Los 14 niveles de iniciación Energética / Conciencia

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Los 14 niveles de iniciación Energética / Conciencia
Estas iniciaciones no pertenecen sólo al linaje de Merlín. Son universales. Se refieren, concretamente, a las
transformaciones energéticas que deben ser emprendidas para lograr la iluminación, independientemente del camino
elegido.
Cada nivel puede comprenderse como un cambio cuántico en la Conciencia y en el sistema energético del cuerpo. Este
cambio abre una ventana en nuestra comprensión, permitiéndonos acceder al significado de ese particular nivel de
consciencia. Por ejemplo, en la primer iniciación, el ego realiza que el ser no es el cuerpo, esto crea una nueva
consciencia y un cambio energético en el cuerpo.
Esto no significa que la persona cese de identificarse con el cuerpo. La identificación todavía esta presente, como hábito
kármico profundamente arraigado, pero también existe ahora una nueva consciencia: que el ser no es el cuerpo.
Esta nueva consciencia es como una ventana permanente abierta en la antigua consciencia, que pueden ampliarse en el
tiempo.
Estos son los diferentes niveles de iniciación hasta el 14º, que conduce a la iluminación .
1) El ego realiza que el ser no es el cuerpo (El ego humano se define aquí, como la experiencia de identidad del
Ser, encerrado en la idea y el sentido de “yo”, como entidad y personalidad humanas separadas. Comienza cuando el
Ser identificado como personalidad encarnada separada, se identifica a sí mismo, con el cuerpo humano.
2) El ego realiza que el Ser no es la emoción.
3) El ego realiza que el Ser no es la mente.
4) El último “nudo kármico”. Existe una delgada línea en el centro de la columna, que es la expresión energética de
la personalidad encarnada, en el cuerpo físico (no se trata de kundalini, que es una energía física). Los temas de la
personalidad encarnada se representan como pequeños nudos adheridos a esa línea. Los llamo “nudos kármicos”.
Rodeando cada uno se encuentran las memorias de vidas pasadas y cargas, que sostienen la personalidad
encarnada, en relación a esos temas. Sólo la energía divina puede liberar estos “nudos kármicos”. Cuando el último
nudo se desactiva (que siempre se encuentra en el punto donde el sacro se une con el coxis), la personalidad
encarnada se moviliza hacia la unidad.
La consciencia humana no está, todavía, iluminada, pero la personalidad encarnada sí lo está (a pesar de que las
cargas dejadas por vidas pasadas, todavía permanecen en el cuerpo humano encarnado). Es libre, ahora, de todos
estos temas e ilusiones. Ha finalizado su viaje kármico, aunque necesite regresar como un ser “libre”, para eliminar los
residuos kármicos. Luego de esta iniciación algunos se sienten un poco fragmentados. Ellos pueden dejarse caer y
sentir la libertad y falta de límites que se encuentra en el nuevo lugar, pero su consciencia humana externa esta,
todavía, empantanada en estiércol e ilusión.
5) La experiencia del Ser y la libertad emerge dentro de la consciencia humana.
Esta iniciación sucede cuando lo divino brota en el chakra cardíaco. Es la primera vez que, la consciencia humana,
tiene un sabor permanente de la iluminación. Pero la identificación con el ego no es afectada.
6,7 y 8) La experiencia del Ser se realiza totalmente en la consciencia humana y esta liberación se moviliza, más
profundamente, en el sistema energético del cuerpo. La 6ª ocurre cuando lo Divino emerge en el interior del tercer ojo;
la 7ª, cuando lo Divino brota en el interior del chakra coronario; la 8ª sucede cuando lo Divino se manifiesta en la
kundalini (la energía ubicada en la columna). La identificación con el ego no es afectada.
9) En esta iniciación, el Ser, todavía identificado con el ego, realiza que el ego esta hecho de lo Divino y abandona
la identificación con el ego físico.
El Ser todavía piensa que es el ego, pero ahora, se identifica a sí mismo, como un ego hecho de lo divino.
Como resultado de esto, el sentido de ser, sostenido en el chakra cardíaco, aparece ahora como un pequeño ego
divino, en lugar de un humano como se visualizaba anteriormente.
Esta iniciación se produce, cuando el coxis se une al sacro, donde se centra el ego físico.
Esta es la primera iniciación que afecta la experiencia del ego, directamente.
10) La barrera energética que separa la energía creada por la 8ª iniciación, en la columna, del resto del campo
energético, se desmorona. Ahora, la energía vibratoria del Ser se eleva, continuamente, en la kundalini (en la
columna) y se expande en el resto del campo.
11) El Ser, identificado como ego hecho de lo Divino, expande su sentido de identidad, más allá de la individualidad y
de la vida en si misma. Retiene su sentido de ego, pero, ahora es ego identificado con la vida misma. El sentido del
ser, tal como se manifiesta en el corazón no aparece como individual, aparece como vida diciendo “yo soy”. La
iniciación se efectúa en el corazón.
11.1) Puerta que abre el camino a al iluminación.
El Ser, identificado a través del ego con la vida misma, expande su sentido de identidad hacia lo
inmanifestado.
El Ser- identificado – como – ego, no sólo ahora se identifica con ser hecho de lo Divino (9ª iniciación), sino qué se
identifica directamente con lo Divino. Por lo tanto, el sentido del Ser se expresa en el corazón como lo
inmanifestado y lo sin forma. Pero, todavía hay experiencia de ego. Sólo se ha identificado con lo Divino.
Todavía no experimenta que es lo Divino. La iniciación ocurre en el corazón.
11.2) La consciencia inmersa en el ego físico, realiza que es el Ser, desplazándose hacia la unidad, aunque la
persona todavía siga identificándose con el ego.
La iniciación ocurre cuando la energía del ombligo alimenta la confluencia del coxis con el sacro, donde el ego
físico estaba enraizado.
Se mantienen los hábitos egoicos que residen en la mente y operan desde la memoria, pero la estructura actual
del mismo se ha modificado. (En el linaje de Merlín, esto se consideraba el comienzo de la iluminación).
11.3)
11.5)
11.6)
12)
12.1)
12.2)
13)
14)
y 11.4) La experiencia del ser continúa penetrando la consciencia humana y esta vibración, a su vez, se
profundiza en el sistema energético del cuerpo. 11.3 sucede cuando lo Divino emerge en el interior del 9ª chakra
(rodeando la glándula pineal). En 11.4, la vibración del Ser penetra en todo el cerebro.
El Ser, desde el interior de su experiencia de ego, se reconoce a sí mismo, mirándose desde su corazón.
Esto no desactiva su identificación con la separatividad egoica, pero crea un nuevo nivel de despertar, pues se ha
probado a sí mismo, lo que hace al límite de separación más “poroso”. Esta iniciación sucede en el corazón.
El Ser, experimentándose como ego, se reconoce a sí mismo, mirándose desde el interior del cuerpo físico (en
11.2) y se prueba a sí mismo desde ese espacio.
Samadhi. Lo Divino integra a la consciencia humana con la experiencia de despertar de kundalini y chakra
coronario. Mientras que en la 7ª y 8ª iniciaciones se daban más a nivel del cuerpo, en este caso, se lleva a la
conciencia humana al estado de bienaventuranza. A partir de este momento, independientemente de lo que
suceda en el drama, parte de la consciencia se encontrará, siempre, en samadhi.
Existen dos líneas de energía divina, que comienzan en la parte posterior de los talones y se mueven hacia arriba,
a medida que trabajamos nuestros temas kármicos (los temas de la personalidad encarnada impresos en la
consciencia humana): en la parte superior de las piernas, a lo largo de la columna y eventualmente, en la parte
superior de la cabeza. Estas líneas, generalmente, siguen adheridas a los talones, hasta que la persona pierde su
último nudo kármico, luego, se elevan más rápidamente. Lo que las retiene es algún tema kármico pendiente.
Cuando llegan a la parte superior de la cabeza, se produce un profundo cambio en la consciencia, pues ha tratado
con todos sus temas kármicos, (aunque los hábitos puedan persistir), dando lugar a un nuevo nivel de desapego.
La burbuja del “yo”. El ego es como una burbuja del “yo”, flotando solitaria en el interior de la vida. El Ser se
prueba a si mismo, en el interior de la burbuja en 11.5. Ahora, la burbuja del “yo” se quiebra en pedazos
abriéndose, lo que representa un shock.
Como la persona siempre se ha identificado con el “yo”, puede ser confusa y hasta problemática la nueva
situación.
Pero, una nueva identidad surge desde el interior de la fractura, y crece.
El Ser se encuentra ahora, con una singular experiencia, porque todavía, se identifica con toda su historia humana
y kármica que le da el sentido de ser individual y a la vez ha perdido la identificación con el “yo”, que le había
creado límites y un centro propio para su individualidad.
Puente Avatárico. El sentido de individualidad permanece, pero ahora, directamente se tiende hacia la conciencia
avatárica, hacia lo inmanifestado, hacia el Ser.
El individuo puede, ahora, extenderse en el océano que comunica con lo sin forma, con la fuente, de la
cual surgen infinitas posibilidades, a cada momento.
En este lugar, uno, realmente, puede experimentar que todo es un juego, un espontáneo despliegue del Ser. Uno
puede sentarse en el puente y mirar la creación desenvolverse a cada momento. Pero, todavía hay un testigo,
manteniendo el sentido de una observación individual.
Comienzo de la Iluminación.
Después que las dos líneas divinas (descriptas en 12.2) llegan a la parte superior de la cabeza, otra línea
comienza a formarse en el medio de ambas, llenando la columna con purísima energía del alma; las dos primeras
se disipan. Esto puede suceder antes o después de la 13ª iniciación.
Luego que, esta línea central se haya, totalmente, colmado, y que la 13ª iniciación se produzca, la 14ª se hace
posible.
Aquí, el sentido de individualidad ya no existe, no hay más observador del Puente Avatórico; no hay más
puente; no hay más observador ni observado; no hay más interior ni exterior.
Sólo existe “Soy”. La consciencia humana ha arribado a Ser.
Así como la 13ª se experimenta como verdaderamente cósmica, verdaderamente shockeante; la 14ª se siente casi
común.
Se ha regresado al lugar donde el Ser siempre estuvo. No hay nada nuevo.
Como todas las iniciaciones, ésta crea una ventana, en la consciencia humana. Los hábitos todavía están allí. Los
hábitos de todos los viejos temas y de las identificaciones, todavía están allí. Esto puede ser confuso, porque solo
hay Ser, pero todavía con todos los hábitos en la mente. Y estos “samskaras” todavía pueden causar bastante
dolor. Tomará muchos años para que esta iniciación integre, totalmente, la iluminación a toda la conciencia.
Existen distintas fases que se dan en la integración de la 14ª, incluyendo que, en un punto determinado, el 11ª
chakra (debajo del centro del cerebro) comienza a generar ondas delta, las 24 horas del día.
Hay 58.2 nuevas iniciaciones que vendrán luego, profundizando la iluminación y generando dos ondas
cerebrales nuevas.
Grados (ordenes) de iniciación en el linaje de Merlín:
1er grado:
Iniciación en VortexHealing en los 5 días de entrenamiento. Ciclo Básico.
2do grado:
Ocurre cuando el iniciado puede abrir espacio Vortex.
3er grado:
Cuando el iniciado puede canalizar Vortex con el tercer ojo.
4to grado:
Cuando el Vortex en el tercer ojo se conecta con el centro pineal.
5to grado:
Cuando el iniciado puede trabajar con líneas energéticas de tierra.
6to grado:
Cuando el iniciado pierde el ego físico (equivalente a 11,2). Un iniciado de 1er grado que logra
esto, pasa directamente al 6to grado.
7mo grado:
Sucede en el momento del deceso de un iniciado de 6to grado o en la iluminación (14ª iniciación
energética)
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