LECCIÓN II LAS LEYES DE LA ENSEÑANZA (CONTINUACIÓN) Una vez que el maestro haya interesado plenamente al alumno, lo único que le resta es tomar asiento y dirigir su actividad. En otras palabras, el trabajo verdadero del maestro reside en estimular y dirigir el pensamiento, o como se enuncia en la quinta ley: EXCITAR Y DIRIGIR LA AUTOACTIVIDAD DEL ALUMNO Y COMO REGLA GENERAL NO DECIRLE NADA QUE ÉL PUEDA DESCUBRIR POR SÍ MISMO. Si el alumno no piensa por sí mismo, la enseñanza no tiene resultados. En realidad, el gran objeto del maestro es hacer que el niño se convierta en descubridor de la verdad. El proceso de aprendizaje realmente comienza cuando el alumno se hace investigador independiente. La verdadera enseñanza no es tanto el impartir conocimiento, como el estimular al alumno a obtenerlo por sí mismo. ¿Cómo puede estimularse el pensamiento? Se darán tres sugerencias para el maestro: 1. Proveer material para el aprendizaje. La actividad de la mente se limita casi exclusivamente al campo de los conocimientos ya adquiridos. El alumno que no sabe nada no puede pensar, porque no tiene de qué pensar. Para poder comparar, criticar, juzgar y razonar, la mente necesariamente trabajará sobre el material que posee. Por esta razón es preciso que primero se dote a la mente del alumno con las verdades que servirán como base de su pensamiento. 2. Hacer preguntas. El estímulo más importante usado por la naturaleza para despertar la mente, lo son las preguntas incesantes que el mundo y el universo dirigen al hombre. El objeto o suceso que no excita ningún interrogante, no provocará ningún pensamiento. Preguntar no es por lo tanto uno de los recursos de la enseñanza, sino que es oda la enseñanza. Es excitar la auto-actividad de parte del alumno en el descubrimiento de la verdad. Hacer una pregunta es poner en marcha el engranaje mental del alumno. 3. Provocar a preguntas. Aun más importante que hacer preguntas es el provocar o despertar el interés por la propia investigación. En realidad el proceso educacional comienza solamente cuando el alumno empieza a hacer preguntas. Las eternas preguntas de la niñez tienen su eco en la mente del adulto que lucha por resolver los problemas del universo. La manzana que caía traía en sí la pregunta de la gravedad que despertó la curiosidad de Newton, y la caldera en pleno hervor sugirió a Watt el problema de la máquina de vapor. La pregunta del alumno es un índice no sólo de su mente sino de sí mismo. Su pregunta es una manifestación de su propia comprensión e investigación. Al fomentar las preguntas del alumno, el maestro estimula en él tanto el anhelo natural de saber, como el deseo natural de autoexpresión. V. LA LEY DEL PROCESO DE APRENDIZAJE Hemos visto que el trabajo del maestro consiste en gran parte en despertar y guiar la auto-actividad de los alumnos. Ahora debemos ocuparnos de la forma en que el alumno responde a los esfuerzos del maestro. El proceso de aprendizaje implica mucho más que manifestar interés y prestar atención. Hay un acto o proceso claro y definido que el alumno debe realizar. Este acto o proceso consiste en formar en su propia mente, por sus propias fuerzas, un concepto verdadero de los hechos o principios de la lección. Esta ley del proceso de aprendizaje puede ser enunciada así: EL ALUMNO DEBE REPRODUCIR EN SU PROPIA MENTE LA VERDAD QUE HA DE APRENDER, Y LUEGO EXPRESARLA EN SUS PROPIAS PALABRAS. Hay tres pasos o grados distintos en el aprendizaje, cada uno de los cuales lleva al alumno un poco más adelante en el dominio de la lección. a. REPRODUCCIÓN. Es posible reproducir las palabras exactas de una lección aprendiéndola de memoria. Esto es lo más que procuran algunos alumnos o que exigen algunos maestros que tienen un pobre concepto de lo mucho que encierra el proceso de aprendizaje. Si el alumno no comprende lo que ha aprendido de memoria, aparte de la disciplina mental, no podemos decir que posee la lección. Un hombre puede comprar un libro y colocarlo en su biblioteca, y sin embargo, no hacer de él uso alguno. b. INTERROGACIÓN. Hay un notable adelante en el proceso de aprendizaje cuando el alumno puede dar algo más que las palabras o los hechos que ha aprendido. Cuando puede expresar su propia opinión sobre estos hechos, se puede decir que ha logrado no sólo entender lo que le ha sido enseñado, sino que ha aprendido a manejar no solamente los pensamientos de otros, sino también los propios. Es muy común entre los maestros la falta de insistencia de que el alumno piense por sí mismo. Al hacer preguntas, un buen maestro empleará las palabras “por qué”, hasta que el alumno comprenda que debe tener una opinión propia en el asunto. c. APLICACIÓN. La educación no es la adquisición del conocimiento sino su uso, y ninguna lección se ha aprendido plenamente hasta que se haga algún esfuerzo por aplicarla a la vida diaria. El alumno que encuentra un uso para lo que ha aprendido en su lección, tendrá un interés doble en ella. Lo que antes era un mero conocimiento, llega a ser sabiduría práctica. El saber es poder solamente cuando se le conquista, se subyuga y se pone a trabajar. Mientras que expresar un opinión no ejercita sino la mente, aplicar el conocimiento afecta la voluntad y a la vida misma del alumno. La aplicación práctica demasiado a menudo se descuida. Muchos alumnos de la Escuela Dominical están “siempre aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” porque no hay aplicación personal de la lección a su propia vida. VI. LA LEY DEL REPASO Y DE LA APLICACIÓN Ya nos hemos referido a la importancia de relacionarnos con las lecciones anteriores al comenzar la clase. Es igualmente necesario que las verdades sobresalientes de la lección del día sean llevadas a la siguiente clase, y que se realicen en las vidas de los alumnos. La ley del repaso y de la aplicación puede expresarse como sigue: LA TERMINACIÓN, LA PRUEBA, Y LA CONFIRMACIÓN DE LA OBRA DE LA ENSEÑANZA DEBEN HACERSE MEDIANTE EL REPASO Y LA APLICACIÓN. Hay tres objetivos en el repaso o recapitulación de la lección: a. Perfeccionar el conocimiento. Un repaso es más que una repetición. Una nueva lección o un tema nuevo, no se revela por completo desde el primer momento. A menudo distrae la atención, y su novedad puede deslumbrar la mente. Cuando uno mira un cuadro por primera vez, escapan a la observación muchos detalles, que se irán notando al examinarlo más detalladamente. Al leer un libro por segunda vez, encontramos muchos datos que se nos habían escapado en su primera lectura. Ningún libro revelará tantos tesoros al ser releído, como la Biblia. Aun el repaso de pasajes familiares, nunca deja de dar nueva luz o de revelar un nuevo mensaje. b. Confirmar el conocimiento. La memoria depende de la asociación de ideas. Cada repaso familiariza y fortalece estas ideas mediante una nueva asociación. La lección que se estudia una vez, probablemente se olvida, pero la lección que se repasa repetidamente llega a ser parte del caudal de nuestros conocimientos. No lo que el alumno ha aprendido y aun recitado una vez, sino lo que recuerda permanentemente y usa, es la medida correcta de sus conocimientos. c. Aplicar el conocimiento. Los repasos frecuentes hacen del conocimiento un lago útil y práctico. Los textos bíblicos que más nos influencian son aquellos que se han hecho tan familiares que surgen automáticamente en nuestra mente de acuerdo con la ocasión. Son las verdades que se han hecho familiares con la repetición, las que modelan la conducta y el carácter. Si queremos que alguna gran verdad nos sostenga y nos guíe, debemos volver a ella hasta que el hábito la haya fijado en nuestras vidas. El sistema bíblico “precepto sobre precepto” reconoce esta verdad. En conclusión, es bueno señalar que el repaso no es una mejora más en la enseñanza sino que es una de las condiciones esenciales de la verdadera enseñanza. No repasarla es dejar la lección a medio terminar. CUESTIONARIO - LAS LEYES DE LA ENSEÑANZA (Continuación) 1. Enuncie la quinta ley y diga por qué es importante esta ley. 2. ¿Cómo puede estimularse el pensamiento del alumno? 3. ¿Por qué es importante provocar a preguntas que hacer preguntas? 4. ¿Cómo se enuncia la sexta ley? ¿Por qué es importante esta ley? 5. ¿Cuáles son los pasos que llevan al alumno al dominio de la lección? ¿Por qué es más importante la interpretación que la reproducción? 6. ¿Por qué es importante la aplicación? 7. ¿Cuáles son los tres objetivos del repaso? 8. ¿Cómo se logra perfeccionar el conocimiento? 9. ¿Cómo hacemos para confirmar el conocimiento? 10. ¿Por qué el repaso ayuda a la aplicación del conocimiento?