ESPACIO CURRICULAR: PSICOLOGÍA

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ESPACIO CURRICULAR: PSICOLOGÍA
La Psicología como ciencia:
Para poder abordar el tema en cuestión debemos partir de la historia, entendiendo que ésta no es
todo, sino un recorte. Para poder hacer historia necesitamos recortar lo que nos interesa de ella,
sacar la parte que nos compete.
Comenzaremos con un planteo que es el de la psicología moderna, que inaugura la psicología
de consciencia. Esta parte es fundacional y tiene que ver con esta gran construcción en
psicología que es la consciencia. Esta parte culmina con un gran dispositivo que es el
experimental. Cuando avanza este dispositivo, la psicología deja de ser fundamento de la ciencia
y se convierte ella misma en ciencia.
Luego viene la etapa de la transición, donde hay varias reacciones muy fuertes en relación con
los excesos de la consciencia. Ahí vamos a ver al conductismo.
Finalmente, el gran
descubrimiento Freudiano: el inconsciente y sus producciones.
Consciencia, conducta e inconsciente, peleándose entre sí, se arrogaban (y aún hoy lo hacen) que
la psicología es campo de cada una de ellas.
Estamos hablando de historia y de psicología. El tiempo en lo moderno quedaba definido, entre
otros conceptos, por las leyes de la mecánica, es decir, conceptualizado en términos de causa –
efecto, lo que significa que a determinada causa, le corresponderá determinada consecuencia, por
lo que el pasado sería la causa y el presente su consecuencia. Visto de esta manera, es como si el
presente no tuviera vida propia porque, en realidad, estaría explicado por el pasado.
Cansados de esta escena, los experimentalistas intentan ver qué pasa en el aquí y ahora.
Los contemporáneos, por su parte, abren una nueva cuestión: el tema del por venir, del futuro.
Ellos necesitan todo el eje histórico: pasado – presente- futuro, es un ir y venir. De esta manera,
para hacer historia partimos del presente que está preocupado por un futuro.
Volviendo al principio diríamos que historia no es todo el pasado; no todo lo que pasó es histórico,
sino aquellos sucesos que son significativos para alguien y que lograron perdurar en el tiempo,
que tienen vigencia en el presente, que se recortan como importantes. El presente es el que está
decidiendo qué es histórico. Es cierto que todo lo histórico es pasado, pero no es cierto que todo
lo pasado es histórico. Solamente es historia aquello que ha conseguido destacarse de su tiempo y
lograr una cierta inscripción en el presente.
Esta introducción sirve para historiar la psicología, sabiendo ahora, que no tomaremos todos los
acontecimientos históricos, sino sólo algunos relevantes que den cuenta de las grandes
concepciones por las que se ha pasado en esta evolución hacia la psicología como ciencia.
Consideraremos un momento (siglo XVII – con su representante: Descartes- francés) en el que
está concebido el sujeto gnoseológico a partir de la construcción de la consciencia. Un segundo
momento (siglo XVIII – con Hume- anglosajón) en el que ese sujeto gnoseológico será visto
desde las exigencias de una ciencia empírica, volcada más hacia lo fáctico; y un tercer momento
(siglo XIX) en el que la psicología pretende ser ciencia al igual que la biología, pretende ser una
ciencia experimental. Sin embargo, durante todos estos períodos, la consciencia sigue siendo el
objeto fundamental.
Comenzaremos a hablar de Descartes. Él, como otros de esa época, quiere fundar la ciencia. Es
un tiempo en el que se comienzan a cuestionar los grandes dogmas religiosos que veían al cielo,
por ejemplo, habitado por ángeles, querubines y otras presencias. Ese era el cielo de ese
momento; y, científicos como Copérnico (que dice que la tierra no es el centro del Universo sino el
Sol), o Galileo, que sostuvo que la naturaleza habla el lenguaje matemático (y terminó en el
Tribunal de la Inquisición, fueron algunos de los exponentes de ese tiempo. Por esto es que
Descartes también debía moverse con suma cautela. Sin embargo, va a decir que la inteligencia la
dio Dios y que ésta no es privativa de algunos hombres, sino que es un don de todos los hombres.
Apuesta de qué manera se la puede usar para hacer ciencia.
Entonces, lo que busca Descartes es fundar la ciencia como algo sólido, firme. Para lograrlo
utilizará como método la "duda metódica": dudará de todo, todo lo que albergue algo de duda,
quedará afuera (por ejemplo: el saber previo, las costumbres, las cosas, etc.). De todo eso se
puede dudar. Lo único de lo que no se puede dudar es de que "estoy dudando", decía Descartes, y
dudar es pensar, por lo tanto, de lo único de lo que no se puede dudar es del pensamiento. A
partir de ésto, que es firme, se apoyará en su búsqueda. Pero además decía que la consciencia se
captura a sí misma, se toma como objeto de estudio, se vuelve autoconsciente, la primera certeza
está adentro.
Él dirá: "porque pienso, soy; existo", soy una cosa que piensa. Hablará de un sujeto que conoce y
de un objeto a ser conocido, hay una gran diferenciación entre uno y otro. La realidad está para
ser conocida por los sujetos.
Descartes comienza a hacer un tallado de elementos psicológicos. No hay que pensar con el
cuerpo ni con las percepciones porque eso induce a error, no hay que pensar con opiniones
porque están cargadas de prejuicios, tampoco hay que pensar con recuerdos, ni con los sueños o
las alucinaciones; hay que pensar con ideas que sean lo más abstractas posibles, es decir, con
ideas matemáticas. Esas ideas son innatas y Dios es la causa. Esta afirmación la fundamenta
diciendo que, sólo debido a que un ser superior puso estas ideas en los hombres, es que ellas
pueden existir. No son producciones humanas, pues los hombres son imperfectos y finitos.
Cuando estas ideas chocan con lo real, se transforman en algo mixto, no se sabe qué pertenece a
la idea y qué a lo real. Lo que llega a la consciencia es una representación. Así, la CONSCIENCIA
será lo que contiene a las representaciones. Sintetizando, se parte de una idea que al chocar con
lo real genera una representación que es albergada en la consciencia; la representación es una
copia fiel de lo real pero albergada en la consciencia.
En el Siglo XVIII se produce un viraje hacia la experiencia, hacia un enfrentamiento más directo
entre el sujeto y la realidad. El sujeto conoce, pero todo ese conocimiento que está en la mente,
alguna vez ha entrado por los sentidos. Hume, como uno de los exponentes de esta época, se
opondrá a la ciencia perfecta y basada en la razón. Propondrá una ciencia basada más en lo
humano, por lo tanto, el saber será imperfecto. La ciencia ahora será experimental, más terrena,
en el laboratorio, en el aquí y ahora. Del lado del mundo, de lo real, estará el estímulo; del lado
del sujeto, la sensación, así, a cada estímulo le corresponderá una sensación. De este modo llega
a la percepción que encaja perfectamente con lo real.
Para Hume las ideas se aprenden (no son innatas), y se aprenden por repetición. (Ya tenemos un
conjunto de problemas psicológicos: percepción, memoria, aprendizaje). Él dirá que se aprende
también por asociación que implica agrupar por semejanza, lo parecido; o por contigüidad (se
tiende a agrupar lo próximo) o por causa – efecto (de acuerdo con la causa).
En esta época, hacer psicología es ver cómo en la consciencia, las representaciones se suceden
unas a otras según las leyes de la asociación. La base es la mecánica porque se piensa a la
consciencia como al universo. Los planetas se suceden unos a otros según leyes de gravitación
universal, es decir que se piensa a lo psíquico muy parecido todavía al funcionamiento planetario.
Hume introdujo el tema de la probabilidad; siempre hay un margen de duda en una situación
experimental.
Seguimos historizando. En el siglo XIX se afianza lo experimental y el laboratorio. La biología es la
ciencia que reina y todas las ciencias se vuelven especialmente experimentales. Se producen
definiciones reveladoras: "el todo es más que la suma de las partes" ese "más" es la vida. En el
laboratorio comienza a aparecer la idea de cuerpo como un organismo, que supone que hay una
división del trabajo; diferentes sistemas que trabajan. Basta con que falle un sistema para que
falle tod el cuerpo. Entonces el todo no es tan separable en partes como parecía. Ahora, la
sensación ha sido capturada por el método de experimentación con aparatos, es un producto de
análisis. Con esto podemos decir que la vieja psicología de consciencia posee conceptos que son
aptos para pasar por el dispositivo experimental; es como si la consciencia, a través de la
sensación, adquiriera un nuevo ropaje científico.
En el siglo XIX arribamos a una nueva construcción que es la CONDUCTA. Los que siguen el
método de la observación van a decir que lo que es realmente observable es la conducta, la
acción.
Uno de sus exponentes será Watson, cuyo principal concepto es el de "estímulo – respuesta". Él
dice que él puede determinar cuándo empieza una conducta (con el estímulo) y cundo termina
(con la respuesta). A cada estímulo le corresponde una respuesta y viceversa. Esto le permite
cumplir con los requisitos de la ciencia de la época, no solamente la verificabilidad (porque esto es
observable), sino que también puede contar con la predictibilidad, es decir, anticiparse a lo que va
a pasar. Tratará de observar con qué conocimientos cuenta el niño desde su nacimiento y qué
aprende; para ello recurrirá a las nurseries. Lo que nota es que el chico trae un equipo congénito
de reflejos: llora, succiona, hay movimientos oculares, y hasta ahí no parece haber nada más.
Pero también nota que el niño rápidamente aprende, por lo tanto, su conducta se condiciona.
Considera tres emociones básicas: el miedo, la ira y el amor. El miedo lo va a ligar a la sorpresa
que causa un ruido fuerte y a una falta de sustentación. La ira se relaciona con obstaculizar un
movimiento. El amor está relacionado con ciertas manipulaciones de algunas partes del cuerpo.
Todas las emociones estarán relacionadas con el cuerpo, con lo visceral. Es por eso que se puede
provocar miedo y que se pierda el miedo relacionándolo con alimentos que calman el apetito de
los niños. Cuando uno le presenta un animal al niño, lo que inmediatamente hace es tocarlo,
acariciarlo, etc. ¿Cómo se puede provocar el miedo? Cuando el niño toca el animal, por ejemplo el
conejo, se procede inmediatamente a producir un ruido fuerte. Esto se repite varias veces y así se
produce una asociación entre el animal y el ruido fuerte que causa la respuesta innata de miedo,
de manera tal que cuando el niño ve al conejo (sin que esta vez escuche el ruido), el niño huye
despavorido. ¿Cómo hacer para que el niño pierda sus miedos? Veamos la escena: un vasito de
leche y galletitas. Esto provoca una reacción visceral placentera. De repente, por un lugar
apartado aparece el conejo y el niño interrumpe su merienda aterrorizado. Al segundo día el
conejo aparece más cerca, siempre cuando los chicos están tomando su merienda. Cada vez
aparece más cerca hasta que el nene toma la merienda con una mano y con la otra acaricia al
conejo. Lo que hace es generar una reacción visceral de placer que es lo que permite
desacondicionar el miedo al conejo. El sujeto es espectador de cómo se dan los
condicionamientos. Todo esto sucede con independencia del consentimiento opersonal del sujeto.
Paralelamente, también en el siglo XX, y junto con la concepción de la conducta aparece otra que
es la del INCONSCIENTE.
Su máximo exponente es Freud. Él es médico y trabajará en la línea experimental en un primer
momento, en el laboratorio, siguiendo con la tradición. Sin embargo, dentro de la neurología, a él
le interesan una serie de cuadros que son los que en aquella época, se llamaban enfermedades
nerviosas. O sea, que dentro de los cuadros de neurología, Freud va directo a aquellas
enfermedades que tienen menos claro su anclaje con lo biológico, más precisamente, tratará las
enfermedades histéricas. Hasta ese momento, la histeria había sido trabajada a nivel corporal, al
estilo médico. Si el síntoma aparece en el cuerpo, se suponía que debían tratar directamente al
cuerpo. Lo novedoso en Freud es que encuentra una conexión entre el cuerpo y aquello que dicen
los pacientes, además de sostener que puede haber pensamientos por fuera de la consciencia.
Algo que descubre es que el síntoma "dice" aquello que no se puede decir. Freud comienza a
escuchar lo que le dicen sus pacientes porque nota que es allí donde se manifiesta el origen de
sus síntomas. Freud comienza a escuchar los sueños de sus pacientes, y comprende que hay una
cierta similitud entre la estructura del sueño y del síntoma. El sueño demuestra que estos existen
desde que el hombre es hombre. Con esto decimos que los sueños no son fruto únicamente de
una patología. El inconsciente, la consciencia y la represión formarán parte de una teoría del
aparato psíquico.
Comenzará a utilizar un método nuevo: la asociación libre que implica decir lo que se le impone al
paciente, lo que se le ocurre sin ningún tipo de censura, el sujeto no selecciona lo que va a decir
sino que dice lo que le viene a la mente. Este método intenta encontrar una respuesta al
padecimiento que provocan los síntomas. Los pacientes saben que sufren pero no saben por qué
sufren, es decir, que este saber no está en la consciencia. Con esto está diciendo que hay otro
"lugar" al que llamará inconsciente, que provoca efectos, y que por ellos se lo puede conocer.
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