La palabra comunicación para la Real Academia Española tiene

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La palabra comunicación para la Real Academia Española tiene
diversas acepciones. Entre ellas puede citarse, como principal definición,
aunque algo carente de profundidad en cuanto a contenido, que la
comunicación es la acción o efecto de comunicarse. Otra acepción define
comunicación como el trato o correspondencia entre dos o más personas. Sin
embargo, la tercera acepción es aquella sobre la cual vale la pena hacer
mención. Ésta hace referencia a la comunicación como la transmisión de
señales mediante un código común al emisor y al receptor.
La definición de comunicación para la teoría sistémica es múltiple.
Por un lado puede entenderse “como un conjunto de elementos en interacción
donde toda modificación de uno de ellos altera o afecta las relaciones entre
otros elementos” (Marc, Edmond y Picard, Dominique, 1992. Otra definición
que también debe incluir la visión sistémica es aquella que toma en cuenta el
carácter holístico de la misma y que tome en cuenta, además de la persona en
sí, el contexto y la interacción en el individuo y el medio ambiente como parte
fundamental del acto comunicativo.
Así como figura en el diccionario, la teoría sistémica toma la
definición de comunicación, basada principalmente en los estudios de Paul
Watzlawick. En esta teoría se toma como punto central al ser humano referente
del proceso de comunicación y no como un medio de comunicación. Esto
último cobra importancia ya que los sistemas sociales surgen a partir de la
comunicación.
Características de la comunicación.
La comunicación consta de un mensaje. Este término corresponde a
cualquier
unidad
comunicacional
singular.
Al
conjunto
de
mensajes
intercambiados entre personas se lo llama interacción.
Otra características a destacar es que, la comunicación, per se, es
una conducta. Esto se afirma desde el punto de visa de que no hay y no puede
existir una no conducta. Es decir, es imposible no comportarse ya que el propio
acto o acción de no comportarse es hacer algo, es, después de todo, una
conducta o acción.
En ese sentido, entender que toda conducta tiene un valor de
contenido o de mensaje, es decir, que toda conducta tiene algún tipo de
significación implica que, por mucho que se intente, es imposible dejar de
comunicar.
Es posible aceptar como análisis una objeción que sería afirmar que,
la comunicación existe, siempre y cuando haya otro para recibirla. Es decir, la
objeción versaría sobre que la ausencia de palabras o de atención mutua no
constituye una comunicación. Esto último es relativo. En principio, las personas
están e interactúan en un entorno social. Entorno, este, que puede ser público
o privado, pero siempre, están en relación a otro. Puede que el mensaje no
esté directamente emitido hacia una persona, pero, de alguna forma, sin que
ese otro lo reciba, se está comunicando algo. En pocas palabras, y a modo de
ejemplo, una persona sentada en el asiento trasero de un colectivo, con los
hombros caídos y la mirada baja, dice algo, sin verbalizar nada. Ese algo que
transmite, dependerá, siempre de la mirada del que lo vea, pero, esté o no esté
la mirada del otro, ese mensaje, eso que se quiere comunicar está presente
para el que quiera verlo.
En base a lo anterior, se destaca el primer axioma de la
comunicación postulado por Watzlawick, que dice que no es posible no
comunicarse.
Otra característica es aquella referida a los niveles de contenido y
relaciones de la comunicación. Citando, a Watzlawick, “toda comunicación
implica un compromiso y, por ende, define la relación” (Watzlawick, Paul,
2006.). Esto implica que, la comunicación no solamente se encarga de
transmitir información sino que, establece aparte de su presencia, conductas.
Para ejemplificar este aspecto se toma la clasificación de Bateson
relacionada con los aspectos referenciales y conativos de la comunicación. El
aspecto referencial del mensaje es sinónimo de contenido. Con contenido se
refiere a que este mensaje puede ser verdad o mentira, cierto o falso, es decir,
no importa la veracidad o no del menaje sino a la comunicabilidad del mismo.
Por otra parte, el aspecto conativo se refiere a que tipo de mensaje es ese
mensaje recibido y a la relación entre los comunicantes.
Precisando, el aspecto referencial se refiere a la comunicación
misma, mientras que el de contenido hace referencia a como debe entenderse
dicha comunicación, es decir, dice algo acerca del mensaje, metacomunica
algo.
Otra característica de la teoría de la comunicación humana es
aquella referida a la puntuación de la secuencia de hechos. Esta característica
se refiere a la “interacción –intercambio de mensajes- entre comunicantes”
(Watzlawick , Paul, 1996). Este tópico se basa en la forma de decir o comunicar
determinadas cosas, en dónde o dónde no está puntualizado el mensaje. En
cómo se hace énfasis en determinados constituyentes del mensaje y como se
refuerzan para que el receptor las entienda según el sentido que le quiere dar
el emisor.
No es conveniente tomar esta característica de la comunicación
humana cualitativamente en valores subjetivos como bueno o malo, sino que lo
importante es analizarla en torno a que este tipo de puntuación le da forma a
los hechos que se suceden dentro de la comunicación. Es decir, de una u otra
manera, modifica las interacciones que se suceden durante la comunicación.
Sumado a los axiomas previos, está la distinción entre una
comunicación digital y analógica. La comunicación digital cuenta con una
sintaxis lógica (lo dicho) que es muy compleja y poderosa, pero carece de una
semántica adecuada (la palabra dicha) en el campo de las relaciones (como se
significa lo que fue dicho).
Mientras tanto, la comunicación analógica carece de una sintaxis
para poder definir el equívoco. La comunicación analógica “…se refiere ala
cosa que representa”( Watzlawick, Paul. 1996). Es decir, la comunicación
analógica es todo aquello que sea comunicación no verbal. En la teoría de la
comunicación humana se incluye, como parte de este tipo de comunicación: la
postura, los gestos, la expresión facial, la inflexión de la voz, la secuencia, el
ritmo y la cadencia de las palabras mismas y “…cualquier otra manifestación no
verbal
de
que
el
organismo
es
capaz,
así
como
los
indicadores
comunicacionales que inevitablemente aparecen en cualquier contexto en que
tiene lugar una interacción…”( Watzlawick, Paul, 1996).
La pregunta que surge es: en un ámbito (el chat) en dónde lo único
que premia es la palabra escrita y no hay ningún otro tipo de connotación,
¿puede haber comunicación genuina? La respuesta es afirmativa, más allá de
los distintos equívoco y de cierta incapacidad por parte de las personas
involucradas en el chat, o en las comunicaciones a través de mensajeros
instantáneos de transmitir ironía, incredulidad, sarcasmo, etc, la comunicación
está. Muchas veces se recurre a reformular las oraciones escritas o a enfatizar
determinados términos utilizando mayúsculas como vía para aclarar los
frecuentes equívocos. Otras veces, se utilizan emoticones que son signos con
determinadas formas (caras sonrientes, caras tristes, etc.) con el objetivo de
sumarle al comentario una “postura” anímica o de darle determinada
entonación a lo que se dice.
¿Qué es Internet?
Internet nació durante la segunda guerra fría. En 1969 cuando el
departamento de Defensa estadounidense confió al ARPA (Agencia de
Proyectos de Investigaciones Avanzadas) la tarea de crear una red de enlaces
entre distintas computadoras en distintas localizaciones militares. Lo importante
de la creación radicó en que aseguraba que, pese a posibles ataques, los datos
que se vehiculizaban a través de esta red se mantuvieran y así, no fueran
destruidos.
Más adelante nacieron otras redes universitarias de investigaciones,
siempre manteniéndose regidas por el Ministerio de Defensa.
A la par, el gobierno de los Estados Unidos le dio un giro
investigativo a esta red naciente creando el Nacional Science Foundation (NSF,
Fundación Científica Nacional) con la misión de que participaran distintas
universidades.
Tiempo después comenzó a dársele uso comercial. Así fue que, en
1991, se creó una nueva “arquitectura” para agilizar y simplificar la navegación
en la Red, la World Wide Web (WWW).
Desde ese momento, el desarrollo de Internet creció enormemente
hasta convertirse en un instrumento con una distribución masiva a lo largo de
todo el mundo.
Como ocurre con distintas innovaciones el surgimiento de Internet ha
modificado la calidad de vida de las personas, tanto de forma positiva como
negativa. Dentro del abanico general de posibilidades que ofrece Internet se
puede realizar una muy variada gama de acciones. A saber, conocer gente,
reencontrarse con amigos, generar relaciones, jugar, buscar y hallar
información, etc.
Internet se trata de una gran autopista por la que circulan a una
velocidad que va aumentado progresivamente “…paquetes hipertextuales cada
vez más pesados de información digitalizada…” (Urresti, Marcelo, 2008) Tanto
en las terminales fijas (computadoras que se encuentran en los hogares o
cibercafés) como en las terminales móviles (computadoras portátiles) “se
decodifican esos paquetes en las aplicaciones que permiten visualizarlos como
textos, como imágenes, como sonidos o como animaciones” (Urresti, Marcelo,
2008)
Internet como red ofrece libremente una masa de informaciones
hasta el momento inédita por su volumen. Pero también tiene “sectores” en
dónde es necesario para acceder pagar un arancel determinado. Esto último
define zonas que son públicas y gratuitas y otras que son pagas y privadas.
Las distintas herramientas informáticas como motores de búsqueda,
programas de correo electrónica o de mensajería instantánea, permiten a su
vez un acceso simple y prácticamente inmediato a los distintos contenidos
publicados.
Internet entonces altera directamente las formas en que se ofrece la
comunicación de masas y genera una nueva logística y también modifica la
demanda, en dónde, “el canal mismo rearticula los factores del sistema: el
receptor está cada vez más libre para elegir…” (Urresti, Marcelo, 2008) y a su
vez está menos cautivo que en relación a los medios tradicionales.
Chat, mensajeros instantáneos y Facebook.
Tanto el chat, como los mensajeros instantáneos (Messenger,
Yahoo, etc), así como también el Facebook son apenas algunas de las
herramientas que utilizan las personas para estar conectadas a través de
Internet.
El chat es un anglicismo que se refiere a una comunicación escrita
realizada de manera instantánea a través de Internet entre dos o más
personas, desde y hasta cualquier parte del mundo.
Los mensajeros instantáneos son softwares de PC que se utilizan
como medio para comunicar a dos o más personas a través de Internet. Tienen
algunas variantes en cuanto al chat. En principio están organizados por listas
de amigos
Para que una persona forme parte de la lista de amigos es
necesario enviar una invitación. Los amigos de la lista de amigos pueden
“borrarse”, “bloquearse” y hasta existen páginas web u otros softwares que
permiten ver quien eliminó a quien de su lista de amigos.
El Facebook es un sitio web de redes sociales abierto a cualquier
persona que tenga una cuenta de correo electrónico. Para suscribirse al mismo
sólo hace falta ingresar algunos datos básicos (nombre, apellido, dirección,
etc.) que, por otra parte, pueden ser inventados o falsos. Tiene más de 120
millones de usuarios registrados.
Los MUD sitúan al usuario en espacios virtuales en los que éste es
capaz de navegar, conversar y relacionarse. Se accede al MUD a través de
una computadora que une dos computadoras.
¿Comunicación o descomunicación?
El concepto de miscommunication o “descomunicación” hace
referencia a aspectos vinculados con los problemas surgidos a partir de la
instauración de nuevas formas de comunicación y en como estas nuevas
modalidades introducen modificaciones en el feed back entre personas.
Es interesante analizar los distintos niveles en dónde la interacción
entre personas a través de las distintas vías que Internet propone muchas
veces fallan y terminan entorpeciendo el proceso comunicativo.
Uno de los problemas que surge en la interacción entre dos
personas a través de Internet es el “no entiendo lo que el otro dice”, es decir,
en este caso hay una clara intención comunicativa, pero no puede adscribirse a
la expresión percibida (por alguno de los participantes) ningún significado que
resulte satisfactorio para que exista comprensión.
Llevando esto al plano de la teoría sistémica, conviene hacerse una
pregunta: ¿puede haber comunicación cuando una de las dos personas
involucradas en el acto comunicativo no entiende a la otra? De haberla, ¿qué
tipo de comunicación es?
Remitiéndonos a la Teoría General de los Sistemas está claro que
es imposible no comunicarse, porque el sólo hecho de que una de las dos
personas involucradas en el acto comunicativo intente decir algo (en este caso
habría que sustituir el “decir” por el “escribir” o “tipear” algo) implica, aunque el
receptor no entienda el mensaje, una intención de decir, o de comunicar, es
decir, un intento (fallido, pero intento al fin) de mensaje. Es decir, más allá de la
interpretación errónea o no entendimiento del mensaje que se intenta enviar,
hay interacción.
Para solucionar este inconveniente se recurre a la ya mencionada
meta comunicación, se tipea, queriendo decir, algo sobre lo que se dijo,
queriendo o buscando aclarar esa parte confusa.
Esto último está relacionado con las dificultades que acarrea el tratar
de “traducir” materia analógico y digital. La escritura a través de Internet (en
salones de chat, a través de mensajeros instantáneos, etc) se caracteriza por
ser puramente analógica, es decir, “carece de muchos de los elementos que
forman parte de la morfología y la sintaxis del lenguaje digital” (Watzlawick,
Paul, 1996 ). Esto, como es de suponerse, da lugar a equívocos. Así es que, al
realizar la traducción entre estos dos lenguajes es necesario insertar dentro del
entramado analógico elementos que sirvan o hagan las veces de material
digital. Aquí surge el problema ya que, en un ámbito como el de Internet, la voz
(por lo menos en lo que se refiere a chat) no cuenta. Así sucede que muchas
veces, ante la confusión de un mensaje que no resulta del todo claro, “…el
receptor terminar por introducir en el proceso de traducción la clase de
digitalización que concuerde con su imagen de la naturaleza de la relación…”.
En otras palabras, el receptor, terminar tratando de averiguar lo que el emisor
quiso decir basándose, pura y exclusivamente, en sus propias ideas, dejando
de lado la intención comunicativa del emisor.
En relación a esto último es importante notar que muchas veces
cuando se habla/escribe por Messenger se da un fenómeno en el cuál se
busca “…la practicidad de hablar con la menor cantidad de letras en el menor
tiempo posible…” (Pahor, Mariana, 2008). Esto puede relacionarse con cierta
ansiedad que se da por decir todo de forma rápida y fácil. Decir todo,
comunicar todo aquello que se quiere comunicar de la forma más rápida, eficaz
y eficiente. Parece obvio pero es importante señalar que, en esta carrera por
decir todo es fácil perder en contenido y calidad aquello que se gana en
velocidad y práctica. Parece que en esta carrera, las personas que utilizan el
chat, más allá de estar comunicándose, terminan presos dentro de su propia
acción, presos de decir todo rápido.
Otra característica a mencionar es aquella relacionada con la
necesidad de los distintos actores sociales envueltos en el proceso
comunicativo de ser protagonistas de varias interacciones simultáneamente.
Esto puede llevar fácilmente a la distracción, de manera tal que no se preste
suficiente atención a la interacción entre las dos personas envueltas en la
comunicación. Este tipo de distracciones generadas por llevar a cabo varias
acciones a la vez puede generar “ruido” en la pantalla que puede hacer que
informaciones relevantes no lleguen siquiera a ser percibidas por el usuario.
A la hora de abordar los distintos tipos de comunicaciones hay una
palabra que se hace presente en la mayoría de la bibliografía. Ésta es:
instantaneidad.
Instantaneidad que se refleja en una necesidad cuasi compulsiva a
tener siempre y cueste lo que cueste, personas, amigos, en definitiva, gente
que esté allí para nosotros. Necesidad no solamente de personas sino de que
esas personas estén siempre y en todo lugar, amigos instantáneos, información
instantánea. Cabe preguntarse en este punto, cuánto de fuerza en los vínculos
puede haber cuando lo primero que se valora de las relaciones es que sean
instantáneas y cuanto de profundidad puede llegar a tener un tipo de relación
en dónde se privilegia lo virtual por sobre lo real, lo inmediato por sobre lo
concreto.
Es interesante destacar como esta noción de instantaneidad, de
vértigo, está presente incluso en el momento en que la computadora está
apagada. Así lo cita Mariana Pahor, dónde dice que es usual que “la Pc esté
configurada de tal forma que al encenderla se conecte automáticamente y para
que, cuando se conecta, se abra la sesión del Messenger también de forma
automática” (Pahor, Mariana, 2008). Parece evidente que hay una necesidad
no sólo de poder estar comunicados constantemente, sino también de que esa
comunicación se dé lo más pronto posible y con la menor cantidad de demora.
Que sea instantánea, que sea rápida y sin demoras. Esto que sucede trae
aparejadas otras cuestiones que están relacionadas con la realización de
múltiples acciones frente a la Pc (multitasking). Esto puede verse ya que la
mayoría de las personas cuando realizan sus actividades, está a la vez
estudiando, usando la computadora (para buscar información) y tienen a la vez,
abiertas otras páginas y/u el Messenger. Según Pahor, los riesgos de
distracción son mayores y los jóvenes saben, pero “…no se desconectan para
estudiar…” (Pahor, Mariana, 2008). A pesar de que notan que estar on line les
quita tiempo y rendimiento en el estudio, no dejan de estar conectados porque
evalúan que las potencialidades de estar on line son mayores que las
desventajas. Pese a las ventajas, son notorios los problemas a la práctica de
escribir abreviado y mal. Dentro del terreno virtual aumenta la inexpresividad y
se multiplica el riesgo de no entenderse. Como ejemplo puede citarse aquello
que comenta un chico sobre este tema: “Como que se interpreta mal…´vos le
querés decir algo a una persona, o sea, me molestó tal cosa y se lo toma
mal…no ve cómo estás hablando…” (Pahor, Mariana, 2008). Es importante
destacar dentro de la frase el “no ve cómo estás hablando”, esto podría
relacionarse con el no poder captar la situación global de comunicación, es
decir, no poder ver en su totalidad el contexto comunicacional al que hace
referencia la teoría sistémica como parte fundamental del acto social de
comunicar.
En la serie de libros sobre los vínculos humanos, Zygmunt Barman
plantea este problema proyectando una sociedad temerosa y efímera. En este
ensayo se postula un sujeto que : “…compulsiva y apasionadamente redes de
amigos y amistades más amplias: todo lo amplias que nos permita la agenda
de números de teléfono de nuestro móvil…”(Bauman, 2007)
Así es que, es más seguro y viable asentar nuestras expectativas
sobre vínculos instantáneos, efímeros pero presentes en cualquier momento
deseado que en relaciones más vigorosas y productivas. Pareciera ser que es
mejor invertir esperanzas en redes (Facebook, por ejemplo) más que en
relaciones. Esa red, en palabras de Bauman, siempre nos va a dar, y conviene
recalcar el siempre, “…números de teléfono móvil disponibles para enviar y
recibir mensajes de lealtad” (Bauman,Zygmunt 2007). Esperamos compensar
en forma de cantidad la pérdida de la calidad que de ellos se desprende.
Al respecto se puede mencionar que en general al usar Internet las
personas se muestras más desinhibidas. Es importante tomar este concepto
con algo que sucede frecuentemente en los adolescentes (no en vano son los
que más utilizan el chat, facebook o mensajeros instantáneos) ya que ellos,
atravesando por un período de búsqueda de su propia identidad, uitilizan el
chat como medio para jugar a ser otro, como forma de probarse, de ser otro
más osado, más espontáneo. En este caso, los jóvenes encuentran en el chat
un espacio para realizar actividades que de otra forma les generarían más
pudor. En el chat puede probar , probarse y ser probados, con la “…cómoda
virtualidad a la que acceden desde su cuarto…” (Pahor, Mariana, 2008).
Es importante notar que, pese a los problemas generados por la
forma de comunicarse las persona no dejan de chatear. Es que, “esta manera
de escribir se vincula con la practicidad que” (Pahor, Mariana, 2008) se le
encuentra al uso mismo del medio.
Internet y más precisamente el chat se usa para comunicarse de
forma rápida, fácil y cómoda, permite estar en contacto con todo un mundo de
experiencias nuevas desde la comodidad del cuarto, u oficina de cada persona.
Pareciera ser que, Internet y sus nuevas formas de comunicación,
lejos de promover un nuevo tipo de sociabilidad que sume características
positivas a la ya individualizante sociedad en la que vivimos produce, lejos de
lo que se esperaría un camino “prolijo en relaciones superficiales y frágiles”
(Bauman,Zygmunt 2007).
En palabras de Urresti, “Internet parece la realización de la utopía
del medio comunicativo ´a la carta´” (Urresti, Marcelo, 2008). Es decir, un
medio en el cual las personas pueden generar relaciones como si se tratar de
un menú del cual puede ordenar aquellas relaciones que les resulten más
satisfactorias y menos perjudiciales y, de ser necesario, prescindir de ellas
simplemente desconectándose.
Sin embargo, no parece ser prudente otorgar a Internet sólo una
suma de aspectos negativos. En ese punto, es necesario incluir dentro de sus
posibilidades la capacidad que le otorga a personas que viven alejadas y que
permite, virtualmente pero permite al fin, comunicarse, verse, en fin, estar en
contacto. Esto último puede lograrse a través, también, de las nuevas formas
de comunicación. Hecho que, hace diez años hubiese resultado imposible. Más
cercano a intentar captar tanto los aspectos positivos como negativos de los
nuevas formas de comunicación a través de Internet se encuentra el sociólogo
Manuel Castells. En su libro, La Galaxia Internet (Ed Nuevas Ediciones de
Bolsillo
S.A,
2001)
se
plantea
unificar
conceptos
tomando
distintas
investigaciones relacionadas con el uso de Internet y nuevas formas de
comunicación. Aquí se postula que el surgimiento de Internet como medio de
comunicación (aplicable también a las nuevas formas de comunicación) ha
generado nuevos patrones de interacción social.
La generación de
comunidades virtuales, tal es el caso de las distintas personas que participan
en una sesión de chat, ha generado nuevo modos y modelos de interacciones
sociales que sustituyen progresivamente a los tipos de interacción basados
pura y exclusivamente en lo territorial. En este aspecto puede tomarse en
cuenta que, no solamente está presente el cuestionamiento a un nuevo modelo
de vinculación sino que también se aborda una perspectiva más integradora
tomando la realidad social completa y compleja que implica el uso de Internet y
nuevas formas de comunicación. Por otro lado, y más cercano a la idea de
Bauman se plantea que las nuevas formas de comunicación conducen al
asilamiento social y a una ruptura de la comunicación social y de la vida familiar
ya que los individuos se refugian en el anonimato y practican una sociabilidad
aleatoria abandonando así la interacción face to face que ofrece el vínculo no
virtual. Esta postura podría verse como una forma de no “estar” en ninguna
relación y estar en todas a al vez. Es decir, como una ambivalencia entre el
impulso hacia la libertad (querer tener múltiples amigos, en múltiples redes de
contacto) y a su vez, pertenecer, estar allí, comunicar. Vale la pena
preguntarse, cuanto de pertenecer es posible en un medio en dónde hay
múltiples redes y cientos de miles de “amigos” con lo cuales comunicarse,
cuánto de comunicación puede haber cuando, se habla o chatea con múltiples
personas, cuánto de profanidad pueden llegar a tener los vínculos cuando el
patrón determinante para establecer una relación es el de instantaneidad y no
el de conocimiento mutuo.
Pareciera ser que detrás de este tipo de comunicación hay, miedo a
las relaciones reales. Siempre es más seguro, estar conectados (con la
posibilidad que esto nos da de “desconectarnos”) que
estar frente a una
persona. En este punto el debate puede extenderse a los distintos tipos de
interacciones que se dan y en cómo, la virtualidad de Internet da un marco de
seguridad que el encuentro persona a persona no ofrece.
El encuentro con una persona pone en juego toda una serie de
actividades que, la virtualidad no ofrece o por lo menos, no ofrece como el
propio encuentro persona a persona. Es evidente que, hablar con alguien
personalmente nos muestra de una forma que la computadora oculta. El
ordenador nos da una sensación de seguridad y anonimato que el cara a cara
nos quita. A saber, dentro de una sala de chat una persona tímida e introvertida
puede ser alguien efusivo y desinhibido. A raíz de esto es importante citar una
respuesta ante una pregunta de la psicóloga Sherry Turkle (Turkle, 1997) a un
chico que utilizaba Internet. El chico respondía: “…en este tipo de
programas…” (refiriéndose a Internet y a su vida virtual) “…soy más yo…”
(Turkle, 1997). Es curioso, pero a la vez significativo que, virtualmente, una
persona pueda ser más ella que en persona. Una vez más, la virtualidad de
una sala de chat da opciones para ser quien uno quiere ser, cuando quiera
serlo y por el tiempo que sea necesario. Hay que reconocer que es más fácil
dejar de ser uno apagando la computador o poniendo en off la sesión de chat
que en una charla de café. Al parecer, eso que somos, asusta y puede, o
pensamos que puede, ser rechazado o poco valorado por el otro, por nuestro
interlocutor, así, es más fácil, más práctico y menos riesgoso ser otro (que
sería el ser más yo de la pregunta de Turkle) que ser uno mismo, ese tipo de
seguridad es la que da Internet, y más precisamente el chat.
Dentro del entorno MUD esto puede verse más claramente. En este
espacio virtual el cuerpo propio se representa a través de nuestra propia
descripción textual, de manera que las personas bajas pueden ser altas y las
personas pobres pueden tener un nivel económico alto. El MUD, al igual que la
mayoría de las nuevas formas de comunicación nos permite ser otros, ser lo
que desearíamos ser. Es decir, la virtualidad de Internet daría paso a una
prevalencia de aquello a lo que se aspira que a lo que uno considera como
propio. Esta prevalencia de ideal omnipotente estaría forjada en la capacidad
que da Internet de poder ser quien uno quisiera ser, tal vez, en detrimento de
poder captar y valorizar aquellas cosas que son positivas de lo que uno es.
Este tipo de actividad llevada a un funcionamiento global de la
personalidad se ve claramente en el uso del MUD. En él, “…los participantes
pueden poner a sus personajes (¿o ellos mismo?) a dormir, y perseguir
actividades en al vida real…” (Turkle, 1997). También es interesante destacar
que una misma persona puede tener múltiples personalidades dentro del MUD.
Es decir, un mismo sujeto puede ser, dentro del MUD, un fotógrafo del Nacional
Geographic, un estudiante de matemáticas, un astronauta y hasta una
prostituta.
Un estudiante universitario al ser preguntado sobre los distintos
personajes que posee en el MUD contesta que, de todos ellos preferiría no
hablar de uno, porque “…el anonimato es muy importante para mí” (Turkle,
1997). Una vez más surge el concepto de anonimato, de la seguridad de que el
otro (que paradójicamente es a quien está dirigida nuestra actividad) no sea, o
no vea del todo quién soy. En este punto hay que coincidir con Bauman en que,
dentro de la red, tenemos compinches, personas que van y vienen, que nos
dan la seguridad de no conocernos del todo. Internet así, permitiría que una
multitud de personas nos frecuente pero que nadie nos conozca. Esto a su vez,
da la posibilidad de no estar sólos (estándolo) y de recibir mensajes
continuamente, en palabras de Bauman, “…ahogar el silencio con mensajes”
(Bauman, 2003) En este punto parece que lo importante es el mensaje, el
mensaje por el mensaje en si, sin darle importancia al contenido. Este concepto
parece estar íntimamente relacionado con lo instantáneo, es importante el
mensaje, es importante estar conectados las veinticuatro horas del día, es
importante recibir mensajes, pero no vale la pena ni estar vinculados en
relaciones arraigadas, ni estar verdaderamente unidos emocionalmente a
alguien. Es decir, es importante la instantaneidad, aprovechar lo efímero del
momento, pero de contenidos, de profundidad en las relaciones es preferible,
por miedo o cautela, abstenerse.
Un ejemplo claro de la relación desproporcionada entre cantidad y
contenido puede verse en los grupos de opinión generados en la red virtual
Facebook. Allí, se proponen distintos tópicos que van desde un intento de
reflexión por la matanza de animales en vía de extinción hasta, y esto es
doblemente grave, la propuesta de eliminar a determinados personajes
televisivos o
del ámbito cultural. Podría
decirse
que
este
tipo de
emprendimientos son generadores de algún tipo de sociabilidad, tenderían
entonces a agrupar personas en torno a un tema, propiciarían la participación y
el intercambio de opiniones. Sin embargo, navegando por estos foros puede
observarse que detrás de la consigna inicial solo hay, lamentablemente, una
consigna. Es decir, más allá de la propuesta en si, no hay nada. Así es que no
aparecen opiniones ni charlas. Sólo se asoman discusiones pero que están
más orientadas al insulto o a la burla que a tratar de construir un concepto o a,
al menos, discutir una idea. Pareciera ser que esta necesidad de lo efímero, y
de la instantáneo se pasea también por las redes virtuales en dónde, este
tiempo acotado y breve solo deja lugar a proponer tópicos o temas de discusión
sin ir en profundidad, aunque más no sea, en forma de debate.
Frente a esta aparente falta de profundidad, cabe preguntarse
cuanto del ser humano puede llegar a conocerse, cuanto hay de introspección
en tiempos en dónde lo prevalerte es lo efímero de los mensajes de chat
carentes de contenido. Al parecer, la introspección dentro de mundo virtual está
suplantada por una interacción “… frenética y frívola que expone nuestros
secretos más profundos al lado de nuestra lista de compras…”. (Bauman,
2003). A su vez, cabe preguntarse, quién, en un mundo regido por la
inmediatez de los mensajes puede tener tiempo de decodificar un “secreto
profundo”
(Bauman, 2003) de “una lista de compras” (Bauman, 2003).
Haciendo referencia a que este tipo de medios, imposibilitarían cualquier
vínculo que vaya más en profundidad. Pareciera ser que, dentro de Internet, de
una sala de chat, o del uso de los MUD lo que importa es el mensaje,
comunicar, sin importar qué dice nuestro mensaje y a quién le comunicamos
que cosa. A su vez, este “acumular relaciones” tiene la ventaja de no tener una
fecha de vencimiento, en el sentido que no puede terminarse aquello que
nunca termina de comenzar. Tampoco parecen tener estas nuevas relaciones
virtuales una corta vida. Sin embargo, esta corta vida se compensa con su
exceso, el exceso de relaciones, esta acumulación continua de amigos y más
amigos a través de redes virtuales y conexiones de chat hace que estos
“vínculos” sean indestructibles.
¿Puede proponerse que detrás de la actividad frenética de estar
conectados hay, después de todo, un miedo absoluto a estar sólos, y más aún,
miedo a ser lo que somos?
En una nota publicada en The Guardian, Catherine Jarvie contrasta
la creciente necesidad de estar acompañados con, lo que ella llama, relaciones
de bolsillo. En ese punto, el formar parte de una pareja da seguridad, permite
integrarnos, “ser parte de”, mientras que, y a la par, este “ser parte de”, quita
libertad.
En algún punto, sofoca. En ese punto surgen las relaciones de
bolsillo, relaciones que permiten, cuando uno quiera prescindir de ellas,
ponerse off line, como ocurre en las sesiones de chat.
En palabras de la psicóloga Susan Van Scoyoc, este tipo de
relaciones surgen ante la imposibilidad de aceptar que las cosas están mal y de
trabar para mejorarlas. Pareciera ser que, en un marco de instantaneidad, de
virtualidad efímera, es más fácil pasar de una relación a otra que permanecer
en ella y tratar de modificarla. Cuando alguna situación se hace “difícil” es más
fácil pasar a una nueva relación (“…when it becomes difficult, it's easier to form
a new relationship…”).
Bauman señala muy bien que: “Uno siempre puede correr a
refugiarse en esa red cuando la multitud que lo rodea se vuelve intolerable”
(Bauman, 2003). Gracias a las ventajas que ofrecen Internet y sus distintas
modalidades de comunicación podemos encontrar en ellas el refugio a la
peligrosidad que implica ser nosotros mismos en un ámbito en dónde no
podemos dejar de ser. Este lugar no nos permite cerrar sesión y continuar con
otra vida creada de acuerdo a aquello resulta más cómodo o atractivo.
¿Cantidad o Calidad?
Pareciera ser que detrás de todo los cuestionamientos hay una
diferencia entre la cantidad versus la calidad. Dentro de un contexto como
Internet es importante nutrirse de mucha demanda (mensajes en el chat,
mensajes de nuestra red de amigos en el Facebook,) sin importar la calidad de
la misma. Así se asegura no solamente tener a alguien sino también que si ese
alguien no está sea posible cambiar rápidamente la atención hacia otra
persona. Internet reúne en este sentido una gran cantidad de recursos para
posibilitar no estar sólo. Las relaciones físicas implican cercanía y lejanía, pero,
la virtualidad de intenet disponible las veinticuatro horas, da un abanico tan
grande de posibilidades que hace imposible que esto ocurra. Lo virtual no da
un lugar físico (o virutal) para la espiritualidad que generaba la distancia. Las
nuevas comunicaciones dan a las comunicaciones humanas algo a la vez más
habitual y superficial, más intenso y a la vez más breve. Las conexiones (vía
chat, o facebook) suelen ser más superficiales y breves como para poder armar
a partir de éstas un vínculo duradero. A diferencia de las relaciones humanas,
las conexiones se ocupan sólo del asunto que las genera y dejan a los
involucrados a salvo de desbordes y protegidos de todo compromiso más allá
del tema o mensaje que se haya enviado.
Retomando la teoría sistémica y su definición de comunicación.
Pareciera ser que la virtualidad y los beneficios que ésta trae de permitir a
personas que están separadas territorialmente conectarse, diferencia a su vez,
la comunicación de las relaciones. En la territorialidad del cara a cara hay (de
aquí
en
más
proximidad
topográfica)
no
hay
necesidad
de
lazos
preestablecidos, tampoco es necesario generarlos y en consecuencia
mantenerlos. Estar on line, es más económico y seguro que relacionarse, pero
también, tomando en cuenta todo lo que se pierde con la virtualidad de chat y
los mensajeros instantáneos, es menos provechoso en la construcción de
vínculos duraderos y estables.
Una vez más vuelve a surgir la pregunta del por qué se hace tan
necesaria la virtualidad frente a la proximidad topográfica: ¿es el tiempo que
requiere?, ¿es más cómodo?, ¿es más seguro?
Pareciera ser que “…la proximidad virtual logra disminuir las
presiones o miedos que genera la cercanía no virtual…”. (Bauman, 2003, pag
88). En este punto pareciera ser que la nueva modalidad de vínculo virtual ha
establecido un
nuevo modus operandi en torno a cómo se establecen los
vínculos. En este punto, la virtualidad es una nueva realidad que instaura
modos de funcionamiento, nuevos patrones de socialización, en palabras de
Émile Durkheim, esta nueva realidad “instituye fuera de nosotros ciertos modos
de acción y ciertos juicios que no dependen de cada voluntad indidvidual
tomada por separado”.
Así es que, la realidad virtual, establece marcos de conductas,
patrones sobre el que no y el que debe hacerse, el cómo y el cuando y la mejor
manera para llevarlo acabo.
Tomando los conceptos de Castells y Bauman, sería inverosímil
culpar por todas estas modificaciones a Internet. Hay, en este surgimiento de
lo virtual un retroceso de la contigüidad directa y cara a cara, a un contexto
multifacético y multipropósito.
Hasta aquí parecerían ser únicamente puntos negativos los que
proporciona Internet y sus nuevas formas de comunicación.
¿Sociabilidad o Virtualidad?
Sin embargo, hay después de todo, una sociabilidad dentro de las
redes autodenonimadas sociales. En este sentido es importante tener en
cuenta que muchas de las críticas que se hacen a las nuevas formas de
comunicación a través de Internet están basadas en estudios realizados
previos a la difusión de Internet. La mayoría de los autores coinciden en que la
actividad social con toda su diversidad se ha apropiado de Internet aunque esta
apropiación tiene efectos específicos sobre la actividad social. La construcción
de la identidad basada en Internet está supeditada más que nada a
adolescentes. La proliferación de estudios sobre esta cuestión ha hecho que se
perciba a Internet como un terreno privilegiado para la práctica de las fantasías
personales, cuando en realidad casi nunca lo es. Internet es una extensión de
la vida tal como es, en todas sus dimensiones y modalidades. En este punto es
importante recalcar que esta identidad que se construye durante la vida online
tiene como soporte un ser físico. En palabras de Castells, “…la gente que vive
vidas paralelas en la pantalla está en cualquier caso limitada por los deseos, el
sufrimiento y la mortalidad de sus seres físico…” (Castells, Manuel, 2001)
Otra autora, contradiciendo lo visto en páginas anteriores menciona
una correlación entre las personalidades creadas durante la vida diaria de cada
persona y la vida virtual. Este punto de disonancia entre autores puede
remitirse probablemente a la casuística elegida.
En este punto, parecería ser que la vida online no es causal de
alienación de las personas involucradas sino un factor más que hace a la vida
social de cada uno. Sin embargo, es importante notar como el surgimiento de
Internet modificó en cierta medida la interacción social en determinados
ámbitos. Un ejemplo puede ser clarificador: una salida de cinco personas antes
requería como mínimo varias llamadas telefónicas. Hoy en día, a través de una
charla vía chat en una conferencia de cinco puede solucionarse mucho más
rápidamente. Sin embargo, esta nueva modalidad ejerce, quiérase o no, una
modificación dentro de la estructuración de la conducta, al punto de generar
nuevos marcos de comportamiento para este tipo de situaciones.
Este tipo de concepción que recalca lo positivo de Internet y sus
efectos
para
nada
nocivos
en
la
socialización
encuentra
distintos
representantes. Entre ellos pueden citarse los estudios realizados por Hampton
y Wellman. En este estudio, realizado entre 1998 y 1999 se le ofreció acceso
de banda ancha a 120 propietarios y conexión gratis a Internet las 24 horas
durante los dos primeros años a cambio de que aceptasen ser objeto de un
estudio. Se descubrió que los residentes que eran usuarios de Internet tenían
más lazos sociales fuertes, más lazos sociales débiles y más relaciones con
conocidos dentro y fuera del barrio que los que no lo eran. En este caso,
Internet no solamente no disminuía la sociabilidad sino que la aumentaba. Es
importante destacar que, al igual que en páginas anteriores sigue haciéndose
mención a lazos sociales fuertes y lazos sociales débiles. Este estudio parece
demostrar que Internet reforzaba las relaciones sociales, tanto aquellas con
fines instrumentales como aquellos con fines puramente familiares. Aquí puede
verse un efecto de feed back positivo. Es decir, el propio uso de Internet como
elemento socializador, aumenta la sociabilidad en el ámbito topográfico.
Por otro lado, también hay encuestas que marcan nociones
antagónicas en cuanto a las encuestas citadas con anterioridad. Una de ellas
es la encuesta online realizada a 4.000 usuarios de Internet por dirigida por Nie
y Erdring (2000). En esta encuesta se hace mención a un patrón de reducción
de la interacción persona a persona, así como una disminución de la
sociabilidad entre las personas que utilizan Internet.
En otra encuesta realizada a 169 familias realizada por Kraut el al.
(1998) se demostró que el aumento de la utilización de Internet traía aparejada
una disminución en el diálogo entre las familias encuestadas así como también
un aumento de la soledad y la depresión.
Entonces la pregunta sería qué es lo que hace que, en determinadas
familias o círculos sociales, el uso de Internet tenga un efecto más o menos
nocivo, más o menos socializador. Las respuestas son variadas y difícilmente
puedan tener aceptación unánime. Sin embargo, un intento de respuesta
podría ser que, el uso de Internet es positivo o negativo en tanto y en cuanto al
tipo de utilización que se le de y, sobre todo, al lugar que se le de a Internet
dentro del ámbito social. Está claro que, un mismo elemento o una misma
herramienta, puede ser usada con distintos fines por una misma persona. Tal
vez y sólo a título especulativo, lo que falta en aquellos sectores dónde prima el
uso de Internet como vía de comunicación es ni más ni menos que la
comunicación misma, el diálogo entre pares, entre padres e hijos, la
participación de los distintos actores sociales para hacerse más partícipes de
esta nueva herramienta.
Tomando la teoría de la comunicación, la metacomunicación daría
una solución a este problema tan complejo. Tal vez, hablando sobre lo que se
habla o, en este caso, comunicándose sobre lo que se comunica, discutiendo
ideas, planteando inquietudes, se llegaría a un mejor entendimiento y a la
generación de vínculos más firmes.
Evidentemente no se trata de demonizar una herramienta, o de
poner en las nuevas vías de comunicación el surgimiento de una nueva
socializad salvadora de todos los males de la sociedad actual.
Otro aspecto a tener en cuenta es aquel relacionado con el grado de
satisfacción que experimentan las personas que si pueden usar Internet (que
están capacitadas para hacerlos) y las que no. Muchas veces parece haber
cierto rasgo positivo en el desconocimiento de las nuevas modalidades de
comunicación. No es raro observar a distintas personas que se ufanan de no
conocer o de no estar al tanto de las distintas herramientas comunicativas que
ofrece Internet. En este punto, en un sondeo realizado durante el año 2000,
pudo verse que los usuarios que utilizaban las distintas herramientas de
Internet sentían una mayor satisfacción que iba asociada a una “… interacción
social más intensa con la familia y los amigos que los no usuarios.” (Castells,
Manuel.2003).
Como bien señala Castells, en base a la inmensa cantidad de
estudios realizados y a la cada vez más grande cantidad de usuarios de
Internet el foco no debe estar puesto tanto en si se modifica o no la sociabilidad
utilizando Internet sino, en como Internet y las nuevas vías de comunicación,
generan una transformación en los modelos de sociabilidad de nuestra
sociedad.
Entonces la pregunta, ya no tanto por si existe modificación en la
sociabilidad
o no, sino por el análisis de la misma debe centrarse en ver
aquellos aspectos que hacen que cada vez más gente se vuelque a Internet, en
ver y analizar como es que estos nuevos patrones de funcionamiento virtuales
son cada día más utilizados.
Así, la fe en la tecnología (Internet incluída), puede ser depositaria
tanto de los beneficios más inauditos así como también como originaria de
todos los males. En ese sentido, Internet, y más específicamente las nuevas
formas de comunicación se han transformado en un poderoso ingrediente de
nuestro imaginario colectivo.
El imaginario de Internet aporta toda una constelación de símbolos y
signos de los que se vale la sociedad para dar y atribuir un significado a
distintos escenarios.
Entonces, lo ideal no es pensar en las nuevas formas de
comunicación en dicotomías que no hacen más que oscurecer un abordaje que
requiere una visión más abarcable En este sentido lo necesario es pensar en
nuevas comunidades, en el surgimiento de comunidades que tengan ya
incluida su participación dentro del ámbito virtual. Es decir, incorporar a las
nuevas vías de comunicación como elementos de la cultura. Sin embargo, esta
nueva concepción puede llevar a equívocos. La pregunta puede surgir y es
importante darle lugar: ¿estas nuevas formas de comunicación, esta nueva
comunidad suplanta a la comunidad pre-existente? La respuesta requeriría
mucho más espacio del que se dispone, sin embargo, es importante señalar
que esta nueva comunidad, estas nuevas herramientas de comunicación de las
que se dispone en ninguna forma plantean oposición frente a las existentes, en
todo caso, se trata de lograr una convivencia lo más pacífica entre dos modelos
que ya dejan de parecer tan antagónicos.
Sin embargo esta forma de comunidad territorialmente definida no
ha desaparecido del mundo en general pero no cabe duda que ahora juega un
papel menor en la reestructuración de las relaciones sociales para la mayor
parte de la población de las sociedades desarrolladas. Esto no implica que las
relaciones basadas en un territorio hayan desaparecido o vayan a desaparecer
por completo, simplemente se trata que la evolución de las sociedades no es
en base a un modelo uniforme y lineal. Todo lo contrario, la
creciente
diversidad de modelos de sociabilidad es la que determina la especificidad de
la evolución social en nuestras sociedades. Es así que existe una modificación
no sólo en cuanto al sustantivo sino también en cuanto al verbo; hay una
“…mudanza de lo territorial (de la delimitación espacial) como fuente de
sociabilidad a la comunidad espacial como expresión de la organización
social…” (Castells, Manuel.2003).
¿Es posible entonces unir sociabilidad e Internet? Puede que si. En
ese sentido, dentro de la red de Internet (World Wide Web) uno puede construir
una identidad de “hogar” mediante la generación de una página personal (o un
perfil dentro del chat). Esta página está redactada, y decorada con gustos
personales y frases que definen el yo de cada usuario. Esta nueva identidad
está unida a través de links a otras páginas web con contenido que también
mantiene algún tipo de nexo entre el usuario y sus intereses (páginas de
música, libros preferidos, fotografías, etc.)
Parece necesario entonces, construir una nueva definición de
comunidad manteniendo la perspectiva cultural pero agregando (y situándolo
como pilar) el componente de apoyo social. En este sentido, la comunidad pese
a mantener la perspectiva cultural y territorial debería dejar paso a concebir
más una comunidad en tanto proporciona apoyo y no “…limitar su existencia
social a una sola modalidad de acción material…” (Castells, Manuel.2003)
Es así que podría plantarse la presencia de Internet y su inserción
dentro del tejido social como una modificación de la sociabilidad. En este punto
el surgimiento de una nueva comunidad, virtual y a distancia está asentada
más sobre las bases del apoyo y de nuevos soportes tecnológicos para la
sociabilidad que son diferentes pero no por eso inferiores a las formas de
sociabilidad previas. Esta caracterización de una nueva comunidad presupone
de entrada el planteo o interrogante sobre cuáles pueden ser los beneficios y
los prejuicios de un nuevo tipo de sociabilidad que supondría la falta de
contacto físico. Una vez más, al igual que ocurrió con el surgimiento de la
imprenta y el descontento inicial de la Iglesia (aunque paradójicamente aquello
que tanto criticaban fue la herramienta utilizada para imprimir un primer libro
que no fue otro que la Biblia) el planteo parece estar entre dos polos opuestos.
Una vieja idea romántica sobre todos los beneficios que trae el contacto
persona a persona y una nueva, modernista, que toma esto último como algo
que está destinado a desaparecer.
Probablemente lo necesario sea tomar un punto intermedio entre
estas dos posturas.
La sociabilidad basada en el lugar que cada uno ocupa es una
fuente importante de apoyo mutuo e interacción social, habría que preguntarse
que tipo de sociabilidad se construye en y durante la vida on line. Al parece
determinados patrones que otrora configuraban el entramada del tejido social
territorial (afinidad, círculos de pertenencia, etc.) siguen presentes dentro de la
vida virutal. O más aún, y tratando de aunar los dos conceptos, la sociabilidad
territorial incorpora
a la sociabilidad virtual haciendo un todo que permite
incorporar la vida on line a la vida territorial. En ese sentido, Internet y las vías
de comunicación serían un paso más en torno a unir a la sociedad.
En este caso, estas redes servirían como forma de comunidades
especializadas, es decir, formas de sociabilidad generadas a partir de temas
específicos. Una vez más, un correcto uso (o tal vez la palabra debería ser un
uso apropiado) de Internet y las distintas formas de comunicación puede
incorporar a la trama social una herramienta que permita y facilite las
comunicaciones.
Por otra parte, y también es importante mencionarlo, el nivel de
compromiso dentro de estas redes puede resultar un tanto frágil, lo que
expresa todavía con mayor énfasis la necesidad de focalizar los esfuerzos no
en una crítica voraz a las nuevas herramientas de comunicación sino a tratar
de darles un uso apropiado.
Volviendo sobre los conceptos de la estructura de niveles de la
comunicación y haciendo énfasis en las características de contenido y
relacional de la misma cabe preguntarse cuanto hay o puede haber de
contenido de relacional en una comunicación a través de un chat o de un
mensajero instantáneo. Si bien es cierto, que este tipo de comunicación
supone, bien utilizada, una nueva forma de sociabilidad, es importante observar
aquellas cosas que se pierde con la “virtualización” de las comunicaciones.
Frente a este cabe plantearse la multitud de desacuerdos o equívocos que
pueden surgir durante una charla informal a través del chat. Es así que muchas
veces en el dialogo puede ocurrir que el receptor del mensaje haya
comprendido lo que el otro intentaba decir pero que no se haya correspondido
con las expectativas en torno a esa comunicación. Es decir, que el emisor
emita un mensaje y que ese mensaje comprendido no refiera aquello sobre lo
que se pensaba que estaba hablando. Otro problema que puede surgir es
cuando el emisor ha entendió algo que no se corresponde con lo que el otro ha
dicho o ha querido decir, esta es la forma clásica de malentendido. En este
caso, el usuario cree poder asignar un significado a lo entendido, significado
que se encuentra en armonía con sus expectativas y además parece tener
sentido en esa situación. Lo que ocurre es que, más adelante, en el desarrollo
posterior de la interacción se hace evidente que lo comprendido no era lo que
se quería decir en la ventana de diálogo.
Otro aspecto a tener en cuenta es lo que ocurre cuando, ese
malentendido no se percibe como tal, en consecuencia puede mantenerse sin
ser corregido o metacomunicado. Sin embargo, en algún momento (muchas
veces durante la interacción cara a cara) cuando actividades consecutivas son
juzgadas como no compatibles con lo que se había entendido surge
retroactivamente y se muestra nítidamente el error o malentendido que se dejó
pasar.
Lo interesante de articular con la teoría sistémica es aquello
relacionado con el fenómeno de desacuerdo. Este tipo de problemas puede
surgir (y de hecho lo hace) cuando se utilizan cualquier tipo de comunicación
vía Internet. La pregunta sería como hacer para solucionar un malentendido
teniendo únicamente como herramientas comunicativas un teclado. En este
punto conviene señalar que el desacuerdo puede surgir tanto en el nivel de
contenido como en el nivel relacional y ambas formas dependen una de la otra.
Por ejemplo, el desacuerdo con respecto al valor de la verdad de una
determinada afirmación. En este punto, la afirmación, sea cual fuere, puede
resolverse recurriendo a pruebas objetivas. Pero, incluso para algo que
supondría una solución que implicaría apenas unos segundo de demostrar en
el cara a cara, dentro de un chat supone una serie de mecanismo que implican
confusión y desorden. En principio, muchas veces frente a un desacuerdo, el
emisor (que teóricamente tiene la razón en cuanto a la afirmación) puede volver
a escribir el texto suponiendo que el otro (el receptor) no pudo comprender
aquello a lo cual se estaba refiriendo. Esto supone un primer problema. En
este punto el emisor desconoce cuál es la razón por la cuál el emisor no
comprende lo que éste dice. En una conversación cara a cara hay, cuando
menos la posibilidad de interrumpir al emisor diciendo un simple: no estoy de
acuerdo. Podrá argumentarse que durante la sesión de chat esto también es
posible, pero la simultaneidad a la que están expuestos las personas que
chatean hace imposible que emisor y receptor entiendan con claridad sobre
que cosas no se está de acuerdo. Sumado a esto, está la inexistencia de
cualquier tipo de señal corporal (fruncimiento de ceño, cara de disgusto,
bostezos indicando aburrimiento) durante el chat que perjudican aún más la
efectividad de la comunicación.
Esto parece hacer suponer que hay determinadas comunicaciones
que si se pueden tener por chat. Este tipo de comunicaciones que estarían
permitidas son aquellas en dónde lo afectivo no llega en profundidad lo que
refuerza en algún punto cierta incapacidad por parte de las nuevas vías de
comunicación de establecer vínculos profundos. Parece obvio pero es
importante señalar que nadie esperaría que un familiar se conecte a Internet
para comentarle una noticia trágica.
Volviendo al ejemplo del desacuerdo en cuanto a la afirmación.
Suponiendo que puede solucionarse, esto resuelve el desacuerdo pero sólo a
nivel de contenido. El otro componente, el relacional, sigue vigente y está
presente aún más allá de la afirmación misma. Incluso, estaba presente aún
antes de que los dos interlocutores hayan comenzado a chatear. Esto supone,
una nueva comunicación, es decir, una comunicación sobre ellos mismos,
sobre lo que piensa cada uno sobre el otro, sobre los distintos componentes
que hacen a la relación de estas dos personas que están separadas pero
unidas a través de una pantalla.
Es claro que, en una discusión cualquiera, informal y de poco
contenido afectivo, este tipo de problemas pasa inadvertido y no genera más
que cierto malestar pasajero que se evapora con el tiempo. Sin embargo, ¿qué
ocurre cuando se está hablando sobre algo más complejo o que requiere por
parte de los dos interlocutores mayor atención?, ¿cuánto de profundidad de
contenido puede haber detrás de un chat, cuánto de contacto humano puede
haber en dos sujetos que sólo puede tocar las letras de un teclado?
Es interesante destacar que hay determinadas condiciones que
están presentes dentro de la comunicación a través de Internet y que no están
en las comunicaciones cara a cara. Una de ellas es que deja de tener
importancia la apariencia física y se le da una mayor importancia a lo escrito.
Esto supone una vez más el interjuego entre dos factores. ¿Este prescindir de
lo físico es una ventaja o una desventaja? Como siempre, depende del uso que
se le de. En este caso, la no importancia de lo físico puede ser una mayor
apertura a valorar aquello que hace que cada persona sea, más allá de las
barreras que impone una cultura basada en una aparente perfección estética.
Por otro lado, puede ser el refugio para no aceptarse y una forma de
mantenerse anónimo frente a la perfección que muestran la publicidad y
tendencias comerciales.
Otra distinción es aquella que hace referencia a la posibilidad de
sentir vividamente la pertenencia a una comunidad virtual de pares, unidos por
un tema que los mancomune y por el afecto. Frente a estas características
surge una vez más el mismo interrogante. El uso desmedido, esta pertenencia
virtual puede suplantar las actividades diarias dentro de mundo físico, esta
virtualidad supone un no enfrentamiento frente a la exposición inmediata que
es el estar cara a cara con alguien en una reunión social.
Este tipo de relaciones virtuales, dónde se conocen más el tipo de
escritura de una persona que sus ideales o ideologías hace suponer que se
deja de lado aquel tipo de interacción en dónde la visión que se tiene de uno
mismo está condicionada por la visión que el otro tiene de mí. Es decir, este
tipo de interrelación en cuánto a la idea que cada uno tiene del otro habla
también sobre la naturaleza de la relación que está en juego y también sobre la
propia identidad. Esto último está relacionado con que, dentro de un ámbito
social, las relaciones no son objetos concretos, ni realidades concretas sino
que son experiencias puramente subjetivas o construcciones hipotéticas. Esto
implica que no son reales en el mismo sentido que lo son los objetos concretos.
En las relaciones, los seres humanos forman parte de un todo que los excede y
que está antes que ellos, incluso, que los contiene. Este todo es imposible de
captar tanto como resulta imposible obtener una visión completa del cuerpo
entero salvo que se recurra a un objeto físico (un espejo por ejemplo).
Tomando esto último, tanto emisor o receptor dentro de una sala de chat ven
sólo una parte del paisaje comunicacional, pero hay partes que son
impenetrables, que forman parte de un todo mucho más complejo e
inabarcable.
Retomando el concepto de la identidad y la utilización de Internet
como forma de comunicación es interesante ver como cada era, o época,
generan distintas explicaciones para definir el bienestar psicológico. Lo que
hasta hace relativamente poco era seguro (un tipo de trabajo, permanecer en
una misma ciudad) hoy es sencillamente trivial. Actualmente lo que más
importa es “…la capacidad para el cambio, la anticipación y una
hiperdesarrollada capacidad de adaptación…” (Bauman, 2003)
Frente a estos cambios puede verse como la identidad también ha
sufrido variaciones. Hoy en día, frente a una computadora una persona puede
ser o representar múltiples personajes. En ese sentido la multiplicidad no es
aceptable “…si significa intercambiarse personalidades que no pueden
comunicar.(Turkle, 1997. pag 325)”. En su artículo sobre la crisis de identidad y
los usos de intenet, Turkle se pregunta cómo es posible ser múltiple y
coherente a la vez. Misma pregunta puede hacer frente al uso de múltiples
herramientas de comunicación a la vez. Es decir, si se está hablando con dos
amigos a través de una multiconferencia por chat, y se envía a la par un
mensaje de texto por celular a la vez que se contesta un mensaje recibido por
Facebook. ¿Cuánta de coherencia puede haber en esta multiplicidad de
acciones?
“Cuando las personas adoptan un personaje en conexión, cruzan
una frontera que las lleva a un territorio altamente minado” (Turkle, 1997). Este
tipo de territorio puede ser amado u odiado. Puede representar adentrarse en
las profundidades de un todo desconocido del cual sólo puede emerger
insatisfacción o puede resultar una novedad útil y aprovechable. Es decir, las
experiencias dentro de la virtualidad de las comunicaciones a través de Internet
se convierten en parte de un trasfondo de percepciones y con una carga
emocional importante. Este trasfondo, cambia la forma de ver las cosas de los
actores allí presentes. Lo importante es poder tomar noción de esto y hacer de
la vida virtual no un camino desolador que lleve a la alienación sino una forma
de abrir nuevos terrenos y de experimentar nuevas opciones. En este sentido,
las nuevas comunicaciones no deben ser una prisión, sino que pueden ser un
lugar de transición, una pauta más dentro del entramado de las relaciones
sociales. No es necesario tomar posiciones absolutistas en cuanto a la vida en
la pantalla. Lo conveniente es una actitud crítica. Tomar de esta nueva vida que
surge, lo positivo que pueda entregar, utilizarla como un espacio de
crecimiento. Incluso es importante poder ver que tipos de personajes se crean
o se pretenden construir como forma de evaluar y generar más conciencia
sobre que cosas se proyectan sobre la vida de cada día. No es conveniente
cerrar los ojos ante las propuestas del mundo virtual sino de abrirlos y poder
regresar a la realidad física con más herramientas de las que se disponía
antes.
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Cognitiva
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http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/04/04/_-01890716.htm ("La nueva
sociabilidad es virtual")
http://www.guardian.co.uk/theguardian/2002/mar/09/weekend7.weekend2
(Relaciones de bolsillo)
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