CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA

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CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA
"De
belleza
encantadora
y
claridad
extraordinaria, Convertir la mente en nuestra
aliada
ofrece
enseñanza
profundas
y
pertinentes con el tiempo que vivimos." Tulku
Thondup, autor de El poder curativo de la
mente
Madrid, septiembre de 2003
Una introducción asequible y detallada sobre la meditación, escrita
para budistas y no budistas, es la esencia del primer libro en prosa
escrito por Sákyong Mípham Rímpoche.
La edición original en inglés se lanzó en el mercado estadounidense
en febrero de 2003 y en pocas semanas se convirtió en éxito de
ventas, tras recibir comentarios elogiosos, como el publicado por la
revista estadounidense Publishers Weekly que califica CONVERTIR
LA MENTE EN NUESTRA ALIADA como "uno de los mejores libros del
campo ‘Budismo para occidentales’".
"Cuando adiestramos la mente por medio de la quietud apacible,
podemos crear una alianza que nos permite utilizar nuestra mente
de verdad, en vez de que ella nos utilice a nosotros. Ésta es una
práctica que puede hacer cualquier persona. Aunque tiene sus raíces
en el budismo, es un complemento para cualquier tradición
espiritual. Si queremos deshacer nuestro propio desconcierto y
sufrimiento y ser útiles a los demás y al planeta, vamos a tener que
tomar la responsabilidad de aprender qué es nuestra mente y cómo
funciona, independientemente de nuestras creencias. Una vez que
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veamos cómo funciona nuestra mente, veremos también cómo
funciona nuestra vida. Eso nos cambiará."
Sákyong
Mípham
es
el
máximo
representante
del
budismo
Shambhala, heredero de las enseñanzas de su padre, Chögyam
Trungpa, que fue pionero del budismo en Occidente y autor del ya
clásico Más allá del materialismo espiritual (Ed. Troquel, Buenos
Aires, 1998). Tras recibir enseñanzas de los grandes maestros de
meditación en la India y educarse en Estados Unidos de América, el
CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA.
Sakyong Mipham, 2003.
Sákyong enseña este entrenamiento de la mente a miles de
personas en todo el mundo. Sákyong Mípham es el director
espiritual de Shambhala, una organización internacional de centros
de meditación y retiro. Nacido en India, de padres tibetanos, hace
40 años, creció en Colorado (Estados Unidos), estudió en escuelas
laicas, es un apasionado jinete, y comprende el valor práctico de
entrenar la mente. Con una capacidad inherente de convertir los
antiguos principios budistas en planteamientos vivos, atractivos y
destacados para la gente de hoy y de cualquier creencia, Sákyong
Mípham expone en CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA que
la meditación sentada, forma de meditación pura y simple aunque
no siempre fácil, requiere sentarse en quietud, poner el foco en la
respiración y mantener la mente en el momento presente. En esa
quietud apacible, la mente se va liberando de distracciones,
ansiedades y emociones turbulentas para quedar realmente en paz.
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La mente va calmándose, estabilizándose y fortaleciéndose a base
practicar con constancia y compromiso. La quietud despeja el
camino para llegar a ser una persona más sabia y afable, al ir
aclarando las percepciones personales al tiempo que crece la
conciencia del mundo real y se presta atención a los seres queridos
y a los extraños.
CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA considera la meditación
como una manera de constatar el poder natural de la mente y la
bondad fundamental de los seres humanos. Y además explica:
* la forma correcta de sentarse cómodamente y de respirar con
atención
* técnicas para superar la pereza y sacar provecho del aburrimiento
* cómo romper el círculo de emociones que nos abruman
* por qué la meditación es completamente natural
* cómo progresar de la meditación a la contemplación
* cómo la meditación puede impulsar actos valientes y desprovistos
de egoísmo
Entrelazando historias reales y reveladoras de su propio viaje
espiritual, además de experiencias instructivas como jinete, golfista
apasionado, trabajador incansable e hijo fiel, Sákyong Mípham
expone cómo la meditación puede progresar hacia la práctica de la
contemplación. Al facilitar instrucciones claras para aguzar la
intuición y desarrollar auténtica comprensión, el Sákyong alienta
que la meditación contemplativa se realice sobre 4 ideas
universales:
* la alegría de ser humano
* la verdad permanente del cambio
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* el envejecimiento
* la muerte
El libro plantea preguntas eternas e inmediatas sobre el significado
de la vida, y el Sákyong celebra el poder de la meditación para
inspirar la compasión y los actos de generosidad. "Cuando hablamos
acerca de la sociedad despierta, no nos referimos a una utopía
donde todo el mundo está despierto", explica en el libro, "sino a una
cultura desarrollada por seres humanos que conocen la naturaleza
despierta de la bondad fundamental e invocan su energía para
abrirse a los demás. Su motivación se alía a la compasión, el amor y
la sabiduría".
Sákyong es el término tibetano que se traduce como "protector de
la tierra" o "rey del dharma". Mípham es realmente su apellido.
Recibe el tratamiento de "señor" o de "Rímpoche", que es un título
honorífico tibetano traducible como "grandemente precioso".
CONVERTIR LA MENTE EN NUESTRA ALIADA
por Sákyong Mípham
Prólogo de Pema Chödrön
Editorial Desclée de Brouwer - Septiembre 2003
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¿Qué es “la mente”?
Sakyong Mipham Rinpoche
"A través de la meditación empezamos a entender qué es la
mente. Poco a poco, vamos develando su verdadera naturaleza:
su claridad, su capacidad de conocer y su objetividad.”
¿Cuál es la naturaleza de lo que sentimos que es la mente? De
acuerdo con la sabiduría budista, decimos que la mente es clara,
que conoce y que es objetiva.
En primer lugar, decimos que la mente es objetiva. La mente es
algo neutro que nos permite conocer lo que percibimos y que
adopta la forma de lo que proyectamos en ella. Cuando la mente
está tranquila, vemos que surgen emociones como el amor, la
compasión y la comprensión. Por lo general, estas emociones, al
contrario de las negativas, están más en armonía con la
naturaleza básica de la mente.
Evidentemente, la mente no es un objeto físico, ya que no tiene
forma. Se podría decir que es traslúcida y capaz de penetrarlo
todo. No hay nada que se lo impida. ¿Qué quiere decir que la
mente puede efectivamente penetrar las formas?
Significa, por ejemplo, que si estamos muy enojados o ansiosos,
o nos sentimos soberbios y orgullos, creemos que somos esa
emoción. Cuando estamos sentados meditando y de pronto nos
surge un pensamiento que nos hace enojarnos, sentimos que la
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rabia nos domina, casi como algo físico. La mente se empapa de
esta emoción y se densifica. Por eso, se podría decir que la
emoción cambia el formato de la mente. Como la mente no tiene
una inclinación determinada, adquiere la forma de esa emoción.
Con el paso del tiempo, lo que pasa es que la mente se
sobrecarga con todas estas emociones y con los patrones que
adoptamos.
Por eso es tan útil e importante comprender su verdadera
naturaleza. Eso nos puede dar esperanzas, porque sabemos que
fundamentalmente la mente no es estúpida ni enojona, ni
ignorante ni confusa. A veces es posible que nos sintamos
estúpidos y enojados, pero eso se debe solamente a que la
mente está condicionada. Tradicionalmente, se compara la
mente con una tela blanca que ha sido teñida, pero que no
pierde su pureza esencial.
En segundo lugar, la mente es capaz de conocer. Es inteligente.
¿Por qué somos capaces de distinguir entre una roca, un libro y
una pera? ¿Cómo sabemos que estamos dentro o fuera de un
lugar? Lo que nos permite saberlo es la capacidad de conocer de
la mente, su inteligencia. Es como la luz del sol: cuando sale el
sol, su calor se extiende por todas partes. Ese calor se podría
comparar con la capacidad de conocer.
Por lo general, no nos asombramos de que la mente sea capaz
de conocer. Sin embargo, en el proceso de la meditación es muy
importante darse cuenta de esta capacidad básica de la mente.
Cuando la meditación se convierte en una actividad constante, es
común que nos preguntemos por la mente y su naturaleza. Nos
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preguntamos “¿de qué está hecha fundamentalmente? ¿Será
posible describirla?” Yo suelo compararla con un caballo salvaje.
Un caballo salvaje e indócil, pero que puede ser domado. Una
vez adiestrada, la mente se pone a nuestro servicio y no nos
lanza de un lado a otro sin advertirnos. Por eso es que tenemos
que saber qué estamos domando.
En la meditación aprendemos a descubrir qué es la mente. Poco
a poco, vamos distinguiendo los elementos que la componen: su
claridad esencial, su capacidad de conocer y su objetividad. A
medida que avanzamos, nos contactamos con esos aspectos
puros de la mente, acercándonos cada vez más a su fuente.
Quizás sigamos enojándonos o sintiéndonos estúpidos, pero a
través del proceso de meditación vamos traspasando las capas
de la mente y, a la larga, quizá incluso podamos ver más de
cerca su auténtica naturaleza.
En último término, la mente es clara. En este contexto,
“claridad” significa que estamos muy cerca de los objetos que
percibimos. A mí me gusta usar la analogía de bucear con una
máscara. La primera vez que lo hice, el agua estaba muy
barrosa, así es que no vi mucho. Pero la segunda vez estaba
transparente, y me impresionó ver todo tan nítido y tan cerca.
Esa es la claridad a la que me refiero y que nos sorprende,
porque todo se ve más nítido que lo habitual, y sentimos que
somos uno con lo que nos rodea. Nos sentimos ahí,
simplemente. No hay nada que se interponga.
Para poner en práctica esta comprensión de la mente, hay varias
técnicas que pueden aplicarse en distintas circunstancias. En
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cada etapa de la meditación uno se encuentra con obstáculos
para los que hay distintos antídotos, concretamente formas de
superarlos.
Como meditantes, tenemos que comprender el sendero:
tenemos que conocer las etapas, los obstáculos y los antídotos.
Necesitamos algo que nos oriente, porque la mente es tan
amplia que nuestra tendencia es dejarnos llevar por los
pensamientos. Nos viene una idea, que de momento nos parece
buena, y luego viene otra. Nos vamos de pensamiento en
pensamiento, de idea en idea, de emoción en emoción. Por eso
necesitamos orientaciones, para atravesar ese espacio lleno de
de conceptos y pensamientos.
Cuando estamos meditando, de repente nos damos cuenta que
aparecen ideas fugaces ("¿Le habré dado de comer al perro?”).
Todos tenemos este tipo de pensamientos, pero hay
pensamientos o conceptos arraigados que nos acompañan
mucho tiempo, toda la vida incluso, y que son más difíciles de
distinguir. Actitudes, creencias, preferencias políticas; ése es el
tipo de conceptos que ni siquiera sabemos que tenemos. La
práctica de la meditación nos da la oportunidad de irlos
develando, capa por capa.
Recuerden que en la meditación no se trata de superar los
conceptos, porque eso sería considerarlos en un sentido
negativo, como si fuéramos confusos por naturaleza. De lo que
se trata es de desarrollar la inteligencia natural de la mente. Al
principio es posible que nos digamos "necesito conceptos claros
para entender lo que está pasando", y en esa etapa se podría
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decir que está bien. Como dijo el gran yogui Milarepa, "Errores,
errores; si no hubiera sido por los errores, no estaría aquí".
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