano, (vocablos que designaban al indio y al mestizo de negro e india
respectivamente) todo lleva a pensar que a estos hombres alzados los
transformó la fantasía popular en seres de leyenda. Los biembienes son seres
salvajes, conformados en clanes escondidos en las montañas. Viven desnudos y
de forma irracional, y emiten gruñidos como único lenguaje. Su aspecto es feo
y desagradable, tienen el cuerpo enjuto, deforme y de muy baja estatura.
Dicen que son ágiles trepadores de árboles y barrancos y que atacan en grupos
desordenados. Aseguran las leyendas que estos hombrecitos de las cordilleras,
salen de noche de sus escondrijos a proveerse de alimentos en los conucos, y
que como la ciguapa, dejan huellas al revés para que no se les descubra el
paradero.
Se asegura que entre los biembienes hay algunos que comen carne humana
obtenida por sacrificio. Se llaman "mondongos" y tienen el pelo rojo
amarillento. Añade la leyenda que cuando alguna persona se acerca al
territorio de los biembienes estos lo espantan con gritos y alaridos
amenazadores...
Brugas
La leyenda de las brujas en la República Dominicana es una herencia de
Europa, que aun conserva los ecos de las creencias medievales de viejo cuño.
Nuestras brujas son seres de la noche, mujeres de aspecto envejecido y tétrico,
de alma perversa. Como en la vieja tradición, las brujas vuelan en escobas,
aunque aqui prefieren convertirse en aves de buen tamaño y revolotear sobre
las casas, emitiendo graznidos espantosos.
Aseguran, que las brujas se quitan la piel antes de volar, que la ponen en
remojo en una tinaja, y que luegon alzan el vuelo diciendo ¡Sin Dios ni Santa
Maria! para acceder a las fuerzas mas oscuras. Cuenta la gente que cuando
vuelan, emiten risas y cantos incomprensibles, cuando no resoplan al viento un
claro fo-fo-fo, que utilizan también para ahuyentar a los que las descubren.
Dicen los campesinos que cuando las brujas no vuelan por las noches,
descansan bajo las matas de platano de los conucos. Las brujas succionan la
sangre de los niños, y la extraen directamente del ombligo o del dedo gordo del
pie, a traves del peciolo hueco de una hoja de higuereta Ricinus comunis, o del
de una hoja de lechoza, Papaya carica.
Se cree que las brujas no atacan a los hijos de sus compadres, ni a los mellizos
o gemelos. En todas las comunidades rurales hay historias de brujas que fueron
descubiertas en pleno vuelo. El proceso de atrapar a una bruja se conoce como
"tumbar a una bruja", y los "tumbadores" son personas con cierto poder, que
conocen las oraciones y los rituales especiales para este fin. Dicen que cuando
se atrapa a una bruja hay que esperar el amanecer, pues cuando sale el sol el
encantamiento se rompe y se puede descubrir la identidad de la maligna
mujer. Aseguran que cuando llueve y hace sol, en algun lugar escondido se esta
casando una bruja...
Ciguapas
Las ciguapas son extrañas mujeres salvajes que habitan en las montanas y
poseen poder mágico. Son de tez morena, de ojos negros y rasgados, de pelo
suave y lustroso, tan largo que es la única vestimenta de su cuerpo a la
intemperie. En algunas regiones los campesinos dicen que son diminutas y de
cuerpo desproporcionado; otros que tienen las piernas largas y delgadas;
algunos afirman que son velludas y unos pocos que están bellamente
emplumadas.
Todos sostienen sin embargo que tienen el rostro hermoso y que son muy
ariscas. Quizás las ciguapas mas que bellas y ariscas, sean tristes, pues tienen
los pies al revés y dejan huellas contrarias al rumbo de su destino... Estas
criaturas son esencialmente nocturnas o prefieren las zonas oscuras de los
bosques; cuando salen lo hacen en busca de frutas, peces o aves con los cuales
se alimentan.
Nunca se ha oído hablar a las ciguapas; afirman que emite aullidos e hipidos
cuando corren por los campos, y cuando saltan o duermen entre las ramas de
los árboles. Cuentan que las ciguapas tienen un corazón cazador, y que salen
por las noches de las serranías en busca de algún caminante nocturno al que
embruja , ama y luego mata. Al decir de las leyendas las ciguapas tienen malas
costumbres; estas salen de sus moradas a robar manteca y carne cruda de las
cocinas, aunque afirman que les gusta el maíz y otros granos que se siembran
en los conucos.
En algunas regiones han visto a las ciguapas cabalgar por las madrugadas en los
llanos de las montanas, y las han descubierto haciendo trenzas en las crines y
las colas de los caballos. Se dice que una ciguapa se atrapa un día de luna
creciente con un perro jíbaro y cinqueño. No obstante, se añade que es
preferible dejarlas en paz, pues es tan grande el dolor que sienten en
cautiverio, que al final mueren de pena. Alguna vez se escucho la leyenda de
un ser de los bosques llamado ciguapo. Era este un gallo vuelto de espaldas,
con el lomo emplumado y el pecho con senos de mujer. Cuentan que su grito se
asemeja al llanto de un niño, y que esperan terribles infortunios a la persona
que se atreve a matar a una de estas aves. Si usted ve a una ciguapa, nunca la
mire a los ojos para que no le embruje con su poder...
Comegente
Cuentan las crónicas dominicanas, que a finales del siglo XVIII, existió un
sanguinario asesino a quien por la índole de sus crímenes, sospecharon
antropófago y sobrenombraron el Comegente. Se describe este hombre como
"negro, que parece indio; el pelo como los demás negros pero muy largo; de
estatura menor que lo regular, bien proporcionado en todos sus miembros, y
tiene de particular los pies demasiado pequeños".
Durante mucho tiempo, las atrocidades que cometía el Comegente
aterrorizaron a la población, y se urdieron en torno a el las mas oscuras
especulaciones. Se dijo que había ido a Haití, donde aprendió la hechicería;
que podía estar en muchas partes a la vez; que recorría largos caminos en una
sola noche valiéndose de medios sobrenaturales. La gente aseguraba que
mataba a sus victimas con una especie de garrocha, y afirmaba que no se podía
atrapar pues en cuanto sus pies tocaban un río o arroyuelo, desaparecía en el
aire dejando un olor nauseabundo tras de si.
Lo cierto fue -de acuerdo a las crónicas- que el aborrecible asesino, tras
muchas noches de búsqueda por las comarcas, finalmente se atrapo. Atribuyen
la hazaña a un campesino conocido como "seno Antonio", quien el día de San
Antonio, haciendo uso de un "bejuco de brujas" , ato al Comegente y lo trajo a
la capital donde se condeno a muerte y se ejecuto sin que quedaran
registrados históricamente los detalles criminológicos del proceso. En nuestros
días, el Comegente es un ser legendario. Se afirma todavía que deambula por
los caminos con su garrocha...
El Galipote ~ El Lugaru ~ El Zangano
Origen: República Dominicana
La tradición mágica que cuenta del poder de hombres que pueden convertirse
en animales, se materializa en nuestras leyendas en la figura del galipote. No
obstante, también se llama galipote a aquel hombre que se convierte en
objetos inanimados, como troncos de árboles y piedras, a aquel que transfiere
su conciencia a un animal, y al que por poderes mágicos han convertido en un
animal para diversos fines.
Según la creencia los galipotes son crueles y violentos, de una fuerza tremenda
y de una inmunidad increíble a las armas. Otras leyendas aseguran que a estas
criaturas solo les gusta hacer maldades a la gente, tales como impedir el paso a
caminantes nocturnos, extraviarles el camino o espantarlos en las zonas
oscuras. No pocos parajes del país son tenidos como lugares de galipotes, y
cuando es menester atravesarlos el viajero se vale de conjuros y amuletos para
ahuyentar a estos seres. El galipote que se convierte en perro se denomina
lugaru. Este vocablo proviene del francés loup-garou, que designa al legendario
hombre lobo o lobizón de la leyenda licantrópica universal.
Nuestro lugaru es una herencia de la tradición mágica europea con algunos
elementos africanos, y como no hay lobos en el caribe, es el perro el que la
encarna. Por otro lado, el galipote que camina dando zancadas de gran altura o
vuela convertido en ave nocturna, se denomina zangano o zancu. Se cuenta que
este ser succiona la sangre de los niños durante las noches y es vinculado a
supuestas actividades sexuales con infantes. Dicen que también puede hacerse
invisible. Los conocedores de estos seres, sostienen que solo son inmunes a la
rama de un árbol llamado popularmente "palo de cruz", que tiene que ser
cortada un Viernes Santo. Otros dicen que es menester utilizar un arma blanca
que haya sido bendecida con agua y sal, o utilizando la magia atribuida al
perro cinqueno.
Los indios es el nombre mítico que se da a seres fabulosos que habitan en
cuevas sumergidas de ríos y lagos, y en el interior de las cavernas de las
montanas. Este mito según algunos historiadores, no es mas que el concepto
desnaturalizado de nuestros aborígenes. Otros consideran que proviene de la
leyenda indígena de un ídolo llamado Opiyelguobiran, "que se escapo y se fue a
una laguna y nunca mas lo volvieron a ver", y que se ha ido transformando
como elemento de retención taina en las tradiciones orales.
Lo que se afirma es que los indios son hermosos, las mujeres sobre todo, pues
estas tienen la piel canela, unos ojos negros muy grandes, un cuerpo de formas
perfectas y unos larguísimos cabellos negros. Para muchos son seres inofensivos
y generosos; sabios de la ciencia medicinal de las yerbas y los minerales, y
sobre todo poseedores de una magia antigua y poderosa.
Otros dicen que son peligrosos y temen bañarse en las aguas profundas y poco
conocidas. En muchas regiones, las historias sobre los "Charcos de los indios" se
cuentan para alejar a los niños que a escondidas se van a bañar al río. Les
aseguran que en ocasiones estos seres se enfurecen, que desatan terribles
embrujos que recaen incluso sobre el lugar, y que se los pueden llevar.
De las indias se dice que salen de las aguas en las noches de plenilunio a
destrenzar sus largas cabelleras con peines de oro. Otras salen a buscar a los
hombres que merodean por el lugar, y se los llevan hasta sus cavernas para no
regresarlos jamás.
Los indios ocupan un lugar importante en el panteón de los dioses de la
religiosidad popular. En la magia vuduista dominicana, los indios conforman la
"División Indígena", y los brujos y adivinos los invocan ante los altares
adornados con copas rebosadas de agua, y algunas replicas de cemies tainos.
"Han visto a un santo indio de cuatro patas, salir de su caverna todas las noches
a bañarse en el río" -dicen en algunos campos.
Las opias eran para los indios las animas de los hombres muertos; una
especie de espíritus femeninos del aire que hacían aparición incorporal
durante las noches. Junto a esta entidad, aparece en la leyenda indígena
el operito, fantasma nocturno con forma humana, que era conocido porque al
no ser engendro natural de útero humano carecía de ombligo. Hoy la
leyenda indígena es recordada por los campesinos en la aparición de la
Jupia, mujer fantasmal que ronda por los montes oscuros en las noches
silenciosas y profundas de los campos...
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