TRIBUNALES MILITARES ESPECIALES EN TIEMPO DE GUERRA: LA CORTE SUPREMA DE ESTADOS UNIDOS DESDE EX PARTE QUIRIN (1942) HASTA LAS SENTENCIAS HAMDI, PADILLA Y GUANTÁNAMO (2004) Arturo Hoyos Resulta de gran interés constatar la evolución de algunas sentencias de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América que guardan relación con el debido proceso como derecho fundamental y los tribunales especiales, fundamentalmente militares, que se han organizado cuando el país se encuentra en conflictos bélicos. El primer precedente de interés en esta materia lo constituye la sentencia Ex Parte Quirin proferida en 1942 mediante la cual la Corte Suprema declaro que no eran inconstitucionales las comisiones militares creadas por el Presidente Franklin Roosevelt para juzgar a un grupo de ocho (8) saboteadores nazis que habían desembarcado en los Estados Unidos de América en plena Segunda Guerra Mundial, con el propósito de cometer actos de sabotaje contra los Estados Unidos de América. Los saboteadores fueron prontamente capturados, unos habían desembarcado en Florida, y otros, cerca de Nueva York, y todos fueron sometidos a un Tribunal Militar especial, fuera de las Cortes Marciales regulares que imparten justicia militar. Habría que recordar que durante la Guerra Civil en ese país la Corte Suprema se había pronunciado en 1866 (Ex Parte Milligan) concediendo un Hábeas corpus a un ciudadano que había sido condenado a muerte por una comisión militar bajo el cargo de conspiración, habiendo suspendido el Presidente Lincoln el Hábeas corpus durante ese conflicto. Ante esa sentencia, el Órgano Legislativo Norteamericano aprobó unas limitaciones tendientes a evitar que la Corte Suprema tuviera competencia para juzgar casos que involucraran la ley marcial y juicios militares. Lo cierto es que en la Sentencia de 1942, arriba señalada, la Corte Suprema cedió completamente frente al Poder Ejecutivo y estableció que el Presidente Roosevelt tenía TRIBUNALES MILITARES ESPECIALES EN TIEMPO DE GUERRA la facultad de constituir las comisiones militares especiales para juzgar a los saboteadores nazis y señaló, para distinguir su decisión del caso Milligan de 1886, que éste se refería a un ciudadano norteamericano mientras que la comisión militar de Roosevelt se aplicaba a ocho (8) alemanes, quienes posteriormente serían ejecutados en cumplimiento de las sentencias expedidas por las comisiones militares. Después de concluida la Segunda Guerra Mundial se empezaron a formular cuantiosas críticas a la forma casi sumaria y con muy poco respeto por el debido proceso que se había seguido por parte de las comisiones militares cuyo funcionamiento constitucionalizó la Corte en Ex Parte Quirin. Los Tribunales Norteamericanos empezaron entonces a tomar pasos para revivir los principios constitucionales anunciados en el caso Milligan y a crear jurisprudencia tendiente a restringir la acción de los Tribunales Militares y de las Cortes Marciales. La situación señalada en el párrafo anterior vino a cambiar después del 11 de septiembre de 2001 y de los terribles atentados terroristas que sufrió Estados Unidos de América en esa fecha. En ese sentido el Presidente George W. Bush autorizó la formación de Tribunales Militares Especiales mediante una orden ejecutiva de 13 de noviembre de 2001, aunque en ella tuvo la precaución de excluir específicamente a los ciudadanos norteamericanos del ámbito de competencia de esos Tribunales para juzgar actos de terrorismo o relacionados con estos. Inicialmente fueron criticados estos Tribunales por el Colegio de Abogados de Estados Unidos de América que rindió un informe sobre las comisiones militares el 4 de enero de 2002. En ese informe se criticaba la amplitud de la competencia de los Tribunales de incluir a no ciudadanos norteamericanos; y, además, porque el procedimiento previsto en la orden ejecutiva para llevar a cabo los juicios no garantizaba un Tribunal independiente, imparcial, varios derechos de los acusados entre ellos la presunción de ARTURO HOYOS inocencia, pronta notificación de los cargos que se le formulaban, se permitía el testimonio de oídas (hearsay), y no se otorgaba suficiente tiempo a los acusados para su defensa. Estas críticas llevaron a que el Ministerio de Defensa introdujera algunos cambios a estas comisiones militares mediante una orden de 21 de marzo de 2002. Quien preside el Tribunal debe ser un Juez Abogado miembro de las fuerzas armadas, responsable por la admisión o la exclusión de las pruebas; se previó la presunción de inocencia; el acusado no puede ser obligado a testificar durante el juicio y en vez de una mayoría de dos terceras partes para condenar prevista originalmente para todos los casos se señaló que para el caso de que se expida una sentencia con condena de muerte se requería una decisión unánime de la comisión militar. Como bien lo señaló uno de los Magistrados más distinguidos de la Corte Suprema durante el siglo pasado Frankfurter, la sentencia Ex Parte Quirin “no fue un precedente feliz” (Rosenberg v. United States, 1952). El año pasado la Corte Suprema tuvo la oportunidad de revisar nuevamente este tema en el mes de junio. La Corte rechazó la postura del Órgano Ejecutivo que reclamaba el derecho de mantener a extranjeros sospechosos de terrorismo indefinidamente en la base militar de Guantánamo en Cuba, sin formularles cargos específicos y a mantenerlos por años sin acceso a un abogado. La Corte en su decisión de 28 de junio sobre los detenidos de Guantánamo señaló que en la guerra del terrorismo el gobierno debe adherirse a los postulados del Estado de derecho. Un aspecto de gran importancia en esta actuación de la Corte es que también rechazó la pretensión del Órgano Ejecutivo en cuanto a que los detenidos extranjeros fuera del territorio nacional no tenían derecho a interponer recursos de Habeas Corpus y en este sentido señaló que el Habeas Corpus va dirigido no contra el prisionero sino contra la TRIBUNALES MILITARES ESPECIALES EN TIEMPO DE GUERRA Autoridad que decreta su detención, en este caso, el Departamento de Defensa, por lo que resulta irrelevante el sitio en que el detenido se mantiene privado de su libertad. También señaló la Corte que tanto los ciudadanos como los no ciudadanos detenidos indefinidamente en los Estados Unidos de América y en la base de Guantánamo tienen derecho a impugnar su clasificación como “enemigos combatientes”, ante un Juez Federal u otra “autoridad neutral” (neutral decision maker). La evolución jurisprudencial de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América desde la decisión Ex Parte Quirin en 1942 a los casos de Hamdi, Padilla y de los detenidos en Guantánamo de 28 de junio de 2004 es muy positiva ya que tiende a reforzar la independencia de la Corte Suprema de ese país y a enmarcar la necesaria e inclaudicable lucha contra ese mal contemporáneo que es el terrorismo, dentro de los parámetros del Estado de derecho y con respeto específicamente a algunos elementos importantes del debido proceso. Esta postura reciente de la Corte ha llevado al gobierno a considerar cambios sustanciales en las comisiones militares y para esos efectos, según ha reportado el New York Times en su edición del 27 de marzo de 2005, ya circula un borrador de 232 páginas que tiende a alinear a estas Instituciones con los elementos constitucionales e internacionales que garantizan el debido proceso.