En efecto, el nivel espiritual del individuo es una consecuencia forzosamente de su alimentación y el adelanto puede apreciarse de acuerdo al alimento que se toma. Maestre de la Ferrière Calidad de la energía, alimentación y emociones En la tradición del Yoga la Naturaleza no es una sustancia homogénea, por el contrario es plural, múltiple, diversa. El ser humano como parte de la naturaleza tiene la oportunidad de ser consciente de esa, su propia pluralidad y multiplicidad constante. Pero el conocimiento de la pluralidad que se manifiesta en la naturaleza de la que, como seres humanos somos parte, no es visto en el yoga como la búsqueda de un conocimiento erudito, por el contrario es la vía para vivir y fluir con las cualidades diversas de la pluralidad de ser humanos en un proceso de expansión de la conciencia. Las cualidades primarias de la naturaleza, son estructuras inteligentes en un orden básico, una sabiduría implícita de coherencia y sentido de la naturaleza que, de acuerdo a su dirección y sentido determina positiva o negativamente nuestro desarrollo trascendente. Estas cualidades conocidas en la cultura hindú como Gunas, significan "lo que amarra", ya que nos mantiene vinculados al mundo cotidiano (denso) o al orden universal (sutil). Son las cualidades de la Naturaleza que sostienen la materia, y definen las formas, los fenómenos, las emociones, los sentimientos y la mente a través de las cuales se manifiesta nuestras funciones conscientes profundas. La Naturaleza primordial, Prakritti en sí misma ES todas las formas de la creación las cuales se manifiestan a través de tres cualidades o Gunas: Tamas, Rajas y Sattva. Representan energías inteligentes comportamiento racional y emocional del ser humano. que inclinan el El conocimiento y la experiencia de estas energías cualitativamente diferentes nos permiten iniciar el proceso de liberación frente a los apegos y deseos que mantienen los ciclos de nacimiento y muerte. Todos los objetos en el universo estás formados por varias combinaciones de los tres Gunas. La evolución del ser humano en particular y de la naturaleza en general consiste de su interacción y transformación mutua. Cada uno de nuestros actos inconscientes o conscientes está vinculado a una forma de organización de la energía. Los Gunas dan estructura, sentido, dirección, coherencia a los actos humanos. Así el universo es en el Yoga un conjunto coherente, vivo, lleno de grandes fuerzas de vida y muerte, de creación y destrucción. Esas fuerzas vivas pueden ser experimentadas conscientemente e implican procesos de expansión y contracción consciente o no, ciclos de experiencias luminosas o de experiencias turbulentas, dolorosas o de inmovilidad. Así como existe la energía primordial que en su cualidad expanden la conciencia y nos facilitan el proceso de liberación trascendente, también existe la energía concentrada que opaca la conciencia y genera confusión y apego. Y el apego es la fuente del dolor y del sufrimiento. Así como existe una corriente mundial de conciencias liberadas, así también existe una corriente de conciencias esclavizadas. Y la alimentación es una de las causas poderosas de esta polaridad en la que se mueven los seres humanos, entre el dolor y la paz. El universo es dinámico, se debate en un proceso de expansión y contracción. De ignorancia e iluminación. De certidumbre y sombra. De luz y sombra. Y en esta dualidad del orden del universo, del orden de nosotros mismos, el yoga se constituye como un arte, como el camino del guerrero(a), no solo de sobrevivencia digna con salud y coherencia en el proceso de nacimiento, madurez y muerte, sino también como el camino que nos permite descubrir, develar, reencontrar el significado y el sentido de la vida. El prathyâhâra en el contexto del yoga, es pieza fundamental para caminar por los senderos de las muchas influencias y tensiones contrastantes que nos invitan a la inmovilidad, la incertidumbre o la realización conciente. Toda energía emocional asciende y desciende, es la conciencia la que da sentido y dirección. La naturaleza posee una energía cualitativa mediante la cual podemos aprovechar conscientemente para expandir nuestra energía consciente hacia la sabiduría o disminuirla y contraerla hasta la ignorancia. Las emociones se debaten constantemente en esta encrucijada. Una emoción vuelta sentimiento individual conciente, en el proceso de sentir en profundidad, se transforma en sentimiento liberador y nos conecta con el sentido inteligente de la energía universal. El prathyâhâra nos señala diversos niveles de protección para no caer en torbellinos racionales y emocionales. En este contexto la boca es el principio de estos torbellinos, a través de la palabra y de los alimentos que consumimos. Las emociones se vuelven turbulentas o inciertas con la magia de lo que comemos y de lo que bien o mal decimos. Los vegetarianos caen constantemente en estas trampas: no es suficiente el no ingerir alimentos cárnicos particularmente en esta época de industrialización y comidas rápidas que siguen estándares de producción globalizada y de alimentos modificados genéticamente. La naturaleza humana vive experiencias que pueden ser concientes o inconscientes, las cuales nos indican la protección o el peligro. Sin embargo, la mayoría de estas fuerzas son desconocidas y no sabemos como usarlas. Prathyâhâra nos facilita la capacidad de percibir, contactar, tomar distancia, observar y observarnos con mayor calidad. La forma cómo somos entrenados para percibir el mundo, ya sea de una manera racional, científica, emotiva, estética, mística, etcétera determina nuestra mirada hacia fuera y hacia dentro de nosotros mismos y estructura formas específicas de percepción. Necesitamos darnos cuenta de las habilidades que podemos adquirir para percibir las fuerzas sutiles en el mundo que están dentro y alrededor de nosotros. Y para que una verdadera transformación de trayectoria cualitativa mental y emocional sea posible, debemos conocer estas fuerzas y descubrir como funcionan. Estas fuerzas no solo existen en el mundo visible, sino por supuesto también en nuestra psique. Nuestra fuerza y vitalidad como seres humanos principia en lo que comemos y cómo lo comemos. Las cualidades de la Naturaleza que sostienen la materia, las formas, los fenómenos y la mente están estrechamente interrelacionados. Toda acción, emoción o pensamiento responde en el ser humano a estas tres cualidades. Predominando una de ellas. La puerta de estas cualidades está en los alimentos. A través de los alimentos fortalecemos una actitud y una tendencia a nuestra vida cotidiana. Cuando las personas tienen dificultad para darse cuenta y descubrir el sentido y la naturaleza de los procesos cotidianos de su vida, envueltos en la oscuridad que paraliza, la vida misma se vuelve lenta por la misma inercia de los alimentos, impidiendo la capacidad creativa, particularmente vinculados con la cualidad Tamásica. Cada persona vive de forma permanente procesos de crecimiento y madurez desde su nacimiento hasta la muerte, así, los hábitos introyectados que no se actualizan, la inmovilidad y el pasmo ante la necesidad de cambio, el conservadurismo de la comodidad y la vida cotidiana están permeadas, en esta concepción, por la energía Tamásica. En contraste la actividad constante sin definición clara de rumbo y sentido, los procesos de cambio turbulento, de ruptura y de crisis previa a la madurez responde a la energía rajásica que genera torbellinos de acción desde la pasión. La experiencia de toma de conciencia, la cualidad de cerrar ciclos, y de madurez está influida por la energía sattvica. En cada persona una de los tres Gunas tiene fuerza superior y se refleja en todos lo que ella hace y que piensa. El practicante del yoga busca desarrollar la cualidad Ssttvica en su forma de vida. Y sabe que las mayores dificultades, así como las mejores opciones de desarrollo están vinculadas a su dieta. La conciencia es la experiencia del sentido. El ser humano se transforma en sí mismo en la medida de que su energía y trayectoria adquieren sentido, y cada día se debate frente a los procesos que le son desconocidos o que carecen de sentido. Y el no sentido incluye cosas físicas, experiencias emocionales, procesos lógicos racionales, e inclusive actos como la percepción del mundo circundante, los deseos y percepciones personales, las emociones y los sentimientos. Cada alimento facilita o impide la toma de conciencia o la ignorancia. La vida pasa, en el movimiento rutinario y el cambio aparente de las formas y las cosas. La toma de sentido se inicia cuando observamos las funciones corporales que de obvias y autónomas (como el comer, el respirar, la circulación de la sangre, etcétera) se advierten a la conciencia como actos maravillosos dentro de un orden complejo y macro en el que estamos inmersos. Y en el que podemos influir en su calidad. Después descubrimos lo que percibimos en nuestro medio ambiente y en nuestro interior. Aparentemente las cosas pasan sin nuestra implicación. Es ahí donde un sistema nos aliena, la sociedad de consumo aprovecha la percepción subliminal para que nos conectemos, por ejemplo, con emociones de angustia, poder, muerte, gratificaciones al egocentrismo, al egoísmo, y nos vuelve autómatas del consumo y de la posesión de cosas y estatus para generar actitudes y respuestas condicionadas. La maestría de la percepción facilita la ruptura de asimilar el mundo fenomenológico como evidente e irremediable, y así la realidad cambiante nos esclaviza. Las estructuras racionales se vinculan también con la calidad de la energía que consumimos y con la que nos vinculamos. Los alimentos que nos facilitan el endurecimiento y la rigidez de nuestro cuerpo facilitan la rigidez emocional y racional. Prathyâhâra es la disciplina que nos permite el desarrollo de habilidades para vincularnos con los diversos niveles de la calidad de la energía que nos mueve, nos motiva o nos inmoviliza. Toda la naturaleza se estructura en niveles de calidad de la energía. Todos estamos incluidos y cada parte es en síntesis todo. Y hay partes del todo conscientes e inconscientes. Para que nos enteremos de los potenciales de nuestra propia energía debemos desarrollar el camino de iluminación gradual de la energía que ilumina la naturaleza y su sentido. A mayor calidad de energía, mayor potencialidad de expansión de la conciencia. La metáfora posible es la de un péndulo que se mueve entre la oscuridad y la luz, entre lo amargo y lo dulce, entre la inmovilidad y la turbulencia, entre Tamas y Rajas: en el centro del movimiento esta la esencia del movimiento, el testigo que observa, el Ser: la energía sattvica en plenitud. Pero como la vida es movimiento y tiempo siempre haya algo de Tamas en Rajas y de Rajas en Tamas, así surgen los diversos caracteres, grados, calidades y formas de captar la realidad y vincularse instintiva, emocional o racionalmente con ella. El Ser es la experiencia de la observación del movimiento sin implicación, es mirada y silencio. Pero nuestra persona tiene una combinación especial de cualidades energéticas que debemos explorar para aprovechar cualidades energéticas contrastantes que nos permitan un movimiento de conciencia ascendente. Rajas es el movimiento continuo. Tamas la inercia. Sattva la observación de ambas tendencias. El ser humano se debate en la lucha entre la contracción y la expansión de esas energía cualitativamente diferenciadas. Y los alimentos participan activamente de este ritmo. Tamas nos lleva al apego y al dolor. Rajas a la turbulencia del cambio y el dolor. Sattva es la energía que toma conciencia del dolor como apego y turbulencia, y observa. Muchos mitos nos hablan del camino del guerrero que libra innumerables batallas por volver a la fuente, al paraíso, al Grial. Es el camino en que el ser humano no esta conciente de sí mismo. Una metáfora que ya hemos mencionado es el que el proceso de conciencia pasa por una danza de siete velos, en donde cada velo es una experiencia de energía de calidad diferente. Y el último velo nos descubre frente a uno mismo. Trascender la ilusión de la separatividad empieza por la comida. El embotamiento de los sentidos, la incapacidad de percibir la diversidad, el vivir la rutina como única opción, la respuesta neurótica ante la diversidad de estímulos diferentes, el apego a introyectos y dogmas: el ver cada día el surco que caminamos sin detenernos a maravillarnos del horizonte, del atardecer y de las estrellas en que el silencio invoca a escucharnos a nosotros mismos, son actitudes cualitativamente tamásicas. Los alimentos en estado de putrefacción son cualitativamente tamásicos. La pasión es intensidad creativa o destructiva. Es el movimiento que rompe el círculo vicioso. Pero también el movimiento turbulento que crea torbellinos emocionales y racionales, lucha y daña a otros. La pasión rompe hábitos y puede abrir espacios para la creatividad y la reconstrucción de la energía, pero también puede producir dolor como consecuencia del choque violento con quienes nos rodean. Los alimentos estimulantes al sistema nervioso son cualitativamente rajásicos. El azúcar de caña y las bebidas con cafeína, y por supuesto todos sus derivados son típicamente rajásicas ya que crean estados emocionalmente alterados. La intuición es una inteligencia sattvica. Es la habilidad de ver en cada parte el todo. Los pensamientos religiosos del yoga han visto esta energía desde un velo de moralidad y desde el tradicional “yo debo”. La energía sattvica permite a la mente develar el misterio, encontrar el sentido. Aspirar a la unidad, develar la belleza, respetar lo incognoscible lejos de creer tener todas las respuestas (típica actitud Tamásica y Rajásica). Valorar la experiencia de sí mismo ante el viento, el agua, el fuego la tierra. Ampliar la armonía. Los alimentos que afinan sin distorsión, que permiten observar el ritmo, que permiten la flexibilidad muscular, que no alteran los procesos metabólicos, los alimentos vinculados a la energía del Sol, los alimentos naturales, son cualitativamente sattvicos. Lejos de clasificar al mundo entre tamásicos, rajásicos y sattvicos, lo que ha generado inclusive deformaciones racistas y clasistas, el estudio de las cualidades de la naturaleza pueden ser vistas como “llaves” que generan la base para la posibilidad de iluminar las partículas de energía con la experiencia personal. Como hemos afirmado: la oportunidad de develar en sí mismo la experiencia de que la realidad es tal cual, pero también, de muchas otras maneras. La energía cualitativamente diferenciada por el yoga a través de los Gunas, se refieren a estados instintivos, emocionales y racionales que se vinculan con actitudes. Estas son básicamente calidades o tonos de la vibración y se encuentra en todo, especialmente en el ser humano. El ser humano tiende a la trascendencia. Se debate desde el plano animal hasta la conciencia transpersonal. Este transitar requiere de una disciplina, de un trabajo que facilite el cambio de la inmovilidad y la actividad apasionada destructiva, para arribar a la conciencia meditativa (no religiosa). Este transito de la conciencia genera acciones que tienen su sentido en la intención conciente o inconsciente. Y este transitar consciente pasa por estadíos donde prevalece la violencia silenciosa, o la violencia manifiesta o la ecuanimidad. El egoísmo y el pasmo; la pasión destructiva; o la no acción manifiesta, que implica la mayor rapidez y calidad de la energía. Un principio básico para conocer y experimentar la forma como nos vinculamos a ciertas calidades preceptúales, emocionales y sentimentales es el de saber que las personas construyen, expresan y perciben las emociones de manera cualitativamente diferente a nosotros. Cada ser humano es como una huella digital en el plano emocional: es original e irrepetible. Y es alimentada muchas veces contra su propia naturaleza. Muchos niños nacen vegetarianos y son inclinados y obligados a modificar su verdadera naturaleza. En el yoguismo se describen estas conciencias emocionales independientes y originales a través del lenguaje de la psicología profunda que constituye la astrología tradicional, que en este contexto podría definirse como una cosmopsicología. Esto es el lenguaje que describe el orden de nuestra psique. Un orden que puede ser expresado a través del lenguaje simbólico. Esto implicaría que no existe una forma de construir y expresar nuestros sentimientos. Por ejemplo existen tres formas básicas de construir y expresar nuestra tristeza (Tamásica, Rajásica y Sattvica), y a su vez cada una de ellas tiene doce formas posibles de sentido y trayectoria: Luna en Cáncer (tristeza en Cáncer: Tamásica, Rajásica o sattvica), Luna en Escorpio (tristeza en Escorpio: Tamásica, Rajásica o sattvica), o Luna en Piscis (tristeza en Piscis: Tamásica, Rajásica o sattvica). Esto que parecería en una primera lectura algo complicado representa una llave formidable para el autoconocimiento y las relaciones humanas. Existe un misterio por develar para cada cualidad emocional individual, el cual se vincula poderosamente al tipo de alimentos que consumimos. Así como las ciencias ideales, la lógica y la matemática, utilizan un lenguaje simbólico construido convencionalmente para describir procesos abstractos; esta cosmopsicología utiliza un lenguaje simbólico tradicional para describir procesos de la psique humana. Así la Luna como símbolo define las cualidades constructivas y deconstructivas de nuestros canales de percepción, emoción y sentimiento. Cada calidad de la energía, los Gunas, se expresan y responden de manera particular en cada una de las doce lunas posibles. Observar la naturaleza a través de sus cualidades depende del color del cristal desde donde se mira y se experimenta. El dolor es producto de la ignorancia versus el conocimiento. Si el conocimiento no es solo argumento o acumulación racional, sino experiencia conciente que es posible como resultado de la dinámica que se da entre percepción, emoción y razón, sintetizados en la vivencia; entonces el conocimiento es intuición, la vivencia del conjunto desde sí mismo. El dolor es opuesto al conocimiento. Cuando algo duele como apego y sufrimiento, falta la experiencia del conocimiento. Tamas La alimentación Tamásica es facilitadota del dolor, del sufrimiento y del apego (a cosas, valores cotidianos, dogmas religiosos, lenguajes totalitarios). Los alimentos tamásicos predisponen a la negligencia, a la autojustificación de hábitos y rutinas. Dificulta una actitud ética y construye una actitud dogmática. El mundo de la ilusión es resultado de lo fenomenológico y la ficción. La ilusión crea en muchas ocasiones mundos aparentemente racionales. La mente se ve invadida de dobles mensajes. La necesidad de cambio que propicia la energía Rajásica se ve colapsada por los instrumentos sociales de control. Ante la angustia: un seguro de vida. Ante la depresión: un centro comercial para ir de compras. Ante el pánico: un bar para tomar alcohol. Ante la ira: una arena de box. Y así se estructura un sentido artificial en donde uno es asesino y pasa el resto de su vida en la cárcel y otro es héroe de guerra y disfruta de un desfile y una medalla. La materia, la realidad visible es resultado de la interacción de los Gunas. Y la realidad está inmersa en un continuo flujo entre ser y disolución. Lo que permanece es el cambio. Lo que permanece es la conciencia iluminada. Lo que nos rodea se transforma cada instante. La calidad de esta transformación depende de nosotros. Del trabajo consciente del yoga. Todo lo que vemos y palpamos está destinado a dejar de existir. Nuestra cultura Occidental esta centrada en una constante dinámica Tamásica y Rajásica. La cultura del consumo es un fiel ejemplo de esta dinámica. Y la permanencia de esa dinámica es el estado de ignorancia de las personas, y no nos referimos a una ignorancia libresca o acumulativa de información, sino a la imposibilidad de detectar la cualidad de los principios de la naturaleza misma. La falta de principios trascendentes tiene su origen en Tamas; la energía desparramada y caótica es debido a Rajas. Nuestra capacidad de autoconocimiento es impulsada por Sattvas. ¿Cómo se construyen, se incluyen y se distancian estas cualidades energéticas? Cuando la mirada no va más allá. Una persona Tamásica busca alternativas que le aseguren repetir las rutinas comunes. Su necesidad de vivir embotados es cotidiana, las adicciones son constantes: a dormir, a comer en exceso, beber alcohol, a los fármacos, a las sustancias psicotrópicas y estupefacientes. La búsqueda del camino más corto en toda actividad física es una constante. No están interesados en procesos de aprendizaje, y su incapacidad de cambio es evidente. Su capacidad de respuesta es unidireccional y tiende a la neurosis. Su capacidad de solidaridad más allá de sus núcleos de afecto inmediato es inexistente. El descuido es evidente al comer y vestir. Les atraen las notas rojas de las noticias, perciben la maldad y el egoísmo como el sustento real del accionar de las personas. La energía Tamásica genera una percepción lenta y una inercia en la acción posible. Una de las formas evidentes que evidencían lo tamásico es el odio, que es una forma crónica de apego. Puede darse una propensión a actitudes sociopáticas donde el dolor del otro (animal o persona) no es registrado en la conciencia, y cuando se registra es una forma de placer elemental que puede llevar a la destrucción de las personas y animales que le rodean, a veces con métodos crueles. Las adiciones como forma de autodestrucción son expresiones tamásicas. La mente es entrenada para responder ante el cambio con la inercia del no movimiento, expresando indolencia y descuido, evitando la perseverancia. Las emociones van del encubrimiento a la pasión. La pasión no como violenta movilidad, sino como violenta inmovilidad. La nobleza natural del ser humano, se transforma por la energía violenta con la que son producidos y que generan los alimentos con los que se alimenta. Los valores humanos son ocultados por valores introyectados. Las necesidades se confunden con instintos elementales de supervivencia. Los alimentos tamásicos generan distorsión en la percepción de nuestro cuerpo físico ubicándolo como punto de partida y fin en sí mismo. Predomina la conciencia identificada con el cuerpo físico, el cual es pesado y limitado. Tan pronto, nuestra identidad y sentido de bienestar es predominante en lo físico. De la cualidad tamásica surge la idea de un ego o ser separado por el cual nos sentimos nosotros mismos solos y desolados. Una dieta tamásica retira Prana, o la energía vital, las energías racionales y emocionales se vuelven turbulentas. En el espectro de las limitaciones y perturbaciones psicológicas, estas son profundas, facilita las imaginaciones erróneas y las malas percepciones. No se tiene la habilidad de aprender a conocer y vivir plenamente con sus propias emociones. Tiende a reprimirlas y reiterar una y otra vez pautas autodestructivas. Las máscaras que utilizan para evitar conocer su propia identidad van generando una vida entre sombras y confusión. El comer excesivamente también se mira como Tamásica. Existe una real dificultad por confrontarse a sí mismos y evitan conozcan que otros su inseguridad, miedo y turbación, así sus problemas entran es círculos viciosos y empeoran cada día. Es factible que ante una crisis busquen exclusivamente fármacos. Aceptan sus condiciones de vida como su destino. Facilita estados de depresión y acentúa la insensibilidad. El velo de la materia y de lo fenomenológico tiende un velo que impide el darse cuenta. Los alimentos tamásicos han sido clasificados partiendo de la carne. Rajas y Tamas usualmente interactúan constantemente. Rajas activa y manifiesta sobre la expresión de la energía, que eventualmente causa cansancio, en el cual Tamas prevalece. Rajas Rajas impulsa una actitud egoísta ante la vida, las personas construyen mundos imaginarios en donde la posesión de bienes y satisfactores materiales se ubican en el centro de sus atención, son acentuadamente egocéntricos. El impulso fundamental es el deseo, como tendencia de atracción de la persona a las cosas y los fenómenos. La realización de trabajo egoísta e individualista son un rasgo de una actitud Rajásica, y el egoísmo genera dolor. Un rasgo característico de una actitud Rajásica es la adicción al trabajo. En principio, ser una persona trabajadora no es ningún defecto sino, más bien al contrario, es considerado una virtud digna de admiración. Sin embargo, para algunos el trabajo es algo más que una forma de ganarse la vida o de realizarse como persona. Se trata de una adicción, es decir, los adictos al trabajo. Son personas para las que su trabajo lo es todo. Constituyen una enfermedad social de triunfadores en lo laboral, pero infelices en su muy escasa vida privada. Y una persona que sufre esta adicción difícilmente se reconoce como un enfermo, pero el punto es que son personas que se han coinstruído una actitud en donde difícilmente pueden parar de trabajar. Y ello va vinculado en las ciudades en que están dispuestas casi cualquier cosa por obtener dinero. Viven vidas egoístas, codiciosas, agitadas y muy activas. Rajas representa el mundo de la acción, el movimiento de la oscuridad de Tamas en luz. Pero la mente en Rajas es engañada fácilmente por la ilusión, y por ello sufre de un desequilibrio y sucumbe a menudo a la ambición, a la avaricia, a la lujuria, al materialismo, y a un deseo de controlar y de dominar. La energía Tamásica abruma a nuestra sociedad. Rajas es una condición de la mente cuando está agitado, tempestuoso, ambicioso, acribillado con los deseos que dominan, estallando con las emociones, agitadas con actividades incitadas deseo. El trabajo puede convertirse en una adicción cuando el exceso de éste interfiere de forma continuada en la vida personal, familiar y social de la persona. Se trata de una adicción ligada a valores como el éxito y el poder. Son aspectos característicos de esta adicción la necesidad de ocupación de la mayor parte del tiempo con el trabajo, la insatisfacción y el aburrimiento con otras actividades, la desatención del resto de los aspectos de la vida del afectado y el aislamiento neurótico de la persona. Los alimentos rajásicos hacen la mente activa, apasionada y agitada. Las personas tienen una gran dificultad por experimentar una mente tranquila o acceder a un estado meditativo. Impulsan actividades continuamente móvil, que impiden que la mente pueda experimentar procesos de auto observación pacífica. Los alimentos Rajásicos incluyen cosas como los alimentos muy picantes, los alimentos que son muy calientes, amargos, secos o salados, el café y el té, los pescados, los huevos y el chocolate. Las cebollas y el ajo, aunque tienen diversas propiedades curativas para el cuerpo, son rajásicos e impiden la actitud y concentración necesarias para la atención en el sentido de ekâgrata, y por supuesto para los diversos niveles de sayama. La calidad de rajas crea la pasión y gira entorno al deseo, su acción es motivada por estos impulsos básicos. La lujuria y la cólera como expresiones de pasión (cittavritti) también son resultado de rajas lo que conduce a la persona a una actividad intensa. En el estudio del prathyâhâra encontramos que Rajas se constituye como el puente entre la cualidad tamásica y la cualidad sattvica, esto es, puede ser el mediador para salir y entrar en uno de estos estadíos. Rajas constituye la fuerza dinámica que produce el movimiento y pone en acción nuestra fuerza potencial. Rajas motiva al individuo para trabajar e inspira el trabajo. Rajas es energía y produce desequilibrio en los sistemas, lo que origina un nuevo equilibrio y la reorganización de sistemas energéticos ya establecidos. De Rajas proviene la certidumbre de que el mundo externo es real en sí mismo, lo cual nos impulsa a buscar felicidad afuera de nosotros mismos y nos hacen perder la trayectoria de nuestra paz interna. Rajas crea deseos, distorsión, turbulencia, trastorno emocional. Predomina en el aspecto sensorial de la mente debido a que los sentidos están en constante movimiento buscando sus diversos objetos. Tan pronto como permanezcamos inmersos en la práctica constante de los disfrutes sensoriales caemos bajo la inestabilidad de Rajas. Rajas es la cualidad del cambio, la actividad y la turbulencia. Inicia el desequilibrio que perturba la armonía existente. Rajas está motivado en la acción misma, siempre buscando una meta o fin que le da poder. Posee un movimiento externo y conduce a la fragmentación y desintegración. A corto plazo es estimulante y placentero, pero debido a su naturaleza perturbadora intrínseca rápidamente se convierte en dolor y sufrimiento. Es la fuerza de la pasión la cual causa aflicción y conflicto. Los alimentos amargos, agrios, salados, demasiado calientes, secos, picantes y fuertes les gustan a las personas rajásicas y causan el desequilibrio de la mente-cuerpo, alimentando el cuerpo a expensas de la mente. Demasiado estimulantes haciendo que nuestras emociones sean agitada e incontrolable. El comer de prisa también se considera rajásicos. Sattva Sattva o la cualidad del estado de tranquilidad y claridad. Si Sattva gobierna en una persona, él tiene la capacidad de fluí y estar atento. Cuando la capacidad de implicación con los demás y con la energía de sí mismo y que nos rodea están presentes la capacidad de ampliar nuestra conciencia es una realidad día a día. Es común encontrar profesionales de las religiones que aparentan a sus públicos una actitud sattvica, sin embargo muchas veces es un estado mental tamásico en donde la persona se encuentra embotado y perezoso. Una característica clásica de una actitud sattvica es el pasar desapercibido. Cuando las leyendas de diversas tradiciones de sabiduría incluyendo al yoga, nos hablan del monje que medita y que entra en estado de identificación, camina en plena empatía con, por ejemplo, los animales, por que tiene la capacidad de percibir su estado energético particular, y no entorpecer el mismo. Sattva es el estado ideal para el desarrollo de la sabiduría y de la adquisición del conocimiento, una persona cualitativamente sattvica desarrollan acciones de empatía a través de la enseñanza, de la medicina, y de la orientación interpersonal trascendente. La capacidad de ecuanimidad, de serenidad y de equilibrio creativo, así como el desarrollo de una actitud ética desde una concepción universal es una cualidad sattvica. Es el encuentro de nuestra capacidad para develar los velos que impiden la atención trascendente de la conciencia. El encuentro de nuestro propio sentido (dharma) en donde los fenómenos y las cosas se ubican en su real dimensión son una cualidad de Sattva. El alimento satvico de refiere a la dieta más pura, la más conveniente para cualquier estudiante del yoga. El alimento se convierte en un medio para un estado mental despierto, permitiéndole funcionar en su potencial máximo. Una dieta sattvica conduce así salud: un flujo equilibrado de la energía. Los alimentos Satvicos incluyen los cereales, el pan integral, la fruta y vehículos frescos, los jugos de fruta naturales, los lácteos no saturados, las legumbres, las tuercas, las semillas, las semillas brotadas, la miel, y tés sin cafeína. Una dieta sattvica es muy importante desde la perspectiva del prathyâhâra para acceder a una actitud de calma en nuestra la mente y prepararla para el paso al samyama. El deseo de ir más allá que la reactividad ante el deseo solo es posible cuando se han experiencias que nos permiten ubicar al deseo y al apego como la causa raíz del sufrimiento. Sattva se puede traducir como calidad. Este Guna denota las cualidades tales como pureza, brillo y esencia. Es también ligero. Sattva es la calidad más buscada por todas las tradiciones espirituales. La vivencia de las cualidades sattvicas nos permiten acceder sin dificultad a los principios del yama y del niyama. En nuestra realidad occidental podemos iniciar el desarrollo de esta cualidad, adoptando una calidad de vida holística a través de una dieta puramente vegetariana, sana y orgánica, evitando por supuesto la carne y pescados, pero más aún: los huevos, las harinas refinadas, los productos lácteos saturados y el azúcar de caña. Prathyâhâra desarrolla la capacidad de liberar a la mente de los torbellinos de pensamientos, emociones y de imágenes negativos y violentos que generan confusión en la atención que se requiere en el samyama. El estudio de los Gunas desde la perspectiva del prathyâhâra nos lleva a una concepción diferente en las relaciones humanas, la capacidad deseable de implicación con las personas que nos rodean, implica el establecimiento de relaciones conscientes, distinguiendo a las personas que son tóxicas en su actitud y en la creación de sus ambientes por su vinculación estrecha a la cualidad Tamásica o Rajásica. Si nos asociamos a la gente tamásica o rajásica, entremos en su influencia energética. Y no es una opción de aislamiento, sino de selección y vinculación cualitativamente consciente. Las personas sattvicas por su naturaleza, en contraste, nos influyen positivamente para encontrar nuestro propio potencial. Una actitud sattvica es inteligente y mantiene el balance, facilita el desarrollo de la virtud y la bondad. Crea armonía y estabilidad y es de naturaleza liviana y luminosa, provee satisfacciones duraderas en tanto profundas. Es el principio de la claridad para observar a la razón y a nuestra emociones. Sattva es el principio fundamental de la vida y es traducida como sabiduría o conciencia misma. A menos que la mente esté calmada y clara no podemos percibir apropiadamente, es la llave para la salud, creatividad y espiritualidad. Sattva es la frecuencia más fina que adopta la naturaleza. Rajas es la fuente de energía catalítica intermedia. Tamas es el lugar de reclinación, el modo más embotado de la energía material. La inclinación cualitativa de los tres Gunas en relación con del carácter emocional (ubicación de la Luna en el mapa astral) se puede visualizar y representar de esta manera: La Luna en Tamásico Rajásico Sattvico Aries Se imposibilita el Reactiva con La energía es contacto fuerza, muy comprendida consciente con la fuerte, como una fuerza propia energía inclinación a la productiva, vital, carece de lujuria, apropiada: Es fuerza, no es controvertido, resistente en productivo, no hostil, egoísta, situaciones tiene objetivos, ni vive en tensión agotadoras está dispuesto o y luchando, es capaz de actitud utilizar su fuerza, competitiva, permanece guerrera, abrumado por el avaricia. exceso de tensión, carece de motivación. Tauro Perezoso, no Propenso a la Desarrolla el vives sus propios lujuria, a la amor en la valores, no busca posesividad, es belleza, asume la armonía codicioso, busca ideales y valores estética, es otra aprobación, universales, tiene descuidado y y la opulencia una particular sucio en su material. capacidad de persona, quisiera afecto y contacto. que todo fuera fácil.. Géminis Vive embotado, Su actitud es Es inteligente, es influenciado propensa al articulado, fácilmente, debate y a la perceptivo, carencia de discusión; en su informado, interés propio, argumentación curioso, deseo de ignorante, es intenta anular al aprender, y carente de otro e inclusive mantiene una comunicarse con ridiculizarlo. Su comunicación efectividad o comunicación apropiada. rápidamente, su es hostil, comunicación es competitiva, descuidada, y es desarrolla evidente su falta sofismas de estructura deliberados lógica. para asegurar la ventaja personal. Cáncer Propenso a ser Desarrolla Es receptivo, temeroso, patrones consolidando, apático, mantener reiterados de interactúa y se una autoestima ansiedad, se le implica de pobre, carecer de dificulta la manera sana límites sanos, empatía, es emocionalmente propenso a la inseguro desarrolla una depresión y a la emocionalmente capacidad de tristeza, carente y desarrolla un emocionalmente enojo depresivo. compasión empatía, y descuidado y natural es seguro rechazado. emocionalmente. Propensión a las adicción de la comida Leo Es carente de Es un buscador Brilla con los propósitos y de constante de la demás, expresa identidad propia, fama, y de la calidad e Virgo los sucesos le atención de los integridad, calor, dan la sensación demás, es altamente de estar perdido, dramatiza creativo, es es frío e constantemente, atento a su introvertido, es egotista, individualidad, carente de arrogante, y su más que a su presencia y vitalidad tiende personalidad, vitalidad. a ser falsa, es extrovertido y utilitario. vitali. Es carente de Propensos a la Es inteligente, interés e discusión, y a la articulado, ignorante, su anulación del perceptivo, comunicación es otro. Son informado, lenta, prejuiciado hostiles y curioso, deseoso y descuidada, desagradables de aprender, su errores en su contacto, comunicación es inadvertidos de la competitivo. apropiada ya lógica que analítica. provienen ignorancia. Libra Es perezoso, y no Tiende a la Desarrolla la vive sus propios lujuria, a la capacidad valores, es posesión, es afectiva, el amor, descuidado, codicioso e tiene una sucio, y busca las inseguro, busca experiencia soluciones la opulencia definida de la fáciles. material belleza, los ideales y es afectivo dulzor. Escorpión Tiende al la Desarrolla la Desarrolla una reclusión y el pasión en tanto alta espiritualidad. asilamiento. Su intensidad. Tiene contactos rencor es Mantiene profundos con recurrente. Puede expresiones emociones reales. tender a ser recurrentes de Se devela el obsesivo de la revancha. poder interno. Su destrucción y a Tiende a la capacidad de dar manipular a los obsesión por el lo lleva la demás. sexo o por el compasión. Propensión a las dinero. Tiene adicción de la miedo a perder sexualidad el control. genital. Sagitario Carencia del Arrogante, Tiene fe en sí sentido de mantiene una mismo, desarrolla posesión, mal actitud de la misericordia, juicio para el superioridad, se tiene una visión manejo de jacta de su de futuro, es situaciones, ostentación, es desprendido y carente de metas presumido y genera beneficios y de fe en sí ávaro. emocionales y mismo, es materiales ignorante de su abundantes. capacidad espiritual. Capricornio Tendencia a la Ambición Búsqueda pobreza por desmedida, auténtica de la carencia de actitud crítica, verdad y de la habilidades, anulación de los justicia, desarrollo actitud seca, otros, complejo de la maestría de estéril, complejo de superioridad, lo esencial, de inferioridad, actos ásperos, disciplinado y negligente de los insensible. estructurado, deberes, capacidad de irresponsable por asimilar niveles omisión de conciencia superiores. Acuario Actitud seca, y Actitud Búsqueda de la propensión a la ambiciosa y verdad, desarrollo pobreza y crítica, actitud de la esterilidad, de superioridad, autodisciplina, sentimiento de actos ásperos, desarrollo de una inferioridad por insensible,. vida sustentada ignorancia. en la simplicidad creativa. Piscis Inclinación a la Propenso a Relaciones ensoñación, la llorar mucho. espirituales imaginación Idealización. empáticas. desbordada, y a Escapa a través Apertura a la de la fantasía. fuentes autocompasión. Se enfoca a las superiores de Propensión a las necesidades de inspiración. adicciones como los otros. Siente simpatía el alcohol y por los demás. drogas. Aprenden a responder constructivamente a sus sentimientos. Algunas recomendaciones en la alimentación: Algunos vegetarianos no logran desarrollar una alimentación equilibrada por el consumo de elementos con los que distorsionan su capacidad de percepción y atención emocional. Uno de esos alimentos es sin duda el azúcar refinada que se elabora a partir de la caña de azúcar y de la remolacha. En el proceso de refinación del azúcar se pierden sus sales minerales, fibras y vitaminas debido a la cocción a altas temperaturas y al uso de productos químicos. El azúcar es dañino porque proporciona solamente calorías vacías y arrastra las vitaminas y minerales que exige al metabolismo (digestión, desintoxicación). Además, para ser metabolizada, el azúcar precisa de las vitaminas del grupo B , en especial la B1, como la ingesta de esta vitamina es escasa, si el organismo debe dedicar la que tiene a la metabolización del azúcar nos encontramos en un fuerte déficit. Está demostrado que la deficiencia de vitamina B favorece la aparición de problemas emocionales (depresiones) y trastornos en el sistema nervioso, estos desequilibrios orgánicos tienen su correlato en el estado de ánimo, y es que mientras la glucosa es absorbida por la sangre nos sentimos artificialmente animados , pero cuando el páncreas sobreactúa sobreviene una depresión, estamos pesados y cansados, hasta que se eleva de nuevo el nivel de glucosa. El azúcar no es necesaria para el ser humano, lo que es necesario es la glucosa. La glucosa es el combustible para los procesos vitales pero debe ser proporcionada por los carbohidratos completos (cereales integrales). Estos alimentos al tener intactos los minerales, oligoelementos y vitaminas que necesitamos son metabolizados por nuestro organismo convirtiéndolos en glucosa. El azúcar nos hace perder la sensibilidad perceptual y nuestra atención emocional (adormecida por el abuso de azúcar refinada) para disfrutar de los sabores dulces naturales (casi todos los alimentos tienen azúcares naturales: fructosa, lactosa, maltosa). Una forma de reemplazar el azúcar es a través de la miel pura, sin aditivos, y no sometida a la acción de la temperatura, además un mejor sustituto es la fructosa (azúcar de la fruta). Además la tradición aryurvédica nos señala algunas ideas básicas para que la alimentación sea sana y de calidad: No comer a menos que sintamos hambre y no beber a menos que sintamos sed. No comer cuando sentimos sed y no beber cuando sintamos hambre. Es recomendable comer frutas de la estación y tratar de que los alimentos sean frescos; evitando enlatados y comida congelada. Cuando coma concentre su atención en el sabor de los alimentos y rechace cualquier tipo de distracción como: ver televisión, conversaciones excesivas o lecturas inoportunas. Mastique suficientemente cada bocado (diversas tradiciones orientales recomiendan por lo menos 32 veces antes de tragarlo) Durante la comida son recomendables pequeños sorbos de agua. Beber mucha agua después de las comidas diluirá los jugos digestivos, impidiendo una buena digestión. Siéntese a la hora de comer, no lo haga parado. Coma a una velocidad moderada. No trague apresuradamente. Llene 1/3 de tú estómago con alimentos, 1/3 con agua, y deje 1/3 vacío. Durante las comidas no ingiera bebidas heladas, ó jugos de frutas, tome sorbos de agua caliente entre bocados de comida. Algunos hábitos alimenticios poco saludables: comer en exceso. Comer seguido a una gran comida. Beber demasiada agua, o ninguna durante una comida. Beber agua muy fría durante una comida o a cualquier momento. Comer cuando estés constipado. Comer a la hora equivocada del día, o muy temprano o muy tarde. Comer demasiadas comidas pesadas, ó demasiadas comidas ligeras. Comer sin tener realmente hambre. Y no perder la atención en el tema central de prathyâhâra: no comer como reacción a un estado emocional alterado (citavritti).