sentido del cuerpo: la esencia femenina

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SENTIDO DEL CUERPO: LA ESENCIA FEMENINA
Así como la forma del nido expresa la misión para la cuál fue creado, contener a los pichones y
acogerlos hasta que estén en condiciones de volar; la forma del cuerpo femenino expresa
también la misión para la cuál Dios llamo a la mujer: la maternidad.
Y así también como el nido nos muestra en su valor simbólico el cobijamiento, la forma del
cuerpo de la mujer expresa la receptividad y la donación; es ése su valor simbólico.
Existe una relación muy estrecha entre 1a forma del cuerpo y las características del alma. La
forma del cuerpo de la mujer expresa el alma femenina.
Los órganos genitales primarios en la mujer fueron creados para recibir y de esto depende la
estructura de estos órganos. Se encuentran protegidos en su interior (a diferencia del
hombre) porque Dios ha querido proteger el inicio de la vida como un misterio delicado.
Esto le da al alma femenina un sello característico, la hace receptiva. Así como
físicamente acoge en su interior la célula masculina, la actitud de su alma es también la
de acoger, de recibir al otro, de comprenderlo.
Pensemos por ejemplo en cómo reaccionamos cuando nuestro mejor amigo se encuentra
en un problema, nuestra actitud es de escucha, de comprensión, de acogida.
La capacidad de recibir de la mujer se conjuga con la de dar, con la donación: lo que se expresa
en los órganos secundarios, los senos.
Es la madre la que alimenta a su bebé, al amamantarlo le da algo de ella misma, se da por
entera.
La actitud de su alma no se queda sólo en recibir, ella está llamada también a dar, a la
entrega. Es por eso que la mujer tiene por naturaleza más capacidad de servicio y
más espíritu de sacrificio (lo que no implica que el hombre no la posea).
Pensemos por ejemplo en una mamá: ¡qué espíritu de sacrificio significa levantarse
varias veces en la noche porque llora su bebé!. ¡Cuántos sacrificios son capaces de
hacer las madres por alcanzar el bien de su hijo!. 0 pensemos en nosotros mismas: cómo
se despierta en nosotras la capacidad de sacrificio cuando alguien a quien queremos
mucho está en dificultades. Somos capaces por ejemplo de pasar una noche en vela por
cuidar a un amigo que está gravemente enfermo.
Porque Dios ha querido expresar la capacidad de recibir y de dar en la naturaleza física
y anímica de la mujer, es que ella tiende instintivamente a acoger la vida, a cuidarla, a
enriquecerla.
Vemos cómo dentro del ciclo-maternal podemos observar tres momentos biológicos que
definen tres actitudes del alma femenina, actitudes que debe poseer una HICM.
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ETAPAS
1
ABRIRSE
PARA
ACOGER
2
APROPIARSE
DE LO
RECIBIDO
3
ENTREGARLO
EN FORMA
ENRIQUECIDA
ETAPAS BIOLÓGICAS
La mujer se abre para recibir la
célula masculina
La mujer hace suya la célula
masculina La complementa
aportando lo propio (el óvulo) y
se
forma un nuevo ser.
Hace suya la nueva vida
La mujer entrega, al dar a luz a
su hijo, la vida que ha
enriquecido y alimentado
durante nueve meses con su
propia sangre.
ACTITUDES DEL ALMA
Abre el corazón a las penas, las
alegrías, las cruces de los
demás. Se abre para aceptar la
originalidad del otro. Se abre a
Dios, al mundo sobrenatural.
Es capaz de comprender, es
centro de unión, protege.
Experimenta como propias las
alegrías y dificultades de los
demás y las comparte.
Está llamada a servir
desinteresadamente a la vida de
los demás. Cuida, protege,
educa. Entrega al otro lo mejor
de sí misma.
Podemos ver que si en la mujer no se da este equilibro entre el recibir y el dar, si la mujer
sólo busca recibir, si sólo se busca a sí misma, si busca sólo exclusivamente agradar, exaltar su
cuerpo como objeto de placer, desvirtúa el sentido de su cuerpo femenino y por esto el sentido
más profundo de su ser mujer.
Dios ha querido expresar en nuestro cuerpo la belleza, la armonía, la delicadeza,
la maternidad; por eso podemos estar orgullosas de nuestra condición de mujer.
Si tanto en nuestra forma de vestir, como en nuestro comportamiento nos presentamos con
naturalidad, sin exaltar provocativamente nuestras formas, ni tampoco haciendo todo lo posible
por ignorarlas, elevamos a aquéllos que toman contacto con nosotras. Cuando Dios pensó en la
mujer, pensó en María, la Gran HICM. Ella es el modelo eterno que no cambia con el tiempo, la
moda o la cultura, porque Ella encarna con plenitud la grandeza de la esencia femenina.
Así como el Evangelio siempre será actual, la imagen de María siempre podrá iluminar a la
mujer de todos los siglos. En ella resplandece la huella de Dios. Su ser era armónico y dócil a la
gracia. Todos sus sentimientos, su voluntad y su corazón estaban abiertos y dispuestos a lo que
Dios quería de Ella.
Nosotras, como pequeñas María queremos imitarla y llegar a ser esa mujer “Cenáculo”
ayudando a los demás a abrirse nuevamente a Dios.
Poseemos la hermosa misión de la maternidad que no se limita sólo a lo físico. Si así lo
hiciéramos reduciríamos el don que Dios nos ha confiado a la mitad de su valor.
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¿A partir de cuándo y hasta cuándo la mujer es madre? Siempre. Ya que en todo
momento y cualquiera sea el estado de vida a la cual ha sido llamada (matrimonio,
vida consagrada), la mujer debe vivir las actitudes propias de la maternidad: salir
de sí, comprender, acoger, espíritu de sacrificio, etc. Sólo así puede realizarse y
alcanzar la plenitud de su ser.
Algunas sugerencias metodológicas para tratar este tema:

Comentar las 3 actitudes del alma femenina que aparecen en el tema. Dar ejemplos
personales de cada etapa. ¿Cuál de ellas me es más difícil de realizar?

En un lugar tranquilo realizar el siguiente exámen de conciencia:
“La forma de nuestro cuerpo expresa nuestra alma femenina”
- ¿Cómo es la ropa que tengo? ¿Refleja a María?
- ¿Mi forma de vestir eleva a aquellos que se encuentran conmigo o despierta lo
bajo en el otro?
- ¿Cómo es mi comportamiento frente a chiquillos, pololo, fiestas , bailes, etc?
“La armonía entre el recibir y el dar constituye la esencia femenina”
- ¿Me considero una persona servicial?
- ¿Tengo espíritu de sacrificio?
- ¿Pienso primero en mi bienestar antes que en el de los demás?
- ¿Soy egoísta?
- ¿Sé escuchar?
- ¿Solidarizo con las penas y alegrías de los demás?
- ¿Doy sin esperar recompensa?

Buscar en cada una de las siguientes citas bíblicas las 3 actitudes de la esencia
femenina:
La Anunciación : Lc 1, 26-38
La Visitación: Lc 1, 39-45
Las Bodas de Caná : Jn 2, 1-11
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