El coordinador de catequesis: un ministerio eclesial

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El coordinador de catequesis: un ministerio eclesial.
La palabra coordinador puede llevarnos a poner el acento en aquello que es
epidérmico y no esencial, en lo que es coyuntural y no vertebral.
Generalmente pensamos en el coordinador como aquel que diagrama,
organiza, planifica las distintas actividades en el ámbito que le es propio: la
catequesis. Y ciertamente que su misión tiene mucho de esto, pero si nos
detenemos y polarizamos esta dimensión de su servicio, caeríamos en una
concepción meramente pragmática de tan rico ministerio eclesial.
Establecer cuáles son los roles y las funciones de un coordinador de
catequesis, supone ante todo definir quién es el coordinador de catequesis.
Pero dicha definición debe fundamentarse desde la Escritura, la teología, la
eclesiología y la praxis pastoral.
Será necesario por tanto preguntarnos sobre la naturaleza y la misión de la
Iglesia, sobre la naturaleza y la finalidad de la catequesis y poder responder
quién es el coordinador de la catequesis y cuál es su misión.
El año de la fe que estamos viviendo fue convocado a modo de jubileo por los
50 años del Concilio Vaticano II. Y como nos decía el Papa Benedicto XVI
debemos mirar sus textos que “no pierden su belleza ni su esplendor”. Uno
de los documentos más importantes del Concilio fue la Lumen Gentium sobre
el misterio de la Iglesia. La gran pregunta que presidía el concilio era: ¿Iglesia
qué dices de ti misma?.Y para responder tuvo que mirar a Jesucristo. Siempre
que en la Iglesia queremos descubrir la naturaleza más íntima y profunda de
algo tenemos que volver a mirar y a preguntar a Jesucristo. Mirando al más
hermoso de los hombres como dice el cantar de los cantares desvelaremos el
verdadero rostro de la Iglesia, de los ministerios eclesiales y muy
particularmente el del Coordinador.
Ahora bien que nos dice el concilio sobre la Iglesia: “La Iglesia es en Cristo
como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y
de la unidad de todo el género humano”. LG1
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Sin lugar a dudas el misterio de la Iglesia no puede ser abarcado en una
definición, pero queda claro que los padres conciliares han optado por
subrayar una eclesiología de comunión. La iglesia es el lugar, el medio, el
instrumento de la comunión con Dios y con los hombres. Si queremos saber
que supone una eclesiología de comunión lo vamos a descubrir en el capítulo
IV del documento NMI del venerable Juan Pablo II. Allí nos decía que
debemos hacer de la Iglesia “casa y escuela de comunión”. Este hacer se
construye sobre una espiritualidad de comunión. Espiritualidad de comunión
que es ante todo una mirada al Misterio de la Santísima Trinidad.
Necesariamente la naturaleza de la catequesis brota de la naturaleza de la
iglesia. De acuerdo a la Iglesia que queremos ser debemos pensar en la
catequesis que debemos tener, para así llegar al perfil del coordinador que
necesita el equipo parroquial de catequesis hoy.
El DGC va a hablar precisamente de la catequesis como una acción de
naturaleza eclesial. “El verdadero sujeto de la catequesis es la Iglesia que
como continuadora de la misión de Jesucristo Maestro y animada por el
Espíritu Santo ha sido enviada para ser maestra de la fe” DGC78
Y cuando defina la finalidad de la catequesis va a decir: “El fin definitivo de la
catequesis es poner a uno no solo en contacto sino en comunión, en
intimidad con Jesucristo” DGC80
“Y la comunión con Jesucristo, por su propia dinámica, impulsa al discípulo a
unirse con todo aquello con lo que el propio Jesucristo estaba
profundamente unido: con Dios, el Padre que lo había enviado al mundo; al
Espíritu Santo que le impulsaba a la misión; con la Iglesia, su cuerpo, por la
cual se entregó; con los hombres sus hermanos, cuya suerte quiso compartir”
DGC 81
Ahora bien, la Iglesia es misterio de comunión y servidora de la comunión. La
catequesis busca la comunión con Dios y es instrumento de la comunión de
los hombres con Dios.
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De lo expuesto hasta aquí debemos afirmar que el coordinador de
catequesis debe ser el hombre de la comunión. Sólo viviendo en comunión
profunda con Dios que se transparenta en obediencia y amor a la iglesia,
podrá cumplir fielmente la misión que Dios mismo le confió.
Ahora bien: ¿cuál es la pedagogía de la comunión? O ¿cuáles los pasos de la
espiritualidad de comunión?.
_ Oración y meditación diaria de las Sagradas Escrituras. Recordemos que
como cualquier catequista es un servidor de la Palabra. Y la catequesis es el
momento privilegiado del anuncio de la Palabra. La catequesis es un
ministerio de la Palabra. La palabra lo va modelando discípulo-servidor. La
palabra es la que nos invita a entrar a la comunión con Dios. Dios ha salido a
invitar a los hombres a la comunión a través de la Palabra hecha carne. La
Palabra es como el primer sacramento de la comunión. Es desde la luz y la
sabiduría de la Palabra que el coordinador debe juzgar las situaciones,
sopesar los talentes de los demás catequesis y ponerlos en armonía para una
mayor eficiencia del acto evangelizador.
_ Eucaristía dominical y sumamente recomendable la comunión diaria. “No
es casualidad que el término comunión se haya convertido en uno de los
nombres específicos de este sublime sacramento”.“La eucaristía se
manifiesta como culminación de todos los sacramentos, en cuanto lleva a la
perfección la comunión con Dios Padre, mediante la identificación con el Hijo
Unigénito, por obra del Espíritu Santo”.EE34. Además no podemos dejar de
recordar la expresión maravillosa de la Sacrosanctum Concilium que afirma
que la Eucaristía es el “centro y el culmen de toda la vida de la Iglesia” Cf. SC
10. De aquí damos a luz otra nota que debe caracterizar al coordinador de la
catequesis. Es el hombre de la Eucaristía. Que equivale a decir que es el
hombre de la acción de gracias. Vivir la Eucaristía es vivir y cumplir la misión
que se le ha confiado en clave de ofrecimiento sacrificial.
Sólo así en íntima comunión con Dios y con las cosas que son de Dios podrá
ser servidor de los hombres en aquellas cosas que se refieren a Dios.
Planteadas desde esta perspectiva las cosas podríamos hablar de un
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sacerdocio del coordinador de catequesis. La misión que se le ha asignado
supone que sea un gran conocedor de Dios, que vino a salvarnos en su
amado Hijo Jesucristo. Conocedor y amante de una Iglesia que a pesar de sus
miserias y pecados sigue siendo la esposa mística de Cristo y la delegada por
el Maestro para extender el Evangelio hasta los confines de la tierra. Pero
además deberá ser un gran conocedor y amante de los hombres. Se espera
del coordinador que sea un experto en humanidad, un hombre que desde la
sabiduría divina sepa escuchar siempre pero hablar solo cuando sea
necesario. Recordar que las palabras más significativas y fuertes brotan del
silencio. Hombre de la sensibilidad, que al igual que Cristo lo lleve a
conmoverse entrañablemente por las dolencias de la gente; y muy
especialmente por las de los catequistas, “estos siempre son evangelizadores
heridos”. Presto a aplicar siempre no la ley que mata, sino la ley del espíritu
que da vida. Al igual que el maestro será el amigo de los catequistas, el que
conoce a cada uno por su nombre. Este conocimiento será siempre
indispensable para descubrir en cada uno de ellos sus talentos y capacidades,
a fin de que cada miembro del equipo parroquial de catequesis ocupe su
lugar, desempeñe su rol eficazmente y contribuye desde su lugar al
crecimiento del conjunto.
De esto modo podemos afirmar que el coordinador de catequesis debe ser
siempre un hombre de Dios, un hombre de Iglesia y un profundo conocedor
de los hombres.
Ahora vamos a tratar de ahondar más en su función firmando que la
coordinación de la catequesis es un ministerio eclesial. Para eso debemos
tener en claro que entendemos por ministerio.
Las palabras ministro-ministerio que proceden del latín corresponden al
griego diákonos y diakonía. En el AT los profetas, los reyes, los sacerdotes
eran ministros de Dios que ejercen una mediación entre él y su pueblo. Así
San Pablo dirá que Moisés era ministro de la primera Alianza (“Cor3,7.9). En
el Nuevo testamento Cristo es el único mediador. Jesús enseñó a sus
apóstoles a mirar su función como un servicio. (Mc10,42). Desde el comienzo
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de los hechos de los apóstoles el apostolado era considerado como un
ministerio (Hch1,17.25). El llamado de Pablo al apostolado es también
llamado un ministerio (1Tm1,12). En la iglesia hay diversidad de ministerios
(Ef 4,12) y estos se han de ejercer bajo la influencia del Espíritu (Rm12,7)
como un mandato recibido de Dios (1Pe4,11). Un ejemplo claro de diaconía
que el catequista nunca debe olvidar y siempre tratar de imitar es la figura de
Juan el Bautista y de la Virgen María, la humilde esclava, servidora del Señor.
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De este modo el coordinador siempre deberá volver en espíritu y verdad al
cenáculo, para contemplar al Maestro que les dice a sus apóstoles que a
pesar de ser maestro él “ha venido a servir y no a ser servido”. El ejemplo de
Jesús siempre debe estar en el corazón del coordinador de catequesis, el no
es el que cree más que los otros catequistas, sino el que está más dispuesto a
servir, guiar, y a dar su amor y su tiempo por la catequesis. El coordinador
está para servir y no para mandar, porque ordenar, o establecer pautas de
trabajo, no necesariamente significan dar permanentemente órdenes.
El DGC en el número 272 va a decir que “la coordinación de la catequesis no
es un asunto meramente estratégico, en orden a una mayor eficacia de la
acción evangelizadora, sino que tiene una dimensión teológica de fondo” y
eso es lo que tratamos de reflexionar hasta el momento.
La junta arquidiocesana de catequesis en el año 2006 presentó las
propuestas para la organización y funcionamiento de los equipos
parroquiales de catequesis y respecto al coordinador/a decía lo siguiente: “
La función del coordinador es la de presidir las reuniones del Equipo cuando
esté ausente el Párroco y representar al E.P.C. en su relación con el Consejo
Pastoral Parroquial, las demás instituciones y actividades parroquiales, así
también como ante el decanato y la Junta Arquidiocesana de Catequesis. A
su vez deberá atender las inquietudes de los catequistas, escuchar sus
preocupaciones, conocer sus problemas y de dar las respuestas que los
casos particulares requieran. Es el puente más directo entre el párroco y los
catequistas. Además procurará que la mayoría de los catequistas puedan
asistir a las reuniones o convocatorias decanales o Arquidiocesanas”.
¿Quién es por tanto el coordinador de catequesis?
Es un laico, varón o mujer que elegido por el párroco ( el cual tendrá en
cuenta no solo su capacidad catequística sino también su participación en la
comunidad parroquial y fundamentalmente, su solidez espiritual, su
testimonio y su celo apostólico) anima y gestiona al estilo de Buen Pastor el
servicio catequético que ofrece una parroquia.
Su designación para tal ministerio es por el período de tres años, pudiendo
ser renovado su nombramiento, por un nuevo período solamente.
Por ese mandato especial el coordinador tiene la misión de actuar en nombre
de la Iglesia como colaborador estrecho de su párroco en la tarea
catequística que desarrolla en el seno de la comunidad. El párroco debe
orientar y prestar apoyo permanente a la labor pastoral que realiza el
coordinador sin olvidar que él es el catequista de los catequistas.
Los destinatarios de sus servicios son especialmente los educadores de la fe
que ejercen su tarea en el contexto de la pastoral parroquial (sede y capillas).
En concreto, esto significa servir como agente coordinador de:
• los catequistas de catequesis bautismal,
• los catequistas de la catequesis familiar (matrimonio guía y auxiliar),
• los catequistas de adultos,
• los catequistas de catequesis matrimonial,
• los catequistas de catequesis especial,
Eventualmente otros.
Sus funciones y roles:
• 1. Coordinar y animar todas las instancias catequísticas presentes en la
Parroquia, asegurando la unidad, la organicidad y la fidelidad a las
orientaciones del magisterio universal como de la Iglesia particular.
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• 2. Promover la comunión y la participación corresponsable entre todos
los catequistas que sirven en la comunidad parroquial.
• 3. Colaborar con el Párroco en la selección, formación,
acompañamiento y evaluación de todos los catequistas parroquiales.
•
4. Representar a los catequistas en las instancias de diálogo y
colaboración existentes en la comunidad parroquial, participando
activamente en el Consejo de Pastoral.
• 5. Promover la formación permanente de los catequistas, de acuerdo a
las programaciones propias de la Pastoral diocesana y nacional.
• 6. Ser un instrumento eficiente de comunicación e información entre
los catequistas y todas las instancias propias de la pastoral orgánica,
sea de la parroquia como de la diócesis, particularmente con el
delegado decanal y la Junta arquidiocesana de catequesis. Deberá
motivar especialmente la participación anual al Enarca, como espacio
de celebración, formación y comunión.
Estilo en su servicio de coordinador.
•
Entendemos por “estilo” la manera de ser y de ejercer su servicio de
Coordinador de Catequesis Parroquial, las actitudes que está llamado a
desarrollar, siguiendo el ejemplo de Jesús, Maestro, y dejándose
formar interiormente por el Espíritu Santo.
• Como auténtico servidor, asume su servicio con humildad, sin
considerarse superior a los demás ni con el deseo de lucirse...
• Imitando la figura de Jesús, quien no vino a ser servido, sino a servir
(Mc 10,45).
• En tal sentido, está siempre abierto a escuchar aportes de los demás y
a ser adecuadamente autocrítico.
• Desempeña su servicio en obediencia inmediata a su Párroco...
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Es un varón o mujer capaz de diálogo y de trabajo en equipo, tanto
con el Párroco, el Consejo Pastoral, sus hermanos catequistas y las
diversas instancias externas a la parroquia.
• Manifiesta celo apostólico en su afán de ofrecer una actualizada e
incidente educación de la fe a los catequizandos, los destinatarios
últimos de su servicio…
• Busca, antes que todo, ser un testigo de Cristo para sus hermanos, por
su vida de fe, de oración y de caridad…
• Como educador de la fe cualificado, es ejemplo para sus hermanos
catequistas de la formación integral que requiere un catequista en las
dimensiones formativas del Ser, Saber y Saber Hacer, procurando estar
siempre actualizado.
• Dialoga fraternalmente con cada uno de sus hermanos(as) catequistas,
con el fin de conocerlos personalmente y optimizar su servicio
catequístico.
• Vela por la vida de fe de sus hermanos catequistas, invitándolos al
estudio asiduo de la Biblia, al conocimiento actualizado de las
orientaciones magisteriales.
• Se preocupa de la educación litúrgica de sus hermanos y hermanas
catequistas, motivándolos a la acción de gracias, a la alabanza
comunitaria, a celebrar la presencia del Señor en la vida diaria,
particularmente en los sacramentos…
• Invita de palabra y obra a sus hermanos catequistas a vivir en
comunión, desarrollando el sentido de pertenencia, corresponsabilidad
y participación activa en la Parroquia, promoviendo el diálogo, el
respeto, la comunicación, el perdón mutuo.
• Invita a la misión, tanto en el modo testimonial en que viven su fe en
medio de sus familias, barrio y lugares de trabajo, como en el servicio
catequístico …
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• Enfrenta con prudencia y sin tardanzas los eventuales conflictos que
surjan entre sus hermanos, ejercitando la sana corrección fraterna y
procurando que nunca estas situaciones entorpezcan el servicio
evangelizador que se presta a los catequizandos.
• Está atento a las indicaciones pastorales de su Obispo, de la
Conferencia Episcopal de Argentina y a todas las orientaciones que
provengan de la Santa Sede…
• Es persona de vida cristiana ejemplar por su testimonio de vida
cristiana en su hogar, su barrio y su lugar de trabajo.
• Es persona bien integrada en el equipo pastoral de su comunidad
parroquial.
La Formación del Coordinador de catequesis parroquial.
• Es indispensable (de ser posible) que haya realizado los cursos exigidos
normalmente en su diócesis a los catequistas de base.
• En su rol de coordinador será conveniente que cuente con
conocimientos básicos de animación pastoral y gestión de recursos
humanos.
• Los Coordinadores de Catequesis Parroquial tendrán ocasiones de
encuentro en las instancias comunes de formación y de acción, a nivel
del decanato o de la diócesis.
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